¡Hola! Les traigo un fanfic de género zombi-terror en el universo de Saint Seiya, dirigido a un público adulto por sus escenas fuertes y muchas muertes. La historia comenzará con un enfoque en tramas individuales que se conectarán más adelante.

Las relaciones románticas no serán el foco principal, y los finales felices serán escasos. Los capítulos se publicarán a un ritmo lento, pero el proyecto seguirá avanzando. ¡Espero que lo disfruten!

No siendo más (por ahora), los invito a iniciar con la lectura.


UNO

Shaka de Virgo abrió los ojos confundido y mareado, mientras una avalancha de recuerdos lo invadía. Una sensación de frío y temor lo rodeó, y le tomó varios minutos ordenar sus pensamientos. Después de respirar profundamente, comenzó a entender su situación: había despertado en el mundo del que Zeus le había hablado, donde los recuerdos de su vida como Santo de Athena se mezclaban con los de su vida como… empresario. Algo muy diferente a lo que había imaginado, sin embargo, debía considerar que el dios de dioses les había advertido aquella eventualidad.

Según recordaba, aquella realidad era un reflejo de la Tierra, pero no estaba completamente habitada. Zeus no quería que la misión se saliera de las manos, y como la tarea era complicada, no deseaba perder el control. El rey de los dioses había establecido las reglas con claridad y autoridad, y nadie se atrevió a desafiarlo. Todo comenzó con la liberación de los santos del limbo por parte de Athena, lo que desencadenó la ira de todo el Olimpo y resultó en la exigencia de un castigo para la diosa. Sin embargo, para sorpresa de muchos, el dios del trueno propuso un acuerdo: llevar a los Santos a un mundo paralelo para cumplir una misión aparentemente sombría. En este nuevo lugar, se enfrentarían a un inminente apocalipsis y tendrían la tarea de salvar tantas vidas como fuera posible.

Tierra Dos, si que era ingenioso el dios de los dioses. Tierra Dos, era un espejo de su propio mundo, con menos población y con una historia completamente diferente a su realidad, por lo que debían ser precavidos con la información que saliera de sus bocas. Desde un punto de vista optimista, la tarea parecía relativamente simple: Zeus creó un nuevo mundo desde cero, donde seleccionó al azar la imagen de ciertas personas y llevó sus cuerpos como "cascarones vacíos" a esta nueva realidad. Allí les otorgó una vida y recuerdos para que interactuaran como seres humanos normales. Como explicó el rey de los dioses, aunque estas personas no eran "reales", sus sentimientos y emociones eran genuinos. Para facilitar las cosas y no poner en riesgo la vida de nadie, Zeus simplemente envió las mentes de los guerreros a este nuevo mundo en versiones alternas de sí mismos, con la misma apariencia y nombre, pero con profesiones distintas. La misión se basaba en el simple hecho de que sí los santos de Athena existían para proteger al mundo y los humanos, tenían que demostrarlo en esa realidad, sin embargo, no estarían solos, ya que los dioses, no conformes con ello, también habían enviado a sus propios guerreros para entorpecer el trabajo de los atenienses. Los santos y demás guerreros a diferencia de los civiles conservarían sus memorias intactas.

Así que, Shaka de Virgo, se encontraba en un mundo desconocido, enfrentando un destino incierto y la incógnita de quiénes serían sus aliados y quiénes sus adversarios en esa lucha por la supervivencia. Lo único que le tranquilizaba era saber que nada de ese lugar era real, ni siquiera su propia existencia... Al menos, eso había dicho Zeus.

¿Pero qué tanto podían confiar en Zeus? ¿Qué clase de apocalipsis tendría planeado el dios para ellos? O mejor aún, ¿qué clase de estrategia tendrían sus enemigos para no dejarlos avanzar? La de ellos era simple —aunque no estaban seguros si estarían cerca los unos de los otros—: cada uno debía congregar la mayor cantidad de personas que pudieran y protegerlas con uñas y dientes de cualquier ataque. Y aunque habían llegado a la misma conclusión y sabían que en el fin del mundo las personas podían sacar lo peor de sí, estaban dispuestos a todo. Para su fortuna, sus habilidades físicas estaban intactas, lo único malo era que no podían depender de su cosmos, éste, se encontraba completamente sellado y la regla había sido igual para todos los guerreros. Shaka tenía entrenamiento militar, y aparentemente su yo alterno había pertenecido al ejército, y eso era un gran avance para lo que pudiera pasar.

Suspiró, con algo de pesadez, intentando aclarar su mente y comprendiendo por lo menos su situación. En ese momento, él se encontraba en una lujosa habitación, parte de una casa impresionante en una ciudad prestigiosa. No había rastro de una familia, aunque Zeus había insinuado que algunos podrían tener parientes en este nuevo mundo. Al analizar su entorno, notó que su yo alternativo parecía ser menos sociable que él, lo cual no le sorprendió. Se levantó de la cama y caminó con paso delicado tratando de no caer por el mareo. Abrió las cortinas. Sus ojos, de un verde penetrante, destellaron con asombro ante la visión que se desplegaba ante él. En su recámara, una vasta cama se alzaba majestuosamente en el centro, adornada con sábanas de seda que ondeaban como olas en calma. La habitación, era un reflejo de elegancia y opulencia, estaba decorada con muebles finamente tallados y ornamentados, mientras que el gran ventanal dominaba una pared, permitiendo que la luz del día inundara la estancia y pintara el suelo de madera pulida con cálidos reflejos dorados. Las cortinas, pesadas y suntuosas, flanqueaban majestuosamente el ventanal, añadiendo un toque de teatralidad a la escena. Parpadeó un par de veces tratando de adaptarse y se sintió perplejo ante ese estilo de vida extravagante que contrastaba con sus propios gustos más sencillos, aparentemente el Shaka de esa realidad no escatimaba en gastos.

El tiempo avanzó y salir de casa no fue sencillo, no para el guerrero de Virgo, cuya mente y desagrado complicaban la tarea, pero para el simple empresario sin nada más interesante que su dinero, Shaka Najak fue un trabajo demasiadamente fácil. Adaptarse a los recuerdos y costumbres de su yo alternativo fue complejo. Najak era un hombre de 30 años, director ejecutivo de una impresionante corporación, muy joven para ese cargo, pero en comparación con la edad real de Shaka en su vida actual, era mucho mayor. Este cambio repentino lo tenía también agobiado; su mente había sido lanzada a través del tiempo. Algo más de que preocuparse, de seguro, Zeus no quería niños conflictivos en esa nueva era y prefería tratar con hombres más maduros. Pero… ¿mentalmente no seguirían siendo niños? Prefirió no pensar más en eso y se obligó a dejar de divagar porque debía iniciar su vida, esa vida que tenía en Tierra Dos y lo único que le quedaba era esperar.

X-X

En el tranquilo resplandor del amanecer, Evelyn Conde, una figura de gracia y determinación, se sumergía en el torbellino de papeles y tinta en su escritorio. Sus cabellos de un negro azulado danzaban con la luz, mientras sus ojos cafés, brillantes y profundos, reflejaban la fatiga de una noche sin descanso. Era una asistente dotada de inteligencia y habilidad, pero lamentablemente, estaba atrapada bajo la sombra de un mal jefe. En ese preciso instante, se esforzaba por redactar con diligencia un informe que su superior le había encargado urgentemente el día anterior, justo al finalizar su jornada laboral. La entrega estaba programada para las primeras horas de la mañana, y Evelyn, agotada por la falta de sueño, maldecía en silencio a su jefe una y otra vez. A pesar de la generosa remuneración que recibía y de encontrarse en una posición en la que protestar resultaba complicado, debía admitir que Shaka Najak tenía el poder de ser un tirano cuando así lo deseaba.

—Buenos días, Evie —saludó un sonriente Shaka, felicitándose por recordar rápidamente el nombre de su asistente, pero ésta no contestó de inmediato—. ¿Todo bien?

—Buenos días, señor Najak —respondió ella con voz serena tratando de ocultar su desagrado—. Sí, todo bien.

—Qué bueno escuchar eso —ofreció él con plácida sonrisa para luego perderse en su oficina.

Evelyn observó el paso delicado de su jefe y se impresionó por aquella sonrisa encantadora que esa mañana adornaba el rostro serio de Shaka y no pudo evitar preocuparse por el cambio tan repentino del señor Najak, y es que él ni siquiera parecía haber notado las palabras sarcásticas de ella al saludar. Evelyn no era una mujer irrespetuosa, siempre hablaba con propiedad —por lo menos en su trabajo—, y aunque Shaka era un completo cretino, ella era una de las pocas personas que podía llamarlo tan abiertamente por su nombre de pila o hablarle de tú, y siempre que ella decía las palabras: 'señor Najak' era porque estaba realmente irritada y aquello era de las pocas cosas que Shaka no soportaba de ella quien siempre le pedía no utilizar ese tono con él.

—Él está muy extraño hoy —comentó, en lo que una hermosa rubia de ojos verdes despegaba sus ojos del ordenador para mirar a su compañera.

—Su ego le quemó el cerebro —dijo la otra—. Pero tal vez está distraído, eso es muy normal en él.

—Nunca había sido tan amable —acotó la morena—. Corrijo: Nunca había sido amable.

—Sé que lo odias, pero tampoco es un ogro.

—El hecho de que lo odie no arruina mi juicio. Se está comportando extraño, y no sé si debería preocuparme por eso.

—Creo que estás exagerando.

—Francisca, de las dos, ¿quién conoce mejor a Shaka?

La rubia sonrió derrotada, si Evelyn decía que algo no andaba bien con su jefe debía darle la razón, finalmente, ella era la única que había logrado aguantar ese cargo por más de un año, algo nunca antes visto en otras asistentes.

—Por fin terminé este informe de pesadilla —suspiró agotada Evelyn enviando el archivo, en lo que esperaba a que el tiempo avanzara para poder entrar al despacho de Shaka. Veinte minutos eran suficientes para que él adquiriera un ceño fruncido e hiciera cambiar todo el trabajo.

—Ya pasaron veinte minutos —dijo la otra al ver que el tiempo había avanzado y Evelyn continuaba en su lugar.

—Era un informe bastante largo, de seguro no ha terminado de revisarlo.

—Recuerda que a veces no lo lee hasta que tú entras a su oficina. Entre más tiempo te tomes, más tendrás que apresurarte a corregir lo que él te pida.

Evelyn suspiró abrumada, era verdad, por más que ella se esforzara, a Shaka nunca le gustaba su trabajo y podía hacerlo cambiar hasta tres veces antes de darle su visto bueno, y entre más tardara ella en preguntar, más tendría el peso del tiempo sobre sus hombros.

—Tienes razón —aceptó poniéndose de pie para entrar a la oficina de su jefe—. Ya te envié el informe —dijo ella apenas vio a Shaka, él por su parte no levantó la vista del computador—. ¿Ya pudiste revisarlo?

—Sí —contestó él en la misma posición—. No he terminado de leerlo, pero es un buen trabajo. Le faltan algunos detalles para ser perfecto, pero es bastante aceptable.

—No sé si logremos cambiar algo en este momento, porque estamos sobre el tiem… —Evelyn se detuvo a mitad de su disculpa que ya tenía previamente preparada y analizó si lo que había escuchado era correcto—. ¿Dijiste 'un trabajo aceptable'?

—Sí, eso dije. ¿Por qué te sorprende? Realmente es un buen trabajo. Las gráficas, las ilustraciones, la explicación… Todo está muy bien hecho y eso que tuviste muy poco tiempo. Me parece un informe muy completo para poder sustentarlo. Bien hecho.

—¿No debo cambiar nada?

—Hay un par de detalles que no me convencen, pero déjalo, yo me encargo de todo. La reunión es a las nueve, ¿cierto?

A Evelyn le tomó unos segundos contestar y no fue hasta que la mirada seria de Shaka recayó sobre ella que entendió que debía dar una respuesta que él esperaba con prontitud:

—Sí, sí señor. A las nueve.

—Perfecto, creo que estoy bien preparado con el informe que realizaste. Te agradezco mucho el apoyo, Evie.

—¿Estás seguro de que no hay que cambiar nada? Aún tenemos media hora.

—Yo me encargo del resto —enfatizó con tono muy suave, muy normal en él, pero con una ligera amabilidad; algo a lo que no estaba acostumbrada Evelyn—. No me obligues a repetirte las cosas. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —contestó ella dándose la vuelta para salir de la oficina.

El Shaka de siempre habría rechazado el trabajo por cualquier motivo y habría hecho comentarios despectivos, como: '¿Tienes algún problema para entender? ¿Necesitas que te repita las cosas varias veces? ¿Tu capacidad mental es limitada? ¿Debo hablar más despacio para que comprendas?' Sin embargo, en esta ocasión, solo dijo: 'No me obligues a repetirte las cosas', lo que fue inusualmente suave para él, siendo que ella era la única que recibía un trato "preferencial" de su parte. Las demás personas, especialmente, las que estaban por debajo de él, no corrían con tanta suerte.

Algo estaba muy extraño ese día con Shaka Najak.

Francisca apartó la vista de los documentos que tenía sobre su escritorio para plantar sus bellos ojos verdes en Evelyn que caminaba distraída hasta su puesto, la rubia no pudo evitar sonreír ante la incertidumbre marcada en el rostro de su compañera.

—¿Qué tan mal estuvo? —preguntó sin obtener respuesta—. ¿Te hizo cambiar todo el trabajo de anoche? Es un imbécil.

—No —contestó con voz quedada Evelyn tomando asiento en su escritorio para luego mirar sobre su hombro hacia la oficina de Shaka—. No me hizo cambiarle ni una coma, de hecho, me dijo que el trabajo era bueno.

—¿Bueno? ¿Tu trabajo, bueno? ¿Él dijo que tu trabajo era bueno? —sonrió—. Llevo muy poco tiempo en esta compañía, pero en este eterno mes, jamás he escuchado al señor Najak decir que el trabajo de alguien es bueno. Hasta la señora de la cafetería salió llorando la otra vez de su oficina, porque según él, ella no estaba limpiando bien.

—¿Ahora entiendes porque me encuentro preocupada? —indagó la morena confundida—. No sé qué está pasando, pero ese de ahí no es mi jefe. No sé quién es, pero no es Shaka. Hay que llamar a la policía. Es un impostor.

—Por favor, no exageres —soltó despreocupada—. Si en este mundo existen dos hombres que se ven exactamente igual a él, estoy feliz de vivir en este universo, porque qué delicia de hombre. Es un idiota, lo sé, pero está como quiere.

Evelyn rodó los ojos divertida sin querer darle la razón a Francisca. Antes de tomar aquel cargo, Evelyn también pensaba que ese hombre era muy agradable a la vista, demasiado guapo para andar en ese mundo, pero no fue hasta que tuvo la oportunidad de conocerlo que todo el encanto se esfumó y lo que tenía Shaka de atractivo sólo rivalizaba con lo déspota que podía llegar a ser, con el pasar del tiempo, a Evelyn aquel hombre le parecía un simple tipo normal, sin nada de atrayente y sabía que, con el pasar de los días Francisca tendría la misma apreciación que ella, eso, sí la rubia podía aguantar a su propio jefe por más de dos meses, porque si de ese lado estaba Shaka con su prepotencia al rojo vivo, del otro lado estaba el pervertido de Eduardo, el cual solía chantajear a las asistentes para que durmieran con él.

Por ahora, a Francisca no le había tocado conocer esa faceta, sin embargo, no podía cantar victoria, llevaba un mes en ese cargo y según los rumores, Eduardo, esperaba un tiempo prudente para caer sobre la recién llegada. A Recursos Humanos parecía no importarle, pese a que había varias quejas, pero es que Eduardo, era prácticamente el dueño de la compañía. Evelyn debía agradecer que por lo menos su jefe no fuera un maldito pervertido.

—Me dio las gracias —continuó la morena sin salir de su asombro—, dijo que mi trabajo era bueno, y además, me llama Evie. ¿Qué le pasa?

—Espera, espera —analizó la rubia poniéndose de pie para sentarse en el escritorio de Evelyn para mirarla a los ojos—. ¿Me estás diciendo que el hombre fue gentil y agradecido?

—Te lo llevo diciendo desde que él llegó. Él no es así. Por lo general suele decir que mi trabajo es una porquería. No con esas palabras, pero lo dice. ¿Recuerdas que la otra vez me dijo que si no había pasado por la universidad únicamente porque se me olvido acentuar una palabra? No voy a decir que fue la amabilidad hecha hombre, aún es un cretino, pero… increíblemente, suavizó sus comentarios. No me sentí maltratada, todo lo contrario, sentí que le debía una disculpa por hacerle perder el tiempo con mis preguntas. De mi boca siempre quiere salir un insulto, pero en esta ocasión, quise decir: 'lo siento'. ¡Quise disculparme! De verdad, quise disculparme.

—Estoy impresionada. Lo que tiene de guapo, lo tiene de cretino, pero me dices que le bajó varias rayas a su arrogancia. Eso es increíble.

—Varias rayas no, apenas un par. Eso no es normal en él. ¿Qué es eso de Evie? Por lo general siempre me llama por mi apellido o me dice: 'niñita', y usa ese tono tan molesto que me provoca sacarle un ojo con unas tijeras.

—Tal vez está probando una nueva estrategia —bromeó—. Tal vez decidió cambiar o Recursos Humanos le llamó la atención, se va morir o no sé, tal vez ahora práctica alguna religión que lo obliga a ser amable con el prójimo… Seguramente, por fin tuvo algo de acción. No es por nada, pero ese hombre parece cohibido en ese ámbito. Es guapo, pero da la impresión de ser aburrido en la cama.

—Tal vez va a despedirme —soltó derrotada, las anteriores ideas de su compañera no eran para nada atractivas.

—Evie, ¿cómo puedes pensar eso?

—Oye, la verdad estoy preocupada por este cambio tan extraño, y lo único que se me ocurre es que es gentil conmigo, porque me va a despedir.

—¿Había sido así antes con otra persona a la que fuera despedir? —intentó tranquilizar Francisca, caminando nuevamente hasta su puesto.

—La verdad, no tengo muchas referencias —suspiró abrumada dejando caer sus hombros—. Las personas salen de acá por decisión propia. Así que no estoy segura de cómo se comporta cuando va a despedir a alguien. Yo llevo tanto tiempo en este cargo, que de seguro ya le estoy haciendo estorbo, y como nada de lo que él hace sirve en mi contra, ha decidido prescindir de mí.

—Tal vez Recursos Humanos le llamó la atención —repitió la rubia con gesto gentil—. Escuché a los de tecnología decir que en esta área hay mucha rotación de personal y que la compañía debería empezar a investigar porque la gente renuncia tanto. Sé que mi jefe tiene mucho que ver, pero el tuyo no se queda atrás.

—Sí Recursos Humanos habló con él, no le durará mucho y preferirá cambiar a todo su personal antes de darles la razón, y por lo menos a él nadie lo va a despedir.

—Te gusta el drama, ¿cierto Evie? Eres una buena empleada, no creo que prescinda de ti.

—Eso espero, odio mi trabajo y a mi jefe, pero realmente necesito este empleo. Lo necesito mucho.

X-X

El día pasó sin ninguna novedad, en las noticias no había nada fuera de lo común, todo parecía andar con normalidad, incluso hasta en su propio cargo la situación parecía la misma: reuniones, llamadas, informes, nada extraordinario, nada de qué preocuparse o nada que le pareciera atractivo. Zeus se tomaría su tiempo con eso del fin del mundo, y no sabía si aquello era para que tuvieran tiempo de organizarse o simplemente una treta para ponerles los nervios de punta, para quebrarlos y confundirlos más de lo que ya estaban.

Ya eran más de las siete de la noche, la jornada laboral había terminado dos horas atrás, y aunque muchas cosas parecían ser distintas en ese mundo otras eran muy similares a su realidad, como la organización de aquella compañía y los nombres de las áreas o la medición del tiempo y los meses. De seguro eso último era para que los guerreros se sintieran familiarizados con ese nuevo mundo, pero no iba a negar que extrañaba su vida, su rutina diaria y poder meditar tranquilo, ahí, todo era caos, había mucho ruido, el teléfono sonaba sin cesar, la gente le hablaba todo el tiempo, el tráfico afuera era abrumador, el día parecía tortuoso, sin ninguna gracia, solo preocupaciones y correr para solucionar algún problema. Definitivamente, si algún día tenía la oportunidad de ingresar al mundo laboral, su última opción sería una oficina donde iba a estar encerrado entre sofocantes cuatro paredes.

Suspiró, ese nuevo mundo no era para él y rogó porque todo acabará pronto. Tomó sus pertenencias para salir de ahí cuanto antes y seguir esperando en esa asfixiante oficina no haría que las cosas pasaran más rápido, y si lo analizaba bien, en esa parte de la ciudad, ¿a quién podría salvar cuando se desatara el fin del mundo? Debía pensar con claridad, organizar un refugio y suministros, y la opción más llamativa era su propio vecindario lleno de casas grandes, bien acomodado, enorme y con acceso a las carreteras. Sí debía tener un asentamiento, Los Robles, parecía el lugar correcto.

—Evie, ¿por qué no te has ido? —preguntó al salir de su oficina donde su asistente digitaba con afán y sólo era iluminada por la luz del ordenador. Evelyn por su parte rodó los ojos sin dejarse pillar y giró para observar a su jefe.

—Estoy adelantando la presentación del jueves. Aún me falta bastante, y si queremos que esté lista para ese día…

—La presentación, sí —suspiró, hasta donde recordaba, el Shaka de esa realidad solía dejar que su asistente se encargará de todo—. Yo la termino. Envíame lo que tienes, yo me encargo del resto. Ve a casa a descansar.

—¿Seguro?

—Ya te dije que no me hagas repetir las cosas. Eso me molesta mucho. Envíame lo que tienes y vete a casa.

—Bueno —aceptó ella con rapidez, si su jefe estaba cambiando para bien, era mejor aprovechar—. Gracias.

Evelyn desapareció con prisa, en lo que Shaka sonreía para sí mismo y se sumergía nuevamente en su oficina para terminar con el trabajo, debía organizar todos sus asuntos. No porque estuviera seguro de que pronto el mundo colapsaría dejaría sus tareas pendientes. Igual, tampoco sabía cuánto tiempo se tomaría el dios del trueno para acabar con aquella pacífica calma, por lo tanto él debía seguir siendo el empresario, le gustara o no, ese era su trabajo por ahora.

X-X

El tiempo pasó con lentitud, y aunque la carga laboral de Evelyn había bajado considerablemente gracias a que su jefe se había vuelto proactivo, eso no había cambiado el hecho de que fue una semana bastante larga y agotadora. Ahora ella caminaba entretenida por los largos pasillos de un centro comercial. Era domingo, por lo que los almacenes rebosaban de alegría y grandes multitudes, familias enteras paseaban disfrutando de una tarde agradable y de deliciosos bocadillos mientras se maravillaban con nuevas tecnologías. Evei se había levantado muy temprano ese día para verse con su hermana quien estaba fuera de la ciudad, por lo que aquellos encuentros eran muy medidos y casi efímeros.

—Ya llegué, ¿dónde estás? —preguntó hablando por su móvil en lo que se recargaba cerca a un barandal.

—Perdón Evie, no alcanzo a llegar —escuchó del otro lado de la línea a su hermana Chantal.

—¿Y hasta ahora me lo dices? —interrogó ofuscada caminando para buscar la salida—. Creo que tuviste tiempo suficiente para decirme que no ibas a venir.

—No es mi culpa, Evie —se disculpó la otra—. Yo salí como habíamos quedado, pero la carretera está cerrada, no hay salida. Parece que algo sucedió en el camino, un accidente o yo que sé. Estuve toda la mañana en el tráfico hasta que me dijeron que no había paso y que debía volver, voy de vuelta para la casa. Tendremos que vernos otro día, perdón.

—De acuerdo —soltó derrotada.

—Te enviaré dinero para que te compres un delicioso helado —intentó arreglar, sabiendo que su hermana bufaría ante esto, y no estuvo equivocada—. Perdón, Evie, no es mi culpa. Más bien dime, ¿cómo te va con tu jefe? ¿De verdad piensas que va a despedirte?

—La verdad no sé si está cambiando para bien o es un plan desalmado para sacarme de mis cabales, y por alguna extraña razón, el Shaka gentil me parece más aterrador que el Shaka desgraciado —sonrió, estaba convencida de que era un buen cambio, pero esa transformación tan repentina no podía significar algo bueno tampoco y era mejor estar preparada para lo peor—. Es como si fuera otra persona. Es absurdo lo mucho que cambió. Sigue siendo un pedante, pero me tiene aterrada. Digo, ¿cómo cambia alguien tanto de la noche a la mañana? En serio, parece como si fuera alguien más.

—Todos los cambios son para mejorar, hermana.

—No lo sé, siento que planea algo. Es aterrador.

—Sí que exageras. Tal vez alguien le hizo notar lo imbécil que era, o tal vez no es tan idiota como lo habías mencionado antes.

—Como sea, mejor estaré alerta. Y hablando del diablo…

X-X

Shaka de Virgo o, más bien, Shaka Najak se había levantado muy temprano esa mañana. Su abrumador trabajo no le había dado tiempo de revisar los alrededores de su vecindario ni de planear algo concreto para el inminente apocalipsis, pero por fin era domingo y él había notado con bastante asombro que pese a que su yo alternativo gustaba de vivir lujosamente no tenía ni siquiera un botiquín a la mano. Shaka no sabía a qué clase de fin del mundo se enfrentaría, pero debía tener suministros para cualquier eventualidad, y era por eso, que ese día se había enfilado a un alejado centro comercial a comprar varios elementos de seguridad, como un par de linternas y comida enlatada, y si todo marchaba bien y dejaba de perderse, estaría en casa temprano para revisar el perímetro y salvaguardar por lo menos a sus vecinos.

—¡Evie! —llamó él al ver una hermosa pelinegra caminando en su dirección, sin embargo, no pasó desapercibido que ella no estaba feliz con ese encuentro—. ¡Qué gusto verte!

—Hablamos después, Chantal —dijo Evelyn a su hermana para luego dar fin a la llamada—. Estás un poco lejos de casa, ¿no, señor Najak?

—No uses ese tono conmigo —aclaró él algo molesto en lo que ella soltó una ligera sonrisa, ese era el Shaka de siempre.

—Nunca te había visto por acá —intentó suavizar, no quería buscarse problemas con su jefe, mucho menos fuera de la oficina.

—Es la primera vez que vengo. Estaba simplemente, curioseando por ahí, mirando si había alguna novedad y comprando algunas cosas.

—¿Novedad de qué?

Shaka no supo cómo contestar. No había ninguna novedad. Llevaba cinco días en ese nuevo mundo y aún no pasaba nada, ni siquiera sabía dónde podía encontrar a sus amigos, todo aquello era agobiante, y lo único que tenía era la ilusión de un refugio en su propio vecindario y dudaba mucho que un par de analgésicos y velas pudieran detener la amenaza.

—Yo tengo varias cosas que hacer hoy —rompió el silencio ella, pero antes de poder continuar fue interrumpida por un grito de mujer.

Shaka y Evelyn giraron su vista hacia un lejano pasillo donde la gente venía corriendo aterrada, sus pasos eran rápidos y desorientados. Era una multitud que se llevaba por delante a los más distraídos y lentos quienes caían con fuerza en su afán de alejarse. Sus gritos de pánico y el sonido de sus pisadas retumbaron por el suelo, algunos simplemente no miraban hacia atrás, otros, lo más valientes y osados observaban sobre su hombro asegurándose de no ser alcanzados.

—¿Qué pasa? —quiso saber Evelyn en lo que Shaka la empujaba hacia atrás para que no fuera derribada por la multitud, sin embargo, ninguno de los dos se movió de su lugar.

—¿Está bien, señora? —dijo un hombre que se acercó un poco, la multitud había desaparecido y solo unos cuantos se habían quedado a observar lo que pasaba, el hombre continuó caminando con lentitud hasta una mujer de cabello enmarañado, ojos brillantes y la boca llena de sangre—. ¿Necesita ayuda?

—¿Señora, está usted bien? —Esta vez fue Shaka quien habló al reparar en las condiciones en las que se encontraba aquella mujer, el otro hombre empezó a acercarse con prudencia hasta ella —. Esa mujer es extraña, parece…. No sé. Se ve rara.

—Creo que está herida —dijo Evelyn tratando de aproximarse, pero fue detenida por Shaka quien no estaba muy seguro de porqué lo hacía. Si la mujer necesitaba ayuda debían ir con ella, pero algo extraño le advertía no acercarse demasiado—. ¡Ella necesita ayuda!

—Espera —pidió el santo—. Algo no termina de convencerme.

Evelyn resopló por lo bajo, el Shaka de siempre estaba presente, el que no le ofrecía la mano a nadie. Él no se molestaría por ayudar a una persona en peligro o en desgracia, todo lo contrario, daría la vuelta mirando sobre su hombro asegurándose de no ser alcanzado. La mujer estaba herida y se le veía extremadamente enferma, era apenas lógico que el señor Najak no se acercaría ni por error a una persona en esas condiciones. Sin embargo, Evelyn tampoco se movió, y no estaba segura si era por el fuerte agarre de Shaka alrededor de su brazo o porque la mirada y voz de su jefe fueron tan autoritarias que le impidieron avanzar.

El otro hombre por su lado, no fue precavido como el santo, cuando se dirigió a la mujer de aspecto siniestro ésta empezó a levantar los brazos en dirección de él y a generar un gemido como si le faltara la lengua, al llegar a su lado, ella se dejó caer y el hombre pudo apreciar de cerca a la dama que tenía entre sus brazos.

—¡Ayuda! —bramó esperando el apoyo de alguien, pero éste jamás llegó y al echar un vistazo a su alrededor notó que la mujer lo apretaba con fuerza y mandaba pequeños mordiscos a su piel—. ¡Ayuda! —Volvió a clamar, pero en esa ocasión la mujer alcanzó su objetivo donde atravesó la piel del buen samaritano haciéndolo sangrar en la yugular—. ¡Ayuda!

—¡No! —gritó el dorado viendo aquella escena donde la mujer de extraña apariencia se aferraba al cuello de quien intentó ayudarle y mientras él corría auxiliar al hombre, las pocas personas que aún se hallaban allí empezaron a correr y otras un poco más alejadas grababan todo con sus teléfonos celulares—. ¡Suéltelo! —ordenó tomando a la mujer por las caderas, ella ejercía mucha fuerza y no estaba dispuesta a soltar a su presa que gemía de dolor bajo el peso. Shaka se vio en la necesidad de dejar de ser amable y con un veloz movimiento levantó a la señora y la arrojó varios metros por los aires, logrando que las personas de ese lado echaran a correr—. Tranquilo, estará bien — continuó rompiendo la manga de su suéter para tratar de detener la hemorragia.

—¡Señora, quédese ahí! —dijo un guarda de seguridad llegando de inmediato y sosteniendo su arma en lo alto, Shaka levantó los ojos para observar como la mujer se ponía de pie y caminaba hacia ellos con algo de torpeza.

—Espere —pidió el dorado, no iba a dejar que empezaran a matarse entre sí, él estaba ahí para proteger a todos—. ¡Evelyn, ayúdame! —ordenó a la chica que estaba congelada—. ¡Evelyn! —Ella reaccionó con el último grito y corrió hasta él—. No lo sueltes —le explicó para que hiciera presión en el cuello del hombre—. Espere —dijo caminando hasta el guarda—. Debe haber una explicación para todo esto.

—¡Esa mujer está loca! —recalcó el guarda, sus compañeros le habían avisado por el radio de una persona atacando a mordiscos a los transeúntes—. ¡Deténgase, señora!

—Llame a las autoridades —ordenó el santo, el guarda estaba tan aterrado que le temblaba la mano.

—Ya lo hice. ¡Señora, le ordeno que se detenga o tendré que abrir fuego!

—Señora, por favor, deténgase —solicitó Shaka con prudencia, él y el guarda estaban retirados, pero Evelyn y el otro hombre se encontraban en su camino—. Evie, aléjate despacio.

La morena miró asombrada a su jefe, el hombre entre sus brazos se movía cada vez más lento, parecía que su vida se esfumara con cada bocanada de aire, pero ella sentía que si lo soltaba él perdería la batalla. Shaka fue consciente del dilema de la pelinegra y con determinación y prudencia empezó a marchar hacia a la agresiva mujer.

—Shaka, no te le acerques —pidió Evelyn.

—Señor, quédese en su lugar —ordenó el guarda, la mujer ahora tenía su atención enfocada en el santo—. ¡Señora, deténgase! —Y al no recibir respuesta por parte de la agresora, el guarda decidió dispararle en la pierna izquierda.

—¡¿Qué hace?! —espetó Shaka molesto deteniendo su andar, las personas que aún estaban ahí echaron a correr dejándolos solos, Shaka dio un rápido vistazo a su alrededor, ese piso parecía vacío, pero a lo lejos escuchaba muchos gritos—. ¿Qué está sucediendo? —inquirió asombrado, pero el bullicio a lo lejos era el menor de sus problemas. La mujer, continuaba caminando como si nada hubiera pasado, aun después de que la bala atravesó su pierna.

El de seguridad no lo pensó dos veces y nuevamente disparó, esta vez en el muslo derecho, pero la mujer continuó como si nada.

—¡Mátela! —pidió Evelyn confundida.

—¡No! —suplicó Shaka, pero el guarda nuevamente disparó impactando a la mujer en el abdomen, ella se echó para atrás ligeramente y prosiguió como si nada, parecía dispuesta a alcanzar su objetivo—. ¿Pero qué demonios?

El guardia nuevamente abrió fuego disparando una y otra vez sin éxito alguno, la mujer continuaba de pie, y nada de lo que hacían parecía afectarle. El último tiro penetró directamente en medio de sus ojos y por fin la mujer dejó de moverse.

—¿Dios, pero qué es esto? —musitó el guarda sin saber qué hacer.

—¡Shaka! —bramó Evelyn, el hombre a quien intentaba auxiliar empezó a arquearse de forma antinatural produciendo ligeros chasquidos en lo que sus ojos quedaban completamente en blanco—. ¡Algo le pasa!

—¡Aléjate de él! —advirtió corriendo hasta ella para levantarla y apartarla del sujeto. En su profesión había visto mucha gente morir, y aquello no era nada de eso, esa conducta parecía algo sacado de una película y su instinto de guerrero le advertía que debía tener precaución.

—¿Qué le sucede? —preguntó el guarda viendo el comportamiento inusual del convaleciente hombre que se retorcía sin cesar—. Necesito atención médica —pidió por la radio, pero nadie contestó del otro lado—. ¡Escuchen! ¡Necesito atención médica! ¡¿Me copian?!

Un largo silencio se produjo entre los tres cuando el hombre dejó de moverse de improvisto, juntos contuvieron la respiración sin apartar la vista del cuerpo, la víctima del brutal ataque de la mujer extraña gesticuló un terrorífico sonido que le heló la sangre a los presentes y poco a poco como un alma poseída y los ojos desorbitados se puso de pie para clavar su brillosa mirada en el vigilante del centro. Shaka no reaccionó de inmediato anonadado de la resistencia de aquel sujeto que minutos antes se desangraba sobre el suelo sucio de aquel recinto y no pudo evitar preguntarse cómo un hombre común podía levantarse sin un rastro de duda o dolor, siguiendo su camino como si nada hubiera pasado. Él y Evelyn estaban tan callados y abrumados, que aquel hombre ni siquiera reparó en ellos, sin embargo, el pequeño guarda al que le temblaba la mano y que intentaba inútilmente disparar un arma sin municiones no tuvo la misma suerte y sin poderse mover víctima del terror se dejó atrapar por el nuevo monstruo que sin consideración le desgarró la cara haciéndolo bramar de dolor.

Evelyn y Shaka saltaron al mismo tiempo al percibir aquella imagen grotesca y el grito desgarrador del guarda quien se retorcía en el suelo tratando de escapar de su captor. El tiempo pasó con lentitud y el vigilante del lugar dejó de luchar cerrando sus ojos víctima de un desmayo o muerto del susto.

—¡¿Qué está pasando?! —dijo Evelyn sin percatarse que había levantado bruscamente la voz, el individuo que devoraba al guarda alzó la vista hacia ellos mirándolos con desagrado y dejando entre ver sus ensangrentados dientes.

—¡Ahora viene hacia nosotros! —anotó Shaka como un impulso para indicarle a su cuerpo que debía escapar de ese sujeto, pero su sentido lógico no lo dejó reaccionar de inmediato, en su cabeza, todo aquello que estaba pasando era completamente absurdo y no tenía sentido.

Para su fortuna, el sujeto era lento, le costaba colocar los pies en el suelo con firmeza y sus movimientos eran torpes y fáciles de seguir. Virgo observó el rastro de sangre recordando que la mujer baleada no sangraba tanto como un cuerpo ordinario y vivo debería reaccionar. Evelyn se echó para atrás golpeando su cabeza contra el pecho de Shaka quien por un momento volvió a la realidad, él dio un rápido vistazo a la siguiente planta donde las personas en los pisos siguientes corrían y cometían actos delictivos robando de los almacenes cosas sin relevancia, mientras que la policía y demás personal de seguridad intentaban controlar el caos. Ellos debían salir de ahí, pero primero debía averiguar qué era lo que pasaba.

—¡Debemos irnos! —dijo impresionado en lo que sus ojos claros se clavaban en lo que antes era un hombre asustado que solo quería cuidar el centro comercial bajo el cargo al cual había sido contratado. El guarda de seguridad se había convertido en uno de ellos y ahora, había dos monstruos tratando de alcanzarlos—. ¡Debemos irnos, ahora!

Shaka no se detuvo a enfrentar la amenaza, no porque estuviera aterrado, al contrario, se encontraba confundido, pero algo de lo que sí estaba muy seguro, era que no podía enfrentarse a ese enemigo del que poco sabía. Había algo extraño en esos sujetos, que parecían transmitir algún tipo de rabia por medio de sus mordidas, y no sabía de qué otra forma podrían contagiarse, por lo que, hasta un pequeño contacto piel a piel debía considerarse, y siendo así, acercarse a esas criaturas no era una opción. Tanto él como Evelyn estaban impregnados de la sangre de aquel hombre, y no podía asegurar que no hubieran contraído el virus o lo que fuera que estuviera pasando, por ahora ninguno de los dos había mostrado alguna clase de síntoma más que la simple alteración de sus emociones, pero de haber contraído la enfermedad, él ya no era de utilidad para el resto de sus compañeros y se maldijo por ello.

El centro comercial era un completo caos, las personas corrían en todas las direcciones, había gritos y quejidos por todos lados. Los cristales rompiéndose se escuchaban con fuerza, la gente salía con televisores y electrodomésticos en las manos, a su vez, se peleaban unos a otros por aquellos tesoros innecesarios. El personal de seguridad insistía en que evacuaran, y algunos policías habían apresado a uno que otro muchacho manteniéndolos en el piso, varias personas pedían ayuda, mientras una pequeña niña lloraba a una distancia en medio de la multitud.

Shaka tomó a Evelyn de la mano con fuerza y se enfiló hacia la infante para quitarla del camino, pero antes de poder llegar, la niña fue arrojada contra uno de los balcones, y al ser tan pequeña se deslizó entre la abertura que había entre los cristales y el suelo, al ver esto, el santo soltó a su acompañante y se abalanzó en el suelo para atrapar en el aire a la pequeñita quien pegó tremendo grito.

—¡Shaka! —llamó Evelyn viendo a su jefe deslizarse por las baldosas para tomar a la niña.

Todo aquello era muy confuso y Evie aunque angustiada, no pudo apartar la imagen del señor Najak tratando de ayudar, y recordó aquella vez en la que él por poco golpea a un vagabundo quien se acercó a pedir una moneda. Ese hombre y el que ahora luchaba con todas sus fuerzas por salvar una vida, eran muy diferentes, como si alguien más hubiese tomado su lugar. Evelyn podía jurar que, en otra época, Shaka Najak habría salido de ese lugar pasando por encima de quien se cruzara en su camino, pero jamás se hubiera detenido a brindar auxilio.

Los gritos cada vez parecían más fuertes, ella estaba muy lejos de Shaka y no supo si él había logrado salvar a la niña de caer en el vacío, sin embargo, lo observó tratando de ponerse de pie, donde los constantes pasos apresurados de las personas le impedían moverse con libertad, pudo imaginar que la razón, por la que él continuaba tumbado en el suelo, era porque procuraba no dejar caer a la pequeña. Shaka se veía en dificultades, así que ella se apresuró a ayudarlo e intentando no caer por la multitud se fue acercando para apoyar.

—¡Dame tu maleta! —ordenó un joven muy alto con gesto embravecido quien se abalanzó sobre Evelyn—. ¡Ahora!

—¡No! —atacó ella, no estaba dispuesta a darle nada, sus cosas estaban ahí, incluyendo su celular, y con todo ese caos, debía comunicarse con su hermana a como de lugar.

—¡Que me la des! —demandó él tirando de la mochila para quitársela a la fuerza, pero la pelinegra se aferró a ésta con valentía—. ¡Suéltala, zorra! —bramó molesto lanzándole un fuerte golpe que la arrojó al suelo, no obstante, ella no soltó el morral.

—¡Evelyn! —llamó Shaka del otro lado logrando subir a la niña que no paraba de llorar. Los tropezones de la gente le habían dificultado el rescate de la pequeña.

—¡Sarah! —Una mujer de cabellos dorados y el rostro enrojecido se abalanzó hacia la pequeña para tomarla entre sus brazos, el llanto no la dejaba articular palabra alguna.

—¡Salga de acá! —pidió Shaka a la mujer y se levantó para auxiliar a Evelyn, quien recibía un nuevo golpe al no querer soltar la maleta, en esa oportunidad ella perdió la consciencia y cuando el muchacho quiso patearla, Shaka lo tomó del brazo torciéndolo tras su espalda.

—¡Por favor señor, no me lastime! —pidió el chico,

—¡Escucha mocoso, este no es el momento para robar a la gente! ¡Ve a casa y no salgas de ahí! —Shaka atinó a darle un golpe en la cabeza al muchacho, lo empujó a un lado, y luego centró su atención en la joven que se encontraba desmayada. El chico no protestó y emprendió la huida.

—Evie, ¿estás bien? —Pero la chica no contestó.

Shaka observó nuevamente el lugar, las personas no paraban de correr y agredirse, tomó a Evelyn entre sus brazos y empezó a buscar una salida que no le causara muchos tropiezos. Levantó la mirada hacia un punto en específico donde un grupo de gente corría alejándose de otra amenaza y nuevamente estaban esas cosas ahí, con la cara llena de sangre y torpe andar. Shaka no esperaba ese tipo de fin de mundo, a decir verdad, esperaba algo más bíblico, pero eso.

—¡Genial! —manifestó indignado—. Zeus tiene sentido del humor, nos envió a un apocalipsis zombi.

Experto en el tema no era, había visto un par de películas tiempo atrás, y se había distraído leyendo un poco a Max Brooks, por lo que podía hacerse a una idea de las características de aquellas absurdas criaturas, que parecían auténticos demonios, 'no muertos', se les solía llamar. Aquella premisa de seres volviendo de la muerte sin razón aparente no tenía sentido, por ello ese tipo de temática no era de su gusto. Pero no iba a negar que eso, eran zombis. Esa gente estaba muerta y de alguna forma mantenían sus habilidades motoras devorando todo a su paso. Tal como en las películas, como en los libros y los videojuegos. O Zeus había sacado la idea de un sombrero o su sentido del humor era bastante retorcido.

Shaka debía salir de ahí, pero la gente agazapada a su alrededor no le permitían moverse con libertad y sólo era arrastrado por la masa temerosa que huía despavorida de las personas caníbales. Como pudo se hizo a un lado y dejó de sentir la presión, pero no lograba moverse, cada que intentaba hacer algo lo empujaban a los costados y algo le decía que esperar un poco tampoco era una opción. Era hora de dejar de ser gentil, sí, debía salvar a las personas, pero no podría hacer nada si se convertía en uno de esos demonios, así que con todas sus fuerzas y con una Evelyn inconsciente entre sus brazos empezó a abrirse camino entre la multitud.

X-X

Algo que realmente detestaba Shaka de Virgo era el contacto con otras personas, odiaba que la gente invadiera su espacio personal, no era dado a los abrazos, ni mucho menos a los apretones de mano. Él siempre trataba de mantener un trato cordial con los demás, y lo único que pedía era que mantuvieran una distancia prudente de él, para su desagrado ese día había tenido mucho contacto humano y aquello con el mal chiste de los zombis le habían provocado una fuerte jaqueca y estaba a punto de perder lo poco que le quedaba de paciencia. Por lo menos ya estaba en casa.

—¿Shaka, has visto las noticias? —Un hombre de mediana edad se acercó al santo apenas él terminó de aparcar su vehículo, Virgo no tenía ganas de hablar, no después de la odisea vivida en las calles, pero no pudo evitar sonreír, por lo menos su vecindario se veía tranquilo.

—No he visto las noticias, Jacobo, pero puedo decirte que todo está hecho un caos —Shaka descendió del auto dando un rápido vistazo a su alrededor, explicarle el asunto al otro hombre no parecía prudente, no por el momento.

—¿Estás bien? —preguntó el mayor, y aunque Shaka se había quitado el suéter sucio y roto, su pantalón estaba completamente lleno de sangre.

Nuevamente el santo hizo una mueca de desagrado imaginando que así podría pasársela la mayor parte del tiempo. El fin del mundo, ese fin del mundo, realmente era molesto.

—Estoy bien —contestó el rubio—. Fue algo de… aceite…

—Parece sangre —opinó Jacobo no muy convencido de la explicación del santo quien simplemente, suspiró y miró sobre su hombro donde Evelyn se encontraba acomodada en el asiento del copiloto—. Oh, vienes acompañado.

Evelyn abrió los ojos mareada, y le tomó un par de segundos entender dónde estaba. Escuchó algunas voces a lejos y notó que se encontraba en una lujosa camioneta bastante agradable. Intentó recordar cómo había llegado a ese lugar, pero no tenía claridad más que pequeños fragmentos y la voz de Shaka llamándola en repetidas ocasiones, lo último que recordaba era a un hombre que quería robarle su mochila, la cual descansaba cómodamente en su regazo y no pudo evitar suspirar tranquila al encontrar su móvil en el interior. Debía llamar a Chantal.

—Es una compañera del trabajo —contestó Shaka, Evelyn levantó la vista para mirar por el retrovisor donde el señor Najak conversaba tranquilamente con un hombre de mediana edad, barba blanca y mirada confundida—. Por ahora te recomiendo quedarte en casa.

—Shaka, esto es muy raro. Hay muchas cosas en internet —continuó Jacobo—. Mi hija dijo que hay videos muy extraños de personas comiéndose a otras.

—No sabría decirte —respondió Shaka y aunque Evelyn estaba mareada y había presenciado con horror a personas comiéndose a otras, imaginó que Shaka no quería alarmar más al pobre hombre—. Tenemos que esperar.

—¿Y por qué está ella acá?

Jacobo no quiso ser imprudente, y pese a que su vecino era un hombre de pocas palabras no quería desaprovechar la oportunidad de obtener toda la información posible de éste, era la primera vez en años que el señor Najak sostenía una conversación tan larga con él, pero el simple hecho de que él le pidiera quedarse en casa y a su vez el que llegara de la nada con una chica que nunca había visto en su vida se le hacía demasiadamente extraño. Jacobo no estaba seguro de las preferencias del rubio, ya que nunca lo había visto en compañía de nadie, y el ver a otro ser humano tan cerca del señor Najak era toda una novedad. Y bueno, un invitado en una situación como esa dejaba mucho que pensar. Sin embargo, el santo no contestó de inmediato y tampoco le apetecía dar muchas explicaciones por lo que, se limitó a caminar alrededor de la camioneta para abrir la puerta del lado donde se encontraba su asistente.

—Despertaste. ¿Estás bien? —preguntó Shaka a Evelyn.

—Me duele la cabeza. ¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? —Quiso saber ella algo confundida, sintiendo la mirada curiosa del vecino de Shaka sobre ella.

—Un tipo te atacó. Como no sé dónde vives, te traje a mi casa. No fue sencillo llegar hasta acá. Hay… mucho tráfico —intentó suavizar, pero lo que no quiso decir es que se vio en la necesidad de salir con uñas y dientes del centro de la ciudad incluso transitando por los andenes. Realmente había sido una tarea engorrosa que llevó horas.

—¿Aquí no está pasando nada? —preguntó Evelyn descendiendo del auto con dificultad, siendo sostenida por Shaka para que no cayera.

—Aún no —dijo él casi en un susurro de alivio—. Deberíamos quedarnos acá, estaremos a salvo todos.

—Hola, mucho gusto. Soy Jacobo. No sabía que Shaka tenía una novia. —interrumpió el vecino observando de arriba abajo a la desconocida.

Los aludidos, por su parte, se miraron el uno al otro ofreciendo una respuesta bastante apresurada:

—No soy su novia.

—No es mi novia.

Jacobo se sonrió ante esa aseveración tan espontánea de ambos, aún sin entender la presencia de ella en un momento de caos, sin contar que al igual que Shaka la ropa de la joven estaba llena de sangre. Y no pudo evitar preguntarse si ambos eran un par de delincuentes que habían cometido un homicidio o algo parecido. Pero conociendo a su hermético vecino quien poco salía y se acercaba a alguien, dudaba mucho que pudiera herir a otra persona, aunque tal vez esa era la razón por la que él era tan apático y ella era su cómplice. Un largo escalofrío le recorrió todo el cuerpo analizando con detenimiento el hecho de que poco o nada sabía del hombre que vivía en frente de su casa y si éste era alguien de confianza. No obstante, Najak, siempre había sido amable por lo menos con su familia, y la pequeña Hannah se esmeraba porque las flores del rubio siempre estuvieran llenas de vida y eso era algo que Shaka agradecía enormemente.

Jacobo volvió a observar a la pareja, ambos eran un par de extraños, pero si lo que había visto en internet era cierto, lo mejor era tener amigos y no enemigos, así que decidió disipar sus dudas, todo el tema de gente comiéndose a otra lo tenía alterado imaginando cosas que realmente podían tener una buena explicación. Shaka había dicho que lo que tenían sobre la ropa era aceite y podría ser, pero la sangre era sangre y era fácilmente identificable para un buen observador, por otro lado la chica estaba herida, y el rubio había estado afuera, y de seguro los dos se habían enfrentando a esas criaturas y por eso sus vestimentas estaban sucias, y la razón por la que Shaka no decía nada al respecto es porque no quería alarmarlo o porque al igual que él no tenía ni idea de lo que estaba pasando, y si de algo se caracterizaba el señor Najak era por su prudencia.

—Vamos a dentro —sugirió Shaka—. Te haré un té, luego veremos qué hacer.

—Debo ir a mi casa —protestó Evelyn con cara de pocos amigos—. Mi hermana debe estar preocupada.

—Como quieras —apuntó Shaka cerrando la puerta del auto con violencia.

La verdad la paciencia del rubio se estaba agotando o tal vez el Shaka de esa realidad no era muy paciente, cualquiera de los dos, no iba a suplicarle a nadie. Tenía que salvar a cuántas vidas pudiera, pero tampoco iba a obligar a quedarse a las personas que querían lanzarse solas a la boca del lobo. Por su parte Evelyn analizó sus opciones, entendiendo que ni siquiera sabía dónde estaba y que tan lejos se encontraba de su casa, si la situación seguía igual que en el centro comercial no era prudente salir corriendo, así que por primera vez debía darle la razón a su jefe.

—Tomaré ese té —aceptó derrotada. Entraría a la casa y tal vez pudiera pedir algún servicio de automóvil para marchar a la suya. Claro, si la situación ya estaba controlada.

—Qué buena decisión —expuso el rubio caminando con elegancia hacia la entrada en lo que Jacobo se retiraba con una divertida sonrisa sin entender cuál era la relación de ese par—. Siéntete como en tu casa —le dijo al entrar, acto seguido marchó hasta la cocina y Evelyn no pudo evitar soltar un silbido al ver el lugar.

Realmente era una casa lujosa y muy amplia, las paredes estaban decoradas con cuadros elegantes y paneles de madera finamente pulidos. Los muebles de la sala estaban tapizados en una delicada tela de color beige y los cojines elegantemente diseñados relajaban el ambiente. La cocina tenía un espacio abierto conectándose directamente con la sala y no era menos ostentosa, estaba equipada con electrodomésticos de última generación, había una isla de mármol reluciente en todo el centro. Los gabinetes eran azules de madera muy fina y se veían meticulosamente organizados exhibiendo una lujosa vajilla elegante. La luz se filtraba a través de las grandes ventanas que se extendían a lo largo del lugar y una puerta de vidrio daba paso a lo que parecía ser un impresionante patio.

—Vives muy modestamente, ¿no? —comentó con sarcasmo ella.

—¿Acaso tú no? —El sarcasmo de Shaka fue incluso más severo, Evelyn sonrió de medio lado.

—No —contestó ella sin dejarse amedrentar—. Mi sueldo no es ni la cuarta parte del tuyo.

—Qué pena —soltó divertido.

—¿Puedo ver las noticias?

—Mi casa es tu casa —respondió él, en lo que Evelyn tomaba el control para encender la gran pantalla que estaba en la sala.

—¡Cielos! —pronunció buscando en todos los canales, donde quiera que llegaba la transmisión había sido interrumpida para proyectar a esos monstruosos caníbales—. Están por todos lados. ¿Crees que alguien pueda hacer algo al respecto? ¿Piensas que vamos a poder volver a nuestras vidas?

—No. —Shaka no se molestó en pensar la respuesta, ese era el fin del mundo, no había esperanza. De hecho, ni siquiera sabía cuánto tiempo estarían allí presos en esa maldición.

—Que pesimista eres —aclaró ella buscando en su maleta el móvil—. Debo llamar a mi hermana. Discúlpame, Chantal… ¡Gracias a Dios! ¿Estás bien? Esas cosas están por todas partes…

Evelyn continuó en la charla en lo que Shaka analizaba la situación: ¿Qué tanto sabía de zombis? Y por más que su mente quisiera decirle una y otra vez que eso no era posible, lo que había presenciado horas atrás era un genuino apocalipsis zombi. No era un virus de algún tipo de rabia. La mujer del centro comercial y el hombre que convaleció al intentar ayudarla estaban muertos. Esa mujer estaba muerta, aunque no tuviera muchas pruebas podría jurar que esa mujer estaba muerta, y el hombre… Shaka mismo sabía que el pobre hombre no tenía esperanza de sobrevivir, y aunque le hubiera pedido a Evelyn mantener la presión sobre la herida la posibilidad de vivir después de eso era completamente nula. Ese hombre tenía los segundos contados, sin embargo, él se levantó como si nada y ella después de recibir varios balazos continuó caminando, sin miedo, sin dolor y con un único objetivo: comer.

¿Qué había ideado Zeus para ese apocalipsis? ¿Un virus, un hongo o un parásito? Seguramente nada y solo fue una idea sacada de alguna película de George Romero. Por lo menos los zombis eran lentos o eso parecía, eso era una ventaja y esperaba que Zeus no se diera por darle poderes extraordinarios a esos seres donde evolucionan con rapidez. No pudo evitar recordar, que esa era la clase de videojuegos que le encantaban a Milo y Death Mask, de seguro ellos estarían mejor preparados para ese cataclismo.

—Ojalá supiera dónde están mis compañeros. De seguro entre todos sabríamos que hacer. Siento que esto me supera.

—¿Estás bien? —quiso saber Evelyn al verlo con las manos en la cabeza en lo que sus codos descansaban sobre el mesón.

—No es nada —contestó sin interés recuperando la compostura, y es que por más que analizó sus memorias no tenía recuerdos de sus compañeros en ese mundo, por lo que podía asumir que Shaka Najak no conocía a ninguno de los demás—. ¿Cómo está tu hermana?

—Bien, hasta donde parece, allá no ha pasado nada, pero enviaron a todo el mundo a su casa. Esta mañana iba a verme con ella, pero varias carreteras estaban cerradas por lo que no le fue posible venir, aparentemente es por todo este caos tan extraño. Creo que el centro de las ciudades han sido las primeras afectadas, ella dice que los hospitales no dan abasto y que incluso en varios lugares se presentan saqueos y disturbios.

Shaka no pudo evitar hacer una mueca, típico comportamiento humano, y mientras unos intentaban ponerse a salvo, otros aprovechaban para realizar fechorías pasando por encima de todos.

—¡Genial! —mencionó Evie observando su móvil, en lo que Shaka con la mirada le pedía más información—. Una de mis vecinas me acaba de decir que hay disturbios en los alrededores de donde vivo y que el edificio fue cerrado temporalmente, sin embargo, no dejan salir ni ingresar a nadie.

—Medidas de seguridad. —Shaka dio un giro por la cocina, tomó un par de tazas y vertió agua caliente en cada una—. Debes saber algo, esas cosas mueren si les das a la cabeza.

—A la cabeza —repitió ella. Shaka asintió seguro, así morían los zombis en las películas y la mujer del centro comercial se había detenido cuando el guarda le dio en la frente. Así que por lo menos en eso eran parecidos a la ciencia ficción de su realidad.

—¿Tú sabes que está pasando? —Evelyn le observó confundida y él empezó a darse cuenta que no tenía ni idea de cómo eran sus enemigos. Conocía a uno que otro espectro de Hades, los cuales claramente estaban allí, pero de los guerreros de otros dioses no sabía absolutamente nada, ¿y si Evelyn era uno de ellos? Sin cosmos, no podía estar seguro.

—He visto muchas películas de zombis —contestó sin comprometerse, asumiendo que debía ser cuidadoso con sus palabras, especialmente en frente de personas que realmente no conocía.

—¿Qué es un zombi? —La pregunta de Evelyn fue contundente, ¿acaso las personas de ese universo no sabían lo que era un zombi? Eso complicaría más las cosas, pero el que ella hubiese formulado esa pregunta no la eximía de ser un posible adversario.

—Definitivamente, Zeus es muy ingenioso —soltó inconscientemente—. Esto es como una película, nadie sabe cómo acabar con un zombi.

—¿De qué hablas? —preguntó ella bastante confundida—. ¿Quién es Zeus?

—El dios del trueno. Ya sabes, de la mitología griega.

—No tengo ni idea de que me estás hablando.

Shaka guardó silencio y se maldijo mentalmente. Zeus había sido claro: 'En este otro mundo, no esperen que la gente sepa las mismas cosas que aquí, los nombres de las ciudades y su geografía son completamente distintos al nuestro, al igual que su historia'. ¿Por qué Zeus se había tomado tantas consideraciones, cambiando drásticamente los recuerdos de todos cuando finalmente, esas personas solo eran cascarones vacíos que luego él llenó a su voluntad? Se supone que esas personas, Jacobo, Evelyn —si es que no era una impostora—, y todos los demás, solo eran la imagen de personas del mundo real que Zeus, simplemente, había tomado en apariencia. ¿Acaso ellos sí eran reales? O… simplemente, todo era un juego para que se tomaran en serio su tarea.

¿Acaso ellos… no eran muñecos? ¿Eran humanos de verdad? Suspiró, ¡Claro que ellos eran reales al igual que ese mundo, porque la misión era real! Los habitantes de Tierra Dos eran reales, con emociones y complejidades. Definitivamente, Zeus había hecho una maravillosa tarea, y el que todo fuera tan genuino sólo lograba que las cosas fueran más complicadas de sobrellevar y en ese momento él, estaba fracasando en su misión, porque el número de víctimas aumentaba con el pasar de las horas.

—Debo irme —dijo ella finalmente, Shaka levantó una ceja.

—¿A dónde?

—A mi casa, mi hermana puede ir a buscarme.

—¿Lo haría sabiendo el peligro que hay afuera?

—Soy lo único que tiene en el mundo, y ella es mi única familia. Sí, sí, lo haría, le pedí que se quedara en casa, que yo iría por ella, pero la conozco, puede ir a buscarme.

—Acabas de decir que tu edificio está cerrado. Que nadie puede entrar o salir.

—Sí, pero también dije que era temporal, y llevo dos años viviendo allí, deben dejarme entrar. Pediré un servicio para que me lleven.

Evelyn no estaba dispuesta a negociar, y con mucha obstinación tomó su teléfono para buscar lo que necesitaba e ir a casa, Shaka apenas gruñó, si las cosas ya iban tan mal dudaba mucho que Evelyn pudiera encontrar un taxi o algo parecido y si ella continuaba con aquella idea, de seguro marcharía por pie propio hasta su domicilio. En tiempos de crisis las personas en medio de su afán se ponían en riesgo a sí mismos.

—De acuerdo, vamos a hacer algo —sugirió él; la chica apartó la vista del móvil para mirarlo a los ojos—. Por esta noche quédate aquí y te prometo llevarte mañana con tu hermana, para que ambas vuelvan acá. Por ahora me parece que es un lugar seguro.

—¿Este lugar? —Él asintió—. Donde ella está tampoco ha pasado nada.

—Mañana miraremos que hacer. ¿Qué tan lejos vive tu hermana?

Ante la pregunta, Evelyn se encogió de hombros.

—A 16 horas de acá. En auto.

—Vaya, tu hermana está muy lejos.

—Lo sé, pero debo ir con ella.

—De acuerdo, pensaré en algo. Por ahora, si quieres descansar te mostraré la habitación de invitados.

Evelyn aceptó derrotada, el tiempo pasaba y sus opciones eran las mismas: correr a lo desconocido o morir por el camino, y aunque no estaba segura, cualquier cosa en ese momento debía ser mejor que estar allí afuera donde todos actuaban tan dementes, sin embargo, ¿por qué de todas las personas que conocía terminó exactamente en la casa de su jefe? Aquello debía ser una mala broma. La persona que más detestaba le estaba ofreciendo asilo.

X-X

La mañana llegó con rapidez y Evelyn tuvo una mala noche, no estaba acostumbrada a dormir en casa ajena y estaba preocupada. En las noticias habían dicho que todo se encontraba bajo control, pero que en ciertos lugares debían permanecer en cuarentena, algunas carreteras estaban cerradas, el aeropuerto no estaba brindando servicio, y los hospitales se encontraban al máximo. Pedían mantener la calma y quedarse en casa hasta que la situación estuviera completamente controlada. Evelyn no supo si reírse a carcajadas, en tiempos de crisis los medios siempre pedían mantener la calma aunque ellos mismos no sabían qué hacer. ¿Cómo mantenerse calmado si absolutamente nadie daba una explicación satisfactoria a sus preguntas?

Decidió no pensar más en eso, debía mantenerse serena y manejar una buena actitud con Shaka para que él cumpliera su promesa. Y aunque Chantal le había dicho que lo mejor era que se mantuviera resguardada en lo que la situación mejoraba, a Evelyn aquella idea no le parecía adecuada. Ella era imprudente y muy impaciente, sus ganas de salir corriendo de aquel lugar eran mucho más grandes que cuidar su propia vida. ¿Pero de verdad prefería morir a estar ahí? Y es que si Shaka fuera otro tipo de persona, la situación sería diferente.

—Buenos días —saludó Shaka desde la cocina ignorando el ceño fruncido de la chica—. ¿Dormiste bien?

—Sí —mintió, pero no quería dar explicación alguna y por el momento el señor Najak había sido un excelente anfitrión, tampoco había razones para ser grosera—. Mi hermana me hizo prometerle que, por ahora, no debía buscarla. Ella considera que no es prudente emprender este viaje.

—Parece que tu hermana es la sensata de la familia —acotó él logrando que Evelyn hiciera un gesto de molestia.

—Debo ser sincera: para nada me gusta estar aquí contigo. No sé si el mundo se recupere de esto pronto, pero quiero que sepas, que de verdad me siento muy incómoda en este lugar y estar aquí contigo…

—Sé que no soy de tu agrado —aclaró él caminando con entereza por toda la cocina en lo que Evelyn confundida tomaba asiento en la barra—. No soy idiota, percibo tus palabras llenas de veneno, por más que intentes poner una sonrisa o suavizar tu expresión, tu mirada es muy diciente y también he notado como ruedas los ojos cada que te pido algo.

—Lamento si he sido grosera, pero…

—Descuida, sé que no te he hecho la tarea sencilla y para ser sincero, tú tampoco eres de mi agrado.

A Evelyn se le cayó la barbilla al suelo con aquella confesión e intentó no irritarse, pero su mirada y su expresión seguro estaban diciendo lo contrario. ¿Bajo qué pretexto Shaka se atrevía a decir que ella no era de su agrado? Evelyn siempre había sido responsable, puntual y amable en su actuar, ¿en qué se basaba él? Lo idiota era un punto muy en su contra definitivamente.

—Sé que no he sido el mejor de los jefes —explicó el rubio en donde Evelyn prestó toda su atención, quería comprender qué era lo que había hecho mal ella o si era, sin lugar a duda, la prepotencia de él y la difícil tarea de aceptar las cosas buenas de alguien más—. Sí, tampoco he sido la mejor de las personas. Me disculpo, pero ahora estarás aquí, ¿qué vas a hacer? ¿Crees que en tu casa estarás más segura?

Evelyn se sintió estafada, él no había dicho sus razones para no quererla.

—Primero quisiera saber, que es lo que no te agrada de mí.

Shaka la observó de arriba abajo, como si la respuesta fuera bastante obvia, y al sentir que ella no daría marcha atrás se atrevió a darse a entender:

—Me pareces una mujer irrespetuosa y vulgar. —Evelyn quiso protestar, pero él ignoró el gesto molesto y prosiguió—: Como ya mencioné anteriormente, me he dado cuenta de tus gestos, también te he escuchado en los pasillos referirte a mí de manera irrespetuosa. Sin mencionar que no es apropiado de una dama sentarse a difamar de otras personas. En cuanto a tu tono, es bastante soez y no es apropiado hablarle a un superior con tanto descaro y en muchas ocasiones abusas de mi confianza. De tu trabajo no tengo queja, eres muy diligente y pulcra. Es la única razón por la que sigues en tu cargo.

Ella no encontró las palabras para defenderse, él tenía razón en algunas cosas, pero era la misma forma de ser de Shaka la que sacaba lo peor de ella: el tono, las miradas o las muecas las provocaba él y si ella se había sentado hablar mal de alguien, ese alguien siempre fue Shaka Najak. ¿Y cómo no hacerlo? El hombre hablaba de respeto, pero un claro ejemplo era que al llegar él jamás contestaba el saludo de las recepcionistas, quienes un día cansadas de no ser correspondidas pasaron por alto su llegada y eso le costó el cargo a una y un memorando a la otra. Él era el que denigraba el trabajo de otros, incluso el de ella, ¿cómo pretendía que su actitud hacia él fuera diferente o que tuviera algo de respeto?

—No estoy de acuerdo con todas tus apreciaciones —dijo finalmente ella, relevando que él por lo menos hubiese hablado bien de su trabajo.

—No me interesa —interrumpió él poniendo un plato de fruta delante de ella. Evelyn no fue tan rápida para contestar—. Tienes tus apreciaciones y yo tengo las mías, y no voy a discutir estos puntos de vista que no nos llevaran a nada, más cuando no estás dispuesta a aceptar tus errores.

Evelyn suspiró derrotada, él tenía razón, esa era una pelea perdida, si se enfilaba en esa discusión de seguro no llegarían a ningún lado.

—Todas mis cosas están en mi apartamento, mi ropa… todo…

Evelyn hizo una señal a su desarreglada vestimenta, y aunque había tomado un delicioso baño debido a que estaba llena de la sangre del hombre del centro comercial, su buzo verde y sus jeans desgastados y la presencia de la muerte en sus prendas la tenían bastante incómoda.

—Te puedo prestar una sudadera si lo deseas —ofreció él, ella por su parte le miró perpleja—. Estarás más cómoda.

—¿Más cómoda usando tu ropa? —susurró no muy convencida, Shaka sonrió sin interés, bien podría seguir así vestida, total eso no era problema de él.

—Veremos que hacer… —un golpe en la puerta atrajo la atención de ambos, Shaka apagó el fogón y caminó con delicadeza hasta la entrada—. Jacobo, buenos días.

—Shaka, el ejército acaba de llegar —dijo su vecino con demasiada rapidez, Shaka dio un rápido vistazo observando varios camiones que empezaban a desfilar por las calles, mientras que algunos soldados iban de puerta en puerta entregando unos panfletos—. Gracias —ofreció Jacobo cuando un joven militar le entregó a él y a Shaka el comunicado—. El ejército se hará cargo de esto. Genial.

—Estaremos en cuarentena —analizó Shaka y mientras no hubiera ninguna novedad en esa parte del mundo, no habría nada de qué preocuparse, pero donde las cosas cambiaran ligeramente, sería el final de toda esa comunidad.

—¿Crees que estaremos bien, Shaka?

—Yo creo que sí. Ve con tu familia, estaremos en contacto.

Jacobo se retiró intranquilo y extasiado en lo que Shaka observaba por última vez los grandes camiones que se perdían a lo lejano, seguramente, ellos se organizarían en la gran plaza.

—¿Tú crees que el ejército también esté vigilando a las localidades vulnerables? —preguntó Evelyn cuando el dorado cerró la puerta—. Ya sabes, las personas de escasos recursos. Este tipo de acompañamiento debe ser sólo para los ricos.

—Ojalá tuviera todas las respuestas que necesitas. Por ahora, debemos preocuparnos por nosotros.

—Para ser alguien tan ponzoñoso, te llevas muy bien con tus vecinos.

—¿Y todavía preguntas por qué no me agradas? Para ser mi subordinada eres muy irrespetuosa. Y en este momento has superado mis expectativas.

—¡No estamos en el trabajo! —contestó con demasiada rapidez, maldiciendo por su apresurada respuesta, pero estaba molesta y harta de toda la situación y ahora parecía que debía quedarse encerrada en esa casa para siempre. Total, Shaka ya tenía una opinión sobre ella y estaba harta de guardar las apariencias—. Disculpa mi falta de respeto y no espero que entiendas que le he dedicado mi vida entera a mi trabajo, dejando de lado cosas realmente importantes. No sé qué está pasando y mi hermana se encuentra en otra ciudad y yo estoy aquí contigo, cuando debería ir con mi familia. Como siempre mi trabajo parece ser más importante que ella.

Evelyn dejó caer los brazos frustrada, aquello no era lo que esperaba y ni de lejos había imaginado una situación semejante, se encontraba en desventaja en una casa ajena, con una persona que no le agradaba y con gente que no conocía. Shaka entendió la situación de inmediato y ojalá tuviera una forma de ayudarla, pero la única manera de mantenerla con vida era quedándose ahí con él, de todas maneras, como lo veía, ella tampoco podría escapar. Desafortunadamente, ambos debían aprender a convivir juntos, por lo menos por un buen tiempo.

—Jacobo es el único vecino del lugar que me simpatiza. —Rompió el silencio Shaka, atendiendo al comentario que hizo ella antes y como una forma de cambiar de tema—. Tiene una pequeña hija que a veces cuida de mis plantas y su esposa está algo delicada de salud. Él sonríe todos los días, pero sé que no la está pasando bien, así que, trato de tener una buena relación con él.

Evelyn bajó la guardia, tal vez Shaka no era tan tirano como creía. El empresario tal vez era distinto al ser humano. Por ahora Shaka no había sido grosero ni pedante, sólo sacó algo de sinceridad de su sistema; tampoco era para maldecir tanto, y debía agradecer que tenía un techo sobre la cabeza y que él amablemente le estaba ofreciendo un lugar donde quedarse sin pedirle nada a cambio.

¡Oh, realmente esperaba que más adelante él no pidiera nada a cambio!

—¿Cuánto tiempo nos tendrán encerrados? —preguntó tranquilamente, tal vez solo fuera algunos días, el infierno acabaría pronto y ella podría ir con su hermana apenas estuviera la situación controlada. Contaba con su ejército y su gobierno. Ese momento quedaría en su memoria como un mal chiste.

—Este comunicado dice —leyó—: Por favor, permanezcan en sus domicilios. Se implementará un toque de queda a partir de las seis de la tarde. Se llevará a cabo un censo para verificar el número de residentes en cada vivienda, así como para evaluar el estado de salud de cada miembro de la familia y las condiciones actuales del hogar. Se proporcionarán suministros alimenticios, y se aplicará un razonamiento del consumo del agua y energía. Les instamos a seguir estas directrices, y se les comunicará más información según sea apropiado.

—Vaya, no sé si eso sea bueno o malo.

—Espero que sea algo bueno.

Continuará…


Aclaración:

Por si no fui del todo clara en el capítulo anterior, quiero aprovechar explicando mejor en este apartado el enfoque principal. Aunque intenté ser más precisa (teniendo en cuenta a mis lectores de prueba), puede que siga habiendo dudas entre los nuevos lectores. Por lo tanto:

Este no es un multiverso. No es mi intención seguir esa línea, aunque sé que está de moda. Lo que estoy utilizando es un recurso narrativo, un escenario que me permite mantener ciertos personajes sin eliminarlos del todo. Además, este enfoque complica las cosas para los guerreros, ya que no cuentan con sus habilidades inhumanas, lo que añade un nuevo nivel de desafío a sus misiones.

Para explicar mejor el contexto: En esta historia, el inoficioso Zeus ha creado un mundo alternativo, trasladando solo la mente de los guerreros a avatares que habitan en esta segunda Tierra. Esto es más como un videojuego con PJ y PNJ. Sin embargo, en el mundo real, todos los guerreros están en un estado de sueño profundo, y las situaciones que experimentan en este universo alterno podrían tener efectos en el mundo real, algo que exploraré más adelante en la historia. Y aunque los PNJ no son reales en Tierra Dos, sí están inspirados en imagen y personalidad a personas reales de la línea actual. Aún no sé cómo voy a desarrollar a estos individuos en la realidad, pero teniendo en cuenta las complejidades de la mente, puede que uno que otro si sueñe con esa vida de Tierra Dos, que según Zeus no afectaría, porque todos tienen roles diferentes en este otro planeta. De todas formas, esto dificulta las cosas, para todos los presentes y más para la escritora. ¡Ugh!

Esta es la premisa por ahora. Vamos a ver cómo se desarrolla todo, y espero que pueda mantener el control sin complicarlo más de lo necesario, aunque ya saben cómo suelo enredar las cosas XD

El próximo capítulo, espero esté disponible para el 1 de noviembre. (Antes o después si algo extraordinario ocurre). Lo bueno, es que ya está escrito, y lo que falta es muy poco… Espero XD

Un agradecimiento especial a todos, y espero vernos pronto por aquí.

¡Nos estamos leyendo!