DISCLAIMER: Los personajes de "Candy Candy" no me pertenecen, son propiedad de Kyoko Misuki e Yumiko Igarashi. Realizo esta historia con fines de entretenimiento y sin ningún ánimo de lucro. Sólo el ferviente deseo de liberarme de la espinita clavada en el corazón después de ver el anime y leer el manga. Por siempre seré terrytana de corazón.

DESEOS DE AÑO NUEVO © 2017 by Sundarcy is licensed under CC BY-NC-ND 4.0. Está prohibido la reproducción parcial o copia total de este trabajo.


DESEOS DE AÑO NUEVO

By: Sundarcy

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Capítulo 7: MÁS UNIDOS QUE NUNCA

Residencia privada, Chelsea

Manhattan, Nueva York

01 de enero de 1920

Cuando esa persona que estaba al otro lado de la puerta se reveló finalmente ante ella, fue el preciso momento en que Candy pudo liberar el aire que había estado conteniendo.

Inconscientemente, agrandó aún más sus ojos y entreabrió su boca en completo asombro. Sus ojos no podían creer lo que veían, sus labios comenzaron a temblar levemente, pareciendo haberse quedado absolutamente sin palabras.

"¿Acaso se encuentra él enfrente de mí?" — se hizo a sí misma esa pregunta, temiendo que lo que veía sólo fuera una ilusión que desapareciera en cualquier momento. Parpadeó varias veces todavía con ese miedo y con la respiración más acelerada a cada segundo.

Ese delicioso aroma a lavanda que había sentido antes, la embriagaba por completo ahora. Todos sus sentidos parecían más agitados que nunca, y su corazón latía tan fuerte que creía en cualquier instante explotaría en su pecho por tan alocado frenesí.

Eran tales las emociones que sentía, que estaba segura podría desfallecer en un momento. Sin embargo, a pesar de todo ese tumulto de sentimientos que vivía en su interior, por alguna razón no podía ni moverse. Paralizada en su sitio, se sentía como entumecida.

—Terry…—pudo murmurar al fin con un hilo de voz.

Sus ojos se fueron humedeciendo poco a poco, mientras una hermosa sonrisa aparecía en su rostro, al finalmente convencerse que era Terry quien estaba frente a ella. Mucho más alto y fuerte que la última vez que lo vio, pero sin duda alguna, era él. Sus ojos no le mentían, su corazón era capaz de reconocerlo por más que hubieran pasado tantos años, por más que hubieran pasado tantas cosas, estas sensaciones que estaba viviendo sólo las había sentido con él.

De sus ojos, comenzaron a desbordar un par de silenciosas lágrimas. La inmensa alegría que la embargaba ahora tras la certeza de tenerlo cerca, era tan desbordante que ni siquiera era capaz de compararlo con cualquier otra sensación que haya sentido antes. Todo parecía languidecer en comparación con la felicidad que experimentaba ahora.

Todavía sin moverse de su sitio, sus ansiosos ojos se perdieron en una completa admiración de Terry. Aunque tenía un semblante más maduro como el de las fotos de los periódicos, Candy podía reconocer los rasgos del adolescente que había conocido. Él seguía siendo una hermosísima visión para los ojos, por lo que su mirada era capaz de perderse hasta en los más mínimos detalles.

"¡Cuántas veces he anhelado volver a verlo! Miles de escenarios había imaginado para un posible reencuentro." — pensaba Candy llena de emoción, con inmensas ganas de proclamar su alegría a los cuatro vientos. —"¡Y ahora encontrarlo aquí! ¡En medio de esta biblioteca! Justo en mi más extraño… ¿sueño?"

Ese último pensamiento pareció despertarla de la ensoñación sobre la que había caído. La realidad le llegó de pronto haciendo que su corazón se contrajera en su pecho casi dolorosamente. Apretando sus labios para controlar su turbación, desvió sus ojos de Terry e inconscientemente llevó su mirada al suelo, observándolo aparentemente abstraída.

¡Había olvidado completamente que estaba soñando!

"Nada de esto es real."— le decía su mente en un tono racional, ante lo que todavía no quería aceptar. —"Sólo estás soñando con Terry. No hay nada extraño en eso."

Era cierto que no era raro que soñara con Terry, pero había estado tan segura hacia unos instantes que era él, que no pudo evitar que su corazón se llenara de un poco de añoranza. Ella, en verdad, deseaba que fuera Terry.

Suspirando profundamente, cerró sus ojos brevemente para calmar su leve decepción y cuando creyó haber recuperado algo de serenidad, los volvió a enfocar en el hermoso joven frente a ella. Sea como sea, sueño o realidad, lo que importaba era que lo tenía ahí con ella.

Sacando de su corazón cualquier rastro de tristeza que tuviera, decidió concentrarse en lo positivo de la situación. En seguir disfrutando de este sueño con él junto a ella, lo que sea que durase.

Terry la veía con su acostumbrada intensidad, con esos ojos que eran capaces de hacerla temblar con tan sólo una mirada. La observaba tan atentamente que hasta sus ojos parecían no pestañear, lo cual en realidad estaba pasando, Terry no estaba parpadeando. Estaba tan empecinado a no cerrar los ojos para evitar que ella desapareciera, que estos por sí solos comenzaron a humedecerse en un acto reflejo, haciendo que Candy lo notara y se preocupara.

—¿Terry? — preguntó dulcemente, acercándose un poco a él. —¿Estás… estás bien?

Él estaba completamente tieso, casi como si estuviera en estado de shock, pero al escucharla hablar sus hombros se tensaron todavía más.

"¡Está hablando! ¡Ella está hablando!"— él tragó duramente, aún bajo efectos del aturdimiento. — "¿Ilusión o inicios de locura?... ¿Acaso importa?"

Reuniendo todo el esfuerzo del que era capaz, finalmente habló:

—No… quiero… parpadear. — articulaba las palabras demasiado lento, tanto como si le costara decirlas. —Vas a… desaparecer… ¿verdad?

Al escuchar su profunda y aterciopelada voz, Candy sintió un vuelco en el centro mismo de su pecho. Hasta ese momento no se había dado cuenta cuanto había extrañado escuchar esa voz tan varonil… tan exquisita.

Con las emociones todavía a flor de piel, ella parpadeó un par de veces, contrayendo sus cejas muy confundida por sus palabras.

—¿Desaparecer? — inquirió, entrecerrando sus ojos y considerando la pregunta. —¿Por qué habría de desaparecer?

No pudiendo soportar más el no cerrar los ojos, Terry pestañeó un instante ya sin poder evitarlo. Desesperado, volvió a abrir sus ojos en el acto con la vaga esperanza de que Candy siguiera ahí. Felizmente que lo hacía, ella seguía ahí enfrente de él sin haberse movido ni un solo paso.

—¡Sigues aquí! — exclamó con fuerza y sumamente emocionado, haciendo que Candy brincara en su sitio por la efusividad de su tono. Una amplia sonrisa invadió el semblante de Terry y un peculiar brillo apareció en su mirar.

—¿Eh? — dudó Candy, por un momento perdiendo el curso de sus pensamientos al ver la sonrisa de Terry. ¡Cuánto había extrañado las sonrisas de Terry, también!

Después de concentrar sus ideas, ella le sonrió francamente y contestó:

—Sí, sigo aquí. ¡Estoy feliz de estar aquí!

—¡Yo estoy feliz que sigas aquí! — afirmó Terry con absoluta vehemencia. La sonrisa de oreja a oreja que tenía parecía no querer abandonar su rostro.

Candy correspondió a su sonrisa mientras sentía cómo su corazón se hinchaba de felicidad por el fervor de sus palabras, en verdad parecía muy contento de estar con ella.

El joven comenzó a admirarla sin ninguna prisa, pareciendo sumamente fascinado con sólo verla, no se creía siquiera capaz de alguna vez cansarse de mirarla. Sus ojos devoraban su belleza, respirando en sus delicadas facciones y estableciendo todo con satisfacción dentro de él. Aunque ella no pudo evitar sonrojarse un poco bajo su minucioso escrutinio, él siguió observándola un buen rato más.

Mirar a Candy junto con el entorno de los libros era, de por sí, algo muy curioso. Él llevó los dedos de su mano hasta chocar con sus labios y su sonrisa se curvó ligeramente a un lado adquiriendo un estilo más divertido.

—¡Pero mira qué tenemos aquí! — torciendo los labios burlonamente, agregó en tono bromista. —¿Quién diría que ahora la Mona Pecas me visita en mi biblioteca?

—¿Tu biblioteca? — preguntó Candy, elevando sus cejas sumamente sorprendida y volviéndose a observar su alrededor una vez más.

—Así es. — declaró él con seguridad, agrandando su sonrisa. —Estás en mi biblioteca, Tarzán Pecosa.

"¡Qué extraño! Terry dice que es su biblioteca, pero es mi sueño."— se dijo ofuscada.—"Técnicamente, la biblioteca tiene que ser mía, aunque…"

La joven contrajo su carita poco a poco recordando de pronto unos pequeños detalles que había pasado por alto.

"Espera un momento…"— arrugó su naricita instintivamente. —"¿cómo es que me ha llamado?"

—¡Terry! — un instante después, Candy volteó a mirarlo con el ceño fruncido. —¿Acaso me llamaste Mona Pecas y Tarzán Pecosa?

—¡Pero, por supuesto! Mona pecas y Tarzán Pecosa, son algunos de los muchos ápodos que tienes. —dijo como si nada, apretando sus labios un momento para evitar reír al ver las pecas de Candy moviéndose sin parar. —¿Acaso no lo recuerdas? Tengo una lista completa para escoger el sobrenombre con el que te sientas más cómoda. Aunque tengo que admitir que mi preferido siempre ha sido Tarzán Pecosa.

La mirada de Candy ya estaba lanzando chispas de la indignación, pero Terrence no se amilanó ni por un instante, parecía sumamente contento con hacerla rabiar.

—No me hace ninguna gracia, Terry. —le advirtió, tratando de adoptar la expresión más amenazante que tenía, una expresión que en realidad resultaba muy adorable. —Ya no me llames así.

—De acuerdo, Tarzán Pecosa. — asintió con una sonrisa divertida.

Candy puso sus ojos en blanco, ya esperaba esa respuesta, tan típica de Terry.

—Sigo sorprendido por encontrarte en mi biblioteca. — agregó él, con los labios aún curveados burlonamente. —Tengo que admitir que nunca me lo hubiera imaginado…

"Nunca me hubiera imaginado perder la cordura tan de repente."— pensó con ironía para sí mismo.

Candy titubeó un instante, ella misma desconocía la razón por la que supuestamente estaba en la biblioteca de Terry. Después de pensarlo un rato, decidió responder:

—Bueno, en casos como estos…— encogió los hombros tranquilamente. —… creo que uno no lo puede controlar.

Ahora el que estaba confundido era Terry, arqueó una ceja inquisitivamente al hablar:

—¿A qué te refieres con 'en casos como estos'?

—Pues en el caso de los sueños, Terry. — contestó ella, suspirando y cruzándose de brazos. —Verás, yo estoy soñando.

Terry la miró un momento, examinando su rostro para determinar si hablaba en serio. Al darse cuenta que lo hacía, no pudo mantener más su autocontrol. Para gran sorpresa de Candy, la gran sonrisa de él explotó en una ronda de carcajadas que se mantuvieron por largo rato sin razón aparente.

—¿De qué te ríes, Terry? — preguntó confundida y fastidiada a la vez.

Arrugando la nariz y frunciendo el ceño, lo miró desafiante. A pesar de ello, él seguía riendo con más ganas sin hacerle caso.

"Terry se burla de mí." —resopló muy enfadada. —"¡Y ni siquiera sé de lo que se burla!"

En cuanto Terry pudo controlar su risa, apretó sus labios con fuerza y la volvió a mirar fijamente. Candy sintió de nuevo su voluntad doblegarse y su enojo disiparse al volver a ver sus hermosos ojos azules con vetas verdes.

¿Por qué sus ojos tenían que ser tan hipnotizantes? En momentos como estos, odiaba que sus ojos tuvieran tal poder sobre ella. Estar tan molesta con él hacia unos instantes, para que con sólo ver esos ojos, se le fueran el sentido y dirección de sus pensamientos.

—Me rio de lo que dijiste. ¡Ahora sí puedo decir que he escuchado de todo en mi vida! — explicó Terry con una notable chispa de humor en los ojos. —¡Ahora resulta que Tarzán Pecosa sueña conmigo!

Otro ataque de risas volvió a azotarlo con más fuerza mientras Candy lo miraba desconcertada, no estaba entendiendo que tenía eso de gracioso. Él tuvo que tomar varios respiros para poder calmarse y finalmente dejara de reír.

—Es gracioso que digas eso cuando… ¡eres tú la que invade mis sueños!

Ese comentario la tomó desprevenida, haciendo que agrandara sus ojos en el acto.

"¿Qué quiere decir eso?"— se preguntó confundida.

La divertida sonrisa que tenía Terry se fue disipando poco a poco hasta que su semblante se tornó serio. Viéndola a los ojos con ímpetu, suspiró pesadamente y añadió en un tono un poco melancólico.

—Ya quisiera yo que sueñes conmigo, Pecosa.

Candy sintió su corazón encogerse profundamente ante la tristeza que reflejaba la voz de Terry. Se llenó de una infinita ternura, un dulce deseo que le mandaba acercarse a él y reconfortarlo de alguna manera. Si bien quería hacerlo, por alguna razón, ella no pudo moverse o reaccionar de alguna otra forma, sólo lo quedo mirando atentamente con los ojos llenos de comprensión.

Él la observó ensimismado, dirigiendo su mirada de los ojos de Candy, a su naricita, sus mejillas y sus labios.

—Estás tan hermosa como te recordaba. — susurró fervorosamente, viéndola directo a los ojos de nuevo.

Candy percibió un intenso calor invadir todo su cuerpo, haciéndola sentirse como mareada. Tragó duramente, luchando por controlar sus inconstantes respiraciones. Estaba segura que sus mejillas se enrojecieron más que nunca, conteniendo ahora toda la sangre de sus venas. Su pecho se sentía lleno de emociones tan intensas. ¿Cómo es que podía seguir manteniéndose en pie? Estaba por desfallecer, lo sabía. Esa profunda mirada atravesaba cada una de sus barreras de autocontrol.

Terrence sonrió con suavidad por su reacción y continuó:

—¿Sabes algo? Sé que debería estar preocupado por el estado de mi mente, pero… — hablaba con un dejo de sarcasmo en su voz. —… no puedo evitar estar encantado con esta situación.

Ahora volvía de nuevo la confusión a Candy, ya que por más que trataba no comprendía sus palabras.

—Terry… no entiendo que quieres decir. — balbuceó nerviosamente, y para tratar de controlar su ansiedad, inhaló profundamente. —Mira, te explicaré. Yo estaba disfrutando de un muy interesante sueño en este lugar hasta que apareciste tú y…

—¿Quieres decir que vine a arruinarte tu sueño? — cuestionó de inmediato.

—No quise decir eso. — Candy negó con la cabeza rápidamente, y cruzó los brazos un poco exasperada porque no la dejara terminar. —Es sólo que vienes aquí y te comienzas a reír de mí. Cuando te sueño, no sueles burlarte mucho de mí. Si es que tú sueñas conmigo y siempre te ríes de mí…

—Yo sueño contigo todo el tiempo, Candy. — sus palabras volvieron a dejarla aturdida un instante. Encogiendo los hombros, él sólo comentó. —Pero si como dices es tu sueño, haremos lo que tú quieras.

La perspectiva de pasar lo que quedaba de su sueño con Terry, logró hacerla sonreír con emoción. Estuvo a punto de contestarle cuando él se le adelantó.

—Porque déjame decirte que si este fuera mi sueño…— su tono volvía a ser burlón. —… te aseguro que hace tiempo que hubiéramos dejado de estar así de separados.

Candy abrió sus ojos como platos y no pudo evitar ruborizarse al rojo vivo por semejantes palabras. Tratando de recuperar la compostura, alzó su mentón desafiantemente y expresó con una sonrisa casi irónica.

—Por lo visto, Terrence G. Grandchester no ha perdido nada de su eterna pillería.

—No tienes ni idea, Pecas. — sonrió de lado, pícaramente. —Cuando se trata de ti, me temo que estoy perdido en ese aspecto.

Aunque Candy trató de evitar con todas sus fuerzas la gran sonrisa que se le estaba formando en sus labios al escucharlo, no terminó por lograrlo. Al final, esta sonrisa apareció sin pena, iluminando todo su rostro.

A pesar de todo, había extrañado demasiado a Terry, todo de él; su voz, su sonrisa, su sarcasmo, sus cambios de humor, sus sobrenombres, incluso sus bromas. Al menos tenía que agradecer a su mente, porque en este sueño había logrado representar a Terry tal cual era.

—Muy bien, pecosa. — Terry volvió a llamar su atención y la miró con una media sonrisa en el borde de sus labios. —¿Qué quieres hacer ahora?

Ella dirigió su mirada a los libros de los estantes, recordando lo que hacía antes de que Terry apareciera. Notando hacia donde apuntaban los ojos de Candy, él guio los suyos propios ahí.

—¿Leer? — preguntó él, arqueando su ceja izquierda y dejando escapar un fuerte silbido. —¡Parece que sigue la noche de las sorpresas! ¿Una mona leyendo? ¿Desde cuándo te gusta tanto leer?

La fingida sorpresa de su voz dejó muy indignada a Candy, quien cruzó sus brazos y volvió a fruncir la nariz involuntariamente. Abrió la boca para contestarle justo como se merecía, pero él la detuvo.

—¡Tranquila, pecosa! — Terry alzó las manos en señal de tregua. Se acercó más a ella con una sonrisa ladeada y le señaló la nariz, específicamente sus pecas. —Te he dicho muchas veces que si te enojas se te notaran aún más.

Sorprendida, ella agrandó sus ojos y un vivo fuego de irritación destelló en ellos.

"¡Cómo me encanta provocarte, Candy!" — pensó Terry para sus adentros, torciendo ligeramente sus labios para ocultar una sonrisa de fascinación que amenazaba con aparecer.

—¿Por qué no te sientas, Pecas? — el divertido joven señaló hacia los sillones que se encontraban a un lado de la mesa. —Así estarás más cómoda. De hecho, creo que yo también haré lo mismo.

Terrence se dirigió al sillón más cercano y sentó sobre él. Luego, volviendo a ver a Candy, palpó el sillón al lado suyo, invitándola a sentarse junto a él.

Candy observó el sillón con un poco de duda, cuando una peculiar idea vino a su mente de pronto.

"¿Por qué no hacerlo?"— una firme decisión pareció instalarse en ella. —"Él se merece este escarmiento."

—Está bien, Terry. — una chispa traviesa brilló en sus ojos y una sonrisa juguetona llegó a sus labios. —No quería hacerlo, pero francamente, te lo has ganado.

Alzando su mentón y sin perder su sonrisa traviesa, se dirigió hacia el sillón sin dudarlo. Terry se relajó en su propio sillón y acomodó sus brazos detrás de su cuello. Sonrió ampliamente, perdiéndose en la admiración de los movimientos de Candy, tan hechizantes como siempre.

Un momento después, su relajada expresión cambió completamente. Él observó con incredulidad cómo Candy traspasó el sillón formando una especie de bruma en él, mientras las piernas de ella desaparecían instantáneamente.

—¿Qué rayos…? — exclamó con los ojos a punto de salir de sus órbitas, levantándose rápidamente del sillón en sobresalto. —¿Cómo demonios…?

Sus ojos sumamente asombrados se encontraron con los ojos satisfechos de Candy, y fue en ese instante cuando lo inverosímil de la situación volvió a chocar en la consciencia de Terry.

Ella se alejó del sillón con una sonrisa de triunfo, la cual se le borró apenas vio la expresión del rostro de Terry. Él se sentó pesadamente en el sillón y apoyó su cabeza en sus manos. El semblante de la rubia se llenó de preocupación y culpa.

"¡Bien hecho, Candy!" — se recriminó a sí misma. —"Tu broma parece haberlo perturbado mucho."

—¡Por Dios! — se lamentó Terry, lleno de angustia e inconscientemente negándose a mirarla. —¡En serio, me estoy volviendo loco!

Candy tragó secamente, sintiendo su pecho más pesado que antes, parecía como si Terry no quisiera verla. Se acercó lentamente a él y murmuró con suavidad.

—Veo que mi presencia te molesta, Terry. — ella hablaba tranquilamente, sin embargo en el fondo le dolía en el alma pensar que él no la quisiera a su lado. —Créeme que me iría ahora mismo si pudiera, si tan sólo supiera cómo salir de aquí.

Terry alzó su vista de inmediato y comenzó a negar desesperado con la cabeza. La miró atentamente, ella lo veía muy preocupada. Verla ahí junto a él, tan dulce, tan tierna como ella sola, con esos ojos que parecían comprenderlo tan bien, no lo molestaba en absoluto.

Por extraño que parezca no se sentía para nada enfadado con su mente, era todo lo contrario. Es cierto que se lamentaba perder la cordura, pero… ¿podría acaso culpar a su mente por haberle dado este bello y hermoso escape de su realidad?

"¡Por supuesto que no!"— se respondió inmediatamente.

—No te vayas, no quiero que te vayas. ¡Por favor, no te separes de mí! — aclamó él con fervor. Levantándose instintivamente, la vio directo a los ojos. —¡No me importa nada más! ¡Sólo quédate aquí, por favor!

Una lágrima brilló en su mejilla al escuchar la vehemencia de las palabras de Terry junto con su significado, todo ello la había dejado sin aliento y con el corazón rebosante de una alegría inusitada, el saber que él la quería a su lado era suficiente para ella.

—No hay ningún otro lugar en el que quisiera estar. — afirmó con gran seguridad, sonriendo bellamente. —No quiero estar en ningún otra parte que no sea a tu lado, Terry.

Algunas veces las emociones que nos invaden son tan intensas que son casi imposibles expresarlas con palabras. A Terry le sucedía algo parecido, no creía ser capaz de describir siquiera la mínima parte de todo lo que sintió en su interior, en cuanto escuchó a Candy decir esas palabras.

Su cuerpo reaccionó inconscientemente y se acercó lo más cerca posible a ella, se moría de ganas de acariciarla y besarla como si no hubiera un mañana. Él levantó ansioso su mano para acariciarle la mejilla, anhelando sentir esa suavidad de su piel que estaba seguro lo haría estremecer tanto a él como a ella, notó cómo Candy cerraba los ojos en espera de esa caricia que ella también deseaba. No obstante, a pesar que lo deseaban tanto, esa caricia nunca se dio. En cuanto Terry llegó al lugar donde supuestamente estaba la mejilla de Candy, no pudo sentir nada.

Ella abrió sus ojos lentamente, fijándolos con los de él. Cada uno oía sus propios corazones en sus oídos a la vez que sus miradas reflejaban la misma inmensa decepción.

—No puedo tocarte. — la voz de Terry sonaba inquieta y confundida. Miró su mano un momento y luego volvió a verla a ella con arrebato. —¿Por qué no puedo tocarte?

—No lo sé. — susurró Candy, muy turbada para notar el temblor de su voz. —Créeme que no lo sé.

Él cerró los ojos y suspiró profundamente para controlar su desilusión. Candy, también confundida y desilusionada, sólo pudo ver el pecho de Terry subir y bajar entre suspiros.

Sin planearlo, ella enfocó su mirada desde su cuello hasta su pecho, pudiendo notar que tenía desabotonado varios de los botones superiores de su camisa, que dejaban al descubierto parte de su bien formado torso.

Tragando con inmensa dificultad, sintió su cuerpo llenarse de un fuego poco conocido. Sus ojos siguieron viajando sin descanso por esa zona de piel expuesta a ella. Le era imposible apartar la vista de ese lugar, la llenaron unas ansias inusitadas de tocar su piel, un repentino cosquilleo que se formaba en el centro de su vientre. ¿Sería por curiosidad o qué le estaba pasando?

Cuando Terry abrió los ojos, notó la concentrada vista de ella en su pecho. Aunque, no podía ver lo que mostraban sus ojos, sintió todo su cuerpo quemar bajo su mirada. Aclaró su garganta para llamar su atención y ella levantó los ojos con sorpresa.

Candy enrojeció como nunca antes al ser encontrada in fraganti en su abierta admiración. ¿Cómo podía evitarlo frente a semejante ejemplar? Para su buena suerte, Terry no comentó nada y sólo le sonrió con complicidad.

—Bueno, ya que al parecer todavía estamos en esta peculiar situación. —habló en un tono irónico. —Creo que deberíamos hacer algo, ¿no crees?

Candy sólo se limitó a asentir, todavía aturdida por las sensaciones que había experimentado hacia momentos.

—Pues, no creo que este lugar sea bueno para mis propósitos. — añadió, mirando cada rincón de la biblioteca. Volteándose a verla, agregó. —¿Vamos al estudio?

—¿Estudio? — preguntó ella con los ojos bien abiertos.

—Sí, al otro lado de la puerta. — contestó sin demora. Inclinándose ligeramente y extendiendo su mano como un caballero, continuó con una sonrisa. —¿Nos podemos ir ahí, mi bella señorita pecosa? ¿O tengo acaso que pedírtelo más formalmente?

Candy rio con sinceridad y asintió entusiasmadamente. Terry se quedó observando con abierta fascinación y atención su despliegue de alegría; cómo aparecía su hoyuelo en su mejilla izquierda, cómo sus ojos brillaban encantados y cómo sus pecas se movían sin cesar.

Ella, por su parte, se quedó paralizada ante la admiración del castaño. La profunda mirada de Terry la ponía muy confundida, por lo que se mordió las mejillas por dentro para tratar de calmar su ansiedad.

"¿Qué estará pensando?" — era la pregunta que rondaba su mente.

Dándose cuenta de su lapso, Terry sacudió su cabeza sutilmente. Al parecer era natural en él, se seguía comportando como un tonto enamorado cuando se refería a ella. Se dirigió con premura a la puerta, la abrió y se hizo un lado con un gesto sonriente para que ella pasara primero.

En cuanto Candy cruzó el umbral, su mirada se perdió en la bellísima estancia. Casi como la biblioteca, todo el lugar parecía tener la esencia de Terry, podría fácilmente imaginarlo pasar su tiempo en este sitio. Recorriendo cada rincón y vislumbrando los detalles, sus ojos terminaron siendo atrapados por el área que rodeaba la pequeña chimenea.

Apenas vio ese lado, el aire quedó atrapado en su garganta, negándose a ser liberado. ¿Podría acaso ser lo que ella pensaba?

Candy percibía la mirada de Terry sobre ella. Si bien había cerrado la puerta hacia rato, no se había movido de su lugar, seguía admirando la imagen que representaba ella viendo por primera vez este lugar que era como su refugio. La pecosa giró de pronto y lo miró con el corazón en los ojos.

—Es… es como. — dijo Candy casi sin voz y con los labios temblorosos. — Se parece a…

—¿A la villa de Escocia de mi padre? — preguntó él con la cejas levantadas. —Sí, lo sé. Yo lo mandé a hacer.

Candy seguía azorada y sin poder formular ni una sola palabra. Él sólo la miró con mucha intensidad, casi en forma encantada y reverencial.

—No tienes ni idea… ni siquiera te imaginas…— su voz se había enronquecido por las emociones que lo embargaban. Tomando un gran respiro para serenarse, continuó. —… no te imaginas… cuanto deseaba verte en este lugar.

Ahora era oficial, Candy estaba totalmente perdida. Lo único que quería era correr a los brazos de Terry, abrazarlo con todas sus fuerzas y nunca dejarlo ir. Ya hasta le dolía el pecho de solo pensar en despertar de este hermoso sueño.

Él siempre había tenido ese poder sobre ella, podía embromarla y hacerla enfurecer mucho por ello, pero la propia naturaleza apasionada y febril de Terry, eran como un imán para ella, le aceleraban las emociones sin control hasta que ya no tenía dominio de sus pensamientos ni de sus acciones.

Sin reaccionar todavía, sólo miró cómo Terry se dirigió sin prisa hacia la chimenea, agregaba más leña al fuego, y se quedaba parado justo ahí, observando absorto las llamas. Era cómo revivir uno de los recuerdos más dulces que tenía, la fiesta blanca en Escocia.

Sintiendo su mirada, volteó a verla y le sonrió ampliamente.

—Acércate a mí. — le pidió suavemente.

Sin pensarlo, Candy se sintió a sí misma ser desplazada a su lado. Él la observó ardientemente, lamiéndose los labios como si estuviera pensando qué decirle.

—Algunas veces hay tanta belleza en la rareza. — dijo en un susurro. —A pesar de lo extraño de la situación, no puedo evitar considerarlo como lo más bello que me ha pasado desde hacia tiempo.

Candy quería también hablar de lo que ella sentía, decirle que este era por mucho el mejor sueño que había tenido en su vida. Además, estaba segura que en cuanto despertara se llenaría de una amarga decepción, al ver que él ya no estaba a su lado.

—El que estés aquí conmigo, llenándome con tu luz… y mira que lo digo también literalmente, porque en verdad estás brillando. — añadió con una expresión completamente serena, mientras volvía a mirar a las llamas. — Todo esto ya de por sí es un regalo, uno demasiado hermoso para ser realidad.

Era cierto lo que decía porque Candy sabía que estaba soñando, pero… ¿por qué todo se sentía tan real en este sueño?

—Después de todo, mi Año Nuevo no empezó tan mal. — agregó con una sonrisa triste.

"Año Nuevo." — Candy sintió un leve dolor en su frente. Sin poder explicárselo, llevó involuntariamente su mano ahí donde sintió esa repentina punzada, sin embargo, ese dolor desapareció en un instante.

El sonido de un suave bostezo la sacó de sus pensamientos. Miró a Terry que estaba ocultando un bostezo detrás de su mano, para luego sobar sus ojos con la yema de sus dedos.

—Tienes sueño. — afirmó, observándolo con atención.

—No tengo sueño. — aseguró Terry, negando con la cabeza, aunque la evidencia de sus ojos somnolientos contradecía sus palabras.

—Estás cansado. — continuó Candy con seguridad.

—No. Estoy más despierto…— volvió a bostezar. —… que nunca.

Candy se mordió su labio inferior, para evitar mostrar una sonrisa.

—¿Por qué no te sientas, Terry? — dijo persuasivamente.

Él obedeció a su petición y se sentó en el sillón. Inhaló hondamente recostado sobre el respaldar, pero sus ojos se negaban a cerrarse, él no los quería dejar cerrarse.

—No quiero dormir. — habló con firmeza, a pesar que sus párpados ya le resultaban muy pesados. —Desaparecerás y otra vez todo será como antes.

Candy sintió que un nudo se le formaba en la garganta, sintiéndose colmada de una inmensa tristeza. El tono de Terry evocaba tanto desconsuelo, como si viviera un torturado destino.

—Voy a quedarme aquí, Terry. — se sorprendió a sí misma al responder eso, no sabía porque lo hizo. Quizás fue como un medio para calmarle su pena, aunque en el fondo se sentía completamente segura de lo que decía.

—Mi hermosa pecosa. — murmuró con los ojos entrecerrados. —Mi Candy. No te vayas de mi lado, te lo pido.

—¡No me iré! — exclamó otra vez sin siquiera planearlo. La perspectiva de irse le dolía a ella tanto como él. —Créeme cuando te digo que esta vez ya no me iré.

Terrence abrió los ojos una vez más y la vio directo a esos hermosos ojos verde esmeralda que tanto amaba.

—Me quedaré contigo, Terry.— susurró con la voz agitada, juntando simbólicamente su mano en la mejilla de él. —Te lo prometo.

Aunque Terry no sentía el toque de la mano de ella, podía imaginarse muy bien la textura y suavidad que debía poseer, haciendo que le sonriera tiernamente. Después, volvió a cerrar sus ojos y pasaron unos minutos más hasta que su respiración se hizo regular.

A pesar que estaba dormido, la tierna sonrisa que le había regalado hacia un rato no desapareció, quedando firmemente grabada en su rostro.

Hay momentos en los que uno puede perderse en la sola contemplación de la persona amada, te llena el corazón el sólo observarla en toda su plenitud. Candy observó con atención cada detalle del rostro de Terry, sus hermosas facciones siempre atraían las miradas de los demás, pero ahora completamente relajado se veía aún más espléndido.

Ella se acercó más él, perdiéndose en esa admiración, hasta que centró toda su atención en los labios de él, haciendo que ella misma se mordiera su labio inferior instintivamente.

Había deseado tanto que él la besara. ¡Lo que haría porque él hubiera podido hacerlo! Anhelaba que esas sensaciones que experimentaba volvieran. ¡Dios del Cielo! ¡Quería volver a sentir todo aquello!

Por alguna razón, ella sabía que él era la causa de esas sensaciones tan peculiares que sentía en su cuerpo, ese delicioso cosquilleo que crecía más y más hasta hacerla temblar completa. También, estaba segura que sólo él sería capaz de calmarlas.

Candy contempló la verdad que acaba de descubrir hoy día. Se había estado engañando a sí misma de la peor forma, tratando de convencerse que había olvidado todo lo que le hacía sentir Terry.

No es que lo haya olvidado en realidad, siempre estuvo presente en su mente y corazón, sólo que hasta hoy entendió finalmente cuánto había extrañado todo eso. Su verdad absoluta por fin salió a la luz: seguía amando a Terry tanto o incluso mucho más que antes.

A pesar de todo, ambos estaban ahora más unidos que nunca, aunque ellos todavía lo ignoraran.

Continuará…

o-o-o

"Las palabras no esperan el momento perfecto, crean sus propios momentos perfectos convirtiendo los instantes más ordinarios en segundos especiales."

Espero haber hecho especiales estos momentos dedicados a mi historia.

Gracias por leer.

. . . . . .

By: Sundarcy


NOTAS DE LA AUTORA:

Este capítulo es puro momentos Candy y Terry, los que son mis preferidos, pero de seguro siguen habiendo dudas sobre lo que pasa. Ni ellos mismos entienden lo que sucede, por lo que tendremos que ver desde otra perspectiva para quitar todas las dudas.

El próximo capítulo lo publicaré el domingo que viene. Gracias a todas las que me dejaron sus hermosos comentarios en el capítulo anterior, ahora paso a responder cada uno de ellos:

Alondra: Gracias por comentar, linda. Exactamente como dices, Candy tuvo un accidente. Su situación es un poco más complicada, pero como ya he dicho, ella no ha muerto. Obvio que Candy está feliz de soñar con Terry y de él… ¡ni hablar! con tener a su pecosa al lado suyo, no podría estar más contento. Ya verás como si irá desarrollando todo más adelante. Espero te guste lo que viene. Cuídate mucho.

Cinthya: Hermosa, comprendo que pueda tener confusiones todavía, siento mucho dejarte en la incertidumbre sobre ciertas cosas, pero te aseguro que dentro de poco comprenderás que es exactamente lo que sucede. Gracias a ti por leer y comentar, bonita. Deseo seguir sabiendo tu opinión de lo que sigue. Saludos.

Miriam7: Tienes toda la razón cuando sueñas no te cuesta nada, pero te aseguro que los sueños de nuestros rebeldes al final sí se volverán realidad, lograrán alcanzar su final feliz como tanto merecen. En cuanto a Susana, ella no lograra lo que quiere, como dices sólo se quedara soñando con algo que no sucederá. Gracias por leer y comentar. Bendiciones.

Guest 1: Gracias por comentar, linda. Espero que te siga gustando lo que viene y me dejes tu opinión. Saludos para ti.

Eli: No sabes cómo me conmueve que me digas que extrañabas esta historia, me llena de ánimos para creer que estoy haciendo bien esto de escribir, aunque no tenga tanta experiencia. Además que me halaga mucho que consideres a este fic como hermoso.

Tengo que confesarte que me emocioné tanto cuando leí tu precioso mensaje, te juro que hasta saltaba de alegría de que tú lo hubieras podido comprender tan bien. Todo lo que dijiste, absolutamente todo, es exactamente lo que quería transmitir, lo captaste a la perfección. El alma que complementa la de Candy es obviamente la de Terry, ellos están conectados siempre por ese lazo indestructible que ni el tiempo ni la distancia logran destruir, es una fuerza invisible que los ha unido desde que se conocieron. Tal como dices todo esto es consecuencia de la conexión tan fuerte que existe entre sus almas y porque el destino les ofrece una oportunidad para volverlos a unir. Los simbolismos los captaste también, llegar a ese lugar tan sagrado para Terry donde se encuentra encerrada parte de su esencia, la tan renombrada colección de los libros de Shakespeare, que justo Hamlet, el libro que Terry leía más a menudo repasando sus diálogos estuviera separado del resto. No estás divagando, vas en buen camino, de esa forma ya podrás ir entendiendo como se solucionara toda esta situación.

Con respecto a Terry, te aseguro que él ya no sufrirá más, yo también odio verlo sufriendo. La situación que va a vivir va a ser un poco extraña, sin embargo, ya no tendrá momentos de desconsuelo. En realidad, Terry no está comprometido con Susana, él mismo dijo que nunca le pidió matrimonio, sólo le ofreció su apoyo hasta puede que su amistad, pero nunca le pidió que se casara con él. Es Susana la que insiste en atarlo a ese compromiso, aunque te aseguro nuevamente que Terry no se dejara. Ya lo verás.

Te mando fuertes abrazos. Cuídate mucho.

Blanca G: En realidad, Terry no está teniendo varios sueños, el único sueño que tuvo fue el del campo de narcisos. En el capítulo anterior, Terry ya había despertado justo en el lugar donde se había quedado dormido luego de volver de la fiesta de Año Nuevo, el estudio de su casa. Ahora todo lo que sucede está pasando en la realidad, en la casa de Terry. Lo que sucede es un poco más complicado que un sueño, pero te aseguro que en el siguiente capítulo comprenderás que es exactamente.

Saludos.

Karin95: Terry despertó de su sueño y la situación de Candy es más complicada que un simple sueño. Ya comprenderás que sucede realmente, con respecto a la película que dices. Sí la he visto, me encanta la historia se basa en un hermoso libro de un escritor francés y estoy segura que a ti también te pareció una historia súper divertida. Gracias por seguir leyendo y comentando, linda. Bendiciones.

Adriana: Es un gusto también que sigas leyendo y comentando esta historia, bonita. Si las cosas se irán resolviendo poco a poco y ya entenderás que es exactamente lo que sucede con ellos. Gracias a ti por seguir al pendiente de este fic.

Saludos para ti, también. Bendiciones.

Azul: Yo estoy feliz que sigas leyendo y comentando la historia. Comprendo que estés confundida por lo que sucede con Candy, muchas lo están. Verás que las situaciones se irán aclarando poco a poco, en serio que no falta mucho para entiendas completamente. Gracias por la confianza, hermosa. Me honra mucho recibirla de ti. Cuídate mucho.

Guest 2: Entiendo muy bien que sigas en la intriga, pero ya comprenderás que sucede más adelante, no falta mucho para que así sea. Me halaga sobremanera que digas que te encanta como escribes, a mí me encanta que leas y comentes esta historia. Saludos.

Phambe: No sabes cómo me gusta leer tus opiniones, es estupendo leer cómo ves la personalidad de los personajes y cómo las entiendes. Opino igual en muchas cosas, Terry siente y vive las cosas con mucha intensidad, esa naturaleza apasionada es lo que más me gusta de él. Esa característica que dices que más que te gusta, es de las que más me fascina también, ese lado inaccesible de su carácter, resalta aún más porque cuando él brinda su amor a una persona te vas a sentir tan especial y sólo se logra abrir completamente con Candy.

Cuando nos referimos a él como una paradoja es precisamente por todos esos contrastes de su personalidad que resaltas, a veces podía llegar a ser un misterio, pero a través de la historia fuimos entendiendo al verdadero personaje de Terry a través de Candy, sobre todo en el manga. ¡Qué gran diferencia con el anime! Admito que en el manga me terminé enamorando definitivamente de Terry, me deslumbré con él desde entonces. Tanto él como Candy varían mucho en el manga. No sé si has notado como la personalidad de Candy es más divertida, traviesa, incluso su apariencia mucho más hermosa con sus expresiones muy graciosas. Terry es más espléndido y sus sentimientos por Candy son mucho más marcados, no deja lugar a ambigüedades, ama a Candy y así será siempre, él mismo lo admite en algún momento.

La idea que dijiste que Candy viera la vida de Terry sin que él pudiera verla, te confieso que la llegué a considerar en algún momento, pero al final me decidí que mejor él debería verla, de esa manera crearía situaciones más divertidas para los dos. Creo que junto a Candy, Terry brilla mucho más y yo también adoro verlos juntos, así será de ahora en adelante.

Gracias a ti por seguir leyendo y tomarte el tiempo de comentar.

Cuídate mucho. Saludos.

Mary: Gracias por pasar a leer esta historia, linda. Sé que el capítulo anterior fue un poco misteriosos, pero las dudas se irán aclarando poco a poco. Gracias por la confianza que pones en mí, te aseguro que ya entenderás pronto, tal como dices. Saludos para ti, también.

Sophie: Pues, yo estoy que te guste como escriba, hermosa. Me halaga tanto que te guste mi estilo, como ya he dicho a veces tengo miedo de llegar a aburrir con algunas cosas, pero que tú me digas que no es así, en verdad de alivia mucho. Te aseguro completamente que todas tus dudas serán aclaradas muy pronto. Aquí está el siguiente capítulo, actualice tan pronto como pude. Gracias por seguir aquí. Cuídate mucho.

Mary0401: Hermosa, no sabes cómo me halaga que hayas venido todos estos días que he estado ausente a ver si actualizaba. Perdona por haberme demorado tanto tiempo, no sabes cómo valoro que tú te hayas tomado el tiempo no sólo de leer y comentar, sino también por esperarme con paciencia. Soy yo la que te agradece por estar aquí.

Yo también creo igualmente que tú, nuestros rebeldes merecen la felicidad más que nadie, después de todas las pruebas que pasaron, merecen estar juntos y tener su final feliz. Concuerdo cuando dices que su amor es verdadero, de los amores más auténticos que se pueden encontrar. Me honra tanto que esta historia haya podido atraparte, te aseguro que daré lo mejor de mí para ser merecedora de su precioso elogio. Gracias por tomarte el tiempo para comentar este capítulo. Estaré muy encantado de saber qué es lo que opinas de los siguientes capítulos. Cuídate mucho. Bendiciones.

Guest 3: Así es como me he imaginado siempre a Candy, traviesa y dulce, esas características son parte de su esencia y nunca podría separase de ella. Como bien dices, la situación en la que están es bien extraña, pero ya comprenderás que sucede más adelante. Te mando muchos besos para ti, también. Saludos.

Sra Grandchester: Gracias por leer y comentar, hermosa. ¿Qué te puedo decir? La intriga la tienen muchas, hay varias que están confundidas en relación a lo que sucede, pero te aseguro a ti también que más adelante podrás entender qué es exactamente lo que pasa con ellos. Concuerdo igual que tú, odio ver sufrir a nuestro Terry hermoso, y ya no voy a hacer que sufra más en esta historia, no se lo merece. Pues, aquí está el capítulo, linda. Tal como dije, lo publico hoy domingo. Yo también te mando muchos saludos y muchas gracias por los buenos deseos. Cuídate mucho.

Guest 4: Yo soy la que te agradece mucho a ti por tomarte el tiempo de leer y comentar, linda. Comprendo que estés intrigada y ansiosa, muchas están confundidas con respecto a qué sucede con ellos. Te prometo que ya lo entenderás más adelante, ya no tendrás más dudas dentro de poco sobre a donde va esta historia. Mil gracias por la confianza que pones en mí, hermosa. Te aseguro que Candy y Terry tendrán su final feliz, para eso inicie esta historia precisamente. Te mando muchos abrazos. Saludos.

Para Kamanance y skarllet northman, como siempre ya saben que estoy feliz de contestarles vía PM.

Nos veremos el próximo domingo con un nuevo capítulo. Saludos a todas las que ponen en sus favoritos esta historia, la siguen, la comentan y también para las que leen anónimamente. Muchas gracias a todas.

¡Les deseo una muy bendecida semana! ¡Hasta pronto!

Sunny =P

04/02/2018