Era una madrugada silenciosa y calma. El aire soplaba libremente, entrando por una habitación siendo iluminada de forma tenue por una vela que poco a poco consumía la cera de su base y que veía su llama casi extinguiéndose por la corriente de viento incesante.

Las cortinas que cubrían superficialmente las ventanas se ondeaban cual bandera.

Era una noche fría, una noche que reflejaba la época en la que Orario había entrado hace unas semanas. El invierno...

La disparidad entre las temperaturas era mayúscula. A partir de que el "Festival de la diosa" se llevó a cabo semanas atrás, todo rastro de calidez se perdió. Ahora más que nunca se comprendía el por qué se le agradecía tan vehementemente a las diosas de la fertilidad por las abundantes cosechas a lo largo del año. De no haber sido de ese modo, probablemente se sufriría en las calles por falta de alimento.

Sin embargo, eso no es lo que nos trae aquí...

-Ugh...-Un quejido ahogado provino desde uno de los jóvenes que descansaba en la cama acompañando de su amada. Él, frunciendo el ceño y sudando a mares, sostenía firmemente la mano de la antes mencionada.

Parecía pasarla mal...

Su respiración se alteraba. El pecho se inflaba y desinflaba repetidamente, sin tiempo de llenar por completo sus pulmones con una correcta respiración.

Cada fibra muscular que él poseía se tensaba. La piel se le erizaba y el corazón le latía tan fuerte que sentía que en cualquier momento este se le saldría de su lugar.

Los ojos de una bella hada se abrieron lentamente al notar estos síntomas. Sus largas pestañas doradas se despegaron y enfocó la vista hacia su acompañante en busca de una respuesta a raíz de su preocupación.

Bajó la cabeza y ahí se percató del temblor en la mano que sostenía.

El cansancio la abandonó.

-Bell... ¿Otra vez?-Lo nombró y preguntó, como si reconociera lo que sucedía. Como si no fuese la primera vez que se presentaba.

-¿Otra vez esas pesadillas?-Agregó, deslizándose por la cama y levantando la espalda para sentarse en la misma.

Extendió la mano libre y sus dedos contactaron con los finos mechones blancos del albino para después... acariciarlos delicadamente. Buscaba tranquilizarlo con ese acto tan maternal y cariñoso.

Peinaba su cabello y acariciaba su frente para así relajarlo. El ceño del conejo poco a poco se relajaba como respuesta a ello.

Ryuu suspiró pesadamente. La reiteración de esta escena desde que decidieron dormir juntos posterior al incidente del calabozo le ha impedido conciliar el sueño de forma satisfactoria.

No es como si se quejara porque jamás le podría significar una molestia él apoyar a su pareja, pero... la falta de sueño era evidente y el cansancio a raíz de esto también.

-Estamos aquí, amor. No nos alejaremos de ti...-Le susurró al oído, regresando a su posición a escasos centímetros de él. Su rostro se hallaba frente al suyo, tanto así que sentía su respiración golpeándole.

Bell tragó saliva.

-Ryuu...-La nombró.

El tono de voz denotaba un miedo profundo.

La elfo lo abrazó y le enterró la cabeza en su pecho.

-Escucha mis latidos. Sigo viva, seguimos vivos. No temas por algo que no sucedió-Musitó.

Le acarició la nuca sin soltarlos de esa suave prisión que, de estar despierto el albino, disfrutaría en silencio mientras se sonroja a niveles inimaginables

Sin embargo, pasado cierto tiempo, una sensación de humedad se presentó en la bata de la rubia.

"Lágrimas..." Lo reconoció al instante.

Ella dejó de presionarlo en su pecho para verlo fijamente. Posó sus manos en cada lado de la cara del joven y con los pulgares retiró las lágrimas.

-¿Qué sucede, Bell? No puedo ayudarte si no me cuentas...-Se mordió el labio inferior, frustrada y con la voz entrecortada.

-¿Estas asustado por nuestro futuro? No tienes por qué. Prometimos que estaríamos juntos, así que... no temas. Yo no romperé mi palabra y sé que tú tampoco lo harás...-A pesar de que probablemente no era escuchada, ella continuaba hablando.

-Desde el día en que unimos nuestras vidas ese miedo al mañana desapareció. Has sido mi soporte y quiero ser el tuyo. Así que, por favor, si algo te preocupa... confíamelo. Si no eres capaz de estar en calma, compártemelo-Pegó su frente a la de él.

-Pero no guardes todo para ti solo...-Rogó.

-Permíteme devolverte aunque sea un poco de lo que me has dado-Agregó.

-Por favor...-Adicionó, llorando.

No hay peor dolor que no ser capaz de ayudar a quien amas. Al menos ese era el pensar de la rubia. No obstante, no se rendiría. Sabe que es su deber apoyar a su amado. Es por es que... ese deseo no sería despreciado.

-Ryuu...-El nombre de la elfo salió de la boca del albino.

-Bell...-Ella lo nombró.

Ojos rojos y azules hicieron contacto visual. El color escarlata de aquellos ojos de Bell estaba más intenso que en ocasiones anteriores.

-Tuve ese sueño otra vez...-Susurró, casi sonámbulo.

-Ese sueño en el que... todos se van y me quedó solo otra vez...-.

Con la mirada perdida, sin estar seguro de sí en verdad le hablaba a la elfo, él prosiguió.

-El escenario era muy difuso... borroso... caminaba por un sendero y poco a poco... todos a los que amo se esfumaban...-.

-E-Esto no pasará...-Dijo Ryuu, sosteniéndolo de ambas manos.

-Debo pagar por ese pecado... mi castigo es aguardar a su regreso...-Balbuceaba el chico palabras sin sentido.

-¿Pecado? ¿Regreso?-Confundida, Ryuu repitió.

-Ver el mundo cambiar... a quienes amas partir... pero permanecer inerte y sin cambios aquí... ese será el peso que deberé cargar... el sufrimiento por cometer el pecado original... el tabú de matar...-Los ojos del albino brillaron intensamente, como dos joyas preciosas a los que un rayo atravesó.

-No lo entiendo... si no me lo explicas no lo entiendo...-La espalda de la rubia tembló.

-¿Matar qué...? ¿De qué se te acusará y castigará? ¡No lo entiendo!-Gritó la elfo vehementemente, sacando del trance a su amado.

-¿Q-Qué fue lo que...?-Bell rápidamente volteó a todos lados. Su cuerpo saltó cuando retomó la consciencia. Vio a Ryuu llorando y apretando las sábanas mientras temblaba como si de un terremoto se tratase.

Él entendió al instante lo que sucedía.

-¿Volvió a pasar, cierto?-Preguntó.

Ryuu simplemente asintió.

-Dije incoherencias que te asustaron ¿No es así?-Interrogó.

La chica subió y bajó la cabeza, confirmándolo.

-Tch...-Bell chasqueó la lengua.

-Ya es la segunda noche que sucede...-Musitó, revelando el conteo de ocasiones en que este incidente se ha presentado, notablemente molesto/frustrado.

-No logro comprender a qué se debe. Desde que casi morí en el calabozo y Fels, bueno, me revivió, he tenido sueños recurrentes como los que te he podido describir. Pero no hallo ningún significado en ellos y eso... me enoja...-Se excusó, cerrando el puño y enterrando las uñas en la palma.

Ryuu se acercó a él.

-Sé que fue una experiencia traumática. Sería extraño que no sufriéramos de secuelas debido a lo que vivimos. Pero me asusta...-Externó su miedo.

-He sido muy escéptico desde aquello. Creo que mi mente ha sobrepensado lo ocurrido y eso me ha traído demasiados problemas. Si no me relajo colapsaré-Comentó el albino, volteando hacia la chica y haciendo contacto visual momentáneamente.

Sacudió la cabeza con fuerza.

-Es tonto seguir así. Eso ya pasó y ahora se supone que estoy viviendo la mejor etapa de mi vida. Continuar atrapado en lo malo cuando la vida me ha sonreído con la enorme bendición de convertirme en padre es simplemente estúpido. Me concentraré en lo que me hace feliz en vez de lo que me preocupa-Propio de él, con esa actitud positiva y alegre, vociferó aquello, desprendiéndose de sus terrores nocturnos.

-No creo que sea así de sencillo. No es como si solo pudieses decidir olvidarlo y automáticamente sucediera. Quizás Urano-Sama o Fels puedan ayudarte con aquello. Ellos parecen ser los únicos que saben lo que ocurre en el calabozo cuando mueres sin contar a tu abuelo. Admito que cuando me lo contaste me costó creerlo pero jamás dudaría de tu palabra, no eres un mentiroso-Comentó Ryuu, abriendo la posibilidad de explorar el nacer de esos sueños. No se pueden ignorar cuando son tan intensos como para privar del sueño al albino y hacerlo sufrir emocionalmente. Quizás el calabozo quiso decir algo...

-Hummm lo consideraré, pero por lo pronto, sería bueno alejarnos de este asunto. Hablemos de otra cosa, supongo que dormirnos está fuera de discusión después de "esto"-Sugirió el conejo sin despreciar la recomendación de su pareja.

Él gateó por la cama y se sentó a su lado.

-Podríamos hablar sobre... ¿Cómo les daremos la noticia de tu embarazo a nuestras familias y amigos? Claro, suponiendo que no lo sepan ya por culpa de Anya, Welf, Lunoire, Chloe o Syr-Una gota de sudor le bajó por la frente a la rubia al sugerir dicho tema.

-¿No se suponía que debíamos confiar en ellos?-Interrogó el conejo.

El cuerpo de Ryuu saltó desde su posición.

-N-No es que no confíe en ellos. Al contrario, n-no obstante... existe la posibilidad de que a Anya se le haya salido por error... o Syr, siendo como es, hablara de más o...-La mente de la futura madre divagaba en infinidad de escenarios donde las personas en las que juraba confiar arruinaban la noticia.

-Ryuu. No las defiendas-Una risa burlona se dibujó en el muchacho, mientras le daba palmadas en la espalda para que detuviera este acto tan deprimente.

La chica se sonrojó hasta las orejas.

-¿A-Acaso tú no dudas de Welf?-Interrogó.

-En lo absoluto. Ha sido mi mejor amigo desde que nos conocimos y se ha ganado mi confianza día con día. Difícilmente pondría en duda su capacidad para guardar secretos, quizás sí la de dar consejos porque tengo la sensación de que podrían incendiar Orario si fuesen seguidos pero creo que eso es problema para un Bell de otra dimensión-Explicó el albino.

-¿Eh?-La elfo ladeó la cabeza, confundida.

-Olvídalo. A lo que me refiero es que, si bien la noticia de tu embarazo fue inesperada, estoy seguro de que nuestros amigos lo manejarán bien. Solo temo por la capacidad de Astrea-Sama a la hora de indagar en la información, tu Diosa es aterradora cuando lo hace. Es por eso que le pedí a Welf que evitara a toda costa estar en la misma habitación con ella-Reveló el joven.

-¿Are? ¿Eso fue lo que hablaron antes de partir? No niego que fue buena idea...-Ella se sostuvo la barbilla, opinando que fue un acierto.

-Quizás debí decirle lo mismo a Syr. Últimamente se han vuelto más cercanas, incluso me da celos porque pareciera que se conocen desde hace mucho. También me molesta que Syr le vea fijamente los pechos a Astrea-Sama por lo prominentes que son. Desde que nos enteramos de quién era en realidad mi percepción sobre ella ha cambiado mucho-Comentó Ryuu, recordando las ocasiones en las que Syr, o Freya, la verdadera identidad, convivía con su diosa y esas miradas lujuriosas que le arrojaba.

-Si... yo también lo he notado-Comentó el albino.

-¿Eh? ¿Acaso le has visto los pechos a Astrea-Sama por lo prominentes que son?-Una mirada aterradora y claramente peligrosa fue dirigida al peliblanco.

-¡No me refería a eso! Digo que he notado que Syr es cercana a Astrea-Sama ¿Por qué le miraría los pechos?-Se excusó rápidamente el conejo para evitar cualquier case de confusión.

-No lo sé... Aisha me dijo que los hombres los prefieren g-grandes...-Ryuu bajó la cabeza y miró sus atributos.

-¡N-No todos! ¡Eso es un estereotipo! ¡A mí me encantan solamente los tuyos!-Respondió el joven, evitando que su ánimo decayera.

-¡T-Te lo agradezco pero no lo grites!-Replicó la muchacha, avergonzada.

-¡¿Entonces qué debería decir?!-Cuestionó Bell.

-¡S-Solo dilo y ya, sin alzar la voz!-Respondió Ryuu.

Minutos después...

-P-Perdón...-Se disculpó el albino.

-N-No te preocupes. Yo fui quien comenzó-Expresó la rubia.

-Aunque... por alguna razón no me convence tu respuesta...-El brillo en los ojos azules de la elfo se perdió.

-¿Eh?-Bell ladeó la cabeza.

-Querido... ¿Los prefieres grandes o pequeños?-Preguntó nuevamente.

Bell tragó saliva.

-L-Los tuyos, por supuesto...-Respondió del mismo modo que antes.

-Amor... eso no fue lo que pregunté-Comunicó la muchacha.

-¿Grandes o pequeños? Responde-Insistió.

La mente de Bell divagó y un par de imágenes aparecieron en su cabeza.

Ryuu con pechos grandes...

Ryuu con pechos pequeños, como son normalmente...

Ryuu con pechos grandes...

Pechos grandes...

-Ryuu con pechos grandes...-Musitó, revelando esa fantasía.

Las mejillas de la rubia se sonrojaron.

Bell salió de su subconsciente.

-Lo dije en voz alta ¿Verdad?-Preguntó.

Ryuu se tapó los pechos con el antebrazo y asintió.

-Por favor que no duela-Pidió el joven y en un abrir y cerrar de ojos...

*¡PLAZ!*

Una fuerte bofetada fue dada.

-A-Al menos deberías reconocer que me gustaron los pechos grandes porque los imaginé en ti...-Dijo el albino con la marca de la mano en su mejilla mientras estaba boca arriba en el suelo.

-¡Es humillante que tengas que imaginarme así! Yo creí que estaban bien así...-Una lágrima pequeña se deslizó por la mejilla de la humillada chica.

-Perdón... mi abuelo dijo que un hombre no puede evitar preferir los pechos grandes. Pero en definitiva no es como si me pusiera a buscarlos o verlos en todas partes...-Se excusó el joven.

Ryuu hizo un puchero.

-Aunque... tengo entendido que cuando una mujer se embaraza, bueno, sus pechos crecen...-Murmuró.

-¿Eh?-Bell se levantó.

Ryuu posó por encima de sus pechos las manos y volteó.

-¿Te lo imaginas? Permito que fantasees un poco-Ruborizada a niveles inimaginables, la elfo curveó la espalda para resaltar sus atributos y se puso de lado para que la mente sugestiva de su pareja tuviera rienda suelta.

Unos meses donde su amada ganaría peso por el embarazo. Tal vez si la convence de llevar una dieta carnívora durante esta etapa, esos bellos pechos aumentarían su tamaño considerablemente.

Bell sostuvo su barbilla seriamente y llegó a una conclusión.

-Ryuu ¿No tienes hambre? Dicen que venden carne fresca y deliciosa en el calabozo. La proteína ayudará al buen desarrollo de los bebés-Dijo tan serio que era difícil tomarlo a broma.

-¿Eh? ¿Carne? Pero yo soy una elfo...-Dijo la chica, confundida.

-No viene mal cambiar de hábitos. Recuerda que nuestros hijos serán semi elfos y un humano requiere comer carne para su correcto crecimiento. Hay que evitar cualquier peligro en su gestación-Argumentó Bell.

-¿Are? P-Pero...-Quiso replicar la rubia.

-Sin peros. Eres la futura madre de mis hijos y el bienestar de los tres es mi prioridad. Mañana mismo agregaremos carne a tu dieta-Sin prestarse a discusión, Bell lo decidió.

-H-Hai...-Ryuu no trató de llevarle la contraria al ver la vehemencia y tenacidad con la que su amado defendía esa idea.

"¿Qué mosco le picó?" Se cuestionó.

Bell, en cambio, los pensamientos dentro de su mente eran un enigma indescifrable...

"Perdóname Ryuu, soy hombre al fin y al cabo. Amo cada parte de tu cuerpo tal y como es, pero... ¡Pero imaginarte con enormes pechos es algo que no puede quedarse solamente en mi cabeza! ¡Mi deber es hacerlo realidad!" Gritó internamente. Nada detendría a este hombre de alcanzar su meta.

O tal vez no tan indescifrable. Solo era un mocoso hormonal al cual le gustaban los pechos grandes y, al tener la posibilidad de conseguirlos en su amada, puso manos a la obra para ver realizado ese sueño.

"Si Astrea-Sama o Mama Mia se enteraran de lo que quiero hacer me matarían..." Pensó, temblando al imaginarse a las dos imponentes figuras maternas de la elfo.

"Hablando de Mama Mia... ¿Ella sabrá lo del embarazo? Cuando me amenazó en el bar después de que Ryuu y yo... en Rivira... pude notar que ya sospechaba que esto pasaría..." Bell sostuvo su barbilla. La actitud de la enana en ese instante lo traía un tanto pensativo.

Negó prontamente.

"Es imposible. Estas cosas no se pueden prever con tanta antelación. Quizás supuso que lo intentaríamos más veces y que tarde o temprano seríamos padres. Será una sorpresa cuando se entere" Se dijo a sí mismo, convenciéndose de que no había nada detrás de eso.

-Por cierto, Bell ¿Airmid también irá a la fiesta? Sé que solo será una comida informal pero en estos últimos días he convivido mucho con ella y es agradable. También pasé tiempo a su lado cuando estabas hospitalizado y te visitaba para darte de comer-Ryuu sacó al conejo de su subconsciente al hacer aquella pregunta.

-¿Uh? Por supuesto. Podría ayudarnos a poner orden cuando todo se ponga patas arribas al dar la noticia. Esa personalidad imponente y seria es algo admirable a decir verdad-El albino alabó a la sanadora.

-Sí. En parte me recuerda a Mama Mia, aunque he de admitir que, dejando de lado los asuntos de trabajo, es muy agradable. Me sería grato hacerla una amiga-Declaró la elfo.

-Amiga... ¿Como Aisha?-Bell preguntó.

-Esa mujer vulgar y pervertida jamás sería amiga mía-Respondió casi de inmediato la bella hada de una forma indignada.

-¿Eh? Pero yo creí que se llevaban bien-Comentó el muchacho.

-Amor, se la vive molestándome y tratando de seducirte ¿Qué te dio la impresión de que nos agradamos? Claro, confío en ella como una compañera de batalla y no conozco a nadie más leal en esas instancias. También he de reconocerle que, muy a su modo, ha demostrado ser de fiar y que daría lo que fuera por las personas que estima, incluso por mí cuando decidió ir a rescatarnos a pesar de los peligros que representaba, pero...-El volumen de voz de Ryuu fue decayendo gradualmente, dándose así la revelación.

-A pesar de qué piensas tan bien de Aisha... ¿Realmente no la consideras tu amiga?-Interrogó el chico.

-Y-Yo...-La voz de la elfo tembló.

Posteriormente suspiró.

-Es molesto que trate de seducirte, no obstante, yo sé que lo que hace y dice es meramente un recurso para molestarme ya que disfruta de verme perder ser los estribos. Es como Kaguya y Lyra... es por eso que no la odio. Y si, lo admitiré, la considero una amiga... ¡Pero no se lo digas porque se aprovechará de eso para decirme "Elfo tonta y sensible" o alguna otra cosa despectiva para burlarse de mí!-Se sinceró y le advirtió a su confidente que no revelara tan vergonzosa confesión a la mujer objeto del secreto.

Mientras esto sucedía y el diálogo de la chica de orejas puntiagudas continuaba, Bell la miraba, sonriendo cálidamente.

"Syr, Anya, Lunoire, Chloe, Lucia, Airmid, Aisha, Asfi... sin darte cuenta ha crecido tu círculo de amistades. Poco a poco te vas abriendo a los demás y formas lazos que antes considerabas innecesarios. Me siento orgulloso" Pensó. Él, quien ha visto como gradualmente esa seria y estoica elfo ha roto el caparazón grueso que la alejaba del exterior, adoraba la evolución de esa hermosa hada.

El tiempo transcurrió con naturalidad y poco a poco el cansancio azotaba a sus cuerpos. Los párpados caían y los músculos se relajaban. Cuando menos se lo esperaban, yacían acurrucados sin despegarse, abrazados de forma que sus pieles contactaban y transmitían ese calor emanado que tanto amaban sentir del otro.

Bell pasaba sus dedos por los mechones dorados de su amada, sumergido en sus pensamientos. Ella había sido la primera en caer dormida y no faltaba mucho para que él la acompañara.

"Mi castigo..." Musitó mentalmente. Recordaba el balbuceo previo a despertar.

Era confuso. Absolutamente todo era confuso. La experiencia cercana a la muerte y asimilación en el calabozo dejó secuelas en lo profundo de su ser. Sin embargo... no permitirá que eso le impida ser feliz.

"Seguiré tu consejo, Ryuu. Le preguntaré a Urano-Sama si sabe qué me sucede. Pero... después. Actualmente tengo un asunto más impactante que atender" Posó la mano encima del vientre de la elfo y lo acarició delicadamente.

-Seré padre... sigo sin podérmelo creer...-Una sonrisa repleta de alegría y orgullo se dibujó en sus labios. A pesar de su corta edad y lo rápido que avanzó su relación hasta ese punto, le emocionaba la idea de que dos vidas se estén gestando Justo debajo de su mano.

"Los protegeré con mi vida..." Prometió.

Al amanecer. En la mansión de la chimenea.

-Han pasado dos días, Astrea-Sama. Welf incluso ya perdió el color de su piel-Declaró cierta humana de cabello castaño con preocupación hacia su diosa, quien yacía de pie frente a un hombre pelirrojo sentado con aparente inanición y falta de sueño.

Ella volteó hacia su hija con una sonrisa cuanto menos tétrica y respondió.

-No se le debe guardar secretos a una diosa, mucho menos si estos tratan sobre su amada hija. Así que, Lucía, por favor no interrumpas mi interrogatorio-Dijo la deidad, regresando a la acción y agachándose para encarar al herrero.

"Es un caso perdido..." La nueva miembro de la familia Astrea suspiró pesadamente, rindiéndose en su intento de hacer razonar a la susodicha.

-¿Por qué siempre me toca pagar los platos rotos por Bell?-Se cuestionó el herrero, suspirando pesadamente mientras sentía cierto ardor en las muñecas debido al fuerte amarre de sogas en el reposabrazos del asiento.

-Por su estúpido sentido de la responsabilidad y honor. Si le decía a Astrea-Sama lo que quería desde el principio ella no habría recurrido a esto-Lili, quien se asomó por la puerta de la habitación, respondió la duda al aire del pelirrojo.

-El honor entre amigos jamás será estúpido, Lilicuajo-Replicó el antes mencionado.

-Tonto...-Dijeron Mikoto y Hestia a la distancia.

-Haruhime... ¿Qué hora es? La reunión con mi niña es pronto y no quiero llegar tarde-Preguntó Astrea a la renard.

La rubia saltó ante el repentino llamado.

-S-Son las 12 del mediodía. Fuimos citados a la 1 de la tarde para celebrar el alerta médica de Bell-Sama y Ryuu-Sama-Avisó Haruhime, informando sobre el horario de la comida.

-Reservamos "La señora de la abundancia" desde ayer. Mama Mia nos pidió no llegar tarde porque no quiere que interfiriéramos en la hora pico de su bar, así que recomiendo apresurarnos-Comentó la pequeña diosa de coletas, entrando a la habitación y tratando de que la castaña desistiera de su búsqueda de información.

Hestia se acercó a su hijo y desató las sogas lentamente con cierta dificultad.

"Rayos ¿Cómo es que llegaba sangre a tus brazos? Están muy fuertes los nudos" Impresionada, comentó en su subconsciente.

-Sí, supongo que tienes razón. Lamento esto Welf, es solo que, desde que mis niñas me abandonaron... me aterra la idea de que se repita...-Se disculpó Astrea con cierto decaimiento en su ánimo.

-Yo... no quiero volver a perderlas. No quiero perder a mi Ryuu ni a Lucía. No ahora que todo pinta tan bien-Adicionó.

La sala permaneció en silencio momentáneamente.

-Tú me entiendes ¿Cierto? Así que por favor, dime ¿Le sucede algo a mi niña?-Preguntó al herrero.

-Y-Yo... no puedo decirle, Astrea-Sama. Es una promesa que hice-Sin titubear en su decisión y a pesar del golpe ánimo que representa el abrir esa vieja herida, no cedió.

-¡Tch!-Astrea chasqueó la lengua.

-¿Acaso le sucede algo respecto a su salud?-Insistió.

-S-Sería incorrecto no afirmar que su salud puede no estar no comprometida-Welf respondió de manera rebuscada y sin resolver la duda.

-¡¿POR QUÉ CONTINUAS HACIENDO ESO?! ¡EMPLEAS UNA MÚLTIPLE NEGACIÓN!-Se quejó la diosa de la justicia.

-Es que no sería incorrecto afirmar esa sospecha. Es más, creo que puede o no deberse a un problema de la salud que tal vez no le afecte-Se justificó el pelirrojo, sin dar su brazo a torcer.

Él es perfectamente consciente de que no se le puede mentir a un Dios, por lo que, si ni siquiera está seguro de lo que le responde cuando está lo interroga, no es posible para ella identificar si se trata de una mentira. Es la mejor estrategia que se le ocurrió cuando Bell y Ryuu le pidieron no revelar ningún detalle dado que ellos querían dar la noticia a sus allegados.

Es por eso que, desde ese día, ha batallado para evitar que la información se filtre y provocar el pánico en Astrea. Como comparten techo, es imposible no topársela de vez en cuando. Lo peor de todo es que no duró ni un solo día en ocultar que poseía información privilegiada. Solo bastó una mirada de Astrea para que supiera que se traía algo entre manos. He ahí la razón por la cual llego a tales extremos de prácticamente amarrarlo para extraer la verdad, aunque el temple del herrero lo superó hasta esta instancia.

-Solo pregúntele a Ryuu y a Bell. Nos reuniremos en una hora así que dudo que no pueda esperar eso o que ella le niegue lo que pida-Welf se frotó las muñecas adoloridas y estiró las piernas. Cada fibra de su cuerpo gritaba "libertad" como si hubiesen creído que jamás huirían de esa prisión y verdugo.

La diosa de la justicia desistió.

-De acuerdo...-Bajó los hombros, rindiéndose.

Welf asintió y se retiró. Faltaba poco tiempo para la reunión y necesitaba una ducha.

Hestia, por su parte, se acercó a su amiga y le dio un par de palmadas en la espalda.

-Tranquila. Ya verás que serán buenas noticias-Le dio ánimo.

-¿Por qué no estás igual de preocupada que yo? ¿Qué guardarán con tantas ganas?-Cuestionó la castaña.

-Lo sabremos en una hora, no comas ansias-Respondió la pelinegra.

-Lo sé... es solo que, siento que todo avanza muy rápido. Mi niña crece tanto que me atemoriza no ser capaz de presenciar cada detalle-Declaró.

-Es normal. Nuestros hijos irán tomando sus decisiones y recorriendo el camino que estas forman. Solo nos queda apoyarnos en cada una de ellas y acompañarlos en este sendero. Confía en Ryuu.-Las palabras de apoyo de Hestia daban en el clavo.

-Sí, supongo que tienes razón-Concluyó Astrea, respirando hondo y recuperándose emocionalmente.

Sin embargo, todavía permanecía una interrogante en el aire.

-Por cierto... ¿Qué sucedió con ese asunto de Freya? ¿Nuestras sospechas son correctas?-Preguntó.

La expresión en la diosa de coletas cambió.

-No conseguí absolutamente nada. Cada que iba a visitarla al bar o a su apartamento en la Torre de Babel solo me recibía Helun. Es como si supiera de antemano que iría a buscarla y se escondiera. Quiero saber qué demonios hizo porque dudo mucho que permitiera que su "Odr" se quedara con su mejor amiga. No me trago ese cuento, algo ha de tener entre manos-Hestia apretó los dientes y los puños mientras se imaginaba a la diosa de la belleza sonriendo y burlándose de ella con esa actitud arrogante y presumida que tanto le irritaba.

Astrea mordió la uña de su dedo pulgar derecho.

-No parecía mentir al desearle lo mejor a mi niña. Tampoco luce como si quisiera robarle el novio a su amiga. Quizás quiere meterse en la relación y que Bell las tenga a ambas como esposas, por eso primero busca dejar una buena impresión en ambos y facilitar la adición a un hipotético harem-Las teorías fluían como el agua en un río.

-¿De quién hablan?-De la nada, una voz las interrumpió.

Un escalofrío recorrió la espalda de ambas.

-¡¿S-Syr?!-La nombraron.

-Sí, esa soy yo. ¿Qué tanto secretean? Cuéntenme, cuéntenme-Dijo con un tono pícaro la bella chica de cabellera gris mientras sonreía de forma retadora.

"Definitivamente se trata de Freya. No hay duda de eso" Llegaron a la misma conclusión.

-Syr-Sama, por favor deje de molestarlas-Otra voz irrumpió en la habitación.

-¡Mooou! ¡Solo quiero conversar con mis amigas, Hedin!-Se quejó la humana ante el elfo de cabellera rubia.

-No haga que repita las cosas por favor-Insistió el elfo, acomodándose los lentes.

Astrea y Hestia recuperaron la compostura.

-Nada en lo absoluto. Es solo que estamos ansiosas de conocer la noticia que tanto nos guardaron en secreto Bell y Ryuu-Cambiaron de tema y hablaron al unísono.

-¡Oh! ¡Eso es genial! ¡Les aseguro que será sorprendente!-Celebró la peligris.

-¿Eh? ¿Lo sabes?-Interrogaron.

-Syr-Sama...-Dijo entre dientes Hedin, reprendiéndola.

-¿Are? ¡P-Perdón! ¡Hablé de más!-Se disculpó la camarera.

-¡¿Cómo es que tú lo sabes?!-Dijeron al unísono las dos diosas.

-Fufufufu ¡Es de mi mejor amiga de quien hablamos! Es obvio que debo conocer cualquier detalle de su vida-Syr infló su pecho y posó las manos en la cintura, con una actitud presumida.

-Maldita...-Astrea temblaba de furia.

-¡En fin! ¡Vámonos, Mama Mia cocinó muchos platillos deliciosooooooos!-La peligris se dio la vuelta, dejando a la molesta castaña en ese estado.

Hedin hizo una breve reverencia a ambas.

-Me disculpó por su actitud. Desde que dejó de importarle guardar las apariencias se ha vuelto difícil de controlar, incluso más que antes. Dudaba mucho que eso fuese posible...-Se notaban ápices de trauma y agotamiento por parte del rubio.

-Si sólo soportarla una hora es cansado, no me imagino todo el día-Inevitablemente empatizaron con el elfo.

-¡Que quede claro que los escucho desde aquí!-Reclamó la susodicha, claramente irritada por lo mal que hablaban de ella.

El par de diosas soltaron una pequeña risita.

-Como sea. Vámonos. No quiero hacer esperar a mi Ryuu-Ya más relajada, por fin se decidió a partir de la mansión.

Ambas abandonaron dicha habitación. En la sala de la sede aguardaba el resto de la familia Hestia y Lucía, de la familia Astrea, junto a Syr y Hedin, quienes vinieron solamente para llegar juntos a "La señora de la abundancia".

-¿No se enojará Mama Mia porque abandonó el trabajo, Syr-Sama?-Preguntó Haruhime.

-Fufufufu. Digamos que no me ausenté-La peligris le guiñó el ojo a la renard, quien ladeó la cabeza, confundida.

En "La señora de la abundancia".

-¡Déjeme salir-nya!-Gritaba Anya, desesperada y llorando.

-¡No hasta que Ryuu y Bell den la noticia-Nya! ¡Tan solo ayer estuviste a punto de revelárselo a los clientes-nya!-Chloe, desde el otro lado de la puerta, le explicó a la chica gato el porqué de su encierro.

-¡Fue un error-Nya! ¡No pasará otra vez-nya!-Dijo la castaña.

-¡Huelo delicioso-nya! ¡Déjenme aunque sea comer un poco-nya!-Adicionó.

-¡Anya, lo primero que hiciste al llegar de la sede de la familia Dian Cecht fue contarle a Mama Mia! ¡Justo lo que se te pidió no hacer! ¡No permitiremos que arruines esto!-Ahora Lunoire se unió a la reprimenda.

La enana, cruzada de brazos y presenciando la escena, negó con la cabeza.

"Estas tres son todo un caso" Pensó.

-Además ni siquiera le pregunté, solo me lo dijo así sin más-Comentó, rememorando lo extraño del momento.

Ella estaba sirviendo unas bebidas a los clientes tranquilamente mientras notaba que Anya lucía extremadamente inquieta. Cuando se le acercó para preguntarle cómo se sentía, su respuesta fue algo más o menos así...

"-¡¿Cómo me siento-nya?! ¡¿Cómo me sentiría?! ¡Me siento bien-nya! ¡No me siento como si estuviera embarazada-nya! Digo ¿Por qué me sentiría como si estuviera embarazada-nya? ¡Yo no estoy embarazada-nya! ¡No como Ryuu-nya!-".

"Me preocupa mucho lo tonta que eres ¿Qué pasará el día que te dejemos sin supervisión?" se cuestionó la dueña del bar.

-Ya, déjenla salir. Me haré responsable de lo que haga-Ordenó al resto de sus camareras.

Ellas, sin llevarle la contraria ya que conocen las consecuencias de tal acto, se apartaron de la puerta y...

*¡PAM!*

Anya cayó de boca al piso al estar empujando desde el otro lado.

-Creo que me mordí la lengua-Nya...-Se quejó.

Un par de pasos pesados se dirigieron a su posición y la sombra de la pequeña gigante la cubrió.

-Este día es sumamente importante para esos dos mocosos, así que más te vale ni arruinarlo. No te alejes de mi lado y si veo que estás a punto de cagarla, te silenciaré de una forma muy poco amable ¿Está claro?-Informó Mama Mia totalmente seria. Comprendía que la revelación del embarazo es un recuerdo que no debe ser arruinado por terceras personas. Se trata de un momento único en la vida donde esa pareja que consumó el amor dará origen a un nuevo ser, por lo que obviamente dar la noticia a tus allegados para que estos se celebren juntos es importante.

-Lo prometo-nya. ¡Es más-nya! ¡Le doy permiso de noquearme si estoy a punto de revelar información-nya!-Anya estaba tan convencida de que no fallaría que incluso le dio ese derecho a su jefa.

-Te tomaré la palabra-Respondió la antes mencionada.

Y, seguido de esto, el movimiento y crujido de la perilla de la puerta principal del bar despertó los agudos sentidos del cuarteto de chicas.

-¡Son ellos-nya! ¡Como lo practicamos!-Chloe dio el aviso y fue a abrirles la puerta a los recién llegados.

Lunoire y Anya se pusieron a los costados de Mia, quien dibujó la mejor sonrisa que podía en su rostro para recibir a esa elfo a la que tanto cariño le tiene.

-¿Qué es eso-nya? ¿Le duele algo-nya?-Preguntó Anya al notar una mueca diferente en el rostro de la estoica y seria mujer.

-Solo estoy sonriendo, idiota-Respondió la enana. Una vena se le marcaba en la frente.

-Ya cállense-Pidió Lunoire, siendo rodeada por los largos brazos de su jefa.

-Tres-nya, dos-nya y... ¡Bienvenidos-nya!-Chloe dio la cuenta regresiva y al finalizarla abrió con entusiasmo.

La voz de las camareras hizo eco en la sala y desde la cocina, por parte de May quien permaneció al margen, salieron disparados unos círculos pequeños de papel, confeti por darle el nombre idóneo.

-¿Are?-Cuando el confeti caía, no permitía que la figura del visitante se visualizara idóneamente. Fue hasta que este cayó al suelo cuando se percataron de quién se trataba en realidad.

-Debimos practicar esto-Comentó una voz femenina mientras se frotaba los párpados con desdén y retiraba el confeti de su cabello largo y oscuro.

-¡Sé que mi presencia es grata, pero no es necesario alabarme así! ¡Auch!-Cierto hombre de cabello color melocotón expresó aquello para después emitir un sonido de dolor cuando se le pellizcó en el hombro.

-Guarde silencio, Hermes-Sama-Pidió una tercera persona.

Si, se trataban de Aisha, Hermes y Asfi, quienes habían llegado al ser citados a la fiesta.

-Entren rápido-Ordenó Mama Mia. Los tres hicieron caso y cerraron la puerta tras de sí.

-¡¿Por qué no llegaron a la hora?! ¡Se supone que a la una en punto vendrían Bell y Ryuu! ¡Ustedes debían llegar antes!-Reclamó la enana.

-Es que...-Antes de que Asfi se explicara, el sonido de pasos al otro lado de la puerta llamó la atención de los presentes.

-¡Todos a sus puestos-nya!-Gritó Chloe nuevamente entre susurros.

La escena se repitió. Todos se juntaron en el centro del bar de frente a la entrada a la espera de que los visitantes aparecieran.

La cuenta regresiva se realizó nuevamente y...

-¡Bienvenida-nya...!-.

El confeti otra vez salió volando y...

-Ara~-Con una sola palabra todos supieron que no eran Ryuu y Bell.

Se trataba de Astrea, Hestia, Mikoto, Haruhime, Lili, Lucía, Welf, Syr y Hedin.

-Si esto se repite me quedaré sin confetis-nya-Comentó May, agudizando la mirada y yendo por otra bolsa de este.

-¡Entren!-Ordenó Mia como en el caso de Hermes y compañía.

Iba a reprenderlos por su retraso, sin embargo, otra vez hubo alguien del otro lado, por lo que no tuvieron tiempo para eso.

Fueron a sus puestos, Chloe abrió la puerta, May tiró el confeti y...

-¿Uh? ¿Qué es esto?-Ahora se trataba de Eina, la asesora del gremio.

-¡ENTRA!-Mia repitió la orden.

-Chequen las invitaciones. Creo que hay algo mal en ellas-Expresó Hermes mientras tomaba unos cuantos cacahuates de la mesa.

Nadie prestó atención a la sugerencia del dios viajero.

Esta escena se repitió por cuarta vez.

-¡Bienvenidos-Nya!-.

Entró Shakti junto a Ganesha.

-¡Bienvenidos-Nya!-.

Le siguieron Miach, Naaza, Cassandra y Daphne.

-Bienvenidos-Nya...-Chloe abrió lentamente y el saludo fue con menos euforia que las veces anteriores.

Ahora fueron Takemikazuchi, Ouka y Chigusa quienes se presentaron.

-Bienvenidos-Nya...-El cansancio en la chica gato pelinegra era notorio. Cansancio que escaló exponencialmente a cólera.

Ahora Hefesto y Tsubaki arribaron al lugar.

-¡Bienvenidos-Nya!-Ahora lo gritaba con irritación.

Aiz, Lefiya, Tiona y Tione, quienes también fueron invitadas, aparecieron en el lugar.

La molestia de Mia ya era inmensa.

-Me quedé sin confeti...-Comentó May, tirando la última bolsa vacía a la basura.

La sala permaneció en silencio. Varias lucías frustrados, sobretodo Anya quien tapaba su boca por miedo a revelar la noticia ante tanta gente y que estuvieran achocados los unos con los otros no ayudaba.

La puerta fue golpeada un par de veces, avisando sobre el arribo de un visitante...

-¡BIENVENIDOS-NYA! ¡AL DEMONIO-NYA!-Gritó Chloe con los pelos de la cola erizados y casi arrancando la perilla y provocando que las bisagras rechinaran.

Nuevamente el confeti voló.

-Encontré más...-Avisó May.

Nadie lucía alegre ni se pusieron de pie. Solo permanecieron sentados en sus puestos.

-¿Nya? ¡B-Bienvenidos-Nya!-Percatándose de que los invitados especiales por fin hicieron acto de presencia, la chica gato de cabellera negro reparó su saludo.

Rápidamente todos se pusieron de pie.

-¡BIENVENIDOS!-Dijeron al unísono.

Bell, Ryuu y Airmid se presentaron justo debajo del marco de la puerta.

Los primeros dos lucían asombrados por ver a tanta gente al interior del bar, siendo todos caras conocidas.

-L-Lamentamos la demora. Ryuu sufría de náuseas y Airmid nos recomendó que descansara un momento-Se excusó el albino, sosteniendo a su amada de la mano, quien estaba ligeramente pálida.

La elfo hizo una pequeña reverencia ante los invitados.

-Fue culpa mía. Espero que no haya causado molestia el retraso. Es solo que... debo tener cuidados especiales-Informó.

Los ojos de absolutamente todos se abrieron al máximo.

-¿P-Por qué? ¿Quedaron secuelas por la expedición?-Preguntó Astrea, dando un par de pasos al frente.

-¿Daño permanente?-Hestia también se asomó a espaldas de la castaña.

Todos yacían preocupados por el estado de salud de la rubia. A excepción de Syr, Hedin, Mama Mia, Welf, Lunoire, Chloe y Anya. Aunque... una sonrisa pícara se dibujaba en los labios de Aisha, como si ya se imaginara a qué se debía aquello.

Ryuu negó con la cabeza.

Lentamente acercó la mano a su vientre. Bell hizo lo mismo.

Este diminuto acto causaba conmoción conforme estas se posaban en aquel sitio.

-Estamos mejor que nunca-Declaró.

-¿E-Estamos...? Eso quiere decir que u-ustedes...-Astrea y Hestia levantaban su dedo índice a su dirección.

-¿Qué sucede? No entiendo-Preguntó Aiz mientras masticaba su Jagamarukun.

-Señorita Aiz ¿Qué demonios le enseñó Riveria-Sama de la vida?-Interrogó Lefiya boquiabierta por lo que ya todo mundo sabía por la introducción que Ryuu dio.

-Argonauta-Kun... s-será...-Tiona no difería de ese estado.

-Vaya, y decían que las elfo eran recatadas y puras-Tione se sostuvo la barbilla mientras se reía de forma burlona.

Miles de signos de interrogación imaginaria aparecieron sobre la rubia.

-Sí... seremos padres. En mí hay dos niños que esperan por nacer-La noticia salió a la luz de boca de la futura madre, quien sonreía ampliamente de oreja a oreja.

El Jagamarukun de Aiz cayó al suelo.

Sus mejillas se sonrojaron intensamente.

-P-Padres... eso quiere decir que ellos dos... se b-besaron...-Musitó.

-Créeme, hicieron más que eso-Le murmuró Tione, quien recibió un golpe en el hombro por parte de Lefiya.

-Fiuuu-nya. Resistí como una campeona-nya-Dijo Anya, aliviada de que por fin pudiese dejar de guardar ese secreto.

-¡¿EHHHHHH?! ¡¿DOOOOOOOS?!-Eso fue lo que más sorprendió a los invitados de la reunión. Si bien lo del embarazo causó conmoción, enterarse que eran dos hijos los que esperaban causó una impresión aún mayor.

-Sí, seremos padres de gemelos o mellizos. Así que, esta fiesta no es solo para celebrar nuestra alta médica. Si no que también... ¡Celebramos que pronto seremos padres!-Bell tomó el control de la situación y, realmente feliz de decirlo al mundo, habló.

Astrea y Hestia corrieron con lágrimas en sus hijos hacia sus hijos. La primera lloraba de felicidad y la segunda por una combinación entre esta emoción y enojo.

-¡Seré abuela! ¡Seré abuela!-Festejaba Astrea, agachándose para estar a la altura del vientre de su hija.

-¡Soy la abuela Astrea, soy su abuela!-Gritaba con la voz entrecortada, a pesar de que aún no se formaban por completo los infantes. Aunque estuviera en una etapa muy temprana de la gestación, Astrea quería hablarles para que ellos supieran que la bella diosa los esperaba emocionada.

Astrea abrazó a Ryuu y pegó el rostro en el abdomen de esta.

Ryuu acarició delicadamente el cabello de su diosa.

-Gracias Ryuu... gracias por traerme esta felicidad...-Las lágrimas de la castaña empapaban el vestido de la elfo.

No hubo nadie en el bar que no sonriera ante este acto.

La felicidad de esa diosa que ha sufrido mucho desde que sus hijas partieron.

Su cuerpo temblaba. Las piernas no lograban recolectar la fuerza suficiente para ponerse de pie. Quería estar cerca de sus nietos.

Dado que no tenía la intención de abandonar ese sitio, se procedió a felicitar a la pareja sin despegar a Astrea de ahí.

Primero fueron Mikoto, Haruhime, Lili y Lucía.

Después Aisha...

-Fufufu. Sabía que detrás de esa carita de ángel se escondía una lujuria imparable-Comentó la morena.

Las mejillas y orejas de la elfo se ruborizaron.

Luego vinieron Asfi y Hermes.

-Jamás imaginé que tú serías madre. Aún recuerdo el día en que nos conocimos...-Asfi demostraba cierta incredulidad.

-Hace casi 7 años, sí. Los tiempos han cambiado y para bien. Soy muy feliz-Respondió Ryuu. Ambas chicas tienen historia juntas y que una de ellas esté embrazada.

Posterior a ello, vinieron Takemikazuchi, Miach, Hefesto y sus respectivos hijos para desearle lo mejor.

"Mis visiones... no predijeron hijos tan pronto" Pensó Cassandra.

Luego vinieron Aiz, Lefiya, Tiona y Tione. Esta última hizo comentarios picantes hacia el conejo aunque lucía celosa debido a que ella, contrario a ellos, no tiene avance con su amado capitán. Tiona en cambio no salía de su shock, pero hizo una propuesta.

-¡Permíteme contarle cuentos de héroes a tus bebés, Argonauta-Kun!-Dijo la amazona eufóricamente.

Bell sonrió y aceptó. A pesar de que no pertenecen a la misma familia, Tiona es alguien especial para él y sin dudas una buena influencia para sus futuros hijos.

Lefiya le reclamó por haber manchado a una hermana elfo y también le recriminó a Ryuu por haber hecho algo tan inmoral sin siquiera casarse.

Aiz en cambio...

-Bell...-Lo nombró.

El joven peliblanco, quien arregló las cosas con ella, la miró y escuchó.

-Tú... ¿Eres feliz?-Interrogó la rubia.

-¿Uh?-Bell ladeó la cabeza.

-Ahora... ¿Eres feliz?-Repitió la princesa de la espada.

-Yo... no podría ser más feliz-Respondió el albino sin ápice de duda.

Una sonrisa casi imperceptible se dibujó en los labios de la espadachín.

-Siendo ese el caso, yo también lo soy. Hazla feliz y... cuida mucho a tus hijos. Jamás los abandones. No dejes que nadie te aleje de ellos-Cierto dolor provenía de las palabras de la rubia.

-No permitiré que nadie me arrebate mi felicidad. Gracias por los buenos deseos, Aiz-Bell le extendió la mano a la rubia.

Ella aceptó el apretón.

-Gustosamente la recibiré en nuestro hogar cuando nazcan, señorita Wallenstein-Ryuu declaró.

-¿Y-Yo?-Se señaló a sí misma la susodicha.

-Sí. Estoy segura de que mis hijos disfrutarán de su presencia-La elfo sonrió.

Aiz asintió repetidamente, emocionada.

A pesar de que comprendió tarde su amor por Bell Cranel. A pesar de que ya no había posibilidad de estar a su lado como pareja. A pesar de que ya no era su héroe... quería seguir presente en su vida, porque él ha iluminado esa llama negra que tanto la atormentaba.

Los siguientes en visitar a la pareja fueron Shakti, Ganesha y Eina. Esta última reprendió al conejo por ser padre tan joven luego de felicitarlo. También le obligó a aceptar un curso intensivo sobre cómo ser padre, para el cual le entregaría cientos de libros y que de ese modo se prepare para tal responsabilidad.

Cuando los tres iban a retirarse, Ryuu detuvo a Shakti.

-¿Qué sucede?-Preguntó la peliazul.

-Si nace una niña... la llamaré Ardee...-Reveló la elfo.

El corazón de la capitana de la policía de Orario saltó.

Luego, sonrió.

-Vaya... supongo que quieres que abandone mis labores para cuidar a tus hijos todo el día-Declaró.

Ryuu soltó una risita.

-Sería un honor y gusto que una hija tuya adopte el nombre de mi hermana. Si ella estuviese aquí, en definitiva la haría muy feliz-Expresó Shakti.

Y por último, pero no menos importante, Mama Mia.

La enana felicitó a quien tanto tiempo fue su camarera, abrazándola y deseándole lo mejor. No dejaba de sonreír con alegría y júbilo.

De repente se acercó al albino y le susurró algo al oído.

-Si no tomas la responsabilidad por mancillarla te haré pasar el infierno en la tierra. Tanto que desearás no haber nacido ni visitado esta ciudad ¿Entendido?-Declaró, lanzando la amenaza.

El color de por sí blanco en la piel del joven palideció, asintiendo.

Luego de esto la enana se retiró.

-¿De qué platicaron?-Cuestionó Ryuu al notar miedo en él.

-Nada...-Respondió. Su mirada se perdía en la nada.

-¡HEY! ¡¿QUÉ NO SE SUPONE QUE ESTO ES UNA FIESTA?!-Gritó Hermes con una botella en la mano.

Todos levantaron sus copas y gritaron...

-¡POR BELL Y RYUU!-El sonido de las copas de vidrio chocando las unas con las otras le siguió a ese brindis y de ese modo al celebración dio inicio.

El comienzo de una nueva etapa en la vida de todos...

Un mañana lleno de posibilidades les aguardaba...

-Por cierto Haruhime... ¿Cuándo partiremos al lejano Oriente?-Preguntó Ryuu a la renard.

La cola de la rubia se erizó, emocionada.

-¡¿Si desea ir?!-Preguntó inquieta la renard.

-Por supuesto. Te lo prometo en el calabozo. Debo aprovechar ahora antes de que mi embarazo me impida salir del cuarto. Así que, espero con ansias el viaje. Además, Siempre me intrigó ese lugar. Kaguya no hablaba mucho de su hogar a pesar de que tú y Mikoto lo describen como un sitio muy hermoso y lleno de tradiciones. Quiero conocerlo y vivir en carne propia la experiencia-Declaró Ryuu, recordando que la oriental de cabello negro que pertenecía a su familia provenía de esos lares.

-¡Le va encantar! ¡Se lo aseguro!-Haruhime juntó ambas manos y expresó aquello.

-Lo espero con ansias-Respondió la elfo.

Sin saber que... en esa locación, mirando la luz de la luna, una joven parecida a Kaguya aguardaba para ser salvada...