A la mañana siguiente. En la mansión de la chimenea.

-Lo lamento Lucía, no podemos llevarte-Declaró Bell, negando con la cabeza a la abatida joven.

-¿Por qué? ¡He mejorado mucho en los últimos días!-Se justificó la chica en cuestión.

-La expedición es en los pisos profundos y...-Intervino Ryuu, ligeramente incómoda de recordar los sucesos ocurridos en aquel sitio tiempo atrás.

-No quieren ponerte en riesgo. Es muy peligroso, mi niña-Complementó Astrea, quien se hallaba sentada enfrente de su hija.

Tanto el conejo como la hada asintieron, confirmando lo dicho por la deidad. Ellos eran perfectamente conscientes de lo peligroso que era ese lugar. No dudaban de la capacidad de la nueva miembro de la familia Astrea, pero si de por sí el calabozo es un sitio repleto de riesgos, aunado a la mala suerte de la familia Hestia que siempre está presente en las situaciones donde nacen irregulares y otros tipos de calamidades que sí las enumeramos nos tomaría todo el día, en los pisos profundos es mucho peor y más impredecible.

-Ni siquiera nosotros estamos bien preparados para esa travesía, la vez pasada recibimos muchísima ayuda y esa es la razón por la cual seguimos con vida-Explicó Welf, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. La primera expedición de la familia Hestia, si bien fue exitosa, los traumas permanecían.

-Entiendo...-Susurró Lucía, cabizbaja.

Bell y Ryuu, quienes estaban a espaldas de ella, posaron sus manos encima de los hombros de la joven, buscando reconfortarla.

-No enfrentes más de lo que puedes manejar. Sé que intentas demostrar que eres fuerte y te sientes fuera de sintonía en esta familia repleta de monstruos y valientes aventureros. Pero todos debemos ir a nuestro ritmo, cada uno de nosotros comenzó desde abajo y fuimos escalando. Como tu capitana, no, como tu amiga, te pido que no te hagas menos. Serás muy fuerte porque la determinación la tienes, es solo ir puliéndola-Declaró la rubia, sonriéndole. Se preocupaba por reciente miembro de la familia Astrea así como Alise y el resto de sus antiguas compañeras hicieron por ella.

"Quiero ser igual de buena que tú, Alise" Pensó la elfo, rememorando el talento y liderazgo de la pelirroja, quien inspiraba confianza a quienes la rodearan. Aspiraba a alcanzar tal nivel.

-Lili está de acuerdo en que varios aún no estamos listos. Pero fue lo que tocó ¡A esos malditos parásitos chupa sangre del gremio no les importa la seguridad de los aventureros! ¡Solo quieren llenar sus bolsillos!-Alzó la voz la Hobbit, irritada y apretando el puño mientras los ojos se le encendían en llamas. No literalmente, claro.

-Es su irá hablando, Lili-Dono, otra vez-Mikoto agarró a la pequeña, calmándola mientras esta pataleaba. Parecía acostumbrada a esto, a lo mejor no era la primera vez que lo hacía.

A la vez que esa escena se desarrollaba, Hestia llamó al capitán de su familia, alejándolo del centro de atención.

-¿Sucede algo, Kami-Sama?-Preguntó Bell, susurrándole. La forma en la que la diosa trataba de ocultar este asunto le daba a entender que se debía manejar discretamente.

-Bell, es sobre los Xenos. Urano quiere hablar contigo-Respondió la decidas con coletas, sacando una carta de entre sus pechos y extendiéndola a su hijo.

-K-Kami-Sama, no voy agarrar eso ¿Por qué no lo guardó en su bolsillo?-Dijo el peliblanco, sonrojado, desviando la mirada y empujando lentamente la mano de la pelinegra para que no acercara ese papel a él.

-Exageras, solo agárrala. Además, esta ropa no tiene bolsillos-Reclamó Hestia, insistiendo.

-¡N-No puedo sí salió de ahí!-Se justificó el avergonzado conejo, quien esquivaba los intentos de su diosa para darle esa carta sumamente importante.

De repente un aura oscura emanada a sus espaldas provocó que un escalofrío les recorriera la médula, deteniendo ese acto de circo tonto que llamó la atención, justo lo que no querían.

-¿Qué es eso, querido?-Preguntó Ryuu, sonriéndole. La ceja derecha le temblaba, expresando el control de su enojo.

No era estúpida y sus sentidos de nivel 5 no estaban de adorno. Escuchó perfectamente la conversación, solo quería que su amado le confirmara los hechos y así no matarlo por secretearse con la diosa que claramente quiere con él y que ha intentado lenta, aunque activamente, conquistarlo y tentarlo con esos enormes pechos que se tambalean de un lado a otro cada que corre a recibirlo luego de que éste regresa del calabozo o a donde sea que se vaya. A pesar de que prácticamente ya amarró a Bell a ella, sigue siendo insegura respecto a las demás chicas que lo rodean, considerándolas una amenaza latente.

Ambos giraron, viéndola fijamente y aplastando la espalda en la pared de la habitación donde se hallaban.

Hestia tragó saliva.

-Hehe... dudo que puedas serle infiel algún día...-Opinó.

-¡No empeore las cosas, Kami-Sama!-Reclamó

-¿Infiel? ¿A qué se refiere, Bell?-Los ojos azules y sin brillo de la rubia se centraron en su novio, el cual saltó del susto y quiso retroceder. Lástima que ni había manera dado que su espalda ya chocaba con el fin del cuarto, o sea, la pared.

Astrea se acercó a Hestia, agachándose para hablarle al oído.

-Deja esas bromas ahora e informa de lo sucedido o mi niña se quedará sin esposo y tú sin hijo-Aconsejo la deidad castaña, volviendo a recuperar la postura tras esto.

-Ugh...-Se lamentó Hestia, quien deseaba conocer el desenlace de esa "Inofensiva broma".

Suspiró profundamente y levantó la carta.

-Se trata de esto-Reveló.

-¿Qué es eso, Hestia-Sama?-Interrogó Ryuu.

-Urano-Sama...-Lili reconoció el sello de la carta.

La diosa con coletas asintió.

-Parece que la expedición acaba de complicarse. Como si no fuese suficiente ir a los pisos profundos-Expresó.

Todos se observaron entre sí.

La elfo tomó el sobre y lo abrió.

-¡O-Oye! ¡Va dirigida a mi familia! ¡La tuya no debe entrometerse!-Recriminó Hestia, queriendo arrebatársela. Sin embargo, la hada la frenó, estirando su mano para frenarle la cabeza.

El rostro de Ryuu cambiaba progresivamente mientras la lectura avanzaba. Fruncía el ceño y agudizaba la vista, dándole mala espina al resto de los presentes.

-Ryuu-Sama... ¿Es algo malo?-Cuestionó Haruhime.

-El calabozo... piso 37... irregular...-Murmuró Ryuu, sudando frío.

-¿Qué?-La hoja le fue entregada al muchacho, quien la leyó a todas prisas.

La expresión de terror en el peliblanco asustó a propios y extraños.

-El palacio blanco fue destruido por completo. El responsable se desconoce. No obstante, se intuye que se trata de un irregular...-Informó.

-¿Cómo es eso posible? Lili sabe que el palacio blanco está repleto de monstruos. Sin embargo no hay ningún que tenga la suficiente capacidad de tal daño, ni siquiera el Udaeus quien es el monster rex-Comentó Liliruca, temblorosa.

Si fue solamente un monstruo quien causó tal daño, entonces estaba fuera, muy fuera, de sus manos y capacidad.

-Quienes se deben encargar de este trabajo son aventureros de mayor rango. La familia Loki o Freya, por ejemplo-Opinó Welf, sosteniéndose la barbilla.

-Eso no es lo pero de todo. Si el daño es tan grande como la carta nos da a entender, entonces...-La rubia vaciló. Las piernas le temblaban y la voz se le apagaba poco a poco.

-El juggernaut ya ha de haberse generado...-Adicionó Bell, completando lo que su pareja decía mientras se aproximaba a ella. El terror dibujado en su rostro fue la señal que necesitó para comprender lo que sentía.

-Tranquila ¿Sí? Estoy contigo-Le musitó al oído, sosteniéndole la mano.

Ella respiró lentamente, calmando su ritmo cardíaco.

-Ya estoy bien, muchas gracias amor-Contestó, agradeciéndole por el apoyo que, aunque fuese pequeño, le ayudó mucho.

-¿Juggernaut?-Preguntó Lucía.

-Cuando estudié en el gremio leí la descripción de los monstruos de los pisos profundos. No recuerdo que haya uno que reciba tal nombre-Comunicó la humana, sorprendida de que fuese la primera vez en oír de tal monstruo que infundía miedo en la capitana de su familia.

Astrea y Ryuu se miraron brevemente, asintiendo seguido de esto.

-No hay información de él en el gremio. Somos pocos quienes lo conocen y menos los que vivimos para contar nuestro encuentro contra esa... "Calamidad"-Reveló Ryuu, entrelazando sus dedos a los del conejo.

-Esa cosa fue quien asesinó a toda la anterior familia Astrea. Fuimos emboscadas por remanentes de Evilus, quienes nos tendieron una trampa y destruyeron una porción muy grande del piso del calabozo donde nos hallábamos. Y, seguido de esto, un agudo grito provino de las profundidades. Después las paredes se abrieron, despedazando lo que había alrededor. En un abrir y cerrar de ojos esa cosa ya apuntaba a nuestra dirección, lista para asesinar, despedazas o desmembrar a lo que se moviera al menos un milímetro-Agregó. Mientras las palabras avanzaban, las memorias de aquel fatídico día regresaban.

-Yo fui la única sobreviviente...-Finalizó, aparentando la mano de su novio, quien no se quejaba en lo absoluto.

Fue momento en que a él le tocaba hablar y contar su versión, aunque la castaña ya estaba lo suficientemente asustada como para continuar.

-Yo lo conozco porque también me tocó enfrentarlo junto a ella. Misma historia, nos emboscó un aventurero perteneciente a la ex familia Rudra, la cual se relacionó de manera cercana a Evilus. Aquel hombre buscaba venganza contra Ryuu y me vi envuelto en ello. Solo puedo decir que es el segundo rival más fuerte que me ha tocado enfrentar-Bell resumió la experiencia. No tenía sentido alargar innecesariamente el relato tomando en cuenta que eso quedó enterrado en el pasado.

-No hay piso en el que salga naturalmente. Solo nace cuando se le requiere. Es el sistema de defensa del calabozo. Pero hay algo que me trae intranquila...-La elfo se sostuvo la barbilla, arrugando la frente.

-Creo que entiendo a qué te refieres-Concordó el conejo, como si no fuese necesario intercambiar información para comprenderse el uno al otro.

-Si presuntamente es un irregular el que destruyó el palacio blanco, eso significa que no puede ser posible la participación de aventureros y mucho menos el nacimiento del Juggernaut. El propio calabozo es el responsable-La rubia expresó su teoría.

Bell retomó la lectura. Tal vez pasó por alto algún detalle importante.

-Bell-Dono. Si la expedición se acaba de complicar más ¿No sería mejor retrasarla? Sé que es probable que nos multen, pero...-Mikoto quiso razonar con el capitán de la familia, aunque...

-No, hay que cumplirla-Interrumpió el muchacho.

-¡¿Qué?! ¡Bell! ¡Acabas de leer lo que dice! ¡Es peligroso!-Hestia alzó la voz.

-¡Sí, Bell-Sama! ¡No sea necio! ¡Este trabajo es mucho para nosotros!-Lili concordó con la diosa de coletas, lo cual es raro en ese par.

-Aquí dice que Fels fue a investigar el "Llanto" del calabozo y no ha regresado ni se ha comunicado. Urano no quiere que peleemos. La misión es buscar a Fels o alguna señal de que sigue vivo-Explicó seriamente el joven, bajando la hoja de papel y finalizando la lectura.

Volteó la carta para que todos lo vieran.

-Son mapas de pasadizos secretos de los pisos profundos. Aquí fue el último contacto de Fels con Urano-Señaló un punto rojo, el cual brillaba tenuemente.

-Es la señal del Oculus ¿No?-Preguntó el herrero pelirrojo, mirando detenidamente.

-Bell, esa zona es...-Ryuu reconoció aquella zona en el mapa.

-Sí... el coliseo-Confirmó el peliblanco las sospechas de la elfo.

-Permítame ese mapa, Bell-Sama. Trataré de trazar la mejor ruta para esta misión. Lo conozco lo suficiente como para saber que aceptaremos esta misión a pesar de que tiente contra nuestra vida-Lili le arrebató los planos del piso 37 a su capitán, expresando su inconformidad con la decisión que Bell estaba apunto de tomar, pero apoyándolo como siempre.

-Es que se trata de Fels. Nos ha ayudado muchas veces. Además es una solicitud directa de Urano-Sama. Y sé que es menos importante y no deberíamos preocuparnos por ello, sin embargo nos pagarán...-El conejo, quien daba las razones de por qué era vital la participación de la familia Hestia en el rescate del Xenos, fue interrumpido por un grito.

-¡CINCUENTA MILLONES DE VALIS!-Los ojos de la soporte brillaron internamente. Signos de aquella monda le aparecieron en el lugar de la Iris.

-¡Wow! Eso es mucho dinero para lo que se supone es una simple misión de reconocimiento y rescate-La pelinegra oriental echo un vistazo a la parte donde se revelaba la recompensa.

-Mikoto-Sama, esa clase de comentarios son de mal augurio-Dijo Haruhime.

Las frases como "No podría ser peor" o "Simple misión" siempre han sido proveedores de dificultades en la familia Hestia.

Mientras el resto discutía sobre la recompensa, Bell y Ryuu platicaban.

-Es muy peligroso... aún si se nos proporcionaron esos planos, es demasiado riesgoso teniendo en cuenta a qué nos enfrentamos y el desconocimiento de aquel irregular que se hace mención. Todavía si descartamos a este último, la ubicación es el coliseo y nadie, aparte de nosotros dos y Aisha, está preparado-Susurró la elfo, apretando su puño a consecuencia de la frustración.

-Ya sé. Amor, esta misión es solo dirigida a nuestra familia, no quiero que tú te veas involucrada en...-El cuello de la camisa del conejo fue jalada, frenando en seco esa declaración.

-No me dejarás fuera de esto. Desde el momento en que decidí unir mi vida a la tuya cualquier situación, sea buena o mala, la compartiré contigo. Así que estoy dentro-Sonrió la rubia, revelando que no tiene ni la mínima intención de quedarse fuera de esta travesía.

"Genial... mi novia es realmente genial..." Bell celebró internamente, embobado por lo genial que era Ryuu cuando adoptaba esa faceta de mujer decidida que apoya al hombre que ama.

-No tienes idea de cuánto te amo ahora mismo-Dijo el chico.

-¿Eh? ¿P-Por qué dices esto tan de repente?-Le preguntó la elfo, sonrojándose.

-Solamente quería decirlo-Respondió el conejo, acariciándole la mano delicadamente.

-¡Mooooou! ¡Es vergonzoso que hagamos esto en público!-Reclamó la rubia, poniéndose de pie y gritándole totalmente ruborizada por el actuar coqueto de su futuro esposo.

-Pero Ryuu, aquí ya no hay nadie-Bell le mostró que la habitación se vació mientras el par de tórtolos se secreteaban sus cositas. Tanto hijos como dioses se retiraron de ahí, yendo a diferentes destinos que se relacionaban con las personas que apoyarían en la expedición venidera, abandonándolos.

-¿Eh? ¿En qué momento se fueron todos?-Ryuu ladeó la cabeza, sorprendida. No se percató de que solamente ella y él permanecían ahí o el momento en que el resto se retiró. Sin dudas ignora el resto al mundo cuando está con Bell.

-Nos quedamos solos aquí en mi habitación... así que...-Susurraba el conejo, posando los dedos de la mano derecha debajo del mentón de su amada, levantándolo y preparándose para besarla a la vez que ponía la mano izquierda encima de la mejilla de ella.

La elfo poca o nula resistencia opuso. Al contrario, recargó la mano de su amado. Quería tenerla más cerca y que la piel se contactara en mayor medida. Al no haber nadie que los observara se sentía segura de actuar coqueta y recibir los mimos que tanto le encantan.

Mostraba una expresión deseosa, sabiendo lo que venía.

Esa era la señal. A pesar de que el muchacho es inexperto en relaciones ha conseguido entender los sutiles indicios que marcaban el paso en los deseos de su amada.

Sus labios se acercaron a ritmo pausado, disfrutando el momento, y...

Mua

Se besaron fugazmente.

Despegaron los labios.

Y luego...

Mua

Los juntaron por segunda ocasión.

Esta tendencia continuó hasta que...

-Shu...-Astrea se asomó desde la puerta que no fue cerrada completamente, llamando la atención del par, los cuales se separaron rápidamente, alejándose el uno del otro.

-¿A-Astrea-Sama?-La nombró su hija.

-Ignórenme y continúen con lo que estaban a punto de hacer-Pidió amablemente la castaña, sin quitar el ojo de ahí.

-¡Cómo si eso fuese posible! ¡No haremos nada de lo que piensa! ¡Solo nos besamos!-Gritó Ryuu, apenada.

-¡Tch! Arruinas mi diversión...-Y así como fue repentina la presencia de la diosa, fue su despedida.

*¡PAM!*

La hija de la familia Astrea tiró una almohada a esa dirección, agrietando la puerta a pesar de que el objeto lanzado fuera suave.

-P-Perdón...-Bell por fin habló, disculpándose.

-C-Cochino... no porque hayamos subido hasta ese escalón significa que siempre será así...-Contestó la novia, masivamente roja, sacando humo de la cabeza y de las orejas, las cuales se encontraban realmente rojas hasta la punta.

-Lo lamento... es como si un instinto muy escondido en mi haya despertado. También...-Se excusó el peliblanco.

-Quiero que cumplamos tu sueño...-Agregó.

Ryuu volteó hacia él, confundida.

-¿Mi sueño?-Preguntó, queriendo saber a qué se refiere.

-N-No se pueden procrear a tres niños si no lo intentamos-Confesó el muchacho, rascándose la nuca y evitando el contacto visual.

-¡¿Eh?!-Ese sonido salió de la boca de la pareja.

*¡Puff!*

La temperatura de su cara aumentó exponencialmente.

-¡T-Tonto! ¡No tiene que ser tan pronto! ¡Tenemos toda una vida para preocuparnos por eso!-Vociferaba vehementemente, apunto de explotar de la pena y nerviosismo.

-¡P-Perdón! ¡Tienes razón! ¡Es mi culpa!-Se disculpaba Bell, siendo agitado del cuelo de la camisa, mareándose por el ritmo acelerado en que era jalado y empujado.

Ryuu lo soltó, dejándolo caer y con los ojos convertidos en remolinos.

-Nuestra relación avanza muy rápido... no sé cómo reaccionar. Eres la primera y única persona de la que me he enamorado y me enamoraré... te di mi corazón, mi cuerpo y mi alma... ¿Es así cómo se siente el amor? ¿No cometemos un error al apresurarnos mucho? ¿No te hartarás de mi?-Miles de preguntas surgían en la mente de la chica y se expresaban a la vez que estas aparecían.

-M-Mi amor... t-te lo dije en Rivira y te lo digo de nuevo...-Bell se puso de pie a duras penas, tambaleándose a consecuencia del mareo, pero sin frenar el paso a donde la dubitativa chica se hallaba.

-Te amo y eso no cambiará nunca. Es imposible que me harte de ti porque para mi cada día a tu lado es el mejor del mundo. Estar a tu lado solo hace mi vida más feliz y es un sentimiento del cual nunca tendré suficiente-La agarró de las manos delicadamente mientras decía aquello. No sabía a dónde mirar exactamente porque veía 3 Ryuu.

"A la de en medio será..." Se dijo a sí mismo antes de dar el siguiente paso.

El peliblanco posó sus palmas en los costados del rostro de su novia.

El ritmo cardiaco de Ryuu aumentó palabra a palabra y se le creó un nudo en la garganta. No cabía duda, se enamoraba más.

Sintió el calor que la piel de su amado le transmitía.

-Te amo, mi hermosa hada de cuentos-Concluyó, besándola.

Mua

El cuerpo de la chica se relajó y compartió el beso.

Los labios se aplastaban y las lenguas entraban a la boca del otro.

Ese beso lujurioso que distaba mucho del primero que se dieron semanas atrás cuando oficializaron su relación fue progresando hasta que se requirió romperlo para respirar.

Sus respiraciones estaban agitadas y sus miradas deseosas de continuar. Sin embargo...

-Shu...-Una Astrea salvaje hizo su aparición nuevamente.

-¿No que no harían nada...?-Susurró, sonriendo.

-¡ASTREA-SAMA!-Gritó la rubia y la diosa desapareció nuevamente.

El par se acomodó la ropa arrugada. Ryuu los mechones de su cabello despeinado.

-C-Cuando...-Habló esta última.

-¿S-Sí?-Bell le pidió proseguir.

-C-Cuando la expedición termine... podemos intentar otra vez... e-eso... contrólate hasta entonces, p-por favor...-Dijo, juntando sus dedos índice y evitando el contacto visual.

-H-Hai...-Asintió en reiteradas ocasiones el conejo.

La elfo abandonó la habitación perteneciente a su pareja, dejándolo solo.

Él se tiró a la cama, tapándose la cara con las manos.

"Abuelo... ahora más que nunca comprendo perfectamente lo que me decías sobre las mujeres... ¡POR CULPA DE ESO NO PUEDO CONTROLARME!" Pensó, culpando al anciano que lo cuidó de niño.

-Eres realmente adorable Ryuu, te amo...-Confesó al aire, con una sonrisa amplia de oreja a oreja.

En la farmacia Azul. Con Lili.

-Y así están las cosas. Lili vino a explicarles el cambio de planes respecto a la expedición. Ya está en Cassandra-Sama y Daphne-Sama si aceptan-Tras varios minutos terminó de explicar la hobbit a las dos miembro femeninos de la familia Miach que en primera instancia fueron invitadas para formar parte del grupo de la expedición próxima como la vez anterior.

Habiendo recibido esa información directamente del dios de Orario, Urano-Sama, debían hacérselo saber a quienes estuviesen involucrados en la expedición y eso incluía a la peliazul y pelirroja. Llevarlas sin comentarles la situación "Especial" sería mentirles y podría perjudicar la relación que sostienen las familias y poner en riesgo sus vidas, cosa que claramente no querían.

A parte, ellas ya conocían el tema respecto a los Xenos y lo guardaban en secreto sin pedir nada a cambio, por lo que eran de confianza.

Daphne se tomó la barbilla, apretando los dientes.

-Cincuenta millones de valis sin dudas es una cantidad enorme. Pero el riesgo es muy alto. No confío en ninguna misión que tenga la palabra "Desconocido" en las especificaciones. No ser consciente de los peligros a enfrentar en el calabozo es prácticamente un suicidio si consideramos lo impredecible y cambiante que este puede llegar a ser...-Comentó la chica. La experiencia hablaba.

-Cassandra ¿Tuviste alguna visión respecto a lo que se avecina?-Preguntó a su compañera, visiblemente inquieta y en silencio, quien se sorprendió por la consulta.

-¿E-Eh? ¿V-Visión? ¿M-Me preguntas a mi?-La peliazul titubeó.

-Sí. Prometí confiar en tu criterio y no catalogar como "Sueños tontos" esas premoniciones tuyas. Así que dime ¿Hay algo respecto a esta expedición?-Preguntó, informando el repentino interés en lo que ella tenía por decir u opinar.

Cassandra sonrió y una pequeña lágrima de alegría se deslizó por su ojo descubierto.

-¡Gracias, Daphne!-Abrazó a su mejor amiga. Es lo que quiso desde siempre, que creyeran en esas premoniciones que tantas veces fueron ignoradas.

-¡H-Hey! ¡Despégate y contesta!-Exclamó la pelirroja, exigiendo la respuesta a la interrogante que se le planteó a la llorona miembro de la familia Miach.

-Ustedes dos sí que son un caso-Opinó el dios de la familia, feliz de ver la escena.

-Fufufufu-Naaza se rió. Desde que ese par apareció les ha ido bien en la farmacia. Fue inesperada su unión, pero se le agradecía en demasía al destino por habérselas cruzado.

Después de que la pelirroja separara a la peliazul, por fin se pudo responder la interrogante planteada con anterioridad respecto al posible destino que sufrirían en esta travesía misteriosa y desconocida.

-Yo, esta mañana, antes de despertar, sólo pude ver que a un cúmulo de huesos retorciéndose en el suelo mientras dos luces blancas lo envolvían, consumiéndolo poco a poco a la vez que las llamas del infierno quemaban todo a su paso. El palacio caerá y...-Explicaba, tratando de recordar cada detalle de esa aparente pesadilla. Curiosamente, a pesar de que se tratara de eso, no lucía asustada ni nada que se le asemejara.

-Y... los gritos se apaciguaran, habiéndose pasado la prueba impuesta por la fuerza sobre los monstruos. Esto será el preámbulo antes de que se desencadene el ataque del ojo del caos, que regresará a reclamar lo que le perteneció tiempo atrás... y vengarse de quienes lo sacaron de su trono...-Finalizó. La imagen de un ojo violeta furioso, cubierto en fuego de este mismo color, apareció en su subconsciente, causándole temblor en cada zona del cuerpo.

-La imponente figura... contra la luz del heroísmo... es una batalla que no podrá evitarse... y... de la cual solo uno sobrevivirá...-Adicionó, tragando saliva.

-Si la madre muere... la esperanza también... debemos evitar que eso ocurra o si no la esperanza de victoria será nula...-Concluyó.

Lili, Daphne, Miach y Naaza lucían pensativos, interpretando la claramente apocalíptica visión.

-El ojo del caos... ¿Qué significa eso?-Se cuestionó la última de ellos.

-Dices que después de que los huesos sean consumidos habrá paz. Eso significa que es una misión que claramente no podemos evitar si deseamos apaciguar la furia del calabozo...-La amiga de la chica de las premoniciones sostuvo su barbilla. Ya consideraba aceptar porque a la larga les beneficia.

-S-Sí... pero... también existe la probabilidad de que haya malinterpretado lo que vi-Avisó Cassandra.

-Lili cree que, considerando la suerte de la familia, será de todo menos sencilla...-La Hobbit suspiró pesadamente. Los problemas estaban a la orden del día cuando la familia Hestia se dignaba a explorar el calabozo.

-No puedo negar eso. Ese es motivo por el cual trato de buscar todos los enfoques posibles. La anterior expedición casi nos mata y no deseo repetir esa experiencia-Respondió Daphne, apretando los dientes, frustrada porque la resolución tardaba en alcanzarse.

La peliazul la jaló de su manga, llamándole la atención.

-Vamos... no quiero continuar presenciando el dolor de los demás sin hacer nada... nosotras también debemos poner nuestro granito de arena para que el mundo pueda tener su feliz desenlace-Expresó, sonriendo repleta de confianza y con mirada retadora que no expresaba ni pizca de duda, algo raro en ella, quien normalmente se comporta de forma temerosa ante lo desconocido.

-¡Cassandra-Sama aceptó! ¡Está atada, Daphne-Sama!-Celebró la soporte, levantando los brazos, sintiéndose victoriosa. Obviamente no esperaba que convencerlas fuese sencillo. Sin embargo, al final salió a pedir de boca.

-Ugh... de acuerdo. Estamos dentro. Solamente díganos qué día partimos-Contestó la pelirroja.

-Hehe...-Lili se rascó la nuca.

-Mañana mismo ¿Cierto?-Miach quiso confirmar su suposición.

-Sí... Lili lamenta que el aviso se les sea entregado hasta ahora. Es culpa de Urano-Sama-Ella se inclinó, disculpándose por el poco tiempo de anticipación.

-Prepararé las pociones. Depender solo de la magia curativa de Cassandra y de Lion es riesgoso en situaciones donde requerirán de la magia. Los pisos profundos no son ningún juego y supongo que están al tanto de ello-Naaza habló.

El trío de aventureras de echaron una mirada rápida.

-En fin. Mañana a primera hora nos vemos en tu sede. Supongo que teniendo en el grupo a dos nivele una nivel 4 debe ser más sencillo-Opinó a Daphne.

-¡No levante banderas rojas, Daphne-Sama! ¡Esas palabras no deben ser pronunciadas!-Reclamó la soporte vehementemente. Expresar tales cosas solamente atraen mala suerte.

-Exageras. Solo digo que los pisos profundos no deben ser tan difíciles si ese monstruo con aspecto de conejo está de nuestro lado...-.

-¡DEJE DE TENTAR A LA SUERTE, DAPHNE-SAMA! ¡AHORA SEGURAMENTE TERMINAREMOS LUCHANDO CONTRA UN JEFE DE PISO! ¡TAL VEZ EL UDAEUS!-Los gritos repletos de cólera por parte de Liliruca daban a entender su frustración. Su experiencia en la familia Hestia la ha convertido en una chica muy supersticiosa ¿Y cómo no serlo? Cada que tocan el calabozo nace un jodido irregular dispuesto a asesinarlos. Todavía recuerda el minotauro de meses atrás.

Mientras esa escandalosa escena transcurría, Cassandra sonreía.

"El conejo blanco y la hermosa hada iluminarán al mundo..." Pensó, repitiendo la parte de su sueño que no deja de aparecer.

Hace mucho tiempo que sus visiones dejaron de mostrar futuros tristes, desolados y llenos de desgracias. No le cabe duda de que es un buen presagio de lo que le espera a la humanidad.

Sin embargo, solo había una cosa que le preocupaba.

"La tierra cautiva y el tiempo del que no podemos escapar los pondrán a prueba en contra de sus voluntades por una fuerza superior que los absorbe y consume poco a poco por mero egoísmo... aunque estoy segura de que lograrán superarlo" Finalizó la conversación interna.

Mansión de la chimenea.

Ryuu caminaba por los pasillos de la enorme sede, sosteniendo la mano de su amado. Ambos se dirigían a una ubicación desconocida. La desolada mansión, a consecuencia de la movilización de los miembros de las familias Hestia y Astrea, les permitía ir a donde se les antoje sin que se viesen interrumpidos.

Avanzaban en silencio, cruzando docenas de puertas. A lo lejos se lograba ver una al final del pasillo, justo enfrente de ellos. Esta estaba decorada con luces y emitía un tenue brillo parpadeante desde debajo de la misma.

La elfo miró de reojo al conejo, quien se limitó a asentir y afianzar el agarre a su mano, demostrando el apoyo que le brindaba ante lo que sea que hiciera.

Ella suspiró y sonrió ligeramente, tranquilizándose. El corazón que antes le latía a un ritmo alarmante se relajó.

La perilla de la puerta se giró, abriéndola y permitiendo el paso al interior de la habitación.

Los dos se introdujeron ahí.

-Lamentamos la intromisión-Dijeron al unísono, ofreciendo disculpas por la repentina visita.

Lamentablemente no se obtuvo respuesta alguna. No obstante, esto no pareció sorprenderlos. Lucían acostumbrados a esta rutina desconocida para los lectores.

Recorrieron el cuarto hasta llegar a la pared delante de sus narices.

Ahí se hallaba una especie de altar repleta de fotos y dibujos de personajes desconocidos para el peliblanco. Al menos en cuestión de haberlas visto en persona. Porque él ha escuchado miles de millones de historias que su amada le contaba cada quien tocaban el tema sobre los, o mejor dicho las, presentes en el altar.

Se hincaron ante el altar, no sin antes volver a encender las velas blancas que se ubicaban a los extremos.

Bell sacó de su bolsillo un artefacto semejante a los encendedores con el cual encendió una llama y compartió el fuego a la mecha de las velas, reavivándolas.

-Si todo sale bien, mañana a primera hora partiremos al calabozo-Avisó, guardando dicho artilugio en su bolsillo.

Ryuu movió la cabeza de arriba a abajo, confirmándolo.

-Lo sé. Por eso estamos aquí. No hay forma de que vaya al calabozo sin antes rendirle tributo a mis amigas-Respondió, asentando algunas flores que compró minutos atrás a una florista a la cual conoce de tiempo atrás, de nombre Anna Claes, en el suelo, exactamente debajo de las fotos y dibujos mencionados con anterioridad.

Juntaron sus manos, pegando la punta a sus rostros sin que contactaran, y guardaron silencio, expresando el mayor de los respetos a las difuntas miembros de la familia Astrea.

Ryuu abrió los ojos de repente y bajó los brazos.

-Alise...-.

-Kaguya...-.

-Lyra...-.

-Iska...-.

-Maryuu...-.

-Noin...-.

-Neze...-.

-Asta...-.

-Ryana...-.

-Celty...-.

Nombró a todas y cada una de las chicas por las cuales aquel altar en su memoria se levantó. No había manera de que, después de tantos años, olvidara los nombres de sus amigas, de su familia.

Tiene en su mente cada detalle de ellas.

Voces.

Expresiones.

Momentos felices.

Tristes...

Sus últimos minutos juntos.

Esa pesada losa le tocó cargar al ser la única que sobrevivió en ese trágico día, el cual poco a poco ha dejado de atormentarla.

-Por favor... acompáñenme y bendíganme en esa pronta travesía. También denle su apoyo a mi nueva familia... a mis nuevos seres queridos-Pidió.

Agachó la cabeza en posición de dogeza para aumentar el grado de súplica y respeto en su demanda.

-Gracias por darme esta oportunidad-.

-Este futuro-.

-Este posibilidad de hacer bien las cosas...-.

-Prometo que no las decepcionaré-.

-Alise... Kaguya... Lyra... seguiré adelante, poniendo en alto la justicia que ustedes me inculcaron-.

-La cual no permitieron que perezca... ni lo hará... porque es la única manera que encuentro de devolverles todo lo que ustedes me dieron-.

Pequeñas lágrimas se derramaban de sus ojos.

Ya no eran producidas por la tristeza o arrepentimiento, sino de la melancolía.

-Soy feliz...-.

-Como ustedes quisieron que lo fuese...-.

Se levantó lentamente, enderezando la espalda y tomando la mano de Bell quien hasta ese entonces permaneció callado.

-Él puede ser tonto... no, es muy tonto-.

-En ocasiones despreocupado-.

-Me provoca muchos sustos-.

-A veces celos-.

-O-Oye Ryuu-El peliblanco quiso detener los ataques a su persona sin éxito alguno ya que la hermosa hada lo ignoró.

-También se mete en muchas situaciones de riesgo sin preguntar antes cómo me siento-.

-Un idiota que tampoco se detiene un segundo a pensar lo que quiero-.

-S-Sé que no puedo negarlo... pero...-Bell se sentía incómodo.

-Aún así... lo amo por todas esas cosas y más...-Adicionó la elfo.

-Si no fuese tonto no me hubiese salvado de las garras del odio y la venganza-.

Ahí dio inicio la explicación.

-Si no fuese despreocupado a tal punto de atravesar la delgada línea entre la valentía, no habría sobrevivido a la llama oscura que me consumía-.

-Si no me provocará esos sustos, no me daría cuenta de que en verdad sigo viva... y gracias a ellos disfruto mejor los momentos de felicidad que últimamente han sido varios-.

-Ryuu...-Bell la nombró, conmoviéndose.

-Que se originen celos dentro mío cuando interactúa con otras chicas es la prueba de lo mucho que lo amo-.

-Si no se metiera en muchos problemas sin considerar mis sentimientos es muy probable que, aquel día en que la historia estaba apunto de repetirse, no me habría enamorado más y más de él-.

-Este tonto héroe al que amo... es quien me provee de felicidad... quien le dio un nuevo sentido a mi vida... quien me enseñó a vivirla nuevamente-.

-Y de no ser por ustedes... nada de esto sería posible. Por eso debo agregarlo a las cosas que me dieron, chicas. Debo agregarlo a los millones de motivos por los cuales estarles agradecida...-.

Ella volteó a su costado, donde Bell la observaba fijamente con una sonrisa reconfortante que le transmitía calidez. Esa sonrisa que la salvó.

-Bell, gracias por existir-Declaró, enseñando los dientes en esa enorme sonrisa que iba de oreja a oreja, sus mejillas ligeramente sonrojadas productos del breve llanto de antes brillaban tenuemente.

-Gracias por elegirme-Agregó.

-Y chicas, sigo estando a su cuidado-Concluyó mirando la foto en la que toda la familia Astrea se hallaba junta.

Una suave brisa entró por las ventanas, moviendo ligeramente las cortinas y soplando el aire hasta el altar, donde las llamas, gracias al oxígeno, se avivaron.

Los pétalos de las flores se desprendieron de las mismas, esparciéndose en el blanco suelo.

Tal vez no lo sepa...

A lo mejor jamás se entere...

Pero esa familia que perdió nunca la abandonará...

Porque siempre la acompañarán...

Siempre protegerán a esa pequeña elfo que solo busca su propia felicidad después de tanto sufrimiento.

En el cielo cercano al atardecer aparecieron 10 siluetas. Cada una correspondía a una de las chicas.

Antes solamente se presentaban 9.

Hasta que por fin Alise se les unió, regresando con la gente que ama tras la batalla en Knoss donde se perdió a sí misma.

Tenkai labora de maneras misteriosas. Así que no es descabellado creer que quienes dedicaron su vida a hacer el bien disfrutan de los placeres de los dioses como una recompensa a sus constantes esfuerzos, vigilando a sus seres amados que aún permanecen con vida y esperando a por fin reunirse con ellos luego de que den su último suspiro.

"Sé feliz tonta elfa... cuida mucho a nuestra niña, conejo..." No había nadie que escuchara aquello. Aunque eso no era necesario.

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En el calabozo. Piso desconocido.

Un trono rocoso ocupado por una misteriosa persona observaba atentamente los hechos dentro del calabozo desde lo que parecía ser una cabeza. Los ojos de la misma se encendían, transmitiendo pasado y futuro.

Aquella extraña silueta se inclinaba adelante, curiosa por algo que vio.

-Un solo camino traerá la esperanza... interesante...-Susurró. Una sonrisa se dibujó en sus labios, los cuales relamió, ansiosa.

-La muerte produce desesperanza...-.

-La vida finaliza cuando la muerte la alcanza...-.

-Por consiguiente, la vida está plagada de desesperanza...-.

En el ojo gigante apareció un mar de llamas moradas consumiendo todo a su paso.

-¿Podrán levantarse ante la adversidad, pequeños hijos míos? ¿O nuevamente mis otros hijos triunfarán?-.

Para "Ella", quien vive en la desesperanza tras miles de millones de años de existencia encerrada ahí, solo deseaba que por fin se librara de las ataduras que sus propias acciones provocaron.

-Prepárense, prepárense bien. Porque la llegada de él es inevitable-Finalizó, viendo a los aventureros dentro del calabozo.

-¿Podrán traerme de nuevo esperanza? ¿Serán capaces de liberarme? Porque mientras él viva y este sitio me tenga cautiva, solamente serviré como fuente de energía...-.

-Una batería...-.

Volteó la cabeza a la derecha para observar unos enormes ojos rojos que la miraban atentamente sin parpadear.

-No sé cuando fue que todo se salió de control...-Susurraba, sintiendo un enorme dolor mientras que aquel trono le consumía la vida.

Consumía la vida inmortal de la deidad madre de todo y todos.

El calabozo se enfurecía.

El calabozo lloraba.

El primer hijo del mundo no quería morir a manos de sus hermanos.

-Confio en ustedes, Bell Cranel... Ryuu Lion...-Finalizó.

Los ojos de la cabeza, en cada uno, proyectaban las espaldas de ambos héroes que iluminarían el mundo. No obstante... ¿Qué ocurrirá? Hay tantas decisiones en medio del final feliz que pueden alterar el resultado. Bueno... les corresponde a ambos determinar que camino se seguirá.

Mientras tanto, un dios sentado en su trono reflexionaba. En su rostro se expresaba una profunda preocupación y nostalgia.

-Prometí salvarte...-Susurró con esa ronca voz que lo caracterizaba.

-¿Dónde estarás, Fels? ¿Habrás conseguido la información que te pedí?-Preguntó.

Mientras daba sus plegarias para apaciguar la ira del calabozo, su mente solo pudo pensar en una persona y su boca decir un nombre.

-Gea...-.

Agachó la cabeza y continuó.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.