Capítulo 15. La muerte de la escritora Tomoyo Daidouji (1ª parte).
La confesión de Tomoyo en pleno directo había causado toda una conmoción, por lo que Kaho Mizuki se estaba viendo obligada a lidiar y evitar a todos los periodistas que se habían apostado en la casa donde la afamada escritora trabajaba.
El timbre no había parado de sonar durante toda la mañana y Kaho ya no sabía qué hacer, por lo que para contentar a los periodistas, Tomoyo bajó de su despacho y abrió la puerta. Los flashes de las cámaras casi la ciegan mientras se armó algo de alboroto cuando todos intentaban realizar su pregunta al verla aparecer, aunque todas las cuestiones estaban relacionadas con su escritora fantasma. Cuando comenzaron a callar, Tomoyo realizó su declaración.
–Sólo voy a decir que pronto presentaré mis disculpas de manera formal. –anunció Tomoyo. –No quiero causarles molestias a los vecinos, por lo que les agradecería que se marcharan.
–¿Por qué mintió en el juicio? –preguntó una periodista.
–¿Las editoriales estaban al corriente de todo? –preguntó otro. Pero aquella cuestión y otras que realizaron los periodistas se quedaron sin respuesta cuando ella cerró la puerta.
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Por lo general, Clow Reed era un hombre tranquilo, o al menos, eso era lo que solía proyectar de cara a los demás, lo cual era una virtud en un mundo como en el que se movía, ya que ese temple le había permitido recobrar el control de situaciones comprometidas, como cuando Sakura Kinomoto intentó reventar el estreno de la película "Receta eterna". Pero su capacidad para mantener la calma se había puesto a prueba en varias ocasiones en un corto plazo de tiempo. Y ambas por el mismo tema: primero fue cuando Sakura dijo que era la escritora fantasma de Tomoyo; y ahora porque Tomoyo acababa de confirmar lo que Sakura había dicho desde un principio.
La confesión de Tomoyo lo había vuelto a poner de los nervios, por lo que aunque no quería, no pudo evitar ponerse a fumar en el despacho en un intento de calmar su nerviosismo. Pero para poder controlar la situación, necesitaba más información, por lo que llamó a Eriol a su despacho para pedirle explicaciones sobre lo que había ocurrido.
–Asumo toda la responsabilidad. –dijo Eriol sin ni siquiera haber sido preguntado, ya que para él era obvio para qué había sido convocado en el despacho del presidente. –Usted no sabía nada de la escritora fantasma y no permitiré que le cause problemas.
Eriol era muy astuto y efectivo pero siempre parecía andar con secretos y aquello ya le había causado algún que otro quebradero de cabeza. Además, ya le preguntó directamente sobre la existencia de la escritora fantasma y él lo negó claramente. Clow no dijo nada, pero comenzaba a hartarse y ya no sabía si fiarse de Eriol, aunque él debía asumir su parte de culpa al animarlo a controlar a la mayor fuente de ingresos de la editorial: Tomoyo Daidouji.
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En la oficina, todos los trabajadores intentaban sortear la situación como podían. Las llamadas de gente descontenta y que se sentía estafada no dejaban de sucederse.
–En breve realizaremos un comunicado oficial sobre la escritora fantasma. –dijo Yamazaki por teléfono. Ese era el comentario que debían dar todos los que se vieron obligados a dar la cara en ese momento en nombre de la editorial, cuyo prestigio se estaba viendo afectado.
–Se sienten estafados. Quieren que les devolvamos el dinero. –dijo Meiling cuando colgó a uno de los descontentos clientes.
–Pues la persona con la que acabo de hablar exige una indemnización por el trauma psicológico que le hemos causado con el engaño. –dijo Shaoran.
–¿En serio? La gente ya no sabe qué hacer para sacar tajada. –dijo Meiling. Entonces, su teléfono volvió a sonar. Ella bufó como un intento de calmar el estrés que estaba sufriendo en esa mañana tan loca.
Entonces entró Eriol.
–¡Shaoran! Contacta con Sakura. Quiero disculparme con ella. –ordenó Eriol.
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Sakura estaba sentada frente a Eriol Hiragizawa en un despacho. Shaoran le había dicho que Eriol quería verla y aunque lo que menos le apetecía era ver a ese manipulador, también sentía curiosidad por lo que tenía que decirle, por lo que accedió con la condición de que Shaoran también estuviera presente en la reunión.
–Quería pedirte disculpas por todo lo que ha ocurrido. –dijo Eriol. Para Sakura era curiosa la urgencia con la que necesitaba disculparse en esos momentos cuando no había tenido ninguna piedad en el juicio para distorsionar la verdad. –Vamos a retirar todos los libros que fueron publicados con el nombre de Tomoyo y los volveremos a publicar con tu nombre, ya que eres su verdadera autora.
Sakura intuyó que era la manera que tenía Eriol de anticiparse a una demanda millonaria.
–Vaya. ¿Ahora soy la verdadera autora? –preguntó Sakura con ironía.
–Por supuesto. Además, también aparecerás en los créditos de la película. –dijo Eriol obviando la ironía de Sakura en un intento de no enfadarla. –De ahora en adelante, nos gustaría que Shaoran coordinara tu trabajo con nosotros.
Aquello sorprendió al mismo Shaoran, pero Eriol sabía bien que era el único que gozaba de la confianza de la castaña al haberla apoyado desde el principio en su periplo como escritora, hasta el punto de haber arriesgado su puesto de trabajo en la editorial por ayudarla.
–No lo entiendo. –dijo Sakura.
–Nos gustaría que comenzaras a trabajar en una novela para nosotros inmediatamente. –le pidió Eriol.
–Espera un momento, Eriol. Esto es cruzar la línea. –intervino Shaoran. –La demandasteis y distorsionasteis la verdad para ganar en el juicio. Fue devastador para ella. ¡No puedes pedirle que escriba para Clow como si no hubiera pasado nada!¡¿Podrías pensar por una vez en sus sentimientos?! Incluso habéis causado que quiera dejar de escribir.
–Te garantizaré 50.000 copias en la primera edición. –interrumpió Eriol.
–¿Me estás escuchando? –preguntó Shaoran, pero aquello captó la atención de Sakura.
–Tus libros estarán en los lugares preferentes de las librerías. – añadió Eriol haciendo caso omiso de las protestas de Shaoran.
–Shaoran, ¿puedes venir conmigo? –preguntó Sakura.
–Claro. –asintió él.
Sakura cogió su abrigo y su bolso para encaminarse a la salida.
–Espero una respuesta positiva. –dejó caer Eriol.
–Lo siento mucho, Sakura. –se disculpó Shaoran mientras salían del edificio. –No sabía nada de sus intenciones. Me dijo que quería verte para disculparse.
–No te preocupes. –dijo Sakura. –Lo cierto es que te estoy muy agradecida por defenderme.
–Aunque no escribas para nosotros, lo que espero es que no dejes la literatura. –deseó Shaoran. Entonces, Sakura se paró justo en el tablón donde se anunciaban las novedades de la editorial, donde solían predominar las novelas de Tomoyo Daidouji.
–Me pregunto por qué. ¿Por qué dijo la verdad de repente? –preguntó Sakura.
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–Lo siento mucho. –se disculpó Kaho cuando le dejó el té en una mesita auxiliar que había junto a la tumbona en la que se encontraba Tomoyo.
–¿Qué pasa, Kaho?
–Debí haber insistido en que descansaras cuando comenzaste a tener problemas para escribir. –explicó Kaho.
–No te preocupes. Probablemente no te habría hecho caso. –dijo Tomoyo tomando la taza.
–No debí dejar que conocieras a Sakura. Me arrepiento profundamente. –insistió Kaho.
–Eso ya forma parte del pasado. –le restó importancia Tomoyo. Entonces hizo una mirada general al despacho. –Tengo que vaciar este lugar.
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Eriol se reunió con Clow Reed en el bar al que acostumbraban a ir, donde comenzó a explicarle su nueva estrategia.
–Retiraremos todos los libros y los volveremos a publicar con el nombre de Sakura. Negociaré con quien haga falta para que corrijan los créditos de la película. –informó Eriol.
–Entendido. –dijo Clow, que en principio no le pareció un mal movimiento para evitar que fueran demandados.
–También le he pedido a Sakura que escriba una novela para nosotros. Todavía lo estoy negociando con ella, pero conseguiré que lo haga. –dijo Eriol convencido.
–Te veo muy seguro de poder hacerlo, Eriol. –dijo Clow.
–Porque estoy seguro de que aceptará.
–Eso dependerá de si nos perdona por haberla convertido en escritora fantasma. –dijo Clow.
–¿Qué quieres decir? –preguntó Eriol, pero la mirada de "no me tomes por tonto" de Clow fue reveladora para Eriol. –Nadie en la editorial sabía nada de que era escritora fantasma. Al igual que Sakura, nosotros también somos las víctimas. Eso es lo que tendremos que decir públicamente.
–Supongo que es lo mejor si no queremos que este asunto nos perjudique. –admitió Clow.
–Esto no es más sino una oportunidad para vender más libros. –dijo Eriol, que era experto en convertir cualquier situación por desfavorable que fuera en una oportunidad de conseguir un próspero negocio. –Sakura Kinomoto ya es reconocida por el público aunque no empezara con buen pie. Pero ha sido tal el escándalo que los libros que escribió en nombre de Tomoyo volverán a venderse.
Clow sólo asintió con la cabeza comprendiendo. La premisa de Eriol era que el escándalo les había otorgado una publicidad impagable y el morbo por ese escándalo no hacía más que ofrecer una increíble oportunidad de ganar dinero.
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El día de la disculpa oficial había llegado. Tomoyo, vestida de negro en su estilo habitual, se encontraba sentada frente a una mesa llena de micrófonos. Aunque todavía no había empezado a hablar, los flashes no paraban de destellar.
–He convocado esta rueda de prensa para disculparme públicamente con todos mis fans y lectores que me han apoyado a lo largo de todos estos años; a todas las personas que han sostenido uno de mis libros en sus manos; a los que habéis visto las películas basadas en mis libros y en general, a todo el mundo que directa o indirectamente ha estado relacionado conmigo o con mis obras. Siento mucho haber traicionado vuestros sentimientos y confianza.
Tras decir eso, realizó una inclinación.
–A continuación responderé cualquier pregunta sinceramente. –dijo Tomoyo.
Mientras tanto, Sakura permanecía atenta a la televisión. Quizás con esa rueda de prensa comprendiera por qué Tomoyo decidió revelar la verdad después de haberse ganado el favor de todo el mundo.
Al igual que Sakura, en la oficina de la editorial Clow también estaban expectantes del desarrollo de la rueda de prensa.
–¿Podría decirnos por qué mintió en el juicio? –preguntó uno de los periodistas.
–Porque sólo pensaba en protegerme a mí misma. –admitió Tomoyo.
–¿Cómo aceptó el hecho de haber engañado a tanta gente? –planteó otra pregunta una reportera.
–Intenté convencerme a mí misma de que no tenía otra opción. –respondió ella.
–Algunas editoriales han admitido no temer la práctica de la escritura fantasma. ¿Sus editores eran conocedores de lo que estaba pasando? –preguntó otro.
–No. –negó ella rotundamente.
–La editorial Clow tiene estrechos lazos con usted. ¿Ellos tampoco lo sabían? –preguntaron de otro medio.
–No, nadie sabía nada. Todo fue cosa mía. –mintió Tomoyo.
Con aquella respuesta, Shaoran miró a Eriol.
–Shaoran, ven. –ordenó Eriol.
–¿Quiere decir que no le pudo decir a nadie que no era capaz de escribir? –repreguntó el mismo periodista.
–Debí haber admitido a mis editores que no podía escribir, pero no lo hice. –respondió Tomoyo.
Una vez que Eriol vio que Tomoyo exculpó a la editorial Clow y que por esa parte no tendría nada que temer, dejó de interesarle la rueda de prensa, por lo que llevó a Shaoran aparte para preguntarle directamente.
–¿Cómo ves a Sakura? –preguntó Eriol. Meiling giró la mirada hacia ellos con suspicacia.
–¿Por qué lo preguntas?
–Quieres publicar sus obras, ¿no? –dijo Eriol dándole un toque amistoso en el hombro.
Por su parte, Sakura tenía que reflexionar mucho con todo lo que estaba ocurriendo.
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Tras la rueda de prensa, trabajadores de la editorial desmantelaron el tablón promocional en el que Tomoyo era la principal protagonista. Quitaron el póster y no dejaron ni un solo libro de ella, sustituyéndolos por otros que quizá no tenían tanto tirón pero que se vieron beneficiados a la hora de promocionarlos al ocupar el hueco dejado por Tomoyo.
Eriol no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido mientras miraba algunos de los libros de Tomoyo y los artículos de los medios sobre la rueda de prensa.
Los titulares no tenían piedad con Tomoyo haciendo énfasis en el hecho de que lo hiciera todo por protegerse a sí misma, de tal manera que pasó de ser la "Reina de la literatura" a un fraude.
En un ataque de sinceridad inesperado para todos, la autora se desenmascaró y autodestruyó su propia imagen al decir la verdad, por lo que se vio obligado a elaborar una nueva estrategia en tiempo récord, porque aunque Tomoyo desvinculara a la editorial de los hechos, sabía que el escándalo iba a pasarle factura. No obstante, con la nueva estrategia, podría generar incluso más dinero. El problema era que dependía de la decisión de Sakura Kinomoto.
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Durante una de las visitas a su madre, Tomoyo se quedó dormida sobre una mesa que había a los pies de la cama después de que su madre también lo hiciera. Pero cuando despertó, deseó que lo que había soñado hubiera sido real. En el sueño, su madre la felicitaba y le decía lo orgullosa que estaba de ella. Todavía algo adormilada miró a su madre, que seguía durmiendo plácidamente. Entonces, Tomoyo volvió a recostarse sobre la mesa para seguir durmiendo como su madre, con la esperanza de que cuando despertara su sueño se hiciera realidad.
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–No sabes cuánto me alegro de que la verdad haya salido a la luz. –dijo Meiling mientras le llevaba un té a Sakura.
–Ahora ya puedo volver a casa. –dijo Sakura.
–¿Piensas volver a Tomoeda? –preguntó Meiling.
–Todavía no he decidido qué hacer, pero he pensado que mientras tanto podría volver.
–Por cierto, ¿no crees que Shaoran es idiota? –preguntó Meiling con una sonrisa pícara y en tono de broma.
–¿Qué?¿Por qué? –preguntó Sakura.
–Fue el primero en darse cuenta de tu talento. –dijo Meiling haciendo que Sakura se sonrojara. –La verdad es que estoy impresionada por todo lo que ha peleado, pero no le digas que te lo he dicho. Se le podría subir a la cabeza.
–Shaoran es muy buena persona. –dijo Sakura sonriendo, a lo que Meiling asintió.
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Al día siguiente, Sakura se dirigió hacia la casa que había sido su lugar de trabajo. Al estar en la puerta, se lo pensó mejor y se dio la vuelta para marcharse. Quizás era mejor dejar las cosas como estaban.
–¡Sakura! –escuchó Sakura. Al girarse, vio a Tomoyo en la puerta. –¿No venías a verme?
Incapaz de encontrar una excusa creíble, accedió a entrar cuando Tomoyo la invitó a pasar, subiendo hasta el despacho. Al entrar, Sakura vio un montón de cajas y las estanterías medio vacías. Estaba claro que Tomoyo estaba desmantelando el lugar donde había estado trabajando durante tantos años.
–Te he visto llegar por la ventana. –dijo Tomoyo. –Voy a hacer un poco de té.
–No te molestes. Sólo tenía curiosidad por saber por qué has contado la verdad. –admitió Sakura.
–¿Por qué? No lo hice por ti, si es lo que quieres saber. Simplemente estaba cansada de mentir. –explicó Tomoyo antes de sentarse en su escritorio.
–Quién lo diría, porque en la rueda de prensa volviste a mentir. –dijo Sakura. –Dijiste que en la editorial nadie estaba al corriente de lo que estaba pasando. Quizás no los demás, pero Eriol Hiraguizawa sí lo sabía. ¿Estabas intentando protegerlo? Siempre he tenido la sensación de que eráis más que escritora y editor.
–¿Todavía no lo pillas, Sakura? –preguntó Tomoyo volviendo a levantarse para ponerse frente a Sakura. –Aunque hubiese dicho la verdad, la editorial Clow habría insistido en que no sabían nada. Le editorial Clow no protege a sus escritores; protege a sus empleados. Pero no sólo es la editorial Clow. Las otras editoriales también. Son todas iguales. Así que, si de ahora en adelante vas a negociar con ellas, te recuerdo que no son ni amigas ni enemigas, pero mantén las distancias.
Sakura sonrió irónicamente.
–¿De qué te ríes?
–Todavía tienes fuerzas para sermonearme. Pensé que estarías más abatida. –dijo Sakura.
–¿Has venido hasta aquí porque estabas preocupada por mí? –preguntó Tomoyo.
–La verdad es que no.
–Admito que lo que te hice fue terrible. No es algo por lo que merezca ser perdonada, pero aún así, te pido disculpas. –dijo Tomoyo con una inclinación.
–No creo que volvamos a vernos jamás. –dijo Sakura. –Adiós.
–¿Qué sentiste cuando lo perdiste todo y tocaste fondo? –preguntó Tomoyo antes de que Sakura se marchara. –¿Te sentías morir?
–¿Por qué quieres saber eso?
–No te estoy preguntado si querías morir o no. Pero cuando estabas sumida en el dolor y la miseria, ¿no sentías que había otra tú observando? Estoy segura de que había otra Sakura viéndolo todo objetivamente. Una Sakura que decía "ahí está deseando morir por el dolor", deseando escribir una historia inspirada en tu dolorosa experiencia. Tu otro tú. –dijo Tomoyo, que sabía por la cara de Sakura que había dado en el clavo, porque ella también había experimentado lo mismo y sabía bien qué teclas pulsar. –Estoy segura de que te has dado cuenta de que una parte de ti estaba entretenida por tu propio sufrimiento. ¿Me equivoco?
–Es obvio que sigues siendo muy Tomoyo Daidouji. No debería haberme preocupado por ti. –dijo Sakura, admitiendo así que en parte, se había preocupado por ella y las consecuencias que pudiera acarrear su decisión de decir la verdad públicamente.
–Estoy bien. –dijo Tomoyo sentándose en la tumbona. –Ahora por fin podré vivir como quiera: sin plazos ni fechas de entrega, sin presiones y sin luchar con mi propia vida.
Por fin me he liberado de la autora Tomoyo Daidouji. Desde ahora, podré vivir sin mentirme a mí misma. Podré vivir con mi verdadero yo.
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Por fin tenía delante el modelo de portada corregida de "Receta eterna", en la que Tomoyo Daidouji dejó de constar. Ahora la portada, entre sus tonos pasteles, acreditaba el nombre de su verdadera autora, Sakura Kinomoto.
Junto a esa portada, también había otros modelos de portada que seguían la misma línea para otros libros de los que Tomoyo se había atribuido el mérito. Pero para poder tener mayor tirón comercial, todos añadían el subtítulo De la ex escritora fantasma.
–Son fantásticas. –reconoció Eriol a Terada, el responsable del diseño de las portadas.
–Me considero un romántico. –dijo él. –Confié en ti, Eriol. Estaba seguro de que protegerías a Tomoyo hasta el final. Pero la realidad apesta, ¿verdad?
–Utilizaremos estas portadas. –dijo Eriol devolviéndole los diseños.
–De acuerdo. –dijo Terada marchándose hacia su departamento.
Entonces, le sonó el móvil.
–¿Diga? –respondió Eriol.
–Soy Sakura.
–Esperaba tu llamada. –reconoció Eriol, que siempre había estado convencido de que lo que le ofreció era irrechazable.
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Varios días pasaron y Eriol convocó una rueda de prensa a la que pareció que no se había ausentado ningún medio de comunicación.
En la mesa estaba Eriol, vestido con un traje y corbata oscura más elegante de los que llevaba habitualmente y Sakura, que al contrario que Eriol, iba vestida de lo más casual.
–Hola a todos. Soy Eriol Hiragizawa, editor jefe de la editorial Clow. En primer lugar, me gustaría aprovechar esta rueda de prensa para disculparme formalmente y en nombre de la editorial con la señorita Sakura Kinomoto. Aunque no teníamos constancia de que fuera escritora fantasma, sí somos responsables del sufrimiento que le hemos causado durante tanto tiempo. –dijo Eriol refiriéndose a la demanda judicial. –Para reparar ese daño, consideramos que lo que podemos hacer por ella es otorgarle un espacio dentro de nuestra editorial para escribir y ofrecerle todo nuestro apoyo como escritora. Ahora, le cedo el turno de palabra a la señorita Kinomoto.
–Yo quería disculparme por haber mentido a todo el mundo. –dijo Sakura. –A pesar de todo, se me ha ofrecido la oportunidad de escribir y lo único que puedo ofrecer son buenas historias.
Tomoyo, desde la casa de la costa y bajo la preocupada mirada de Kaho, no se había perdido la intervención de Eriol y Sakura.
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–Estaba realmente nerviosa. –dijo Sakura una vez finalizó la rueda de prensa mientras Shaoran le abrió la puerta para acceder a las oficinas. –No dije nada raro, ¿no?
–No. Estuviste perfecta. –dijo Shaoran para tranquilizarla.
Una vez dentro de las oficinas, se dieron cuenta de que Meiling estaba reunida con Spinnel Sun.
–Hola, Spinnel. Me alegro de verte después de tanto tiempo. –dijo Sakura.
–Bueno. Te he visto por la tele y por internet, así que en realidad no me ha parecido tanto tiempo. –dijo Spinnel.
–Acabamos de llegar a un acuerdo para que escriba una novela serializada para "Clow Novels". –dijo Meiling.
–¡Felicidades! –lo congratuló Sakura.
–Gracias. –le agradeció él. –Supongo que de alguna manera, tú ya debutaste.
Pero la conversación se vio interrumpida por Eriol.
–Sakura, ¿podemos hablar? –preguntó Eriol.
Sakura siguió a Eriol hacia el despacho de Clow Reed, el presidente de la editorial. Eriol le ofreció asiento en un sofá mientras que Clow y Eriol se sentaron en el de enfrente.
–Señorita Kinomoto, parece que nos ha perdonado por todas nuestras ofensas y faltas de respeto, por lo que quería darle las gracias personalmente. –dijo Clow haciendo una inclinación con la cabeza.
–No os he perdonado. –dijo Sakura fríamente. Eriol y Clow no esperaban aquella declaración.
–Por supuesto. –dijo Clow. –Entiendo que quiera mantener las distancias.
–Exacto. –dijo Sakura sonriendo al ver que lo había captado.
Una vez que Sakura se marchó tras la reunión y la jornada laboral había terminado, Eriol se reunió con Shaoran para hablar en privado. La mayoría de las luces estaban apagadas, lo que a Shaoran le acentuó la impresión de que aquella reunión que le había pedido Eriol antes de marcharse a casa escondía intenciones ocultas.
–La industria editorial está ansiosa por saber si realmente Sakura Kinomoto puede escribir. Una vez que descubran que es capaz de generar mucho dinero, todos querrán contratarla. Tú te encargarás de todo lo concerniente a ella. –le ordenó Eriol.
–¿Igual que hiciste tú con Tomoyo Daidouji? –preguntó Shaoran con cierta ironía. –No pienso llevármela a la cama, si es lo que insinúas.
–Sabía que eras perfecto para ella. –dijo Eriol sonriendo al ver el profundo respeto que el castaño le profesaba a Sakura. –Puede que no lo parezca, pero es más fuerte de lo que crees. Un idiota ingenuo como tú es perfecto para este trabajo.
Sin darle opción a réplica, Eriol se marchó, pero Shaoran había confirmado lo que le había dicho su intuición. Básicamente, Eriol quería que reprodujera el modelo que había seguido él con Tomoyo mientras fuera rentable. Pero independientemente de que se estuviera enamorando de Sakura, no tenía intención alguna de actuar como Eriol.
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Una vez que se marchó del edificio de la editorial, Eriol se dirigió directamente hacia la casa de la costa de Tomoyo.
–¿Qué es todo esto? –preguntó él cuando al entrar al despacho lo vio prácticamente desmantelado, con muebles embalados y lleno de cajas.
–No esperaba tu visita. –reconoció Tomoyo.
–¿Has visto la rueda de prensa? –preguntó Eriol.
–Sí. Parecías un miembro del consejo de administración. –dijo Tomoyo con suspicacia. –Dime, ¿cuál es el motivo de tu visita? Lo nuestro ha acabado.
–¿Eso es lo que crees? –preguntó él con seriedad.
–Márchate. –dijo ella dirigiéndose a la estantería en la que estaba antes de la llegada del editor para continuar metiendo libros en una cajas. Pero Eriol no se movió ni un ápice. –En serio, márchate. Me están entrando ganas de pegarte.
Tras dejar un par de libros, Tomoyo suspiró y se acercó a Eriol, que seguía allí plantado. Tras mirarlo a los ojos, Tomoyo le dio una débil bofetada. Tan débil que casi parecía una caricia. Sin apartar la mirada en todo el tiempo, volvió a darle otra bofetada, pero esta vez era más fuerte y sonora.
–Tomoyo. –dijo Eriol tras una larga pausa en la que ambos seguían mirándose a los ojos. Pero esta vez, Tomoyo le abofeteó todavía más fuerte.
–Márchate. –insistió Tomoyo con los ojos llorosos. –Y no vuelvas más.
–De acuerdo. –dijo Eriol antes de marcharse.
Continuará…
