Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima


Fairy Tail Nueva Extalía
Capítulo 15: Infiltración Nocturna
Arco del Nuevo Reino.


Era de mañana en la sala de recuperación del centro médico, donde Carla, después de varios días de reposo, comenzaba a probar su mejoría. "Es tiempo para practicar", se dijo a sí misma, con el ceño fruncido de concentración.

Lentamente, se levantó de su cama e inició unos movimientos ligeros. Aunque su cuerpo ya respondía con mayor facilidad, aún sentía cierta rigidez en sus extremidades. Dio un par de pasos y luego una corta carrera dentro de la sala, sintiendo que, aunque podía correr, no estaba completamente recuperada.

"He mejorado bastante a comparación del día anterior", pensó mientras continuaba moviéndose por la habitación, probando su capacidad para moverse con agilidad.

"Debería ver cómo está mi poder mágico." Respiró hondo y cerró los ojos, concentrándose en su magia. La energía comenzó a fluir por su cuerpo como una llama interna, y con determinación intentó canalizarla para tomar su forma humana.

Durante unos segundos, sintió el cambio en su cuerpo. Su silueta se alargaba, sus patas se transformaban en manos, y su forma Exceed se desvanecía, dándole paso a su figura humana.

Pero el esfuerzo fue demasiado. Apenas unos segundos después, Carla se destransformó rápidamente, volviendo a su forma de Exceed con un jadeo. Cayó de rodillas, respirando agitadamente mientras una frustración familiar la invadía.

"Aunque mi cuerpo se ha recuperado rápidamente… "se dijo entre jadeos, "mi poder mágico sigue siendo otro caso. Aún no estoy lista para usar mi forma humana."

Aún jadeando y con la frente empapada en sudor, Carla hizo un esfuerzo para levantarse. "¡Vamos, Carla, tú puedes!" Con un ágil movimiento, logró ponerse de pie. "Creo que esto es suficiente para infiltrarse en el castillo. Pero..."

En el fondo de su mente, una preocupación permanecía latente. Sabía que pronto tendría que decidir si arriesgarse a rescatar a Happy. Mientras practicaba, la duda comenzó a tomar forma en su mente: "¿Estoy realmente lista para algo así? Aún no recupero mi poder mágico por completo."

Desde la pelea, había mantenido ciertas reservas. Cada vez que pensaba en Happy, una mezcla de miedo y confusión se apoderaba de ella. ¿Era realmente una buena idea? Sabía que estaba confiando ciegamente en la información de Touka sobre el estado de Happy, y aunque la misión era urgente, las secuelas de lo ocurrido días atrás aún pesaban en su conciencia.

"Solo espero que lo que haya visto Touka, sea verdad...", suspiró levemente mientras acomodaba sus pensamientos y sus emociones.

"No quiero seguir teniendo miedo de Happy... necesito respuestas." Carla se perdió en la vista del ventanal que había a su lado. Afuera, el cielo comenzaba a nublarse, reflejando el torbellino de emociones que sentía. De repente, el sonido de pasos la sacó de sus pensamientos.

Touka entró en la sala, cargando un montón de libros, con una energía inusitada para alguien que había pasado horas investigando.

"¡He traído todo lo que podríamos necesitar!", exclamó con entusiasmo mientras dejaba los libros sobre una mesa cercana. "Historias de prisioneros, libros históricos sobre fugas de calabozos, e incluso algunas herramientas que podrían ayudarnos."

Carla la miró, sin poder evitar una ligera sonrisa ante el entusiasmo de su compañera, aunque su mente aún estaba llena de dudas.

"¿No crees que es algo exagerado tantos libros?" Cuestionó, arqueando una ceja. "Además, ¿de dónde sacaste todas estas cosas?"

"Carla, necesitamos toda clase de información para esta clase de situaciones..." Respondió Touka con su habitual energía. "Además, te recuerdo que estamos hablando de entrar a un calabozo real y liberar a Happy, por lo que estas herramientas van a ser bastante útiles."

Carla suspiró, sus preocupaciones mezclándose con una pizca de alivio. Touka, al menos, parecía tenerlo todo planeado. Pero aún así, la sombra de la duda seguía presente en su mente.

"Entonces, ¿por dónde empezamos?", preguntó Touka, decidida y enfocada en el plan.

Carla miró los libros y las herramientas, consciente de que el tiempo se agotaba. "Olvida lo que dije", respondió al fin. "Manos a la obra."


Carla se acercó a la mesa donde estaban esparcidos varios pergaminos con los planos del castillo y otros documentos importantes que habían obtenido gracias a la lácrima que Shaggotte les envió.

"Muy bien, ¿por dónde empezamos, Touka?" preguntó Carla, observando detenidamente toda la información disponible.

"Deberíamos empezar con el castillo. Happy se encuentra debajo de este, exactamente en una celda especial," sugirió Touka, señalando la parte baja del plano.

Carla desplegó los planos sobre la mesa mientras ambas observaban el imponente castillo. "El castillo es completamente diferente de noche," comenzó a decir con un tono grave.

"De día, la vigilancia es más relajada porque el movimiento de la servidumbre y los visitantes es constante. Pero ahora, con la oscuridad, la reina Shaddick y la guardia fantasma intensifican sus medidas." Carla señaló el plano con el dedo. "El castillo cuenta con doce pisos y tres niveles subterráneos. En los niveles más bajos está el calabozo, donde creemos que retienen a Happy. La estructura, como vimos, es laberíntica. Durante el día, esos pasillos parecían complejos, pero de noche, los calabozos están llenos de medidas de seguridad, puertas trampa y sensores que alertan a la guardia fantasma."

Touka estaba sorprendida por lo que estaba escuchando. "Ese castillo no parece entrar en la definición de prisión."

"No lo parece, al menos durante el día. Comparado con el día de nuestra visita, esto es totalmente diferente."

Touka frunció el ceño, recordando esa primera visita. "Sí, solo vimos a los guardias, con los que ustedes se enfrentaron ese día."

"Eso no será nada comparado con lo que Shaddick ha desplegado ahora," murmuró Carla mientras se llevaba una mano a la frente, pensando en lo que había visto. "Usé mi precognición para ver cómo estaría la seguridad del castillo esta tarde. Y la diferencia es abismal. El número de guardias fantasma se ha triplicado."

"¡¿Triplicado?!" Exclamó Touka, sorprendida. "¿Shaddick aumentó la seguridad a ese número a partir de la captura de Happy? ¡Es una locura!"

"Además de que como Shaddick no está liderando durante el día, ahora ella se encarga de la seguridad del castillo, por lo que es prácticamente imposible infiltrarse de día." Explicó Carla preocupada. "Pero de noche la cosa cambia: Shaddick toma su rol como reina y se encarga de salir a la ciudad para verificar los problemas y responsabilidades que tiene, lo que significa que estará afuera."

Touka asintió, comenzando a ver el plan formarse en su mente. "Entonces, eso significaría que la vigilancia disminuiría en el castillo porque los guardias fantasma también patrullan las calles debido al toque de queda."

"Exactamente. Eso no significa que la infiltración será fácil," agregó Carla, con un tono de advertencia. "El castillo sigue teniendo varios mecanismos de seguridad, pasadizos que se activan con el menor movimiento sospechoso y rutas protegidas por guardias."

Con una mano acariciándose el mentón, Carla repasaba mentalmente cada ruta de acceso. "Entrar no será fácil," pensó. Aunque el castillo tenía zonas de acceso potencialmente seguras, cualquier error en su planificación las expondría a ser capturadas o, peor aún, a caer en las manos de Shaddick.

"Si el número de esos guardias es elevado, es probable que tengamos que luchar," preguntó Touka, recordando la vez que fue rodeada por aquella guardia espectral. "¿Tienes algo que decir sobre ellos?"

"Es cierto, como no viste la pelea te perdiste de ciertos detalles: son increíblemente débiles y frágiles, pero prácticamente indestructibles debido a su habilidad para recomponerse." Explicó Carla. "En mi estado actual, estaremos en problemas si nos llegan a descubrir."

"Si lo que me dices es cierto, solo tenemos que mantenernos alejados de ellos." Explicó Touka.

Tenemos otro problema." Carla señaló una de las hojas de información. "Lo que hace que este ejército sea especialmente peligroso no es solo su número, sino su patrón de vigilancia: completamente irregular. Sus rutas de patrullaje cambian sin previo aviso, haciéndolo imposible de predecir. No hay un patrón aparente que pueda descifrar."

"No podemos confiarnos en esperar que sigan una rutina," comentó Carla mientras observaba el mapa. "Si detectan una intrusión, activarán una alarma silenciosa, y vendrán refuerzos de toda la capital. Todo el castillo se llenaría de guardias en minutos."

"Qué fastidio," suspiró Touka, hasta que se dio cuenta de algo. "Oye, Carla, ¿no crees que nos hemos desviado del tema?"

Carla asintió. "Tienes razón. Volviendo al tema de la infraestructura del castillo," señaló en el plano el subsuelo. "El calabozo es una zona antimagia. No podremos usar nuestras habilidades una vez que entremos en esa área. Además, desde el segundo piso subterráneo hacia abajo, el acceso es completamente restringido a cualquier personal no autorizado."

Touka asintió, procesando la información. "Entonces, tendríamos que bajar cinco pisos desde el tercer nivel sin llamar la atención y sorteando todas las trampas… más complicado de lo que parecía."

"Así es." Carla señaló una nueva área en los planos. "La única forma de entrar sin ser vistas es por este pasadizo secreto cerca de fuente en los jardines reales. Eso nos llevará al tercer piso, pero tenemos que tener sumo cuidado para que no nos descubran, por lo que debemos idear una manera de bajar hasta el subsuelo.

"¿Y el escape?" preguntó Touka.

"En los planos, muestran que hay dos celdas especiales, pero están en direcciones opuestas. En una de estas celdas se encuentra Happy. Pero antes tendremos que separarnos para encontrarlas. Una vez que liberemos a Happy, en ambas celdas hay un tragaluz antiguo que puede abrirse para escapar por un pasadizo que conecta ambas celdas y nos lleva al jardín interno del castillo."

"Suena demasiado fácil el plan de escape, pero no tenemos más alternativa."

"Exactamente", respondió Carla, su mirada decidida. "Debemos actuar con rapidez y precisión. Tendremos una ventana de oportunidad muy corta, pero es nuestra mejor opción."

"Entonces, con toda esta información, ¿Como sería el plan de infiltración?" Pregunto Touka.

"Para comenzar, necesitamos llegar al castillo durante el cambio de guardia. Según la información, cuando son los cambios de turnos entre los guardias fantasmas, hay una breve momento donde no hay vigilancia, son 90 segundos entre que los turnos se cambian, lo que nos dará una ventana breve pero crucial para entrar," explicó Carla mientras trazaba un círculo en el plano.

Touka asintió, tomando nota. "Entonces, tenemos 90 segundos para movernos rápidamente. ¿Cómo planeas abordar eso?"

"Durante ese intervalo, deberíamos aprovechar el momento en que los guardias están en transición para ingresar al jardín real. Si la situación se complica, podemos usar Aqua Aera para acercarnos al jardín sin ser detectadas," explicó Carla. "Aunque Aqua Aera no nos ayudará a entrar directamente en el castillo, será útil para evitar la detección inicial."

"En caso de que necesitemos distraer a los guardias," intervino Touka, "puedo usar mis habilidades para provocar un alboroto en el centro de la capital. Si logro atraer su atención y rodearme, puedo usar Aqua Aera para regresar al jardín mientras los guardias buscan refuerzos."

Carla asintió, con una expresión de aprobación. "Perfecto. Asegúrate de que el alboroto sea lo suficientemente grande para que la distracción funcione, pero también ten cuidado para no ser capturada."

Touka sonrió con confianza. "Lo tengo cubierto. Solo necesito que me des un poco de tiempo para preparar la distracción."

"Entonces, una vez dentro del jardín, el siguiente paso es encontrar el pasadizo bajo la fuente," continuó Carla. "Este pasadizo nos llevará al tercer piso del castillo, que es el punto de entrada al subsuelo. Necesitamos estar muy atentas para no hacer ruido mientras buscamos la entrada."

Touka examinó el plano, frunciendo el ceño mientras seguía las líneas indicadas. "¿Cómo planeamos localizar el pasadizo en el jardín?"

"Según la información, el pasadizo está oculto bajo una fuente. Deberemos revisar cuidadosamente la zona alrededor de la fuente para encontrar la entrada. También será crucial tener una idea clara de los movimientos de los guardias para evitar que nos descubran mientras lo buscamos," respondió Carla.

Ambas se miraron, asintiendo con determinación. Carla se levantó y recogió algunos de los pergaminos. "Bien, tenemos una estrategia para entrar al castillo y encontrar el pasadizo. Ahora, repasemos los siguientes pasos para asegurar que estamos preparadas para cualquier imprevisto."

Una vez Carla y Touka analizaron los detalles del castillo y el peligro que suponía bajar tres pisos sin ser descubiertas, Carla frunció el ceño, intentando idear un método.

"¿Cómo vamos a pasar desapercibidas una vez que estemos dentro del castillo? Sabemos que los guardias estarán por todas partes," preguntó Carla, pensativa.

Touka, algo ruborizada, evitó hacer contacto visual al responder. "Bueno, en realidad ya tengo algo en mente." Sin esperar más, fue hacia su mochila, revolviendo entre sus cosas. De repente, sacó un vestido algo peculiar. Carla la miró con una mezcla de sorpresa y confusión.

"¿Acaso es un traje de sirvienta...?" Pregunto Carla sin saber muy bien cómo reaccionar.

"Si..." Touka bastante ruborizada, no se atrevía a mirar a Carla.

"¿Qué estás haciendo con eso en tu equipaje?" preguntó Carla, arqueando una ceja, claramente intrigada por lo que estaba viendo.

Touka, notablemente avergonzada, jugueteaba nerviosamente con los bordes del vestido mientras respondía. "Bueno... lo traje por si acaso. Ya sabes... por si Happy alguna vez... lo pedía." Su voz fue disminuyendo mientras hablaba, y su rostro enrojeció aún más.

Carla se quedó en silencio, su mente procesando lo que acababa de escuchar. "¿Lo trajiste por... una fantasía con Happy?" preguntó, algo incómoda, sin saber realmente cómo reaccionar a esa revelación.

Touka asintió tímidamente, pero rápidamente cambió de tema, decidida a no perder el enfoque. "Sí, pero eso no importa ahora. Mira, este vestido es casi idéntico a los que usan las sirvientas del castillo. Puedo bordar los detalles necesarios para que pase desapercibido."

Carla suspiró, todavía algo incómoda, pero decidió seguir adelante con el plan. "De acuerdo... ¿Y cómo planeas infiltrarte solo con ese vestido?"

Touka, más segura ahora que estaba explicando su idea, sonrió con confianza. "Voy a usar mi forma de batalla. Es similar a la apariencia de las sirvientas del castillo, y con este disfraz, no levantaré sospechas. Puedo caminar por los pasillos sin que me cuestionen."

Carla frunció el ceño, viendo un posible problema. "¿Y yo qué? No puedo simplemente caminar a tu lado vestida así."

Touka ya lo había anticipado. "Lo sé, por eso aprovecharé el largo de la falda del vestido. Tú te esconderás debajo de la falda mientras caminamos. De esa manera, podremos avanzar sin que te vean. Tendrás un mapa del castillo para guiarte, y podrás susurrarme las direcciones."

Carla la miró con incredulidad. "¿Estás sugiriendo que me esconda debajo de tu vestido?"

Touka asintió con entusiasmo. "Exactamente. Nadie sospechará de una sirvienta caminando por los pasillos, y mientras estés oculta, podremos movernos con mayor libertad."

Carla soltó un suspiro, todavía algo dubitativa, pero consciente de que no tenían muchas más opciones. "Está bien, Touka. No es el plan más convencional, pero funcionará. Solo asegúrate de que no llamemos la atención innecesaria."

"Entonces, si mi disfraz llega a funcionar, ¿Que ruta deberíamos tomar una vez adentro?" Pregunto Touka.

"Déjame ver el mapa..." Respondió Carla mientras observaba a detalle todas las rutas que llevan al sótano.

Tras estudiar las opciones que tenían, Carla frunció el ceño, claramente insatisfecha con lo que veía.

"Tenemos tres opciones", comenzó Touka, intentando mantener la calma. "Pero ninguna de ellas me gusta."

Carla cruzó los brazos, observando cada ruta con atención. "No tenemos tiempo para cometer errores, así que tendremos que pensar bien cuál es la menos peligrosa."

Touka señaló la primera opción en el mapa. "Podríamos usar el ducto del área de desechos. Nos llevaría directo al sótano, pero hay un problema... Es un incinerador. Si calculamos mal el tiempo, podríamos terminar quemadas."

Carla chasqueó la lengua, claramente molesta con esa idea. "Eso no va a funcionar. Depender de la suerte en una misión como esta es una locura."

Touka asintió, aunque no pudo evitar defender un poco la opción. "Podría usar mi magia de agua para enfriar los incineradores temporalmente. Sería riesgoso, pero no imposible."

Carla negó con la cabeza. "No vamos a jugar con nuestras vidas de esa manera. ¿Cuál es la siguiente opción?"

Touka se inclinó sobre el mapa, señalando un camino más largo. "Podemos bajar al sótano usando las rutas que usa la servidumbre. Pero el problema es que está lleno de gente. Si nos ven, estaríamos acabadas."

Carla miró fijamente la ruta, considerando los pros y contras. "Eso depende de nuestra capacidad para mantener el disfraz. ¿Qué tan confiada te sientes pasando desapercibida?"

Touka sonrió un poco, tratando de aligerar el ambiente. "Oh, ¿no te has dado cuenta? Estoy prácticamente hecha para este papel."

Carla rodó los ojos ante el comentario, ya que sospechaba que había practicado para Happy. "Aun así, si alguien sospecha algo, no podremos salir corriendo sin llamar la atención."

"Siempre queda la tercera opción..." Touka hizo una mueca al decirlo, claramente poco entusiasmada con lo que venía.

Carla levantó una ceja. "¿Qué tan malo es?"

Touka suspiró. "Podemos usar las tuberías de los baños públicos. Nos dejarían en el subsuelo, donde el agua se purifica mágicamente antes de ser reutilizada."

Carla la miró con incredulidad. "¿Las tuberías? No estarás hablando en serio."

Touka asintió, encogiéndose de hombros. "Es una opción, pero… está sucio. Muy sucio. Además, el agua está llena de residuos. No creo que ni tú ni yo queramos arrastrarnos por ahí, y hay magia purificadora que podría detectarnos."

Carla se llevó una mano a la frente, exhalando profundamente. "Así que esas son nuestras opciones: arriesgar la vida en un incinerador, ser descubiertas por la servidumbre o arrastrarnos por agua sucia."

"Exactamente." Touka trató de sonar optimista, pero el nerviosismo en su voz era evidente. "Elijas lo que elijas, estoy contigo."

Carla miró nuevamente el mapa, sopesando cada ruta con cautela. Sabía que cualquiera de ellas implicaba un riesgo, pero debía escoger la que les diera una mayor posibilidad de éxito. Tras un largo silencio, finalmente habló. "Nos infiltraremos entre la servidumbre. Con tu disfraz y mi precognición, podemos esquivar a cualquiera que esté por los pasillos. Es la opción más segura, aunque no me guste del todo."

Touka asintió, claramente aliviada de evitar la ruta de las tuberías. "Sabía que ibas a decir eso. Además, prefiero no oler como basura el resto de la misión."

Carla esbozó una pequeña sonrisa, un destello de su usual frialdad. "Esperemos que este plan funcione, o nos encontraremos con algo peor que un incinerador."

"Entonces solo faltaría la parte más peligrosa del castillo, el calabozo." Dijo Touka mientras se inclinaba sobre su hombro, observando con atención. Ambas estaban tensas, sabiendo que esta sería una de las partes más peligrosas del plan. Carla tomó un respiro y señaló el área donde se encontraba el calabozo.

"El calabozo está en la parte más profunda y oscura del castillo," explicó Carla en voz baja, trazando la ruta con el dedo. "En la noche, la única forma de entrar sin ser detectadas es aprovechar las sombras. Los guardias fantasma que patrullan la zona pueden ser numerosos, pero son vulnerables a las distracciones."

Touka asintió, concentrada. "¿Y cómo provocaremos una distracción? No podemos simplemente aparecer y esperar que se distraigan solos."

Carla frunció el ceño, pensando por un momento. "La zona de incineración de desechos está cerca del calabozo. Si causamos un pequeño incendio fuera de control, no uno demasiado grande como para alertar a todo el castillo, pero sí lo suficiente para que los guardias fantasma se vean obligados a investigar, podríamos aprovechar su ausencia para deslizarnos dentro."

Touka sonrió ligeramente. "Un pequeño incendio controlado no suena mal. Puedo encargarme de eso con mi magia de agua, y luego evaporándola en vapor cerca de la zona de incineración. Los guardias pensarán que es humo y creerán que algo está fuera de control."

Carla asintió, satisfecha con la idea. "Eso debería funcionar. Ahora, una vez que el guardia fantasma abra la puerta para investigar, nos infiltraremos en el calabozo. Necesitaremos ser extremadamente sigilosas. No podemos permitirnos activar ninguna de las posibles trampas que están colocadas a lo largo del camino."

Touka frunció el ceño, sabiendo que eso complicaría las cosas. "¿Cómo identificaremos las trampas?"

"Con nuestra visión nocturna," respondió Carla, más confiada. "Como somos Exceeds podremos ver algunas luces y resplandores que emiten las trampas, pero debemos ser muy cuidadosas. Un paso en falso, y activaremos una alarma o algo peor."

Touka suspiró, preparándose mentalmente para el reto que venía. "De acuerdo, entonces, una vez que entremos al calabozo... ¿cómo encontraremos a Happy?"

Carla desplegó más el mapa y señaló dos celdas especiales en el calabozo. "El problema es que no sabemos en cuál de las dos celdas está. Están situadas en extremos opuestos del calabozo, lo que significa que tendremos que separarnos para buscarlas rápidamente. Yo me encargaré de una y tú de la otra."

Touka parecía un poco insegura al principio. "¿Separarnos? No me gusta eso. Es demasiado arriesgado."

Carla la miró con seriedad. "Es la única forma. Si intentamos buscar juntas, nos llevará demasiado tiempo y corremos el riesgo de ser descubiertas antes de liberar a Happy. Sé que no es ideal, pero confío en que ambas podamos manejarlo."

Touka asintió, finalmente cediendo. "Está bien. No podemos permitirnos fallar."

Carla sonrió ligeramente. "No fallaremos. Solo necesitamos mantener la calma y ser rápidas. Una vez que tengamos a Happy, saldremos por el jardín interno y nos escabulliremos antes de que nadie note que faltan."

"Entonces ese es nuestro plan de infiltración. Va a ser peligroso, pero tenemos que hacerlo." Respondió Touka.

"Aún falta lo más importante: Las herramientas que necesitaremos para nuestra infiltración." Dijo Carla seriamente. "Mencionaste que trajiste algunas, ¿Cuáles son, Touka?"

Touka se dirigió a una pequeña bolsa de tela negra y la colocó sobre la mesa. Al desenrollar la tela, varias herramientas útiles para la infiltración quedaron a la vista: ganzúas, una lima pequeña, una cuerda delgada, un inhibidor de trampas, dos zarcillos con pequeños cristales incrustados, una lacrima de iluminación del tamaño de una gema, y hasta un pequeño pergamino con un mapa del castillo.

Carla inspeccionó minuciosamente las herramientas que Touka había reunido. No le sorprendía que Touka fuera prevenida, pero no podía evitar preguntarse cómo había conseguido todo eso. Alzando una ceja, la miró intrigada.

"¿Dónde... conseguiste todo esto?" preguntó Carla, incrédula, sosteniendo el inhibidor de trampas en su mano. "¿Y sobre todo esto?" añadió, señalando los zarcillos de comunicación.

Touka, algo sonrojada, apartó la mirada. "Bueno... fui al mercado negro."

"¿¡Al mercado negro!?" Carla exclamó, sorprendida, soltando el inhibidor. "Primero Happy y ahora tú, ¡¿Cómo lograste ir a un sitio tan peligroso?!"

Touka, aún ruborizada, trató de explicarse rápidamente. "¡Espera, no es lo que piensas!" agitó las manos nerviosa. "Usé... un poco de encanto y persuasión femenina para conseguir las cosas más importantes," mencionó, señalando el inhibidor de trampas y los zarcillos.

Carla quedó momentáneamente en shock, sin saber si sentirse impresionada o preocupada. "¿Qué... qué quieres decir con 'persuasión femenina'?"

Touka, claramente incómoda, suspiró. "En el mismo día de tu pelea, descubrí que había un mercado negro cerca de donde Happy y yo estábamos antes de separarnos... él me dijo que alguien nos estaba siguiendo, y me fui a buscarte porque Happy me había confiado tu seguridad."

"¡Ah! ¡Eso es...!" intentó decir algo Carla, pero no pudo hallar respuesta.

"Después de tu pelea, investigué un poco más y encontré ese lugar. Sabía que necesitaríamos equipo especial, así que utilicé mi... eh... encanto especial para conseguir lo que necesitábamos," explicó mientras señalaba la lacrima de iluminación y las otras herramientas.

Carla, aún confundida y algo escéptica, frunció el ceño. "¿Fuiste capaz de salir de ahí sin ningún problema?"

Touka asintió rápidamente. "Sí, no fue fácil, pero lo logré. Todo para asegurarme de que nuestro plan tenga éxito."

Carla respiró hondo, no del todo convencida pero sabiendo que no tenía muchas otras opciones. "Espero que no hayas hecho nada demasiado peligroso... o comprometido," murmuró, mirando nuevamente las herramientas.

Ella se sentó en la cama con una expresión triste y melancólica. Touka se sentó a su lado y sintió una extraña tensión en el aire. "Carla ¿Que te sucede?"

"Es sobre lo que vamos a hacer." Respondió Carla mientras miraba por la ventana. "No me siento segura con lo que vamos a hacer.

"¿Por qué lo dices?" Pregunto Touka. "Estás preocupada por este plan, ¿no es así?

"Es un riesgo enorme el que estamos tomando," comentó Carla, con la voz baja y entrecortada. Miraba sus manos, las cuales mantenía entrelazadas en su regazo. "Pero… necesito saber si Happy realmente está siendo manipulado. No puedo sacarme esa duda de la cabeza."

Touka, quien estaba a su lado, le lanzó una mirada suave antes de acercarse y rodear a Carla con sus brazos en un abrazo reconfortante. "Lo entiendo, Carla," dijo con un tono cálido. "Sé lo mucho que significa Happy para ti. Y gracias por confiar en mí para algo tan importante."

Carla permaneció en silencio por un momento, pero finalmente dejó escapar un pequeño suspiro. "No es fácil... no sé si estoy lista para lo que podamos descubrir. Una parte de mí siente miedo... miedo de que, incluso si lo rescatamos, algo entre nosotros cambie para siempre." Su voz temblaba ligeramente, pero mantenía la mirada fija en el suelo.

Touka la apretó un poco más fuerte, sus ojos mostrando una mezcla de comprensión y determinación. "No estás sola en esto, Carla. Yo estaré contigo. Cuando encontremos a Happy, hablaremos con él juntas. Lo enfrentaremos juntas."

Carla sintió una oleada de alivio, pequeña pero reconfortante. Giró ligeramente la cabeza para mirar a Touka. "Gracias... gracias por quedarte a mi lado, incluso cuando no tenía la fuerza para continuar."

Touka sonrió suavemente. "Siempre estaré aquí para ti. Esta misión es para salvar a Happy, pero también para que ambas podamos tener claridad sobre todo lo que ha sucedido. Y no importa lo que pase, sé que lo lograremos juntas."

Ambas se quedaron en silencio por un momento, sintiendo el peso de lo que se avecinaba. El plan estaba listo, pero la incertidumbre de lo que encontrarían en las profundidades del castillo seguía siendo aterradora.

"Lo haremos de noche, entonces," dijo Carla finalmente, con un tono más decidido. "Vamos a descansar esta tarde para estar listas cuando llegue el momento. La noche será nuestro mejor aliado."

Touka asintió, liberando a Carla del abrazo. "Sí, nos mantendremos despiertas durante la noche. Será más fácil evitar los guardias y encontrar una oportunidad de entrar."

Carla miró a Touka una vez más, sus ojos mostrando gratitud. "Gracias por todo... de verdad."

Touka le devolvió la mirada con una sonrisa tranquila. "Lo haremos bien, Carla. Lo haremos por Happy."

Ambas sabían que la noche sería el comienzo de una misión llena de incertidumbre y peligro, pero en ese momento, compartían la misma resolución. Iban a salvar a Happy, sin importar lo que tuvieran que enfrentar en el camino.


[***]

[***]

[***]


Horas más tarde.

Carla y Touka se encontraban en lo alto de un edificio cercano al castillo, contemplando el horizonte teñido de tonos anaranjados y rosados mientras el sol se deslizaba lentamente hacia el ocaso. Desde su posición, podían ver cómo las luces comenzaban a encenderse por las calles, y el ambiente en la capital real se volvía cada vez más tranquilo y silencioso. El toque de queda no tardaría en comenzar.

Carla, con los brazos cruzados, observaba fijamente el castillo. Sentía la tensión en su pecho, pero trataba de mantenerse serena. "Este es el momento. En cuanto anochezca, no habrá marcha atrás."

Mientras el sol terminaba de ocultarse y la oscuridad empezaba a dominar el cielo, Carla y Touka hacían los últimos ajustes en su equipo, preparándose para la infiltración.

Carla, vestida con un elegante y discreto vestido negro con detalles blancos, ajustó la pequeña corbata que llevaba, decorada con diminutos corazones en los bordes. El vestido, aunque sencillo, tenía un aire sofisticado, y las medias negras completaban el conjunto, brindándole un aspecto sobrio pero eficiente para la misión. A un lado de su cintura, colgaba una pequeña cuerda que sería clave durante la infiltración, mientras que una bolsa negra, cargada con la mitad de las herramientas, descansaba cómodamente en su hombro. Carla se aseguró de que todo estuviera en su lugar antes de voltear hacia Touka.

Touka, en cambio, llevaba un traje gris ajustado que resaltaba su figura de manera exagerada, o al menos, eso pensaba Carla. "¿No crees que es un poco… demasiado para una infiltración?" preguntó Carla con una ceja levantada, mirando el atuendo ceñido de su compañera. "¿Además de dónde sacaste ese traje?"

"Vino con las herramientas," Touka sonrió, algo nerviosa, mientras ajustaba la mochila en su espalda, que contenía el resto de las herramientas necesarias. "Es cómodo y se ajusta perfectamente al cuerpo, lo que lo hace ideal para moverse sin ser vista," explicó con una sonrisa, aunque sabía que Carla no estaba del todo convencida. "Además, en una misión como esta, la agilidad es lo más importante."

Carla suspiró, mirando el traje exageradamente ajustado de Touka con escepticismo, pero dejó el tema de lado. "Está bien, pero más te vale que no llames la atención más de lo necesario."

Ambas compartieron una mirada cómplice mientras terminaban de prepararse. El cielo ya estaba completamente oscuro, y sabían que era solo cuestión de minutos antes de que la ciudad cayera en el completo silencio del toque de queda. Con todo listo, Carla ajustó su bolsa y dio un último vistazo a las herramientas que llevaban. Estaban tan preparadas como podían estarlo.

Carla y Touka compartieron una mirada y asintieron. "Vamos." Ambas chicas bajaron y se dirigieron a la entrada de los campos reales.


El aire estaba tenso mientras Carla y Touka se mantenían agachadas, escondidas detrás de unas cajas viejas, observando con cuidado cómo la guardia fantasma salía a patrullar por las calles.

"Esperemos a que terminen de salir para no levantar sospechas." Sugirió Carla desde su posición. Touka asintió con la cabeza.

Los espectros se movían con una precisión casi militar, sus figuras incorpóreas deslizándose bajo la tenue luz de las linternas. Las chicas esperaron en silencio, sin atreverse a respirar fuerte, hasta que la última guardia desapareció en la distancia.

"Vamos, es el momento." Dijo Carla con firmeza. "Es tu turno, Touka."

Touka hizo un leve gesto con la cabeza, y ambas avanzaron. Con un movimiento rápido, Touka se agachó junto a un charco de agua, aprovechando la humedad reciente de las lluvias. Alzó la mano y, utilizando su magia Aqua Aera, abrió un pequeño portal sobre el charco. Sin palabras, Carla fue la primera en atravesarlo, seguida de cerca por Touka.

Al llegar a los jardines reales, se encontraron rodeadas de una vista magnífica, aunque ninguna de las dos estaba en condiciones de apreciarla. Parterres de flores de colores vibrantes, setos meticulosamente cuidados y viñedos que trepaban por las paredes formaban una obra maestra de la jardinería. Sin embargo, nuevamente, las chicas no tenía tiempo para admirar la belleza del lugar. Avanzaron sigilosamente, moviéndose entre las sombras de los arbustos y árboles, cuidando cada paso para no ser detectadas.

Touka se detuvo un momento, mirando alrededor. "Es un lugar hermoso… casi me hace olvidar lo peligroso que es estar aquí."

Carla, quien iba más adelante, respondió en voz baja. "No bajes la guardia, Touka. Si nos descubren, todo habrá sido en vano."

Touka asintió, aunque no pudo evitar una sonrisa nerviosa. "Lo sé, lo sé. Solo intento mantenerme calmada."

Pronto llegaron a una fuente de agua, rodeada de enredaderas. Según la información que habían recibido, este era el lugar que ocultaba un pasadizo secreto. Carla se arrodilló junto a la base de la fuente, examinando los detalles.

"¿Donde estas?" Repitió Carla mientras palpaba los detalles y los bloques de las fuente hasta tratar de encontrar algo que pueda moverse.

Tras unos segundos, notó un pequeño bloque que sobresalía ligeramente. "¡Te encontré!" Murmuró Carla. Sin perder tiempo, lo empujó con firmeza, y la rejilla por donde el agua fluía lentamente se movió, revelando una escalera de mano que descendía hacia las profundidades.

"Buen trabajo, Carla," murmuró Touka, visiblemente impresionada.

"Gracias, pero aún no hemos terminado," replicó Carla, con una ligera tensión en la voz. "Vamos."

Carla fue la primera en bajar por la escalera, su corazón latiendo rápido mientras descendía hacia la oscuridad. Touka la siguió, asegurándose de que la entrada se cerrara tras ellas, sin dejar rastro de su infiltración. Cuando las dos alcanzaron el suelo del pasadizo, el aire húmedo y la oscuridad las envolvieron.

"¿Estás segura de esto?" preguntó Touka en voz baja, ajustando su mochila mientras trataba de mantener su tono firme.

Carla asintió, encendiendo una pequeña lácrima de iluminación para guiar su camino. "Tenemos que hacerlo. Si Happy realmente está siendo manipulado… no podemos dejarlo así."

"Entendido," respondió Touka, decidida. "Estamos juntas en esto y lo sabes bien."

Carla esbozó una pequeña sonrisa en la penumbra. "Gracias… por no dejarme sola en esto."

Ambas continuaron su descenso, listas para enfrentar lo que les esperaba más adelante, el sonido de sus pasos apagado por la pesada atmósfera del castillo subterráneo.


[***]

[***]

[***]


El ambiente dentro del pasadizo era sombrío y húmedo, y los sonidos de sus pasos resonaban débilmente en las paredes de piedra. Carla y Touka avanzaban en silencio, con solo la tenue luz de la lácrima de iluminación guiándolas. Mientras caminaban, las paredes se estrechaban hasta llegar a unas escaleras de caracol, que se elevaban en espiral hacia la oscuridad.

A medida que subían las escaleras, Touka no pudo evitar mirar a Carla. El rostro de su compañera, generalmente firme y sereno, ahora parecía tenso, casi preocupado. Después de unos segundos de duda, decidió preguntar.

"Carla, ¿estás bien?" murmuró Touka, con un tono suave y lleno de preocupación.

Carla no respondió de inmediato, sus ojos permanecieron fijos en el siguiente peldaño mientras seguían ascendiendo. Finalmente, después de un suspiro largo y profundo, habló en voz baja, pero clara.

"Tengo miedo..." confesó Carla, su voz cargada de emociones contenidas.

"¿Miedo? ¿De qué?" preguntó Touka, sorprendida. Nunca había visto a Carla mostrar una vulnerabilidad tan abierta.

Carla detuvo su paso por un instante, el eco de sus pasos desapareciendo en la lejanía. "Tengo miedo de que... tal vez Happy no esté siendo manipulado después de todo. ¿Y si nuestra pelea fue real? ¿Y si todo el resentimiento que él mostró hacia mí era verdadero y no el producto de la manipulación de Shaddick?" Su voz se quebró ligeramente al final.

Touka, notando la carga emocional que Carla llevaba, trató de encontrar las palabras correctas. "Carla, eso es…"

Pero Carla la interrumpió antes de que pudiera continuar. "Sé lo que vas a decir, Touka. Lo que importa ahora es que estamos aquí para averiguar la verdad y rescatar a Happy. Solo… necesito estar preparada para lo que sea que pase cuando lo encontremos. Si él realmente me odia, entonces tendré que afrontarlo."

Touka la miró fijamente, sorprendida por la franqueza de Carla. Nunca había imaginado que su amiga, tan fuerte y decidida, estaría lidiando con dudas tan profundas. "No creo que Happy te odie, Carla. Pero sea lo que sea, no tienes que enfrentarlo sola. Estoy aquí contigo."

Carla asintió lentamente, aunque su rostro seguía cargado de preocupación. "Gracias, Touka. Solo... espero estar lista para lo que venga."

"Estaremos listas para confrontar a Happy," Respondió touka. Por ahora enfoquémonos en seguir avanzando." Carla asintió.

El silencio en el pasadizo solo se veía interrumpido por el suave eco de sus pasos y el sutil crujido de las viejas escaleras bajo sus pies. Cada escalón que subían parecía interminable, y el aire se volvía más denso con cada metro que avanzaban. Las paredes húmedas y frías les recordaban que, aunque subían, seguían atrapadas en las entrañas de un lugar hostil.

Finalmente, después de lo que parecieron incontables minutos de subida, se encontraron de frente con una pared de piedra maciza.

"¿Un callejón sin salida?" murmuró Touka mientras pasaba las manos por la pared, buscando algún mecanismo oculto. "No puede ser, debe haber una forma de seguir."

Carla, observando más de cerca, entrecerró los ojos y notó algo que a primera vista pasaba desapercibido. "Mira," dijo señalando con el dedo. "Ahí, en el borde derecho… una pequeña línea de luz se filtra por el costado. Solo tenemos que empujar esta sección."

Touka siguió la indicación y suspiró, aliviada por el hallazgo. "¡Por fin, parece que hemos llegado al tercer piso!" Dijo, con un tono de esperanza. Pero al examinar la pared más de cerca, frunció el ceño. "Esta pared es demasiado grande y pesada como para moverla manualmente. Hazte a un lado, Carla, yo me encargo."

Carla se apartó, dándole espacio a Touka, quien alzó las manos y comenzó a concentrarse. En un movimiento fluido, invocó su magia de agua, generando rápidamente dos enormes manos de agua cristalina que se formaron a partir del aire y el entorno. Las gotas brillaban con un leve destello bajo la tenue luz.

"¡Aquí voy! ¡Water Push!" exclamó Touka, mientras las manos de agua empujaban la pesada pared con fuerza. El muro de piedra, con un sonido grave y profundo, comenzó a deslizarse lentamente, revelando una pequeña apertura. La luz del otro lado inundó el pasillo, iluminando sus rostros cansados pero determinados.

"Buen trabajo, Touka," dijo Carla con una leve sonrisa, mientras extendía su mano para sujetar la de su compañera.

Touka, sonriendo ligeramente, le apretó la mano mientras ambas atravesaban el estrecho pasadizo. "Vamos, no hay vuelta atrás ahora."

Una vez que ambas cruzaron, el muro se cerró detrás de ellas con un suave clic, dejándolas a solas en lo que parecía una nueva sección del castillo. El aire era diferente allí, más cargado de misterio y tensión, como si los observara.

"¿Donde estamos?" Dijo Touka al ver a su alrededor. "Se que estamos en el tercer piso, pero exactamente en donde nos encontramos."

"Veo varias cosas de aseo." Respondió Carla al ver los objetos amontonados en el suelo. "Me parece que es una habitación de mantenimiento."

Ella observaban que las paredes estaban cubiertas de estanterías llenas de herramientas, cubos y escobas, y el ambiente olía a polvo y madera vieja. El lugar, aunque vacío, era acogedor en comparación con los pasadizos oscuros y fríos que habían dejado atrás. No había rastro de guardias, y el silencio era solo interrumpido por el leve zumbido de los zarcillos de comunicación que llevaban ambas.

"Por ahora, parece que estamos solas," comentó Carla mientras cerraba la puerta con seguro. Sus ojos se movían rápido, escaneando la habitación, pero no había señales de peligro inmediato.

"Perfecto," respondió Touka mientras soltaba un suspiro. Con rapidez, se despojó de su capa, cambio a su forma de batalla y comenzó a cambiarse de ropa. Sacó de su mochila un traje de sirvienta cuidadosamente bordado, similar al de la servidumbre del castillo. Cada detalle estaba diseñado para evitar sospechas, desde los dobladillos hasta los emblemas bordados. Se lo puso con destreza, ajustando cada pliegue y asegurándose de que quedara perfecto.

Carla, mientras tanto, se concentró. Cerró los ojos y utilizó su magia de Precognición, buscando alguna pista sobre la mejor ruta a seguir. Las imágenes borrosas y los destellos del futuro inmediato comenzaron a formarse en su mente, mostrándole un camino despejado hacia las escaleras que las llevarían al siguiente punto de su plan.

Mientras Carla estaba absorta en su magia, Touka se miró a sí misma con una mezcla de melancolía y orgullo. Su dedo rozó uno de los bordados del vestido, y una leve sonrisa asomó en su rostro.

"Me pregunto qué pensaría Happy si me viera ahora..." murmuró con un tono suave, casi inaudible. Su sonrisa, sin embargo, se desvaneció rápidamente, reemplazada por una sombra de tristeza. "Sería divertido… pero supongo que eso ahora no importa."

Carla, quien ocupada utilizando su magia Precognición, la escuchó y lanzó una mirada rápida hacia Touka.

"Touka, ¿dijiste algo?" Pregunto Carla al haber escuchado un murmullo.

Touka negó rápidamente, intentando despejar esos pensamientos. "Nada importante, solo... ya estoy lista."

Espabilando, Touka se ajustó el lazo en la parte trasera del vestido y, con una voz más firme, se dirigió a Carla. "Estoy lista. ¿Cómo vamos a proceder?"

Carla asintió, volviendo su atención a la ruta que había vislumbrado. "Las escaleras están a tres pasillos de aquí. No parece haber guardias, pero no podemos bajar la guardia." Entonces suspiró y se preparó para la parte más incómoda del plan. "Voy a meterme debajo de tu falda... No hagas ningún movimiento raro."

Touka soltó una risita mientras Carla se colocaba cuidadosamente debajo de su falda. "Es bastante surrealista esta situación, ¿No crees?"

Desde debajo de la falda, Carla, visiblemente irritada, respondió: "¡Cállate y concéntrate, Touka! No es como si quisiera estar aquí abajo."

Touka intentó mantener la compostura, pero la escena era demasiado graciosa. Mientras Carla se acomodaba, sus movimientos involuntarios hicieron que Touka diera un pequeño salto. "¡Hey! Cuidado dónde tocas, Carla. Al menos invítame a cenar primero."

"¡Esto no es gracioso!" masculló Carla, tratando de ajustarse en su incómoda posición.

Finalmente, cuando todo estuvo listo y Carla quedó bien oculta, Touka dio unos pequeños pasos para acostumbrarse a caminar con Carla debajo de su falda. "¿Estás cómoda allá abajo?"

"No, pero no tengo otra opción. Solo camina normal." La voz de Carla sonaba algo resignada.

Con una sonrisa traviesa, Touka abrió la puerta de la sala de mantenimiento y salió al pasillo, comenzando a caminar con un ritmo normal. Mientras escuchaba las instrucciones de Carla a través de su zarcillo, no pudo evitar sentir la incomodidad de tener a Carla debajo, pero mantuvo su compostura, intentando no pensar demasiado en la situación.

Touka avanzaba con pasos cautelosos, su respiración entrecortada por el temor de ser descubierta. El castillo, ahora silencioso y oscuro, parecía más amenazante con cada paso que daba. Aunque llevaba el disfraz adecuado, sabía que un solo movimiento en falso podía arruinar todo el plan.

"Mantén un ritmo normal." Repitió Touka en su mente, mientras seguía avanzando según las instrucciones de Carla. "Así no sospecharan."

Pero justo cuando llegaron a la primera escalera y descendieron al segundo piso, Touka se detuvo en seco. Unos metros más adelante, un par de guardias fantasma patrullaban el pasillo, sus figuras flotantes y etéreas, casi translúcidas, daban una sensación de inquietud que hizo que el estómago de Touka se revolviera.

"¡Oh, no!" Murmuró Touka cuando bajo a ese piso. "¡No puedo tan deterneme abruptamente sin que sospechen, Carla!"

"¿Que sucede?" Murmuró Carla al ver que habían bajado notablemente la velocidad con la que caminaban. "¿Acaso son la guardia fantasma?"

"Carla... están justo ahí... ¿Qué hacemos?" murmuró Touka, tratando de mantener la calma pero sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

"Sigue caminando, con paso tranquilo, sin apresurarte," respondió Carla con serenidad desde su escondite bajo la falda. "Te estás poniendo nerviosa, y eso solo atraerá más atención."

Touka tragó saliva, mirando de reojo a los guardias mientras trataba de aparentar normalidad. Pero cada vez que avanzaba un poco más, sentía que su cuerpo temblaba, como si en cualquier momento los guardias pudieran detectarla.

"No puedo... no puedo hacerlo, Carla. Los guardias están justo ahí... ¿Y si nos ven?" Los nervios estaban empezando a apoderarse de ella, y la idea de ser descubiertas por esos espectros hacía que le costara mantener el ritmo.

Carla notó la tensión en la voz de Touka y decidió intervenir con un tono más suave. "Touka, escúchame. Sé que esto parece aterrador, pero lo estás haciendo bien hasta ahora. Si sigues con calma, pasaremos desapercibidas." Hizo una pausa breve antes de añadir, "Confía en mí, te estoy guiando. Solo sigue mis indicaciones, y saldremos de esta."

Touka respiró hondo, pero no podía evitar que su mirada se fijara de nuevo en los guardias. Las sombras que proyectaban mientras flotaban por el pasillo eran inquietantes, como si en cualquier momento se giraran y notaran su presencia.

"¡Touka! Mírame, bueno... imagíname," continuó Carla con un tono firme pero cálido. "Nos hemos mentalizado para esto. Además hemos pasado por cosas mucho peores que unos guardias fantasma. ¿Recuerdas cuando enfrentamos aquellas manos gigantescas en Elentir? Esto no es nada en comparación. Solo mantén la cabeza fría."

Touka soltó una leve risa nerviosa, recordando esa misión. "Sí, pero al menos no estaban flotando... y no eran fantasmas..."

"Exacto, y si pudimos con ellos, podemos con esto." Carla ajustó su posición ligeramente desde el escondite bajo la falda. "Además, si algo sale mal, siempre puedo salir y sorprenderlos... aunque preferiría no tener que hacerlo desde aquí abajo."

Touka sonrió levemente ante el comentario, sintiendo que el peso del miedo comenzaba a disminuir. La imagen de Carla tratando de luchar desde debajo de su falda, aunque inverosímil, le dio una dosis de alivio.

"Está bien, seguiré tu ritmo," murmuró Touka, sintiendo cómo la calma volvía a su cuerpo gracias a las palabras de Carla.

Con la confianza restaurada, Touka avanzó con paso firme, pero relajado, manteniendo la cabeza alta como si no tuviera nada que temer. Los guardias fantasma continuaron su ronda, flotando sin prestar atención a la joven sirvienta que caminaba con aparente naturalidad por el pasillo.

"A la derecha en el próximo pasillo," susurró Carla, su voz como un ancla de seguridad para Touka.

Cuando llegaron a la esquina, Touka giró rápidamente, sintiendo el alivio correr por su cuerpo al saber que habían dejado a los guardias atrás. Sin embargo, justo en ese momento, al tratar de girar en una nueva esquina, Touka se detuvo abruptamente y se regresó rápidamente.

"¿Qué sucede ahora, Touka?" preguntó Carla, desde su escondite bajo la falda, con una mezcla de preocupación y curiosidad en su voz.

"E-Es... Adrien..." Touka tragó saliva, su rostro palideciendo al reconocer al temido Exceed en el pasillo que debían tomar. "Está justo allí."

En el pasillo se encontraba Adrien en su forma humana, su presencia imponente y segura. Era el mismo Exceed que había manipulado la situación para intentar aprovecharse de Carla, según las sospechas de Happy, aunque Carla había optado por no creerlo. Sin embargo, Happy había insistido en que Adrien usaba un anillo de encanto para manipularla.

Touka estaba preocupada por dos razones. Primero, Adrien sin duda podría identificarla como un infiltrado si la descubría, lo que arruinaría su plan de rescatar a Happy. Segundo, temía que la mención de Adrien pudiera haber desencadenado recuerdos dolorosos para Carla, rememorando el fatídico día en que peleó con Happy.

"¡Carla, por favor, que hacemos!" Touka expresó desesperada, su voz temblando mientras sus ojos recorrían el pasillo en busca de una solución. "¡Tranquilízate, por favor!"

Carla, al escuchar el nombre de Adrien, empezó a respirar con dificultad. Sus recuerdos del enfrentamiento con Happy y las manipulaciones de Adrien la estaban afectando profundamente. Ella trató de mantener la calma, pero su mente estaba nublada por la angustia.

"Carla... ¿estás bien?" preguntó Touka, sintiendo cómo el pánico comenzaba a apoderarse de ella también. "¡Carla, respira!"

Carla, aún temblando, trató de enfocar su mente en la situación presente. "T-Touka... estamos en peligro, pero tenemos que mantenernos tranquilas. Si Adrien nos ve, todo estará perdido."

Los pasos de Adrien se acercaban, resonando cada vez más fuerte en el pasillo. El corazón de Touka latía con fuerza, y el pánico casi la paralizaba. Sus ojos recorrían el pasillo desesperadamente en busca de un lugar para esconderse, pero cada opción parecía más lejana que la anterior.

"¡Carla, por favor...!" imploró Touka, su voz llena de urgencia.

Entonces Adrien pasó por el pasillo y dió un vistazo hacia el lugar donde había estado Touka, y siguió de largo al no haber visto nada raro. Pues no habia ninguna señal de que alguien estuviera en ese lugar.


[***]

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El corazón de Touka latía tan fuerte que podía sentirlo en los oídos. Había logrado entrar a la primera puerta que encontró antes de que Adrien la viera de manera que logro ocultarse.

Dentro de la sala, Touka se apoyó contra la puerta, tratando de calmarse mientras su corazón seguía acelerado. "¡Eso fue demasiado cerca!" exclamó, su voz aún temblando de adrenalina.

Carla, desde su escondite, finalmente pudo liberar un suspiro de alivio. "Lo hiciste bien, Touka. Ahora necesitamos encontrar una forma de salir de aquí sin más incidentes."

Touka asintió, tratando de recuperar el aliento y preparar el siguiente paso de su misión, mientras el eco de los pasos de Adrien se desvanecía en la distancia.

"¿Por cierto? ¿En que habitación entraste Touka?" Pregunto Carla algo más calmada.

"En el peor lugar posible." Touka respondió con temor en su voz. Estaba en la sala de descanso del personal del castillo. Varias figuras de la servidumbre estaban allí, charlando entre sí. Intentó respirar hondo, pero la situación no dejaba espacio para relajarse.

El pánico la invadió de nuevo. Si alguno de esos trabajadores notaba algo extraño en ella, podrían alertar a los guardias fantasma.

"¡Demonios tengo que salir de aquí, antes de que alguien más me vea!" Pensó Touka.

Tragando saliva, Touka dio un paso hacia atrás, buscando una salida sin llamar la atención. Estaba a punto de retirarse cuando la misma puerta por la que había entrado se abrió de nuevo, revelando una figura imponente.

Era una Lince verde de aspecto elegante, claramente distinguida entre el personal. Su uniforme estaba perfectamente ajustado y cada uno de sus movimientos reflejaba autoridad. Touka sintió cómo su estómago se retorcía cuando se dio cuenta de quién era. No había duda: se trataba de la encargada de la servidumbre del castillo.

El ambiente en la sala cambió inmediatamente cuando la encargada entró. Todo el personal dejó de hablar y volvió a sus quehaceres en un segundo. La Lince verde caminó lentamente hacia el centro de la sala, sin todavía fijar su mirada en Touka. Pero cada segundo que pasaba se volvía más tenso, y Touka sabía que, si la descubría, las cosas se pondrían feas.

Con Carla aún oculta bajo su falda, Touka hizo lo posible por parecer natural, aunque sentía que en cualquier momento podría ser descubierta. El tiempo se detuvo mientras la encargada ajustaba su mirada en todos los presentes, como si pudiera detectar cualquier error en cuestión de segundos.

Touka sintió el sudor frío recorriendo su espalda mientras la encargada recorría la habitación con la mirada, su expresión severa como si cada sirviente bajo su mando fuera un potencial infractor de las reglas.

"¿Todo en orden aquí?" preguntó la Lince con voz firme y autoritaria. Sus ojos se posaron brevemente en cada sirviente, analizando con precisión cada uno de sus movimientos.

Touka, sintiéndose pequeña bajo la mirada de la encargada, trató de no parecer fuera de lugar. Apretó sus manos, ocultándolas detrás de su falda, esperando que su disfraz fuera convincente.

La Lince finalmente fijó sus ojos en ella, y el corazón de Touka dio un vuelco.

"Tú," dijo la encargada, acercándose con paso firme. Touka sintió el aire volverse pesado.

"S-sí, señora," respondió Touka, forzando una sonrisa mientras intentaba mantener la calma.

La encargada la miró de arriba abajo, como si algo en ella no encajara. Touka sintió que cada segundo bajo su escrutinio era una eternidad. Carla, desde su incómodo escondite, intentaba mantenerse lo más quieta posible, aunque en ese momento sentía la necesidad de moverse para aliviar el entumecimiento.

"No te he visto por aquí antes," comentó la encargada, cruzando los brazos con desconfianza. "¿Nueva, supongo?"

Touka, intentando controlar los nervios, asintió. "S-sí, recién asignada hoy..."

La encargada la miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera evaluando cada palabra.

"¿Quién te asignó aquí? ¿Por qué no estás en tu puesto? Es un mal momento para que el personal se distraiga," agregó con una voz que destilaba autoridad.

Touka tragó saliva, sabiendo que cada respuesta podría ser un desastre si no era lo suficientemente convincente.

"Me envió la señorita Marice... Me pidió que trajera algunos documentos, pero... me perdí en los pasillos, señora," improvisó Touka, recordando el nombre de una de las sirvientas que había oído mencionar antes.

La encargada levantó una ceja, dudando por un momento, pero pareció aceptar la excusa.

"Hmpf, te perdonarán esta vez, pero no vuelvas a distraerte. Debes aprender a moverte rápido y sin ser vista en este castillo," replicó con una leve frialdad en su tono.

Touka hizo una profunda reverencia. "Sí, señora. No volverá a suceder."

La Lince verde se giró, pero justo antes de alejarse, algo llamó su atención. La encargada se inclinó ligeramente hacia Touka, observando la falda. "¿Qué llevas ahí?"

El corazón de Touka se detuvo. Carla, bajo la falda, sintió el movimiento y se preparó para lo peor.

"¿Eh?" Touka dio un paso hacia atrás, intentando sonar tranquila. "Nada, señora... Sólo un mal ajuste del vestido, supongo." Rió nerviosa.

La encargada frunció el ceño. "Asegúrate de arreglarlo. No podemos permitirnos sirvientas que no mantengan su uniforme en perfectas condiciones."

Touka asintió nerviosa. "Sí, señora. Lo haré de inmediato."

La Lince verde la miró una última vez antes de señalar a un grupo de sirvientas que pasaba por el corredor. "Estamos con falta de personal. Tú, acompáñalas a la lavandería. No tengo tiempo para desvíos. Que aprendan a ser útiles."

Touka tragó saliva, pero no tuvo más opción que obedecer. Con Carla aún oculta bajo su falda, se unió al grupo de chicas jóvenes, todas M.F de diferentes especies, quienes se dirigían hacia el cuarto de lavandería en el cuarto piso.

Después de que la encargada les asignara la tarea de llevar la ropa al cuarto de lavandería, Touka sentía el peso de la situación agravarse. No solo tenía que disimular su nerviosismo, sino también el hecho de que Carla estaba completamente aferrada a una de sus piernas.

A medida que avanzaban por los pasillos del castillo, Carla, sintiendo el peligro cada vez más cerca, había optado por aferrarse aún más a Touka. No solo abrazaba la pierna con fuerza, sino que había enrollado su cola alrededor de ella para evitar sobresalir y ser descubierta. Cada paso que daba Touka se volvía más torpe, pero hacía todo lo posible por disimular su incomodidad.

"Carla, no aprietes tanto..." murmuró Touka entre dientes, intentando que su voz no fuera audible para las otras sirvientas que caminaban a su lado.

"Es esto o ser descubiertas," susurró Carla desde su escondite. "Haz lo que puedas para no levantar sospechas."

Touka asintió con disimulo, intentando mantener una expresión tranquila mientras las otras sirvientas charlaban entre ellas. Con cada paso, sentía el peso de Carla aferrada a su pierna, pero sabía que no podía hacer nada hasta que llegaran a la lavandería.

Mientras avanzaban, las chicas conversaban animadamente entre ellas. Una de las sirvientas, una loba joven de cabello negro con mechas amarillas, se acercó a Touka con una sonrisa amistosa. "Oye, no te he visto antes por aquí," comentó mientras equilibraba su canasta de ropa sobre la cabeza. "¿De dónde vienes?"

Touka, intentando parecer tranquila, respondió titubeante. "Oh... soy nueva, vine del distrito costero."

La loba levantó una ceja, interesada. "¿Costero, eh? Debe ser bonito allá. Yo provengo del distrito nevado." Luego añadió con una sonrisa más amplia: "Por cierto, soy Lyra. ¿Y tú?"

"Touka," respondió ella, devolviendo una sonrisa forzada.

Las chicas continuaron caminando mientras charlaban, pero Lyra no dejaba de hablar con Touka, tratando de incluirla en la conversación. "Y dime, Touka, ¿tienes algún chico en tu vida?" preguntó de manera juguetona, mientras las demás chicas reían suavemente.

El rubor cubrió las mejillas de Touka al escuchar la pregunta. Aunque inicialmente se había sentido incómoda, no pudo evitar sonreír al pensar en Happy. "De hecho, sí... tengo a alguien muy especial."

Las demás sirvientas la miraron con curiosidad, y Lyra no pudo evitar seguir preguntando. "¡Oh! ¿Y cómo es? ¿Te enamoraste a primera vista?"

Touka, olvidándose momentáneamente de su situación, empezó a contarles su historia con entusiasmo. "Nos conocimos hace algunos años, cuando fui raptada por unos rufianes. Estaba completamente asustada... pero él llegó, justo a tiempo, para salvarme. Desde entonces, no he podido dejar de pensar en él."

Las chicas la miraban con ojos brillantes, emocionadas por la historia. "¡Qué valiente debe ser!" exclamó una de ellas. "¿Cómo es? ¡Cuéntanos más!"

Touka sonrió ampliamente, perdida en sus pensamientos. "Es increíble... siempre es tan fuerte, tan valiente. Me hace sentir segura, como si nada pudiera salir mal cuando está a mi lado."

Mientras describía a Happy, su timidez se esfumaba, y no pudo evitar perderse en sus pensamientos, hasta el punto de hablar de más. "Así es mi querido Ha..."

Pero justo cuando Touka estaba a punto de decir el nombre de Happy, un dolor punzante recorrió su pierna. Carla, desde su escondite bajo la falda, había clavado ligeramente sus garras en ella para evitar que revelara más.

"¡Ay!" exclamó Touka, deteniéndose un momento antes de recuperar la compostura. "Ehm... bueno, ya saben, cosas del amor." Sonrió, aunque por dentro estaba furiosa por la intervención de Carla.

El resto del camino estuvo lleno de comentarios sobre su historia de amor, y aunque Touka intentaba seguir la conversación, no podía evitar lanzar miradas de desaprobación hacia donde Carla se escondía. Finalmente, llegaron al cuarto piso, y la sala de lavandería se abrió ante ellas.

Al entrar a la lavandería, Touka fue rápidamente asignada a su tarea. Entonces Lyra se le acercó. "Como eres nueva supongo que no sabes cómo funcionan las cosas por aquí ¿Verdad?"

"Tienes razón, ¿Que tengo que hacer, Lyra?" Dijo Touka algo indiferente, ya que realmente estaba maquinando alguna idea para salir.

"Deberás cumplir con tu plazo de entrega antes de poder terminar tu turno y regresar al ala de los trabajadores. Ahí te espera una habitación para descansar. Pero hasta entonces, sigue el ritmo y no te distraigas," le aconsejó la loba con un tono amable, pero firme.

Touka, atrapada entre su misión y el disfraz que debía mantener, asintió sin decir mucho. Mientras trabajaba, el ruido de las máquinas de lavado llenaba la sala, y cada vez que se detenía a pensar en cómo rescatar a Happy, se sentía aún más atrapada. Intentaba maquinar un plan, pero ninguna idea parecía viable. "No puedo seguir así. Tengo que pensar en algo... pero ¿qué?" se decía a sí misma mientras doblaba las prendas con movimientos automáticos.

De repente, una conversación entre dos sirvientas captó su atención.

"¿Te enteraste de lo del sótano?" dijo una de ellas, una ardilla con cola tupida. "Los del turno nocturno han tenido problemas con las máquinas de secado. Han suspendido todo hasta que logren repararlas."

Touka se congeló por un momento. Su mente empezó a trabajar de nuevo. "Eso es. El sótano." Si lograba mandar a Carla por el ascensor de servicio hasta allí, podrían aprovechar el caos para avanzar hacia el calabozo.

Con una idea clara en su cabeza, Touka supo que era el momento de actuar. Levantó un canasto de ropa húmeda y, sin llamar la atención, se acercó al ascensor de servicio. Sabía que este pequeño montacargas era usado para mover la ropa y otras cargas entre los diferentes pisos del castillo.

Aprovechando el momento, miró de reojo a Carla, que seguía aferrada a su pierna. "Carla, vamos a hacer esto ahora," susurró.

Carla miró el pequeño ascensor, y entendió rápidamente el plan. "Así que quieres que continúe sola," dijo en voz baja.

Touka asintió. "Por ahora. Yo tengo que seguir trabajando aquí hasta que pueda salir sin levantar sospechas. Te mandaré al sótano, estarás a un piso del calabozo. Desde ahí, deberías poder avanzar sin problemas... pero ten cuidado."

Carla suspiró, consciente de los riesgos, pero sabía que no había muchas más opciones. "De acuerdo, estaré esperando en el sótano. Pero si las cosas se complican..."

"Lo sé," interrumpió Touka, "si te metes en problemas, iré lo más rápido posible. Confío en ti."

Ambas intercambiaron una mirada de complicidad, sabiendo que debían tener éxito. Touka le sonrió antes de tomar una canasta de ropa húmeda y vaciarla parcialmente, creando espacio para que Carla se ocultara.

"Buena suerte," le susurró Touka mientras colocaba a Carla cuidadosamente en el fondo de la canasta y cerraba la tapa. Luego empujó la canasta dentro del ascensor de servicio, enviando el montacargas directo al sótano.

Carla, escondida entre la ropa húmeda, observó cómo las puertas se cerraban mientras sentía el suave movimiento del ascensor descender. Sabía que estaba un paso más cerca del calabozo, donde Happy la esperaba, pero también que cada segundo contaba para que el plan saliera bien.


Fin del Capítulo 15


Bueno gente, hemos llegado al final de este capitulo. Les voy a hacer sincero, he estado bastante recio a escribir este capítulo, ya que se me complicó bastante la planificación del plan de rescate de Happy. Déjeme explicar algo importante, la historia ya está planificada, pero no está escrita por completo, por lo es posible que añada cambios importantes a la historia con respecto a la planificación original. Por ejemplo, desde que comencé a escribir esta historia, he hecho adiciones importantes a la historia, como uno que vereis en uno en dos capítulos.

Por otra parte, me había dado cuenta que este capítulo era exageradamente largo así que debí cortarlo en dos partes, pero a diferencia del capítulo "Lazos Rotos" este capítulo debido a lo que va a suceder, tendrá su propia denominación.


Respondiendo comentarios:

AzurekMagician: Me alegro que te haya gustado el capítulo anterior. Pero me preguntó a mí mismo, cuáles fueron exactamente las revelaciones importantes que encontraste, por qué yo estaba pensando en que habían más información y revelaciones de lo que parece a simple vista.

Si les gusto el capítulo, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.

InsideBlu se despide, hasta la próxima.

¡Good Bye!


Próximo Capítulo 16: Juicio Real