En el capítulo anterior.

-Oficialmente somos pareja-Dijeron al unísono en diferentes tonalidades.

Uno realmente emocionado y la otra apenada al confesarlo a todos sus allegados.

La familia Hestia, junto con la diosa de la misma y Astrea, tomaron aire y gritaron lo siguiente.

-¡YA ERA HORA! ¡SE TARDARON DEMASIADO!-

Eso fue más una reclamación que una felicitación, cosa que la pareja recién formada esperaba, aunque fundamentada.

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En el capítulo actual.

En la mansión de la chimenea se respiraba un aire de tranquilidad y felicidad que contagiaba a los presentes, sobre todo a la pareja recién formada.

-¡Sabía que resultaría muy bien!-Astrea aplaudió con una sonrisa en su rostro. Ella era consciente del plan que Bell había ideado para declarársele a su hija, incluso retrasó la mudanza a la sede de la familia Hestia para que les diera tiempo de prepararlo todo.

-¿Usted también fue parte de esto, Astrea-Sama?-Preguntó Ryuu con sus mejillas enrojecidas.

-¡Por supuesto que sí! No llevo ni 2 días en Orario y pude notar lo mucho que se querían. Si no les dábamos un empujón probablemente seguirían retardándolo-Respondió la diosa de cabellos castaños.

Bell quien, desde que llegaron, no, más bien desde que se le declaró a la hermosa elfo, no le ha soltado la mano, habló.

-¿No estás molesta? Lamento que haya sido de esta forma. Quería que la propuesta fuera inolvidable-Se disculpó por la enredadera de mentiras en las que él y los demás se vieron envueltos con tan noble objetivo.

Ryuu negó con una sonrisa dibujada en sus finos, delgados y rojos labios.

-Me alegra que haya sido así. Cumplí mi sueño-Contestó, tocando la mejilla de su amado con su mano libre.

-Ryuu...-Él la nombró al ver aquel gesto.

Ambos se vieron fijamente con una mirada que demostraba amor.

Un puro y sincero amor.

Podríamos decir que los hermosos ojos azules y rojos, cada que se topaban, se entendían a la perfección.

No por nada son las ventanas del alma.

¿Había alguien que pudiese decir lo contrario? La respuesta era no.

Quien quiera que los viera podría decir, sin equivocación alguna, que estaban enamorados.

Los segundos pasaron hasta que se sintieron observados.

Voltearon ligeramente, cada uno a la dirección contraria a la que el otro giró.

-Se van a besar...-Susurró Astrea como una niña llena de emoción.

-Shhhh-Mikoto la silenció para que su voz no llegara a la pareja.

-¡N-No hay forma de que podamos hacerlo enfrente todos ustedes!-Gritaron al unísono tanto la hada como el conejo.

Sus rostros se pigmentaron de un color rojo intenso, semejante al del vino.

-¡¿ENTONCES LO HICIERON CUANDO ESTUVIERON SOLOS?!-Hestia les preguntó con una vena saliendo de su frente.

Oh no... prácticamente confesaron que se besarían cuando estuviesen solos...

-¡RYUU! ¡QUIERO DETALLES!-Exigió la diosa de la elfo con sangre escurriendo de su nariz.

-Ya. Déjenlos en paz. No tienen ni un día saliendo y ya están siendo bombardeados con preguntas. Imagínense cuando todo Orario se entere que el aventurero del momento sentó cabeza-Opinó Welf con una risa burlona mientras los alejaba del centro de atención.

Lili, Haruhime, Mikoto, Astrea y Hestia asintieron al comprender que se excedieron.

-Deben estar cansados ¿Verdad? Será mejor que todos vayamos a dormir. Mañana será otro día-Dijo Mikoto.

-De hecho sí, organizar la cita fue laborioso, casi no dormí pero... valió la pena-Bell sujetó con un poco de fuerza extra el agarre entre su mano y la de su amada.

Se dieron una mirada fugaz y le sonrieron al otro.

-Sí. Mañana será un nuevo día... siento que uno más brillante que todos los anteriores en mi vida...-Declaró Ryuu con un tono de voz bajo, casi imperceptible aunque fue recibido por el peliblanco, quien tuvo un aumento en su ritmo cardiaco.

Y así... cada uno se dirigió a sus habitaciones, o al menos esa era la intención hasta qué...

-Kami-Sama... ¿No usted estaba en la habitación al lado de la mía?-Preguntó el muchacho al ver cómo Mikoto guiaba a Ryuu hasta dicho cuarto.

-¡ESO SE SUPONÍA PERO...!-Antes de quejarse le dieron un golpe en la cabeza.

*¡PAM!*

-¡AUCH! ¡ESO DUELE!-Reclamó la pequeña Diosa.

Astrea fue quien le dio un zape.

-Se supone que ustedes son los invitados...-Lloró internamente al decir lo anterior.

-Creíamos que sería idóneo que sus habitaciones estuviesen seguidas. Lo decidimos por unanimidad-Reveló el herrero pelirrojo.

-¡No es cierto! ¡Yo no estuve de acuerdo! ¡Auch!-Hestia volvió a recibir un golpe en la nuca, cortesía de Lili en esta ocasión.

-Hestia-Sama, ya déjelo-Le comentó la Hobbit con un susurro. Era molesto que, sabiendo la relación entre Ryuu y Bell, siguiese interfiriendo o intentando algo con su hijo.

-Lo lamento Hestia-Sama. Si no le parece puedo ir a otra habitación. Nosotras estamos recibiendo su amabilidad con tan solo permitírsenos estar aquí. No deseo aprovecharme de ello-Ryuu dirigió aquellas palabras a la diosa de coletas.

Claramente le emocionaba la idea de tener cerca a Bell, sin embargo, si eso traía problema a terceros, se aguantaría las ganas.

Hestia suspiró.

-No hay problema alguno. Quédate ahí-Se rindió con dicho tema, cediéndole el derecho al cuarto que le pertenecía.

-Muchas gracias-Agradeció la peliverde.

Bell no decía nada en lo absoluto. A él también le emocionaba tener cerca a su amada.

-Bueno, nos retiramos-Dijeron los presentes, alejándose de ambas puertas.

No obstante... Hestia lanzó una última advertencia.

-¡NADA DE VISITAS DE MEDIA NOCHE! ¡ORDEN DIVINA!-Gritó.

Esto sorprendió a los presentes, tanto así que quedaron sin habla.

-¡COMO SI FUÉRAMOS A HACER ALGO COMO ESO!-Gritaron al mismo tiempo con temblor en sus cuerpos.

Son demasiado inocentes como para hacer algo como eso aunque no era mala idea poner límites. Al fin y al cabo, no son los únicos que habitan la mansión.

Y así... quedaron solos.

Estaban en el pasillo, a un paso y una puerta de entrar a sus cuartos.

Ninguno se movía.

-E-Esto... B-Buenas noches... Bell...-Dijo Ryuu, tocando sus dedos y evitando contacto visual.

-B-Buenas noches... R-Ryuu...-El peliblanco devolvió el gesto.

Parecían inquietos por alguna razón.

-D-Dije "B-Buenas noches..."-Recalcó la elfo.

-S-Sí... lo escuché...-Bell no comprendió el motivo de dicha actitud y oración.

Las orejas de la chica bajaron con cierta tristeza.

Fue ahí donde el cerebro del peliblanco trabajó y entendió.

"Me hace falta leer el ambiente... pero esto puedo hacerlo..." Se dijo a sí mismo.

Se acercó ante la decaída peliverde, quien yacía con su cabeza agachada.

-¿Bell?-Lo nombró cuando sintió el tacto de su piel con los delgados y cálidos dedos del chico.

Él posó su par de manos en cada lado del fino y suave rostro de su pareja.

Ella poco a poco levantó el mismo.

Sus caras se acercaron lentamente.

Sus labios también.

Mua

Un tierno beso fue dado.

Tras un corto periodo de tiempo, se separaron.

Lucían felices. Sobre todo Ryuu quien recibió lo que quería.

Su beso de buenas noches.

-Te amo...-Dijo la elfo, sumergida en el ambiente.

-Yo también te amo...-Le respondió el peliblanco, tomándola de las manos.

Continuaron de pie por un prolongado tiempo ya que ninguno quería alejarse del otro aunque recordaron algo que se prometieron en Rivira.

-T-Tenemos que dormir... mañana tendremos nuestra...-Ryuu se separó.

-Cierto... nuestra cita en Orario... No entiendo por qué tan pronto pero no me quejaré-Contestó el chico, rascando su cabeza.

-Es porque... quiero que todos sepan que estoy con el hombre más maravilloso del mundo...-Confesó la elfo.

-¿Eh...?-Eso golpeó fuerte en el corazón del chico.

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Dicho órgano saltó tras ello.

Simplemente sonrió y se le acercó nuevamente.

La envolvió en sus brazos en un tierno y delicado abrazo.

-Yo debería ser quien presuma estar con una mujer como tú... mi hermosa hada...-Le susurró al oído.

-Fufufu...-Una risita a la distancia rompió el ambiente.

Giraron rápidamente ante el responsable del sonido.

-Son demasiado tiernos... pero ya duérmanse. Ya pasó 1 hora desde que debieron entrar a sus cuartos-Declaró de forma burlona la intrusa.

-A-Astrea-Sama... N-No crea que...-Ryuu, en un pobre intento de justificarse, negó con las manos y habló, sin embargo las palabras simplemente no conseguían salir.

-E-Es que nosotros...-A Bell le sucedió lo mismo.

-¿Por qué tanto drama? Ya son pareja, no hay nada de malo en demostrarse su amor. Vayan a dormir y disfruten su cita mañana. Es una orden divina-La diosa les dio dicha instrucción y pegó media vuelta en dirección hacia su habitación.

-H-Hai...-Asintió el par.

-Hasta mañana...-Dijo la chica, abriendo su puerta.

-Duerme bien...-Dijo el muchacho, desde la suya.

Se acostaron en sus camas y vieron fijamente el techo de sus cuartos.

Mucho en mente.

Aunque todo se resumía a un pensamiento compartido.

-Esto parece un sueño...-Dijeron, cada uno desde su lado.

Y... de esa manera, el día llegaba a su fin.

Un día en el que el amor entre dos personas fue expresado y correspondido.

A partir de mañana, su historia como pareja hecha y derecha comenzaría.

Se enfrentarían a un futuro desconocido con infinitas posibilidades...

Sin embargo, no tenía cabida el miedo en sus corazones... porque se tenían el uno al otro para superar cada prueba que el mundo... el destino... quien sea... les impusiera.

A la mañana siguiente.

Los rayos del sol se filtraban entre las pequeñas aperturas que las cortinas dejaban al intentar cubrir sin éxito la totalidad de las ventanas que miraban al este de la bella ciudad de Orario.

Los habitantes y puestos aledaños a la enorme mansión se hacían presentes con ruidos diurnos propios de la puesta de sus negocios o su preparación para abrir la puerta de los mismos.

Entre los despiertos a dicha hora se encontraba cierto chico peliblanco, quien se puso de pie con las energías renovadas. Él esperaba con ansias este día ¿Y cómo no hacerlo? Tendría una cita con su pareja recién conseguida.

Bell comenzó a vestirse como ya era costumbre, con aquella chaqueta color ocre y negro.

Por un pequeño resquicio del ropero de donde la sacó se lograba percibir aproximadamente 10 chaquetas del mismo diseño y color.

Tomó una de ellas y la tiró en su cama.

Después tomó su par pantalones un tanto desgastados y sus distintivas botas.

No se exageraba cuando su familia opinaba que debía comprar más ropa, parecía foto cada vez que lo veían con la misma vestimenta.

Respiró hondo y con los ánimos por los aires.

-Hoy tendré mi cita. Puede soñar un poco presumido pero quiero mostrarle al mundo la belleza de mujer que tengo como mi acompañante de vida. También ayudaría a que la gente se acostumbre a su presencia y no le teman-Dijo para sí mismo sentado a un costado de donde dormía.

Pensó si era idóneo no tener ninguna clase de plan o lugares qué visitar en su cita, sin embargo, cortó dichas ideas tan pronto como recordó que la noche anterior simplemente se dejaron llevar y salió mucho mejor como él había previsto.

Se puso de pie y abrió las puertas de su habitación, saliendo de la misma.

Echó un breve vistazo a la puerta de al lado y se cuestionó si debía inspeccionar la posibilidad de que su amada siguiese dormida.

-No... Ella seguramente se despertó antes que yo. Típico de Ryuu-Se rió y caminó a la sala de la mansión, donde su familia, diosa y su nueva inquilina se hallaban.

-¡Buenos días! ¿Cómo amanecieron?-Preguntó el peliblanco a los presentes.

-Alguien se despertó feliz. Eso es bueno-Respondió Welf con una sonrisa mientras se sentaba en el comedor.

-¿Cómo no estarlo? En fin. ¿Dónde está Ryuu? Iremos a desayunar-Preguntó Bell al no encontrar por ningún lado a la elfo.

-Ara~Ara~ Parece que mi pequeña no te avisó-Dijo Astrea con cierta sorpresa.

-¿Avisarme? ¿De qué?-Él ladeó la cabeza.

-Syr-Dono vino por ella antes de que despertaras. Creo que irán a hacer unas compras. Quiere que se vean en la plaza del amor para comenzar su cita-Informó Mikoto.

-Oh... entiendo. Es extraño aunque no tengo problema alguno. Entonces, me voy yendo-Agitó la mano, despidiéndose de ellos. Cruzó la puerta que Haruhime le abrió como ya era costumbre. Él agradeció y se fue.

Viendo como se alejaba, Hestia le hizo una pregunta a Astrea.

-¿Tanto drama por un vestido? Sé que Freya no es alguien que tenga mucho que hacer pero hacerle un pedido como este me parece ridículo-

-Mi niña debe verse hermosa. Quiero que Bell se sienta como lo que es cuando la vea. El hombre más afortunado de todo el mundo. Además, Freya no se negaría a algo como esto, de hecho, muy probablemente le compre la tienda entera a Ryuu-Dijo la diosa con una risita burlona y tapando su boca con la palma de la mano.

-A veces me pregunto cómo es que ven el mundo ustedes dos-Susurró a Hestia.

-¡Está lista la comida!-Dijo Mikoto asentando un par de platos grandes en la mesa.

-¡Gracias por la comida!-Ambas diosas corrieron a comer.

En las calles de Orario.

-¿A qué vinimos hasta aquí?-Preguntó Lefiya esperando en la puerta de un negocio junto a Aiz y Tione.

-Tiona se enteró de que abastecieron la librería con nuevas historias de héroes. Era obvio que vendría y los compraría-Respondió la amazona, recargándose en la pared.

-¿Por qué vine...? Quiero ir al calabozo...-La pelidorada al costado de Lefiya tenía la mirada perdida.

-Porque si dejábamos que te fueras te quedarías en el calabozo hasta que la noche cayera. Además, somos amigas y familia. Pasa tiempo de calidad con nosotras-Tione le guiñó el ojo y levantó su pulgar.

-Yo solo quiero estar sola...-Contestó con cierto decaimiento en su ya de por sí ánimo por los suelos.

-Esto es culpa de ese humano-Lefiya frunció el ceño, no obstante, algo le impedía enojarse por completo.

Ese algo era que en verdad creía que él no hizo nada malo. Sin embargo, alguien debía pagar los platos rotos.

-Lamento no estar de acuerdo. Bell no cometió error alguno. Es como Riveria dijo, intentó convencernos por las buenas y casi nadie le prestó atención-La amazona sentía cierta pena por Aiz pero eso no significaba que le echaría la culpa a alguien inocente.

-Dime Aiz ¿Qué quieres hacer? ¿Vas a dejar las cosas así?-Preguntó seguido de su frase anterior.

-¿Qué quiero hacer...?-Susurró.

-Admitiste que lo amas, tal vez no sea demasiado tarde. Pienso que lo primero en hacer es ofrecerle una disculpa-Sugirió.

La "Princesa de la espada" se sonrojó por la parte en la que Tione dijo "Admitiste que lo amas". También estuvo de acuerdo en el tema de la disculpa o no por completo... algo dentro de ella le decía que no estaba equivocada, una llama oscura.

Decidió ignorarla... por primera vez lo ignoró.

-Quiero disculparme con Bell... que las cosas sean como antes-Dijo con una sonrisita, expresando su deseo.

Tan pronto lo dijo, Tiona salió con una montaña de libros que cubrían la mayoría de su cuerpo. O al menos de la cintura para arriba.

-¡Ahhhhhhh! ¡No pude elegir entre tantos así que compré cada uno!-Dijo con una sonrisa que no podía verse por los mismos cuentos que la tapaban.

-Sigues endeudada con Gobniu y gastas hasta el último Vali en esto. A veces me cuestionó si en verdad sabes sobre el valor del dinero-Recriminó la hermana, ayudándola a cargar su nueva adquisición.

-Hee Hee-Tiona solo rascó su nuca.

-Permíteme ayudarte-Lefiya tomó un par de los libros.

-Listo...-Dijeron al unísono exceptuando Aiz.

Comenzaron a caminar de regreso a la mansión crepúsculo, evitando chocar con alguien ya que en las calles había mucha gente.

-Por cierto ¿De qué hablaban? Aiz se ve menos zombi que antes de salir-Cuestionó la menor de las hermanas amazonas.

-¡Eso es grosero Tiona!-Se quejó Lefiya.

-Pero no impreciso...-Susurró Tione al recordar los ojos vacíos que su amiga tenía cuando la invitó a caminar en la ciudad.

-Podría decirse que la convencíamos de disculparse con Bell y así intentar recuperar al hombre que ama-Tione respondió la duda de su hermana con una mirada llena de determinación.

-¿Argonauta-Kun?-Ladeó la cabeza quien hizo la pregunta.

-Sí. Argonauta-Kun, Bell. Es lo mismo-Lefiya se enojó.

-¡No! ¡Argonauta-Kun! ¡Miren!-Ella apuntó hacia adelante al librar una de sus manos y sostener el peso de sus compras con la otra.

El grupo de chicas dirigió su atención a donde Tiona señaló.

Y efectivamente, el susodicho se encontraba allá.

Él yacía de pie en medio de una fuente, viendo a la gente pasar, como si buscase a alguien entre la multitud.

-¡Es perfecto! ¡Aiz! ¡Esta es la oportunidad que esperábamos! Ha de ser obra del destino que quiere que estés con Bell-Dijo Tione con emoción por lo conveniente de los sucesos.

-¿Eh? Pero yo... no me siento lista...-Respondió la pelidorada con duda en su ser.

-¡No hay tiempo para dudar! ¡Dale!-Tiona la empujó para avanzar un par de centímetros.

-D-De acuerdo...-Contestó.

-Usted puede, señorita Aiz-Lefiya le mandó ánimos desde la distancia.

La temerosa princesa muñeca tomó valor de alguna parte y miró fijamente a su objetivo. Volteó atrás en donde sus amigas fungían como espectadoras y ellas solo levantaron sus pulgares.

Ella avanzó con cierto temblor en sus piernas su agitación en su respiración.

Aquel chico que movía su corazón estaba enfrente suyo.

Quería disculparse por lo ocurrido.

No había día en el que no se sintiera extraña al ni siquiera cruzar palabra con aquella presencia que se hizo cada vez más importante en su vida.

Pero ahora lo tenía cerca suyo.

Una frase...

Una disculpa...

Y volverían a la normalidad...

Entrenarían...

Conversarían...

Y existía la posibilidad de expresar su profundo sentir...

"Un héroe para ella sola..." En definitiva Bell cumplía con dicho papel dentro de su corazón.

Un héroe...

Su héroe...

Ya no cabía la duda en sus sentimientos, no después de notar la falta que Bell le hacía...

Abrió la boca intentando hablar.

Las palabras no salían.

La voz se le cortaba.

Únicamente conseguía decir partes de lo que en verdad deseaba comunicar.

Por eso mismo, decidió acortarlo, simplemente una palabra tenía que salir de su boca...

"Bell...".

Cuando por fin se dispuso a llamarlo por su nombre para obtener su atención... algo ocurrió...

-¡Bell!-Alguien le ganó.

El peliblanco, al igual que la "Princesa de la espada" dirigieron sus ojos a quien se acercaba.

La piel de Aiz palideció cuando se percató de dicha presencia.

-Vendaval...-Susurró.

Sí... se trataba de Ryuu, aquella aventurera perteneciente a la familia Astrea y que hace tan solo una noche salió de la lista negra del gremio.

Y... por lo que los rumores decían... se acercó a Bell... tanto así que él luchó por salvarla...

La elfo corría alegremente, con sus mejillas y orejas sonrojadas.

Vestía un vestido blanco. Algo sencillo que en definitiva la hacía lucir hermosa. Y un par de zapatos color café tqm simples como la vestimenta antes descrita.

-¡Ryuu! ¡Aquí!-Bell corrió a su dirección con una expresión/reacción semejante a la peliverde.

Aiz estiró el brazo intentando detenerlo... aunque era demasiado tarde. Él ni siquiera se percató de su presencia.

Se quedó estática.

Una punzada provocaba un dolor inexplicable en su corazón que se intensificó cuando ambos se tomaron de las manos al tenerse de frente...

Esto era demasiado...

-Aiz...-Lefiya se acercó a su compañera.

-Quiero... quiero ir a la mansión...-Respondió, dándose la vuelta.

-E-Espera, Aiz-El resto quiso detenerla pero la pelidorada inició la carrera a su hogar.

"¿Por qué me molesta? ¿Por qué me irrita? ¿Por qué siento tantas ganas de llorar y un vacío sin fondo en el estomago? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?!" Gritaba desde su interior. Una presión sobre su pecho le dificultaba respirar de forma adecuada.

La cabeza agachada y pequeñas gotas que se deslizaban por sus mejillas fueron lo último que las chicas de la familia Loki lograron percibir en su expresión antes de perderla entre la multitud.

-¿Es culpa nuestra...?-La elfo pelinaranja sintió miedo de ser responsable de dicha situación.

-No... nos precipitamos... y desafortunadamente no pensamos en la posibilidad de que él la esperase-Tione frunció el ceño.

-Hay seguirla. Dijo que iría a la mansión-Tiona fue la primera en ir tras de su amiga.

Del lado de Bell y Ryuu.

-Perdón por no avisarte que saldría temprano. Syr insistió en llevarme a realizar unas compras-Se disculpó la elfo.

Bell negó con la cabeza.

-No hay problema. Estamos juntos ahora, es lo importante-Contestó.

-S-Sí. Por cierto... ¿Cómo me veo?-Ryuu quiso saber la opinión de su pareja por lo que ondeó su bello vestido para que él pudiese observarlo detalladamente.

El chico posó su palma en la mejilla derecha de la muchacha y dio su punto de vista.

-Luces tan hermosa que no encuentro palabras para describirte... Si tuviese que elegir una expresión que se acerque a mi opinión sobre lo bonita que te ves, diría que la palabra "Perfección" palidece cuando la comparan contigo-Un halago un tanto largo aunque precioso. Tal vez incluso exagerado.

La cara de Ryuu explotó en un rojo intenso.

Vapor se desprendía de su cabeza.

-S-Siempre sabes decir las palabras exactas que causan un estremecimiento en mi corazón...-Ella se quejó con un tierno puchero que le agregaba un plus a su belleza.

Bell no podía dejar de mirarla.

Tragó saliva.

-En verdad eres una hermosa hada...-Susurró.

-¡D-Deja de llamarme así! A-Al menos no en público... me avergüenza...-Ryuu le tapó a boca y le reclamó.

-Hmm HmmHmmmHmmm-Dijo a duras penas. (Lo prometo).

La elfo lo soltó.

-No me es posible negar que me trae felicidad saber que piensas eso de mi...-Susurró.

Bell rió en tono bajo.

plaf

Él la sujetó.

-¿Uh?-Esto sorprendió a su acompañante.

-Desde que te conozco es lo que creo de ti. Siempre serás mi...-Antes de finalizar su oración, se acercó al oído de la peliverde.

-Mi hermosa hada de cuentos...-Le dijo sin que fueses escuchados por los demás.

puff

Otra vez, vapor salió de la cabeza de la mujer.

-¡Bien! ¡Es hora de empezar nuestra cita!-Dijo Bell, cambiando de tema.

-¡S-Sí! Pero... ¿Lo haremos así?-Preguntó Ryuu.

-¿Así cómo?-Preguntó el peliblanco.

-S-Sujetados de la mano...-Bajó la mirada a donde sus palmas y dedos se hallaban entrelazados sin la intención de separarse del otro.

-Por supuesto. Lo dijimos anoche ¿No? Hay que presumirnos el uno al otro-Sonrió Bell sin una pizca de vergüenza.

-C-Cierto...-Ella asintió.

Y así... daba inicio su cita...

Durante la cita.

La pareja caminaba plácidamente ante la mirada de los dueños de cada uno de los puestos por los que cruzaban al igual que por unos pocos clientes que se hallaban comprando en dichos sitios a tan temprana hora.

Muchos no sabían aún la verdadera identidad de la hermosa chica que acompañaba al "Pequeño novato". Esto se debía a que no se enteraron de lo ocurrido en la fiesta de la familia Freya aunado a que el gremio todavía no hacía pública la vuelta de la diosa Astrea y la salida de "Vendaval" de la lista negra.

Teniendo eso en cuenta... era obvio que los comentarios alrededor de Bell y su acompañante no se hiciesen esperar. Más por culpa del conejo peliblanco que por otra cosa.

-Miren, es el pequeño novato. Está con una elfo sin que ella se niegue a agarrarlo de la mano... ¡Que envidia!-

-¿No se supone que odian el contacto físico? ¿Cómo pudo conseguir tal hazaña?-

-¡Es muy preciosa! ¡Nunca la había visto en Orario! Que buena mujer se consiguió-

-Demonios... al club de fans del conejo no le agradará enterarse de esto-

Este último comentario de los civiles causó cierta inquietud en Bell.

"¿Club de fans...?" Se cuestionó.

En ese momento un aura pesada cayó encima suyo.

Al checar en su costado derecho, sitio donde su amada caminaba pegada a él, se topó con unos ojos vacíos.

-¿R-Ryuu?-La nombró.

-¿A qué se refieren con "Club de fans"?-Ni corta ni perezosa externó su duda.

-¿Eh? N-No sé... no tengo idea de qué quieren decir con eso-El negó con la cabeza en reiteradas ocasiones.

Fue ahí donde alguien en el público causó estragos.

-Y pensar que apenas antier se la pasó dentro del calabozo, salvando y conquistando chicas...-Dijo una aventurera con cierto enojo. ¿Una víctima de las conquistas del conejo? Quien sabe. Eso no importaba ahora.

-Bell...-Una voz de ultratumba desencadenó el terror del chico.

Hizo contacto visual con la elfo y la expresión que esta tenía le trajo un escalofrío que recorrió su espalda por completo.

-Con que conquistando chicas en el calabozo...-Comentó con un enojo tal que apretó con fuerza la mano de Bell. Los dedos del pobre conejo tronaron.

-N-No es lo que crees. V-verás... ¡E-Esto tiene una explicación!-Se justificó hasta que algo golpeó en su cabeza.

*¡PUM!*

-¡MUJERIEGO!-Le gritó Ryuu quien se echó a correr.

-¡E-Espera...!-Dijo Bell desde el piso con un chichón en la cabeza.

Una explicación más tarde...

-Y eso sucedió... prácticamente no tuve opción. Era eso o ser electrocutado. Gracias a las constantes descargas de Hedin-Sensei es que pude luchar mano a mano contra él. Ya conocía su magia-Finalizó su explicación mientras se sobaba la cabeza, específicamente el lugar donde la elfo lo golpeó.

-No lo hiciste porque quisieras ¿Verdad?-Ryuu insistió con el tema.

-¡P-Por supuesto que no!-Respondió el chico un tanto frustrado por la constante pregunta que le lanzaba su amada respecto a su verdadera intención en aquel "Entrenamiento".

-¿Por qué no me lo dijiste antes?-Interrogó.

-Con todo lo que pasamos en estos días me fue imposible siquiera acordarme de ello-Bell dio la resolución a la duda de la elfo rápidamente. Demostrando verdad absoluta en ella.

-Hmmm...-Expresó la elfo.

Se tomó su tiempo antes de continuar.

Suspiró pesadamente y sus orejas bajaron.

-P-Perdón... E-Es la primera vez que estoy en una relación y... me sentí... un poco celosa...-Se disculpó sinceramente. Se notaba en su voz entrecortada al igual que en sus ojos cristalinos lo mucho que se arrepentía por la exagerada reacción.

-No te preocupes. Peores golpes me han dado y aquí sigo enterito-Contestó el joven.

-No se trata de eso... no confié en ti y me precipité a los hechos...-Ella se mantuvo decaída.

-Ryuu. Es nuestra primera relación. Está claro que fallaremos en infinidad de cosas por nuestra propia inexperiencia pero no me rendiré-Le dijo Bell con calma.

-P-Pero yo...-La peliverde intentó llevarle la contraria sin embargo no se le permitió hacerlo.

-Ryuu. Tropecemos, cometamos errores pero nunca nos separemos. Quiero crecer contigo en esta relación. De las equivocaciones se aprende y estoy seguro de que alcanzaremos una relación perfecta-Comentó Bell, acariciandole la mejilla con delicadeza.

Ella cerró sus ojos y disfrutó del calor que este tacto le proporcionaba en dicha zona.

Pegó aún más su rostro a la palma de su amado.

-Me alegro de enamorarme de ti...-Confesó.

-Agradezco que así haya sido...-El peliblanco concordó.

-¿Deseas que continuemos con nuestra cita?-Preguntó.

Ryuu negó y se acurrucó al lado de su amado.

-Mmm no... quedémonos así por un tiempo...-Respondió.

Bell aceptó sin queja alguna.

-Tus deseos son órdenes...-

Ella colocó su cabeza sobre el hombro de Bell. Cerró sus ojos y sonrió.

"Una cita extraña pero adoro estar a su lado sin importar dónde sea... con que así se siente el amor..." Dicha opinión no salió de la mente del conejo, quien se limitó a disfrutar la compañía de su novia.

En la Torre de Babel.

-¡Awwwwww se ven tan adorables!-Freya, quien lucía como una fangirl emocionada porque su shipp se hizo canon, vigilaba a los tórtolos.

-¡Mira Ottar! ¡Míralos! ¡Son muy lindos!-La diosa pataleaba y jaloneaba al capitán de su familia en reiteradas ocasiones.

-No logro verlos desde aquí, Freya-Sama-Contestó el Boaz estoico y serio. Algo normal en él.

-Buuuuu eres aburrido-Se quejó la peliplateada.

-Freya-Sama... ¿Está segura de esto?-Preguntó Ottar tras ver la mirada perdida de su diosa quien no la apartaba de la dirección en la que se supone que Bell y Ryuu descansaban.

-¿Eh? ¿A qué te refieres?-Freya no entendió lo que quiso decir.

-¿Está segura de permitir la unión entre ambos? Usted bajó a este mundo para buscar a su amado y por fin lo encontró... ¿Por qué permitir que alguien más lo tenga?-Esta vez el boaz detalló su interrogante.

Freya soltó aire en un pesado suspiro.

-Su alma nunca brillaría con la misma intensidad como lo hace al lado de Ryuu si estuviese conmigo...-Respondió.

-Además... ahora hay dos almas idénticas... blancas y puras... su unión es algo que me trae placer y curiosidad. Me pregunto... ¿Qué tanto podrán brillar estando juntas?-Habló al aire. En su rostro se expresaba una felicidad inmensa.

A Ottar le alegraba notar el crecimiento de su diosa. El cambio que tuvo. Algo raro en los dioses ya que se supone que siempre son iguales tan física como mentalmente.

-¡También hay que recordar que si procrean un hijo y este tiene un alma como la de ellos podré tenerlo solo para mi!-Freya aplaudió y se extasió por la posibilidad de que eso ocurriese.

El orgullo que el Boaz sintió por la peliplateada hace unos segundos se desvaneció en un santiamén.

-Usted es todo un caso, Freya-Sama-

-¿Are?-

En alguna parte del calabozo.

-Así que Astrea regresó...-Dijo cierto extraño.

-Sí... Enyo-Sama... también la aventurera "Vendaval" salió de la lista negra a petición de Freya-Sama. Desconozco la relación que tengan-Informó una voz femenina.

-Vendaval... nos causó muchos problemas al asesinar a la familia Rudra...-Enyo sujetó su barbilla.

-¿Desea que acabe con ella?-Preguntó la mujer de antes.

-No será necesario... Revis... No habrá ningún rincón de Orario que sobreviva a lo que planeamos-Era difícil identificar la expresión de Enyo ya que una máscara cubría su rostro, no obstante, no era necesario poseer una imaginación creativa para saberlo.

-De acuerdo-Asintió Revis.

-También mencionaste a ese niño de Hestia. El "Pequeño novato"-Recordó el hombre.

-Sí. Él derrotó a Hildrsleif de la familia Freya. Desconozco el resto de detalles-La pelirroja proporcionó la información.

-Interesante... Pero es indiferente. No tiene nada que ver en esto-Desechó el interés en Bell tan rápido como este surgió.

Revis se mantuvo en silencio.

-¡Pongan manos a la obra! ¡Que en un par de días haremos nuestro movimiento!-Ordenó.

-Veamos cómo intentarás detenernos... Loki...-Agregó lleno de confianza.

Orario estaba apunto de ver la desesperación y esto excitaba al extraño por alguna extraña razón.

A la distancia, la pelirroja, Revis es su nombre, se alejó.

-Vendaval...-Recordó el apodo de dicha aventurera.

Una imagen fugaz cruzó en su mente.

Sacudió su cabeza, la cual dolía.

-Tengo trabajo que hacer...-Decidió ignorar lo anterior y se sumergió en los adentros del calabozo.

"Ese "Pequeño novato" estuvo en Rivira... en aquella extraña tumba... debí acabar con su vida cuando lo vi... mi error..." Ella recordó la ultima vez que se lo topó en el piso 18. (Nota del autor: Checar el capítulo 11 para entenderlo).