Capítulo 4

Enfrentamiento

Odio cuando se me hace tarde, no recuerdo haber desconectado el despertador y, sin embargo, dormí tan profundamente que no pude oírlo. Bajo apresuradamente las escaleras y me dirijo al parque, probablemente mi novio lleve un rato esperándome.

Estoy a punto de llegar cuando un alboroto me llama la atención. Algunas personas pasan corriendo a mi lado, " están peleando" alcanzo a escuchar, un mal presentimiento me abruma y apresuro mi andar en la dirección de la muchedumbre, "no, no, no, que no sean ellos, por favor" ruego en mi mente, al acercarme mi temor se hace realidad. Ahí, en medio del parque, rodeados de un grupo de curiosos atraídos por el escándalo, dos hombres que conozco bien se enfrentan salvajemente.

Ryu ataca con fiereza utilizando su destructiva técnica Yamasenken pero no logra concretar ningún golpe, Ranma se limita a esquivarlo mostrando una expresión demasiado confiada incluso para él; sé que sus habilidades han mejorado desde su último enfrentamiento, pero no comprendo la razón de su desmedida arrogancia. De pronto noto que su desplazamiento no es al azar, está retrocediendo en espiral dirigiendo a su oponente hacia el centro: planea utilizar el Hiryū Shōten Ha; me horrorizo al pensar que si lo aplica aprovechando la enorme energía combativa de su oponente, el daño será descomunal.

- ¡Detengánse! - clamo corriendo hacia ambos.

- ¿Akane? - Ranma se gira sorprendido, la distracción le cuesta un fuerte golpe en el rostro que lo hace caer.

- ¡Pon atención, imbécil! – su atacante le recrimina con rabia.

- ¡Basta! – me cruzo cubriendo a Ranma, mi novio se detiene en seco.

- ¡¿Qué haces?! ¡Quítate, acabaré con él! - grita colérico.

- ¡Por favor, Ryu! ¡Para!

- No interfieras - dice Ranma incorporándose al tiempo que se limpia la sangre del rostro con el dorso de su mano, luego me retira encarando retadoramente a su oponente - esto es entre él y yo.

- ¡No me iré! - porfío atravesándome nuevamente - ¡Esto se acaba ya!

- ¡Hazte a un lado y déjame matar a este engendro! – mi chico se encuentra fuera de sí. Entiendo que es imposible razonar con él así que me dirijo a Ranma.

- Por favor - suplico - No sigas, no lo lastimes…

- Yo no comencé la pelea, Akane, pero voy a terminarla - declara fríamente adoptando una postura de ataque. Me aferro a él escondiendo mi cabeza en su pecho dispuesta a suplicar por la vida de Ryu.

- ¡Por lo que más quieras, deja de pelear! - Se paraliza desconcertado frente a mi repentino abrazo - No importa quien empezó pero por favor vete, hablaré con él - le ruego en voz baja.

Ranma aprieta la mandíbula conteniendo su rabia, observa a su oponente con desdén y se aleja de mí.

- Esto no ha acabado – masculla frustrado antes de retirarse.

- ¡Vuelve aquí, cobarde! - le recrimina el otro a viva voz, en tanto trato de detenerlo.

- ¡Basta, Ryu, cálmate ya! Estás haciendo un escándalo - digo avergonzada viendo al grupo de curiosos que comienza a dispersarse ante la falta de espectáculo.

Comienza a andar con largos pasos sin ocultar su enojo, le sigo con premura intentando alcanzarlo.

- ¡¿Qué fue todo eso?!- cuando nos alejamos lo suficiente de cualquiera que pueda oírnos le exijo una explicación deteniéndolo por el brazo.

- Una advertencia, tenía que recordarle que ahora eres mía.

- ¿Advertencia? ¡Querías matarlo!

- ¿Por qué te importa tanto? ¿Por qué proteges a ese sujeto? – cuestiona con desconfianza.

- ¡Te estaba protegiendo a ti, tonto! Si te atacaba te habría dañado gravemente.

- ¿Tan poco confías en mis habilidades?

- ¡No es eso! Desde la última vez que se enfrentaron se ha vuelto mucho más fuerte, además estuvo a punto de usar su técnica más poderosa.

- ¡Ese debilucho no podría derrotarme! ¡¿Y qué fue ese descarado abrazo?! – me recrimina indignado recordando lo sucedido.

- ¡Debía detenerlo! ¿No lo entiendes? ¡No quiero que te lastime! – me llevo las manos a la cabeza por la impotencia que me causa su terquedad. Ryu se cruza de brazos aguardando que me tranquilice.

- ¿Estás segura de que era a mí a quien protegías? Tuve otra impresión – vuelve a cuestionar.

- No digas tonterías -digo más calmada.

- Si no hubieras rechazado quedarte conmigo esta semana no tendrías que verlo.

- Te repito que tengo todo bajo control, no voy a huir de mi propio hogar, además, se ha portado bien - rueda los ojos hastiado.

- Eres demasiado amable con él.

- ¡Por supuesto que no! Solo intento ser cordial.

- "Cordial" – subraya con sarcasmo - Sí, claro.

- ¿Intentas insinuar algo? – le miro indignada y molesta, entendiendo lo que quiso decir.

Me observa enardecido al tiempo que se aproxima haciéndome sobresaltar, doy un paso hacia atrás para alejarme, sin embargo, lo impide tomándome violentamente por los hombros, está a punto de decir algo cuando desvía la vista por unos segundos, entonces su expresión cambia súbitamente a una de sorpresa y luego frunce el ceño. Volteo instintivamente buscando aquello que lo ha distraído, pero antes de lograrlo me atrae hacia él en un fuerte abrazo mientras exhala profundamente.

- Lo siento, cariño, los celos me están afectando más de lo que creí – dice recuperando la calma.

- Deberías confiar en mí – murmuro, su inestable comportamiento me confunde.

- Lo sé, discúlpame. Ese estúpido me saca de quicio.

- ¿Qué mirabas?- pregunto suspicaz.

- No es importante – evade mi pregunta besando mi frente – lamento haberte gritado ¡Dejemos todo esto atrás! – expresa cambiando abruptamente de ánimo mientras me acomoda el cabello tras la oreja en una tierna caricia – Pensé en ti todo el día ¿Me extrañaste? – pregunta de manera sugerente, asiento con visible confusión. Me besa con dulzura, yo solo le correspondo con un abrazo sutil - Pediré el día libre, te invito a salir esta tarde.

- Me encantaría... – respondo, no obstante, un recordatorio fugaz llega a mi mente - espera, no puedo…

- ¿Por qué? - alega confundido.

- Pues, quedé con Ranma, prometí que lo acompañaría.

- ¡¿Qué tú qué?! – exclama soltándome al instante.

- Me pidió ayuda con sus lecciones, acordé acompañarlo durante la semana – explico.

- ¡¿Acaso enloqueciste?! – reclama alterándose nuevamente.

- Solo lo asistiré, son muchos estudiantes y se le hacía difícil – intento apaciguarlo. Se lleva la palma hacia la frente y la arrastra sobre su rostro con hastío.

- ¡Claro! Y tú muy presta te ofreciste a hacerle compañía – pronuncia mordaz - Así que ahora estarán durmiendo bajo el mismo techo y también podrán coquetear durante todo el día. No lo permitiré ¿Oíste? ¡No vas a hacerlo! – impone exaltado.

- No me gusta lo que estás sugiriendo y no te estoy pidiendo permiso – respondo tajante, sus celos y actitud posesiva han comenzado a hartarme - Además me pagará – declaro convencida a pesar de que miento descaradamente. Él conoce muy bien el estado de mis finanzas y sabe que no estoy en posibilidad de rechazar ninguna entrada de dinero. Se limita a cruzarse de brazos y bufar con resignación - ¿Por qué te cuesta tanto confiar en mí? - cuestiono ya cansada por la situación.

- Maldición, Akane, no soy estúpido, conozco la historia entre ustedes.

- Entonces también deberías saber que Ranma no me interesa, únicamente somos amigos – profiero entre dientes sumamente molesta, intentando conservar la poca calma que me queda.

- Ahora son "amigos" – recalca con ironía – Hace unos días ni siquiera querías verlo ¿Qué cambió? - comienza a alterarse otra vez - ¿Crees que no noté cómo se miran, la manera en la que le hablas? ¡No intentes engañarme! ¡¿Cuántas veces se han acostado desde que está aq…?! – la hiriente acusación es súbitamente interrumpida por mi palma estampándose contra su rostro. Aturdido se lleva la mano a la dolorida mejilla.

- No merezco este trato – declaro furiosa dando media vuelta para marcharme.

- ¡Akane, espera!– escucho después de unos segundos.

- Adiós, Ryu – respondo sin detenerme.

- Por favor, perdóname, no fue mi intención ofenderte– demanda alcanzándome y sujetándome la muñeca.

- Sí, sí fue.

- ¡No te vayas, hablemos! - insiste parándose frente a mí para detenerme.

- Déjame ir.

- ¡No! – declara fuerte y claro.

Lo observo con ira, se queda estático y parece entender que no me convencerá, finalmente se hace a un lado en silencio permitiéndome marchar. Me voy sin siquiera mirarlo.

- ¡Mierda! - lo oigo maldecir.

Entro azotando la puerta con fuerza. Es la primera vez que discutimos, entiendo que le es difícil entender, sin embargo, no le permitiré acusarme de algo así.

Por mi mente cruzan los momentos que compartí con Ranma el día anterior haciendo que me sienta avergonzada, me cuestiono si realmente he estado siendo demasiado cercana a él, pero de inmediato lo niego.

- Solo intentaba llevar la situación en paz, por mi tranquilidad, por mi pasado - me respondo - Jamás lastimaría a mi novio y mucho menos con quien me hizo tanto daño - afirmo convencida.

Un par de lágrimas se deslizan por mi mejilla pero rápidamente las enjugo, es probable que mi huésped esté aquí y no quiero que me encuentre así, no tengo ánimos de discutir nuevamente.

Recorro el lugar comprobando su ausencia y la de su bolso de entrenamiento, lo que significa que se adelantó. Decido concentrarme en mis tareas diarias, al terminar sigo muy molesta, así que permanezco largo tiempo sentada en el sofá cruzada de brazos observando avanzar el reloj sin decidirme a alcanzarlo. Comienzo a meditar si fue buena idea aceptar que Ranma entrara de nuevo en mi vida, me iba muy bien sin él, en cambio desde que regresó mi mente es un lío; por otra parte, estando aquí a su lado he experimentado una sensación tan amena y entusiasta como hace mucho tiempo no tenía. Ese tonto, creo que en el fondo extrañaba su caótica presencia.

Mi vista se posa a un lado de la puerta sobre mi mochila lista para el entrenamiento de hoy. Quizás estoy siendo injusta, después de todo, Nabiki fue la que insistió en que lo recibiera, él por su parte ha sido amable y sumamente atento conmigo. Sé que era inevitable el encuentro con Ryu pero a diferencia de mi terco novio y a pesar de la gran rivalidad entre ambos, dejó de lado el orgullo retirándose sin protestar cuando se lo pedí; ha madurado mucho más de lo que esperaba.

Vuelvo a mirar el reloj, tan solo faltan diez minutos para poder llegar.

- ¡Maldito seas, Saotome! – mascullo tomando mis cosas y saliendo apresuradamente.

--O--

Ingreso a los vestidores cambiándome con premura, finalmente entro al salón cuando Ranma está iniciando la lección y me observa con sorpresa.

- Creí que no vendrías – comenta confundido.

- Prometí ayudarte y lo cumpliré, no defraudaré a estos niños- al aproximarse advierto su labio lastimado por el golpe que recibió - ¿Estás bien? – pregunto preocupada.

- No es nada – asegura cubriéndose el rasguño – lamento haberte causado problemas con tu "novio" - recalca la palabra con desprecio.

- No quiero hablar de eso - finjo ignorar su tono - concentrémonos en el entrenamiento.

Impartimos la clase sin cruzar más palabras de lo necesario; al principio creí que insistiría en tocar el tema pero, por el contrario, me da mi espacio sin mencionar lo acontecido.

Trabajar con los niños logra distraerme lo suficiente para sentirme relajada, me alegro de haber asistido.

Al terminar la lección dos de ellos se me acercan.

- Muchas gracias por ayudarnos, pensábamos que ya no vendrías.

- Es un placer, chicos, discúlpenme por llegar tarde.

- El entrenamiento es fácil cuando el sensei está feliz – menciona uno mientras el otro le da un leve codazo.

- ¿Por qué lo dices?- pregunto curiosa. El niño se acerca para susurrarme en el oído un importante secreto.

- El sensei estaba muy triste, pero cuando te vio se puso muy contento y ya no nos regañó más.

- ¿En serio?¿Por qué crees que fue?

- Es porque te quiere, así como yo a mi mami, cuando la veo también me hace feliz - es inevitable reírme de su inocencia y sinceridad.

Cuando el salón queda vacío, me dirijo para ayudar a ordenar algunos implementos.

- Sigo sin creer que vinieras de tan lejos solo para esto, la paga debe ser muy buena – comento tranquilamente dando a entender que ya no estoy molesta con él.

- Eso y ... quería verte – declara con sinceridad, aún no me acostumbro a lo directo que es - Antes de irnos ¿te gustaría entrenar conmigo? – propone de pronto.

- ¿Qué? No, no, mejor no – contesto pasmada.

- Vamos, solo un combate amistoso, nos divertiremos, será como en los viejos tiempos – insiste jugueteando.

- No, Ranma, déjalo, no quiero.

- ¿De verdad? Antes nunca me rechazabas un enfrentamiento.

- Yo... lo dejé – murmuro cabizbaja.

- ¿Qué?- me mira perplejo- No mientas, te he visto entrenar con los alumnos.

- Son ejercicios básicos, hace mucho que no peleo en serio.

- ¿Por qué? las artes marciales siempre fueron muy importantes en tu vida.

- Solo lo dejé ¿está bien? Únicamente me ejercito para mantener mi condición física, he estado muy ocupada con los estudios y el trabajo - segunda mentira del día. No puedo decirle que dejé de entrenar porque cada vez que entraba al dojo me invadía su amargo recuerdo. Él es culpable de que abandonara la disciplina que amo, pero no soy capaz de confesarlo.

- Vamos, Akane, anímate – persiste.

Después de mucho insistir termino por ceder, sé que de otro modo no me dejará en paz.

Tomo una gran bocanada de aire, exhalo intentando concentrarme. Adoptamos nuestras posturas, comienzo atacándolo discretamente, tal como lo suponía, esquiva cada uno de mis golpes; noto que se ha vuelto mucho más veloz, lo rodeo buscando un punto débil, no obstante, su defensa es perfecta. Decido enfrentarlo directamente esperando encontrar una abertura, lanzo un rápido golpe al rostro seguido de otro hacia su tórax, él detiene ambos sin mayor dificultad; continúo intentando acertar mis ataques, pero al poco tiempo me doy cuenta que es un esfuerzo inútil, sus movimientos son ágiles y fluidos mientras los míos toscos y desordenados, hoy más que nunca estoy fuera de su nivel. Me detengo dispuesta a concluir esta farsa innecesaria.

- ¿Qué pasa? ¿Ya te cansaste? – pregunta con extrañeza.

- No tiene sentido seguir, me venciste – contesto apática.

- ¿Qué, así sin más?

- Sí, es suficiente – declaro dirigiéndome a los vestidores.

- Cobarde. La Akane que conozco jamás se rendiría tan fácil - lo oigo burlarse.

Su comentario me enardece ¿Cómo se atreve a llamarme cobarde? ¿Qué derecho tiene después de destrozar mi vida? No tiene la menor idea de lo que sufrí mientras él disfrutaba.

Giro en su dirección, está observándome con esa fanfarrona sonrisa ¿Cree que aún me conoce? ¿Acaso piensa que sigo siendo la misma de antes? Retomo mi postura para arrojarme en su contra con furia dispuesta a demostrarle su equivocación.

- ¡La Akane que conocías ya no existe! – grito enajenada.

El inesperado ataque lo toma por sorpresa, intercepta una patada con dirección a sus costillas, pero no logra esquivar el fuerte puñetazo dirigido a su mandíbula; el impacto lo hace trastabillar, aprovecho su desequilibrio para derribarlo sobre la duela estrepitosamente, me lanzo sobre él y termino estrellando mi colérico puño en el suelo a escasos centímetros de su sien.

Ranma se ve aturdido por mi reacción, le dirijo una mirada de rencor mientras mi respiración se normaliza.

- A-Akane…- balbucea desconcertado.

- ¡Te dije que no era una buena idea! – me pongo de pie y me retiro a los vestidores, luego abandono el gimnasio sin esperarlo.

Pasan de las nueve de la noche cuando al fin me animo a regresar, después de todos estos días sigo huyendo como si fuera la culpable, tal parece que si soy una cobarde.

Mientras el autobús se acerca a destino flexiono repetidamente los dedos de la mano con la que intenté golpear a Ranma, está enrojecida y no ha parado de dolerme, debo haberme lastimado más de lo que creí.

A través de la ventana se puede ver el cielo cubierto por oscuras nubes, pronto lloverá.

- Debí traer paraguas – murmuro inquieta sobando mis nudillos.

Al descender del autobús me sorprendo ante su presencia.

- ¿Qué haces aquí? – pregunto perpleja.

- Te esperaba.

- ¿Sabías a qué hora regresaría?

- No… llevo un rato aguardando, estaba preocupado – explica dándome uno de los dos paraguas que lleva - te lo traje por si comenzaba a llover, afortunadamente llegaste antes.

- Gracias, no era necesario – lo recibo fríamente.

Caminamos en silencio, es notorio que durante el trayecto observa los alrededores con recelo, pero opto por restarle importancia. Él ha preparado nuevamente la cena, a pesar de negarme aludiendo que debo estudiar insiste en invitarme, así que termino accediendo. Esta vez la velada es muy distinta a la noche anterior, comemos sin conversar mientras un ambiente de desasosiego nos rodea.

- Te agradezco por la comida - digo al concluir levantándome.

- Espera – pide deteniéndome con suavidad del brazo - La verdad, es que yo... Quería disculparme contigo por lo que sucedió esta tarde… hoy...

- No tienes por qué, olvidémoslo.

- Akane – exclama con tono severo - Debemos hablar.

- Hoy no, Ranma, por favor.

- No podemos seguir fingiendo que nada pasó, necesitamos discutirlo – declara manteniéndose firme.

- Tengo que descansar – me suelto de su agarre con brusquedad haciendo que se moleste.

- Basta, Akane – me reprende hastiado - no puedes seguir esquivándome. Fui paciente y esperé el momento adecuado, pero debemos aclarar las cosas.

- No, Ranma ¿Qué caso tiene? Dejémoslo atrás.

- No es posible – insiste - necesito que me escuches, quiero que entiendas todo.

- No necesitas explicar nada – suspiro abatida – éramos demasiado jóvenes e inmaduros, nos dejamos llevar - murmuro cabizbaja - Tú solo elegiste y no fue a mí.

- ¡Déjame explicarte! Tienes que saber lo que realmente pasó en China.

- No es mi asunto, nada de eso me incumbe; además ya lo superé, no te guardo rencor – miento desastrosamente al tiempo que finjo una mirada de complacencia - Lamento que lo tuyo con Shampoo no haya funcionado.

- ¿Ni siquiera te interesa saber por qué regresé? - pregunta con decepción.

- Tenías una deuda con mi familia , al menos tuviste el honor para cumplir con eso y te lo agradezco.

- ¡Te equivocas! Tienes que saber...

- ¡¿Qué pretendes, Ranma?! - lo interrumpo perdiendo la paciencia -¿Crees que puedes aparecer de nuevo en mi vida fingiendo que nada pasó? ¿Piensas que siendo encantador todo volverá a estar bien entre nosotros? - Me observa atónito, luego esboza una sonrisa engreída.

- Crees que soy encantador – se jacta. Esa es la gota que derrama el vaso.

- ¡Ese no es el punto, idiota! ¡Te fuiste y me dejaste! – exclamo alterándome.

- Nunca quise lastimarte - musita.

- ¡Pero lo hiciste! ¡Me heriste profundamente! Me entregué a ti ¡¿Y qué pasó?! ¡Te fuiste a China a revolcarte con esa mujer hasta saciarte! Ahora vuelves a buscarme y quieres que finja que nada sucedió – me desahogo por fin.

- ¡Jamás la toqué! - la acusación lo enfurece - ¡Tú has sido la única en mi vida, nadie más me interesa!

- ¡Mentiroso! Solo lo dices para convencerme.

-¡Terca! ¿Alguna vez me dejarás explicarte?

- ¡No quiero escucharte, lárgate! – grito golpeando su pecho dejando escapar lágrimas llenas de frustración.

- ¡No lo haré! – pronuncia deteniéndome – Vine aquí únicamente para resolver las cosas entre nosotros, no me iré hasta que me escuches.

- Entiende, no hay "nosotros" ¡Vete!

- ¡No! - responde firme.

- ¡Entonces me iré yo! – logro librarme y salgo raudamente del departamento azotando la puerta, lo escucho gritar mi nombre con ímpetu, decido ignorarlo acelerando el paso.

Bajo las escaleras deprisa para salir a la calle, la intensa lluvia se funde con mis incesantes lágrimas nublándome la vista; comienzo a caminar sin rumbo intentando olvidar, han pasado demasiadas cosas en tan pocos días.

Apenas llego a la esquina vuelvo a oírlo llamarme, volteo y distingo su silueta borrosa corriendo hacia mí. Solo puedo pensar que necesito escapar, desesperada cruzo la calle apresuradamente en un intento por perderlo, de pronto una potente luz y un ruido ensordecedor me aturden, siento una brusca sacudida y por un instante todo se apaga.

Perpleja me percato que Ranma me sacude por los hombros mientras gesticula exageradamente sin que pueda escucharlo, poco a poco comienzo a distinguir sonidos hasta que se vuelven palabras.

- ¡Estúpida ¿en qué estabas pensando?! - sé que está gritando, pero me parece tan lejano que apenas lo noto - Si no hubiera llegado a tiempo tú... ¡No puedo, no puedo perderte de nuevo! - su voz se quiebra en un intenso sollozo mientras me estrecha contra su pecho.

- ¿Q-qué pasó? – todo me es confuso.

- ¡Maldición, Akane, reacciona! – me aparta zarandeándome enérgicamente - ¡Ese auto casi te arrolla ¡¿Cómo no lo viste?! - Su rudeza me saca de la conmoción.

Todo se aclara de golpe. En mi impulso por alejarme crucé la avenida descuidadamente sin percatarme del auto que circulaba a toda velocidad, Ranma apenas logró llegar a tiempo para salvarme y caímos sobre la acera. Sé que debería agradecerle, pero entonces tengo un pensamiento revelador: desde que lo conocí corro peligro constantemente; cuando lo amaba no me importaba arriesgar mi vida por él, en cambio ahora, después de su traición… Hoy nuevamente estuve en riesgo y todo es su culpa.

- ¡Aléjate de mí, pedazo de...!- lo empujo furibunda dispuesta a recriminarle con todo el rencor guardado en mi corazón, sin embargo, quedo desconcertada al verlo.

Ranma me observa con los ojos llenos de lágrimas, su expresión refleja un intenso dolor y una genuina desesperación como no la había visto desde Jusenkyo. Entonces noto algo más, la lluvia sigue cayendo sobre sus varoniles hombros sin provocarle ningún cambio.

- ¿Por qué no te has transformado? – exclamo atónita poniéndome de pie de un salto.

Él también se yergue y pronuncia con seriedad.

- ¿Ahora sí vas a escucharme?


Hola a todos nuevamente.

Como les adelanté, la historia se comienza a complicar, Akane ya no puede seguir fingiendo que todo está bien frente a los justificados celos de Ryu y la cercana convivencia con Ranma. Ya estamos cerca de conocer los verdaderos motivos de su huida y las consecuencias de esos actos no se harán esperar.

Les doy las gracias por sus lindos mensajes, su apoyo es muy importante para mí.

También agradezco a mi beta su paciencia y dedicación, con sus consejos me ayuda a mejorar cada día desde que me aventuré en el mundo de la escritura.

Los invito a seguir leyendo, nos encontraremos pronto en una nueva actualización.