One Piece NO ME PERTENECE. Solo hago esto para su entretenimiento y mi diversión.


Chapter 1: Ellos que creen


No es la manera en la que vaticiné que esto pasaría. No es que siendo pirata o una de las fugitivas más importantes del gobierno mundial, esperase algo tranquilo en un hospital o en una casa en medio de la montaña. Sabía que aquello pasaría en el Sunny, en las manos expertas de Chopper y con mis nakamas a la expectativa. El problema es que solo se encuentran el doctor y Nami. Aunque aprecio la compañía, no es suficiente y mucho menos, por la razón de la ausencia de los demás. Aprieto las sábanas que cubren mis piernas en la actualidad. En mi vida, había sentido dolor, a niveles que destruirían a cualquiera, pero esto es diferente. Venía desde adentro y no tengo cómo controlarlo. Me aterra el poco control que tengo sobre la situación.

―Ocurren cada cinco minutos y duran unos cincuenta segundos.

―El bebé llegará pronto. ―anuncia Chopper, luego de procesar la información dada por la navegante.

Yo, Nico Robin, corrección, Roronoa Robin, traeré un niño al mundo. Al igual que el embarazo, no se encontraba entre mis planes enamorarme de mi "señor espadachín". Fue tan natural que no fui capaz de detectar el sentimiento, mucho menos detenerlo. Cuando fui consciente era demasiado tarde. Ninguna razón o excusa que pudiera inventar, incluyendo la diferencia de edad, fueron tirados por la borda, cortesía del futuro mejor espadachín del mundo. Zoro es de las mejores personas que conozco, como pareja, no tengo ningún tipo de queja. Mi esposo me sorprendió ante lo perfecto que resultó ser como integrante de una relación romántica.

―Pero…aún faltan semanas, casi un mes… ―dejo salir entre jadeos, una vez la última contracción decide liberarme de su agarre. Sé que tiene razón; mi cuerpo está listo para expulsar al ser que ha estado gestando por meses, pero…no quiero que sea hoy. Me aterra que sea hoy, sin contar que me preocupan las repercusiones de que nazca antes de lo estipulado. ―Nami… ¿has tenido noticias…de los demás? la pelirroja niega con la cabeza.

―Lo mejor es que te concentres aquí, Robin. ―soy un desastre compuesto por dolor, hormonas y preocupación.

Nuestro primer beso fue en Water 7. Continuamos con una confusa situación de amigos con derechos durante los acontecimientos de Thriller Bark. Intenté detener lo que sea que teníamos, antes de llegar a Sabaody, pero luego de dos años, al reencontrarnos y todo lo que hizo Zoro para demostrarme que hablaba en serio, fue claro de que ninguno de los dos podría apartarse del otro. Mantuvimos nuestra relación en secreto por meses hasta que la tragedia nos obligó a desvelarla. Fui atacada y envenenada, estando a pocas horas de perder la vida, pero aún así, perdimos…al bebé que no sabíamos que esperábamos. Ante el recuerdo, un nudo se instaura en mi garganta.

Incluso con los acontecimientos trágicos que pasaron en el transcurso de mi vida, fue difícil. Un momento que no pensé que podríamos superar como pareja. La culpa se veía reflejada en nuestras miradas. El, sintiéndose un fracaso por no habernos podido proteger. Yo, por ni siquiera notar que nuestro hijo crecía dentro de mi. Siempre he pensado que, si lo hubiese sabido, habría hecho las cosas diferentes, pero nunca lo sabremos y es mejor no pensar demasiado. No en este momento, donde existe la posibilidad de otra pérdida. Ante el pensamiento, no puedo contener las lágrimas; mi autocontrol no está en su mejor momento.

―Robin, estarán bien; lo traerán de vuelta.

El entusiasmo de Chopper no logra contagiarme. Mi mente divaga en esos meses donde nos dedicamos a sanar. Para mi sorpresa, la pérdida de nuestro bebé, no nos destruyó, nos fortaleció como pareja. Nosotros, que no nos caracterizamos por hablar mucho, nos vimos obligado a hacerlo. Dejar salir todo lo que estuvimos sintiendo desde el momento que fui atacada hasta la tragedia de nuestro hijo, quitó un peso que definitivamente aplastaría nuestra relación, si no hacíamos nada. Unos pocos meses después, Zoro me pedía matrimonio, a su manera, como no podría ser de otra forma.

Quiero que te cases conmigo. ―no hizo la pregunta, lo dijo, o puede ser, que ordenara. Levantó mi mano hacia el cielo estrellado y me colocó el anillo en el dedo correspondiente. Fue suficiente para mi, no necesité una gran sorpresa, ni un plan elaborado. Giré hacia él y lo encontré sonriéndome dulcemente. Ese hombre me amaba y yo le amaba de vuelta, siempre ha sido más que suficiente. La boda fue un poco más elaborada bajo amenazas de Nami, pero aun así, lo importante era el hecho de que pasaba con él.

―No quiero que sea hoy…―No puedo evitar emocionarme en la actualidad; las lágrimas descienden por mis mejillas.

―Robin…

―¿Y si…no logran…? No quiero… ―es difícil decir lo que pienso en voz alta, pero mi parte racional sabe que el bebé nacerá este día. A penas son las 2 de la madrugada y las contracciones son monstruosas.

No planeábamos tener hijos, por lo menos no en el futuro inmediato, pero por mi edad, asumí que nunca, pues cuando él pudiese estar listo, ya no sería seguro para mi tenerlos o, podría ya resultar imposible. Además, entre la pérdida y nuestro estilo de vida como piratas, aunque siempre quise la posibilidad, no se sentía correcto…muy egoísta de mi parte. Aun así, mi esposo siempre sonreía luego de que hacíamos el amor, acariciando mi vientre y a veces besándolo con cariño. Pensé que lo hacía por lo que había pasado con nuestro bebé, una manera de demostrar que no lo había olvidado.

― "Practicaba para cuando me dieras esta noticia"

Dijo cuando le confesé que estaba embarazada de nuevo. A pesar de que llevo mi plan anticonceptivo al pie de la letra, muchas veces tuve que intercambiar horas y podría incluso quedarse olvidada algunos días cuando teníamos una de nuestras bizarras aventuras. Mi esposo, como un estratega de guerra, tomó nota de la brecha y se aseguró de que intimáramos, varias veces durante el periodo. Debería haberme enojado, pero Zoro sabe lo que quiero y necesito, sin siquiera pedirlo.

―"Sé que deseas ser madre, Robin; tienes el mismo derecho que cualquier mujer de serlo. Claro que cumpliría ese deseo lo más pronto posible. Además, el proceso es bastante divertido y placentero".

Aun así, sigue sin ser ideal. No somos personas comunes, no trabajamos como personas comunes y no tenemos ese tipo de estabilidad. Incluso dentro de mi alegría, de estar a punto de vivir la relación que en mi infancia no pude, el miedo siempre está, siendo el más poderoso el de perder a alguno de ellos, como parece estar pasando en este instante. No me importa qué tan aventajadas son mis habilidades narrativas, no quiero que nuestro hijo conozca a su padre a través de historias. Lo quiero aquí, presente, sosteniendo el ser humano que creamos en conjunto. No quiero que mi hijo o hija pase por lo que yo pasé.

Una monstruosa y para nada placentera contracción atraviesa cada fibra de mi ser. Es como si me estuvieran partiendo a la mitad con tanta violencia que no logro controlar mi cuerpo. Me contorsiona, haciéndome un ovillo en la cama mientras Nami me sujeta la mano como apoyo, rogando para que pase. Los segundos siguen pasando y no se detiene. Aprieto los dientes y los ojos, tratando en vano de concentrarme en otra cosa que no sea el dolor.

―Chopper… ―digo cuando la sensación es insoportable. ―Creo que… Siento…quiero…

―¿Sientes la necesidad de pujar? ―pregunta, solo atino a asentir. Nami me ayuda a volver a mi posición en la cama. Aparta unos mechones de cabello de mi empapada frente. Lo siento moverse a través de la habitación. Mi vista está concentrada en el techo, tratando de controlar mi respiración y la urgencia de pujar hasta que Chopper me indique.

―Por favor, Zoro…no se te ocurra…― susurro con la voz quebradiza.

El no puede morir, no hoy y no pronto. Lo que tanto amo de él, es lo mismo que me está haciendo odiarlo. ¿Por qué siempre tiene que sacrificarse por lo demás? Lo ejecutarán en unas horas, por salvarme. Intercambió su vida por la mía porque según él, "nuestro bebé me necesita más". No, nos necesita a ambos y no puedo concebir que el día de su nacimiento sea la fecha de la muerte de Zoro. Me gustaría estar con Luffy, los chicos y todos los aliados en Marineford peleando por él. La espera me está matando. Lo quiero de vuelta, debería estar aquí conmigo, recibiendo a nuestro bebé. Aun con la mirada borrosa por las lágrimas, observo a Nami, quien me ayuda a incorporarme en el colchón, se coloca detrás de mí para servirme de soporte y ayudarme a sostener las piernas como Chopper había indicado.

Lo último de lo que soy plenamente consciente es de la voz de Chopper anunciando que ya podía ver la cabeza mientras cambiaba a su forma humana. Creo abandonar mi cuerpo. Es una experiencia extraña de saberse en el momento y a la vez no estar del todo consciente. Mis terminales nerviosas están saturadas del dolor, mi bajo vientre experimenta la presión del acontecimiento. Puedo sentir cómo va abandonando mi cuerpo. Por instinto, sigo pujando, tratando de entender a través de la vista las instrucciones de Chopper, pues solo escucho un zumbido. El esfuerzo está recayendo en mi organismo…pero sé que acabará pronto.

Y lo hace.

―¡Ya nació! ―un potente llanto acompaña la declaración. Me toma unos segundos entender que se trata de…

―¡Es una niña!

Ella. Aun me cuesta enfocar la vista, pero puedo distinguir una pequeña figura entre los brazos de Chopper. Parpadeo un par de veces hasta que puedo verla en toda su extensión. Ignoro la sangre y todos los fluidos que cubren su pequeño cuerpo. Su llanto es poderoso, cinco dedos en cada mano, cinco dedos en cada pie. Soy madre, ella me ha otorgado ese título y no puedo parar de llorar al pensar en aquello. Nami me abraza por detrás, tratando de consolarme. Es neurótico pensar todo lo que pasa por mi mente y cuerpo mientras sonrío con ganas. La amo demasiado y ni siquiera la he podido conocer oficialmente.

―Nami, encárgate de la bebé. Tengo que terminar con Robin. ―pero no quiero que se la lleven.

―Quiero verla.

―La verás pronto. Necesito asegurarme de terminar contigo. ―sin mucho remedio, decido ser paciente.