Halmeus sintio sus manos agarradas a la empuñadura de Muramasa. Un movimiento que ya se sentía automático. Y corto el aire, una, dos, tres veces. El metal fue acariciado y envuelto por la brisa de la mañana con cada giro mientras mantenía sus ojos cerrados.

El remolino de llamas creció y se disipo únicamente cuando las aguas malditas dejaron de avanzar.

El horizonte era oscuro-

Mientras tanto, Halmeus, sentía que redescubría lentamente cómo funcionaba el usar Muramasa. La katana estaba más que viva y nunca se suponía que el la manejaría como un simple objeto para matar. Era una magia y tecnología más allá del tiempo actual y por lo tanto no podía ser usada como una herramienta común.

Al mismo tiempo, los vidrios de los edificios inundados se quebraron y chispas saltaron en el aire. Los coches de policia chocaron y fueron arrojados hacia atras junto a otros vehiculos por la onda expansiva una vez el combate entre las fuerzas del heroe y la oscuridad termino.

- Es una pena, solía ser pacifico caminar por las calles de Fuyuki -Murmuro Halmeus, su agarre suelto sobre la empuñadura de Muramasa cerrandose con fuerza.

– La paz de la que ahora hablas parece ya ser solo una memoria fugaz teniendo tal caos delante, Halmeus –Dijo Saber frunciendo el ceño.

Una mujer que estaba corriendo junto a su hijo en brazos por un segundo aminoro la marcha, notando la katana llameante, la sonrisa del hombre. Y aquel nombre, aquel que era escuchado por sus oidos, altero su percepcion del mundo.

- ¿Halmeus? - Murmuro el infante de cinco años en sus brazos.

Sus ojos contemplaron la figura de pie. Y vio un heroe.

El master del servant legendario, Waver Velvet, apretó con su mano izquierda la otra, que tenía los tres sellos de comando, mientras miraba al cielo. Al hacerlo diviso el repentino destello del rayo y el retumbar del trueno seguido de una risa casi tan estridente como el elemento.

Alejandro el Grande apreto sus dientes en una sonrisa. Su espada se apreto en su mano, casi empequeñecida por su monstruoso brazo lleno de músculos. Un destello de locura, la locura que lo había hecho quedar grabado en la historia humana, recorriendo su cara.

No se podia decir que no estaba listo para luchar.

El sonido de un disparo y una explosión resonando tras el fuerte chasquido sacudió al monstruo contra el asfalto y lo deshizo en sombras oscuras que empezaron a desvanecerse.

Kiritsugu, con una expresión aún más sombría que de costumbre, se aproximó al grupo. Su abrigo negro estaba manchado de sangre y su cara tenía un par de cortes superficiales cerca de uno de sus ojos.

- Solo puedo pensar en el servant que aún no se ha presentado, Caster, como el único capaz de hacer esto -Emiya hablo, sacando el sudor de su frente mientras miraba de reojo a Halmeus -. Y tu... eres muy extraño para ser un Berserker, demasiado lucido, sin signos de locura -

¡La verdadera locura es que yo este aqui!

Halmeus quiso gritar pero solo ofrecio una pequeña sonrisa.

Cerca suyo el Rey de Azul, Saber, lo siguió con la espada Excalibur desenvainada para todo el que quisiera ver. La gente paso corriendo, huyendo rápidamente del caos. Policias, civiles, no habia distincion frente a tal monstruosidad.

- Sea lo que sea que esta mas alla está creciendo con fuerza, puedo sentirlo - Saber dijo apretando el puente de la empuñadura de Excalibur - Tenemos que detenerlo antes de que convierta Fuyuki y el resto de Japon en un cráter en el medio del mar -

Los héroes se reunieron frente al mar de sombras con cada uno posando cerca del peligro, listos para moverse ante la más mínima necesidad mientras cubrían las espaldas de los civiles que ya no tenian mucho mas adonde correr.

En las sombras lo divisaron. Las sirenas empezaron a sonar en la distancia.

Un ejercito de oscuridad

Los montruos convocados por el poder corrupto del Santo Grial se desplazaron por las calles de Fuyuki. Sin embargo, en medio del caos, una apariencia de orden permanecia mantenido por el porte de aquellos que habian trascendido a traves del tiempo.

Las lineas se dibujaron en el escenario caotico cuando la ciudad se dividio en dos. Un silencio incomodo y espectral fue roto pronto por el aullido del viento y todos apretaron su agarre sobre las armas a su alcance.

Saber llevo su espada frente a su rostro, Iskandar apreto las riendas de su carro. Halmeus dejo la punta de la katana ardiente descansar en el suelo.

Entonces, una explosion emergio desde el suelo, haciendo estallar las cañerias de gas por debajo del asfalto, un muro de llamas azuladas envio temblores por el suelo. Una zarpa negra lo cruzo y el combate dio inicio.

El futuro de Fuyuki estaba en sus manos.

Halmeus saludo con su Katana una cabeza de serpiente emplumada recubierta en lodo y rojos simbolos malditos antes de que la llama cercenara la aparicion del monstruo casi olvidado.

Kiritsugu maldijo por lo bajo antes de enviar otra bala desde las fauces de su viejo revolver, haciendo que el olor de la polvora inundara el aire.

- ¡Mantengan la linea! - Grito inutilmente el Asesino de Magos mientras su mano giraba apuntando el Thompson Contender a un nuevo objetivo.

La ciudad de Fuyuki pronto se convertiria en una zona de guerra, los cimientos mismos de la tierra se agitaban con el inicio de los asaltos y el terror empezaba a inundar aquellos que de la nada se encontraban con los monstruos que solian pertenecer unicamente a los libros de los cuentos de hadas.

Lentamente, un cuerpo cubierto de agujeros emergio del polvo. Uno de sus ojos estaba entreabierto con un destello carmesi mientras el otro no existia, reemplazado por el negro vacio del craneo abierto. La tunica de sacerdote estaba cubierta de sangre, los brazos abiertos recibiendo al vacio.

Kiritsugu automaticamente apunto a el hombre muerto (porque tenia que estarlo) el revolver, con su ultima bala a punto de ser desechada para acabar con lo que quedaba de su una vez nemesis.

Y el loco empezo a reir. Una sinfonia desatada de sufrimiento y afliccion.

- Tontos ¡Ninguno, ninguno de ustedes es nada! Desafian al que trae el final de los dias, ustedes que aun con su cuerpo sellado y el Ciclo de los Eones Perdidos terminado no pudieron lidiar con los restos de esos falsos dioses - Kirei, o lo que quedaba de el, rio antes de abrir su libro - Contemplen, mientras su heraldo proclama su llegada... -

Los gigantes emergieron de las sombras. Las llamas crecieron y descendieron. Criaturas de mitos que ya ni siquiera figuraban en las antiguas historias se abalanzaron hacia adelante.

-S̴̨̛̪̥̹͕̰̘͉̣͚̣̬̻̞̳̝̱̻̣͙̭͈͕͖͙̪̩̣͍̾̇́̅̓͂͒̀̒̇̓̎̂͗̍̉́͆̅̈́́̍͂̍̚̕̕͝ͅĂ̵̢̡̧̬̥̗͈̬͓͇̞̫̰͇̙̦̖̰͔̳̯̆̓̎̈́̀̾̋̑̽͋͐̑̃̉̉̐̈́̽̈́̇̌͛̅͒̄̑͑̋͘͘͠͝N̷̢͚̝̼̦̞̟̘̙̠͌̉͑͑͋͊͂̉̈̽͠ͅĢ̷̢͔̫̼̥̜̥̝̰͚̞̤̱̥̥̫͉̫̹̞̥̭̼̰͖̪̱̹̒̚͝͝U̸̢̡̨͍̥̲͎̻͎̣̭̤͉͔̯͑̓̄̑̈̋̚͘͝͠͠Į̴̨̢̡̡̢̯͔͙̘̤̗̭̩̱̯̪̗̙̘̦̮̗̜̰͈͖̮͕̰͕̪̭͌̏̀̋͂̈́͂̚͜͜͝Ń̴̛̺̫͈͖̻̫̰̓̑̒͋̆͋͊̄̀̕͝ͅE̵̛̯̹̱̙͚͛́̃́̑̄̓͆͒͆͛̋̐̃͐̔̋̇̔̆̒̔̃̓̈́͗̕̕̚̚͠͝͝ ̸̨̧̢̗͔̯̺̫͙͔͙͙̞̰̗̆̾̀̍̉̿̎̐̇̇̊͋̎͋͑̒͑͋̕͠͠ͅͅI̴̡̨̨̛̯͚͈̟͈̥̲̯̱̳͚̗͔̺̪͍̝̝͍̹͓̜̥̘͐͗͆̈́̄̚S̶͓̖͖͆́͊̀̆̐̉̒͒̏͠ ̴̡̧̛̠̮̰̫̜̺͍͚͖̮͓͚̰̠̲͓̖̠͚̬͉̱̮̥̹͖͉̫̣̲̼̖̊̎̔͊̂̃̊̄̑̈́̎̌͊͒̍́͑̕̕B̵̛̛̬͖͈̮͈̩͎͈͇̳͎́͆̓̃̀̿̂̆̑̈́̍͒̂͐́͛̏͛̍̅͗̕̚͝Ȁ̵̗̣̥̰̓́̔̇̾̔̂̽̓̓͒͛͑͌̕̕͝͝͝C̴̢̡̱̠̠͚̱͉̩̯̞̮̭̣̪̼̤̐̑̆̏̈́̒͋̄̅̕͝K̵̢̧̢̧̡̲̬͓̤̩̼̭̘͕͈͉̲͓̤̯̩̠̞͇̱̯̩̭̟̃ͅ

Saber se arrojó hacia la criatura que triplicaba su tamaño, la hoja de su espada corto a través de las escamas de la bestia con un sonido que se escuchaba como el vidrio quebrandose. El lagarto gigante rugió con dolor y odio antes de girarse con sus fauces abiertas, el barro maldito resbalando de sus fauces.

El rey de azul se dio la vuelta prontamente, su rostro impávido ante la demostración de ferocidad antes de liberar la luz de su espada.

- ¡No permitiremos que esta locura prevalezca! -Su voz clara resono en el vacio de monstruos y heroes.

Al mismo tiempo Lancer, con su pecho aun ardiendo sin llama con el corte que habia trazado Muramasa sobre su figura desplego sus habilidades con una sonrisa. Cortes y estocadas danzaron alrededor de su figura como un torbellino de acero. Su fiel lanza destellaba con una luz fiera, cortando a traves de la oscuridad que buscaba devorar su cuerpo.

Kiritsugu, conduciendo su mana, conjuro Time Accel a traves de su cuerpo mientras su cuerpo dejaba una imagen posterior detras suyo al levantar un segundo revolver oscuro que vomito un estallido fogoso que le arranco un ojo de la cara al nacido de la tierra que intentaba atrapar sus piernas y raptarlo a las profundidades.

En eso una daga casi perfora sus entrañas, hasta que un estallido mas fuerte volo la cabeza del espectro blanco. Maya camino con su escopeta soltando un fuerte chasquido, un rifle enorme cruzando su espalda.

De las sombras, Emiya Kiritsugu emergio una vez mas.

Yo siempre luche...

Sus ojos sin vida tenían una nueva llama, su rostro inexpresivo mostraba una sonrisa sangrante. Sus manos apretaron el rifle.

- ¡Para ser un héroe de la justicia! -

El dragon abrio sus fauces, vomitando fuego negro en el mismo instante en que el rifle modificado soltaba un pequeño arpon explosivo cubierto de runas. Emiya Kiritsugu miro de frente a la muerte.

Y sonrio. Porque al fin, despues de tanta busqueda en la oscuridad, podia decir que estaba cerca de alcanzar su sueño.

Tan solo lamentaba dejar sola a Illya... Su pequeña niña.

La luz cego sus ojos, ardiente, brillante. Sintio el calor recorrer su cuerpo, tan rapido que sus nervios receptores del dolor no tuvieron tiempo para captarlo. Y cuando el fin llego... No hubo nada.

Una mano impidio que su espalda tocara el suelo y en ese momento sintio el ardor de cada quemadura en sus manos y rostros. Cuando las luces dejaron de dar vueltas vio a Halmeus arrodillado a su lado. Y el destino espero por el siguiente grito que quebrase el silencio.

Pero el silencio parecia querer perpetuarse mientras Halmeus levantaba a Kiritsugu. No sabía qué se había apoderado de él.

¿Por que no te conviertes en el heroe que la gente cree que eres, por que no vivir a la altura de esas expectativas?

Debería haber huido, demonios, todo el mundo lo estaba haciendo.

Pero si lo hacia era seguro de que habría gente muriendo, no pudo moverse. Era como si sus pies hubieran sido plantados en la tierra misma. Y cuando se movio lo hizo para luchar.

Y cuando servants y Masters se movieron hacia adelante en lugar de ir hacia a buscar refugio, él también lo hizo.

¿Por que? Quizas era porque ya realmente no era el mismo de antes. Podria ser debido al intento de ser mas valiente, de vivir con las convicciones que habia enterrado miles de años atras cuando decidio escribir una historia donde el era todo lo que jamas podria haber sido.

Si todo hubiera ocurrido cuando aun era un escritor habria mentido y escapado o se habria muerto de un ataque al corazon inducido por el miedo.

Entonces ¿Por que se estaba moviendo, por que luchaba el?

No podia considerarse heroico, era solo un hombre. Uno que no tenia las capacidades para ayudar a los demas. Cada pieza de heroísmo y fuerza que la gente pensaba que tenía pertenecía a su alter ego en un cuento de hadas.

No sabe si sobrevivira, no sabe que sera de el cuando la Guerra del Grial termine. Pero ya habia llegado tan lejos y Halmeus, el y su historia, no podian morir. Sobre todo, no podia dejar a los demas morir. No sin que el al menos pusiera su vida en la linea.

Entonces, el hombre camino en el infierno. El humo nauseabundo con el olor de decenas de cadaveres sombrios y mas viniendo, la oscuridad que se alzaba en la distancia. La escena era familiar, como un sueño dentro de un sueño.

Era como cuando Halmeus, el de la historia, avanzaba mientras la gente gritaba su nombre mientras un monstruo arrasaba. Y aunque nadie gritaba su nombre, sin saber que todo lo que de el leian o escuchaban era falso...

El Faker decidio por primera vez forjar su verdadero relato con sus propias manos. Y asi, vio el infierno. Dejo al hombre herido cuyas heridas ya iban sanando descansar contra un muro derrumbado de lo que fuera una casa.

Y se puso de pie, derecho, firme. Como nunca en su vida lo habia hecho.

Un bramido terrible escapo de mas de una docena de bestias, todas de formas terribles, todas hambrientas, todas ellas llorando, todas ellas riendo.

Halmeus apreto los dientes, vio como sus nudillos se volvian blancos, sintio como sus musculos temblaban ligeramente y sonrio desafiante.

La ciudad de Fuyuki temblo, su suelo agitandose mientras el aire se enrarecia con la esencia del metal ardiente y los gritos de miedo y valor de los combatientes. Pero aquellos que se pararon frente al huracan se sumergieron entre las llamas ardientes como uno. La victoria requeria una fuerza mas alla de la fisica.

Y sus espiritus estaban listos. La belleza de las diferencias y sin embargo la esencia que los hacian iguales se juntaron en una unidad de proposito que trascendio lo que ellos eran hasta el mismo Trono de los Heroes.

Sus cuerpos empezaron a adquirir lentamente y sin que lo notaran una solidez mayor.

El sacerdote impavido siguio observando, su diversion lentamente disolviendose en irritacion. Pero a el no se le negarian las cosas de forma tan sencilla. Una ola de su mano indico a los monstruos el detenerse y cuando sus ojos perdieron su brillo otra voz hablo a traves de la marioneta perversa.

- Muy bien - Dijo el, una sonrisa cruel bailando en sus labios, burla de la alegria, - Ya hemos jugado suficiente -

La tunica negra estallo manchandose de sangre, sangre que se entretejio en cada hilo de tela y se expandio. La piel fue arrancada y devorada por los musculos, los musculos dejaron el palido color de los huesos al descubierto-

B̶͕̥͖̞̗͖̖̝̲̮͊̃̎L̵̨̧̟̣̬̠̘͙̥͍̜̙̞͔͚̤͙̥̈͋̆́͜ͅͅO̸̡̡̢̡̩͕̰̬̹̮̪̰̫͂̈́̓͊̈́̃̊̎̿̉̿̎ͅȮ̴͖̍̉̓̏͑̚D̷͇̭̰̺͔̮̒̌̉̽͂̉͐̾̌͐͘͝͝ ̴͇̞̂̊̓́̏͝ͅF̶͚̪̗̯̲̗͉̣͐̑̑Ǫ̶̢̺̭͇͙̝̗͇̠̬̫͚̬̟̟̱̓̿̎̿̏̔͆̂́̒͊͋͗͜͝R̷̢̻̺̫̮̉͜͠ ̵̨̧̡̨̭͉̬͉͕̻͇͚̺́̃̄̀̈͛̐͌̈́̌̉̑̒̈́̄̕͜͠͝Ť̶̨̹̥̟̯̱̺̙͚̝̯͉̳̫͕͚̞̈́̐̓͌̈́̔̏͘͜ͅH̷̜͎̟̓͂̀̀̑͑̓̒͊̽͑̒͐̿͆͗̐̓̄́͒̚̚͝͝͝É̴̳͕͔̖͙̦̘͖̈͊͛̽̈́̋̍̆̈́̌̏͐̆̃͘͜͠͝͠ ̷̛͓̳̯͎͎͔͓̈́̿̈́̀B̶̡̡̖̫͓̠͈̣̺͚͇͓̬̈͆̔ͅL̶͙̝̫̬̫̥̻̤̠͔̤̙̙̩̦͇̱͙̳̫̉̈̂̅̒̉͝Õ̶̧̧̠̭̗̭̙̙̬͔̱̦̬̖̽̄̏̄̔̇̃͂̓̇̔̍̔͗̏̒̌͌̾̽̚̚͝ͅO̵̳̗̦͙̣̦̙̩̪̦̙͂̽͋̑̉̅͝D̸̢̡͎͚͓͔̫̣̣̜̞̠̻̖̟̰̬̱̦̗͚̫͌̈̃̃͐ ̷̡̡̘͔̩̥̲̫͓͔͍̟̠̹̬̤̉̄́͂̚̚̕ͅL̷̛̥̹͈̥̲̹̭̭̇͋͋́̐̓̄͂̾̈̃͘O̵̖͍͇̘͖̱͒͂̓͐̓̎̓̔̾͗̒̓͂̑̕R̶̨̧͚͈̰̯̪̤͇̹̩̠̟͕̰̩͇̼̫̽̀̃̈̈́͘͜D̶̡̧͉͎̟̲̻̪͓̙̼̹͇̮̭͍̖̼̲̱̫̀͋͂̂͊̃

Las llamas ardieron y un anillo de llamas perforo el cielo mientras la marea de aguas negras se alzaba nuevamente, llevandose la sangre de los monstruos artificiales. Un hombre de cabellos rubios que se tornaban blancos emergio de la oscuridad liquida. Los ojos brillaban rojos mientra las venas se contorsionaban en los rostros de los muertos.

- ¡El camino al infierno esta pavimentado de buenas intenciones, Halmeus! - La voz cruel resono en una extraña amalgama mientras los dos muertos invocaban pilares cruzados de energia maldita.

Halmeus sonrio amargamente mientras miraba al cielo, observando como el sol que habia aparecido empezaba a oscurecerse lentamente. Los gigantes se pararon detras del maldito, los heroes permanecieron detras del Primer Heroe.

El peso de las expectativas empezo a empujarlo hacia abajo.