Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima
Fairy Tail: Nueva Extalía
Capitulo 25: Freyr II
Prologo del Arco del Distrito Desértico
1 de Marzo del x795. Faltan 98 días.
Tarde, sobrevolando la frontera con el desierto
El equipo Exceed planeaba sobre la vasta extensión de arena, buscando la ruta férrea. El cansancio se acumulaba, y un tren sería la mejor forma de viajar sin gastar más energía.
Mientras esperaban, Happy continuaba su relato con cierto pesar en la voz. Sin embargo, cuando llegó a la parte de la conversación con Feith, Carla lo interrumpió de golpe.
"¡Espera!" exclamó ella, su tono más agudo de lo normal.
Happy se giró hacia ella, sorprendido. Touka, que estaba en brazos de Carla, sintió el latido acelerado de la gata blanca. Algo en la historia la había alterado y teniendo en cuenta, en que parte había interrumpido, tenía un fuerte presentimiento de que eso le sonaba demasiado parecido a algo.
"¿Feith insinuó que alguien más estaba ocupando tu poder mágico?" preguntó Carla, con el ceño fruncido.
Happy tragó saliva. No quería responder, pero no podía evadirlo. "Sí…" murmuró.
Un silencio espeso cayó sobre el grupo. Carla parecía sumida en sus pensamientos, y Aoi permanecía callada dentro del cetro.
"Si eso es cierto… entonces…" Touka rompió el silencio. "Happy, ¿alguna vez te han lanzado algún hechizo extraño? ¿O has caído inconsciente sin razón aparente?"
Happy parpadeó. "¿A qué te refieres?"
"Recuerdan a Faris." Pregunto ella.
"¿Te refieres a la maga Blanca?" Pregunto Carla.
Touka frunció los labios como tratando de asimilar lo que conllevaba lo que iba a decir. "Si, ella... Recuerdas nuestra historia, es decir lo que sucedió, antes de que ella nos revelará que su objetivo era salvar Elentir."
"Si... Me dijiste que ella se apoderó de tu cuerpo en Elentir porque necesitaba tu Aqua Aera para venir a Earthland y tratar de blanquear a los dioses dragones." Recordó Happy la confesión de su amiga hace un par de años atrás, en esa misión de los cien años.
"Correcto." Afirmo Touka. "Después de quedarme en Elentir, decidí investigar un poco más sobre las posesiones, ya que no quería que me volviese a pasar. Es realmente horrible cuando no tienes el control de tu propio cuerpo." Admitió ella cabizbaja.
Happy le puso su mano en su hombro, para reconfortarla. "Comprendo tú situación... Tienes razón. Es duro cuando alguien más se apodera de tu propio cuerpo y te obliga a hacer cosas que no quiero hacer."
Carla sintió un ápice de molestia al verlos juntos. Carraspeó un poco. "Entonces ¿que averiguaste, Touka?"
Touka asintió y comenzo a explicar. "Hay muchas formas de posesión, pero casi todas tienen un patrón en común. Algunas son directas, cuando alguien te noquea, te toma por sorpresa o te lanza un hechizo con la intención de entrar en tu cuerpo, como el Take Over. Otras son indirectas, cuando entras en contacto con magia ajena sin darte cuenta. Si realmente hay algo dentro de ti, tuvo que entrar de alguna manera."
Happy pensó en ello. "Bueno… he peleado contra enemigos que usaban magia extraña, pero nunca fui su objetivo directo. Natsu y los demás siempre tomaban el protagonismo en las peleas grandes. Nunca me ha pasado algo así."
"¿Nunca te han dejado inconsciente sin explicación?" insistió Touka.
Happy negó con la cabeza. "He recibido golpes fuertes en batallas, pero nada fuera de lo común. Si alguien me hubiera hecho algo así, lo recordaría… creo."
Carla escuchaba atentamente. Algo no cuadraba. Si nadie había hecho un hechizo directo, entonces… ¿cuándo había empezado todo esto?
Ella abrió la boca para hacer la pregunta clave. "Happy... ¿Como demonios es que tienes a Freyr en tu interior en primer lugar?"
Antes de que pudiera obtener su respuesta, un estruendo retumbó a lo lejos.
El sonido del tren.
Aoi reaccionó primero. "¡Ahí está! ¡Chicos, lamento interrumpir su discusión! ¡Pero les recuerdo que si tomamos el tren, podremos avanzar mucho más rápido!"
Carla se mordió el labio, frustrada por la interrupción. Pero la oportunidad era demasiado buena para ignorarla.
"Seguiremos con esto después," dijo Aoi con firmeza. "Por ahora, tenemos que subir a ese tren."
"Está bien. Vamos."
El equipo Exceed descendió rápidamente, calculando el momento exacto para aterrizar sobre uno de los vagones de carga. El metal crujió bajo sus patas cuando tocaron la superficie en movimiento.
Carla, aún con Touka en brazos, se movió con agilidad hasta la parte trasera del vagón. Happy la siguió, asegurándose de que nadie los hubiera visto.
La puerta corrediza del vagón estaba asegurada solo con una cadena suelta.
"Voy," susurró Happy.
Con destreza, metió sus garras en el pequeño hueco y forzó la apertura lo suficiente para que pudieran deslizarse dentro. Uno a uno entraron, cerrando la puerta detrás de ellos con cautela.
El interior estaba oscuro, iluminado solo por pequeñas rendijas de luz que se filtraban entre las tablas de madera del vagón. Había varias cajas de mercancía apiladas a los costados.
El equipo Exceed se acomodó en una esquina, recuperando el aliento tras el rápido abordaje.
El traqueteo del tren llenaba el silencio.
Happy se apoyó contra una caja y exhaló. Carla lo miró de reojo, su expresión aún cargada de preguntas.
"Ahora que ya estamos aquí… "dijo con voz baja pero firme, "continúa."
Happy cerró los ojos un instante, recordando la oscuridad de aquella noche junto a la fogata apagada.
"Donde me quedé…" susurró, y la historia prosiguió.
Flashback
Hace 7 meses.
Noche - Campamento de Feith
La noche se había asentado por completo, cubriendo el campamento con un manto de sombras. La fogata, que antes crepitaba con fuerza, ahora era solo un montón de brasas apagadas. Los cuencos vacíos a un lado indicaban que la cena había terminado hace un rato, pero el aire seguía cargado de una tensión que no desaparecía.
El aliento de Happy se aceleró. Sus ojos intentaron adaptarse a la penumbra, pero no podía ver nada, ni siquiera con su visión nocturna. Solo sentía la presencia de Feith frente a él… y, por primera vez, la voz del explorador sonó escalofriante.
"Así que dime, Happy…" la pausa que hizo fue casi insoportable. "¿Acaso me has estado ocultando algo que no me hayas dicho?"
El silencio que siguió fue peor que cualquier respuesta. Happy no podía responder debido al ambiente pesado a su alrededor.
La pregunta quedó flotando en el aire, pesada como una losa.
Happy desvió la mirada, su cola se enroscó ligeramente y sus orejas bajaron apenas un poco. No era una reacción exagerada, pero Feith la notó al instante.
"Yo… no oculto nada…" murmuró Happy, apenas audible. "Por qué ocultaria algo como eso. Sabes perfectamente que solo uso mi magia Aera."
Feith lo supo de inmediato. Era una mentira. No estaba siendo sincero con él.
No era solo el tono vacilante o el hecho de que Happy no lo miraba directamente a los ojos. Era el lenguaje corporal, la tensión en sus hombros, la forma en que había contenido el aliento por un instante antes de hablar.
Pero más que la mentira en sí, lo que realmente llamó la atención de Feith fue el por qué Happy había decidido mentirle.
Feith no lo presionó de inmediato. En su mente, pasó por múltiples posibilidades. ¿Podría ser algo de su pasado? No, Happy siempre había sido transparente sobre su historia. ¿Algo relacionado con su magia? Era posible, pero si ese fuera el caso, no tendría sentido que evitara hablarlo justo ahora.
Feith empezó a pensar en una posible razón por la falta de sinceridad de Happy. "¿Sus amigos? Puede que tenga relación con eso... ¿Pero por qué?" Entonces, lo entendió.
Feith suspiró internamente. La respuesta estaba justo frente a él.
Happy no era alguien que mintiera por beneficio propio. No era alguien que ocultara cosas por egoísmo o cobardía. Si estaba guardando algo con tanto empeño, significaba que lo hacía por alguien más.
Lo hacía por la gente que quería proteger.
Feith lo comprendió demasiado bien. Él mismo había ocultado cosas, había mentido y había guardado secretos en el pasado, todo en nombre de proteger a las personas que le importaban. "Lo haces por ellos... ¿Verdad?" Pensó él.
Al final, no importaba cuál era el secreto de Happy. Lo que importaba era que tenía una razón de peso para mantenerlo oculto.
Así que, en lugar de seguir interrogándolo, Feith simplemente suspiró, como si se rindiera.
"Bueno… da igual." Dijo en tono más relajado mientras sacaba su pedernal y comenzaba a encender la fogata nuevamente.
Happy parpadeó, confundido por el cambio de actitud. "¿Eh?"
"Te asusté antes, ¿no? Lo siento, a veces me dejo llevar." Feith sonrió un poco mientras las llamas volvían a prenderse lentamente. "No es nada."
Happy, aún algo tenso, movió la cola y murmuró: "No… está bien."
Feith observó cómo el pequeño Exceed seguía nervioso, pero no dijo más. En el fondo, sabía que nunca obtendría una respuesta, y estaba bien con eso. Happy tenía sus propios motivos, y al igual que él, tenía derecho a mantener ciertos secretos.
Así que dejó el tema atrás y continuó con su explicación.
"Como decía antes, lo de que algo está ocupando tu magia es solo una hipótesis… No tengo pruebas, pero lo que sí sé con seguridad es que tienes un límite en tu capacidad mágica. Y para superarlo, no puedes simplemente entrenar como lo has estado haciendo hasta ahora."
Happy, aún algo nervioso, se forzó a concentrarse en las palabras de Feith.
"¿Entonces qué tengo que hacer?"
Feith esbozó una leve sonrisa. "Tendrás que aprender de otra forma… forzar tu cuerpo a adaptarse para romper ese límite. Es algo complicado, pero si lo logras, tu capacidad mágica crecerá de verdad."
Happy se cruzó de brazos, pensativo. "Suena difícil… pero si eso me ayuda, lo haré."
Feith asintió, satisfecho con la determinación del Exceed.
Happy terminó su comida y se puso de pie, sacudiendo su cola. "Voy al arroyo a asearme."
"Adelante." Feith le hizo un gesto con la mano mientras observaba cómo el Exceed se alejaba entre los árboles.
Cuando la figura de Happy desapareció entre las sombras, Feith se quedó en silencio, mirando fijamente las llamas de la fogata "¿Qué es lo que tienes dentro de ti, Happy…?"
Soltó un suspiro, cerrando los ojos por un momento.
Bueno… de cualquier forma, mañana ese problema ya no sería un obstáculo. O al menos, eso esperaba.
Al día siguiente
El aire de la madrugada aún era frío cuando Happy seguía a Feith a través del bosque. Volaba lentamente, sus alas batiendo con desgana mientras un bostezo se escapaba de su boca. Una pequeña lágrima brotó de su ojo por el sueño acumulado. No entendía por qué habían salido tan temprano.
"Oye Feith.." murmuró entre bostezos. "¿Por qué tuvimos que salir tan de mañana? Apenas está amaneciendo."
Feith siguió avanzando sin voltear. "Porque este entrenamiento será diferente. Quiero que progreses hoy, de una forma u otra."
Happy parpadeó, confundido. "¿Progresar en un día? ¿Eso es posible? ¿Y a dónde estamos yendo? No hemos parado de caminar..."
El paisaje boscoso comenzaba a abrirse a un campo despejado. Happy miró alrededor, sintiendo un ligero escalofrío al notar la inmensidad del espacio. Feith, sin disminuir el paso, respondió con calma: "Aquí es suficientemente lejos como para evitar dañar el campamento."
"¿Lejos? ¿Dañar el campamento?" Cuestionó Happy. "¿De que estás...? ¡Whoa!
Antes de que Happy pudiera hacer otra pregunta, sintió un agarre firme en su cabeza.
"Espera Feith ¿Que estás haciendo? ¡Ahhh!"
Su cuerpo se sacudió con violencia al ser lanzado con una fuerza inesperada hacia el cielo. El viento silbó en sus oídos mientras giraba sin control, su visión se volvió borrosa y su sentido de orientación se desvaneció. El mareo le impidió desplegar sus alas a tiempo.
Desde lo alto, apenas pudo distinguir lo que ocurría en el suelo. Feith, de un movimiento ágil y rápido, con la palma de su mano, la colocó en la tierra. Exclamó a gran voz "Génesis Rebuild: Nest of Fears - Valley of Phobos"
Entonces, un pequeño temblor empezó a sacudir la tierra donde Feith mantenía contacto y de la nada, un enorme agujero de casi cinco metros de diámetro se formó en medio de ese campo. Era una abertura oscura y profunda, una boca abismal que parecía devorar la luz del amanecer.
Happy sintió un vértigo repentino cuando su cuerpo comenzó a caer sin remedio. "¡Whoa!" Su mente reaccionó demasiado tarde. Intentó agitar sus alas, pero su desorientación le impedía estabilizarse.
"¡Ahhh!" Un grito ahogado escapó de su garganta justo antes de ser tragado por la oscuridad del agujero. El suelo se cerró tras él con un estruendo sordo.
Feith, aún con la mano en el suelo, esbozó una ligera sonrisa. "¡Qué comience el entrenamiento! ¡Happy, supera tus miedos y rompe tus límites!" Exclamó confiado en que el Exceed logré escuchar su determinación.
[...]
[...]
[...]
Lugar desconocido
"¡Ahhh!" Happy despertó de golpe, sintiendo su cuerpo más liviano de lo normal. Parpadeó varias veces, tratando de entender dónde estaba, pero nada de su entorno le resultaba familiar.
"¿Q-qué me paso?" Pregunto aún confundido. "¡Uhhh! ¿Qué es este lugar?"
A su alrededor se extendía un vasto valle teñido de un tono violeta oscuro, con un suelo que parecía sólido pero al mismo tiempo distorsionado, como si no estuviera completamente definido. Cada paso que daba resonaba con un eco prolongado, como si el sonido rebotara en un espacio mucho más grande del que podía ver.
"Feith... ¿Dónde estoy?" preguntó en voz alta, pero solo obtuvo silencio como respuesta.
Levantó la vista y sintió un escalofrío. El cielo no era como el que conocía. En lugar de nubes, había enormes grietas que se extendían por todas partes, como si fuera un vidrio gigantesco que había sido quebrado pero aún se mantenía en su sitio. Era como si el mundo mismo estuviera a punto de colapsar.
"Esto me da muy mala espina." Murmuró él.
Happy tragó saliva y empezó a caminar. No tenía idea de adónde iba, pero quedarse quieto no era una opción. Mientras avanzaba, la sensación de irrealidad se intensificaba. Sus patas apenas parecían tocar el suelo y, por momentos, tenía la impresión de que el paisaje se movía con él, como si no estuviera caminando a través del valle, sino que el valle mismo se ajustara a su presencia.
"Esto no es normal…" murmuró, su voz resonando más de lo que debería. "Se siente igual que cuando estás conciente en un sueño."
Por alguna razón, sentía que algo lo esperaba más adelante.
Happy siguió caminando, preguntándose qué era exactamente este lugar en el que lo había metido Feith. Todo en su entorno tenía un aire extraño, casi irreal, con una atmósfera que lo hacía sentir incómodo.
Recordó las palabras del día anterior: "Te espera algo distinto a los entrenamientos que has estado haciendo". ¿Acaso se refería a esto?
Tras algunos minutos avanzando, llegó a un arroyo. El agua era tranquila, reflejando el cielo quebrado como si fuera un espejo roto sobre su superficie. Happy se acercó y, al inclinarse para mirarse en el reflejo, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
"¿Uhhh?" Había algo extraño en él. "¿Q-qué es esto?"
Su cuerpo parecía normal, pero sobre su piel había marcas luminosas, finas líneas de luz que contrastaban con el ambiente oscuro. Manos,… ambas manos estaban marcadas con aquel resplandor.
Happy parpadeó, sorprendido. Levantó una mano frente a sus ojos, examinándola con atención. "¿Qué son estas cosas?" Pregunto sorprendido. "¿Desde cuándo estaban ahí?"
Intrigado, intentó girarse para ver si había alguna en su espalda, pero al hacerlo, pisó una pequeña piedra suelta. Su equilibrio falló en un instante.
"¡Wah!"
Intentó desplegar sus alas, pero… nada. "¡No puedo usar mi magia!" Su espalda se sentía extrañamente rígida, como si las alas nunca hubieran existido.
"¡Feith!" gritó por ayuda, pero no hubo respuesta.
El mundo se inclinó ante sus ojos y, antes de poder reaccionar, cayó de lleno en las aguas del arroyo. Entonces el agua lo envolvió por completo.
Al estar sumergido sintio como el agua trataba de envolverse alrededor suyo. Además el líquido no era como el agua común: era más espeso, casi como si tuviera una conciencia propia. Sus patas se movieron con desesperación, tratando de impulsarse hacia la superficie, pero cada intento parecía inútil. Algo lo retenía, jalándolo más y más abajo.
"¡Tengo que subir!" Pensó en pánico.
Desesperado, intentó gritar, pero el sonido de su voz se ahogaba en ese extraño líquido. La presión sobre su cuerpo aumentaba, y el tiempo parecía alargarse, como si el agua misma estuviera jugando con su mente.
El aire en sus pulmones comenzaba a agotarse. Happy luchó con todas sus fuerzas, pero su cuerpo no respondía como debería. No podía moverse correctamente, no podía respirar, no podía hacer nada…
Nunca podía hacer nada.
El pánico lo invadió. ¿Así iba a morir? ¿Ahogado en un lugar que ni siquiera comprendía? ¿De una forma tan absurda?
Su visión se tornó borrosa mientras su mente le gritaba que resistiera. Pero… ¿para qué?
Happy cerró los ojos, rindiéndose. Aguantó la respiración hasta que su pecho ardió y, finalmente, su instinto lo obligó a soltar el aire.
Con los ojos cerrados y el corazón acelerado, se preparó para lo inevitable. Pero entonces, algo cambió.
Un calor repentino envolvió su pequeño cuerpo. No entendía lo que estaba pasando, pero su sensación de ahogo se desvaneció. De alguna manera, ya no sentía la presión del agua sobre su cuerpo. Abrió los ojos, y la confusión lo invadió. Ya no estaba sumergido en un arroyo oscuro y espeso, sino que sentía que estaba… volando.
El peso en su cuerpo desapareció, reemplazado por una sensación cálida y familiar. Sus patas, que antes se hundían en la nada, ahora sostenían algo firme.
Abrió los ojos de golpe. "¿Uhhh?"
El agua había desaparecido. Ya no estaba atrapado en aquel abismo oscuro. En su lugar, se encontraba en el aire, volando rápidamente por el cielo. Pero lo más impactante no era eso…
Happy miró hacia abajo y sintió que su corazón daba un vuelco.
"¡Natsu!" exclamó en voz baja, sintiendo su corazón acelerarse.
Estaba cargando a Natsu. Su amigo, con su característico cabello rosado y su bufanda ondeando al viento, estaba en sus patas. Parecía serio, como si ambos fueran a una gran batalla.
El viento soplaba fuertemente, y el cielo, ahora claro, se desplegaba a su alrededor. ¿Cómo había llegado hasta allí? Pero… ¿qué estaba pasando? ¿No estaba a punto de morir ahogado hace un segundo?
Miró a su alrededor, y la vista le hizo contener el aliento. Frente a ellos, un mar de soldados avanzaba desde el oeste, como una ola oscura que se extendía hasta donde la vista alcanzaba. No eran simples sombras. Eran miles, no… eran cerca de centenas de miles de soldados.
Una sensación de déjàvu lo envolvió... Todo a su alrededor, indicaban que están cerca de entrar en batalla, y nada más que contra el Imperio Álvarez. "¿Porque estoy recordando esto? ¿A-Acaso estoy reviviendo mis recuerdos antes de morir?"
Si era un recuerdo, ya sabía lo que iba a pasar, y lo que iba a suceder. Pues ese día siempre había estado marcado como fuego en su memoria.
"¿Ves algo, Happy?" Pregunto el pelirrosa.
"Los veo, Natsu…"murmuró sin pensar. No podía controlar lo que su boca decía. Era bastante similar a la sensación de la pesadilla que tuvo sobre su muerte y Carla. ¿Significaba que no puede controlar lo que dice entre sueños? No sabía la respuesta.
La voz de su amigo le hizo volver a concentrarse. "Sí…" respondió Natsu, con los ojos clavados en el ejército.
Entonces sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Lo recordó con tanta claridad que le dolió el pecho. Se supone que en este lugar, Natsu se enfrentaría al ejército del Imperio Álvarez y después contra Zeref. Donde descubrirían que tanto el emperador de Álvarez como su mejor amigo Natsu, eran hermanos, y le revelaría que él es era el demonio que su padre Igneel habia tratado de eliminar sin éxito.
También recordó la horrible verdad, algo que le causo bastante sufrimiento a todos sus amigos. Si Zeref moría, debido a que él había creado a los demonios y varios seres y maldiciones de magia oscura, una vez que el mago negro dejará de existir, todos sus creaciones también lo harían debido a una magia de vinculación vital... Y eso incluía a Natsu.
La voz de su amigo pelirrosa lo sacó de sus pensamientos. "Parece una alfombra negra gigante…" comentó Natsu con una sonrisa feroz.
Happy tragó saliva. Lo recordaba perfectamente. Esta no era una alucinación, ni un sueño extraño. Era un recuerdo. Un momento que realmente había sucedido en el pasado.
Aunque era un recuerdo, sentía que debía continuar su papel.
"Estamos a punto de reventarlos contra su puerta," exclamó con una confianza que no sentía. "¡No necesitaremos ninguna bienvenida apestosa!"
Natsu se rió un poco, pero su mirada no se apartó del frente. "Ahora que lo pienso… ¿qué pasó con esa sucia alfombra vieja que teníamos en casa?"
Happy pestañeó, aún en shock por todo lo que estaba experimentando, pero su respuesta surgió automáticamente. "¿No lo recuerdas, Natsu? ¡La quemaste!"
Era raro, Happy se sentía una extraña mezcla de nostalgia y alegría , junto a una sensación de fatalidad y tristeza. Todo esto provocado por la situación que sabía que iba a pasar su mejor amigo.
"¡Ah! Es cierto…"Natsu sonrió, pero luego murmuró para sí mismo. "La quemé… huh."
Happy sintió un escalofrío al escuchar ese tono en la voz de su mejor amigo. Sabía lo que venía después. Sabía que este era el día en que Natsu usó su poder más temible.
La batalla comenzó. Natsu se lanzó contra el ejército con un rugido de fuego, arrasando con cientos de soldados en cuestión de segundos. Happy podía sentir el calor de las llamas, el rugido de la multitud, el estruendo de los hechizos y los gritos de sorpresa.
Pero él no estaba aquí, ¿verdad? No realmente. Esto ya había pasado.
Intentó moverse, pero su cuerpo no le respondió. No podía hacer nada más que observar mientras la batalla seguía su curso.
"¡Roar of the Flames of the Fire Dragon King!"
La voz de Natsu resonó a través de todo el campo de batalla, a la vez que un enorme resplandor de fuego y llamas rojas arrasaba por completo el campo de batalla, convirtiendo el suelo en brasas ardientes y dejando un enorme cráter. Los soldados gritaban, retrocedían con miedo.
Entonces, lo sintió. Una presencia oscura emergió en el horizonte.
Una esfera negra apareció en el aire, en medio de los soldados. "Has eliminado a 973 soldados ," dijo una voz gélida y familiar. "Solo quedan 999.027."
Happy sintió un escalofrío y decidió alejarse por si propia seguridad. Ya que sabía lo que estaba ocurriendo...Zeref había llegado.
Desde el momento en que Natsu le dijo que se alejara, Happy obedeció sin dudarlo. Voló hasta una distancia prudente, pero sin perderlo de vista. Sabía lo que iba a pasar. Sabía que Natsu planeaba usar todo el poder que Igneel le dejó, ese fuego prohibido que solo podía usarse una vez. Apretó las patas con nerviosismo.
Mientras tanto, los soldados de Álvarez murmuraban confundidos, sorprendidos por la forma en que Natsu había llamado a su emperador. "Zeref", repitieron algunos, sin poder creerlo. Pero la voz de Invel, uno de los generales de Zeref, disipó cualquier duda: su majestad no era otro que el legendario mago negro.
Happy tragó saliva. Recordaba eso perfectamente, que Zeref era el emperador enemigo.
Zeref ordenó a sus tropas retirarse. No quería que nadie interfiriera en esta pelea. Natsu, con la misma determinación, le pidió a Happy que se alejara también.
"Aye…" respondió Happy, intentando mantener la calma. Aunque se alejaba, su mirada no se apartaba de su mejor amigo.
Natsu comenzó a desenvolver las vendas de su brazo derecho. Mientras lo hacía, Happy sintió un escalofrío recorrerle la espalda. 'Va a usar ese poder de inmediato..." pensó. Tienes que ganar, Natsu..
Zeref, tranquilo, observaba los movimientos de su oponente. Ordenó que sus tropas se retiraran aún más lejos, varios kilómetros de distancia. Sin embargo, Invel protestó, creyendo que un emperador no debía rebajarse a luchar contra alguien como Natsu.
"Esto es algo que solo yo, y nadie más, puede hacer", respondió Zeref con una sonrisa, mientras volvía a poner su atención en el pelirrosa. "Las cosas han sucedido de esta manera porque tú no fuiste capaz de destruirme, Natsu."
Happy en ese momento, comprendió la razón detrás de su sonrisa y sus motivos. Había olvidado que Natsu y Zeref eran hermanos. Y está era una de las pocas veces en la que él mago negro, podría ver a su querido hermano menor, antes de enfrentarse entre sí, por qué Zeref ya había rechazado a este mundo.
"Lo entiendo..." Murmuró Happy, viendo a Zeref bajo otras luz.
"El amor de un hermano mayor que trascendió las leyes de la vida y la muerte… castigado con una maldición contradictoria. Una maldición que arrebataba la vida de las personas que más amaba..." pensó Happy cabizbajo.
Para acabar con su sufrimiento, Zeref buscó desesperadamente una forma de morir. Creó a los demonios Etherious, incluyendo a Natsu, su obra maestra: E.N.D. (Etherious Natsu Dragneel). No solo le devolvió la vida a su hermano menor, sino que le encargó la misión de matarlo.
"Nunca entendí qué diablos salía de esa boca tuya y tampoco me importa un bledo", exclamó Natsu cuando las vendas finalmente cayeron. Su brazo quedó al descubierto, y en su piel brillaba un nuevo tatuaje: una marca en forma de dragón que ardía con un fuego feroz. La expresión de Zeref cambió.
"¿Qué es este poder mágico? ¡Este calor radiante!"
Natsu no perdió tiempo. Con un rugido, envolvió su puño en llamas y se lanzó hacia Zeref. El golpe impactó, pero el emperador negro lo bloqueó. Sin embargo, la fuerza del ataque era tan intensa que la onda expansiva destruyó varias rocas cercanas.
Zeref contraatacó, lanzando una ráfaga de magia negra. Happy contuvo la respiración, pero Natsu no se inmutó. Sin vacilar, envolvió su brazo en llamas y calcino la magia de Zeref, disipándola en el aire.
"¡Incineró mi magia!", exclamó Zeref, sorprendido.
Happy sintió que su pecho se llenaba de esperanza. "¡Vamos! ¡Lo tienes, Natsu!" gritó desde el cielo, animándolo con todas sus fuerzas. Pero entonces, su propio pensamiento lo detuvo. ¿Por qué sigo diciendo eso? Sé que la pelea no va a terminar bien...
Sin perder la oportunidad, Natsu encadenó una serie de golpes ardientes. Uno tras otro, sus puños impactaron en Zeref, cada golpe acompañado de una explosión de fuego que iluminaba el campo de batalla.
Pero Zeref no iba a quedarse atrás. En un instante, se recompuso y contraatacó con un rápido movimiento, logrando cortar la mejilla de Natsu.
Happy sintió su corazón detenerse por un segundo. Aunque la herida no era grave, fue suficiente para recordarle que Zeref no era un enemigo cualquiera. "¡Demonios... volver a ver esto es demasiado para mí!" Pensó él.
El combate continuó con intercambios de golpes brutales. Natsu, envuelto en fuego, no retrocedía. Zeref, a pesar de ser inmortal, comenzaba a notar la intensidad del poder que enfrentaba.
"¿Qué se supone que es ese poder tuyo?", preguntó Zeref con una mezcla de curiosidad y sorpresa.
Natsu no dudó en responder: "Heredé este poder de Igneel."
Los ojos de Zeref se abrieron con asombro.
"Lo último del poder que Igneel dejó dentro de mí", continuó Natsu. "Me tomó diez meses de entrenamiento ser capaz de liberarlo."
"¿Lo último del poder de Igneel?", repitió Zeref, pensativo.
"Sí… Es de un solo uso", confesó Natsu. "Una vez este poder mágico se agote, nunca volverá a regenerarse. Este poder es la eterna tenacidad de Igneel."
Happy sintió un nudo en la garganta. Ya lo sabía, pero escucharlo de nuevo le hizo darse cuenta del riesgo que Natsu había tomado en la guerra.
Las llamas alrededor de Natsu se intensificaron, envolviendo incluso el suelo bajo sus pies. Todo a su alrededor ardía.
Zeref lo miraba con asombro. "La tierra misma ha sido puesta en llamas… Extraordinario…"
Natsu dio un paso adelante, su brazo ardiendo con una intensidad sobrehumana.
"¡Terminaré con esto ahora, Zeref!"
Happy observaba desde el cielo, su corazón latiendo con fuerza. No podía hacer nada más que mirar.
El aire estaba cargado de tensión, el combate entre ambos estaba llegando a su clímax. Las palabras de Natsu suplicando a su padre Igneel para que le diera un golpe más necesario para acabar con Zeref, hizo que sus llamas brillaban con intensidad mientras se preparaba para lanzar su ataque final contra Zeref, y Happy sentía que algo no estaba bien. Su corazón latió más rápido, como si una alarma silenciosa estuviera sonando en su pecho.
Entonces, en ese instante, algo en su mente se desbloqueó, como si un fragmento de la verdad hubiera quedado olvidado en algún rincón de su memoria. "Zeref... Natsu..." Pensó con fuerza, su mente enlazando los recuerdos con una claridad aterradora. "
Recordó las palabras de Zeref en ese momento fatal, cuando le reveló la verdad: Natsu no era solo un enemigo a derrotar. Natsu era E.N.D., el demonio más poderoso creado por Zeref, vinculado vitalmente a él. Si Zeref moría, Natsu también moriría.
"¡No puede ser!" exclamó mentalmente, un escalofrío recorriéndole la columna vertebral. "¡No había recordado eso! ¡Es cierto! Si Zeref muere, Natsu también lo hará!"
El horror se apoderó de su corazón. Happy, recordando todo lo que había sucedido en esa ocasión, comprendió el peso de su intervención en ese momento crítico: si no hubiera detenido a Natsu, si no hubiera actuado, habría perdido a su amigo, a Natsu, para siempre. Sin embargo, ahora que el momento se acercaba de nuevo, la verdad lo abrumaba. Tenía que intervenir nuevamente. ¡No podía permitir que Natsu repitiera esa fatalidad!
"¡Tengo que detenerlo otra vez!" pensó con fuerza, su mente enfocada en lo que debía hacer.
Sin embargo, antes de que pudiera dar un solo paso, una voz resonó en su mente. La voz que le heló la sangre y lo paralizó.
"¡Ni lo pienses, Exceed!"Una voz, bastante similar a la de Feith pero más profunda, lo detuvo en seco, como si la gravedad misma hubiera aumentado a su alrededor.
Happy intentó moverse, pero estaba atrapado, inmóvil. No podía reaccionar, no podía actuar. ¿Qué estaba pasando? El entorno parecía desvanecerse, y por un momento, estuvo sumido en una oscuridad profunda, como si el agua que lo rodeaba lo hubiera absorbido por completo. Aun así, podía escuchar la voz, resonando con una mezcla de frialdad y condena.
"¡No me puedo mover!" Exclamó él mientras intentaba moverse. Su cuerpo se retorcía, luchando contra algo invisible que lo mantenía atado en el lugar. "¿Que demonios es esa voz?"
Su pecho subía y bajaba rápidamente, la angustia se apoderaba de él mientras observaba, impotente, cómo Natsu y Zeref continuaban su conversación, la energía entre ellos crecía, y las llamas de Natsu se volvían cada vez más intensas.
De repente, la voz resonó de nuevo, llena de seguridad, de un conocimiento que Happy no podía comprender.
"Sé lo que va a pasar, Exceed. No puedes escapar del destino. Si dejas que ese Natsu muera aquí, el verdadero también morirá."
Happy abrió los ojos, atónito. Las palabras no entraban en su mente. "Eso... no puede ser. ¡Eso no puede ser cierto!" Pensó, su mente luchando por encontrar una lógica. "¡Feith no lo permitirá! Él me dijo que nada malo pasaría... ¡Él no lo haría!"
La voz continuó, implacable, como si lo estuviera mirando con desprecio desde lo profundo de su ser.
"Feith no tiene voz ni voto en este mundo. Aunque haya creado este lugar, este sitio solo está aquí para mostrar los miedos más profundos de cada uno. Y el tuyo, Happy, es más oscuro de lo que crees."
Un estremecimiento recorrió la columna de Happy. "No..." pensó. "No puede ser... no puede ser... ¿Qué está pasando?"
Él, atrapado en su propio cuerpo, cerró los ojos, sintiendo la desesperación intentar apoderarse de él. ¡No podía quedarse quieto! No podía permitir que Natsu se sacrificara sin hacer nada!
"¡NO! ¡NO CREO EN ESO!" gritó internamente, su mente llena de desesperación. "¡NO VOY A PERMITIR QUE NATS...!"
Pero no pudo continuar, su cuerpo se retorció nuevamente, y la presión aumentó a su alrededor. La voz, ahora más fuerte, más molesta, continuó.
"Te voy a mostrar el mayor de tus miedos, Happy."
Happy trató de gritar, de resistir, pero lo que ocurrió después fue aún más aterrador. La visión que antes parecía clara se distorsionó, las llamas de Natsu brillaban más intensamente, y el rostro de Zeref parecía más oscuro, como si la realidad misma estuviera a punto de desmoronarse.
La voz le dijo, casi burlándose de su lucha:
"Es cierto, tienes miedo. No solo de perder a Natsu... sino de perder a todos, porque sabes que tú mismo eres débil. Tú sabes lo que pasaría si fallas, Happy. Si Natsu muere, si dejas que esto pase... todos lo harán. Todos tus amigos, todo lo que has luchado por proteger, se desvanecería. Y lo peor de todo... es que tú no podrías hacer nada."
El miedo se apoderó de él de una forma profunda. La angustia era real, tangible. Cada palabra de esa voz parecía estar destapando sus peores inseguridades, todas las decisiones que había tomado, los momentos de duda, y las veces que no había sido suficiente.
"¡No! ¡NO!" pensó, luchando desesperadamente, pero su mandíbula se cerró por la fuerza, impidiéndole incluso emitir un sonido. Era como si la magia de esa voz lo estuviera asfixiando, lo estaba aplastando lentamente.
"Lo que realmente temes, Happy, es que la vida de tus amigos dependa de ti... Pero más aún, lo que realmente te aterra es que tú mismo no seas capaz de tomar la decisión correcta. Que todo lo que has hecho, toda tu lealtad, tus sacrificios... no sean suficientes."
Happy no entendía. ¿Qué significaba todo eso? "Mis amigos... mi vida... ¿depende de mí?"
La visión de Natsu y Zeref seguía en el fondo. El calor de las llamas parecía quemarlo incluso en su estado estático. La imagen de Natsu, con su rostro serio y sus llamas apunto de estallar, lo hacía sentir más impotente que nunca. El miedo lo había alcanzado en su forma más cruda, la verdad estaba clara: ¡Si no intervenía, Natsu moriría!
"¡Tengo que hacerlo! ¡NO PUEDO DEJARLO MORIR!" El grito de su voluntad resonó dentro de él. Sin embargo, las ataduras que lo retenían no cedían. Los recuerdos de su pasado y el miedo a las consecuencias de sus acciones lo aplastaban.
Pero algo dentro de él despertó. No podía dejar que eso sucediera. Sabía que si Natsu moría, el Natsu real, el de su realidad, también lo haría. Y él no podía fallar.
Aunque la presión era insoportable, Happy apretó los dientes, intentando resistir. "Lo haré. Voy a salvarlo. A todos..."
La voz se rio a carcajadas. "No podrás hacerlo. Tú eres un Exceed bastante débil y patético, pero tienes algo a cambio... Suerte." Exclamó con molestia esa voz.
"¿Suerte?" La palabra resonó en su mente, golpeando como un martillo. Happy había dependido de ella muchas veces, aferrándose a la idea de que, aunque no fuera el más fuerte o el más preparado, algo o alguien lo salvaría en el último momento. Había sido su constante compañera, su escudo y su red. Pero Feith, o esa voz, no lo estaba dejando escapar tan fácilmente. No más. No esta vez.
La voz continuó, cruel y precisa. "Eres afortunado, Happy. La suerte siempre ha estado de tu lado, pero ¿y si te dijera que ya no hay margen para ella? Que, esta vez, el destino de tus amigos no dependerá de una coincidencia o un milagro. Esta vez, es solo tú. Sin trucos, sin atajos. Solo tú frente a lo que temes."
La verdad golpeó a Happy con fuerza. Él nunca había tenido el control total. Y eso, más que la muerte de Natsu, era lo que realmente lo aterraba.
"¡Te demostraré que sin suerte no eres nada! Y estaré aquí personalmente haciendo lo posible, para que lo veas." Exclamó esa voz, mientras forzaba a Happy a mirar al campo de batalla de su amigo y su hermano.
La conversación llenas de revelaciones entre Natsu y Zeref, ya estaba concluyendo. Incluso después de que el mago le advirtiera que si él muere, como Natsu es una creación suya, como E.N.D, también moriría por qué sus vidas estaban vinculadas.
"No hay forma en la que siga creyendo en esta fantasiosa historia de mierda." Exclamó furioso." A Natsu no le importaba nada de lo que le ocurriese, ya que su objetivo era derrotar a Zeref para cumplir su objetivo de aniquilarlo.
Zeref le observaba con una calma impropia de la batalla. "Eres un demonio del libro de Zeref. Una vez que me mates..."
Las llamas de Natsu rugieron con una intensidad avasalladora, envolviendo su puño mientras se preparaba para asestar el golpe final.
"Tú también dejaras de existir..." Advirtió Zeref mientras unas pequeñas lágrimas se empezaban a formarse en sus ojos.
"¡Como si me importara! Exclamó Natsu determinado mientras se acercaba para darle el golpe final a su hermano. "¡No perderé de vista lo que vine a hacer aquí! ¡Mi resolución no cambiará! Vine aquí para borrarte... ¡Tú historia no cambiará absolutamente nada!
"Esta voluntad será tu única oportunidad para detenerme!" Zeref le advirtió por última vez.
"¡NATSU, DETENTE!"
Happy gritó con todas sus fuerzas, pero su voz se perdió en el eco de la batalla. Su cuerpo no respondía. Sus patas temblaban, su corazón latía con un pavor indescriptible, pero la magia invisible que lo aprisionaba lo mantenía clavado en el suelo.
Entonces ocurrió Natsu desplegó su última fuerzas de aquel poder heredado de su padre.
"¡FIRE DRAGON KING'S BURNING PURGATORY!".
Zeref, con una mirada serena, aceptó su destino. No hubo resistencia, no hubo súplicas. Solo el chasquido del fuego y el rugido del destino cumpliéndose. "Gracias... Natsu..."
El impacto fue absoluto. El fuego consumió a Zeref en un instante, su inmortalidad quebrándose como cristal bajo la furia de Natsu.
Por un breve momento, reinó el silencio.
Pero entonces, el horror se manifestó.
El libro de E.N.D., la prueba de la existencia de Natsu, comenzó a arder. Primero, las esquinas. Luego, las llamas lo devoraron con rapidez, como si fueran una bestia hambrienta que al fin podía reclamar su presa.
El cuerpo de Natsu se estremeció.
Happy sintió un escalofrío recorrer su espalda. "No... no, no, no..."
Las llamas subieron por el libro, y con cada fragmento de papel que se volvía ceniza, Natsu se quebraba.
Primero, su piel. Sus brazos, antes fuertes y llenos de vida, se tornaron frágiles, resquebrajándose como si fueran de ceniza viva. Fisuras ardientes se extendieron por su cuerpo, mientras su fuego, su más fiel aliado, lo traicionaba.
"¡NATSU, MUÉVETE!" Happy gritó desesperado. "¡DETÉN EL FUEGO! ¡POR FAVOR, ALGUIEN AYÚDENLO!
Pero no había nadie. Nadie podía salvarlo.
Natsu no gritó. No mostró miedo. Solo sonrió con esa sonrisa despreocupada que siempre había tenido.
"Lo siento, Happy..." murmuró con voz temblorosa, pero sin desesperación. "Supongo que... fui egoísta. Quería terminar todo esto... pero no pensé en cómo te haría sentir."
Happy sintió que su mundo se derrumbaba.
"¡NO DIGAS ESO! ¡TÚ NO VAS A MORIR! ¡NO PUEDES MORIR!"
Se sacudió con todas sus fuerzas. Sus patas arañaron el suelo, su cola se erizó, su aliento se volvió frenético. Cada fibra de su ser le gritaba que se moviera. Que hiciera algo. Que volara hacia él y lo salvara.
Pero no podía.
El fuego avanzó. Las grietas en el cuerpo de Natsu se profundizaron. Sus piernas comenzaron a desmoronarse. Su torso se deshacía en ceniza, arrastrada por el viento.
"Siempre has sido un llorón, Happy..." Natsu le sonrió una última vez. "Pero gracias... por todo... A tí...a Lucy...a los demás del gremio..." Su voz se entrecortaba.
Y entonces, su cuerpo se quebró. Como si fuera una estatua frágil, se desmoronó en cenizas.
El viento se llevó los restos de Natsu Dragneel.
[...]
[...]
[...]
Happy no pudo gritar. No pudo respirar. Solo lágrimas rodaron por su rostro, mientras su mente se negaba a aceptar lo que acababa de ocurrir.
Pero la voz detrás suyo sí habló. "Esto es lo que pasa cuando la suerte ya no está de tu lado."
"¡NOOOO!"
Happy no podía moverse. La visión de Natsu desintegrándose ante sus ojos lo mantenía paralizado, sin aliento, el peso de la impotencia aplastando su pecho. Ni siquiera podía pronunciar palabras. Todo lo que salía de su garganta eran quejidos, lamentos, casi como si su cuerpo mismo estuviera negando lo que su mente no quería aceptar.
"No... no puede ser...", murmuró Happy, temblando mientras su corazón se llenaba de un dolor insoportable. "¡Natsu no puede morir! ¡No puede!"
La voz ominosa resonó a su alrededor, burlándose de su desesperación. "¿Todavía crees que la suerte puede salvarlo?"
Happy apretó los dientes con fuerza, luchando contra la sensación de vacío que se extendía por su ser. Miró a su amigo desmoronándose en cenizas, y algo dentro de él quebró, algo que había estado guardando durante mucho tiempo.
"¡Natsu... Natsu!" Su voz se quebró en un grito feroz, y la tristeza se mezcló con la ira. "¡No! ¡NO! ¡NOOOOOO!"
La voz oscura lo soltó de repente, dejando a Happy caer desde una gran altura. Los ojos de Happy estaban llenos de lágrimas, pero no podía articular una palabra. Solo podía oír la voz burlándose, cada palabra hiriendo más profundamente que el golpe que acabaría con él. La voz se despidió, casi riendo de su sufrimiento. "¡Míralo! Todo es tu culpa. Un Exceed inútil, incapaz de salvar a su amigo… y ahora pagas el precio."
"¡Sniff! ¡Natsu...!" Happy, en su dolor, ni siquiera podía resistirse. Su mente se encontraba sumida en un mar de emociones turbulentas.
En el aire, suspendido en una caída lenta, los recuerdos de Happy se desbordaban. Cada imagen de su tiempo con Natsu, cada pelea, cada risa compartida, cada momento de confianza. Todo eso estaba desapareciendo, y él no podía hacer nada al respecto. "Soy débil… siempre lo fui…" El pensamiento lo golpeó con fuerza, pero la tristeza no era lo único que lo invadía. La rabia comenzó a arder en su pecho.
Mientras su cuerpo se desplomaba, la voz lo seguía martillando, casi como si pudiera escucharla más fuerte ahora. "Es tu culpa… siempre dependiste de los demás, de tu suerte, de tu amigo… ¿y mira dónde te ha dejado eso? ¡Además, te ahorre la espera. Ese idiota moriría en cualquier momento con sus estupideces!"
Las lágrimas caían sin control. Pero entonces, algo dentro de Happy comenzó a cambiar. La tristeza no era suficiente para detenerlo, y la ira empezó a tomar el control, creciendo hasta convertirse en una ola incontrolable. ¡No! ¡No! Pensó con fuerza. "¡CÁLLATE!"
La presión en su pecho se disparó, su corazón latía más rápido que nunca, y sus poderes, siempre contenidos, comenzaron a estallar fuera de él. En ese instante, algo se rompió dentro de él. Su magia, normalmente suave y controlada, empezó a brillar en su pequeño cuerpo azul. Las lágrimas de Happy no solo eran tristeza; también eran un símbolo de todo lo que había perdido, de todo lo que no podía cambiar. Pero ahora, algo en él se levantaba, algo que lo empujaba a luchar, aunque no pudiera salvar a Natsu.
Y cuando su caída estaba a punto de culminar, justo cuando el suelo parecía inevitable, su cuerpo se llenó por completo de una luz cegadora, su forma comenzó a distorsionarse. Sus alas, surgieron de su espalda en un despliegue impresionante. Su figura se transformó, su magia se solidificó, y en un parpadeo, Happy ya no era el Exceed que todos conocían. Era un joven humano de cabello azul con un par de orejas y una cola azul, que indicaban su rasgo como Exceed.
Antes de que el suelo lo alcanzara, desplegó sus alas con fuerza, deteniendo su caída y elevándose en el aire. Una vez más, se había salvado. Pero esta vez, no era solo un Exceed buscando consuelo en la suerte.
Había roto sus límites, había superado su propio dolor, su tristeza y su ira. Se había convertido en algo más. Había alcanzado lo que había anhelado... Aprender magia de Transformación y adquirir una forma humana.
La voz resonó, con una mezcla de sorpresa y desprecio. "¿Y ahora qué tenemos aquí? ¡Qué impresionante! Un Exceed que ha roto sus propios límites y se ha transformado en algo más... Pero, como siempre, demasiado tarde para que Natsu te diga algo. ¿Acaso no te das cuenta? Todo esto es inútil."
Happy, ahora en su nueva forma humana, sintió la furia arder en su interior. Aunque el dolor de la pérdida de Natsu seguía apuñalando su pecho, la rabia lo empujó más allá de sus propios límites.
"Tal vez deberías gritarle, ¿verdad?" La voz continuó, burlona. "Grita su nombre, tal vez desde el más allá, él pueda escucharte. ¡Tal vez ni siquiera se inmute!" La risa de la voz resonó a su alrededor, burlándose de su dolor. "Tal vez debería mostrarte otro recuerdo, tal vez con otros de tus amigos... Lucy... Wendy... Carla..." El aire se espesó a su alrededor, y una niebla violeta comenzó a formarse, casi tangible, como si tratara de manifestarse físicamente.
Pero no iba a dejar que eso sucediera. No más.
"¡CALLATE!" Con un grito interno, Happy lanzó un puñetazo hacia la niebla, su cuerpo impulsado por una rabia que no había sentido nunca antes. Cuando su puño atravesó la niebla, un sonido agudo, nítido, resonó en el aire, como el cristal quebrándose en mil pedazos.
"Bien hecho." La voz resonó en su mente, esta vez con un toque de aprobación.
[...]
[...]
[...]
Fue entonces cuando el cielo sobre él comenzó a fracturarse. Grietas se abrieron en todas partes, como si la realidad misma estuviera colapsando, desmoronándose a su alrededor. El mundo parecía desintegrarse lentamente, y Happy sintió una extraña presión en su pecho, como si el aire se estuviera volviendo más denso, más opresivo, casi como si estuviera ahogandose.
"¿Que es lo pasa?"
La sensación de que todo se estaba desmoronando aumentó. Un sentimiento de ahogamiento lo invadió, y su vista comenzó a volverse borrosa, doble, como si no pudiera enfocar la realidad que lo rodeaba.
La niebla violeta se desvaneció, pero el sonido de cristal roto siguió resonando en su mente. La presión aumentaba, y antes de que pudiera comprender lo que sucedía, su imagen comenzó a desvanecerse. La distorsión del mundo a su alrededor lo arrastró con ella, y el sonido de su respiración, cada vez más lenta, se mezclaba con el eco del colapso.
Fue entonces cuando, con un sobresalto, abrió los ojos de golpe. Se dio cuenta de que ya no estaba en ese lugar, estaba bajo el agua, seguía en el mismo sitio donde estaba ahogando antes de experimentar ese recuerdo de él y Natsu en la guerra. El agua del arroyo lo envolvía, y una extraña crisálida transparente lo rodeaba, además de que está tenía una grieta por donde se estaba filtrando agua. "¿Que es esta cosa? Parece vidrio..."
Un sudor frío recorrió su frente, y por un momento, pensó que todo lo que había experimentado era solo una ilusión, producto de la desesperación, pero pronto comprendió que no era así. Estaba en su forma humana, y cuando golpeó esa niebla, su propio cuerpo real, lleno de furia, también había impactado algo más profundo.
La crisálida. El golpe que había lanzado había destrozado la superficie de esa prisión de agua, rompiendo el mundo de ese recuerdo que lo mantenía atrapado. No entendía nada, pero no tenía tiempo para preguntarse.
La crisálida se rompió lentamente, hasta que finalmente se quebró por completo liberando a Happy, en una situación aún desfavorable, ya que seguía bajo el agua... "Maldición... No puedo salir..."
Intento moverse pero se sentía demasiado agotado, probablemente al ser su primera vez utilizando una forma humana, la carga fue demasiado pesada y repentina para su cuerpo. Su visión se estaba empezando a nublar, y sus movimientos se entorpecieron, apenas podía moverse a la orilla.
"Voy a morir... Después de lograr lo que buscaba... Rayos..."
Entonces cuando estaba a punto de quedarse sin aire y de perder el conocimiento, vio de reojo que un par de manos se extendían hacia él, atrapándolo y sacándolo a la superficie.
"¡Te tengo!" Exclamó esa voz.
Es voz era la de Feith. Al menos eso ero lo que logro pensar Happy antes de cerrar su ojos y caer inconsciente.
Feith arrodillado con sus brazos en el agua del arroyo, cuando sacaba a Happy inconsciente hasta la orilla. "Lo lograste, Happy."
El mencionado Happy estaba inconsciente, con los músculos tensos y el pelo empapado, su forma humana completamente inerte entre los brazos de Feith.
"¡Vamos, despierta!" Feith lo dejó suavemente sobre la orilla y comenzó a presionar su pecho.
Happy tosió bruscamente, arqueando la espalda mientras el agua salía de su boca en violentos espasmos. Su respiración era errática, como si su cuerpo aún no entendiera que estaba a salvo. Su corazón latía con fuerza en su pecho, su visión borrosa por las gotas que corrían por su rostro.
Cuando alzó la vista, lo primero que vio era que aún permanecía en ese mundo violeta. "F-Feith... ¿Q-Qué fue lo que pasó?"
Su cuerpo se tensó de golpe, y sus ojos se abrieron de par en par. Buscó desesperadamente con la mirada, como si aún pudiera encontrarlo, como si todo lo que acababa de ocurrir fuese real.
"Vi a Natsu morir…" su voz apenas era un susurro.
El miedo aún lo envolvía, las imágenes grabadas en su mente como fuego ardiendo en su interior. Pero entonces, algo cambió.
Se tocó el rostro. Su torso. Sus brazos. Humanos.
Su respiración se cortó. "¿Q-qué…?"
Se miró las manos, temblorosas. Eran grandes, con dedos, piel. Su cola aún estaba allí, pero su cuerpo entero había cambiado. No era un sueño. Pero tampoco podía ser real.
Su mirada se alzó hacia Feith, que lo observaba con una mezcla de cansancio y algo que parecía… pesar.
"¿Qué… qué demonios fue todo eso?"
Feith suspiró y se sentó a su lado, dejando que el silencio se asentara por un momento.
"Fue…" comenzó lentamente. "Fue un simple entrenamiento."
Happy lo miró como si le hubiera dicho la mayor locura de su vida.
"¿¡Entrenamiento!? ¡¿Te parece que eso fue un entrenamiento?!" Exclamó bastante molesto. "Vi a mi mejor amigo morir enfrente mío. Te parece que eso simplemente entrenamiento. No te entiendo nada. Dime ¿Qué paso exactamente?"
Su grito resonó en el aire, pero Feith no se inmutó. En su lugar, desvió la mirada hacia el agua.
"Happy… recuerdas mi magia, Build and Rebuild, pues tiene otra habilidad que no te había mencionado."
Happy respiraba con dificultad, todavía alterado, pero no dijo nada.
"Con tocar la cabeza de alguien, puedo ilusiones basados en tus recuerdos. Puedo construir mundos a partir de las memorias de una persona… y hacer que se sientan reales."
Happy tragó saliva. "¿Ilusiones…? ¿Todo lo que vi, fueron ilusiones?"
Feith asintió. "Con mi magia, creé este lugar llamado Nest of Fears, el cuál es un mundo donde tus miedos te atormentaran, ya que es construido a partir de tus temores más profundos. Y dentro de ese mundo… estaba el Río de Phobos."
Happy sintió un escalofrío. "Ese río… ¿Te refieres a este río donde me caí?" Pregunto señalando el cuerpo de agua violeta a su lado.
Feith asintió con la cabeza. "Este rio te encierra dentro de tu mayor pesadilla, debido a la naturaleza magica de su agua. Cuando te atrapa su magia hace que cualquiera que caiga en él quede atrapado en un trance. Allí, la peor pesadilla del individuo se hace realidad. Mientras tú cuerpo fisico es encerrado en una crisálida para mantenerte con vida para que sigas siendo atormentado." Explicó Feith con una tranquilidad.
Happy sintió la náusea subir por su estómago. "Entonces… ¿todo lo que pasó…?"
Feith lo miró directamente a los ojos. "Nada fue real.. Solamente fue un mal recuerdo.
El alivio golpeó a Happy como una ola. Sus músculos, que hasta ese momento habían estado rígidos, se relajaron de golpe.
"¿Natsu…?"
"Está vivo."
Happy dejó caer la cabeza contra el suelo, con la respiración entrecortada. Un sollozo tembloroso escapó de su garganta, aunque intentó contenerlo.
"Maldito…" susurró con un hilo de voz.
Y antes de que Feith pudiera reaccionar, Happy se aferró a él en un abrazo repentino, apretándolo con todas sus fuerzas.
"Maldito…" repitió. "¡Me hiciste pensar que lo había perdido de verdad!"
Feith no dijo nada por unos segundos, solo le dio una palmada en la espalda, hasta que Happy se dio cuenta de algo.
"Espera un minuto... ¡Tú eras esa maldita voz que no me dejaba de molestarme!" Exclamó el Exceed.
Feith sonrió nerviosamente. "Pues sí... Alguien tenía que hacer el papel de villano para hacer todo esto más creíble..." Se excuso él. "Al final todo valió la pena. Es decir lograste romper tus límites."
Happy se separó un poco y lo miró con el ceño fruncido. "¿A qué te refieres?"
"El propósito de este entrenamiento era hacer que tu magia y tu cuerpo evolucionaran a través de emociones extremas. Queríamos que rompieras la barrera que te impedía alcanzar más poder. Y para eso… necesitábamos que sintieras algo lo suficientemente fuerte como para forzarte a cambiar. ¿Por qué crees que lo hice?"
Happy lo miró incrédulo. "¿Por eso hiciste todo eso?"
"Era la única forma." Contesto Feith.
El silencio los envolvió. Happy miró sus propias manos, cerrándolas y abriéndolas lentamente.
Había funcionado. Por más cruel que hubiese sido… había funcionado.
Inspiró hondo, bajando los hombros.
"Sí…"susurró Happy. "Valió la pena."
Feith sonrió levemente. "Ves, yo sabía que lo entend..."
"¡TOMA ESTO! ¡MALDITO!"
Justo cuando estaba hablando, sin previo aviso, Happy le propinó un rodillazo en la entrepierna a su mentor.
Feith sintió que su alma abandonaba su cuerpo. "¡AAAAARGH!" El grito resonó por todo el lugar.
Se desplomó al instante, con los ojos vidriosos y la boca abierta en una mueca de absoluto sufrimiento.
"¡ESO ES POR HACERME CREER QUE NATSU ESTABA MUERTO!"
Mientras Feith se hincaba, sorprendido y adolorido, Happy no pudo contenerse. Con una sonrisa traviesa, aprovechó la oportunidad y, con una patada rápida, empujó a Feith hacia el río.
"¡Y esto por meterme en este horrible mundo!" gritó Happy, riendo mientras veía a Feith caer al agua. "¡Ahora tú también prueba un poco de tu propia medicina!" Exclamó mientras vei al humano hundirse cómicamente en el agua.
Feith emergió segundos después, resoplando, con el cabello pegado a la cara y una expresión de incredulidad.
"Eres… un maldito ingrato…," jadeó, intentando recuperar el aliento. "Supongo que lo me merecía... ¡Jajaja!" Empezó a reírse mientras se acercaba a la orilla.
"Déjame ayudarte." Happy ayudó a Feith a salir del agua, sacándolo con esfuerzo hasta la orilla. El humano jadeó, temblando por el frío, y se dejó caer sobre la hierba mientras escurría su ropa.
"Eres… un desgraciado…" murmuró, intentando sacudirse el agua de encima.
Happy esbozó una sonrisa de satisfacción antes de mirar el río. La corriente era tranquila, reflejando el cielo violeta de ese extraño mundo como un espejo roto.
"Oye, Feith…" dijo de repente, sin apartar la vista del agua. "¿Tú también tendrás pesadillas por esto? Me dijiste que la magia de esta agua provoca esos recuerdos."
Feith, aún secándose el cabello con las manos, alzó una ceja. "Sí, pero no será nada que no pueda soportar." Hizo una pausa y frunció el ceño. "Por cierto, el efecto de esta agua, es temporal, así que es posible que aun experimentes algunas visiones." Explicó él.
Pero no recibió respuesta del Exceed "¿Happy?" Pregunto él, mientras se volvió hacia él. "Oye... ¿Aún sigues molesto?"
Sin embargo, Happy no le prestaba atención, de hecho, sus ojos estaban completamente fijos en el reflejo que el agua mostraba de su forma humana.
Happy se llevó una mano a la cabeza. Su vista se nublo de nuevo.
"¡Happy! ¡HEY!" La voz de Feith sonó distante, amortiguada, como si estuviera atrapado bajo el agua.
Un parpadeo.
Un bosque cubierto de nieve.
Aire helado cortándole la piel.
La tormenta blanca que estaba oscureciendo el cielo.
Otro parpadeó.
Happy tembló y volvió a su forma Exceed. Este lugar, era el mismo de la pesadilla que había causado todo esto. Estaba experimentando esto de nuevo... Acaso eran un recuerdo basado en su pesadilla.
Dio un paso adelante, la nieve crujió bajo sus patas.
"¡Happy, despierta! ¡No es real!" La voz de Feith se filtró a lo lejos.
Otro parpadeó.
Una sombra en el suelo.
Sangre fresca manchando el blanco de la nieve.
Un cuerpo tendido, parecia inerte.
Era Carla.
Su pelaje blanco estaba empapado de rojo. Sus ojos cerrados, su cuerpo inmóvil.
"¡No! ¡De nuevo no!" Corrió hacia ella, pero antes de alcanzarla, el mundo se resquebrajó de nuevo.
Otro parpadeo.
"¡Es una pesadilla, Happy! ¡Despierta!"
El sonido de su propia respiración entrecortada.
Una sombra moviéndose entre los árboles.
Una voz distante, diferente a cualquiera que haya escuchado antes, pero sonaba quebrantada, como si luchara por hablar.
"¡Perdónala...! Por favor, hazlo por mí..."
Happy sintió un escalofrío recorrerle la columna. ¿Quién estaba hablando?
Otro parpadeo.
De pronto, ya no había nieve. No había bosque. Solo oscuridad. Era un mundo completamente oscuro, sentía que su cuerpo era más ligero, como si el tiempo se hubiera detenido... O mejor dicho, jamás hubiera existido...
Un vacío profundo y opresivo lo envolvía.
"¡HAPPY, ESTÁS TENIENDO UNA PESADILLA!" Feith le gritaba, pero su voz era cada vez más lejana.
Entonces, lo vio. Su forma humana estaba allí. Un humano de pelo celeste, sus rasgos de Exceed aún seguía en ese cuerpo.
Quieto. Inmóvil.
Happy tragó saliva. "¿Mi forma humana?" ¿Qué está mirando?"
No reaccionaba, solo mantenía la vista fija en algo en la penumbra.
Happy dio un paso atrás.
Entonces, su otro yo giró apenas la cabeza… y lo miró de reojo.
La mirada era fría. Afilada. Desprovista de toda emoción.
Happy sintió su pecho oprimirse. Era su propio rostro, pero no era él.
Y en el instante en que su otra forma esbozó una sonrisa apenas perceptible…
Todo colapsó. El frío lo devoró por completo. La oscuridad se lo tragó. Y Happy perdió la conciencia.
[...]
[...]
[...]
Varios días después
Un leve murmullo llenaba la carpa. El sonido del rocio y el crujido de la hojas secas bajo una leve brisa acompañaban la calma del momento. Happy sintió un peso fresco sobre su frente. Abrió los ojos lentamente, parpadeando varias veces hasta que su visión se aclaró.
"¡Hmmm! ¿Q-Qué... me paso...?" Pregunto Happy mientras daba un vistazo a su alrededor. "Creo que ya estoy en el mundo normal..."
El techo de la carpa lo recibió primero, y luego, al girar su cabeza, vio a Feith sentado a su lado, con un libro grueso en sus manos. No apartó la mirada de unas de sus propias enciclopedia mientras hablaba.
"Por fin despiertas."
Happy frunció el ceño, confundido. Se incorporó un poco, pero un leve mareo lo obligó a recostarse de nuevo. "¿Cuánto tiempo estuve dormido?"
Feith finalmente cerró su libro y lo dejó sobre la mesa de madera junto a él. "Casi tres días." Su voz era tranquila, pero su mirada mostraba un leve destello de preocupación. "Después de que alcanzaste tu forma humana y pasaste por más pesadillas, caíste inconsciente. Probablemente fue agotamiento mágico... sumado al estrés extremo de tu entrenamiento."
Happy abrió los ojos de par en par. "¡Tres días!" Intentó incorporarse de nuevo, esta vez con más cuidado. Se miró las patas y luego sus propias manos cuando cambió a su forma humana por un instante. Su magia respondía, aunque se sentía más débil de lo normal.
"Tienes suerte de haber despertado por ti mismo. Si hubieras forzado más tu magia, podrías haber estado fuera de combate por semanas," agregó Feith, acomodando su capa. "Al menos ya pasaste la primera fase de tu entrenamiento."
Happy bajó la mirada. La pesadilla aún estaba fresca en su mente. Los fragmentos de nieve, la sangre sobre el blanco inmaculado, su propia forma humana mirándolo fríamente. Por un instante, dudó.
"Oye, Feith…" Happy levantó la vista hacia él. "¿Lo que vi en esas visiones… eran solo pesadillas?"
Feith lo miró con seriedad antes de asentir. "Sí. Estuviste en contacto con el agua del río de Phobos, así que era inevitable. Todo lo que viste fueron ilusiones provocadas por tu mente con base a tus recuerdos."
Happy no estaba seguro de si esa respuesta le aliviaba o lo inquietaba más. Pero decidió aceptarla. Asintió con lentitud, intentando apartar esos pensamientos de su cabeza.
Respiró hondo y se sentó por completo en la hamaca donde estaba recuperándose. Feith lo observó por un momento antes de preguntar: "¿Y ahora qué harás?"
Happy se quedó en silencio por un instante. Luego, apretó los puños con determinación. "Voy a seguir entrenando." Levantó la vista, con el fuego de la convicción reflejándose en sus ojos. "Después de lo que experimente... Esa ilusión sobre la muerte de Natsu… me di cuenta de que aún no soy lo suficientemente fuerte para proteger a las personas importantes para mí."
Feith sonrió levemente y se levantó de su asiento. "Entonces ha llegado el momento. Es hora de enseñarte sobre el Exceed Styles, el cual es un estilo de combate basado en magia elemental. Va a ser bastante duro... Pero creo que podrías aprenderlo. Estás listo, pequeño amigo?"
Happy miró su propia mano por un segundo, apretándola en un puño con renovada determinación. De un salto, se elevó en el aire, listo para lo que viniera. Sabía que este entrenamiento no sería fácil, pero no tenía dudas.
No volvería a ser débil. No volvería a huir.
"¡Aye, Sir!" Exclamó levantando su mano hacia el cielo. Feith asintió mientras miraba con orgullo a su pequeño aprendiz. Suspiro agotado pero pensativo en como podría hacer que Happy cumpliera su meta. Feith sonrió de nuevo, mientras le daba un apretón de manos al Exceed.
Fin del Flashback
Regreso al presente
El traqueteo del tren era el único sonido que rompía el silencio dentro del vagón.
Happy permanecía sentado sobre una de las cajas de madera, con la mirada baja y las orejas caídas. Relatar su experiencia no solo había traído respuestas para sus compañeras, sino que también había revivido en él la angustia de aquellas pesadillas. Sus garras se aferraban a sus rodillas, como si intentara contener los temblores de su propio cuerpo.
Carla, a poca distancia de él, mantenía los brazos cruzados y el ceño fruncido. Su expresión era difícil de descifrar, pero no parecía satisfecha con lo que había escuchado. Claro, lo que Happy contó era impresionante, pero... ¿qué habían descubierto realmente? Apenas lo justo y necesario para confirmar que Freyr llevaba mucho más tiempo dentro de Happy del que imaginaban. Nada más.
Ese pensamiento la frustraba.
Touka, por su parte, estaba recostada contra unas cajas, con los brazos detrás de la cabeza. Desde ahí, había escuchado el relato con interés, pero también con cierta tensión. Sabía que, después de esto, tenía que haber una conversación entre Happy y Carla. Su relación estaba al borde de un punto de inflexión, algo que podía sanar sus lazos... o fracturarlos aún más.
El silencio se hizo pesado entre ellos. Solo el sonido del tren rodando sobre las vías llenaba el espacio.
Finalmente, Carla suspiró y habló sin mirar a Happy. "Entonces… eso es todo," dijo ella en voz baja.
Happy asintió, algo nervioso. "Sí. Después de eso, mi entrenamiento se enfoco en aprender esa magia... Pero aparte de eso. Nunca tuve otra especie de encuentro con Freyr más que ese."
Carla cerró los ojos por un momento, procesando la información. Luego, los abrió y lo miró con seriedad.
"¿Así que lo único que podemos deducir que Freyr ha estado dentro de ti desde hace tanto tiempo…?"
Happy tragó saliva. "Parece que sí… Aunque en ese momento, solo pensé que era una pesadilla."
Aoi, desde la esfera del cetro de Carla, había permanecido en silencio durante todo el relato. Ahora, sin embargo, no pudo evitar sentirse preocupada. La situación dentro del vagón se sentía... frágil. Como si cualquiera de ellos pudiera decir algo y provocar una ruptura.
Touka se incorporó un poco, mirando a Carla "¿Eso es todo lo que tienes que decir?" preguntó con un tono neutro, pero directo.
Carla la miró de reojo. "¿Qué esperabas que dijera?"
Touka suspiró y negó con la cabeza. "No lo sé… Tal vez algo más que solo repetir lo obvio." murmuró.
Happy sintió la tensión en el aire.
Carla bufó, pero no respondió.
Fue entonces cuando Touka la miró directamente.
"Dime algo, Carla. ¿Realmente crees que Freyr es el problema aquí?"
Carla frunció más el ceño. "¿Qué estás insinuando?"
"¿Que te estás enfocando demasiado en Freyr y no en lo que realmente importa." dijo Touka con calma, pero sin apartar la mirada. "Te has dado cuenta, ¿verdad? Lo que de verdad importa no es cuándo apareció Freyr… sino cómo ha afectado a Happy."
Happy parpadeó y levantó la mirada por primera vez.
Carla apretó los labios, pero no respondió de inmediato.
Touka suspiró y se acomodó contra la caja.
"Solo digo que, si realmente quieres entender lo que pasó, deberías empezar por entender cómo se sintió Happy todo este tiempo."
Carla se quedó en silencio. Meditó unos minutos antes de responder. "Lo comprendo. Sé que es completamente difícil enfocarme en algo más que Freyr. Pero...
"¿Pero y qué?" Insinuó Touka mientras se cruzaba de brazos. "No te ha dado cuenta verdad. Solamente has estado enfocada en Freyr, que pareces que no te diste cuenta que Happy había estado bastante decaído mientras relataba sobre su pesadilla."
Carla frunció el ceño. "Escucha Touka. Si note que Happy estaba cabizbajo cuando relato sobré esa ilusión y lo comprendo... Sonaba que fue duro, pero Happy lo superó y eso es algo que le permitió avanzar." Explicó ella.
Happy notó una extraña tensión entre las dos chicas. "Carla... Touka... No deberían seguir con esa conversación..." Él se detuvo hasta que se dio cuenta que Touka estaba indiferente con él, cosa que era sumamente rara viniendo de ella. "¿Touka estás bien?"
Touka miro de reojo a su 'querido' Exceed. "Pues claro, estoy bien después de darme cuenta que ustedes dos me han estado mintiendo..."
Happy y Carla se sorprendieron de la acusación de ella. "¿A qué te refieres?" Pregunto el Exceed azulado.
Touka miro fijamente a Happy. "Esa pesadilla. Mencionaste que tuviste una pesadilla donde tú y Carla morían. Se notó a simple vista que ustedes dos ya sabían sobre eso desde hace tiempo. Y todo concuerda a qué fue antes de tu desaparición."
Happy se acercó a ella, dispuesto a hablar. "Touka yo..."
Touka se incorporó levemente y lo miró a los ojos, interrumpiéndolo. "Happy, si esta pesadilla fue lo que te hizo irte del gremio… ¿por qué nunca me lo dijiste?"
Happy se quedó sin palabras por un instante. "Bueno… Pasaron muchas cosas cuando regresé. No tuve tiempo…"
Touka soltó una risa seca e incómoda. "Ya veo. Pero Carla sí lo sabía, ¿cierto?"
Happy sintió cómo se le hacía un nudo en la garganta.
Carla, sin inmutarse, respondió con calma. "Sí, yo lo sabía."
Touka asintió lentamente, con una sonrisa amarga. "Entiendo. Así que ustedes pensaron que no era importante que yo lo supiera."
Happy frunció el ceño, sintiendo la tensión en el aire.
"Touka, no es eso… Yo solo…"
Pero antes de que pudiera continuar, Carla intervino.
"No pensé que fuera necesario contar algo que, en ese momento, parecía una simple pesadilla," dijo sin rodeos.
Touka la miró fijamente. "¿De verdad? Porque recuerdo que cuando Happy desapareció, te pregunté si sabías algo. Y me dijiste que no."
Carla apretó los labios.
Happy sintió que la conversación se desviaba peligrosamente. "Touka…"
Pero Touka ya no lo miraba a él. Su mirada estaba fija en Carla.
"Ya veo." Susurró.
Sin decir más, se recostó de nuevo contra las cajas, esta vez con la vista clavada en el techo del vagón.
Carla no desvió la mirada, pero sus brazos se cruzaron con más fuerza.
Happy miró a ambas, sintiendo que, aunque había hablado del pasado, los verdaderos problemas estaban en el presente. Y no tenía idea de cómo solucionarlo.
Sintió que la conversación se desviaba peligrosamente. Suspiró y dejó caer los hombros, sintiendo el peso de todo lo que estaba ocurriendo.
"Primero mi problema con Carla... Ahora la confianza entre todos se desmorona..." pensó, apretando las garras contra su rodilla. "¿Qué podría ser peor que esto?"
Antes de que pudiera seguir hundiéndose en sus pensamientos, la esfera del cetro de Carla comenzó a parpadear intermitentemente, emitiendo un suave pero insistente brillo rojo.
Los tres se giraron hacia ella, alarmados.
"¿Aoi?" preguntó Carla, con el ceño fruncido.
La pequeña figura pixelada dentro de la esfera apareció de inmediato, parpadeando inquieta. "¡L-Lo siento! Pero estoy captando una transmisión desde el reino Exceed. Se trata de un anuncio de la reina Shaddick. Intentaré proyectarla…"
El corazón de Happy dio un vuelco. "¿Una transmisión?"
Carla se inclinó ligeramente hacia adelante, su expresión endureciéndose. "¿Qué es lo que ves?"
Hubo un momento de silencio en el que la luz dentro de la esfera fluctuó. Luego, Aoi respondió con cautela.
"El anuncio de la reina Shaddick está a punto de comenzar... pero, a simple vista, esto no parece buenas noticias para nosotros."
Touka, que había permanecido en silencio hasta ahora, alzó una ceja. "¿A qué te refieres con eso?"
Aoi tardó unos segundos en responder, como si dudara si debía decirlo en voz alta. Finalmente, con un tono más grave de lo habitual, lo soltó.
"Veo tres carteles de recompensa… Todos ustedes están en ellos. Happy y Carla en sus formas humanas… y Touka en su forma de batalla."
El vagón quedó en completo silencio.
Happy sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
Carla entrecerró los ojos, analizando la información.
Touka chasqueó la lengua, apartando la mirada, con una expresión de incredulidad.
Aoi continuó con suavidad. "Las recompensas aún no han sido reveladas… pero si Shaddick está haciendo esto, significa que sus cabezas ahora tienen un precio."
El equipo Exceed no supo qué responder.
La realidad cayó sobre ellos como un peso insoportable. Ahora, no solo eran fugitivos… sino objetivos.
Fin del Capítulo 25
Habéis llegado al final de este capítulo, que a mí parecer es uno de los más complicados de entender, debido a todo lo que implica. También es uno de los que mas he estado esperando.
Por cierto, he calculado que solo falta 1 capítulo más de prologo, antes de llegar al nuevo arco argumental. Pero no se preocupen, espero que el próximo capítulo sea más corto de lo esperado.
Por si lo han olvidado, hay una votación abierta para el próximo Oneshot Lemon que he estado pensando. Pueden dejar su voto en el cajón de comentarios o por Mensaje Privado.
Aquí las opciones
- Idea Uno: Innocent Night. Sinopsis: Despues de una agotadora misión, Happy y Carla, se ven obligados a compartir una tienda de campaña. Lo que parece una incómoda noche para ambos, se ven inmiscuidas, en una conversación sincera sobre su amistad, sin imaginar, a que situación iba a desencadenar en ambos. Inocencia, juventud e inexperiencia, guiarán a los Exceeds en una noche que jamás olvidarán.
- Idea Dos: Ashes of a Broken Heart. Sinopsis: Cuando la relacion de Happy y Carla parece estar en su mejor momento, algo inesperado ocurre, sin ninguna explicación, Happy termina su relación con Carla, dejándola con el corazón roto. Sin embargo, Carla no aceptará esa decisión como tal, y buscará respuestas para saber la verdad sobre porque Happy terminó con ella. (Este Oneshot contendría una escena lemon al final)
Si les gusto el capítulo, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.
InsideBlu se despide, hasta la próxima.
¡Good Bye!
Próximamente el final del Prologo: Capítulo 26: Huellas en la arena.
