Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima


Nota de Autor: Este capítulo están largo que quise dividirlo en dos, pero ya no quería hacerlos esperar más por este final de "temporada." Por cierto, este capítulo es un 2x1 ya que está el capítulo 21 y 22, claramente marcados para diferenciar e indicar cuando inicia el otro capítulo.


Fairy Tail: Nueva Extalía

Capitulo 21: La Noche Vista por todo el Reino

Arco del Nuevo Reino


Happy se encontraba jadeando, pero con una sonrisa de satisfacción, dejó caer la Lágrima de Hielo al suelo y notó que, a pesar de haberse usado en el combate, el cristal permanecía intacto, emanando un suave resplandor frío.

Entonces observo su brazo derecho, estaba completamente congelado y cristalizado. Él lo había arriesgado durante el combate, "Valió... La pena."

Con la bestia fantasmal destruida, esta ya no representaba una amenaza. Happy volvió a su forma Exceed, dejando que su cuerpo descansara de tan intensas fuerzas. Aunque exhausto y con el brazo paralizado por el hielo, una sensación de satisfacción lo invadió. Sabía que había logrado lo imposible.

Con una sonrisa cansada, se dejó caer de rodillas en el suelo. "Lo logré…" murmuró con una sonrisa débil, sintiendo cómo el agotamiento finalmente se apoderaba de él.

Antes de caer agotado, abrió los ojos."¡No! Debo volver con las chicas... Espero que se encuentren bien... ¡No!" Se corrigió el mismo. "Ellas estarán bien... confío en ellas..."

Entonces Happy preparando sus alas, su mirada volvió a posarse en la lácrima de hielo y al mirar hacia el agujero de donde el había caído con la bestia. Algo cruzó por su mente, "Debería devolverla a la sala de refrigeración de la cocina real", murmuró para sí mismo. "Sería un desastre si se dañara toda esa comida… especialmente con tanta gente en el castillo."

Sin embargo, apenas pensó en la palabra "comida," su estómago rugió con una intensidad tal que resonó por toda la habitación. Happy se quedó en silencio un segundo y luego estalló en carcajadas. "¡Ja, ja, ja! ¡Ni siquiera he comido nada decente desde que me atraparon hace una semana!" Dándose cuenta de su hambre, decidió que no podía ignorar ese detalle más tiempo.

Mientras se preparaba para recoger la Lácrima de Hielo, notó una pieza de armadura de la bestia tirada a un lado, un peto metálico oxidado pero aún útil. Lo levantó y sonrió: "Esto servirá." Colocó la Lágrima de Hielo dentro del peto, ajustándola cuidadosamente para no dejar que el frío extremo de la gema lo congelara de nuevo.

Con la Lácrima bien asegurada, se imaginó su próximo destino y murmuró para sí: "Bueno… ya que iré a la cocina, podría llevarme algo de comer." Con la emoción renovada y una sonrisa en el rostro, Happy emprendió su camino, en busca de alimento y un poco de paz después de su ardua batalla.


[...]

[...]

[...]


Pasillo lateral del castillo

El aire aún estaba denso por la batalla que había tenido lugar poco antes. El pasillo aún resonante con los ecos de la lucha, parecía casi silencioso ahora, con la única luz proveniente de la tenue luminiscencia que quedaba tras la batalla contra Adrien.

En ese momento, apareció Happy volando con una hilera de salchichas envuelto alrededor de su cuello, como si fuera una especie de bufanda improvisada. Mientras comía una de ellas despreocupado, la escena cambió abruptamente cuando divisó a Carla y Touka en el suelo, inconscientes, junto al cuerpo de Adrien también tendido y sin movimiento. Un escalofrío lo recorrió, y su expresión pasó de despreocupación a profunda preocupación.

"¡Carla! ¡Touka! Chicas..." murmuró, tocando suavemente la cara de Carla. Intentó moverla ligeramente, pero no hubo respuesta. Luego se inclinó hacia Touka, pero tampoco parecía reaccionar. "¡Vamos despierten!"

Él empezó a zarandearlas a ambas chicas para tratar de despertarlas a las dos. Pero sin mucho éxito.

"No te preocupes, solo están inconscientes."

Él miró hacia abajo y vio el cetro real. "Aoi... Se que están inconscientes, pero que me preocupa que fue lo que sucedio aquí." Dijo Happy mientras veía a la Exceed pixelada.

Desde el cetro real, Aoi sonrió, señalando con un destello en la esfera. "Carla y Touka lograron derrotar a Adrien," le explicó, "aunque él se negó a caer hasta el último momento."

Happy soltó un suspiro de alivio, pero su preocupación por sus compañeras lo hizo concentrarse rápidamente en tratar de despertarlas.

"¿Ahora como las puedo despertar?" Se pregunto Happy.

"Intenta con un estímulo externo, como cosquillas o algo similar que las hagas reaccionar," sugirió Aoi.

Happy asintió y pensó en que podría utilizar para despertar a las chicas. Se quedó pensando hasta que su mirada se poso en su propia cola que se movía armoniosamente. Él sonrió al instante.

Sonriendo para sí mismo, Happy usó su cola con destreza. Moviéndola con rapidez, la acercó a las narices de ambas chicas y comenzó a hacerles cosquillas.

Las primeras reacciones fueron mínimas: un leve temblor en sus rostros, un pequeño movimiento involuntario. Pero poco a poco, el leve toque de las cosquillas comenzó a hacer su efecto. Primero fue una pequeña sonrisa en los labios de Carla, luego un leve resoplido de Touka.

Carla fue la primera en abrir los ojos. "¿H-Happy...? Estás a salvo... Estás..." Ella se calló abruptamente mirándolo confundida, frunció el ceño y lo primero que dijo fue: "¿Por qué... tienes salchichas alrededor del cuello?"

"¿Eh? Sobre esto..." Happy sonrió torpemente.

Antes de que Happy pudiera responder, Touka comenzó a despertarse también. Parpadeando y observando la escena, comentó con una sonrisa cansada, "Solo tú, Happy... solo tú podrías tener el ánimo de comer después de una pelea así."

"¡Estaba buscando algo para comer!" respondió Happy entre risas, señalando las salchichas. "¡No he comido nada decente desde que me capturaron!"

"Pero en serio ¿fuiste primero por la comida que por nosotras?" Cuestionó Touka con una ligera sonrisa.

"Es que al derrotar a la bestia fantasmal, devolví la lácrima de hielo al refrigerador y me dio hambre al ver los alimentos..." Happy murmuró hasta casi esto último.

Carla y Touka intercambiaron una mirada, y ambas comenzaron a reír de nuevo. Era difícil contener la risa al ver a Happy tan… Happy, incluso en medio de la seriedad del momento.

El sonido de sus risas resonó por todo el pasillo, un breve respiro en el caos que había precedido. Después de todo lo que habían pasado y del peligro constante, ese momento de alivio y unidad era justo lo que necesitaban.

Happy, con su hilera de salchichas todavía colgando como bufanda alrededor de su cuello, se sentó en el suelo junto a Carla y Touka. Ambas estaban aún un poco aturdidas, pero las risas recientes se habían desvanecido, dando paso a un ambiente más sombrío.

Happy dejo de reír, cambio a una expresión de preocupación. "¿Pueden levantarse?"

Carla, tocándose la cabeza y sacudiéndose la confusión, intentó ponerse en pie, pero el esfuerzo parecía costarle. Touka, un poco más estable, la ayudó, y ambas terminaron sentándose en el suelo. No era el lugar más cómodo, pero al menos estaban seguras por el momento.

"Mejor descansemos un rato...

Happy, mientras tomaba un descanso y mordisqueaba otra salchicha, observaba en silencio, notando que la batalla había dejado más huellas de las que imaginaba. Sin embargo, algo tenía que decir algo.

"Conseguí destruir la bestia fantasmal," dijo Happy con una sonrisa cansada, aunque al hacerlo, su rostro se tornó serio, "pero me costó bastante poder mágico..." Se calló de repente, mirando alrededor.

El pasillo estaba cubierto de escombros, marcas de lucha, y aún se podía sentir el poder mágico residual de la batalla. Happy volvió a posar su mirada a hacia donde estaba Adrien inconsciente, unos metros más allá, tendido en el suelo. Era una visión algo impactante, considerando el nivel de arrogancia y desprecio con el que siempre se había comportado.

"¿Qué… qué pasó realmente aquí?" preguntó Happy, su mirada alternando entre Carla y Touka, antes de mirar nuevamente a Adrien.

Desde la esfera del cetro real, Aoi apareció pixelada, un brillante resplandor emergió de su esfera. Señaló con una flecha de luz pixelada hacia Carla. "Ella estuvo impresionante para ser su primera vez usando el cetro real como su arma."

Carla desvió la vista por un momento, incómoda. "No fue solo mi pelea, Happy. También Touka me ayudó al final." Miró a su amiga, con una expresión agradecida. "La batalla casi me cuesta la vida. Logré derrotarlo, pero salí bastante lastimada..."

"Pero Adrien si fue bastante duro de derrotar." Admitió Carla. "Incluso despues de recibir el impacto directo de mi magia, él halló el coraje y la fuerza para volver a levantarse. Era un verdadero monstruo."

"¿No crees que están exagerando?" Pregunto Happy.

Ambas chicas lo miraron con recelo. "No es exagerado. Sino fuera por la intervención de Touka, Adrien me hubiera matado." Respondió Carla. " De hecho, Touka, le diste un buen golpe."

Touka sonrió algo avergonzada. "Tú tampoco no estuviste del todo mal Carla. Pero es impresionante que Adrien soportara todo eso y lo único que lo dejo inconsciente fue el último golpe de Carla.

"Tienes razón, a pesar de ser nuestro enemigo, Adrien tiene una determinación y una fuerza de voluntad impresionante."

Happy volvió a mirar a Adrien. "Entonces chicas... ¿Que vamos a hacer con él?" Le pregunto a sus compañeras. Pero ninguno podía pensar en una respuesta.

Aoi miro a las expresiones faciales y teniendo en cuenta lo que habían dicho sobre Adrien, llegó a una conclusión. "Chicos, si lo que dicen de Adrien es verdad, es decir que es alguien sumamente peligroso. Lo mejor sería que acabemos con él antes de que se convierta en una amenaza. Es decir antes de que causes problemas en el futuro. ¿No les parece?" Sugirió ella.

El ambiente se sintió pesado de inmediato y el equipo Exceed se quedó completamente callado al escuchar la sugerencia sombría de Aoi.

Happy miro a sus compañeras y tomando el cetro real, miro a Aoi directamente a los ojos. "No. No podemos hacer eso. Aunque él nos haya hecho demasiado daño y sufrimiento, sigue siendo un Exceed, una vida."

"Pero..." Intento refutar Aoi, pero el cetro donde se encontraba, ahora había sido tomado por Carla

"No podemos ser como él." Añadió Carla ante la argumentación de Happy.

"Entiendo. Pero espero que sean conscientes de que está clase de decisiones, pueden traer consecuencias."

"Lo entendemos y estamos dispuestos a aceptarlas." Respondió Touka. "Entonces ¿Que haremos con él?

"Lo mejor sería atarlo y mantenerlo inmovilizado, al menos hasta que decidamos que hacer con él. No podemos dejarlo suelto para que cause más problemas." Sugirió Carla.

Todos estuvieron de acuerdo, y comenzaron a quitarles las pertenecias a Adrien, para que no pudiera escapar de ninguna manera. Primero, le quitaron una daga, después un estuche de lentes, municiones, e incluso un comunicador. Al revisar su chaqueta, algo callo en un tintineo.

Era una llave.

Happy abrió los ojos y se percató de algo sumamente importante. "Esta es la llave de nuestra cabaña. Pero... ¿Como demonios obtuvo esto?" Pregunto refiriéndose a la llave.

Carla se quedó callada por un momento y se acercó. "Es mi culpa... Esa era una de las cosas que llevé para realizar el ritual de Adrien..." Reveló triste Carla. "Discúlpenme..."

Happy entendiendo, le puso su pata en el hombro reconfortandola. "Aunque la usaste, en ningún momento vi que se la llevó."

Touka carraspeó un poco para interrumpir ese momento entre ambos. "Él tomo la llave el mismo día que te capturó."

"Entiendo..." Entonces los ojos de todos los Exceeds se abrieron al instante. "Entonces por esto era que teníamos que derrotar a Adrien. ¿Verdad, Aoi?"

"Tenía el presentimiento de que Adrien haya tomado eso como trofeo, y por eso les sugerí que pelearán con él, ya que había una gran posibilidad de que él tuviera algo suyo." Reveló Aoi.

El equipo Exceed entendió por completo. Ahora con la llave en su poder de vuelta, tenían de vuelta su refugio y su actual hogar.


[...]

[...]

[...]


Al cabo de unos minutos, por fin terminaron de desvalijar a Adrien de sus posesiones.

Happy miró alrededor, pensativo. " Entonces ¿Cómo vamos a atarlo?", preguntó, observando a Adrien inconsciente sobre el suelo.

Touka, siempre práctica, le respondió: "Aún tenemos las herramientas de la infiltración. Venían junto a una cuerda."

Pero Carla negó con la cabeza. "No, las dejé atrás cuando fui capturada por Shaddick." Suspiró, frustrada por la situación. "Lo único que tenemos ahora es esta cuerda de la hilera de salchichas que tiene Happy. ¿Podrías terminar de comer para usar esa cuerda?"

Happy asintió sin dudarlo, comiendo la última salchicha de su improvisada bufanda. Luego, con la cuerda se acercó a Adrien, asegurándose de que quedara bien atado al barandal. Sin embargo, mientras trabajaba, una idea se cruzó por su mente. Miró a Carla, pensativo. "No sé... me da la sensación de que deberíamos hacer algo más. No quiero que quede esta sensación de resentimiento."

Carla le dio una mirada comprensiva, sabiendo exactamente a qué se refería. "Yo también lo siento. Pero... ¿qué podemos hacer?"

Touka, que había estado observando la escena en silencio, de repente mostró una sonrisa traviesa. "Bueno, entre las pertenencias de Adrien encontré un rotulador negro. Podríamos darle un toque personal."

Los ojos de Carla y Happy se encontraron, y la complicidad en sus miradas fue inmediata.

Carla se ríe suavemente mientras va por el marcador rojo. Con una sonrisa traviesa en su rostro, ambos se acercan a Adrien, quien sigue atado al barandal, incapaz de defenderse. Happy empieza a dibujarle unas gafas de sol en su rostro, mientras Carla le agrega un mostacho de villano y un par de pestañas exageradas.

La situación no podía ser más absurda, pero era exactamente lo que necesitaban después de todo lo que había sucedido.

Mientras terminaban de dibujar en el rostro de Adrien, Happy, Carla y Touka compartieron una última mirada cómplice y satisfecha antes de prepararse para marcharse. Aún sentían el peso de la pelea en sus cuerpos, cada paso era lento y pesado, como si cada uno de ellos arrastrara la fatiga de la reciente batalla.

El agotamiento era evidente en sus ojos y en la manera en que se apoyaban entre ellos para seguir avanzando. Happy llevaba una expresión entre cansancio y alivio, Carla caminaba a su lado, respirando de forma entrecortada, y Touka trataba de mantener su compostura, aunque cada tanto le flaqueaban las patas.

Al final, satisfechos con su "obra de arte", se alejaron de Adrien, quien ahora lucía irreconocible con su rostro lleno de dibujos. La escena era tan ridícula que, por un momento, olvidaron todo el estrés de la batalla.

"Vaya, chicos, son realmente maduros," comentó Touka con sarcasmo, observando el resultado de sus esfuerzos.

Carla y Happy se echaron a reír, aliviados por la risa compartida. "Me gustaría ver si expresión cuando despierte, pero tenemos que irnos."

Las chicas asintieron y se levantaron, apoyandose la una a la otra.

Mientras caminaban por el pasillo, dejando atrás a un Adrien atado y "decorado", sentían que, por primera vez en mucho tiempo, podían relajarse un poco. Finalmente, se alejan de Adrien, dejando atrás su obra maestra', un recordatorio visual de que no todo en el mundo tiene que ser tan sombrío, incluso en medio de la batalla.


[...]

[...]

[...]


A medida que el equipo Exceed avanzaba por los pasillos del castillo, el sonido de sus pasos resonaba en el silencio. La atmósfera, cargada de tensión, pesaba sobre ellos. Carla, con su rostro serio, avanzaba al frente, pero sus movimientos eran lentos, sus piernas se sentían algo pesadas, como si cada paso costara más que el anterior. A su lado, Touka caminaba encorvada, su rostro reflejaba una mezcla de fatiga y concentración. Happy, que volaba ligeramente por encima de ellas, no podía evitar mirar con preocupación a sus compañeras.

Al ver sus cuerpos tambaleantes, un pensamiento cruzó por la mente de Happy: "Estan agotadas… Todos estamos agotados."

El viento golpeaba su rostro, pero no le refrescaba. En lugar de sentir la usual energía de su vuelo, él también sentía el peso de la fatiga. A cada minuto que pasaba, el cansancio se acumulaba en su cuerpo. Observó las expresiones de sus amigas, cómo sus ojos, que antes brillaban con determinación, ahora reflejaban agotamiento y desgaste.

"Chicas ¿estáis bien?" pregunto él algo preocupado.

"Si, esto es solo cansancio." Respondió Carla.

"Pero realmente no podemos movernos bien..." Añadió Touka.

"Esto es sumamente malo ¿Cómo vamos a pelear contra Shaddick así?" preguntó Happy, su voz llena de duda. Nadie respondió de inmediato. Todos sabían la respuesta, pero ninguno quería decirla en voz alta.

Carla, siempre la pragmática, fue la primera en hablar. "Sabemos que debemos enfrentarnos a Shaddick... pero nunca imaginé nuestras batallas iban a tomar este giro. Entre nuestras peleas, nuestra lucha interna y el agotamiento, nos ha drenado más de lo que pensábamos."

Happy los observó, su expresión también un tanto desolada. "Entonces... ¿qué hacemos?"

Carla giró hacia él. "Aoi, ¿tienes alguna sugerencia?"

Desde la esfera de su cetro real, la pequeña figura pixelada de Aoi apareció. Su tono, usualmente tranquilo, tenía un leve tinte de preocupación. "Siendo realistas, con este nivel de agotamiento, derrotar a Shaddick parece casi imposible. Tal vez lo mejor sería esperar unos días... Reposar, recargar fuerzas."

Carla negó con la cabeza. "No podemos darnos ese lujo. Tenemos que resolver esto hoy."

"Es cierto. No sabemos que podría suceder si dejamos que Shaddick haga un movimiento..." Respondió Touka.

Aoi hizo una pausa antes de responder. "Entiendo… Si desean proceder, tal vez podrían concentrar todo su poder en un solo ataque. Pero no será fácil, y el tiempo y la energía que les queda…"

Happy miró a sus compañeras, sus ojos reflejaban determinación, a pesar de lo cansado que se sentía. "Es lo único que podemos hacer. Aunque apenas tengo un poco de poder mágico, si todos contribuimos con lo que queda… podría funcionar."

Carla y Touka asintieron en silencio, sabiendo que no había otra opción. El plan estaba claro: lanzar un golpe combinado con toda su fuerza, un ataque final. El único golpe que podría derrotar a la reina Shaddick.

A medida que avanzaban, el equipo comenzaba a hablar en susurros, casi sin palabras. Había una quietud que rondaba en el aire, como si todos se estuvieran preparando para un último esfuerzo. Las conversaciones se volvían breves, y en su lugar, un intenso foco mental invadía sus pensamientos.


[...]

[...]

[...]


Ya casi al final del pasillo, los tres se detuvieron en silencio, sus cuerpos se alinearon y sus manos se extendieron hacia el frente. En sus ojos, un brillo tenue de agotamiento, pero también de determinación. No podían pensar en otra cosa. Ya no quedaba tiempo.

A pesar del cansancio, su vínculo los mantenía firmes. Todos se miraron una última vez, y fue en ese momento, mientras se preparaban para ejecutar su golpe final, cuando comenzaron a susurrar.

"Ahora," murmuró Happy, casi como un suspiro. "Recuerden la razón por la que luchamos."

"Es nuestra única oportunidad," añadió Carla, con voz firme pero cansada. "No podemos permitir que Shaddick siga en el trono."

"No hay vuelta atrás," dijo Touka, su tono tan suave como el viento que se colaba por los pasillos del castillo. "Es ahora o nunca."

"¿Están listas chicas? Pregunto Happy nervioso. Mirando sus manos que están temblando sutilmente por el temor de a quien se van a enfrentarse. Sin embargo, Carla les tomó las manos, junto con Touka. Happy asintió y con una sonrisa, dijo. "Supongo que eso es un si."

Sin decir más se dirigieron a la puerta del salón del trono, levantaron sus manos al mismo tiempo, y empujando la puerta del salón del trono, lograron abrirlas de un solo movimiento.


[...]

[...]

[...]


El equipo Exceed entra al salón del trono. La visión ante ellos es impresionante y perturbadora a la vez. Era demasiado diferente, pues ahora era un salón con un color bastante oscuro, en contraté al salón rojo de Shaggotte.

"Esto... se ve bastante diferente," murmuró Happy. Entonces notó algo bajo sus patas. "¡Chicas, miren el suelo!"

Carla y Touka dirigieron sus miradas al piso y sus ojos se ensancharon al ver lo que había allí. "¿Un... círculo mágico?"

Un enorme círculo mágico cubría casi todo el suelo del salón del trono, emanando un resplandor rojo sangre y pulsando como si fuera un corazón latente. El aire estaba cargado y frío, recorriendo sus espaldas como un hielo invisible que les ponía la piel de gallina y aumentaba la tensión.

"No solo eso... miren hasta dónde se extiende," señaló Happy en un susurro temeroso, notando cómo el círculo cubría cada rincón del salón.

Happy sintió un escalofrío que le recorría la espalda. No era solo el círculo lo que lo inquietaba; el lugar parecía impregnado de una energía oscura, algo que casi podía sentir en el aire, como una amenaza que rondaba cerca, lista para devorarlos. Carla no decía nada, pero su mirada fija en el círculo mostraba que, aunque no quería admitirlo, también estaba intranquila. Touka observaba en silencio, su expresión llena de desconfianza.

"Todo esto me da muy mala espina..."

A medida que avanzaban, sus corazones latían más rápido, y cada paso les parecía más pesado. Sabían que su destino estaba cerca y que ya no había vuelta atrás.

De repente, un aplauso resonó en el salón, interrumpiendo sus pensamientos. Era un aplauso claro, frío y vacío de calidez. La reina oscura, Shaddick, sentada en su trono, los observaba con una sonrisa burlona y helada mientras el equipo Exceed finalmente llegaba ante ella. Los tres se giraron en su dirección, sus cuerpos tensos y alertas.

"Bienvenidos. Les felicito por haber superado a Adrien," dijo Shaddick, su voz sonando como un susurro venenoso que parecía llenar el salón. "No pensé que unos pequeños Exceeds pudieran llegar tan lejos, pero... aquí están."

Happy la observaba, su expresión reflejando desconfianza. Shaddick se recostó en su trono, sus ojos brillando con una mezcla de satisfacción y altivez. Al notar el cetro real en manos de Carla, algo en su mirada cambió ligeramente, aunque solo por un instante.

"Veo que has tomado el cetro de tu madre. Aunque, claro está, eso no cambiará vuestro destino en esta pelea."

Intrigado y desconcertado, Happy no pudo evitar preguntar lo que había rondado su mente desde que entraron al salón.

"¿Qué es eso en el suelo?" preguntó, señalando el círculo mágico. La pregunta cargaba el peso de la tensión en el aire.

"En cuestión de minutos lo sabrán..."

Carla, molesta, dio un paso al frente, su ira reflejada en cada línea de su expresión.

"Es solo un obstáculo más que debemos atravesar para salvar a mi madre," afirmó, su voz firme pero temblorosa.

Touka, con una determinación implacable, añadió: "Shaddick, eres un peligro para todo el reino de Extalía y sus habitantes. No permitiremos que sigas haciendo lo que quieras."

A pesar de su cansancio, los tres Exceeds se posicionaron, listos para enfrentar lo que viniera. Pero Shaddick simplemente rió suavemente, un sonido frío y desprovisto de emoción.

"Oh, queridos, ¿creéis que tengo intención de rebajarme a luchar con vosotros?" Su tono, suave y regia, contenía una amenaza latente. "No tenéis idea de lo que os aguarda. El círculo mágico que veis… merece una explicación."

Shaddick se inclinó ligeramente en su trono, evaluándolos con una mirada calculadora, como si disfrutara del espectáculo de su resistencia.

"Los he observado durante sus combates, cada decisión que habéis tomado, cada paso que os ha traído hasta aquí…" Shaddick se detuvo por un momento, como si estuviera disfrutando cada palabra que salía de su boca.

"¿Estuviste viendo nuestras peleas?" preguntó Happy confundido. "¿Por qué?"

Shaddick dejó escapar una risa baja y elegante. "¿Aún no lo comprendéis? Observaba para analizar vuestro desarrollo en combate, jóvenes Exceeds... y debo admitir que habéis sido espectaculares."

"¿Solo para vernos pelear?" Cuestionó Carla. "¿Seguro que solo fue para eso?"

Touka asintió. "Apuesto que tenía otro motivos para vernos. ¿Verdad, su majestad?"

Shaddick asintió satisfecha. "Han adivinado jóvenes Exceeds. Temo decirles que efectivamente había otra razón por la que los tenía en la mira, en especial a ustedes dos." Explicó ella señalando a Happy y Carla.

"¿Nosotros?" Ambos Exceeds se tensaron al escuchar eso. ¿Por qué la reina Shaddick ya los tenía en la mira, especialmente a ellos?

"Permitidme que lo aclare," continuó Shaddick con voz serena. "Vosotros dos formáis parte de la primera generación de Exceeds nacidos en Earthland, los primeros cien en llegar a este mundo."

Happy y Carla la miraron con cautela, tratando de entender sus intenciones.

"Sí, nacimos aquí," afirmó Carla. "¿Y eso qué tiene que ver?"

"Como deberían saber, los Exceeds somos una raza por así decirlo, 'debiles'." Ella se mostró una mueca de desprecio al pronunciar esas palabras. "Los Exceeds de Edolas al provenir de un mundo con casi un bajo poder magico, provocó que nuestra raza tuviera un casi nulo poder mágico. Aunque nuestra falta de poder magico, lo compensabamos, con el hecho de que los Exceeds gobernaban sobre los humanos."

Happy y Carla comprendieron que Shaddick estaba hablando del incidente en Edolas, donde su gremio estuvo involucrado, en la rebelión de los humanos contra el reinado de los Exceeds.

"Mi madre lo hizo para proteger a su reino. No por que quisiera controlar a los humanos." Explicó Carla con molestia. "Ella lo hacía para que los Exceeds pudieran vivir en tranquilidad."

"Aunque Shaggotte hizo un buen trabajo protegiendo a los Exceeds, era de esperar que eventualmente toda esto debía de acabar y, cuando los humanos se revelaron contra los Exceeds, nuestra especie fue casi aniquilada sino fuera por la intervención de los humanos y Exceeds donde ustedes están incluidos." Explicó Shaddick.

"Lo hicimos para salvar a nuestro reino y a nuestros amigos." Exclamó Happy.

Shaddick se río un poco más. "Puedes que sea verdad, pero si vieron el punto importante, y es que Shaggotte se involucro en algo sumamente peligroso como fue engañar a los humanos en ese mundo. Puedes que haya tenido sus razones, pero su falta de prevención, provocó que toda la fachada que mantenía oculta a los humanos, se derrumbara."

"Los humanos no querían rebelarse solo por el control de los Exceeds..." Explicó Happy. "Tenían la equivoca idea de que chocando una lácrima gigante contra el reino de Extalía, hubiera sido la solución para los problemas de magia de ese mundo."

"Ya hemos hablado mucho, de ese tema..." Dijo Shaddick mientras se levantaba de su trono. "Les pregunto algo, que hubiera sucedido si los Exceeds hubieran sido mas fuerte, como ustedes, antes de que todo eso pasará."

El equipo Exceed no supo que responder.

"Bueno, la respuesta es que no hubiéramos necesitado haberles mentido a los humanos y de habernos involucrado en un enorme problema. Ambas especies estarían en paz, respetándose los unos a los otros. Piénsenlo, un humano normal, al ver a una enorme fiera, se la piensa dos veces antes de enfrentarse. Pero debido a la debilidad de nuestra especie, un humano normal, simplemente no lo pensaría dos veces antes de enfrentarse y matarnos."

"¡Eso no es verdad en absoluto!" reclamó Touka, con el ceño fruncido. "Es cierto que algunos humanos pueden ser crueles, pero la mayoría ha demostrado ser bastante amable con los Exceeds."

"¿Segura?" cuestionó Shaddick, su tono gélido. "Los humanos ocupan su lugar en el mundo debido a su potencial mágico superior, algo que, lamentablemente, los Exceeds carecen en su mayoría."

"Y, aun así, hemos sobrevivido, con o sin fuerza mágica, porque podemos formar lazos de confianza profundos con los humanos. Eso es lo que realmente nos ha permitido salir adelante," intervino Happy, con los ojos brillantes de determinación. "Míranos a nosotros, hemos luchado codo a codo con nuestro gremio y nuestros amigos cercanos, los Dragon Slayers. Nos unieron nuestros lazos, no solo la necesidad de ser fuertes."

"Si, he escuchado de ellos, Natsu Dragneel y Wendy Marvell, los Dragons Slayers del Fuego y del Cielo respectivamente. Sus compañeros y amigos cercanos, con su ayuda han sobrevivido todas esas batallas, o es que realmente ustedes pelearon en esas batallas."

Happy apretó los puños, su frustración contenida. "Aunque no siempre peleamos directamente, hemos sido útiles en más de una ocasión en esos conflictos."

"¿Útiles?" Shaddick soltó una risa seca, llena de desdén. "¿Le llamas útil a ser herido de muerte en la guerra? Me consta que la 'princesa' Carla se unió a la batalla contra el Imperio Álvarez y terminó gravemente herida al salvar a su compañera. Una muestra de debilidad, nada más."

Carla apretó los dientes, sus ojos ardiendo de orgullo y dignidad. "Salvar a tus amigos no es ninguna muestra de debilidad. Como dijo Happy, la verdadera fortaleza de Exceeds y humanos está en nuestra capacidad de formar lazos."

Shaddick chasqueó la lengua, irritada. "Qué tontería. Es por pensamientos débiles como esos que los Exceeds no progresamos. Si seguimos dependiendo de los humanos, nunca seremos capaces de valernos por nosotros mismos."

Sus ojos relampaguearon, y continuó, su voz baja pero cargada de intensidad. "Es precisamente por eso que estaba interesada en ustedes dos. Pese a lo que dicen, ustedes han demostrado que los Exceeds pueden llegar a ser tan fuertes como los humanos, y esa es solo una de las dos razones por las que me llamaron la atención."

Happy alzó la vista, confundido pero desafiante. "Nuestra fuerza no es para demostrar nada. Peleamos para proteger a quienes amamos, no para probar que somos mejores."

"Di lo que quieras," respondió Shaddick con una sonrisa irónica, como si escuchara a un niño testarudo. "Pero la verdad no cambia por lo que tú quieras creer."

Touka dio un paso adelante, con el ceño fruncido y la mirada fija en la reina. "Espera un momento… dijiste que Happy y Carla te llamaron la atención. Si su poder mágico es una de esas razones… ¿cuál es la otra?"

Shaddick esbozó una sonrisa serpentina, sus ojos brillando con una oscura satisfacción. "Tienes buen oído, Touka. La otra razón es cómo obtuvieron ese poder. No me trago esas tonterías de los 'lazos de amistad'... pero he observado detenidamente qué los ha llevado a ser quienes son hoy."

La reina se acercó, su mirada intensa e implacable se paseó por cada uno de ellos. "Los he visto prosperar en la batalla. Contra la bestia fantasmal... contra Adrien…"

Happy frunció el ceño, una inquietud repentina llenando sus ojos. "Prosperar… ¿De qué estás hablando?"

Shaddick continuó, ignorando la pregunta. "Cada vez que estuvieron al borde de la muerte, cada vez que enfrentaron un peligro insuperable, lograron regresar más fuertes. No fue por esos 'lazos de confianza', ¡no!" Su voz creció en intensidad, cargada de una emoción retorcida. "Fue porque estuvieron al límite, expuestos a verdaderas amenazas, empujados hasta el abismo. Evolucionaron porque se enfrentaron a situaciones donde la muerte los rozaba, lograron sobrevivir e incluso emergieron más fuertes. Ustedes son la imagen misma de lo que los Exceeds de mi reino deben aspirar a ser."

La declaración dejó a los tres Exceeds atónitos. Happy, Carla y Touka intercambiaron miradas llenas de preocupación, con una creciente aprensión en sus rostros.

"Estás completamente equivocada," protestó Touka, con una mirada de repulsión en su rostro. "Nosotros no luchamos por hacernos más fuertes; luchamos para protegernos y para sobrevivir."

Antes de que pudiera decir más, Carla le tocó el brazo suavemente, un gesto discreto pero firme que detuvo a Touka. Sabía que cualquier respuesta impulsiva podría empeorar la situación.

Shaddick observó la escena con una sonrisa que apenas disimulaba su desprecio. "Vaya, incluso tus propios compañeros entienden que los Exceeds deben valerse por sí mismos si quieren sobrevivir. Por eso los he estado vigilando, aguardando los resultados de sus combates. Todo esto para tomar una decisión."

Happy y Carla intercambiaron miradas, llenos de aprensión y sospecha, mientras Shaddick continuaba. "¿Que decisión?"

"Ustedes representan lo que nuestra raza puede lograr si supera sus limitaciones. Pueden negarlo todo lo que deseen, pero la realidad es que la fortaleza de los Exceeds nunca podrá depender de la piedad o la 'amistad' de otros. En este mundo, solo los fuertes sobreviven, y los débiles... simplemente desaparecen."

Carla apretó los dientes con bastante molestias al escuchar esa clase de pensamiento de Shaddick. "¡¿De que demonios estás hablando?!"

"Y ahora, finalmente, he tomado una decisión sobre lo que ocurrirá con el reino. Y eso, queridos Exceeds, es lo que les haré saber ahora que están aquí."

El tensión aumentaba, un sentimiento de terror que no se puede negar. La pregunta de qué significa esa "decisión" que Shaddick acaba de mencionar queda en el aire, pesando sobre ellos. No pueden evitar preguntarse si todo lo que han hecho hasta ahora ha sido en vano, si todo lo que han perdido ha sido solo el preludio de un destino aún más oscuro.

Entonces Shaddick levantó su mano y observando a los 3 Exceeds. Con una mirada severa. "Por su deleitoso y excelente desempeño en el campo de batalla, he decidido postergar su ejecución, al menos por el momento."

El equipo Exceed sintió un escalofrío recorrió su columna. Aquella muestra de "gracia" parecía el preludio de algo bastante peor.

"Eso era bastante extraño." Pensó Happy preocupado. "Antes se regodeaba de querer ejecutarnos en cualquier momento, pero ahora... ¿nos esta dando una prórroga?"

"¿Qué quieres decir con eso?" cuestionó Carla, observando atentamente cada movimiento de la reina.

Con una sonrisa siniestra, Shaddick los miró, como si estuviera evaluando cada una de sus reacciones. "Happy. Carla. Junto con Touka. Ustedes han demostrado que los Exceeds tienen un potencial dormido. Como los unos pocos Exceeds de la primera generación enviados a Earthland que han demostrado un poder similar al de los humanos, me han dado una visión de nuestro verdadero potencial."

Happy sintió un nudo en el estómago al oír esas palabras. Cerró los puños con fuerza, la furia y el desconcierto creciendo dentro de él. La reina continuó, ignorando sus reacciones.

"Esos logros me llevaron a una decisión definitiva," dijo Shaddick, mientras señalaba el suelo. De repente, el piso bajo sus pies comenzó a brillar con un intrincado círculo mágico, cubriendo el salón con una luz ominosa.

"Voy a poner en marcha mi plan: En cada uno de los 100 Exceeds de la primera generación: Todos ellos llevarán una marca de muerte. Mientras estén con esa marca, su vida correrá con el peligro de que mueran por ser débiles, ya que dentro de 100 dias, esa marca reclamará sus vidas. La única manera en que sobrevivan es rompiendo sus propios límites al un punto en que ellos puedan defenderse. Como lo han hecho ustedes por todo este tiempo. Sobrevive como alguien fuerte o muere por tu propia debilidad."

La revelación cayó como una losa de piedra. Un horrible frío sepulcral calo a cada uno de los presentes. Una tensión horrible había a su alrededor.

"¡¿Que dijiste?!" Exclamo Carla horrorizada y atónita.

"¿Planeas usar esas vidas, como si no tuvieran valor?" Reclamó Happy atónito.

"¿Cómo puedes hacer algo tan inhumano?" gritó Touka, incapaz de contenerse. "¿Los quieres poner en peligro solo para tu retorcida idea de fuerza?"

Shaddick soltó una carcajada fría. "Inhumano sería dejarlos en su estado actual, atrapados en una mediocridad que nos debilita a todos. Una reina no debe dudar ante el sacrificio si es por el bien común."

Happy apretó los dientes y la miró con odio. "¿A esto le llamas 'bien común'? ¡Estás dispuesta a asesinar a tu propio pueblo solo por una ilusión de fuerza!"

"¿Ilusión?" Shaddick entrecerró los ojos, su mirada impregnada de un fanatismo oscuro. "Prefiero llamarlo pragmatismo. Si los Exceeds no son capaces de sobrevivir por sí mismos, entonces no merecen ser parte de una raza fuerte. Aquellos que no puedan adaptarse a la verdadera fortaleza serán eliminados. Así aseguraremos que solo los dignos sobrevivan."

"¡Eso no es fuerza, es pura crueldad!" gritó Carla, con la voz temblando de furia y desesperación. "Una reina de verdad protege a su gente, valora sus vidas… Tú no tienes derecho a llamarte nuestra reina."

Shaddick levantó una ceja, como si Carla acabara de decir algo absurdamente infantil. "Tu madre, Shaggotte, tuvo su oportunidad. Pero su debilidad la cegó. Si ella hubiera tenido la determinación de hacer lo necesario, nunca habríamos tenido que depender de los humanos para sobrevivir. Ahora es mi deber limpiar el desastre que dejó."

La mención de su madre hizo que Carla apretara los puños, pero Happy fue quien dio un paso adelante, la furia en sus ojos ardiendo intensamente. "No importa cuántas justificaciones uses ni qué tan distorsionada esté tu lógica, ¡no vamos a permitir que sigas adelante con esto!"

Shaddick inclinó la cabeza, en un gesto casi condescendiente. "¿No entiendes? Yo soy la reina de los Exceeds. Tengo el deber y la autoridad para hacer lo necesario. Si desean detenerme, si realmente creen que están en lo correcto..."—sus ojos relampaguearon con una oscura determinación—"entonces inténtelo."

El equipo Exceed se preparó, sus rostros firmes y decididos. Sabían que estaban enfrentando algo más que un simple combate. Esta lucha era por el alma y el futuro de su reino.

"No vamos a dejar que continúes con tu plan absurdo," declaró Happy, su voz llena de una feroz resolución. "Hoy... te vamos a detener."

Shaddick esbozó una sonrisa de burla, cruzando los brazos con aire de superioridad. "¿Detenerme? Mírenlos. Apenas pueden mantenerse en pie. ¿Cómo se atreven siquiera a pensar que podrían derrotarme en este estado?"

Carla, jadeando, alzó la mirada y le sostuvo la mirada desafiante a Shaddick. "Eso no importa. Mientras tengamos la convicción y la determinación... te derrotaremos. Yo misma me encargaré de salvar a mi madre y restaurar este reino, cueste lo que cueste."

Touka avanzó un paso adelante y añadió, con un brillo decidido en sus ojos, "No importa cuán agotadas estemos. Pondremos toda nuestra voluntad en esta batalla. No serás la reina de los Exceeds por mucho más tiempo."

Happy, respirando hondo para controlar la adrenalina y el agotamiento, levantó el mentón con una determinación firme. "Shaddick, te demostraremos que la verdadera fuerza no es la que ansías. La fuerza de los lazos, de la confianza y la unidad es la que salva, no la que somete. Hoy, pondremos fin a tu tiranía y liberaremos a los Exceeds."

"Hablas mucho, pero no tengo tiempo para esto..." Shaddick alzó el cetro de la reina con un movimiento dramático, su expresión fría y decidida. La punta del cetro brilló con un fulgor oscuro, y con un movimiento firme, lo clavó con fuerza en el suelo.

"¿Otra vez con eso?" exclamó Touka, con tono mordaz, refiriéndose al uso constante del cetro por parte de la reina Shaddick.

El gran círculo mágico tallado en el suelo comenzó a iluminarse, sus líneas intrincadas llenándose de un resplandor dorado que se extendía lentamente, como si cada trazo cobrara vida.

Los Exceeds quedaron petrificados por un instante.

"¡¿Qué está haciendo?!" gritó Touka, sus ojos abiertos de par en par.

Happy observó el círculo que ahora cubría todo el suelo bajo sus pies. "¡No puede ser! ¿Va a activar su plan justo ahora?"

"Es imposible," murmuró Carla, con la voz teñida de incredulidad y temor. "Pensé que esto solo era una amenaza... Pero ya lo tenía todo preparado desde el principio."

Shaddick soltó una risa gélida, disfrutando de la conmoción que había provocado. "¿De verdad pensaron que les daría más tiempo? Esto no es un juego. Han hecho suficiente espectáculo y cumplido su propósito al guiarme a la decisión correcta. Ahora, sean buenos testigos de la grandeza de mi voluntad. Una vez que se complete el círculo, ustedes, más toda la primera generación de los Exceeds de Earthland, quedarán marcados."

Happy apretó los puños, temblando de ira. "¡Nos engañaste desde el principio! Todo esto era solo para distraernos y asegurarte de que no pudiéramos detenerte."

"Exactamente," respondió Shaddick con una sonrisa arrogante. "Han bailado al compás de mi melodía todo este tiempo. Ahora, no tienen más opción que aceptar lo inevitable... o intentar lo imposible."

En ese instante, Aoi emergió abruptamente en su forma pixelada desde la esfera del cetro real de Carla. Flotando alrededor de ellos, emitió una luz intermitente mientras analizaba la situación. "¡Cuidado! El círculo mágico está ganando velocidad."

Los ojos de Carla brillaron con urgencia. "Aoi, ¿puedes calcular cuánto tiempo tenemos?"

Aoi emitió una serie de pulsos de luz antes de responder. "El círculo se completará en exactamente dos minutos. Si no lo detienen antes de que se cierre por completo, el hechizo será irreversible."

"¡Dos minutos!" exclamó Carla, sorprendida y estupefacta. "Maldita Shaddick..."

Shaddick, con una calma perturbadora, añadió: "Si realmente quieren salvar a los Exceeds, tienen hasta que este círculo mágico se complete. Después de eso, no habrá vuelta atrás. Sus vidas estarán selladas para siempre. Morirán cuando los 100 días terminen."

El equipo Exceed sintió un escalofrío recorrer sus cuerpos al escuchar esas palabras. La tensión en el aire era sofocante, y el brillo del círculo parecía consumir toda esperanza.

"Es suficiente," declaró Happy, con los ojos llenos de determinación. Su cuerpo, aunque agotado, parecía cargarse de una energía renovada. "Dos minutos son todo lo que necesitamos."

"¿Todo lo que necesitan?" Shaddick soltó una carcajada fría. "Ni en diez años podrían derrotarme en el estado en el que están. Pero adelante... sigan soñando. Es lo que hacen los débiles, solo soñar."

Touka avanzó un paso al lado de Carla. "No tenemos tiempo para discutir. Vamos a derrotarla ahora."

Happy, sin decir más, activó su magia de transformación. Su figura creció y tomó su forma humana, su postura firme y decidida, a pesar del cansancio que se reflejaba en sus ojos.

Carla activó su magia de Aera, y unas alas blancas, temblorosas pero firmes, aparecieron en su espalda. Con un esfuerzo visible, se posicionó junto a Happy, su mirada determinada. "No debemos fallar... Es ahora o nunca." Touka también se preparó para lo que sería su contribución en esta batalla final.

Elevándose al aire con Carla y Touka, Happy sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Pero en ese momento, su determinación eclipsaba cualquier duda.

"Todo acaba esta noche," declaró, con una voz cargada de convicción mientras sus ojos se fijaban en Shaddick.

"Inténtenlo si pueden," dijo Shaddick mientras levantaba su cetro con un aire de absoluta confianza. La especie de símbolos oscuros salieron de su punta, comprimiendóse en una esfera pequeña, y con cada segundo que pasaba, su tamaño aumentaba, pulsando con una magia maligna que helaba el aire. La reina continuaba murmurando las palabras de su conjuro, sin mostrar señales de preocupación por los Exceeds.

Happy, en su forma humana, respiró profundamente mientras se elevaba en el aire, Carla y Touka en su espalda.

"No vamos a dejar que complete eso," murmuró Carla, con la mirada fija en la esfera.

Happy asintió, con el viento acumulándose en su mano derecha. "Confío en ti, Carla. No podemos fallar."

Desde la espalda de Happy, Touka murmuraba suavemente un hechizo. Sus palabras eran apenas audibles, pero claramente intencionadas. Sin embargo, era evidente que se trataba de una distracción. Su mirada estaba fija en Shaddick, buscando cualquier reacción.

Shaddick alzó una ceja al notar la actividad del equipo Exceed. Con un movimiento fluido, clavo su cetro con firmeza en el mármol oscuro del suelo y lo extendió su mano hacia ellos. "Es hora de demostrarles, el poder de una reina..."

"Es momento de demostrarles nuestra voluntad..." Sin esperar más, Happy se lanzó al ataque. La velocidad de su vuelo dejó una estela de aire en movimiento, pero Shaddick, sin siquiera mirar, levantó una mano.

"¡Ahí, vienen!" Advirtió Carla con preocupación. Happy se limito a asentir, confiando en las predicciones de sus compañera y de su propia agilidad.

Entonces una gran torrente de cadenas doradas afiladas surgieron del suelo, retorciéndose como serpientes hambrientas. El sonido de las cadenas rasgando el aire resonó con un chasquido metálico.

Happy comenzó a esquivar las cadenas, pero sus movimientos eran lentos comparados a la inmensa velocidad de las cadenas; las afiladas puntas se acercaban demasiado. "¡Carla!"

"¡A la izquierda, luego arriba!" Carla cerró los ojos, utilizando su magia de Precognición para anticipar el ataque.

"¡Aye!" gritó Happy, girando en el aire, esquivando las primeras ráfagas de las cadenas que zumbaban con un sonido metálico feroz, como látigos quebrando el aire. Cada cadena parecía tener su propia dirección, buscando con precisión a su objetivo.

Al haber superado la primera ráfaga, Happy sonrió, al ver que habia su planificación anticipada que tuvo con las chicas antes de la batalla, estaba en lo correcto...


Flashback


El equipo Exceed avanzaba lentamente por los interminables pasillos del castillo real. La atmósfera pesada era algo sofocante, pero ninguno de ellos lo diría.

Entonces ellos se detuvieron un momento, estaban pensando en sobre como podían derrotar a Shaddick, la reina de la noche. Aunque sabía que en su condición actual (agotamiento), solo podían derrotarla con un solo ataque concentrado de su magia.

Happy rompió el silencio "Sabemos que Shaddick no va a dejar que nos acerquemos fácilmente," dijo, sus palabras cargadas de seriedad. "Si queremos derrotarla, debemos considerar cada detalle. "Dijo él, cruzando los brazos.

"Tienen razón. En esta batalla cada detalle cuenta. Podemos hacer un repaso de las habilidades que ha mostrado Shaddick" Respondió Touka, quien caminaba detrás de ellos, cruzó los brazos mientras reflexionaba en voz alta.

Carla asintió, y empezó a recordar. "Lo que sabemos de Shaddick es que su principal herramienta de combate son esas cadenas doradas.

"Son rápidas, afiladas y parecen perseguir a sus objetivos." Añadió Happy.

"Además de que pueden surgir desde el suelo, las paredes, el techo, desde todas partes técnicamente." Añadió Carla pensativa.

Touka frunció el ceño, sentada con las patas cruzadas. "¿Y qué hay de sus otros ataques? ¿No tiene más magia que eso?"

Carla negó con la cabeza. "No tenemos mucha información, además de las magias que Shaggotte y Happy nos mencionó, no parece tener más hechizos de ataque. Lo único que sabemos es que esas cadenas son su primera línea de defensa y su ataque principal."

"¿Y eso significa que debemos concentrarnos únicamente en esquivar las cadenas?" preguntó Touka.

"No exactamente," intervino Happy, deteniéndose de golpe y girando hacia ellas. "Si queremos ganar, necesitamos un ataque que sea decisivo. Shaddick nos supera en poder, pero incluso ella no podría soportar todo el poder de mi magia de viento. Mientras yo preparo un golpe con toda mi magia acumulada, ustedes deben cubrirme."

Carla levantó la mirada hacia Happy, algo preocupada por su propuesta. "Si fallamos, podrías quedarte sin magia, y ella no nos dará una segunda oportunidad."

Happy sonrió ligeramente, pero su mirada estaba llena de confianza. "Confío en ustedes. Carla, tu magia de Precognición puede guiarnos a través de los ataques de Shaddick. Si logras anticipar sus movimientos, podremos esquivar sus cadenas y ganar el tiempo que necesito."

Carla asintió, "Me aseguraré de que logres pasar por los ataques de Shaddick con mi magia de Precognición." Respondió ella con confianza.

Happy esbozo una sonrisa. "Me alegro de escucharlo, Carla... Confío en que tú magia nos ayude en esta situación..."

Carla desvio la mirada, con un sutil rubor. "Mis visiones son confiables, pero... depende de tí que sepas aprovecharlas... Espero que tú también hagas de tu parte en la pelea..."

Happy asintió con una sonrisa mientras seguían avanzando por el pasillo hacia su inevitable encuentro con Shaddick.


Fin del Flashback


Happy esbozo una sonrisa al recordar ese momento, pero una voz lo saco de sus pensamientos.

"¡Cuidado!" advirtió Carla, activando su magia de Precognición y percibiendo la trayectoria de las cadenas antes de que se movieran. "¡Izquierda! ¡Ahora, abajo!"

Happy reaccionó en el acto, moviéndose con una agilidad sorprendente, pero las cadenas no dejaban de acercarse.

"¡No te distraigas, Happy!" Exclamó Carla sería. "¡Un error aquí nos puede costar la vida!"

Happy asintió algo cabizbajo, pues sabía que Carla tenía razón. "Aye..." El rápidamente alejo esos pensamientos y se enfoco en Shaddick y sus ataques; todo mientras se concentraba en acumular más poder mágico en su brazo derecho.

Con cada uno de sus movimientos, el viento se acumulaba en su mano, un poder mágico que seguía ganando fuerza. Un remolino de viento que Happy acumulaba en su brazo derecho había crecido levemente, girando con tal intensidad que las baldosas de mármol oscuro bajo sus pies comenzaron a agrietarse de manera gradual. "Aún no es suficiente..." Penso Happy.

Las cadenas se lanzaron hacia él en un torbellino, cada una moviéndose con precisión mortal. Carla cerró los ojos, invocando su magia de Precognición, y gritó instrucciones. "¡Derecha! ¡Ahora abajo! ¡Gira a las tres en punto!"

Happy obedeció al instante, zigzagueando a través de los ataques. Sin embargo, las cadenas eran implacables, y cada vez que una fallaba, regresaba con aún más agresividad.

"¡Sigue esquivando! ¡Yo te guiaré!" ordenó Carla con calma, mientras mantenía su concentración.

"¡Happy, concéntrate en concentrar tu magia!" Exclamó Touka preocupada. "Deja que Carla te guíe con sus visiones!"

A lo lejos, Shaddick observaba con una sonrisa en su rostro, disfrutando de la lucha, pero sin dejar de avanzar en su conjuro. "¡Han sobrevivido a eso, ¿pero será suficiente?!" Con un giro violento de su muñeca, las cadenas doradas se alzaron una vez más, esta vez tomando forma de una especie de ola gigante que se lanzaba hacia los Exceeds. El rugido de las cadenas que chocaban entre sí hacía eco en la sala como un rugido de tormenta.

"¡Esquivalo como puedas!" Exclamó Carla mientras se aferraba a la espalda de Happy.

El sonido era aterrador, un estruendo de metal que chocaba contra el suelo y el aire, creando una vibración que estremecía todo a su paso. Las cadenas brillaban con una luz dorada, como si fueran criaturas hambrientas listas para engullir a su presa.

"¡Es demasiado rápido!" dijo Happy entre dientes, esquivando la oleada de cadenas con gran dificultad. "Usare más velocidad. Carla..." Él miró sobre su hombro para ver a su compañera.

"¡Confía en mí! Solo unos segundos más," dijo Carla, su voz firme mientras activaba su magia de Precognición, guiando a Happy entre los ataques.

La fuerza de la ola de cadenas continuó avanzando, y Happy comenzó a sentir el peso de sus movimientos. Los hilos dorados se estiraban, listos para golpearlo, pero él continuaba esquivando, ahora con el viento acumulándose en su mano. Era la única forma de aguantar el asedio.

Shaddick, aún sonriendo, no se detuvo. "No pueden acercarse a mí. No tienen poder suficiente." Entonces una ráfaga de cadenas desde 3 lados diferentes, se acercaron violentamente.

"¡Happy!" Exclamó Carla preocupada, entonces ella sintió el tiempo parecía ralentizarse para ella mientras las visiones del futuro tomaban forma en su mente, mostrando varios futuros diferentes al mismo tiempo.

Ella se sorprendió, pero no tuvo tiempo de pensarlo. Entonces ella logro ver una visión donde Happy y ellas lograban salir ilesas.

"¡Happy, tu forma Exceed!"

El Exceed azul, abrió los ojos y comprendió a la perfección lo que dijo Carla. Entonces rápidamente cambio a su forma Exceed y debido al abrupto cambio de tamaño, las cadenas se pasaron rozando al los Exceeds, y estás se terminaron enredando entre sí.

"Eso estuvo cerca." Suspiro aliviado Happy, que tenía a Carla a su lado, y a Touka apegada a él alrededor de su cuello, con un ligero rubor.

Entonces Happy volvió a su forma humana, y siguió avanzando en dirección a Shaddick, mientras seguía acumulando viento. "Oye Carla, te agradezco lo que hiciste. Fue bastante impresionante."

Carla con un rubor, y desviando la vista hablo, "Te dije que yo me encargaba de guiarte... Concéntrate en la batalla." Respondió con indiferencia. Happy se limito a asentir."

Pero esa extraña sensación con su Precognición no pasaba desapercibido para ella. "Eso fue nuevo..." Carla pensó dentro de sí, ya que anteriormente, solamente podía ver futuros de uno a uno, pero en la pelea, pudo ver algunas visiones de manera simultáneamente y una percepción de lentitud.

"Esa fue mi parte en la pelea, Carla." Aoi le dijo por su conexión con el cetro. "Te dije que podía mejorar tu magia de Precognición."

Carla siguió indicando a Happy, mientras que en su mente se estaba molestando con Aoi. "Entonces por qué me lo dices ahora, y no en mi pelea con Adrien..."

"Has ganado experiencia con el cetro, mientras más pelees, más habilidades podrías desbloquear..." Respondió Aoi.

Carla se quedó callada. Sonrió mientras volvía a darle indicaciones a Happy. "Te lo agradezco, Aoi..." La Exceed pixelada, se limito asentir mientras ambas se enfocaban en la peligrosa situación actual.

"Por cierto, Carla queda 1 minuto para que la maldición de Shaddick se active." Expresó Aoi con preocupación.

"¡¿1 minuto?!" Repitió Carla preocupada. "¡Chicos, estamos a la mitad del tiempo!" Gritó ella.

Entonces Happy y Touka fruncieron el ceño con preocupación, pero ambos compartieron una mirada cómplice, donde una sonrisa de confianza se formó en el rostro de Touka.

"Aún hay tiempo." Exclamaron ambos Exceeds al mismo tiempo.

Happy descendió rápidamente después de esquivar la oleadas de cadenas. "¡Un poco más!" murmuró mientras la magia de viento en su mano brillaba con intensidad.

Pero antes de que pudiera pensar en su siguiente movimiento, otra ráfaga de cadenas se alzó desde el suelo, esta vez directamente frente a él.

"¡Carla!"

"¡Confía en mí!" respondió Carla, con los ojos llenos de determinación. "Derecha, y luego a toda velocidad hacia el centro."

Happy obedeció al instante, zigzagueando con una precisión que parecía imposible. Mientras tanto, el viento en su mano crecía cada vez más. Ahora su magia de Viento, parecía un ciclón que empezaba a destrozar el mármol del suelo con las ráfagas de viento que emanaba de él

Carla se percató del poder mágico que sentía de Happy. "¿Cuanto poder te falta?" Pregunto ella.

"Casi... Un poco más..." Respondió Happy.

Un estruendo resonó desde el suelo y entonces más cadenas aparecieron desde las paredes cercanas. Entonces de manera repentina, estas cadenas cambiaron de dirección, rodeando a los Exceeds, forzándolos a juntarse aún más. Cada movimiento de Shaddick era preciso y letal, las cadenas apuntaban como lanzas hacia el equipo, y Happy tenía que mantenerse en movimiento constante para evitar ser atrapado él, o sus compañeras en su espalda.

"¿Sigue vivos? Veamos si pueden aguantar un poco más." El aire se tensó mientras Shaddick, con una sonrisa cruel, levantó su mano hacia el cielo. Un extraño ruido metálico resonó por todo el lugar, las cadenas doradas empezaron a emerger del suelo con un rugido. Como si fueran árboles de un bosque de bambú, innumerables cadenas afiladas se alzaron en el espacio, atravesando el suelo con rapidez y formando un campo denso de látigos metálicos

Happy, con agilidad y con las indicaciones de Carla, comenzó a atravesar el bosque de cadenas, saltando entre los arbustos de metal. A pesar de su destreza, las cadenas lo alcanzaron, rasgándole la piel y dejando marcas rojas en sus brazos y piernas. Cada movimiento le exigía más, cada cadena más mortal que la anterior, pero él no se detuvo.

"¡No nos detendrás!" gritó Happy mientras avanzaba, su rostro determinado.

"Esto es demasiado, incluso para un solo ataque." Pensó Carla al ver la abrumadora cantidad de cadenas que aparecían desde el suelo.

Las cadenas se lanzaron hacia él en un torbellino, cada una moviéndose con precisión mortal. Carla cerró los ojos, invocando su magia de Precognición, y gritó instrucciones. "¡Derecha! ¡Ahora abajo! ¡Gira a las tres en punto!"

Happy obedeció al instante, zigzagueando a través de los ataques, realizando un giro justo a tiempo para evitar una ráfaga de cadenas que casi le cortan el ala. "Estuvo cerca." Suspiro.

"Aún no acaba..." Dijo Carla mientras señalaba a la reina Shaddick.

Shaddick levantó su mano una vez más, y con un gesto, invocó un muro de cadenas doradas que apareció de la nada, rodeando a Happy y bloqueando su avance. El muro era impenetrable, un mar de acero que le obligó a retroceder.

Happy, sin embargo, no parecía preocupado. Sonrió, su cuerpo cubierto de rasguños pero con un brillo de confianza en sus ojos. Miró atrás un breve momento y miro al frente con confianza. "¡Perfecto!" murmuró, sabiendo que todo formaba parte del plan.

Shaddick, con el ceño fruncido, observó al equipo Exceed. Se dio cuenta de que había algo extraño en sus movimientos. Su mirada se centró en un punto específico del salón: en la esquina más alejada, donde Touka permanecía en silencio, observando la batalla.

"¿En que momento ella había llegado ahí?" Se pregunto la reina Shaddick, confundida por un momento, la duda de en qué momento Touka se había separado de Happy ya que recordaba que ella estaba en la espalda del Exceed azul.

Aunque parecía que la Exceed de agua no parecía estar involucrada directamente en el combate, pero algo en su postura revelaba que no estaba inactiva. Touka estaba quieta, sus manos reunían agua en el aire, creando un resplandor que brillaba ominosamente.

"Da igual." Shaddick no le tomó importancia, y decidió concentrarse en el dúo de Happy y Carla. De todos modos, su objetivo era claro: derrotarlos a todos.

Mientras que Happy, está siendo retrocedió por ese muro de cadenas doradas afiladas. Aunque Shaddick no entendía porque Happy estaba sonriendo, si él estaba perdiendo terreno.

"Vamos." Exclamó mientras se acerca hacia el muro de cadenas, y Happy fue empujado con gran fuerza hacia atrás, alejándolo de Shaddick.

"Que oportunidad desperdiciada..." Murmuró Shaddick mientras cerraba los ojos decepcionada.

"Esto no se acaba." Gritó Happy mientras giraba en el aire para aprovechar el propio empujón que recibió de las cadenas de Shaddick. "Vamos Touka."

Entonces Touka, finalmente, completó su hechizo. Con una sonrisa decidida en su rostro, la esfera de agua en sus manos se transformó en una gigantesca mano de agua, que parecía más grande que el propio Happy. La presión mágica aumentaba a medida que la magia de Touka se canalizaba en la técnica.

"¡Hazlo Happy!" Con un grito, Touka abrio la mano de agua y atrapando a Happy con una fuerza sorprendente. En el mismo instante, todo su poder mágico fue concentrado en ese movimiento, y la gigantesca mano, aprovechando el impulso de Happy, giro sobre su propio eje y lo lanzó con una velocidad imparable hacia Shaddick.

El viento rugía a su alrededor mientras Happy volaba a toda velocidad, envuelto en el poder de Touka y su propia magia de viento. Carla no tuvo más remedio que saltar de su espalda antes de que la situación sea más peligrosa.

A medida Happy que se acercaba a Shaddick, su mente no podía evitar regresar al momento en que esta idea loca tomó forma.

"Esto tiene que funcionar," pensó mientras la escena se desvanecía en su memoria...


Flashback


Con el papel de Carla determinado, la situación en el pasillo, estaba perdiendo poco a poco la presión inicial.

"Escuchen," comenzó Happy, mirando a ambas con determinación. "Esto podría ser nuestra única oportunidad de derrotarla. Pero para que funcione, necesito que ambas trabajen conmigo."

Touka frunció el ceño, cruzándose de brazos. "¿Y cuál sería mi papel? Porque hasta ahora parece que solo estaré mirando cómo ustedes dos hacen todo el trabajo."

"Escucha, tengo una idea, pero te necesito a ti para que funcione," dijo Happy con una voz firme, aunque un poco más seria de lo habitual.

Carla, que observaba la escena desde un lado, se cruzó de brazos, intentando ocultar su incomodidad. Su mirada permanecía fija en ellos, pero con una expresión de aparente indiferencia.

Touka parpadeó, sorprendida por la seriedad de su tono y, por un breve momento, sintió que su corazón latía más rápido de lo normal. "¿De qué estás hablando?"

"Si solo acumulamos poder, no será suficiente," explicó, su mirada firme. "Necesitamos acercarnos a Shaddick para que el golpe final funcione. Y ahí es donde entras tú."

Carla, quien había estado observando en silencio, levantó una ceja. "¿Qué quieres decir con 'ahí es donde entra ella'?"

Happy sonrió, mirando a ambas. "Touka, tu magia de agua tiene la fuerza necesaria para darme el impulso que necesito. Quiero que me lances con todo lo que tengas, directo hacia ella."

Touka la miro boquiabierta. "¿Quieres que te lance? ¿Como una especie de proyectil?"

"Exacto," respondió Happy, con una sonrisa confiada que encantaba a Touka, quien poco a poco, entraba en una especie de fantasía. "Eres importante..." Dijo él.

La cercanía entre ambos era palpable, y Touka sintió que su corazón latía con fuerza. Por un momento, su mirada se suavizó, y en su mente surgió una idea inesperada. ¿Estaba Happy pensando en algo más que la estrategia? Una sensación extraña se apoderó de ella. Era una locura, pero... por un segundo pensó que él podría inclinarse hacia ella, como si ambos fueran a...

De repente, una fuerza firme la jaló hacia atrás, rompiendo la proximidad entre ambos. Touka parpadeó, desconcertada, solo para darse cuenta de que Carla estaba junto a ella, sujetándola del brazo con su cola y manteniéndola a una distancia prudente de Happy.

"Esto es importante," dijo Carla con tono firme, su mirada seria y directa. "No estamos aquí para distracciones. Concéntrate."

Touka abrió la boca para responder, pero al ver la mirada de Carla, simplemente asintió, aunque no pudo evitar que una leve irritación cruzara su rostro. "C-cuenten conmigo," dijo finalmente, recobrando la compostura y regresando su atención a la estrategia.

Happy, ajeno a la tensión entre ambas, sonrió y les dio a ambas una mirada alentadora. "Sabía que podía contar con ustedes. ¡Hagámoslo! Porque si esto funciona, acabaremos con esto de una vez por todas."


Fin del flashback


Happy, en el aire, volvió a reaccionar. Con la magia de viento acumulada en sus manos, se envolvió en una tormenta de aire que comenzó a girar con tal intensidad que el suelo de mármol debajo de él empezó a resquebrajarse, como si fuera arrastrado por un viento arrasador. Cada ráfaga de viento que creaba era un golpe invisible, el aire mismo cortaba y rasgaba todo a su alrededor.

"¡Esto es todo lo que tengo!" gritó Happy mientras se acercaba rápidamente hacia Shaddick, que, por primera vez, mostró una expresión de sorpresa.

Shaddick alzó una mano con calma, invocando una barrera de cadenas doradas. Estas surgieron del aire, entrelazándose rápidamente hasta formar una muralla impenetrable.

"¿De verdad crees que puedes detenerme, pequeño Exceed?" preguntó con una sonrisa burlona.

Happy no respondió. No había tiempo para palabras. Todo lo que tenía lo estaba colocando en ese momento.

Cuando impactó contra la primera capa de cadenas, el choque fue brutal. El aire se llenó de chispas mientras el viento de Happy desgarraba los enlaces dorados con esfuerzo. La segunda capa fue aún más difícil; las cadenas se tensaron, resistiendo, y los bordes afilados rasgaron su pelaje y piel.

El dolor era desgarrador, pero no podía ceder.

Pero la segunda pared fue más difícil de romper. Las cadenas se entrelazaron más fuertes, sus bordes afilados desgarrando la carne de Happy. La resistencia era brutal, pero él siguió adelante, sin detenerse, sin rendirse.

"No puedo fallar. Si no la detengo ahora, todo estará perdido."

El peso de lo que estaba en juego lo abrumaba, pero también lo impulsaba hacia adelante. En su mente veía los rostros de aquellos que confiaban en él: Carla, quien siempre había estado a su lado; Touka, quien nunca dudó en lanzarlo con toda su fuerza; y los cientos de Exceeds que aún no sabían que sus vidas estaban pendiendo de un hilo.

Shaddick no solo era una amenaza para él o sus compañeras; era una amenaza para toda su raza. Su plan de marcar a los Exceeds con la muerte era una abominación que debía detenerse a toda costa.

"Ella no tiene derecho a jugar con nuestras vidas. No somos piezas de un juego. ¡Somos más que eso! ¡Somos Exceeds!"

"¡Esto es por todos nosotros!" gritó Happy, agradeciendo a Carla y Touka en su mente por esta oportunidad. Fue entonces cuando, después de atravesar la última capa de cadenas, finalmente quedó frente a frente con Shaddick.

"¡Llegaste Exceed!" Hablo Shaddick con media sonrisa. Parecía bastante emocionada.

A pesar de los cortes y rasguños por todo su cuerpo, Happy no mostró signos de debilidad. "¡Te voy a derrotar, Shaddick!" exclamó, su voz llena de furia y determinación.

Happy, con el viento arremolinándose furiosamente a su alrededor, sentía el poder mágico acumulándose en su puño como nunca antes. Sus ojos estaban llenos de determinación y confianza mientras el aire cortante destrozaba incluso las cadenas doradas más cercanas. Las corrientes de magia giraban en espiral, rompiendo trozos del mármol del suelo y destrozando todo lo que se encontraba en su camino. El rugido del vendaval llenaba el salón, y hasta Shaddick parecía estar sintiendo la presión.

La batalla alcanzaba su clímax, y todo lo que quedaba era ejecutar el último golpe.

Karma Exceed..."

Desde lejos, Carla observaba desde la distancia, con las garras apretadas contra el suelo. Su mirada estaba llena de esperanza, pero también de un profundo temor.

"Por favor, Happy… hazlo, hazlo por todos nosotros."

Touka, a su lado, mantenía los ojos fijos en la batalla, sus rayas celestes brillando ligeramente por la magia que aún fluía en su cuerpo. "¡Happy, no falles por favor! ¡Tú puedes!" exclamó, como si sus palabras pudieran atravesar el rugido del viento.

"...Destructive Requiem..." El aire tembló mientras la fuerza de Happy crecía exponencialmente.

Shaddick lo miró con una mezcla de asombro y emoción, su sonrisa ladina revelando una satisfacción perturbadora. "Impresionante… Este es el poder que he estado buscando," murmuró para sí misma. Elevó su brazo, lista para recibir el impacto. Sus ojos, fríos y calculadores, se entrecerraron. "Veamos si tu fuerza puede derribarme, pequeño Exceed."

"...Wind Retribution!" gritó Happy con todo su poder, el sonido de su voz apenas audible sobre el rugido ensordecedor de su magia.

La energía mágica acumulada en su puño brillaba con un resplandor cegador, como si intentara superar la oscuridad misma que rodeaba a Shaddick.

La velocidad del impacto, potenciada por el lanzamiento de Touka, era tan extrema que el aire a su alrededor comenzó a crepitar con electricidad estática. En el instante antes del contacto, parecía que todo el salón había sido absorbido por el ataque, el viento girando y rugiendo como un tifón imparable.

Pero entonces, el choque ocurrió.

Un sonido atronador resonó cuando el puño de Happy golpeó la mano de Shaddick. Un destello de luz, seguido de un rugido de pura energía, iluminó todo el salón. Las ondas de choque rompieron las baldosas del suelo en un radio de varios metros, y una ráfaga de viento arrasó con los candelabros y columnas cercanas.

El suelo bajo los pies de Shaddick se resquebrajó, incapaz de soportar la fuerza del choque entre su mano y el ataque de Happy. A pesar de esto, ella no retrocedió ni un paso. El humo y el brillo del ataque comenzaron a oscurecer la visión de Happy, pero él seguía intentando forzar más magia, más poder.

Carla, observando desde su posición, sentía su corazón latiendo con fuerza. "Esto no puede estar pasando…", pensó, viendo cómo el ataque más poderoso de Happy era completamente neutralizado.

El ataque de Happy, que debía ser devastador y tenía que haber derrotado a Shaddick... Fue detenido.

Shaddick sujetaba el puño de Happy con una sola mano. El viento rugía contra su palma, desgarrando el aire y enviando destellos de poder mágico alrededor de ambos. Sin embargo, Shaddick no se movía ni un centímetro. Su expresión permanecía tranquila, incluso despectiva.

Happy, incrédulo, apretó los dientes y aumentó la intensidad de su magia. "¡No puede ser!" gritó, desesperado. El viento alrededor de su puño aumentó en fuerza, su brillo mágico se intensificó y las corrientes comenzaron a emitir un calor abrasador. El aire alrededor de ambos chisporroteaba, y el ataque de Happy empezó a emitir humo por el esfuerzo extremo de la magia.

Pero Shaddick seguía inmóvil. Su mano brillaba con un aura dorada, neutralizando todo lo que Happy lanzaba contra ella. La sonrisa en su rostro se ensanchó. "¿Eso es todo? ¿Ese es el límite de tu fuerza?"

"Esto no es suficiente... ¡Tiene que ser suficiente!" La desesperación se apoderó de él. Puso más magia, forzando su cuerpo al límite mientras el viento arremolinado crepitaba con más intensidad. Su puño temblaba bajo el peso de la resistencia. "Si no la detengo, todos estarán perdidos. Pero entonces, ¿por qué mi fuerza no basta? ¡¿Por qué no puedo derrotarla?!"

El suelo bajo los pies de Shaddick se resquebrajó, incapaz de soportar la fuerza del choque entre su mano y el ataque de Happy. A pesar de esto, ella no retrocedió ni un paso. El humo y el brillo del ataque comenzaron a nublar la visión de Happy, pero él seguía intentando forzar más magia, más poder.

Shaddick esbozó una sonrisa fría, con los ojos fijos en los de Happy. "¿Ya terminaste de jugar?" preguntó con una voz calmada, casi burlona. Acto seguido, apretó ligeramente su palma, y el ataque de Happy comenzó a disiparse.

Carla, observando desde su posición, sentía su corazón latiendo con fuerza. "Esto no puede estar pasando…", pensó, viendo cómo el ataque más poderoso de Happy era completamente neutralizado.

Antes de que Happy pudiera reaccionar, una luz cegadora se desató desde la mano de Shaddick. "Está es la diferencia entre una reina y un simple Exceed..." En un instante, él fue arrojado hacia atrás como una flecha disparada de un arco, su cuerpo chocando brutalmente contra la puerta del salón real. "¡Ahhhhhh!"

Carla y Touka también estaban tratando de aferrarse al suelo, pero la fuerza del ataque de Shaddick las supero a ambas y fueron fuertemente empujadas contra la puerta.

El cuerpo de Happy golpeó el suelo con un sonido seco, mientras el eco del impacto aún resonaba en el vasto salón del trono. Entre los escombros y el polvo que se alzaban, el Exceed azul intentó mover sus extremidades, pero un dolor lacerante lo atravesó. A lo lejos, puede ver a Carla, que se tambalea, golpeada por el azote brutal de la puerta del salón.

La luz tenue refleja la humillación en su rostro, y un corte le cruza la mejilla, pero no se detiene. Junto a ella, Touka también está levantándose, herida de forma similar, con el rostro manchado de polvo y sangre. Su respiración está agitada, pero lo más grave de ella son los rasguños en su espalda y las contusiones de la colisión con la puerta, al igual que los magullones que cubren sus brazos

Happy jadeó, sintiendo cómo su magia, su fuerza, su determinación... todo lo que había reunido para esta batalla, lo abandonaba. Con un destello de luz tenue, su forma humana se desvaneció, dejando al pequeño Exceed en su estado original. Sus alas caían pesadamente a los lados, incapaces de sostenerlo.

"Esto no puede estar pasando..." pensó mientras un sollozo involuntario escapaba de su garganta. Sus pequeñas manos temblaban incontrolablemente, enterrándose en el polvo del suelo. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por su rostro, calientes y humillantes, mientras su mente repetía una y otra vez la misma pregunta:

"¿Cómo? ¿Cómo podemos ganar?"

Carla, aún aturdida, hizo un esfuerzo titánico por incorporarse. Su respiración era irregular, y sus ojos reflejaban algo que nunca había sentido en una batalla: desesperación. Touka llegó a su lado, visiblemente agotada, pero le ofreció un débil apoyo, sosteniéndola con una de sus patas.

El trío de Exceeds estaba en ruinas, tanto física como emocionalmente. Todos compartían el mismo pensamiento. "No puede ser. No así." La diferencia de poder era abrumadora, un abismo que ni siquiera su mejor estrategia había podido acortar.

Del otro lado de la sala, Shaddick permanecía de pie, inquebrantable. Su silueta se recortaba contra el débil resplandor de la maldición de muerte que continuaba formándose sobre su cetro. A pesar de la ferocidad del ataque que había detenido, no había un solo rasguño en su figura, ni una marca que sugiriera que los tres Exceeds le hubieran supuesto siquiera un desafío.

"¿Esto es todo lo que tienen?" preguntó con una sonrisa tranquila. Su tono era relajado, casi maternal, pero cargado con un veneno implícito. Miró la palma de su mano, la misma que había usado para detener el ataque de Happy. La observó fascinada, como si analizara cada pequeño detalle.

Ella hecho un vistazo a las consecuencias de su pelea. El salón estaba desolado. El mármol del suelo estaba agrietado en varias partes, como si los últimos ataques de los Exceeds hubieran hecho temblar los cimientos del lugar. Trozos de piedra están esparcidos por el suelo, y el aire está cargado con el pesado olor a quemado. Las paredes, previamente ornamentadas, ahora están marcadas por grietas profundas, algunos puntos de la estructura amenazan con desmoronarse. En lo lejos, el gran círculo mágico de Shaddick emite una suave luz pulsante, casi como un latido creciente. El sonido de ese latido retumba en el aire, amplificado por el silencio del salón vacío.

"Debo decir que ha sido impresionante," continuó, su voz resonando en el salón vacío. "Esa fue una muestra excepcional de fuerza. Estoy muy orgullosa de ustedes."

Happy levantó la cabeza al oír esas palabras, y algo dentro de él se quebró aún más. Las lágrimas seguían cayendo, pero apretó los dientes mientras sus patas temblorosas trataban de empujar su cuerpo hacia arriba. Tropezó una y otra vez, pero no dejó de intentarlo. "No puedo detenerme... No ahora," murmuró.

Carla lo observó, con el corazón encogido al ver la desesperación en los ojos de Happy. A pesar de su propio agotamiento, apoyó una de sus patas sobre su hombro, transmitiéndole el poco aliento que le quedaba. Touka hizo lo mismo, poniéndose a su lado. Los tres estaban exhaustos, vacíos de magia, pero sus cuerpos luchaban por sostenerse unos a otros.

Shaddick inclinó la cabeza, fascinada por su perseverancia. "¿Aún quieren pelear?" preguntó, alzando una ceja. "Debo admitir que tienen determinación, pero... ¿de qué sirve la voluntad sin poder?"

"Es... tan fuerte..." murmura Happy, su voz quebrada por la incredulidad y el dolor. La sangre sigue cayendo de su cuerpo, empapando el suelo mientras intenta levantarse una vez más.

Happy, arrastrándose con dificultad, intenta levantarse. Su cuerpo estába marcado por cicatrices y cortes profundos de las cadenas afiladas. Unos rastros de sangre salpican el suelo de mármol, y el sonido de su respiración entrecortada se mezclaba con el suave crujir de los escombros del salón real

Carla, aunque claramente agotada y aturdida, lograba mantenerse en pie con dificultad. Sus ojos se enfocaban en Happy, preocupados por su estado, pero también por la situación en la que se encuentran. "Happy..." susurra, su tono débil pero lleno de determinación. "No... no podemos... rendirnos. No ahora."

Touka, aunque también visiblemente afectada, se apoya en Carla. Su aliento es irregular, pero con una ligera sonrisa, observa cómo su amiga le da fuerzas a Happy. "Nos caímos... pero siempre nos levantamos, ¿verdad?" murmura, mirando a ambos con una mirada feroz a pesar de su agotamiento.

Happy, trastabillando, intenta levantarse una vez más. La visión ante sus ojos es borrosa, pero el fuego de la determinación sigue ardiendo en su interior. "No... no voy a rendirme... no aún..." susurra, mientras se apoya en el suelo con una mano, el brazo temblando. Su corazón late desbocado, no solo por el cansancio, sino por la desesperación de ver cómo todo lo que ha hecho hasta ahora ha sido en vano. Su cuerpo clama por descanso, pero su alma se niega a ceder.

La determinación del equipo Exceed es admirable, pero Shaddick no podía evitar sonreír ante su obstinación. En todo el suelo del salón, el círculo mágico seguia creciendo, su resplandor palpitante resonaba en el aire, como el latido de un corazón inquebrantable. Las cadenas doradas que cubrían el suelo parecían moverse con la misma siniestra cadencia, anticipando el inevitable destino de los presentes.

Aoi, preocupada al ver la situación, observa el círculo con desesperación. "¡Están a segundos de que la maldición se active!" grita con urgencia

Los tres Exceeds, aún tambaleando y con el cuerpo marcado por los daños de la batalla, apenas pueden mantenerse en pie. El agotamiento los consume, pero sus ojos, aunque llenos de dolor, arden con la misma resolución que los ha llevado hasta aquí.

Shaddick, viendo la incomodidad y la lucha de los Exceeds, sonreía con suficiencia. "Su determinación... es admirable", dijo con calma, como si estuviera disfrutando cada segundo de su sufrimiento. "Pero es inútil. Ya no hay manera de que me derroten. Sin embargo..."

"¿Sin embargo que?" Se cuestionó Happy

El tono de voz de Shaddick cambio ligeramente, como si estuviera revelando un pequeño secreto. "Me han dado ganas de probar un juego con ustedes. Como su ejecución fue postergada, les propondré pelear más adelante, pero por ahora, deberán hacerse más fuertes."

"¿Un juego? Piensa que está situación es solo un juego para ti..." Happy, su cuerpo cubierto de heridas, apenas podía mantenerse de pie, pero la furia y la frustración surgen de lo más profundo de su ser. "¡No estamos aquí para bromas!" exclama, su voz vibraban con la mezcla de rabia y dolor. Sus manos tiemblan, y aunque su cuerpo se ve derrotado, su espíritu aún lucha por mantenerse intacto.

Carla, a su lado, con el rostro marcado por el cansancio pero sin rendirse, levanta la cabeza. "No importa si estamos agotados... lucharemos hasta el final", dice con firmeza, su voz transmitiendo la intensidad de su voluntad. A su lado, Touka, visiblemente irritada, aprieta los dientes, y su mirada se oscurece aún más al ver cómo Shaddick toma todo esto como un simple entretenimiento. "¿De verdad ves esto como un juego?" murmura, su tono cargado de enojo.

El equipo Exceed, aunque al borde del colapso, se niega a aceptar lo que la reina Shaddick les impone. Con rabia en sus voces, exclaman al unísono: "¡Nos negamos a ser parte de tus juegos!"

"Negarse..." Repitió Shaddick mientras esbozaba una sonrisa. "¿Cómo no van a estar jugando conmigo?", pregunta, su voz cargada de burla. "Si ustedes ya han estado jugando desde el principio." Respondió ella.

Aoi, con los ojos llenos de terror, no puede contener su grito. "¡Se acabó el tiempo!" La desesperación se refleja en su rostro, y no hay más palabras que decir.

Sin darles tiempo para reaccionar, Shaddick levantó una de sus manos con gracia y sin prisa. La magia que emitía de su gesto es palpable, como si la propia gravedad cambiara a su alrededor. Un resplandor cegador envolvió a los Exceeds, y antes de que puedieran hacer algo para evitarlo, una onda mágica los rodea.

"E-espera..." Happy extendió la mano en dirección a Shaddick, con a esperanza de que algo sucediera.

Entonces todo en el salón se desvanece. La realidad misma parece distorsionarse. En un abrir y cerrar de ojos, el salón de la reina Shaddick desaparece, dejando a los Exceeds desorientados, ahora mientras todo a su alrededor daba vueltas, hasta que todo se tranquilizo.


[...]

[...]

[...]


El aire frío golpeó sus rostros cuando el equipo Exceed despertó, aturdido y con los cuerpos aún adoloridos. A su alrededor, el cielo nocturno se extendía como un manto oscuro tachonado de estrellas. Sin embargo, había algo extraño; la sensación de vacío a su alrededor era inconfundible.

Happy, el primero en levantarse, se tambaleó mientras intentaba estabilizarse. Miró a su alrededor y vio a Carla y Touka también incorporándose lentamente. "¿Dónde estamos...?" murmuró, su voz ronca por el esfuerzo.

El sonido del viento aullando fue la única respuesta inmediata. Entonces, Carla, con una expresión de alarma, señaló al suelo: "Estamos... en la azotea del castillo."

El mármol pulido de la azotea brillaba bajo la luz de la luna. Más allá del borde, las alturas vertiginosas revelaban el vasto paisaje del Reino Central extendiéndose como un tapiz en la distancia. Touka dio un paso hacia el borde, mirando hacia abajo con cautela. "¿Cómo llegamos aquí? Estábamos... en el salón del trono."

Aoi, que apareció en la esfera del cetro con sus ojos pixelados mostrando espirales, claramente mareada. "¡Shaddick nos expulsó con un hechizo de teletransportación!" explicó, su voz temblorosa. "Nos mandó aquí con su magia, ahora estamos lejos de ella, desconozco la razón detrás de su accionar."

Carla entrecerró los ojos, preocupada. "Pero... el tiempo para que la maldición se activara había terminado. ¿Por qué simplemente nos dejó ir?"

"Debemos regresar por ella... ¡Eh!"

Antes de que alguien pudiera terminar de hablar, un temblor sacudió la azotea. El sonido de las piedras crujiendo bajo sus pies llenó el aire, y las grietas comenzaron a extenderse desde el centro del castillo hacia donde ellos estaban.

"¿Qué está pasando ahora?" gritó Happy, dando un paso atrás para evitar una grieta que casi lo hace perder el equilibrio.


Salón del Trono

El círculo mágico en el suelo comenzó a latir con una intensidad aterradora, sus pulsaciones rojas llenaban la sala con una luz abrasadora. Cada latido resonaba como el tambor de un corazón colosal, haciendo vibrar las paredes y el suelo bajo los pies de Shaddick. El resplandor rojo se intensificaba con cada segundo, iluminando el rostro de la reina con un matiz carmesí que reflejaba su resolución inquebrantable.

Con un movimiento elegante, Shaddick se levantó de su trono, el cetro en su mano brillando con una energía roja incandescente. Sus ojos, fijos en el círculo, parecían arder con la misma intensidad. "Es hora de que conozcan el límite de su desesperación," proclamó con voz firme, cargada de poder.

Levantando el cetro hacia el techo, el círculo mágico respondió a su comando. Un torrente de luz roja se disparó hacia arriba, iluminando el salón con una intensidad cegadora mientras la energía se concentraba en un punto en el techo, preparándose para desatarse.

"Cursed Bond - Chains of Death!"

La luz estalló hacia el techo, atravesándolo como un rayo, dirigiéndose hacia el mundo exterior con una fuerza incontenible. Shaddick sonrió con satisfacción, observando cómo su obra maestra alcanzaba su clímax. "Este es el verdadero poder que nace cuando no hay escapatoria," susurró para sí misma mientras el salón era inundado por un resplandor carmesí.


Azotea Real del Castillo

El temblor sacudió la azotea, y los Exceeds lucharon por mantenerse en pie, aferrándose al barandal con todas sus fuerzas. La tensión en el aire era insoportable, como si el propio castillo estuviera siendo comprimido por una fuerza invisible. Carla, Happy y Touka intercambiaron miradas preocupadas, pero no sabían cómo reaccionar ante lo que estaba ocurriendo.

"¡¿Qué demonios está pasando?!" gritó Touka, su voz al borde del pánico mientras miraba a su alrededor.

Happy, con los ojos muy abiertos, trató de mantener la calma. "No lo sé, pero no es bueno. ¡Esto no es normal!"

Carla, con el corazón acelerado, señaló algo extraño en la parte más alto del castillo. "¡Miren!"

Aoi, todavía mareada pero ahora alerta, apareció en la esfera del cetro de Carla. "¡Es la magia de Shaddick! Esa luz es el hechizo que acaba de lanzar... pero no entiendo qué está haciendo."

Antes de que pudieran procesar lo que sucedía, una explosión de energía roja estalló desde lo alto del castillo, disparándose hacia el cielo nocturno con una fuerza abrumadora. No era solo una luz, sino una onda de poder que parecía arrancar la quietud de la noche, como si la misma maldición de Shaddick estuviera desbordándose.

El resplandor rojo iluminó el cielo como un faro malévolo, elevándose hacia las alturas, hasta que, al llegar al punto más alto, la luz comenzó a expandirse, formando una extraña aurora boreal roja que teñía todo el firmamento con su brillo macabro. La escena era al mismo tiempo hipnótica y aterradora: la belleza de la aurora, con sus tonos vibrantes y danzantes, estaba distorsionada por el mal presagio que emanaba de la maldición.

Carla, paralizada por el horror, observó en silencio, su rostro una mezcla de incredulidad y miedo. "No... No puede ser..." susurró, su corazón acelerado al comprender lo que sucedía. "La maldición... Shaddick la lanzó."

Happy, al igual que ella, no podía apartar la vista del espectáculo sobre ellos. La belleza de la luz roja contrastaba con la angustia que sentían en su interior. Una sensación profunda de desesperación los invadió, como si esa luz anunciara la llegada de algo mucho peor. "Es... demasiado tarde," murmuró Happy, su voz rota por la desesperanza. "¿Qué va a pasar ahora?" Pregunto mirando con preocupación la capital real.


Ubicación desconocida. Lejos del reino.

La oscuridad de la noche envolvía el vasto desierto. Las estrellas brillaban intensamente, pero la luna apenas iluminaba la árida ciudad tipo oasis rodeada por el desierto.

En cierto callejón, un Exceed marrón con lentes ajustados observaba a su alrededor, tenso y cauteloso. Aunque el desierto nocturno estaba sumido en una calma inquietante, él no podía deshacerse de la sensación de que alguien lo estaba observando. Su mirada se desvió hacia el cielo estrellado, cuando una luz comenzó a destellar en el horizonte, la cual creció rápidamente hasta convertirse en un resplandor rojo que iluminó el firmamento.

Lo que parecía ser una simple distorsión del calor en el aire se convirtió en un resplandor profundo y ominoso. La aurora boreal roja, con su brillo arrebatador, se extendió por el cielo nocturno, elevándose hacia lo más alto. El Exceed marrón se tensó al ver el fenómeno, los reflejos en sus lentes cambiando al ritmo de las luces.

"Así que… ya comenzó," murmuró para sí mismo, su tono grave, lleno de preocupación. "La Reina ya debe haber puesto en marcha su plan... No puede ser bueno."

El brillo de la luz roja teñía las estructuras de la ciudad con un tono casi macabro, creando sombras largas y extrañas que danzaban por las calles vacías. El Exceed ajustó nuevamente sus lentes, como si intentara ver más claro lo que se desarrollaba ante sus ojos, pero una sensación de inquietud lo recorrió. La energía en el aire era densa, cargada, como si el cielo mismo estuviera reaccionando a lo que sucedía en el castillo.

Por encima de él, una sombra oscura se deslizó por el techo de la edificación hecha de adobe. El Exceed no la percibió de inmediato, pero un sonido de pasos ligeros lo alertó.

"¿Uh?" Al mirar hacia arriba, vio una figura de gran tamaño, un lobo M.F. con ojos brillantes de furia y desdén. La criatura miraba la aurora boreal con una expresión que reflejaba más desconfianza que asombro, su cuerpo rígido como si tuviera que enfrentarse a algo mucho más grande que él. Un gruñido bajo salió de su garganta, y antes de que el Exceed pudiera reaccionar, el lobo saltó del tejado, desapareciendo en la oscuridad de la ciudad sin dejar rastro.

El Exceed marrón se quedó allí, observando cómo la luz roja continuaba subiendo hacia el cielo, preguntándose cómo este evento afectaría al reino. Sintió una presión en el pecho, como si toda la ciudad estuviera conteniendo el aliento. Sin embargo, sin decir una palabra más, se dio la vuelta y desapareció en las sombras, como si el desierto mismo lo hubiera absorbido, dejando atrás solo la imponente visión de la aurora boreal que pintaba el cielo nocturno de rojo.


Ubicación desconocida.

A lo largo de una tranquila playa, donde las olas rompen suavemente sobre la arena, un pequeño grupo de Exceeds, algunos con pelaje claro y otros con tonos más oscuros, observa cómo la luz roja llena el cielo. Entre ellos, un Exceed con un sombrero adornado con flores observa el fenómeno con una mezcla de curiosidad y emoción.

"¡Esto es espectacular!" exclama, saltando de emoción. "Nunca pensé que podría ver algo tan impresionante."

A su lado, un hombre mayor, con pelaje oscuro y una túnica simple, ajusta sus gafas y mira hacia arriba. "Es hermoso, sí... pero hay algo raro en esto. Nunca había visto una aurora como esta."

La luz roja se extiende sobre el mar, como un manto de fuego que tiñe todo a su paso. Incluso más adelante en el vasto mar.

En el borde un barco, una joven figura observaba en silencio el horizonte. Se trataba de una joven Kitsune. Su cola se movía lentamente al ritmo de la brisa, y su rostro mostraba una tranquila sonrisa al ver el resplandor rojo que comenzaba a expandirse por el cielo.

El fenómeno no pasaba desapercibido para ella. Algo en la forma en que la luz se elevaba hasta el cielo y se convertía en una aurora boreal de tono rojizo hacía que su mirada se volviera más aguda, más calculadora. Aunque la escena era hermosa, había algo inquietante en esa luz.

"Que intrigante..."

Sin dejar de observar la aurora boreal, la joven Kitsune se alejó del borde del barco, desapareciendo en la sombra de la cubierta, sus pasos ligeros y silenciosos. Algo dentro de ella la impulsaba a estar atenta, pero al mismo tiempo, su alma no podía evitar sentirse atraída por el misterio y el poder de lo que estaba ocurriendo.


Ubicación desconocida

En las altas montañas cubiertas de nieve, un pequeño grupo de Exceeds vestidos con gruesos abrigos de piel observa con asombro el cielo teñido de rojo. A medida que la aurora se desplaza, iluminando el paisaje invernal, todos se quedan en silencio, mirando el fenómeno con una mezcla de reverencia y fascinación.

"Es... una nueva aurora", dice un joven, su aliento visible en el aire frío. "Nunca había visto algo tan... grande."

Un adulto, con un sombrero de piel y un abrigo pesado, levanta la mano para señalar hacia el cielo. "Es impresionante, pero... algo no encaja. Parece... diferente", dice, con un leve temor en su voz.

Un poco más lejos, una figura solitaria de una persona observaba la aurora boreal roja desde la base de la montaña. Su respiración se congelaba en el aire helado, pero eso no parecía restarle entusiasmo. Al contrario, su sonrisa se amplió con cada segundo que pasaba, los ojos brillando con un destello de emoción.

El viento gélido soplaba a su alrededor, levantando la nieve que cubría el suelo, pero él no se inmutó. De alguna manera, el frío no parecía afectarle, y con un gesto cargado de energía, chocó sus puños con fuerza, el sonido resonando en la quietud de la noche.

"Es el comienzo...", murmuró entre dientes, su voz casi ahogada por la fuerza del viento. La luz de la aurora iluminaba su rostro, revelando una mirada decidida, como si la escena frente a él fuera la confirmación de algo que había esperado durante mucho tiempo.

A medida que el resplandor rojo teñía el cielo nocturno, el individuo se quedó allí, absorto en el fenómeno, sin temor, como si la magia que ahora se desplegaba en el horizonte fuera la señal de un nuevo capítulo que estaba a punto de comenzar.


Ubicación desconocida

En la espesura de una selva densa, donde los árboles se alzan altos y las criaturas de la naturaleza llenan el aire con sus sonidos, un pequeño grupo de Exceeds observa, fascinados, la aurora roja iluminando las copas de los árboles. Su pelaje varía desde tonos cálidos de marrón hasta colores más exóticos como el verde musgo y el naranja. Con las bocas abiertas, todos permanecen en silencio, mirando al cielo.

"Esto... es increíble", dice un Exceed de pelaje naranja, sus ojos reflejando el rojo brillante en el cielo. "Es como si todo el mundo estuviera mirando lo mismo."

"Es hermoso", responde otro, aunque con un tono más grave, mientras agarra su arco. "Pero hay algo inquietante en este resplandor. No es natural."

Nadie en el grupo tiene la suficiente experiencia para comprender lo que realmente significa, pero todos sienten una extraña conexión entre la belleza de la aurora y la sensación de que algo está por cambiar.

Más adelante, en lo alto de un antiguo atalaya, dos figuras observan en silencio la aurora boreal roja que ilumina el cielo nocturno. La luz refleja en sus figuras robustas y enérgicas, creando una atmósfera inquietante pero majestuosa. La primera sombra es la de un elefante guerrero, su silueta imponente destaca contra el horizonte iluminado por la magia. A su lado, una figura más ágil y felina, probablemente de una especie cercana a los grandes felinos, con orejas puntiagudas y una postura alerta.

Ambos miran la aurora, y sus ceños se fruncen al mismo tiempo, como si un presentimiento inquietante los envolviera. La mujer felina suspira, y el elefante guerrero asiente lentamente, como si también pudiera sentir la presión del evento que se desata en todo el reino. La luz roja los envuelve por un momento, como un recordatorio de lo que está por venir, antes de que ambos den media vuelta.

Sin decir una palabra, desaparecen del atalaya, moviéndose entre las sombras de la jungla. El futuro que se avecina no es uno que deseen enfrentar, pero saben que no pueden evitarlo.


Ubicación desconocida

En lo alto de una solitaria estructura situada en una meseta rocosamente inhóspita, una sombra de avanzada edad meditaba en silencio. Su postura era erguida, con los ojos cerrados, completamente inmerso en sus pensamientos. A su alrededor, la oscuridad del paisaje subterráneo se extendía como un manto, y el suave crujido de la piedra podía escucharse con claridad. De repente, el brillo de la aurora boreal interrumpió el silencio, iluminando el horizonte con un fulgor rojo que se reflejaba en la fría superficie de la meseta.

El anciano abrió los ojos lentamente, sintiendo la presencia de la energía que se desbordaba en el cielo. Su mirada se endureció al ver el fenómeno. Sin decir palabra, se levantó con agilidad a pesar de su edad y observó la escena con una mezcla de molestia y resignación.

La aurora boreal, esa perturbadora manifestación de magia, era un recordatorio de algo que él había temido durante mucho tiempo. No era la primera vez que sentía su presencia, pero ahora, con su expansión continental, la situación se volvía más peligrosa de lo que había imaginado.

Frunció el ceño y, sin perder tiempo, tomó sus pertenencias que descansaban junto a él. Con una rapidez sorprendente para su edad, dio un gran salto desde lo alto de la estructura, dirigiéndose hacia el oscuro abismo frente suyo.


Ubicación desconocida

En el corazón de una ciudad rodeada por un vasto páramo y un bosque de árboles altos, las luces de la aurora boreal roja se reflejan en las ventanas y tejados de un distrito de estilo occidental. Los civiles, sorprendidos por la extraña aurora que iluminaba el cielo, se reunieron en las plazas y en las calles, observando con curiosidad y emoción el fenómeno inusual. El cielo se teñía de rojo, algo distinto a las auroras habituales que conocían. Nadie podía explicar el origen de esa visión, pero todos se sentían atraídos por ella, como si les llamara.

"¿Has visto algo como esto antes?"pregunta una Exceed de orejas puntiagudas, sujetando a su cachorro contra su pecho.

"Jamás, pero es hermoso, ¿no crees?" responde un hombre antilope, ajustando su sombrero de ala ancha mientras alza la vista al cielo.

Es... diferente", respondió su compañera, una mujer de cabello largo y ojos brillantes. "Nunca había visto algo así antes. ¿Qué será?"

"¿Algo bueno?" replica un anciano erizo, apoyándose en su bastón. Su tono, aunque calmado, está lleno de duda. Yo diría que esto es un presagio, pero no de los buenos.

Mientras las conversaciones continúan, en un tejado cercano, una figura yace tendida. Su sombra, iluminada por el resplandor rojizo de la aurora, revela una cola felina que se mueve con pereza.

El personaje abre los ojos lentamente, su expresión pasando de la confusión al interés. Con agilidad felina, se incorpora y observa el fenómeno en el cielo.

"Esto no es natural..." murmura para sí mismo, con un tono de preocupación mezclado con curiosidad.

Sin perder más tiempo, da un salto ágil desde el tejado, aterrizando suavemente en una calle lateral. Con movimientos rápidos y precisos, se pierde entre los callejones, dirigiéndose hacia el bosque cercano, decidido a descubrir la verdad detrás de aquella aurora boreal.

El fenómeno continuaba iluminando la ciudad, mientras las sombras de los árboles danzaban bajo el resplandor rojizo, como si el mismo bosque estuviera vivo, esperando algo.


Ubicación desconocida

En una ciudad que brilla incluso más que el cielo estrellado, las luces de neón colorean las calles y edificios. Los casinos, clubes y restaurantes están llenos de actividad, reflejando el corazón económico del reino. Aquí, Exceeds, M.F, e incluso algunos humanos conviven en un ambiente único, unidos por la búsqueda de placer y negocios.

De repente, la atención de todos se centra en el cielo. Una brillante aurora boreal roja aparece, envolviendo la ciudad en un resplandor que eclipsa incluso las luces artificiales. Las conversaciones cesan, y la multitud se detiene para observar.

"¿Qué es eso?" pregunta una joven Exceed con orejas puntiagudas, su vestido plateado reluciendo bajo la luz roja.

"¿Será algún tipo de espectáculo?"aventura un camarero M.F con un delantal bordado, deteniéndose mientras lleva una bandeja de bebidas.

"Puedes ser... esto no es habitual," murmura una joven loba, mirando con seriedad el cielo mientras sujeta su sombrero.

En lo alto de un rascacielos oscuro, lejos del bullicio, una figura imponente observa el fenómeno. Es un Exceed de gran tamaño, musculoso, cuya sombra proyecta una postura firme y vigilante. Su rostro está fruncido en una expresión de molestia mientras cruza los brazos, observando las ondulantes luces rojas que inundan el firmamento.

"Tch, esto no presagia nada bueno..." dice, su voz profunda y tensa.

El Exceed mira una última vez hacia el cielo antes de darse la media vuelta. Con pasos decididos, desaparece en las sombras del edificio, dejando tras de sí una inquietud latente en medio de la fascinación de la ciudad. Mientras tanto, la aurora continúa iluminando la noche, ajena a las emociones encontradas que despierta en quienes la contemplan.


Ubicación desconocida

En una isla tropical, una pequeña ciudad se extiende alrededor de un lago cristalino. Las casas de madera y piedra están construidas con una arquitectura simple pero resistente, adaptada al clima cálido. Los árboles altos y los sonidos de la fauna nocturna crean un ambiente tranquilo, aunque esa noche la calma se rompe.

La aurora boreal roja y púrpura tiñe el cielo y se refleja en el lago como un manto de luz viva. Desde sus ventanas y balcones, los habitantes, una mezcla de Exceeds y M.F, observan en silencio el fenómeno.

"¿Qué significa esto...?" susurra un anciano Exceed, sus orejas temblando ligeramente mientras se apoya en su bastón.

"Nada bueno, señor. Esto no es natural..." responde una joven Coneja (M.F) abrazando a un pequeño Exceed. mientras ambos miran el cielo con temor.

El aire en la ciudad se llena de susurros inquietos y un miedo silencioso. Nadie parece capaz de apartar la vista del espectáculo celestial, pero sus corazones están cargados de presentimientos oscuros

En otro punto de la isla, en lo alto de volcán inactivo, al borde del inmenso cráter, se alzaba un antiguo templo de piedra oscura, marcado por años de desgaste y misterio. Dos figuras encapuchadas se encontraban en la entrada del lugar, mirando con atención el espectáculo en el cielo. La más alta, con una voz calmada pero firme, habló. "Ya ha comenzado... pero me preocupa que la señora Crystial no esté con nosotros."

La otra figura, más pequeña y con un tono juguetón en su voz, respondió mientras cruzaba los brazos. "Ella está ocupada en el reino. No te preocupes, es nuestro deber seguir las órdenes que nos han dado."

Ambos guardaron silencio por un momento, contemplando la aurora mientras sus emociones contrastaban. La figura a su lado esbozó una sonrisa de malicia, mientras que la más pequeña sonrió con un aire despreocupado, casi burlón.

Finalmente, sin intercambiar más palabras, las dos figuras se giraron hacia la entrada del templo. Con movimientos fluidos, desaparecieron en la penumbra del edificio, dejando atrás el cráter y el espectáculo celeste para continuar con sus enigmáticas labores.


De vuelta a la capital real.

La aurora boreal iluminaba el cielo de la capital real con un resplandor místico, reflejándose en las calles vacías y silenciosas bajo el toque de queda. Los murmullos corrían de puerta en puerta, despertando a los Exceeds y a los M.F., quienes asomaban sus rostros por las ventanas o trepaban a las azoteas, incapaces de resistir la curiosidad por el fenómeno inusual.

Las reacciones eran diversas: algunos observaban maravillados, sus ojos brillando como si hubieran sido testigos de un milagro; otros intercambiaban susurros intrigados, especulando sobre lo que aquello podría significar.

Sin embargo, no todos compartían su entusiasmo. En algunos rincones de la ciudad, los rostros reflejaban preocupación. Entre susurros nerviosos, se hablaba de una señal que, decían, había surgido desde el castillo. Para ellos, la aurora no era un simple fenómeno celestial, sino un presagio de algo mucho más inquietante.

En otro edificio, un grupo de M.F contemplaban la aurora desde sus balcones, con el ceño fruncido. "Esto no es un buen augurio. Nunca ocurre algo tan hermoso sin que algo oscuro le siga."

Mientras tanto, en una pequeña ventana más al norte, una niña Exceed de pelaje plateado intentaba sin éxito ver mejor la aurora. "¡No puedo ver nada desde aquí!" murmuró, irritada.

Sin pensarlo dos veces, desplegó sus pequeñas alas y voló hasta una cornisa alta, donde el espectáculo se desplegaba ante ella. "¡Wow! ¡Es aún más bonito desde aquí arriba!" Su rostro se iluminó con una sonrisa mientras admiraba las luces danzantes en el cielo.

No muy lejos de allí, en un edificio del sector de clase media, un vigilante solitario miraba la aurora desde un tejado. Su expresión era enigmática, casi satisfecha. "Así que finalmente ha comenzado", dijo en voz baja. "Todo está siguiendo su curso. Espero que estemos listos para lo que viene." Ajustando su capa, se levantó y desapareció en la noche, reanudando su ronda nocturna.

En otra zona de la ciudad, tres Exceeds murmuraban entre ellos, mirando al cielo con preocupación. "¿Viste el destello desde el castillo antes de que apareciera la aurora?" preguntó uno, con las orejas levantadas.

"Sí", respondió otro, con los ojos entrecerrados. "¿Qué crees que significa?"

"Esto no es nada bueno", afirmó el tercero, cruzando los brazos. "No creo que estemos viendo algo natural. Esto tiene que ser obra de la reina."

"Entonces más vale que estemos atentos", añadió el primero, mirando alrededor como si esperara que algo más ocurriera. "Si esto significa que algo viene, no quiero que nos tome por sorpresa."

La ciudad entera, maravillada y preocupada, seguía observando la aurora boreal, ajena a los grandes cambios que se cernían sobre el reino.


De vuelta con el equipo Exceed

Bajo la inmensa aurora boreal que teñía el cielo con rojos y púrpuras, el equipo Exceed se encontraba en la azotea del castillo real, sus pequeños cuerpos iluminados por el resplandor celestial. La atmósfera era inquietante, y la sensación de urgencia no hacía más que crecer.

"No me agrada esto." Murmuró Happy. "¿Que nos sucederá ahora?

Mientras el equipo Exceed observaba el cielo teñido de rojo, Carla miró a Aoi con esperanza. "¿Puedes decirnos algo sobre esa aurora?" preguntó, su voz temblando entre la ansiedad y la necesidad de respuestas.

Aoi, desde el interior de la esfera del cetro, apareció flotando como un holograma pixelado. "Déjame intentarlo..." Su cuerpo comenzó a emitir destellos, el reloj de arena pixelado, se dibujo en el cetro, girando rápidamente mientras intentaba analizar la fuente de la magia. Sin embargo, tras unos segundos, los destellos se apagaron abruptamente.

"Es magia oscura..." murmuró finalmente, con un tono grave que rara vez usaba. "Pero más allá de eso... no puedo analizarla. Es demasiado compleja, demasiado... perturbadora. Si intento profundizar más, podría quedarme en blanco."

Happy alzó las cejas, confundido. "¿Quedarte en blanco?"

Aoi asintió. "Borrarían todos mis procesos. Me desconectarían por completo. No es una magia que se pueda descifrar sin prepararme."

Happy volvió el cielo con preocupación, sus alas plegadas mientras el viento nocturno movía su pelaje azul. "Debe haber algo que podamos hacer," dijo con firmeza. "Si esta es la señal de que la maldición de Shaddick está por desatarse, tal vez todavía estamos a tiempo para detenerla."

Carla y Touka intercambiaron miradas rápidas antes de revisar sus propios cuerpos, inspeccionándose en busca de algún cambio o señal extraña. Pero aparte de las heridas que habían acumulado en su última batalla, todo parecía normal.

"No noto nada raro..." comentó Carla, con su tono sereno pero tenso. Sus ojos dorados destellaron mientras miraba a Happy. "¿Y tú, Touka?"

La Exceed lila con rayas violeta negó con la cabeza, su expresión grave. "No siento nada. Pero eso no significa que podamos bajar la guardia. Esta calma... no me gusta nada."

"¿Notas algo raro, Aoi?" Pregunto Carla aún preocupada.

"Mi análisis revela que sus cuerpos, a parte de sus heridas, no hay indicios de algo fuera de lo normal." Explicó Aoi. "Concuerdo con Touka, esto no es de mi agrado."

Happy dio un paso adelante, con la determinación brillando en sus ojos. "Entonces debemos regresar. Si aún no ha pasado nada, aún podemos detenerla."

Antes de que pudiera extender sus alas, Aoi, la compañera mágica de Carla, apareció en su forma pixelada, flotando en la esfera del cetro. Su voz, usualmente calmada, tenía un tono inquisitivo y severo. "¿De verdad crees que puedes detenerla, Happy?" preguntó, sus palabras cargadas de una frialdad que hizo eco en el claro. "Ya fallaste una vez. La diferencia de poder entre tú y ella es inmensa, como el cielo y la tierra."

Happy se detuvo en seco, sus alas bajando mientras las palabras de Aoi resonaban en su mente. Carla y Touka no dijeron nada, pero sus miradas se desviaron al suelo, y sus pequeños puños se apretaron con impotencia. La verdad era dura de aceptar, pero Aoi tenía razón. La derrota anterior todavía era una herida fresca en sus corazones.

"¿Aoi? No crees que fuiste algo dura con él?" Touka pregunto algo cabizbaja.

"No. Aoi tiene razón..." respondió Happy después de un momento, su voz baja pero cargada de emoción. "Sé que no podemos ganarle. Pero quedarnos aquí sin hacer nada..." Sus ojos se alzaron, llenos de resolución. "Eso es peor. No puedo simplemente quedarme quieto mientras Shaddick cumple con su plan."

Carla levantó la vista, sus orejas temblando ligeramente. "Happy tiene razón. No importa lo imposible que parezca... no podemos cruzarnos de brazos y mirar. Si no hacemos nada, nunca podremos perdonarnos."

Touka, quien había permanecido callada hasta ahora, suspiró profundamente antes de asentir. "Está bien. Si vamos a fracasar, que al menos sea luchando. Pero más nos vale pensar en un plan esta vez. No podemos lanzarnos a ciegas otra vez."

Happy dejó escapar un suspiro, aliviado de que las chicas estuvieran con él en esto. "Entonces hagámoslo juntos. Si vamos a detener esto, será como equipo."

Con esas palabras, el equipo Exceed recuperó un poco de su determinación, aunque la sombra de la duda todavía pendía sobre ellos.

"¿Entonces como lo hacemos?" Cuestionó Aoi.

Touka dio un paso al frente. "No te preocupes, de eso me encargo yo."

Entonces Touka miró alrededor en busca de alguna manera de regresar al salón del trono. Sus ojos se fijaron en un poco de agua estancada en las canaletas del castillo. Una chispa de esperanza cruzó su rostro.

"Esto servirá," murmuró, acercándose.

Concentrándose, Touka extendió una de sus patas hacia el agua, canalizando su magia. El líquido comenzó a arremolinarse, elevándose en pequeños filamentos brillantes mientras intentaba abrir un portal con su magia Aqua Aera. Sin embargo, tras unos segundos, el agua simplemente cayó al suelo, inerte.

Touka frunció el ceño, visiblemente molesta. "¿Qué demonios...?"

Volvió a intentarlo, esta vez aumentando su enfoque, pero el resultado fue el mismo: nada.

Happy, notando su frustración, se acercó. "¿Pasa algo, Touka?"

"¡No puedo abrir el portal al salón del trono!" exclamó ella, su tono reflejando irritación. "Esto no tiene sentido. ¡Siempre funciona!"

Happy se rascó la cabeza, pensativo. "Tal vez Shaddick activó de nuevo el sistema de seguridad del castillo. Podría estar bloqueando tu magia."

Sin embargo, antes de que Touka pudiera responder, Aoi apareció en el cetro frente a ellos en su forma pixelada. "Eso no es posible," dijo con un tono seguro. "Shaddick usó toda la magia del castillo para lanzar la maldición. No podría activar el sistema de seguridad en este estado."

Carla, con su característico tono sereno, interrumpió. "Tal vez deberías intentar algo diferente. ¿Qué tal abrir un portal que nos lleve afuera del salón del trono? Si no puedes entrar, quizás puedas salir."

Touka asintió, aunque no esperaba que funcionara. Con un suspiro, volvió a concentrarse en el agua, esta vez visualizando un punto fuera del salón del trono. Al instante, el agua reaccionó, formándose en un brillante portal azul.

Los ojos de Touka se abrieron de par en par. "¡Funcionó!"

Happy y Carla intercambiaron miradas rápidas antes de que Happy extendiera sus alas. "¡Vamos!" dijo, atravesando el portal con Carla siguiéndolo de cerca.

Sin embargo, al cruzar, Carla se dio cuenta de algo. "¿Touka?"

El portal se cerró detrás de Happy y Carla, ambos giraron para buscar a Touka, solo para notar su ausencia. Carla, alerta, abrió la boca para decir algo, pero justo entonces otro portal de Aqua Aera apareció frente a ellos, y Touka salió del vórtice de agua con algo en sus manos.

"¿Que hiciste?" Pregunto Carla intrigada, hasta que su vista se detuvo en eso que traía Touka. "Eso es..." hablo Carla, mientras Happy se quedaba boquiabierto al ver el objeto.

Touka, con una leve sonrisa, extendió la mochila verde hacia Happy. "Tu accesorio característico," dijo, divertida.

Los ojos de Happy brillaron al reconocerla. "¡Mi mochila!" exclamó, tomándola con sus patas. "Pensé que la había perdido para siempre. ¿Como...?" Fue interrumpido por Touka

Ella explicó mientras cruzaba los brazos, satisfecha. "Hace dias, Stella me la entregó. Dijo que la encontró cerca bastante cerca de los pasadizos del calabozo real. Si no hubiera sido por ella, probablemente nunca habríamos sabido que estabas en las mazmorras del castillo."

Carla asintió al escuchar eso, su mirada suavizándose. "Es cierto. Y gracias a eso pudimos trazar un plan para sacarte de ahí. Aunque... Touka fue quien se aseguró de que no se quedara olvidada. Con su porta, creo que fue directamente a la habitación de la clínica y la trajo para tí."

Happy miró a ambas chicas con gratitud sincera. "Gracias a las dos. De verdad. No saben lo importante que es esto para mí."

Carla simplemente sonrió, mientras que Touka, con un leve rubor, desvió la mirada. "No es nada, solo hice lo que tenía que hacer."

Happy ajustó la mochila en su espalda con una sonrisa más segura. "Ahora que estoy completo, creo que estamos listos."

"Pues más te vale cuidarla esta vez," respondió Touka, con una sonrisa confiada antes de soltar un leve suspiro de alivio.

"¡Aye!" Asintió Happy preparado. "¡Andando!"

Entonces los tres giraron al unísono hacia la gran puerta que los separaba del salón del trono.


Fin del capítulo 21


Fairy Tail: Nueva Extalía

Capitulo 22: Escape de la Capital Real

Arco del Nuevo Reino


Cuando el equipo Exceed se dio la vuelta para enfrentar la gran puerta del salón del trono, se quedaron inmóviles por un momento, observando una visión extraña y aterradora: la puerta, antes majestuosa y accesible, ahora estaba cerrada con más de 12 enormes cadenas rojas que se enroscaban en espiral hacia el centro de la puerta, sellándola con una fuerza intimidante.

Las cadenas emitían un brillo siniestro, como si vivieran por sí mismas, y cada eslabón parecía pulsar con una energía oscura que absorbía la luz de la habitación

"¿Que demonios pasó aquí?" Carla pregunto impresionada.

"¿Cuándo... cuándo sucedió esto?" se preguntó Touka, sorprendida.

"Debe ser obra de Shaddick." Respondió Happy con cierta molestia.

Touka frunció el ceño y se adelantó. "¿De dónde salió esta cosa tan rápido?" murmuró, extendiendo una pata hacia las cadenas. "Esperen chicos..." Touka vio que se podia empujar la puerta y forzar la entrada. "Creo que puedo abrirla." Ella colocó ambas patas e con un leve empuje, intento abrirla.

Pero entonces, un silencio absoluto e inquietante lleno el ambiente. "Chicos... Creo que con un poco de fuerza podemos..." Touka notó que nadie respondía.

"¿Chicos? ¿Por qué están tan callados?" Pregunto antes de dejar de empujar la puerta, ella giro su cabeza para ver a sus compañeros... Pero entonces parecían bastante tensos y raros. "¿Que sucede?

Entonces Happy y Carla, quienes se encontraban cerca de ella, comenzaron a toser con fuerza. Sus rostros se tornaron lentamente de un tono rojos, y sus respiraciones se volvieron erráticas.

"¡Ahh!" Happy dejó escapar un gemido sofocado, sus manos sujetándose su cuello, como si algo invisible lo estuviera estrangulando.

Carla, al lado de él, empezó a jadear, incapaz de respirar correctamente. "¡No... puedo... respirar!". El aire parecía desaparecer, y el pánico empezó a apoderarse de ambos.

Touka, con el corazón acelerado, se giró con rapidez al escuchar el sonido sofocante de sus compañeros luchando por respirar. "¡Carla! ¡Happy!" gritó, sus ojos llenos de desesperación. Corrió hacia ellos, sin saber cómo ayudar, pero sintiendo que algo oscuro estaba ocurriendo. "¡Aguanten! ¡No me dejen! ¿Que les sucede?". El sudor comenzó a recorrer su rostro mientras su mente buscaba soluciones.

Finalmente, en un golpe de claridad, vio la marca que se había formado alrededor de los cuellos de Happy y Carla: una extraña marca, una cadena roja fina, como una sutil herida, que se enrollaba en su piel, apretándolos lentamente. "¿Qué… es esto?" se preguntó, sin comprender la magnitud del peligro.

"¡Aoi! ¡Dime qué está pasando!" exclamó Touka, desesperada, mientras intentaba sostener a sus amigos.

"Eso…", comenzó Aoi con su voz, que resonó en sus mentes, "esa es la marca de muerte. La maldición que la Reina Shaddick ha lanzado sobre ustedes... Pero es extraño. Ella dijo que, dentro de 100 días, esta marca cobrará sus vidas, incluyendo las de Happy y Carla, pero, tu al parecer no desarrollaste una marca."

"Eso no importa," reclamo Touka. "¡De verdad son 100 días de tiempo!"

El tiempo pareció detenerse para los tres Exceeds. 100 días. Las palabras de Aoi cayeron sobre ellos como un peso insoportable.

Un escalofrío recorrió la espalda de Carla, mientras que Happy apenas podía comprender lo que escuchaba. "Esto… no puede ser real." El miedo se reflejaba en sus ojos.

"Si eso es verdad, por qué ellos se están asfixiando en este momento." Cuestionó Touka.

"¿Y si algo lo desencadeno?" Sugirió Aoi.

"¿Como que? Ellos no han hecho nada raro, hablamos e intenté abrir..." Los ojos de Touka se abrieron como platos. "La puerta... Al intentar abrir la puerta, la maldición se activo... ¿Ellos morirán por mi culpa?" Touka empezo a sollozar mientras intenta ayudar a sus amigos.

"No lo creo... Mira las marcas." Expresó Aoi sin dudar.

Touka observó con alivio cómo las marcas parecían moverse, retrocediendo lentamente de los cuellos de sus amigos, volviéndose casi invisibles, como si tomaran forma de un hilo fino bajo la piel, desapareciendo poco a poco.

Entonces ambos Exceeds tosieron con fuerza, para tratar de recuperar el preciado aire que se le había negado de forma horrible.

En ese momento, la voz de Shaddick resonó en las paredes, como un eco que llenaba todo el salón con una presencia ominosa. "Veo que ya están poniendo a prueba su nueva marca

Pero debo decirles que ya es un hecho. La maldición ya ha sido puesta sobre todos los Exceeds de la primera generación. Ustedes también están jugando a mi juego." La risa fría de la reina se filtró entre las palabras, llenando el aire con una sensación de peligro latente.

Touka apretó los dientes, mirando furiosamente hacia la puerta sellada. "¿Qué tratarles de hacer a mis amigos?", preguntó, su voz tensa y furiosa.

Carla, aún jadeando, apretó los dientes. Su voz fue baja, pero llena de furia. "N-Nuestra vida no es parte de ningún juego, maldita sea. ¡Libéranos ahora!"

"Ah, pero eso sería aburrido," replicó Shaddick. "Quiero ver de qué son capaces. Les daré la oportunidad de salvar a los Exceeds y enfrentarse a mí. Si son lo suficientemente fuertes, claro."

Happy miró a la puerta sellada, la preocupación marcando su rostro. "¿Q-Qué es esto? ¿Qué quieres de nosotros?"

"La puerta del salón del trono está sellada con magia de vinculación," explicó Shaddick. "Para abrirla, deberán derrotar a los 12 Vestigios del Reino."

Entonces los oídos de las chicas se ensancharon al escuchar una palabra en particular."¿Vestigios?" Pues esa era la única pista que tenían de Shaddick al principio de su estadía en la capital real. "Vestigios... Eso era lo que leímos en la biblioteca hace días, sobre un plan de seguridad de Shaddick y Shaggotte...

"Entonces significa que el plan de Shaddick y Shaggotte, era una fuerza de élite..." Añadió Touka.

"Aye..." Murmuró Happy. "Adrien me explico que ellos son los guerreros más poderosos del reino y su plan de seguridad como los defensores del reino Exceed."

"Veo que se han informado correctamente. Es verdad, ellos son la fuerza absoluta del reino Exceed. Si uno de ellos cae, una de las cadenas de esta puerta se retirará, y los Exceeds marcados en su territorio serán liberados de la maldición." Explicó Shaddick. "Una vez que todos los Vestigios caigan, la puerta se abrirá y serán libres de disfrutar de nuestro último encuentro."

El equipo Exceed miro con molestia a la puerta, que separaba a ellos de Shaddick, su único objetivo en este momento.

"Por cierto, aunque fue leve no intenten forzar la entrada," respondió Shaddick con indiferencia. " Sepan que hacerlo matará a los Exceeds más cercanos. Por qué crees que tus amigos casi mueren por la marca."

Los 3 Exceeds abrieron los ojos con sorpresa. "¿Acaso la marca de muerte, les corta la respiración a aquellos que lo portan?" Pregunto Happy bastante temeroso, con un sudor frío que recorría su cuerpo."

"Eso lo explica lo sucedido con ambos." Pensó Aoi refiriéndose a la casi muerte de Happy y Carla.

"Habéis acertado, Happy. Así que, ¿quién quiere ser el héroe que abra la puerta y los condene?" Las palabras de Shaddick resonaron como una sentencia de muerte. Cada palabra tenía peso, y la crueldad de su propuesta se instaló en el corazón de Touka, Carla y Happy.

¿Realmente podrían seguir adelante sin arriesgar sus vidas y las de los demás?

Happy, a pesar de la presión y el miedo que sentía, apretó los puños, una expresión de determinación y rabia surgiendo en su rostro. "Eres una persona horrible…" dijo con la voz ahogada por el dolor y la indignación. "¿Por qué haces esto? ¿Por qué juegas con nuestras vidas?"

"Todo esto es por un bien mayor para los Exceeds y el reino. ¿Qué importan unas cuantas vidas para lograrlo?" La frialdad de su voz resonó con una calma inquietante. "Además, si fuera tan horrible como dicen, no les habría dado la oportunidad de seguir peleando. Demuestren que son lo suficientemente fuertes."

Con esas palabras, la voz de Shaddick se desvaneció momentáneamente, dejando a los tres Exceeds de pie frente a la puerta sellada, rodeados por las cadenas rojas que brillaban de forma casi malévola.

El silencio llenó el pasillo mientras el equipo Exceed asimilaba las palabras de la reina. Todos sabían lo que esto significaba: la lucha estaba lejos de terminar. De hecho, apenas comenzaba

Happy, todavía jadeando por el susto reciente, miró las cadenas rojas con una mezcla de rabia y desesperación. "¿Cómo se supone que salvaremos a todos? Ni siquiera podemos abrir esa puerta sin que alguien muera."

Carla cerró los ojos un segundo, tomando aire con dificultad. "Lo primero es analizar lo que sabemos." Sus palabras sonaron serias, pero había un destello de duda en su mirada. "Cada cadena está vinculada a un Vestigio. Eso significa que enfrentarlos es nuestra única opción."

Touka, cruzando los brazos, miró a Carla con frustración. "¿Y cómo vamos a hacerlo? Si casi nos mata solo acercarnos a la puerta. No me imagino que tan poderoso debe ser un Vestigio?"

"Tan poderoso, como pueden creerlo." La voz de Shaddick volvió, por lo que el equipo Exceed se tenso de nuevo. "Solo uno de ellos, podría poner en jaque a una ciudad entera y derrotar a un buen número de magos humanos. Ellos son el orgullo del reino y estan repartidos en todas las ciudades del reino. Además los M.F como Exceeds son parte de aquella fuerza."

Happy apretó el puño con rabia y temor. "¿De verdad son así de poderosos?"

"Así es pequeño Exceed, esto es parte del juego que he hecho para ustedes. De hecho... Quiero a empezar con algo breve en este momento..." Exclamó Shaddick con emoción.

"¡¿Qué?!" El equipo Exceed exclamó bastante molesto y preocupados mientras trataban de hallar.

Una risa suave y fría resonó en el aire, envolviendo a los tres Exceeds. Shaddick habló desde algún lugar invisible. "El juego va a iniciar ahora. Pero, para demostrar su valía… su primer objetivo será simple: salgan de esta ciudad con vida."

"¿Qué quieres decir con eso?" gritó Happy, mirando frenéticamente a su alrededor, buscando el origen de la voz.

Touka abrió la boca para responder, pero un sonido ensordecedor lo interrumpió.

Crack. Groooon.

Era como si la estructura misma del castillo despertara, un rugido metálico y rocoso que hacía eco en todo el lugar.

"¿Ahora que sucede?" Pregunto Touka bastante alerta.

Happy giró hacia el sonido y vio cómo una sección del suelo empezaba a moverse, deslizándose hacia un lado mientras el techo descendía lentamente. "¡Corran!" gritó, sus ojos llenos de alarma.

"¿Qué está pasando?" preguntó Touka, mirando alrededor frenéticamente.

El suelo y el techo se movían como si estuvieran vivos, cerrándose con un movimiento mecánico e implacable.

Clang. Thud.

Cada sección se sellaba con un golpe ensordecedor, aplastando todo lo que estuviera entre ellos.

Carla extendió su pata agarrando y tirando de Touka hacia adelante. "¡Esto no se detendrá! ¡Hay que salir de aquí antes de que nos aplaste!"

"¡No se detengan!" Dijo Happy mientras corría lo más rápido que sus pequeños cuerpos les permitían correr.

El equipo siguió avanzando, esquivando secciones del suelo que se movían bajo sus pies. Happy lideraba, su agilidad le sortear las grietas que se abrían a su paso. Bam. Thud. Las losas caían a pocos centímetros de ellos, generando ondas de polvo y fragmentos que los obligaban a protegerse los ojos.

Aoi apareció en el cetro de Carla, su voz sonando urgente. "¡Shaddick está controlando el castillo! Puede modificarlo como quiera, no están en terreno seguro."

Touka, jadeando, gritó con frustración. "¡Ya lo sabemos! ¿Pero cómo escapamos si todo esto se cierra detrás de nosotros?"

Happy miró hacia atrás mientras corría. Las secciones del suelo y techo se estaban cerrando cada vez más rápido, el movimiento en cadena alcanzándolos como un depredador acechando a su presa. "¡Solo sigan adelante! ¡Tiene que haber una salida!"

De repente, el suelo frente a ellos comenzó a moverse también, bloqueando su camino con una plataforma que se elevaba rápidamente. "¡Touka, usa un portal!" gritó Carla.

"¡No puedo hacerlo, no tengo agua a mi disposición!" Exclamó Touka bastante agitada.

Los Exceeds corrían desesperados por el pasillo, el estruendo ensordecedor de las losas que caían detrás de ellos retumbaba como un tambor de guerra. El suelo bajo sus patas vibraba con cada impacto, enviando ondas de polvo y fragmentos de piedra que parecían perseguirlos.

"¡No se detengan!" gritó Happy, aunque su propio aliento comenzaba a agotarse.

Cada vez que las losas del techo chocaban contra el suelo, el eco resonaba con una violencia aterradora.

BOOM. CRASH.

Cada golpe era un recordatorio de lo cerca que estaban del peligro. Apenas lograban esquivar las secciones que caían frente a ellos, sus cuerpos reaccionando por instinto más que por pensamiento.

"Debemos encontrar alguna salida." Exclamó Happy mientras miraba a todos los lados.

El pasillo se estrechaba, llevándolos a una intersección con otro corredor, pero su esperanza de escape se desvaneció al instante. El suelo y el techo de ese nuevo pasillo también empezaron a moverse, cerrándose con el mismo ritmo mecánico e implacable.

"¡Maldición!"

"¡Estamos atrapados!" exclamó Touka, mirando frenéticamente a su alrededor. Detrás de ellos, el pasillo seguía cerrándose, y ahora, frente a ellos, el camino también estaba bloqueado.

Carla miró a ambos lados, su respiración rápida y sus ojos llenos de pánico. "No hay salida. No podemos convocar nuestras alas, no tenemos suficiente magia…"

"¡Esto no puede acabar así!" gritó Touka, golpeando el suelo con frustración.

Happy, con el corazón martilleando en su pecho, alzó la mirada y señaló una ventana al final del pasillo. Era angosta, apenas suficiente para que pudieran pasar, pero era su única oportunidad. "¡La ventana! ¡Es nuestra única salida!"

Carla miró hacia la ventana, su rostro palideciendo. "¿Estás loco? No podemos volar, ¡no tenemos magia!"

"¡Es eso o ser aplastados!" respondió Happy, señalando las losas que ya empezaban a caer a su alrededor.

Sin tiempo para debatir, los tres Exceeds corrieron hacia la ventana, esquivando por milímetros las losas que caían con violencia a su paso.

CRASH.

Una sección se cerró detrás de ellos con tanta fuerza que el suelo tembló bajo sus patas.

"¡No queda tiempo!" gritó Touka con pánico en su voz.

Al mismo tiempo, los Exceeds saltaron a través del vidrio, apenas logrando cruzar antes de que el techo cayera con un estruendo ensordecedor detrás de ellos.

BOOOOOOM.

"¡Esto no es buena idea!" gritó Carla, su voz apagada por el rugido del aire.

Mientras caían, Happy agitó los brazos en un intento desesperado, sus pequeños hombros temblando al máximo. "¡Vamos, alas, no me fallen ahora!" gritó, pero no importaba cuánto lo intentara. No tenía suficiente poder. Era como si nadara en el aire sin avanzar, sus intentos de volar más una fantasía que una realidad.

"¡Happy, deja de hacer el ridículo y prepárate!" le gritó Carla, pero ya era demasiado tarde. En un parpadeo, el grupo chocó contra una lona colgada desde lo alto. Un FWOOM resonó con fuerza, y el impacto los lanzó nuevamente al aire, girando sin control.

"¡Aaahhh!" gritaron los tres mientras se elevaban brevemente antes de rebotar contra otra lona aún más baja. El segundo rebote fue menos brutal, pero suficiente para enviarlos directamente hacia una tercera. Entre caídas y saltos erráticos, el mundo a su alrededor se volvió un torbellino de sensaciones, hasta que, finalmente, se estrellaron en un arbusto en el jardín real, cubiertos de hojas y polvo.

En el arbusto, empezó a moverse ligeramente hasta que Carla salió de aquella planta. "¿Están enteros?" preguntó ella, con su pelaje cubierto de hojas y su voz cargada de exasperación.

Happy tambaleado, también salió y cayó al suelo, bastante mareado. Levantó la cabeza, con un trozo de rama atrapado entre sus orejas. "Aye... Estoy bien… creo."

Detrás del arbusto, también salió Touka que se sacudía el polvo y las hojas mientras gruñía: "Genial, ahora parezco un árbol por tantas hojas en mi pelaje."

Happy, todavía algo mareado por el impacto, se levantó con dificultad y miró a sus compañeras. "¿Creen que realmente tengamos que huir de la ciudad? Tal vez… tal vez Shaddick solo nos está manipulando, ¿y esto no es más que otro de sus juegos? ¿Realmente solo seríamos dos los marcados?" dijo, refiriéndose a él y a Carla.

Carla, con un tono grave y sereno, negó lentamente. "No creo que sea solo un juego, Happy. Si hay algo que sabemos de Shaddick, es que no podemos tomar a la ligera sus amenazas. Si nos quedamos aquí, podríamos poner en peligro a los civiles. No podemos permitirlo."

Touka cruzó los brazos y bajó la mirada, claramente frustrada. "Eso suena bien, pero... ¿y si todo esto es solo una táctica sucia de Shaddick? Si nos centramos solo en huir, podríamos estar dejando algo importante atrás, algo que estamos pasando por alto."

Un pesado silencio se instaló entre ellos, mientras las palabras de Touka comenzaban a calar en cada uno. Happy suspiró, su habitual energía desvanecida por el peso de la situación. "Lo sabemos. Pero si no salimos de aquí primero, no podremos hacer nada por ellos. Necesitamos enfocarnos en sobrevivir… al menos por ahora."

Carla asintió, su expresión seria y llena de pesar. "Shaddick ha puesto nuestras vidas en juego. No podemos ignorarlo. Si queremos salvar a los Exceeds marcados, incluidos nosotros, primero tenemos que salir de esta ciudad."

Happy se giró hacia Touka, buscando una solución. "¿Crees que podrías abrir un portal? Si encontramos una fuente de agua, podemos usar tu Aqua Aera para salir de aquí."

Touka miró a Happy, luego a Carla, y asintió con determinación. "Está bien. Pero tenemos que encontrar una fuente de agua. Vamos." Ella señaló un camino.

El grupo avanzó con rapidez por los jardines reales, buscando el menor indicio de exposición. Con agilidad, esquivaron los rincones más peligrosos hasta llegar al centro del jardín, donde una fuente de agua brillaba débilmente bajo la luz de la tarde. Touka extendió sus patas hacia el agua, cerrando los ojos con concentración.

Carla y Happy permanecieron en silencio, cada uno conteniendo el aliento, pero después de unos segundos, nada sucedió. La fuente permaneció inmóvil, sin mostrar señales del portal que esperaban.

"¿Qué pasa?" preguntó Happy, su voz cargada de ansiedad.

Touka apretó los dientes y volvió a intentarlo, con más concentración. Pero la magia no se desató. "No puedo… algo me lo está impidiendo."

De repente, una voz resonó en el aire, gélida y burlona. "Ah, ah, ah… Nada de trampas, mis pequeños Exceeds."

La risa de Shaddick llenó el aire antes de que su voz volviera a hablar, fría y desafiante. "Lo lamento, pero no podrán escapar de esta ciudad... ni con portales ni con sus trucos. Alrededor de toda la capital, mis guardias fantasmas han estado colocando runas que bloquean sus magias Aera, y también hemos sellado todas las salidas físicas. Tendrán que hallar una forma… distinta de escapar. Y si no lo logran antes de que la aurora desaparezca, tanto Happy como Carla morirán. Es decir solo tienen 20 minutos."

"¡Espera, ¿qué?!" exclamaron los tres Exceeds, claramente aterrados. La risa de Shaddick se desvaneció lentamente, dejando solo un silencio abrumador, como si la amenaza misma se hubiera impregnado en el aire..

El impacto de sus palabras dejó al equipo Exceed completamente paralizado. El terror y la impotencia se reflejaron en los ojos de todos. Carla apretó los dientes, el temor ahogando su respiración. No podía permitirse ceder al pánico, pero la idea de la muerte acechando tan cerca... era imposible ignorarlo. "¿Morir? No podemos... No puede ser... ¿De qué forma se supone que saldremos?"

Touka, con la cabeza baja, apenas pudo evitar sollozar. "Mientras estén marcados no podremos evitarlo. Esa maldita Shaddick, jugando con las vidas de ustedes como si no importaran..." Su voz se quebró, pero lo peor era la incertidumbre. No tenían idea de cuánto tiempo faltaba para que la marca le arrebatará la vida a ambos.

Happy no pudo más. Las lágrimas brillaban en sus ojos, y el peso de la desesperación lo sumió en un sollozo. "¿Vamos a morir aquí? ¿Es esto todo? No podemos hacer nada…" Su voz tembló mientras se abrazaba a sí mismo, la angustia apoderándose de su cuerpo.

"Nuestros amigos del gremio... Natsu... Wendy..." Las lágrimas corrían por sus mejillas. "Ellos quedarán devastados..."

Carla, sintiendo su dolor y el suyo propio, lo miró con el corazón roto. La garganta se le cerró por la impotencia. No sabía qué más decir. Las palabras de Shaddick calaron hondo, como un veneno en sus venas. La rabia la quemaba por dentro, pero la realidad era más fuerte.

La desesperación los envolvía, pero en ese instante, una voz suave se filtró desde el cetro de Carla, casi imperceptible al principio, como un susurro cálido en el aire helado de la desesperación.

"No todo está perdido…"

Carla se giró hacia el cetro, donde el rostro pixelado de Aoi parpadeaba suavemente. Aoi continuó, con un tono calmado pero urgente. "Hay una salida."

La esperanza se encendió de nuevo en los corazones de todos. "¿De verdad, Aoi? ¿Estás segura?" preguntó Carla, casi sin aliento, como si las palabras pudieran quebrarse en cualquier momento.

Aoi asintió con firmeza. "Primero, ¿Pueden encontrar algo que no encaje, algo fuera de lugar?"

Aunque la incertidumbre aún pesaba en el aire, Happy, que seguía sollozando, levantó la cabeza y miró a su alrededor, buscando desesperadamente una pista. "¿Algo fuera de lugar?" murmuró, sus ojos escudriñando cada rincón del lugar con una nueva esperanza.

Touka, caminando lentamente por el jardín, observaba con atención. "¿Un objeto fuera de lugar? No puede ser tan simple. El castillo real es completamente diferente. Incluso sigue en remodelación." Dijo, sin encontrar nada evidente.

El silencio y la tensión llenaban el aire. El tiempo seguía corriendo, implacable. Pero de repente, Happy, con el corazón acelerado, vio algo que lo hizo detenerse en seco. "¡Ahí!" exclamó, señalando hacia un punto donde antes no había prestado atención. Un arco de roca, que separaba el jardín real de la entrada exterior, ya no estaba allí.

"El arco de roca..." comenzó Carla, recordando con claridad la confrontación con la guardia fantasma hace unos días. "Cuando llegamos aquí, ese mismo lugar fue donde nos enfrentamos a los guardias. ¿Pero dónde está ahora? ¿Habrá cambiado de lugar por la reconstrucción del castillo?"

Touka frunció el ceño, mirando más de cerca, antes de volver a dirigirse a Aoi. "¿Por qué nos pediste buscar ese arco?"

Los ojos de todos se volvieron hacia el cetro, expectantes, buscando respuestas. Aoi pareció captar su confusión y explicó, con tono seguro: "El arco de roca que separaba el jardín real de la entrada exterior al castillo ha desaparecido. Y no es solo una simple estructura…"

El equipo guardó silencio, procesando la información. Aoi continuó: "Ese arco era una puerta de viaje... una puerta usada por Shaggotte para viajar entre las ciudades del Reino Exceed. ¿De verdad creen que ella podía gobernar todas las ciudades desde aquí, en la capital real? Ese arco era su forma de moverse."

Una chispa de esperanza brilló en los ojos de Happy. "¡Eso tiene sentido! Si el arco está ahí, tal vez podamos usarlo para escapar."

"Pero ya no está aquí, y buscarlo nos tomará más tiempo del que tenemos..." Expresó Happy, preocupado, los rastros de desesperación aún marcando su tono.

Antes de que alguien pudiera responder, la voz serena de Aoi interrumpió desde el cetro de Carla. "No se preocupen, chicos. Cuando estábamos en la azotea del castillo, pude ver el arco de piedra. Su nueva ubicación está cerca de la entrada de la capital, justo al borde de las murallas que rodean la ciudad."

"¿De verdad?" Touka suspiró aliviada, aunque la preocupación seguía evidente en su rostro. A pesar de la esperanza renovada, el tiempo seguía siendo su enemigo.

"Pero no tenemos tanto tiempo para llegar a la entrada." Carla frunció el ceño, mirando a los demás.

La mente de Touka se alertó. Miró a su alrededor y luego, con un resoplido de determinación, se dio cuenta de algo. "Aunque no podamos salir de la ciudad con portales, aún podemos movernos dentro de ella. Puedo usar Aqua Aera dentro de la capital…"

Rápidamente, Touka concentró su magia. El agua fluyó de sus manos con precisión, y la luz brillante del portal comenzó a materializarse. Sin embargo, a medida que el portal se abría, Touka cayó de rodillas, jadeando con dificultad. La fatiga de las batallas anteriores y el uso constante de su magia la estaban agotando.

Happy y Carla se acercaron rápidamente, sus rostros llenos de preocupación. "¡Touka! ¿Estás bien?" exclamó Happy, su angustia evidente.

Touka levantó la mirada, respirando con dificultad, y forzó una sonrisa débil. "No… no puedo más… Este es el último portal que puedo abrir. Estoy completamente agotada. El portal… no llega directamente a la entrada de la capital, pero nos acercará lo suficiente."

Carla no dudó ni un segundo. Se agachó ante Touka y la miró con determinación. "No te preocupes, Touka. Te llevaré."

Touka asintió, su sonrisa aún débil pero agradecida. "Gracias, Carla."

Sin vacilar, Carla la levantó con fuerza en su espalda, como Touka lo habría hecho con ella en otras circunstancias. Ahora era su turno de protegerla. "Te llevaré, Touka. No te dejaré atrás. Juntas hasta el final."

Con determinación, Carla comenzó a caminar, guiada por el portal brillante. Con la ayuda de Aoi, el grupo se adentró en el portal, el aire cargado de esperanza, pero también de urgencia. A pesar del agotamiento y los obstáculos que aún enfrentaban, sabían que esta era su única oportunidad.

"Apúrense..." La voz de Aoi resonó en sus mentes, clara y urgente. "El tiempo se agota."


Al salir del portal, una brisa fría les golpeó el rostro, dándoles un breve respiro antes de continuar con su huida. Aoi, desde el cetro de Carla, les comunicó la ubicación. "Están a medio kilómetro de la entrada de la capital. Apúrense."

Happy, mirando las oscuras calles que se extendían ante ellos, no pudo evitar fruncir el ceño. "Esa es bastante distancia," pensó, el corazón latiendo con fuerza.

Carla, decidida, tomó la iniciativa. "No tenemos tiempo que perder." Sus palabras eran claras, firmes, como una orden a sí misma y a los demás.

Sin perder tiempo, Happy y Carla, con Touka aún sobre la espalda de Carla, se lanzaron hacia adelante. Sus pasos eran rápidos pero ligeros, el sonido de sus zapatos resonando en el suelo empedrado, mientras el aire frío de la capital les golpeaba el rostro. La ciudad parecía vacía, pero la oscuridad entre las calles los envolvía como una presencia acechante.

"¡Happy, siento algo muy extraño en el ambiente!" Exclamó Carla, cerrando los ojos un instante mientras activaba su magia de Precognición. Su cuerpo se tensó, como si pudiera percibir algo más allá de lo que era visible.

Happy, sin frenar, echó un vistazo rápido hacia su compañera, con el rostro marcado por la preocupación. "Seguro que no es nada, ¿no, Carla?" preguntó, pero su voz también reflejaba la incertidumbre. En ese momento, giraron por una calle estrecha, buscando avanzar rápidamente, pero justo al llegar a una intersección, un silbido cortante rompió el aire.

"¡Agáchate!" Gritó Carla, empujando a Happy hacia un costado en un callejón.

En un parpadeo, una lluvia de flechas atravesó el aire, disparadas desde las sombras. El sonido de los proyectiles zumbando cerca de sus cuerpos hizo que un escalofrío recorriera su espina dorsal.

Ambos saltaron hacia la derecha, impulsándose con agilidad, y se refugiaron tras una pequeña barricada. Mientras se agachaban, miraron hacia atrás con cautela, asegurándose de que no los hubieran seguido.

Las flechas continuaron cayendo a su alrededor, impactando contra el suelo y levantando fragmentos de piedra que se dispersaron en todas direcciones, cubriendo el camino con polvo.

En cuestión de segundos, una fila de guardias fantasma emergió, rodeándolos sin que se dieran cuenta. Los exudaban una presencia ominosa. Los arqueros se alinearon con precisión mortal, apuntando directamente hacia ellos, las flechas brillando con la luz de la luna. Otros, con gestos fríos y calculados, desenfundaron cadenas antimagia, preparados para neutralizar cualquier intento de defensa mágica.

Happy apretó los puños con tanta fuerza que sus garras se le clavaron en la palma. Su mente era un caos, pero entendía la situación claramente. "Esos malditos fantasmas no nos quieren capturar, quieren retenernos el mayor tiempo posible para que la maldición se active." Pensó, el miedo creciendo en su pecho. "No... No ahora..."

Carla, sintiendo la misma presión en su estómago, luchó por mantener la calma. La huida y la tensión de estar atrapados sin poder usar sus habilidades mágicas para defenderse la hacían sentir como si se estuviera hundiendo en un abismo. Creyó que la salida estaba cerca, pero ahora, la desesperanza la embargaba. Los guardias avanzaban sin prisa, con seguridad, convencidos de que no podrían escapar.

"¡Rápido!" La voz de Happy sonó urgente, quebrada por el estrés, pero con la determinación que lo caracterizaba. "¡Corre, Carla!"

Carla, sin dudarlo, asintió. "No hace falta que me lo digas." Las palabras de Happy fueron todo lo que necesitaba para activar su voluntad de luchar, de salir de allí.

Sin pensarlo más, ambos Exceeds comenzaron a correr, deslizándose entre las calles, zigzagueando para evitar las flechas que volvían a caer sobre ellos. El sonido de los disparos cortaba el aire como cuchillos afilados. Cada flecha zumbaba tan cerca que podía sentir el peligro rozando su piel. A su lado, los ecos de las botas de ambos retumbaban en las piedras del suelo, creando una cacofonía ensordecedora mientras sus pies volaban, buscando escapar de la muerte que los acechaba.

Pero el cansancio comenzaba a hacer mella. Cada paso se sentía más pesado, como si la tierra misma tratara de retenerlos. La adrenalina, sin embargo, los mantenía en movimiento. No podían detenerse. No podían permitir que el miedo los alcanzara.

De repente, Carla vio a lo lejos una esquina del callejón que parecía menos custodiada. "Allí," señaló, y Happy, con un impulso de fuerza renovada, se lanzó hacia ese punto. Pero entonces, aparecieron más guardias desde varios callejones.

"¡Esos no son guardias cualquiera!" gritó Happy, sus ojos desbordados de furia. "Nos están esperando..."

Pero no había tiempo para más. Sin dudar, lanzaron otro salto hacia la derecha, corriendo hacia un mercado cercano que parecía desierto. Pero pronto se dieron cuenta de que, aunque huían, algo más los observaba.

"¡Tienen que correr más rápido!" gritó Aoi desde el cetro de Carla. "¡No están a salvo aún!"

Un escuadrón de guardias estaba alineado en una intersección cercana, listos para atraparlos. Carla estaba tensa, preparada para un enfrentamiento. Pero justo en el último momento, algo extraño sucede. "¿Uh?"

Los guardias no avanzaban, sino que se apartan, abriendo un pasillo a través de la multitud, dejando espacio entre ellos. Como si estuvieran siendo comandados por una fuerza superior que los quiere mantener vivos o tal vez alimentar su esperanza, para cortarla al final.

"¡Tenía razón!" Pensó Happy. "¡Los guardias solo tratan de hacernos perder tiempo!

Happy y Carla corrían con todas sus fuerzas, sintiendo que cada paso los acercaba un poco más a la entrada de la capital, pero también al límite de sus propias fuerzas. De repente, un sonido metálico resonó, seguido de un fuerte estruendo que sacudió el suelo.

Happy se detuvo en seco, sus orejas girándose hacia el ruido. "¿Qué fue eso?" preguntó, jadeando, pero Carla, cargando a Touka, le gritó sin mirar atrás: "¡No te detengas!". Sin embargo, un segundo estruendo los forzó a tomar cobertura tras unos escombros, ambos con el corazón en la garganta.

La guardia fantasma los había alcanzado. Rodeados por aquellos seres, sus ojos se encontraron con arqueros tensando sus arcos y otros soldados armados con cadenas que brillaban con una energía antinatural.

"No hay forma de que podamos pelear con esto," dijo Carla con un tono grave, su mirada recorriendo a los enemigos.

Happy apretó los puños, sus ojos brillando con determinación. "Escucha, lleva a Touka. Yo los distraeré."

"¿Qué? ¡No!" Carla lo miró horrorizada, pero él colocó una mano firme en su hombro.

"Confía en mí. ¡Solo váyanse!" Happy sonrió débilmente, intentando parecer seguro, aunque el miedo se reflejaba en sus ojos.

Carla cerró los ojos con fuerza, su corazón latiendo furiosamente. Finalmente, asintió, aunque su voz temblaba. "Mantente con vida, Happy... por favor."

Con un último vistazo, Carla salió disparada hacia adelante, mientras los soldados lanzaban sus cadenas hacia Happy. Este saltó con agilidad felina, esquivando el primer ataque, pero apenas aterrizó, el extremo cilíndrico de la cadena golpeó el suelo cercano, explotando con un sonido ensordecedor.

"¿Que demonios? Están usando lácrimas explosivas." Pensó Happy al ver ese extraño artefacto cilíndrico en el extremo de las cadenas de lo guardias.

El impacto lo lanzó hacia atrás, rodando por el suelo entre escombros, pero logró recomponerse rápidamente. Apretando los dientes, murmuró para sí mismo: "No puedo dejar que me alcancen... ellas dependen de mí".

Las cadenas siguieron cayendo a su alrededor, explotando y destrozando partes del pavimento. Los fragmentos de piedra volaban como proyectiles, obligándolo a moverse en zigzag para esquivar tanto los ataques como los escombros. Por cada salto o giro que lograba, sentía que la distancia con los guardias se acortaba más.

Una de las explosiones lo desorientó momentáneamente, y al girar vio a los soldados cerrando el cerco, sus movimientos precisos y calculados. La voz de Shaddick resonó en las calles.

"No tiene sentido correr, Exceed. Rendirse sería menos doloroso."

Happy ignoró el comentario, pero sus patas traseras temblaron al pisar un terreno inestable por los impactos. Pensó en Carla y Touka. Si ellas logran salir ... esto habrá valido la pena. "¡Debo aguantar un poco más!"

Con un último esfuerzo, se impulsó hacia adelante, zigzagueando entre las explosiones y el polvo. Estaba agotado, pero no podía permitirse detenerse. Mientras tanto, los estruendos y gritos de los guardias resonaban, persiguiéndolo como una sombra implacable.

"¡Un poco más!" Happy corría sin aliento, esquivando las sombras de sus perseguidores y el eco de las explosiones que resonaban detrás de él. Sus patas temblaban con cada paso, pero se negaba a detenerse. Finalmente, después de varios minutos de pura adrenalina, logró dejar atrás a los guardias fantasma.

Giró la cabeza hacia atrás, asegurándose de que nadie lo siguiera. "Por fin…" murmuró, con la respiración entrecortada. Sin embargo, en su descuido, no miró hacia adelante, y de repente chocó contra alguien.

"¡Ay! "gritó Carla, tambaleándose mientras aún sostenía a Touka en su espalda.

"¿Carla?" Happy la sostuvo rápidamente para evitar que cayera. "¿Qué haces aquí? ¡Te dije que siguieras adelante! ¿Qué pasó?"

Carla, con una expresión tensa, negó con la cabeza, mirando más allá de él. "No puedo... Happy, no puedo avanzar."

Happy parpadeó confundido y luego giró la cabeza en dirección a la mirada de Carla. Su corazón dio un vuelco. Frente a ellos, otro escuadrón de la guardia fantasma estaba apostado, sus arcos tensos y cadenas listas para atacar.

"No puede ser..." susurró Happy.

Antes de que pudiera reaccionar, un sonido de pasos rápidos y cadenas arrastrándose en el suelo detrás de ellos le dio una pésima noticia: los guardias que lo habían estado persiguiendo también habían llegado.

Happy y Carla intercambiaron una mirada llena de preocupación. Estaban completamente rodeados. No había ninguna salida a la vista.

Carla respiró hondo, tratando de calmarse mientras miraba a Touka, quien apenas podía mantener los ojos abiertos. "¿Qué hacemos, Happy? No podemos luchar…"

Happy apretó los puños, su mirada buscando desesperadamente alguna forma de escapar. Pero por más que lo intentaba, cada salida parecía bloqueada. Esto no puede ser el final...

Los guardias fantasma empezaron a acercarse lentamente, tensando sus cadenas y apuntándolos con sus armas.

Se acabó. No hay dónde correr.

El aire se sentía pesado, cargado con la tensión de una inminente explosión de violencia.

"Esto es realmente malo..." Happy escaneaba frenéticamente el área, buscando una salida. Miró a su alrededor, al suelo, incluso a los escombros cercanos, pero no encontró nada útil, excepto pequeños guijarros. Su respiración era irregular, sus orejas se movían nerviosas al captar los crujidos de las cadenas y el susurro metálico de las armas de los guardias fantasmas.

Carla, con Touka aún sobre su espalda, estaba igual de alerta, evaluando a los enemigos que los rodeaban. "Maldición..." pensó, su corazón latiendo con fuerza. "Estamos completamente rodeados. ¡Tiene que haber una forma de salir de aquí!"

De repente, uno de los guardias alzó su cadena con un movimiento decidido. El cilindro explosivo en su extremo comenzó a brillar tenuemente, preparado para activarse

De repente, uno de los guardias alzó su cadena con un movimiento decidido. El cilindro explosivo en su extremo brilló tenuemente, listo para activarse. En ese instante, Happy tomó una decisión desesperada.

Carla se dio cuenta de que Happy estaba bastante decidido a hacer algo arriesgado. "Happy, espera..."

"¡No lo harás!" Happy ignoró las palabras de Carla.

Entonces con una velocidad y agilidad propias de su naturaleza felina, saltó hacia adelante en dirección al guardia. El tiempo pareció ralentizarse.

"¿Que es lo que hará, ese gato impulsivo?" Pensó Carla con una expresión de preocupación."

En el aire, Happy sacó algo de su mochila: una lata de pescado. Con un giro acrobático, lanzó la lata con toda su fuerza hacia la cadena del guardia. Específicamente hacia el extremo cilíndrico de la cadenas. Es decir...

"¡La lácrima explosiva!"

El impacto fue inmediato. La lata golpeó el cilindro explosivo de la cadena justo antes de que el guardia pudiera reaccionar. Un estallido ensordecedor llenó la intersección. Una onda expansiva sacudió el lugar, y fragmentos de las armaduras de los guardias fantasmas cercanos fueron dispersados como polvo por el aire.

Happy aterrizó torpemente, jadeando, mientras veía el resultado de su improvisación. Carla, aún escondida, lo observaba con incredulidad. "¿Acababa de usar una lata de pescado como arma?" pensó, sin poder evitar sentirse impresionada, aunque no lo quiso admitir en voz alta.

"¡Happy!" gritó Carla mientras salía de su cobertura.

El joven Exceed, aún jadeando, se volvió hacia ella. Con rapidez, se acercó al lugar de la explosión y recogió dos de las cadenas explosivas de los guardias caídos.

"¡Toma!" dijo, lanzándole una a Carla. Ella atrapó la cadena con cierta duda, mirándola con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

"¿Estás seguro de que esto es buena idea?" preguntó Carla, alzando una ceja.

"No tenemos otra opción." Happy intentó sujetar la cadena como había visto hacer a los guardias. Levantó el extremo explosivo y lo lanzó hacia un grupo de enemigos que se acercaban. Pero la cadena cayó torpemente al suelo sin causar ningún daño.

"¡Ah, no puede ser!" gruñó Happy, frustrado, mientras recogía de nuevo la cadena.

Por su parte, Carla observó el arma con atención. "Esto es cuestión de precisión y agilidad," se dijo. Sostuvo la cadena con firmeza y, con un movimiento rápido y fluido, lanzó el extremo explosivo hacia un guardia cercano. La explosión fue inmediata y precisa, destrozando a su objetivo.

Happy se detuvo un momento, sorprendido.

"¡¿Cómo lo hiciste tan rápido?!"

Carla esbozó una leve sonrisa, aunque intentó mantener un aire serio. "Soy más ágil que tú, eso es todo. Ahora, deja de quejarte y concéntrate."

Mientras tanto, los guardias fantasmas restantes comenzaron a arremeter con fuerza renovada. Happy intentó de nuevo arrojar su cadena, pero falló una vez más, mientras que Carla, con movimientos elegantes, lograba mantenerse a la altura de la situación. Aunque no lo admitiera, estaba impresionada de cómo Happy había iniciado todo esto. "Es increíblemente torpe... pero también increíblemente valiente," pensó mientras continuaba luchando.

Los dos Exceeds estaban ahora en plena batalla, rodeados, pero con una chispa de esperanza encendida gracias a la improvisación de Happy y la destreza de Carla.

El terreno a su alrededor era un caos de explosiones y polvo, y aunque parecía que estaban en desventaja, ambos sabían que no podían rendirse. Sus vidas y las de Touka dependían de ellos.

La lucha entre los Exceeds y los guardias fantasmas se intensificaban. El sonido de los impactos de las cadenas y las explosiones llenaban el aire, creando una atmósfera insoportable. Cada vez que los Exceeds trataban de reagruparse, los guardias los rodeaban rápidamente, obligándolos a separarse una vez más.

La batalla se intensificaba. Happy intentó de nuevo usar su cadena, y aunque falló en su primer intento, no se detuvo. Sus saltos eran torpes pero desesperados, mientras Carla, con movimientos fluidos, lograba mantener a raya a varios enemigos.

Sin embargo, el terreno a su alrededor comenzaba a colapsar. Las explosiones constantes habían debilitado las estructuras cercanas, y el polvo en el aire hacía cada vez más difícil respirar.

"¡No podemos quedarnos aquí mucho más!" gritó Carla, buscando un camino entre los escombros.

"¡Lo sé! Pero... "Happy esquivó otra explosión, jadeando "¡No hay salida!"

Antes de que pudieran reaccionar, un guardia apareció de la nada detrás de Carla. Su cadena brilló peligrosamente al dirigirse hacia ella.

"¡Cuidado!" gritó Happy, lanzándose hacia adelante. Con un salto desesperado, bloqueó la cadena con su propia arma, desviándola apenas unos centímetros de Carla.

"Gracias..." Dijo Carla.

Aoi, con su voz calmada pero llena de urgencia, les recordó a los Exceeds que quedaban apenas seis minutos antes de que la aurora desapareciera y con ella la esperanza de salvar a Happy y Carla. "¡Seis minutos!"

El mensaje fue claro como el cristal. El tiempo era su peor enemigo, y cada segundo perdido los acercaba más al desastre.

"¡Tenemos que dejarlos atrás!" exclamó Carla, sus ojos buscando desesperadamente una vía de escape.

"¡Lo sé!" gritó Happy, jadeando mientras intentaba recuperar el control de su cadena explosiva. "Pero… ¡son demasiados!"

El número de guardias seguía creciendo, como si fueran convocados por la misma oscuridad que los rodeaba. El sudor corría por sus frentes, mezclándose con el polvo. Sus movimientos se volvían más torpes, su energía menguaba, y las cadenas explosivas ya no eran tan efectivas. Necesitaban tiempo para recargarse, un lujo que no podían permitirse.

"¡Vamos, funciona!" reclamó Happy, sacudiendo su cadena como si intentara activarla por pura voluntad.

Entonces ocurrió lo peor. En un intento desesperado, la cadena explosiva de Happy detonó fuera de control.

—¡Ahhhhh! —su grito fue desgarrador mientras era lanzado como una muñeca de trapo contra las paredes de un edificio cercano.

La explosión también afectó a Carla y Touka, quienes fueron arrojadas hacia otro lado. Ambas chocaron contra la pared de una casa desvencijada. Carla apenas podía moverse; el dolor la paralizaba, su respiración era superficial, y el peso de Touka sobre su espalda no ayudaba.

Un profundo silencio cayó sobre el campo de batalla. Los escombros seguían cayendo lentamente, y el único sonido era el eco del viento que se colaba entre las ruinas.

Carla levantó la cabeza con dificultad, su visión nublada por las lágrimas involuntarias del dolor. Las sombras de los guardias fantasmas se alzaban ominosas, moviéndose con calma, como si saborearan su victoria inminente.

De repente, un leve llanto rompió el silencio.

Era apenas audible al principio, pero su tono quebrado, cargado de miedo, fue suficiente para cortar la tensión como una daga. Carla giró la cabeza hacia la fuente del sonido, su corazón apretándose ante lo que vio.

Carla sintió que su respiración se detenía. "¿Una pequeña Exceed? ¿Aquí? ¿Por qué?

Happy, tambaleándose mientras intentaba levantarse, también lo vio. Sus ojos se agrandaron mientras la realidad de la situación lo golpeaba con fuerza..

El pequeño llanto continuó, resonando como un recordatorio de que, incluso en medio de la batalla, había vidas inocentes en juego.

El guardia fantasma, al notar el llanto, pensó que era otro Exceed violando el toque de queda. Sin pensarlo, lanzó su cadena explosiva en dirección al sonido, con la intención de eliminar a la supuesta amenaza.

Pero Happy, con una reacción instintiva, se lanzó hacia el guardia. "¡No lo harás! Con un movimiento rápido, empujó al soldado con toda su fuerza, desviando la cadena de su curso. La explosión, aunque atenuada por el desvío, aún causó un estruendo ensordecedor. El impacto hizo que el edificio cercano crujiera, y una parte de su fachada se desplomó.

El poder de la explosión hizo que Happy fuera arrojado contra el suelo. Cuando intentó levantarse, vio que los guardias ya se habían reunido alrededor de él. No había forma de evitarlo. Estaba completamente rodeado y sin salida.

En ese momento, Carla y Touka se dieron cuenta de lo que había sucedido. El llanto provenía de una pequeña Exceed de color plateada, de no más d años, oculta entre los escombros de una casa destruida.

Su pequeña figura temblaba de miedo, mirando a los guardias con terror. Carla, al verla, sintió un profundo dolor en su pecho. La expresión de esa niña le recordó a su propio miedo que tenía con Happy, y sin pensarlo dos veces, se interpuso entre la niña y los guardias fantasma.

"¡No la toquen!" gritó Carla con voz firme, aunque sus piernas temblaban por la fatiga.

"Carla..." Touka, al ver la determinación de compañera, intentó levantarse a pesar de su agotamiento, pero rápidamente fue sometida por los guardias. "No..."

El silencio que siguió a la amenaza de Carla fue insoportable. Los guardias no se movían, observando con cautela. Había algo en la actitud de Carla que los detuvo, pero el sonido de las cadenas que se tensaban y el resplandor de las armas de los soldados hacían que el ambiente fuera cada vez más mortal.

"¡Déjenla en paz!" insistió Carla, con una fuerza inesperada en su voz, pero sabía que no podía sostener la situación por mucho más tiempo.

Touka estaba demasiado agotada como para luchar y Happy, aunque intentaba recomponerse, estaba rodeado y herido.

"¿Estás bien?" preguntó Carla, su voz temblando mientras rodeaba a la niña con sus brazos.

"Solo quería... ver la aurora..." murmuró la pequeña entre sollozos. "Me subí a una cornisa... pero me quedé dormida... y luego todo explotó..."

Carla apretó los labios, sintiendo un nudo en su garganta. "Todo estará bien," prometió, aunque no estaba segura de cómo cumpliría esas palabras.

El sonido de las cadenas metálicas resonó detrás de ella, arrancándola de sus pensamientos. Cuando se giró, vio a Happy siendo rodeado por los guardias, uno de ellos pisándole la cabeza con fuerza, clavándolo al suelo.

"¡Happy!"

Happy apenas pudo alzar la mirada. Sus ojos se encontraron con los de Carla por un breve instante, llenos de desesperación y frustración.

"No... no puedo permitir que esto suceda..." murmuró para sí mismo, su voz apenas un susurro. El ardor en su pecho se intensificaba, una sensación pesada que amenazaba con consumirlo.

Carla, con la niña aún aferrada a ella, intentó levantarse, pero su cuerpo apenas respondía. Touka, jadeando, trataba de arrastrarse hacia ellos, pero los guardias fantasma la bloquearon sin esfuerzo.

El aire estaba cargado con una tensión insoportable. El polvo de las explosiones hacía que cada respiración fuera un desafío. Los ecos de las cadenas resonaban como el presagio de una condena ineludible.

"Carla..." La voz de Happy era débil, pero contenía una mezcla de rabia y tristeza. "No puedo... rendirme..."

Entonces, en medio de su desesperación, un sonido extraño cortó el caos. No provenía del exterior, sino de su propia mente: un murmullo bajo, profundo y escalofriante.

"¿Vas a permitir que esto termine así?"

Happy abrió los ojos con fuerza, el dolor en su cuerpo siendo reemplazado por una sensación más profunda, más oscura. La voz continuó, helada y firme:

"No puedo dejarte morir… No hasta que cumpla mi objetivo..."

Happy trató de luchar contra la voz que invadía su mente, pero era como si sus pensamientos fueran arrastrados por una marea oscura. Su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, ignorando su voluntad. El guardia fantasma que lo mantenía inmovilizado intentó sujetarlo con más fuerza, pero algo cambió.

El aire a su alrededor comenzó a vibrar con una intensidad ominosa. Primero, fue una ráfaga suave, como un susurro de advertencia, pero pronto escaló en un torbellino imparable. No era el viento verde brillante característico de Happy. Este viento tenía un brillo rojizo, un rojo profundo y agresivo que irradiaba una energía casi palpable, como si estuviera vivo.

Los guardias retrocedieron instintivamente, sus armaduras resonando con el temblor del suelo. El guardia que lo pisaba trató de mantenerlo bajo control, pero una ráfaga de viento rojo lo levantó del suelo y lo arrojó contra una pared cercana con un estruendo ensordecedor. El impacto dejó una grieta profunda en la piedra antes de que el cuerpo del guardia cayera al suelo inerte.

El resto de los guardias se quedaron paralizados, observando cómo el viento rojo se arremolinaba alrededor de Happy, ahora en su forma humana, formando un aura caótica. Cada giro parecía cortar el aire como cuchillas invisibles. Incluso el suelo bajo sus patas comenzaba a agrietarse, incapaz de soportar la presión.

Happy se levantó lentamente, con movimientos torpes pero decididos. Su respiración era pesada, y su cuerpo temblaba, pero sus ojos… no eran los mismos. Ya no brillaban con la calidez y la determinación habituales. En su lugar, estaban inyectados de un rojo intenso, irradiando una ira fría y aterradora.

Fue entonces cuando se dio cuenta: Happy ya no estaba en control.

Carla se quedó inmóvil, su corazón latiendo con fuerza mientras observaba el espectáculo aterrador que tenía frente a ella. Esa mirada, esa furia… no podía ser Happy. Lo que fuera que ahora controlaba su cuerpo parecía hecho de pura hostilidad, un odio que envolvía el aire como una tormenta inminente.

"No puede ser… otra vez no…" murmuró, retrocediendo un paso mientras la magia condensada en la mano de Happy tomaba forma.

El viento rojo se arremolinaba a su alrededor, girando con tal intensidad que se sentía como cuchillas cortando el espacio. En su centro, la figura de Happy levantó la cabeza Sin decir una palabra, empezó a condensar la magia de viento rojo. La magia, ahora tangible, comenzó a tomar forma física, solidificándose en una katana de viento con una hoja tan afilada como la rabia que corría por sus venas.

Los guardias fantasmas, antes imponentes, ahora vacilaron. La presencia de esa magia roja les resultaba antinatural, incluso a ellos, seres que no pertenecían al mundo físico. Algunos intentaron retroceder, pero la figura de Happy—o el ser que lo controlaba—ya había fijado su objetivo, los guardias que rodeaban alrededor suyo. Su mirada estaba llena de un odio tan profundo que parecía consumirlo por completo. Sin un solo sonido, con una destreza mortal, alzó la katana y, con un solo movimiento, desató su ataque.

Crimson Breath..."

La voz resonó como un eco distorsionado, cargada de un poder que no parecía humano. La katana brilló intensamente por un momento, y luego Happy se movió.

"...Wind Slash!"

Fue tan rápido que apenas se vio. Un destello rojo, un arco de viento, y en un instante, los guardias más cercanos fueron cortados en pedazos. Sus formas espectrales se desvanecieron en una nube de sombras negras, llevadas por el mismo viento que las había destruido.

El ataque no se detuvo ahí. La katana dejó un rastro de energía roja en el aire mientras Happy giraba sobre sí mismo, liberando una ráfaga de viento en todas direcciones. Cada guardia en su alcance fue impactado, sus cuerpos espectrales destrozados sin piedad. Las paredes de los edificios cercanos se resquebrajaron, y pedazos de piedra y madera volaron por los aires.

La presión del ataque era tan intensa que Carla tuvo que cubrirse, abrazando a la pequeña Exceed plateada mientras el viento rugía a su alrededor. Sentía el corazón en la garganta, pero no podía apartar la mirada. "Happy..."

Cuando el ataque finalmente cesó, el silencio fue ensordecedor. Todo a su alrededor estaba envuelto en polvo y escombros. La mayoría de los guardia fantasmas casi habían desaparecido por completo, sus formas disipadas en la nada. Los edificios cercanos estaban parcialmente destruidos, y el suelo bajo los pies de Happy estaba marcado con profundas grietas, como si la misma tierra hubiera sucumbido a su furia.

A lo lejos, los civiles comenzaron a moverse apresuradamente, buscando refugio entre las azoteas y edificios que no habían sido destruidos, temerosos de los efectos colaterales del ataque.

Happy, o lo que fuera ahora, se movió. Su katana de viento había desaparecido, pero el poder a su alrededor no había disminuido; al contrario, parecía que ahora era parte de su cuerpo, envolviendo sus puños y extremidades con un viento rojo que cortaba todo a su paso. Avanzó hacia los guardias fantasmas que se aproximaban, y con un rugido gutural desató una ráfaga devastadora. Los cuerpos espectrales fueron lanzados por los aires, destrozados como hojas en una tormenta, mientras el suelo temblaba bajo sus pies.

El aire se llenó de un silencio opresivo. Happy permanecía erguido, su respiración agitada y su cuerpo temblando mientras la magia roja del viento giraba furiosamente a su alrededor.

En la distancia, los ecos de destrucción resonaban como un eco ominoso, recordando a todos el caos que había desatado. Carla observaba en silencio, inmóvil, su cuerpo incapaz de reaccionar, pero su mente trabajaba frenéticamente, luchando contra la oleada de emociones que la invadían.

Lo había visto antes. Dos veces.

"Esto no puede estar pasando otra vez…" pensó, pero el peso de la realidad frente a ella era innegable. Ese viento rojo descontrolado, esos ojos llenos de furia, esa intención asesina. Cada detalle era demasiado familiar, y lo sabía con certeza: él estaba de vuelta. Y su objetivo era claro.

Matarla.

El aire estaba cargado de tensión mientras Happy (o él) continuaba su ataque imparable. Carla, aterrada y cansada, no sabía qué hacer. Solo había una certeza en su mente: lo que sea que estuviera tomando control de Happy no iba a detenerse hasta que ella estuviera muerta.

Y lo peor de todo era que ya sabía lo que sentía enfrentarse a él.

Carla retrocedió instintivamente, su corazón latiendo con fuerza. A su lado, Touka estaba congelada, sus ojos abiertos de par en par mientras observaba el ataque imparable de Happy.

"Touka… él… perdió el control otra vez," susurró Carla, su voz temblorosa, mientras su mirada permanecía fija en él.

Touka apenas logró asentir, su voz ahogada por el miedo. "Sí… pero si nos acercamos ahora, será peor. Tenemos que esperar a que vuelva a que Happy-sama vuelva a la normalidad…"

Las palabras quedaron ahogadas cuando el viento rugió con una fuerza renovada. Happy levantó un puño envuelto en magia y lo dejó caer contra el suelo. "¡Crimson Impact!"

El viento rojo a su alrededor se intensificó, rugiendo con una violencia casi viva. Carla trató de avanzar hacia la pequeña Exceed, pero una ráfaga de viento la empujó hacia atrás. El impacto fue tan fuerte que incluso ella y Touka cayeron al suelo, mientras un guardia fantasma se disolvía en el aire tras golpearlas.

"¡Ahhhh!"

La pequeña Exceed, aterrada, soltó a Carla y comenzó a correr, buscando refugio en un rincón cercano a un edificio. Carla, con el corazón acelerado, se dio cuenta de inmediato del peligro. El edificio, ya debilitado por los ataques, estaba a punto de colapsar.

"¡No!" gritó Carla, sin dudar ni un segundo. Pero antes de que pudiera dar un paso, sintió una presencia que hizo que todo su cuerpo se paralizara.

Los ojos de Happy estaban fijos en ella. No en la pequeña Exceed. No en los guardias. En ella.

Había odio y rabia en su mirada.

Carla sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Era diferente a cualquier mirada que le hubiera dirigido antes. Este no era Happy. Era algo más, algo que la veía no como su amiga, sino como su enemiga.

El viento alrededor de Happy se intensificó aún más. "No puede ser..." pensó Carla, su cuerpo tenso ante el peligro inminente. Aún con la pequeña Exceed a salvo en su mente, sabía que si intentaba ayudarla, Happy podía tomar esa oportunidad para atacarla. Su poder era destructivo, y ahora, sus ojos reflejaban solo rabia.

Touka, observando todo con creciente pavor, se dio cuenta de lo que estaba en juego. "¡Carla!" gritó, dándose cuenta de la situación crítica. Si Carla se movía para salvar a la pequeña Exceed, Happy tendría una oportunidad directa para atacarla, y no sabía si podría detenerlo.

El viento rojo alrededor de él se intensificó, formando un torbellino que parecía consumir todo a su alrededor. Carla sintió cómo el aire se volvía más denso, dificultándole respirar. Su corazón latía con fuerza, y una sola idea atravesaba su mente: "Si me muevo, me atacará."

"¡Carla!" la voz de Touka rompió la tensión por un momento, su tono cargado de pavor. Sabía lo que Carla estaba pensando, lo que estaba a punto de hacer. "¡Si vas ahora, será peligroso!"

Carla apretó los puños, sintiendo cómo la determinación reemplazaba el miedo. "No puedo dejarla allí."

A pesar de las advertencias, Carla se lanzó hacia el edificio en ruinas, el sonido de los escombros cayendo a su alrededor mezclándose con el rugido del viento. Cada paso hacia la pequeña Exceed era una lucha contra la creciente presión en el aire, contra el peligro que representaba Happy.

Pero no llegó muy lejos.

Un destello de movimiento frente a ella la obligó a detenerse. Happy se movía, más rápido de lo que jamás lo había visto, su cuerpo rodeado por un aura de viento rojo que cortaba el aire como una cuchilla. Sus ojos seguían clavados en Carla, y la intensidad de su furia aumentaba con cada segundo.

"¡No!" gritó Carla de nuevo, su voz ahogada por la fuerza del viento.

El aire a su alrededor parecía explotar mientras Happy daba un paso hacia adelante, levantando una mano cubierta de magia que giraba en espirales destructivas. Carla sintió cómo el suelo temblaba bajo sus pies, y el derrumbe del edificio parecía inminente. El sonido de las paredes cediendo resonaba en sus oídos, y la desesperación llenaba su pecho.

Él va a atacar. No va a detenerse.

El viento rugió una vez más, pero justo cuando Carla estaba segura de que el golpe vendría, Happy hizo algo inesperado.

Paso de ella.

Con un giro brusco, su cuerpo se elevó en el aire, activando su magia Aera. Sus alas de viento lo rodearon con una precisión aterradora, impulsándolo hacia adelante como un rayo. El torbellino rojo que lo acompañaba dejó una estela de destrucción tras él, arrancando trozos de tierra y escombros mientras atravesaba el aire.

Carla se quedó congelada, su mirada siguiendo cada uno de sus movimientos. Sus ojos seguían fijos en ella, llenos de furia… pero también de algo más. Algo que no podía identificar.

En un instante, Happy llegó hasta la pequeña Exceed. "Toma esto." Exclamó mientras destrozaba los escombros que amenazaban con aplastar a ambos... Despues de haberla protegido, sin perder un segundo, la levantó en brazos con una rapidez sobrehumana, alejándola del peligro justo cuando las paredes del edificio cedieron por completo, cayendo en una explosión de polvo y escombros.

Carla contuvo la respiración mientras observaba la escena. Su corazón latía con fuerza mientras trataba de comprender lo que acababa de suceder.

"¿Él la había salvado?" Se preguntó, completamente sorprendida de lo que había presenciado.

Carla, atónita, miró a Happy mientras él depositaba a la pequeña Exceed en un lugar seguro, su rostro marcado por el odio, pero aún así habiendo hecho lo que, en ese momento, parecía ser un acto de protección

Carla dio un paso atrás, sus piernas temblando. No podía apartar la vista de él, de esos ojos que ahora parecían una mezcla de odio y algo que no lograba descifrar.

"¿Por qué…?" murmuró, casi sin darse cuenta.

Happy no respondió. Solo dejó a la pequeña Exceed en un lugar seguro, y luego volvió a mirar a Carla, como si estuviera esperando algo.

Carla se quedó completamente desconcertada. Sus ojos se cruzaron con los de Happy, pero no había palabras. Él la miraba, lleno de odio, de rabia, pero al mismo tiempo, acababa de salvar a la pequeña Exceed. Y en ese momento, Carla no sabía qué pensar. ¿Qué había sucedido?.

"¿Qué...?" Carla no podía comprender lo que estaba pasando. "¿Por qué...?" ¿Por qué había salvado a la pequeña Exceed cuando su mirada seguía fija en ella, llena de rabia y furia? ¿Por qué había dejado escapar la oportunidad de atacarla?

Touka también observaba, completamente confundida por la actuación de Happy. La tensión en el aire era palpable, y el ambiente seguía cargado con la furia de él, pero su acción, aunque inexplicable, había salvado a la pequeña Exceed. La pregunta seguía rondando en la mente de todos: ¿Por qué?

Entonces la atención de Happy volvió a fijarse en Carla, quien aún estaba estupefacta por lo que acababa de presenciar. Touka, a su lado, también estaba paralizada, sin comprender qué estaba pasando. Ambas miraban a Happy, que parecía estar completamente fuera de sí.

Con cada paso que Happy daba, el viento a su alrededor aumentaba en intensidad. La furia en sus ojos seguía siendo evidente, pero algo en su postura lo hacía parecer más… decidido. Como si un propósito oscuro lo impulsara, uno que Carla no podía descifrar.

"No… no…" murmuró Carla para sí misma, su corazón latiendo desbocado. Algo estaba terriblemente mal.

Antes de que pudiera reaccionar, Happy estaba sobre ella. Su giro fue rápido, letal, pero el golpe no fue hacia Carla. Con un solo movimiento, destrozó a los últimos guardias fantasmas que quedaban en pie detrás de ella, lanzándolos por los aires. Carla cayó de bruces al suelo por el impacto, su mente aturdida mientras el viento seguía rugiendo a su alrededor.

Happy se detuvo frente a ella, su mirada fija, fría como nunca antes. Carla intentó levantarse, pero algo en sus ojos la paralizó. Touka, a su lado, lo observaba en silencio, sintiendo que algo terrible estaba por suceder.

"Te odio, Carla… Solo a ti," dijo Happy con una voz gélida, despojada de toda emoción. "Seré un monstruo para ti. Te eliminaré. Te haré sufrir por todo lo que me has hecho… Pero ella…" Sus palabras titubearon, y por un breve instante, su mirada pareció ablandarse. "Esa pequeña Exceed… y cualquier otro que no seas tú, no voy a involucrarlos en esto."

Las palabras de Happy perforaron a Carla como cuchillos. Sentía que el aire escapaba de sus pulmones, incapaz de comprender. "¿Cómo…? ¿Por qué…?" pensaba, pero las respuestas parecían inalcanzables.

Pero antes de que pudiera procesarlo por completo, Happy cerró los ojos con un esfuerzo visible, volviendo a su forma Exceed. Sus rodillas cedieron, y cayó de golpe al suelo, jadeando pesadamente. Su pecho subía y bajaba con dificultad, y al abrir la boca, sangre empezó a escurrir por sus labios.

"Happy..." Touka se acercó con precaución, para ver si su amigo había vuelto a la normalidad.

Entonces vieron sus ojos, llenos de tristeza, confusión. Se trataba de su amigo de siempre. "P-Perdí el control… otra vez," murmuró entre jadeos, su voz rota por la culpa. "L-Lo siento, Carla… No quería… No puedo…"

Carla, aún en el suelo, lo miró en silencio. No se acercó. Algo en su interior le decía que no debía. El aire estaba cargado de una tensión indescriptible, pero lo que más la perturbaba no era solo el dolor físico que Happy sufría, sino las palabras del ser dentro de él. "Te eliminaré. Te haré sufrir…" Algo dentro de ella se quebró, pero aún así, no podía moverse.

Mientras el viento se disipaba, dejando un inquietante silencio, las palabras de Happy seguían resonando en su mente. "¿Qué está pasando dentro de ti? ¿Quién eres realmente?"

"¿Qué está pasando contigo Happy?" susurró Touka, mirando a Carla, pero ni ella misma parecía tener respuesta. "

Carla sentía que todo se había vuelto un laberinto de emociones contradictorias. Happy, la persona que había conocido, estaba allí, herido y vulnerable, pero las palabras del ser que había tomado su control la perseguían como una sombra


[...]

[...]

[...]


Mientras el viento comenzaba a calmarse lentamente, el terror de lo que Happy había dicho se mantenía flotando en el aire, como una sombra que ninguno de los tres podía sacudirse. Carla no sabía si se sentía más aliviada por ver que Happy había regresado a su forma normal, o si ahora estaba más asustada por la oscuridad que parecía haberse infiltrado en él. Cada palabra de aquella entidad resonaba en su mente, golpeándola como una tormenta.

"Aoi, ¿cuánta distancia falta?" preguntó Carla, su voz temblando apenas perceptiblemente. Necesitaba enfocarse en algo, cualquier cosa que no fueran las imágenes que aún bailaban en su mente. "¿Aoi?"

En el centro real, Aoi habia permanecido en silencio desde la demostración de poder de Happy (o quien sea, mejor dicho), su expresión parecia preocupada, como si estuviera luchando con sus propios pensamientos. Pero rápidamente apartó esos pensamientos de su mente, concentrándose de nuevo en la situación urgente. "Faltan unos pocos minutos. Están a 120 metros de la entrada de la ciudad."

"Deberíamos apresurarnos." Dijo Touka, entonces un ruido metálico, les llamo la atención. "¿Uh?"

Detrás de ellos, los guardias que Happy había destrozado comenzaron a reconstituirse, sus cuerpos volviendo a tomar su forma física, y está vez, parecían que habian llamado refuerzos.

"Maldición, están volviendo en mayores cantidades," exclamó Touka, su voz cargada de preocupación. Pero al girarse hacia sus compañeros, vio que tanto Carla como Happy estaban agotados, sus movimientos lentos y torpes. "Chicos... están muy heridos. No creo que podamos..."

"No importa," interrumpió Carla, con una firmeza renovada. Su determinación brilló brevemente en sus ojos, aunque el miedo seguía latente. "Solo necesitamos apoyarnos entre nosotros. ¿Verdad?" Se acercó a Happy, rodeándolo con un brazo y ayudándolo a mantenerse en pie.

Touka, aunque dudosa, tomó el otro lado de Happy. "Esto nos hará más lentos..." murmuró, pero no podía dejar de admirar cómo los tres aún se mantenían unidos, incluso al borde del colapso.

Happy, que había estado en silencio, levantó ligeramente la cabeza, su mirada perdida. Las palabras de esa entidad aún ardían en su mente. "Te haré sufrir..." Pero al mirar a Carla y Touka sosteniéndolo, algo dentro de él pareció tambalearse. "Gracias," murmuró, aunque su voz sonó apagada.

El equipo Exceed comenzó a avanzar lentamente, cada paso parecía un desafío monumental. El eco de los pasos de los guardias detrás de ellos se volvía más fuerte, cada vez más cerca.

El sonido de sus pasos pesados y la vibración en el suelo aumentaban la sensación de asfixia que los rodeaba. La sensación de estar completamente rodeados, sin salida, crecía con cada segundo que pasaba.

Aoi, desde el cetro, mantenía la calma, pero su voz temblaba de tensión. "Faltan 50 segundos..." dijo, una mezcla de urgencia y esperanza. "¡Rápido, sigan avanzando!"

Las palabras de Aoi les dieron un último empujón. Carla apretó los dientes y se ajustó mejor a Happy, quien apenas podía mantenerse en pie. "Solo un poco más," susurró, casi como un mantra para convencerse a sí misma de que lo lograrían.

Los pasos metálicos de los guardias resonaban detrás de ellos, un eco siniestro que parecía acercarse con cada segundo. Touka lanzó una mirada rápida al grupo. "Esto no va a funcionar si no nos damos prisa... ¡se están reagrupando!"

Happy levantó la mirada, agotado pero con determinación. A lo lejos, vio la forma del arco de piedra recortada contra el horizonte. "¡Ahí está! ¡Lo veo! El arco está justo al frente," dijo, su voz ronca pero cargada de un destello de esperanza.

Carla miró hacia adelante y luego a sus espaldas, donde los guardias metálicos parecían una marea imparable. "Estamos cerca..." murmuró, más para sí misma que para los demás.

Finalmente, llegaron al arco, jadeando y tambaleándose. Era imponente, pero no diferente de antes. Sin luces, sin señales de actividad. Carla, entre frustrada y asustada, gritó al cetro: "¡Aoi! ¿Qué pasa con esta cosa? ¿Por qué no se activa?"

Aoi respondió con un tono apremiante. "Necesito unos segundos más para usar tu estatus real para activar esta cosa ... ¡Solo aguanten!"

"¡¿Segundos más?! ¿Por qué no nos avisaste antes? ¡No tenemos tiempo!" El grito de Carla se perdió entre el ruido de pasos metálicos.

El aire alrededor se tensó cuando los guardias metálicos llegaron a su posición, rodeándolos en formación cerrada. Más refuerzos avanzaban como un torrente imparable, sus ojos brillando con un rojo intenso.

"Estamos atrapados..." murmuró Touka, su voz cargada de impotencia.

El rugido de los guardias llenó el aire, y las primeras filas comenzaron a cargar hacia ellos.

Los pasos metálicos de los guardias fantasmas resonaban como un tambor de guerra, cada vez más cerca. El equipo Exceed se encontraba bajo el arco de piedra, con la mirada dividida entre la multitud de enemigos que se acercaban y el portal que aún permanecía inactivo.

Happy se dejó caer de rodillas, incapaz de sostenerse más. Su respiración era pesada, y su cuerpo temblaba de agotamiento. Carla, a su lado, se apoyó en el arco, con la cola baja y las orejas hacia atrás, intentando ocultar su desesperación. Touka, aunque todavía de pie, apenas podía levantar la mirada mientras luchaba por controlar el temblor de sus patas.

"¿Aoi?" La voz de Carla salió quebrada. No era un grito de mando esta vez, sino un susurro lleno de angustia. "Por favor... ¿cuánto falta?"

Desde el cetro, Aoi respondió con una voz tensa. "¡Solo unos segundos más! Pero no sé si será suficiente..."

Los guardias fantasmas estaban a menos de diez metros. Sus ojos brillaban con un rojo amenazante, y sus movimientos eran implacables, cada uno de ellos portando armas que reflejaban la luz del amanecer.

"Esto no puede ser el final..." murmuró Touka, su voz apenas audible. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras apretaba los puños. "¡No después de todo lo que hemos pasado!"

Los guardias fantasma levantaron sus armas, listos para atacar. El aire se llenó de una tensión insoportable. La última esperanza del equipo dependía de un portal que aún no se abría.

De repente, un sonido distinto resonó en el aire, como un clic profundo seguido de un zumbido creciente. Desde el arco de piedra, una luz comenzó a emanar, lenta pero constante, iluminando los rostros cansados de los Exceeds.

En el último instante, justo cuando las armas de los guardias estaban a punto de alcanzarlos, la luz del portal se intensificó, envolviendo al equipo Exceed en un destello cegador. El aire alrededor de ellos vibró, y el mundo pareció detenerse por un segundo eterno.

En ese momento, Aoi gritó: "¡Lo tengo!", y antes de que el equipo pudiera reaccionar, atravesaron el portal a toda prisa, justo cuando la embestida de los fantasmas casi los alcanzaba.

Cuando el destello se desvaneció, los Exceed ya no estaban allí. Los guardias fantasmas se detuvieron en seco, sus ojos apagándose brevemente antes de volverse hacia atrás, en busca de nuevos objetivos.

En el silencio que siguió, la muralla quedó vacía, y el portal, tras cumplir su propósito, se apagó lentamente, dejando solo el arco de piedra como testigo mudo de lo ocurrido.


El salto a través del espacio, fue vertiginoso, y el equipo aterrizó en un lugar desconocido. Estaban en un lugar extraño, no era ninguna ciudad, pero estaban lejos de la amenaza inmediata, pero las heridas de batalla, el cansancio y la tensión seguían pesando sobre ellos. Nadie decía nada al principio, el silencio reinaba mientras sus cuerpos heridos pedían descanso.

"Estamos... a salvo," susurró Touka, mirando a su alrededor, sin comprender a dónde habían llegado. Pero dentro de ella, una verdad seguía rondando: nada de lo que había sucedido los había dejado tranquilos. Ni sus cuerpos rotos ni la victoria que habían logrado los aliviarían del todo.

"Logramos salir de la ciudad..." Murmuró Happy quien intentó levantarse para seguir caminando, pero su cuerpo no le respondió.

Cayó al suelo, sin fuerzas. "Una ciudad que se supone que íbamos a proteger..." En su rostro, las lágrimas comenzaban a caer, mezcladas con la frustración y el dolor. ¿Cómo había llegado a esto? Se suponía que habían llegado para evitar un peligro en el Reino Exceed y, sin embargo, habían hecho todo mal. Incluso involucrando a más Exceeds inocentes a un cruel juego de aquella tirana conocida como Shaddick.

Happy sollozaba, incapaz de controlar el torrente de emociones que lo embargaban. "Lo... lo hemos hecho todo mal..." murmuró, su voz quebrada por el llanto.

"Happy... Creo que tienes razón... Pero deberías alegrarte de que tú y Carla sigan con vida." Expresó Touka preocupada por la actitud de su querido amigo.

Sin embargo, Happy ignoró lo dicho por su amiga. "Todo lo que queríamos era protegerlos... y lo único que hemos hecho ha sido no solo lastimarnos entre nosotros mismos... y lo peor de todo... es que fue nuestra culpa que Shaddick llegará al poder e involucrara a los Exceeds en su cruel juego." Respondió entre lágrimas.

El silencio se hizo más pesado. Nadie sabía qué decir. Nadie sabía cómo romper la barrera de tensión que los envolvía, ni cómo tratar con la sombra que se cernía sobre ellos.

Finalmente, fue Carla quien rompió el silencio, su voz tensa pero decidida: "¿Qué está pasando, Happy? ¿Qué es eso dentro de ti?"

La pregunta colgó en el aire, y todos los ojos se volvieron hacia él. Happy, entre sollozos, levantó la mirada hacia Carla, sus ojos llenos de angustia. Finalmente, habló: " ¡Aye! Es... ha llegado el momento de hablar... De esta oscuridad llamada Freyr."


Fin de Capítulo 22


Fin del Arco del Nuevo Reino


Muy bien mis queridos lectores. Habéis llegado a la culminación de este final de temporada que ha sido bastante impactante, con la inesperada derrota del equipo Exceed y la activación del vínculo de maldición. Además de esa extraña situación entre "Happy" y Carla donde al parecer su oscuridad tiene algo de bondad por los demás pero no con la Exceed Blanca. ¿Que razón habrá detras de todo?

Realmente se me habia complicado en sobremanera el culminar este capitulo, y tentado a dividirlo en 2, realmente creo que fue lo mejor, considerando que, debido al formato del próximo capítulo era mejor hacer esto.

Les pido disculpas a los que esperaban con ansias este capítulo, pero es que realmente se me complico, además de que esta semana ha sido temporal de exámenes de mi universidad. Además, este capítulo fue editado con un dispositivo que no es mio, sino de mi hermano.

¿Que sucederá con la historia?

Ahora el equipo Exceed, dando inicio a un viaje por todo el reino de los Exceeds. Un viaje que les cambiará la vida de la manera que ninguno de ellos podría imaginar.


Datos Preproducción

En la planificación original, se suponía que el arco inicial iba a durar de uno a dos capítulos, pero realmente me salieron el doble. En cambio, el arco del nuevo reino, se supone que debía durar de cinco a ocho capítulos, pero vieron que esto se extendió gradualmente hasta los dieciocho capítulos. Se supone que el próximo arco debería durar de tres a cinco capítulos, pero vamos a ver que sucederá esta vez.


Si les gusto el capítulo, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.

InsideBlu se despide, hasta la próxima.

¡Good Bye!


Próximamente el Inicio de un nuevo arco argumental


Próximamente Prólogo: Esa vez, hace 1 año.