En el capítulo anterior.

Bell estaba de pie, esperando a la llegada de quien sería su acompañante ese día.

-Hola, Bell...-Saludó alguien a sus espaldas.

Fue ahí donde la vio.

-Hermosa...-Dijo casi instintivamente.

Volviendo a la actualidad.

-Hermosa...-

-¿Uh? ¿Dijiste algo?-Preguntó Airmid, quien no logró percibir lo dicho por la persona enfrente suyo.

-Dije que te ves hermosa... no solo eso, te ves incomparablemente bella, tanto así que me he quedado sin palabras...-Respondió Bell sin una pizca de duda o vergüenza en lo que decía.

La peliplateada, al oír eso, simplemente se quedó en silencio, sus mejillas comenzaron a sonrojarse enormemente y, para evitar ser vista de esa manera, hizo a un lado su rostro.

Sus labios temblaban al querer formar una sonrisa por el cumplido, sin embargo, por educación, debía dar una respuesta.

-M-Muchas gracias... Bell...-Respondió un tanto frío y cortante, aunque, dentro de ella, su corazón latía a más de 100 pulsaciones por minuto.

-Lamento si soy muy sincero, pero la vida es demasiado corta como para no decir lo que sientes, es un hábito que me enseñó mi madre-Se disculpó el peliblanco, inclinándose ligeramente hacia adelante.

Airmid posó su mano ligeramente en su pecho, al notar la melancolía que había en lo dicho por su acompañante.

-P-Perdón, cambié el ambiente de pronto con algo como eso, no te preocupes-Interrumpió el momento abruptamente, negando con las manos, al observar como el rostro avergonzado d ella chica pasaba a ser uno atento hacia su persona.

Airmid tomó aire, con el objetivo de calmar sus nervios, de darle paz a su corazón.

Ella se acercó a Bell lentamente y... lo tomó de la mano.

-Sé como quieras ser conmigo, no te juzgaré, vayamos a nuestra cita-Dijo al peliplateada, envolviendo el brazo derecho de Bell y regalándole una tierna sonrisa, esa sonrisa que pocas veces sacaba a relucir.

Ahora Bell era quien sentía a su corazón latir a una velocidad irregular.

-En verdad eres hermosa, Airmid-Agregó, dejándose llevar por el flujo de las cosas o, mejor dicho, por quien parece que tomará las riendas en esa cita.

A la distancia ambos se alejaron, la chica lo jalaba del brazo izquierdo, llevándolo a algún lugar que ella tenía planeado visitar con su compañía.

"Espero no estar siendo muy atrevida, pero como nunca he tenido una cita, no puedo saber si lo estoy haciendo bien o mal, todos los dioses, por favor, permítanme tener un día perfecto a su lado" pensó Airmid al mismo tiempo que expresaba sus plegarias.

-No importara a donde vayamos, estoy seguro de que será espectacular, así que no te presiones ¿De acuerdo?-Expresó Bell desde detrás de ella.

Pasaban los minutos y seguían caminando, como el peliblanco no conocía la ciudad en lo absoluto, no podía saber en donde se encontraban, lo único reconfortante es que Airmid no mostraba señal alguna de sentirse perdida.

"¿A dónde iremos? Estamos alejados del centro de la ciudad" fue el pensamiento que rondó por la mente de Bell.

La gente los miraba atentamente, para desgracia de los dos, eran muy famosos en la ciudad, con el detalle de que Bell lo era recientemente, en pocas palabras, atravesaba su momento de popularidad. Airmid por su parte, es una reconocida sanadora y se le cataloga como una de las mujeres más hermosas de Orario, tanto así que ella, junto a la sanadora de la familia Freya, Heith Velvet, se les apoda "Hermosas chicas'.

No obstante, volviendo a lo principal, eran el centro de atención en ese preciso instante.

"¡¿Cómo es que no siente las miradas?!" Se preguntó internamente.

"Esperen... estoy teniendo una cita con una hermosa chica ¡¿QUÉ DIABLOS IMPORTA LO QUE LOS DEMÁS PIENSEN?!" Declaró para sí mismo, desechando toda preocupación por parte suya.

Dirigió sus ojos a la figura de Airmid, la cual aligeró el paso, eso sirvió como señal para saber que estaban cerca de llegar.

-Llegamos, Bell-Informó la peliplateada, posándose delante del nombrado anteriormente.

Él, quien se concentró en lo emocionada que estaba Airmid, no se percató de qué lugar era ese hasta que escuchó su aviso.

Enfocó sus ojos con el objetivo de mirar algo más que no sea a la joven.

-¿Baños de aguas termales?-Preguntó Bell un tanto sorprendido, no es como si se imaginara a dónde lo llevarían, sin embargo, no cruzó en ningún momento por su cabeza ese lugar.

-Sí, mi dios las construyó hace poco como un método de relajación para los aventureros, creí que sería idóneo para ti, en estos últimos días te he visto cansado, también noto en tus manos llenas de callos que entrenaste y entrenas mucho, así que... quería tener una cita contigo al mismo tiempo que conseguía hacer que te relajaras-Explicó Airmid de manera clara y tierna, sus lindos cachetes se tintaron de un color rojo semejante al de los jitomates.

"Ella... ella es un ángel... aun cuando podíamos ir a cualquier lado... eligió este por mi bien..." opinó Bell en su mente, glorificando a Airmid y formando una imagen de ella un tanto distorsionada.

-Definitivamente es un ángel caído del cielo...-Susurró.

La chica lucía como si esperara algo.

-Y... ¿T-Te gustó la idea?-Preguntó ella, un tanto preocupada por la falta de respuesta.

Eso causó, nuevamente, que Bell saliera de su transe, ese transe en el que caía cada vez que posaba su mirada en esa mujer no muy lejana a la perfección encarnada.

-Me encanta, definitivamente me encanta, muchas gracias por pensar en mi, Airmid-Respondió el peliblanco con alegría, sonriéndole en señal de aprobación.

La cara de la mujer se llenó de felicidad, era claro que eso era a causa de haber tenido la razón sobre elegir ese lugar. Ella dudó mucho en elegirlo por obvias razones ¿Quién lleva a un hombre a unos Baños de aguas termales en su primera cita? Pero decidió ignorar aquello y puso primero la salud de Bell, lo que pensaba que sería mejor para él.

-Entonces ¡Vamos!-Declaró enérgicamente, jalándolo del brazo derecho nuevamente y adentrándose al lugar.

"Amo verla feliz, bendito el momento en que la conocí y eso que fue hace tan solo unos pocos días" se dijo internamente, con una pequeña risa por lo último.

A una distancia un tanto lejana, un grupo de aventureros vio aquella escena.

-Oigan ¿Ese no era el chico que nos ayudó a derrotar al minotauro?-Preguntó Ouka, un hombre de gran estatura.

-¿Ayudar? Querrá decir que lo mató por nosotros, Ouka-Dono-Comentó Mikoto, chica de cabello largo y negro.

-Detalles, lo importante es que si era él o no-Contestó Ouka nuevamente, desechando lo dicho por su compañera.

-Ese chico es sorprendente, saliendo con una de las bellezas de Orario, si no amara a solo una mujer, sentiría envidia-Opinó Welf, el herrero de la familia Hefesto, el cual conocía a Bell por su pequeña plática en la sede de la familia Dian Cecht.

-Lili piensa que se ve atractivo, también un poco tierno, como un conejo-Dijo la pequeña Hobbit de nombre Lili, perteneciente a la familia Takemikazuchi después de un problema con su familia anterior, la familia Soma.

-Ya sé, es idéntico a un conejo, si le pusieran orejas de conejo pensaría que es uno-Opinó Ouka.

Tras ello, ninguno pudo evitar imaginarse al joven de esa forma.

-Sí, es demasiado adorable-Concluyeron tanto Ouka, Mikoto, Lili, Welf y Chigusa quien no había dicho nada hasta ese momento.

-Oigan ¿No les dije? Él aceptó unirse a nuestro party, así que probablemente el "Héroe de Babel" nos acompañe en la siguiente ida al calabozo-Informó el pelirrojo.

-¡¿QUÉ?! ¡¿ACEPTÓ?!-Preguntaron los 4 con incredulidad, era bien sabido que ese peliblanco, aún si se ve como un conejo indefenso y débil, hoy por hoy poseía una enorme fama, ellos creían que posiblemente una familia importante ya habría intentado tomarlo.

-Sí, aceptó, tal parece que no le interesa unirse a ninguna familia, por lo que escuché causalmente mientras esperaba mi turno de hablar con él, rechazó a la familia Loki y no posee ninguna falna, me impresionó demasiado enterarme de ello-Declaró el herrero, relatando lo dicho por el capitán y la vice capitana de la familia Loki, Finn "El valiente" y Riveria "9 infiernos", al igual que la capitana de la familia Ganesha, Shakti Varma.

-E-Es increíble... hizo todo eso sin falna, no puedo imaginarme lo fuerte que sería si tuviera una...-Ouka fue el primero en hablar.

-No lo averiguaremos, está muy determinado a seguir su camino sin la ayuda de un Dios-Respondió Welf a lo dicho por el hombre.

-Dejando eso de lado, Welf-Dono ¿Podemos entrar ya a los Baños? ¡Quiero sentir el agua caliente pasar por mi piel! ¡No puedo esperar!-Interrumpió Mikoto, diciendo eso con gran emoción, y no era para menos, ella era una fiel amante de las aguas termales.

-M-Mikoto tiene razón, a lo que vinimos...-Dijo Chigusa con su tono de voz característico.

-¡Lili quiere entrar a bañarse! Han sido días muy difíciles en el calabozo-Opinó la pequeña soporte, concordando con sus compañeras.

-Está bien, vamos-Dijeron Ouka y Welf, rindiéndose ante lo interesante de las tres mujeres.

Y de esa forma, los cinco fueron al mismo destino que la pareja de tortolitos de la que hablaban.

Dentro de los baños termales.

-Entones, ambos debemos cambiarnos para poder entrar, hay una zona de piscinas y es la que quisiera visitar contigo... n-no hay forma de que pueda entrar a bañarme contigo sin nada más que una toalla... mi corazón no lo soportaría...-Informó Airmid, con el detalle de que su voz se fue apagando poco a poco por la vergüenza que le causaba lo último mencionado.

-¿Eh? No logré escuchar lo ultimo-Dijo Bell, ladeando la cabeza.

-¡No es nada! ¡Ve a cambiarte! P-Pide un traje de baño en la recepción y n-nos vemos aquí en 5 minutos-Contestó la peliplateada, gritándole lo primero de su oración y dándose la vuelta, dirigiéndose a los vestidores de mujeres.

Bell se rió un poco, cubriendo su boca con su mano para evitar ser visto.

-La verdad es que sí oí lo que dijiste, Airmid, simplemente me gustó ver la cara que pusiste al decirlo-Susurró el peliblanco para sí mismo, mofándose de la actitud tan infantil que ella tomaba.

"Esa inocencia hace que me gustes cada vez más, de no ser por todo lo moralmente incorrecto que mi abuelo me enseñó, actuaría así, de todas maneras ¡ME ENORGULLEZCO DE NO SER UN PERVERTIDO COMO ÉL! ¡MI MADRE ME MATARÍA DE SER ESE EL CASO!" Pensó, levantando su puño hacia lo más alto posible.

Dejando de lado lo anterior, el chico se dirigió al lugar mencionado por su acompañante para pedir un traje de baño, después entró a los vestidores de hombres, dejando su ropa en uno de los casilleros y saliendo de ahí, yendo al punto de encuentro.

"Bell, concéntrate y prepárate mentalmente, estás apunto de ver a una mujer en traje de baño, no solo eso, es una mujer hermosa, no caigas en tus más bajos instintos, debes enorgullecer a Mamá Alfia" se dijo Bell, reuniendo fuerza de voluntad, él nunca ha visto a una mujer en traje de baño, así que sería una experiencia nueva, debe comportarse como un caballero.

Por su parte, cierta dama caminaba al lugar acordado, su mirada permanecía fija hacia abajo, sus brazos cruzados y su mente divagando.

Ella estaba nerviosa.

Sabe perfectamente que es linda, ha oído lo que la gente dice sobre su físico, sería ignorante de no haberse percatado de ello, solo que no le había interesado lo que los demás opinaran de ella en ese aspecto... o eso era hasta ahora.

"Espero que le guste..." se dijo, un tanto apenada y temblorosa.

Los estándares de un hombre hacia una mujer tienden a ser muy subjetivos y variados, lo que a uno le puede fascinar, otro lo puede considerar como todo lo contrario.

"No estaríamos en una cita si no le gustara ¿Cierto?, tranquilízate Airmid, no te hagas ideas equivocadas" se aconsejó.

Estando a una distancia corta, levantó poco a poco su mirada y sus ojos chocaron con el responsable de su preocupación.

Bell traía un traje de baño que constaba únicamente de un short y una camisa blanca considerablemente pegada, tanto así que era posible ver su cuerpo, el cual, contrario a lo que se podía imaginar al conocerlo por primera vez, estaba muy tonificado.

Ella admiraba atentamente, hasta que sintió como una pervertida por hacerlo.

-B-Bell...-Nombró Airmid al joven para que este volteara.

Ante el llamado, el muchacho volteó hacia su dirección.

Fue ahí donde lo vio... a lo más hermoso que sus ojos habían visto en toda su vida.

Un traje de baño color turquesa, degradado a blanco en ciertas zonas, una tela del mismo color que cubría la zona del bikini, con un nudo lateral con esa misma que evitaba que se cayera, una porción de su cabello recogido a la parte derecha de su cabeza, dejando caer el resto del mismo que se extendía hasta poco más arriba de su cintura.

-Al diablo la decencia...-Susurró Bell con lo que parecía una gota de sangre bajar por su nariz, dicha gota fue limpiada con su antebrazo antes de poder ser vista.

-¿Q-Qué tal me veo?-Preguntó Airmid.

El peliblanco intentaba decir algo ante tal demostración de belleza, las palabras no salían.

-¿Bell?-Volvió a nombrarlo, en esta ocasión con inquietud.

"Solo di lo que tu corazón siente, si no lo haces, puedes lastimarla y darle ideas equivocadas, se valiente, lo hiciste al principio de la cita, puedes hacerlo ahora" se animó a sí mismo.

-N-No tengo palabras para describir lo hermosa que te ves, no importa cuanto te mire, cuanto te tenga a mi lado, lo cerca que esté tu rostro del mío, no dejas de impresionarme, eres simple y sencillamente... una mujer perfecta-Fue lo que Bell dijo, acercándose a ella y tomándola de las manos.

-Bell...-Le dijo, sintiendo calidez en su rostro, perdiéndose en la atmósfera que se había formado.

Fijamente sus rostros chocaban permanecían en su posición, justamente delante del contrario.

-Continuemos con nuestra cita, Airmid-

Y de esa forma, daba inicio a una cita para dos primerizos en temas del amor.

En la piscina ambos se sumergieron y nadaron, Bell comparaba a su chica como con una sirena al verla en el agua.

-¡No te distraigas!-Gritó ella, lanzándole agua con sus manos y mojándole el rostro al muchacho.

-¡Jajaja oye!-Reclamó él, haciendo lo mismo.

Varias ráfagas de agua eran lanzadas con gran fuerza por parte de uno hacia el otro, como si de un juego de niños se tratase, no obstante, la sonrisa dibujada en ellos hizo que los demás miraran con atención, ver la felicidad de alguien más causada por detalles tan pequeños como una pequeña pelea con agua es algo digno de resaltar, algunos sentirían envidia, otros celos por lo bien que ambos congeniaban, pero nadie podía negar la felicidad que ambos irradiaban con el solo hecho de hacer eso, parecía ser que, con estar el uno con el otro, era suficiente para hacerlos disfrutar.

Desde lejos, cierto dios de cabello color melocotón disfrutaba de la vista.

-Lo criaste bien Zeus, una de las mayores bellezas de Orario en una cita con el pequeño Bell, estoy orgulloso-Dijo, limpiando una lágrima que bajaba por su mejilla.

-Hermes-Sama, debería dejar de molestar a las personas, lo toman un bicho raro al estar llorando sin motivo aparente-Reclamó Asfi, llamando la atención de su dios.

-Lo lamento mi bella Asfi, simplemente me siento realizado y orgulloso, cuando te enamores de alguien entenderás lo maravilloso que es compartir cada momento con esa persona-Declaró Hermes, dando media vuelta y yéndose de ahí.

-¡¿Qué cosas dice Hermes-Sama?! No hay forma de que yo me e-enamore de alguien...-Negó esa posibilidad la chica de cabello celeste.

-No podemos estar seguros, a veces el amor está más cerca de lo que piensas y tocará a tu puerta cuando menos te lo esperes-Contestó Hermes.

-En fin, es mejor irnos, ya hizo todo el alboroto que quiso al meterse en el baño termal de las mujeres-Opinó Asfi, desechando el consejo y poniendo un ceño fruncido al igual que amenazante.

-L-Lo lamento... Asfi-Agregó el Dios, intentando calmarla.

Dios e hija se fueron, no sin antes esta última echar un vistazo detrás suyo.

De forma rápida, una luz blanca deslumbró a sus hermosos ojos color azul rey, ojos que, encima de ellos, se encontraban unas delgadas gafas.

-¿Qué fue eso?-Se preguntó.

-¿No vienes Asfi?-Preguntó Hermes.

-Y-Ya voy-Respondió, tomando una manta para cubrirse, ella igual estaba en traje de baño aunque se avergonzaba un poco por ser vista.

Volviendo a la cita.

Al finalizar su pequeña "Batalla", la sed no se hizo esperar y fueron al restaurante del lugar, tomando una mesa.

"Bien Airmid, tú puedes hacerlo" se echó porras la peliplateada, como si estuviera apunto de hacer alguna proeza.

-Pediré...-Iba a ordenar Bell al camarero, hasta que fue interrumpido.

-¡Pediremos esta bebida de aquí, muchas gracias!-Pidió Airmid, señalando algo en el menú.

El camarero comprendió el mensaje y se fue sin prestarle atención al joven quien no hizo logró pedir su bebida.

-Eso fue extraño...-Susurró.

-D-De seguro ahora regresa, n-no nos preocupemos por eso-Respondió Airmid, disimulando lo que había hecho.

-D-De acuerdo-Contestó el chico, dejando pasar eso.

Comenzaron a hablar sobre lo vivido en los últimos días, gracias a ello Airmid se enteró de que Bell vivía en el Orfanato dentro de la calle dédalo, junto a aquellos niños que había salvado, la admiración que ella sentía por él aumentó, no creía posible que alguien tan noble y desinteresado pudiera existir.

La plática frenó gracias a que el pedido de Airmid había llegado.

-Aquí tienen, una bebida para la pareja enamorada-Dijo el camarero, asentando en la mesa un vaso un tanto grande con un líquido azul y dos pajillas.

-¿Q-Qué es esto...?-El muchacho iba a preguntar de qué se trataba, hasta que Airmid le habló.

-¿No vas a tomar conmigo?-Fue lanzada su propuesta con un tono seductor.

Sudor bajó por la frente de Bell por lo nervioso que se sentía, no podía negar del todo que le había gustado la forma en la que Airmid pronunció esa interrogante.

-C-Creo que tomaré-Respondió, acercando su boca a la pajilla no ocupada.

"Estoy casi segura de que esto cuenta como beso indirecto, estoy teniendo un beso indirecto con Bell" se decía con euforia la capitana de la familia Dian Cecht.

"E-Esto es un beso indirecto... mi primer beso indirecto... ¡ES GENIAL!" Celebró Bell por su parte.

-Son demasiado tiernos, me va dar un coma diabético-Dijo uno de los clientes a la distancia cuando se percató de ambos tomando de la bebida con sus rostros muy pegados y alegres.

-¿Qué es diabetes?-Le cuestionó su acompañante.

-Ni idea-Contestó.

Un par de horas después.

La cita había finalizado hace unos momentos, ambos caminaban con dirección a la sede de la familia Dian Cecht ya que Bell había insistido en regresarla a su hogar(Enseñanza de su abuelo "Si ella sale contigo, tu deber es devolverla sana y salva").

Mientras avanzaban para llegar a su destino, hablaban de historias de su pasado, con un pequeño pero importante detalle... no se soltaron las manos en todo el trayecto.

-Y es por eso que mi madrastra golpeó a mi abuelo y lo estrelló con la pared de nuestra cabaña, destruyéndola por millonésima vez-Finalizó Bell, estaba contando una de las historias sobre las locuras que hacia su abuelo, haciendo enojar a su madrastra.

-Tu abuelo no aprendía la lección, me alegro de que no fueras como él, no quiero ni imaginar el tipo de persona que serías si tú madre no estuviera ahí-Respondió Airmid con una pequeña risita, le había causado gracia lo dicho por su acompañante.

-Ni que lo digas, aunque... siempre me ayudó y creyó en mi, él es una de las razones por las que decidí venir a Orario y ser un aventurero-Expresó el muchacho, con una mirada melancólica.

-Entonces me gustaría agradecerle por tenerte aquí, Bell-Contestó la peliplateada a lo anterior.

-Yo también tengo muchas cosas que agradecerle a mi abuelo y esa es una de ellas-Dijo Bell.

-H-Hemos llegado, muchas gracias por invitarme a la cita y acompañarme hasta mi hogar, en verdad eres un gran chico-Informó la mujer y agradeció de igual manera.

-Debería ser yo el que te de las gracias, el agua sirvió para relajar mi cuerpo, fue una excelente sugerencia, además, me divertí mucho contigo, nunca había tenido una cita antes pero debo de admitir que... Ha sido la mejor cita del mundo-Comentó el peliblanco, posando su mano en la mejilla de Airmid.

Ella sintió el tacto de su piel con la suya, sintió su calor e instintivamente bajó la cabeza para que el contacto fuera más directo.

-Yo también me divertí... muchas gracias por invitarme a la cita-Agradeció, cerrando sus ojos y puso su mano libre encima de la del chico.

-Es por eso que... quiero darte una recompensa-Agregó.

-¿Una recompen...? ¡¿MMMM?!-Bell cuestionó lo de la recompensa, sin embargo, se dio cuenta de a qué se refería Airmid antes de preguntar.

Un beso fue dado, ella envolvió sus brazos en el cuello de Bell, acercándolo hacia su rostro.

Airmid es más pequeña que él, por lo que tuvo que recurrir a eso.

Tras hacerlo y estando a la misma distancia, unió sus labios con los de él en un tierno e inexperto beso.

Mua.

Pasaron unos cuantos segundos hasta que el beso se rompió.

Airmid despegó sus labios y se fue corriendo, dejando a un Bell estático, como una estatua.

Ella se dirigió a su sede y entró de prisa, asustando a pacientes y miembros de su familia.

"Lo hice, en serio lo hice" se dijo a sí misma con gran alegría.

Sus compañeros se acercaban a ella para percibir si se hallaba mal, aunque, se percataron de que no era ese el caso cuando tapó su rostro con sus palmas y se sacudió.

-¿Quién es ella y qué hizo con la mejor sanadora de todo Orario?-Se preguntaban a viva voz.

Con Bell.

-E-Ella m-m-me besó...-Susurró, aún sonrojado y no pudiendo creer en esa innegable realidad.