El evento
"La industria del videojuego ha logrado posicionarse en esta última década como la industria líder del mercado, brindando a los jóvenes profesionales nuevas oportunidades de trabajo, abarcando distintos enfoques y combinando arte, creatividad y tecnología. Es por eso que acá, en Ciudad Domino, nos llena de orgullo celebrar por cuarto año consecutivo la feria de la tecnología y el videojuego. No me queda más que darle la bienvenida a todos esos jóvenes que hoy se encuentran aquí, y por último, pero no menos importante, dar las gracias a la Corporación Kaiba por patrocinar este evento".
Estas fueron las palabras de apertura para lo que sería una semana muy decisiva para muchos jóvenes llenos de ilusiones y esperanzas. La Corporación Kaiba patrocinaba este evento para poder reclutar nuevos jóvenes ingenieros. Los mejores de todas las universidades del mundo asistían con la ilusión de ser seleccionados y trabajar para la mejor empresa de videojuegos en el mundo.
—Vamos, Seto, llegaremos tarde —decía el menor de los Kaiba, apurando a su hermano mayor para ver las presentaciones de los recién graduados—. ¡Date prisa!
—Mokuba, no me interesan en lo más mínimo esas presentaciones. Al final terminarán seleccionando a unos incompetentes que despediré a las pocas semanas.
Seto Kaiba, presidente de Kaiba Corp., siempre ha sido considerado un hombre frío, duro como el acero, valiente, serio, inteligente y "encantador". No era de extrañarse que la prensa estuviera tan al tanto de sus relaciones; para las mujeres su personalidad es sencillamente irresistible. Su físico también era otra de sus mejores cualidades: alto, con cabello castaño y ojos azules. Sin embargo, para otros no era más que un grandísimo idiota egocéntrico.
—No puedes faltar en el primer día —regañó Mokuba—. Como vicepresidente de esta empresa, exijo tu presencia en todos los eventos de esta semana.
Seto solo sonrió de medio lado para sí mismo, sin apartar los ojos de su computadora. Le sorprendía lo mucho que había crecido su pequeño hermano.
—¡SETO!
Era un día muy agradable, sin duda la primavera siempre ha sido la mejor época del año. Las múltiples flores decoraban los infinitos jardines, los árboles daban sus mejores frutos y los pájaros hacían sus nidos en ellos. Una época donde turistas de todo el mundo viajaban para pasear por las calles de Ciudad Domino y también ir a los inigualables parques de atracciones, considerados los mejores de todo el mundo. En el anfiteatro de KaibaCorp, se daba inicio a este gran evento, con la presentación de los proyectos de cada grupo de universidades.
—Estoy muy nervioso, las mentes más brillantes de la industria se encuentran en esta sala —decía un chico de ojos verdes y tez clara.
—No hay de qué preocuparse, Denis. Según me informaron, el señor Kaiba no le gusta asistir a este evento —respondía otro integrante del grupo—. Además, tenemos a Wheeler, es la mente más brillante de toda la universidad. Es imposible que nos vaya mal.
—No exageres, Grégoire, también estoy un poco nerviosa —respondía la chica de ojos café—. Nunca me ha gustado hablar frente a tanta multitud —dijo, mientras se asomaba por las escasas aberturas en la parte de atrás del escenario.
Serenity Wheeler, una chica muy amable, optimista y compasiva. Suele ser muy tímida y en ocasiones dependiente. Era una de las aspirantes para trabajar en la Corporación Kaiba. Su hermano Joey había invertido mucho en su educación, por eso se propuso a sí misma ser la mejor, por su hermano. Tenía una mente brillante y destacó por sobresalir desde que llegó a la universidad, no solo por su gran inteligencia, sino por su belleza. Más de uno había sufrido sus rechazos.
—¡Serenity!
—Mokuba, ¿qué haces aquí? —contestó al llamado con una gran sonrisa—. Pensé que estarías entre el público.
—Vine a saludarte y desearte suerte —se podía percibir su espíritu entusiasta. Él fue el fundador de esa semana, después de mucho insistirle a su hermano, quien accedió porque lo vio como una oportunidad de tener a los mejores ingenieros antes que la competencia.
—Muchas gracias, Mokuba. ¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Vi entre las listas de los aspirantes que decía Wheeler Serenity, y sabía que tenias que ser tú. Igual te confieso —bajó un poco el tono de voz y se acercó un poco a Serenity, como queriendo que nadie escuchara—. Tu grupo está entre los favoritos, así que les irá genial.
—Señor Mokuba, ya tiene que dar su discurso —llamó Ronald, desde las escaleras que conducían al escenario.
—Serenity, me tengo que ir, pero nos vemos esta noche en la fiesta de bienvenida —se despidió, corriendo hacia las escaleras donde se encontraba Seto mirando de reojo.
—¿Quién es ella? —preguntó Seto cuando su hermano se acercó hasta donde estaba—. ¿Es tu nueva novia?
—Seto, ¿no te acuerdas de ella? —hizo una pausa mientras le colocaban el micrófono—. No puedo creer que no te acuerdes de ella.
—Señor Mokuba, tiene que salir al escenario —le indicó el organizador.
Mokuba dio su célebre discurso de motivación, además de señalar la agenda de la semana. Todos aplaudieron, y fue así como empezaron la ronda de presentaciones de más de 20 universidades, casi 20 millones de espectadores, y tan solo 140 aspirantes compitiendo por obtener un puesto dentro de la gran industria. Serenity conformaba un grupo de 5 personas; su presentación fue un éxito, logrando llamar la atención de las entidades mundiales y del mismo Kaiba. Sin embargo, los demás también lograron impresionar, unos más que otros. En definitiva, parece ser que este evento será mejor que el anterior.
—¿Qué te pareció, Hobso? —preguntó con entusiasmo, el menor de los Kaiba—. Este año la competencia será más dura que el anterior.
—Sí, señor Mokuba. Me pareció que los candidatos de este año están mejor preparados que los años anteriores —contestó el mayordomo de la familia Kaiba.
—¿Qué piensas, Seto? —cuestionó. Notó que su hermano había estado muy distraído; a estas alturas ya debería estar criticando a los grupos, catalogando a los aspirantes como ineficientes y despreciando sus proyectos. Al cabo de unos minutos, Mokuba siguió sin tener respuesta por parte de Seto, por lo que consideró que lo estaba ignorando. Se subió en la limosina que los llevaría a la mansión Kaiba, había sido un día agotador.
—Wheeler —pronunció con voz de asombro—. La hermana del idiota de Wheeler —anunció como quien descifra un acertijo.
—¿Qué hay con Serenity? —preguntó Mokuba, mirando muy confundido a su hermano.
—Claro, se llama Serenity. ¿Cómo no me acordaba? —cuestionó para sí.
—Me atrevo a preguntar, señor Kaiba —Hobso llamó la atención de Seto—. ¿Estuvo pensando en esa chica todo este tiempo? —Por un momento, todo quedó en silencio. La respuesta era clara, eso provocó un leve enojo en Seto. Mokuba se rió del momento incómodo en el que estaba su hermano.
—Solo cuido de que no se vuelva a repetir un evento parecido, como el de tu anterior noviecita... ¿Cómo era que se llamaba? —pausó para intentar recordar—. Miyuki.
Mokuba se quedó en silencio. Seto sabía golpear donde más dolía. Aún no entendía por qué no superaba aquel episodio. Esta mujer ya no estaba en sus vidas y debían agradecerlo. Seto le había advertido que ella solo lo usaría por el apellido, y así fue. No le dijo más; nuevamente su hermano mayor había logrado crear un ambiente incómodo, en el que nadie podía hablar. Aunque claro, a él no le importaba; él tenía que ser el cruel Seto Kaiba de siempre.
—Lamento no poder estar allá, hermanita —se escuchaba las palabras de Joey a través de la portátil de Serenity—. Sé que eres la mejor.
—Tranquilo, entiendo la situación.
Joey no había podido asistir a la presentación de Serenity, ya que su nuevo trabajo no le permitía viajar hasta el final de la semana. Actualmente, trabajaba probando los nuevos decks que iban a salir al mercado. Le costó mucho conseguir ese trabajo, ya que ganaba muy bien y además hacía lo que más le gustaba. Suena el teléfono de Serenity...
—Hola —contestó su celular, extrañada por el número desconocido que la llamaba.
—Serenity... ¿Cómo estás? Espero que no te moleste que haya tomado tu número de las listas.
—No te preocupes, Mokuba, ando un poco cansada, pero bien. Tú, ¿cómo estás? ¿Cómo está Kaiba? No lo pude saludar hoy —respondió Serenity, mientras sacaba su ropa de dormir.
—Él anda bien, lamenta no haber podido saludarte hoy; teníamos muchas cosas —lo excusó rápidamente. Seto solo tenía modales para los que él consideraba personas de "interés"—. Nos veremos hoy en la fiesta, ¿cierto?
—Pues... —vaciló un poco. ¿Cómo hacía para decirle que no quería ir?—. Verás, ando un poco cansada... Hoy fue un día agotad...
—No te permito decirme que no irás —interrumpió—. Por favor, tienes que ir. Tenemos muchas cosas de qué hablar; ha pasado mucho tiempo —suplicó. No pensaba aceptar un NO como respuesta. Era en lo que más se parecía a su hermano, cuando se trazaba una misión, la tenía que cumplir; y que Serenity estuviera en esa fiesta era una de sus prioridades ahora—. Pasaré a buscarte a las 9, sé dónde queda tu residencia, lo vi en tu lista de información —amenazó.
—Está bien, iré —confirmó. Le causó mucha gracia el tono de Mokuba; esas listas parecían ser una invasión a la privacidad de cualquiera—. No te preocupes por pasar por mí, la fiesta será muy cerca de donde estoy.
—Perfecto, nos vemos esta noche, Serenity. Si no te veo, te iré a buscar, así que te conviene ir —volvió a amenazar el pequeño pelinegro. Se despidió y procedió a finalizar la llamada.
—Odio que estés cerca de ese bastardo de Seto —habló nuevamente Joey, quien se encontraba escuchando y observando detrás de la cámara de la portátil de Serenity—. No entiendo para qué le quieres trabajar a ese egocéntrico, presumido, idiota.
—Joey, ya tengo 24 años, toda la vida no me van a poder mantener —contestó muy irritada. Sabía que su hermano nunca estuvo de acuerdo en que entrara a este evento en primer lugar; sin embargo, muy inteligentemente, pudo persuadirlo diciendo que solo quería la experiencia laboral para luego buscar otra empresa, era una muy buena oportunidad.
—Sigue sin gustarme la idea, pero sé que será lo mejor para ti, hermanita.
—Me tengo que ir, estoy muy cansada y quiero descansar —intentó despedirse. Conocía a su hermano; comenzaría a decirle una y otra vez lo horrible que sería trabajar para Seto Kaiba.
—¿No irás a la fiesta?
—No lo creo, no soy de ir a esas grandes fiestas, donde usas vestido elegante, comes sin comer, bebes sin beber y sonríes toda la noche, fingiendo que los tacones no te lastiman los pies —se quejó—. Tomaré una ducha y me dormiré.
—Está bien, hermanita, hablamos mañana —se despidió Joey, y finalizo la videollamada.
—Tú vas a ir a esa fiesta —se escuchó una voz luego de terminar la comunicación con Joey.
—No tengo ánimos, Janelle —le contestó a su compañera de grupo y habitación.
—Tienes que ir, Serenity. Te llamó Mokuba, una de las figuras más influyentes que nos puede hacer ganar y entrar a la compañía —explicó con mucha rapidez—. Tienes que ir por el equipo.
—Mañana tenemos que terminar la presentación formal del proyecto. En un día tenemos el concurso de modelo en 3D, no puedo estar cansada —bostezó y se estiró un poco. Verdaderamente estaba muy cansada—. Solo quiero dormir.
—Serenity —llamó seriamente su compañera—. Tienes que ir, eres clave para poder ganar esos puestos. Solo ve, saluda a Mokuba, a Seto, y luego vuelves —ordenó.
—¿Por qué yo tengo que ir si tú no irás? —era injusto.
—Yo tengo una cita con Denis. Desde que llegamos no hemos tenido tiempo para nosotros. Además, a mí no me llamó el patrocinador del evento.
Serenity suspiró resignada. Su compañera de grupo no la dejaría en paz hasta que fuera, y aunque lograra evadirla, Mokuba iría por ella. Se dio una ducha rápida y luego abrió su armario, el único vestido que tenía para la ocasión había pensado dejarlo para el final de la semana, cuando anunciaran a los ganadores del evento. Quería ser optimista, que iba a ser una buena ocasión para utilizarlo, pero esta situación lo ameritaba.
Lucía más hermosa, usaba un vestido largo confeccionado en precioso crepé azul claro, dejaba al descubierto sus hombros y brazos. Era muy ajustado, lo que permitía ver toda su esbelta silueta. Tenía pasamanería de piedras de colores que dejaba una abertura de triángulo en los costados de la cintura, lo que le daba un estilo juvenil y a la vez elegante. Se dejó el cabello lacio y suelto. Los tacones la hacían medir 1,70 m; eran plateados en el tacón y transparentes. Cuando estuvo lista, pidió un taxi, y partió hacia el gran baile.
—¡SETO! - se escucharon gritos por toda la mansión Kaiba — Vamos a llegar tarde.
—Mokuba, ¿puedes tranquilizarte? — Su tono era frío y confiado, casi no se podía notar ningún tipo de emoción en su voz - No me perdería esta fiesta, estarán muchas personas de interés, posibles socios e inversionistas.
En la gran mansión, era casi una costumbre que Mokuba le gritara a su hermano para no llegar tarde. Sin embargo, Seto se lo tomaba más con calma, para él este era uno de los caprichos más de los actos de beneficencia de su hermanito. Cuando Mokuba le vendió la idea, se dejó convencer porque iba a tener a las mentes más brillantes del momento, pero los resultados fueron muy diferentes. Solo lo siguió permitiendo porque le daban muy buena imagen a la compañía, era publicidad al final de cuentas. Dejó que su hermanito se hiciera cargo de lo social y publicitario de KaibaCorp, mientras él se encargaba de la parte importante... los negocios. Eso era lo suyo.
Hobso anunció que la limusina los estaba esperando...
—Su nombre — solicitó el guardia de la entrada.
—Serenity Wheeler, soy de las aspirantes de este año — aclaró la pelicastaño.
—Lo siento, señorita, su nombre no está entre la lista de los aspirantes — señaló el guardia de la entrada.
—Debe ser un error, yo soy aspirante, de las universidades europeas, quizás esté escrito por Kawai, es el apellido de mi madre — indicó Serenity un poco nerviosa, no solo tenía que ir sola a una fiesta donde no conocía a nadie, odiaba a su compañera por hacerla venir, sin tan siquiera acompañarla. El guardia comenzó a revisar nuevamente.
La decoración era de ensueño, cada detalle estaba perfectamente cuidado, desde la decoración de los techos hasta el suelo. Era una decoración muy clásica, entre tonos mates y blanco. Era muy elegante y clásico. La entrada era de unos 5 metros de altura, decorado totalmente con telas en transparencia, había un letrero dando la bienvenida, y algunos otros alusivos al evento. Serenity jamás imaginó estar en un salon de esa magnitud. Sintió un poco de vergüenza al ver a todas esas mujeres bajar de aquellas limusinas, unas más glamorosas que otras, parecían sacadas de revistas de top model, además iban acompañadas de magnates de la industria, personajes que solo veía en televisión y nunca creyó poder verlos tan de cerca.
—Señorita Wheeler — llamó el guardia — Lamento el malentendido, usted está en la lista de invitados VIP de los señores Kaiba, por favor adelante, tiene que ir a la mesa de arriba, son las escaleras a la derecha.
El salón por dentro era aún más magnífico que la entrada, era una sala de dos pisos, al fondo un escenario donde tocaba una banda clásica, estaba entrando a otro mundo literalmente, nunca había asistido a una celebración de la alta sociedad. El presupuesto invertido en esta fiesta debe ser igual al de alimentar a un país entero. Reconoció a varios de los aspirantes, que saludó con mucha amabilidad, no quería subir las escaleras, la zona "VIP" la asustaba un poco, ahí no conocía a nadie, se sentía un poco intimidada. Tomó un par de copas de champán que de vez en cuando repartían los mesoneros. Cuando de pronto un vocero comenzó a indicar que todos tomaran sus asientos, no tuvo más opción que subir a su puesto, la organizadora le indicó una mesa que parecía ser una mesa central. Había cuatro caballeros muy elegantes, tres de ellos acompañados. Se sentó y se limitó a saludar con una sonrisa a todos los que estaban en dicha mesa, ya que el presentador estaba dando un discurso de entrada.
—... Con ustedes, Seto Kaiba, presidente de la compañía KaibaCorp — anunció, y luego se retiró, dándole paso al anfitrión principal de la noche, quien estaba acompañado de su pequeño hermano.
—Primeramente quiero darles la bienvenida a todos los presentes, por ser parte de esta cuarta edición de la semana de la tecnología y los videojuegos, desde que comenzó este evento hemos tenido mucho apoyo por parte de todas las compañías de tecnología y diseño, también a los medios de comunicación, y más importante a los jóvenes aspirantes, sin ustedes nada de esto sería posible. Para finalizar, quería agradecerles por su presencia, en un evento tan importante como este para KaibaCorp. Gracias por su atención y bienvenidos — se despidió y escuchó los aplausos sonar detrás de él. Volvió al lado de su hermano.
—¿A qué saben todas esas palabras en tu boca? — bromeó el pequeño Kaiba, entre risas. Sabía que a su hermano le parecía que era perder el tiempo este evento que consideraba de caridad. Seto no emitió respuesta alguna a las burlas de su hermano.
Desde la mesa del VIP se podía ver a una joven muy distraída, Serenity no había escuchado ninguna palabra de los oradores, estaba muy cansada como para procesar lo que sucedía alrededor, sabía que las mujeres que estaban sentadas en la mesa la miraban de reojo estudiando cada pequeño detalle. Le dio gracias a Dios cuando terminaron de hablar todos los oradores, en lo único que podía pensar era en lo tedioso que era el protocolo. Seguía maravillada con la decoración, se cuestionó si debía bajar a estar con los aspirantes, no se sentía parte de esta zona, que llamaban "VIP".
—Hola, soy Hikaru — se presentó uno de los hombres que estaban sentados en aquella mesa — Tú debes ser la novia de Mokuba.
—¿Qué? — se alteró Serenity, sorprendida por la suposición.
—¡Oh!, disculpe mi atrevimiento — se disculpó un poco apenado— Es que no es usual que el señor Kaiba tenga novia, y menos que la presente públicamente.
—¡No! —volvió a alterarse, se puso nerviosa al ver las caras de interrogantes de todos los que estaban sentados. Era claro que tenían mucha curiosidad en saber quién era aquella joven—. Tampoco soy novia del señor Kaiba — sonrió. Al ver las caras de confusión que le brindaban, tenía que explicar su presencia en esa mesa. Parecía que no era común ver chicas aquí sentadas si no eran novias de Mokuba. Lo que ocurría era que ni ella sabía qué hacía en esa mesa— Yo soy una vieja amiga, conocí a Seto y a Mokuba hace 10 años.
—Entonces, Serenity —la interrumpió el más joven de los presentes. Tenía cabello negro y ojos oscuros; si su cálculo no le fallaba, debía tener 30 años—. Cuéntanos más de ti, ¿quién eres? Nunca te había visto —se cambió de asiento con gran agilidad para quedar más cerca de ella.
-Yo... ehh...—-tartamudeó un poco. ¿Qué diablos debía decir? Soy una aspirante a ingresar a la compañía, le sonaba un poco vergonzoso considerando que estaba con grandes magnates del mundo y lo sabía—. Yo soy una...
—¿Eres soltera? —la interrumpió otra vez.
—Ehh... sí —respondió extrañada por su pregunta tan de repente. Al final, le dedicó una sonrisa de amabilidad.
—Disculpa mi atrevimiento y el de Hikaru. Nos impresiona que una mujer tan linda como tú no tenga pareja. Mi nombre es Katsuro —le extendió la mano para dar un apretón de saludo. Serenity también extendió su mano. Él tomó la mano con delicadeza y con mucha fineza le besó la mano. Se sonrojó, nunca nadie la había saludado de esa manera—. Un placer, Serenity.
—Vaya, Katsuro, tú no cambias... Siempre persiguiendo a las mujeres, como desesperado —dijo sarcásticamente una voz masculina acercándose a la mesa. Saludó a los demás presentes con una inclinación de cabeza—. Muevete, estás en mi asiento —más que una petición, fue una orden. Era enfermizo ver a ese hombre tan cerca de una mujer.
—Kaiba, Kaiba... Tú tampoco cambias, siempre tan grosero... —replicó, mientras se hacía a un lado y le dejaba libre el asiento—. Conocíamos a tu invitada de esta noche, podrías hacernos los honores de presentarla —le lanzó una mirada muy coqueta a la castaña. Serenity no pudo evitar apenarse y voltear la cara hacia otro lado para no dejar ver el sonrojo en sus mejillas.
—No tengo por qué presentarla, ella es invitada de Mokuba —señaló fríamente, mientras se sentaba en su silla sin tan siquiera mirar al resto de los presentes. Seto solía ponerse de muy mal humor en estos eventos. ¿Por qué diablos él tenía que venir? Esto era idea de Mokuba; él era el que tenía que estar presente, en representación de Kaiba Corp—. Además, parece que ya se conocen —agregó, mirando de reojo a Serenity, quien se encontraba con la mirada perdida en la mesa.
—¡SERENITY! -—e escuchó al fondo. Se trataba de Mokuba. Le dio gracias al cielo que por fin veía una cara conocida y amigable; toda la situación de la mesa la estaba poniendo muy nerviosa— Qué gusto que hayas venido, ya tenía a Hobso preparado para irte a buscar si no te veía.
—Mokuba, qué gusto verte nuevamente -saludó con una sonrisa de alivio, y un fuerte abrazo—. Sabía que no aceptarías un no como respuesta.
—¡Oh, sí! Eso suena a Mokuba, es un joven muy perseverante —dijo una de las mujeres que se encontraban en la mesa, riendo un poco para sí.
—Sí, jaja, es algo que he aprendido de mi hermano —contestó el pelinegro con la misma amabilidad y alegría de siempre. Se acercó a la mesa y notó que Seto se había sentado en su puesto. ¿Por qué haría tal cosa?
Las luces comenzaron a hacerse tenues, hasta que todo quedó en absoluta oscuridad. Unas finas luces de neón comenzaron a alumbrar por todos los lugares, sin rumbo aparente, llamando la atención de todos los presentes, hasta que finalmente se concentraron en un punto fijo, donde segundos más tarde se dio inicio a un videofilm que mostraba un poco de la historia de la compañía y la importancia del evento. Al finalizar, todos aplaudieron y el orador de la fiesta indicó que se serviría la cena. Después de la comida, se invitó a disfrutar de la bebida y del buen rato. Mokuba, como especial anfitrión, estuvo saltando de mesa en mesa, agradeciendo la presencia y creando relaciones sociales. Por otra parte, estaba Serenity, quien decidió que debía tomar un par de copas antes de salir corriendo; esto no era su ambiente.
—Entonces se conocieron por ese duelo de monstros —deducía una mujer sentada a escasos metros de Serenity. Esto se sentía igual que un interrogatorio del FBI; estas mujeres podrían volver loco a cualquiera. Querían saber todo sobre Serenity—. Eres la hermanita de Joey Wheeler, no sabía que tenía una hermana.
—Por lo que he visto, es un gran duelista —comentó inocentemente Katsuro. Aunque el tema de Serenity lo fascinaba, ya tenían más de media hora solo acosándola. Mientras apenas respondía, ya había otra pregunta.
—¡JA! —burló Kaiba. No podía dejar que se hablara bien de ese perro de Joey, quien además trabajaba públicamente para la compañía enemiga de la corporación—. Joey no es más que un duelista de segunda.
—No digas eso, Seto. Mi hermano es un buen jugador y lo ha demostrado —defendió. Siempre ha sabido que su hermano y Kaiba no se llevan bien, pero no tiene por qué ridiculizar a su hermano en su presencia.
Hubo un silencio incómodo... Seto se olvidó totalmente que Serenity era una Wheeler. Lo que pasa es que ella era totalmente lo opuesta a su hermano, considerada entre las favoritas por su gran inteligencia. Además, era educada, muy respetuosa, amable, ... y debía reconocer que era muy atractiva; sus ojos avellana brillaban cada vez que sonreía. Tenía un aroma muy dulce y particular; sin dudar que ese perfume le quedaba muy bien con su personalidad. Seto solo se limitó a voltear a verla; era tan transparente, aunque disimulaba, se notaba que estaba ofendida por aquel comentario. Examinó cada facción de su rostro, notó que no llevaba mucho maquillaje; sin embargo, considero que destacaba entre las más bellas de la noche. Por un instante pensó en disculparse, pero Seto Kaiba no es hombre de retractarse y menos cuando verdaderamente cree algo. Verla le recordaba mucho a Mokuba; sonrió de medio lado, hasta que el momento fue interrumpido.
—Cuéntanos, Serenity, ¿qué te trae por aquí? —preguntó curiosamente una de las mujeres de la reunión. Era tan hermosa, que intimidaba con sus ojos azul cielo; la rubia no parecía agradarle mucho la compañía de Serenity, principalmente por las atenciones que recibía—. Debes tener un propósito para aparecer ahora, digo, jamás te había visto en este medio.
—Yo... —tragó saliva, dio un vago intento por sonreír— Estoy aquí como aspirante del evento, para el puesto en KaibaCorp —dijo muy rápidamente. Las miradas se posaron sobre ella.
—¿Aspirante? —preguntó con un poco de desprecio la otra mujer, un poco mayor que la anterior. Esta tenía el cabello corto negro— Los aspirantes se sientan abajo, ¿qué estás haciendo aquí? Deberías bajar —Serenity quedó en un estado de shock. En pocas palabras, le había dicho que ese no era su lugar; no estaba lejos de lo que sentía en ese momento. Desde que comenzó la noche había querido huir, y ahora parecía ser un buen momento. No tenía palabras; desvió la mirada para evitar que le vieran los ojos aguados.
—Con permiso, debo ir al baño— Se levanto de la mesa, y se dispuso a huir lo mas lejos posible.
—Ella está aquí porque es invitada especial de los anfitriones de la fiesta —defendió Kaiba fríamente. Sin embargo, Serenity ya había tomado su decisión de irse. Su misión era cumplir con Mokuba por sus compañeros de equipo; no tenía por qué soportar que hablaran mal de su hermano y además ser humillada por no tener un vestido de diseñador. Serenity se perdía entre los invitados— Además, que está aquí por su cerebro, no por ser una cazafortunas, como muchas de las presentes — agrego, dio media vuelta y se encaminó a su nuevo objetivo. Dejó a muchas ofendidas, pero no le importaba; estaba muy enojado, no sabía por qué. Decidió buscar a la chica de cabello castaño. Mejor que estar rodeado de toda esa gente que se cree buena, solo estar en fiestas como estas.
Serenity no había llegado lejos; con esos tacones nadie podría. Intentó buscar la salida, pero ese estúpido lugar era demasiado grande. Este día había sido muy largo; lo que más deseaba era llegar a su habitación y dormir. Para su mala suerte, lo que consiguió fue una de las salidas a una gran terraza; su único consuelo era que estaba sola, lejos de toda esa multitud de adinerados y mujeres pretenciosas. Se sentó en una de las bancas de la terraza. Era una noche muy agradable, aunque lamentaba no haberse traído un abrigo. Miró la hora y ya eran casi las 12 de la noche. Se tenía que ir; los aspirantes no podían llegar más tarde de la 1 de la mañana porque ya no podían entrar, estúpidas reglas...
-Desearía que estuvieras aquí, mamá. Tú sabrías qué hacer. Salir corriendo como una cobarde sé que no sería una de tus opciones -pensaba. Estaba triste porque su familia no había podido venir a verla. La mayoría de los aspirantes tenía algún familiar acompañándolo; venían de poderosas familias. Sin embargo, su mamá no pudo costearse el viaje. Después del divorcio de sus padres y de su separación de Joey, a su mamá no le había sido fácil mantenerlas a las dos. Por eso más que nadie deseaba entrar a la empresa y comenzar a ganar un poco de dinero para ayudar a su mamá.
—Caminas rápido —estas palabras hicieron que saliera de sus pensamientos y se concentrara en descubrir quién estaba llamando su atención—. ¿Qué haces acá afuera? —preguntó, aproximándose lo más rápido que podía.
—Señor Kaiba, ¿qué está haciendo aquí? ¿Pasó algo? —preguntó extrañada.
—Sí, de hecho sí... Pasó algo —respondió. La luz de la luna era perfecta para resaltar cada hermoso detalle de la cara angelical; sus ojos brillaban. ¿Se había puesto más maquillaje? O quizás él ya había tomado muchas copas. Algo pasaba que aquella mujer se veía muy atractiva. Se detuvo a una distancia prudente; siempre ha estado rodeado de mujeres muy hermosas, pero Serenity era especial— Nos abandonaste en medio de la velada, y eso no es de buena educación, pensé que eras de las buenas —reprochó.
—La verdad no tengo ganas de estar allá, rodeada de... —hizo una pausa para meditar mejor sus palabras—. Gente...
—Te entiendo, tampoco quiero estar allá —confesó, y se acercó para sentarse a pocos centímetros de ella—. No sé por qué te digo todo esto, pero odio que Mokuba me haga estar rodeado de tantas personas superficiales. Él siempre quiere ver el lado bueno de las personas. No sé qué verá él. Yo solo veo un montón de idiotas —alzó la mirada para ver el cielo.
—Sin ofender, yo lo veo a usted entre ese montón de idiotas —dijo en voz baja, sin ánimos de sonar grosera. Aún seguía irritada por el comportamiento de Seto unos minutos antes. Él sonrió de medio lado; no se esperaba ese arrebato, aunque no le importó mucho, ya le habían dicho cosas peores.
—Supongo que me lo merezco, por lo de tu hermano —intentó dar una disculpa al estilo Kaiba.
—Es solo que... —Serenity bajó la mirada, buscando las palabras adecuadas—. Sé que Joey no es perfecto, pero ha trabajado muy duro para llegar a donde está. Me duele cuando alguien lo menosprecia de esa manera, especialmente alguien a quien respeto tanto.
Seto se quedó en silencio por un momento, mirando la expresión sincera y vulnerable de Serenity. Era raro que alguien se atreviera a hablarle así, y menos aún, con tanta honestidad. Algo en ella lo desarmaba.
—Entiendo —dijo finalmente, con un tono más suave de lo habitual—. No soy conocido por ser amable, pero intentaré controlarme en el futuro. Aunque no prometo nada.
Serenity sonrió levemente, sintiendo que, de alguna manera, había logrado algo importante. La brisa nocturna era refrescante, y la compañía, inesperadamente reconfortante. Seto, por su parte, se sentía extrañamente aliviado de haber podido expresar algo que normalmente no diría.
—¿Por qué estás tan decidida a entrar a KaibaCorp? —preguntó Seto, cambiando el tema y rompiendo el silencio que se había formado entre ellos.
—Quiero ayudar a mi mamá —respondió con sinceridad—. Después del divorcio de mis padres, ha sido muy difícil para ella pagarme la universidad. Quiero poder darle una vida mejor, y este trabajo sería una gran oportunidad para lograrlo.— Seto asintió lentamente, entendiendo más de lo que dejaba ver en su expresión. Él también sabía lo que era luchar por un futuro mejor, aunque sus circunstancias fueran diferentes.
—Yo también tuve que luchar para llegar a donde estoy —confesó, mirando hacia el horizonte—. KaibaCorp no siempre fue lo que es hoy. Pero lo logré gracias a mi determinación y... a mi odio por Gozaburo, mi padrastro. Era cruel y despiadado, a veces me molesta descubrir que me parezco a el —Serenity no estaba segura de qué decir. Era la primera vez que Seto hablaba de su pasado con ella. Decidió simplemente escuchar, sabiendo que este momento era raro y especial.— Serenity, no te preocupes por lo que piensen los demás —dijo Seto finalmente, con una determinación en su voz— Si tienes el talento y la determinación, encontrarás tu lugar en KaibaCorp. Y si alguien te subestima, demuéstrales que están equivocados. — Serenity sonrió, sintiendo una nueva oleada de confianza. Quizás Seto Kaiba no era tan inaccesible como parecía. Quizás, solo quizás, había un corazón detrás de esa armadura de acero.
—Gracias, señor Kaiba —dijo con sinceridad—. Aprecio sus palabras. Seto se levantó, extendiendo una mano hacia ella para ayudarla a levantarse también.
—Llámame Seto —dijo, con una leve sonrisa. Serenity tomó su mano, sintiendo una conexión inesperada.— Vamos
—¿A donde?— preguntó la castaña extrañada del brillo que apaecio en los ojos de Kaiba, algo tramaba.
—Ya veras..
Un silencio invadió rápidamente la escena, pero no era de los incómodos. Todo lo contrario, era de esos donde sientes la compañía aunque no se hablen. El aroma dulce del perfume de Serenity lo invadía, respiraba profundo solo para poder olerlo, se sentía envuelto. La sensación que sentía en ese momento, creyó nunca haberla sentido antes. Cuando de repente se le ocurrió una idea. Sabía que era por culpa del alcohol, sin embargo, nadie ni nada lo detendría. Seto tenía una nueva misión y, como todo lo que quería lo obtenía, debía cumplirla a toda minutos más tarde, aquella chica estaba totalmente cautivada por el paisaje, miraba con adoración
—Es hermoso... se siente como si pudiera volar.
—Justo como imaginé que sería —El ojiazul también estaba muy cautivado por la magnífica vista y sensación que había logrado. Una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro. Ciudad Domino, SU ciudad no se podía ver más hermosa.
—¿Por qué me trajo aquí? —preguntó Serenity, intrigada. El "señor Kaiba" la había secuestrado básicamente para poder ir a la nueva atracción que se estrenaría el fin de semana. Les había gritado a varios de los trabajadores quienes, al no saber de quién se trataba, le decían que no podía entrar, luego que no se podía subir y, por último, que no podían encender la atracción, pero Kaiba era el jefe asi que no tuvieron más opción que poner en marcha la atracción-. Señor Kaiba. —Llamó su atención nuevamente.
—Porque quería subir a la atracción antes de su inauguración, estuve tan ocupado que no tuve tiempo de venir antes —vaciló un poco con su respuesta. Verdaderamente, sí quería subirse antes de que se inaugurara. Sabía que con todos los turistas no iba a poder hacer acto público sin que se generara un gran alboroto. Lo único que no entendía era su arrebato de hacerlo justo a mitad de la fiesta. Creía que ya había tomado mucho; él no actúa así naturalmente.
—Entiendo, pero... ¿Qué hago yo aquí? —Serenity estaba muy intrigada. Fue muy misterioso cuando le pidió que lo acompañara a un lugar; le prometió que no estaría toda esa gente odiosa como la de aquel baile. Imaginó que sería alguna otra parte del salón, un poco más retirada. Luego supo que estaba equivocada cuando Seto llamó a su mayordomo. Lo que jamás pensó es verse en una de las atracciones más esperadas del año antes de su inauguración.
—Tú eras la clave para lograr que hiciera esto —articuló velozmente Kaiba mientras tomaba asiento— Verás, si me iba del baile de bienvenida sin ninguna razón, Mokuba no iba a dejar de reprocharme... Pero si le digo que me fui porque esas idiotas te trataron mal y te llevé a tu residencia, entonces quedaría como un héroe y él se sentiría mal por no haber estado pendiente de ti —explicó el frívolo y calculador Kaiba.
En ese momento, Serenity entendió todo. Seto la había usado para cumplir su objetivo. Se sintió un poco ingenua al confundir su amabilidad; al final, seguía siendo el mismo ególatra que solo veía a las personas como peones. No estaba impresionada, quizás solo un poco decepcionada; por un instante y solo por un instante pensó que podían tener una conexión. Tomó asiento y contempló el paisaje, ya que era lo único que le quedaba. No dejaba de ser maravilloso. No sabía cuánto tiempo había estado en esa bola gigante de cristal, pero no quería que se acabara. La atracción era la más grande de todo el mundo; medía casi 5 hectáreas, recorría todo el perímetro del parque, tenía un sistema donde podías elegir idioma y el programa de entretenimiento que querías escuchar. Lo mejor era la modalidad de transparencia total; al principio daba un poco de miedo, ya que la sensación es que no tienes suelo debajo de tus pies. Después de un rato se te va el vértigo y sientes que vuelas.
—Entiendo... Me usaste —afirmó. Le gustaba un poco la idea de ser cómplice en parte de la huida de Kaiba de su propio baile—. Yo también haría lo que sea por estar lejos de esas personas —le dedicó una sonrisa, que Seto correspondió con la típica sonrisa de medio lado que tanto lo caracterizaba.
Nuevamente ese estúpido y agradable silencio se formó. Serenity volvió a sus pensamientos. Tenía mucho que hacer para mañana, además de que iba a tener muy pocas horas de sueño. Decidió solo disfrutar; mañana pensaría cómo inyectarse cafeína intravenosa para mantenerse despierta. Kaiba, por otro lado, solo cerró los ojos. Creyó oír música de jazz. No sabía si se estaba volviendo loco; solo podía oler ese perfume tan dulce. No podía explicar lo que sentía en ese momento. Estaba muy impresionado de que por primera vez estaba totalmente solo con una mujer que no tratara de tirarse encima de él. Serenity era diferente; él lo entendió.
Abrió los ojos solo para contemplar por segunda vez en la noche el rostro de aquella mujer tan misteriosa. Todas sus facciones eran muy finas. Era un enigma el brillo de sus ojos; eran los ojos más puros que había visto en su vida. No reflejaban ningún sentimiento negativo, ninguna tristeza. Su piel blanca, por un momento sintió el deseo de acariciarla para comprobar qué tan lisa era... Su cuerpo no reaccionó, solo podía verla. Estaba sumergida totalmente en sus pensamientos, ni siquiera notó que llevaba unos cuantos minutos observándola. Cada milímetro de su cara había sido estudiado con cuidado minucioso.
—¡SEÑOR KAIBA! —gritó Serenity, agitándolo de un lado a otro. Seto abrió los ojos de golpe... Pero, ¿qué demonios? Había estado soñando. Soñando con la misma chica que ahora tenía a centímetros de su cara. Lucía muy preocupada. Miraba fijamente el rostro que había visto en su sueño; era idéntico—. ¡SEÑOR KAIBA, TENEMOS QUE BAJARNOS YA! —gritó nuevamente, agitándolo.
—SERENITY —finalmente salieron palabras de su boca. Fue casi como un regaño. No entendía lo que estaba pasando. Las copas de más le estaban pasando factura. Se agarró la cabeza con su mano derecha; la sentía estallar.
—¡SEÑOR KAIBA, PÁRESE! TENEMOS QUE BAJARNOS —gritaba alterada, tirando del brazo de aquel ojiazules. Sabía que si no se bajaban ahora, no llegaría a la residencia.
—¡SERENITY! NO ME DIGAS SEÑOR KAIBA. BASTA —volvió a regañar con un tono más severo. La cabeza le estaba comenzando a doler y estaba casi seguro que era producto de los gritos y el tironeo de Serenity—. Solo dime Seto -bajó el tono de voz. Ella había quedado muda; estaba un poco asustada al verlo molesto. Pasaron unos pocos segundos para que Seto se diera cuenta de lo que Serenity le intentaba decir. Tuvieron que haberse bajado; ahora harían el recorrido otra vez, serían 30 minutos más—. ¡NO! Maldita sea... ¿Por qué no nos bajamos? -cuestionó, ahora verdaderamente estaba enojado.
—Yo intenté... decírselo, señor Kaiba —respondió. Se encontraba en una esquina, lo más alejada de él que podía, aunque en aquella capsula eran centimetros lo que los separaba. Estaba reconsiderando si quería o no trabajar para él; era aterrador verlo molesto.
—¡SETO! Dime Seto —ordenó—. Si me viste dormido, ¿por qué no me despertaste? Ahora estaremos 30 minutos más aquí —regañó con el ceño fruncido.
-Lo... intenté —repitió un poco irritada—. De verdad, lo intenté... Pero señor Kai... —hizo una pausa para corregir—. Seto, no despertabas. No es mi culpa —Se defendió. Seguía aterrada, mientras se pegaba lo más posible del cristal que podía para mantener distancia.
—Tienes razón, no es tu culpa —se sentó y se llevó ambas manos a la cara—. No debí reaccionar así, solo me duele la cabeza. Estaremos aquí por 30 minutos más.
—Debería considerar un mecanismo para poder bajar, quién sabe si en algún momento ocurre una emergencia —sugirió Serenity con un tono más calmado, tratando de romper la tensión.
—Serenity, ya puedes despegarte de ese vidrio, no te haré daño —rió un poco. Era muy chistoso verla casi queriendo traspasar el vidrio—. Es una muy buena idea, la consideraré para mi próxima reforma —ella se sentó nuevamente, su rostro era de total preocupación— No te preocupes por tu residencia, puedes dormir en mi casa. Hay muchas habitaciones, pero hay una condición que debes cumplir —pausó para ver la cara de la joven—. No le debes decir a nadie de esto. Especialmente si Mokuba pregunta.
—No pienso mentirle a Mokuba —se negó, cruzando los brazos.
—No es mentirle, es solo ocultar información —aclaró rápidamente Kaiba— No podré quedar bien con él si le cuentas la verdad. Si no me lo prometes, entonces no podrás quedarte —amenazó.
—No tengo otra opción, juro no decirle nada a Mokuba —no tenía más opciones que aceptar la oferta. Se dio cuenta de que para Seto era sumamente importante lo que Mokuba pensara de él.
Seto activó su celular. Inmediatamente apareció un holograma. Con gran agilidad, envió un mensaje a Hobso para que preparara todo para la nueva invitada a la mansión Kaiba. Seto lo pensó todo muy bien. Le asignó una habitación en la planta baja, que por lo general era para el personal de servicio, así de esa forma podría salir rápidamente a llevar a Serenity a su residencia sin que Mokuba se diera cuenta. Solicitó que cambiaran las sábanas por unas para invitados especiales, además de una bata y ojotas para que pudiera descansar cómoda, sin ese vestido tan ajustado. Todo estaba fríamente calculado. Así era Seto Kaiba, nada se le podía escapar.
A la mañana siguiente, sonó el despertador más temprano de lo usual. Tomó una ducha, unas aspirinas para el dolor de cabeza y se vistió con su correspondiente traje. Debía ir a la oficina a revisar los comunicados y escribir algunos informes. Había decidido iniciar el proyecto de salidas de emergencia de sus atracciones, después de que anoche se quedara literalmente preso por 30 minutos. Sin embargo, no le molestó en lo absoluto compartir esos minutos en compañía de la pequeña Wheeler. ¿Quién diría que se podía hablar como personas civilizadas con un Wheeler?. Se miró por última vez en el espejo, usó su mejor perfume. Hoy estaba, extrañamente, de buen ánimo a pesar de que no logró dormir muy bien. Salió rumbo a la pequeña habitación que se encontraba en la planta baja...
—Buenos días, hermano —una voz lo saludó por el corredor— Son las 6 de la mañana, ¿por qué estás despierto tan temprano?
—Yo... iba a hacer ejercicio —mintió descaradamente. Se maldijo por tener esa estúpida rutina de despertar a las 8 am todos los días. Mokuba era la última persona que deseaba ver, era evidente que su hermano menor no habia descansado de la fiesta de anoche.
—¿Ejercicio? ¿Haces ejercicio en traje? —Sabia que no debía ser un genio para saber que su hermano ocultaba algo, y aunque por lo general siempre era misterioso con respecto a sus asuntos, Seto parecía nervioso algo muy inusual en él.
—Mokuba, métete en tus propios asuntos. Tienes un día de caridad que protagonizar —atacó irritado. Mokuba estaba dañando sus planes y eso era imperdonable.
—Seto, ¿por qué te fuiste de la fiesta tan temprano? Me prometiste quedarte —reclamó. Se percató de la ausencia de su hermano, acto que le hizo sentirse triste. Él lo único que buscaba era el apoyo de su hermano. Sabía que no le gustaba esta idea desde un principio, pero pensaba que podía hacerlo cambiar de opinión, despues de todo, la visibilidad de la empresa era notable, las ventas de KaibaCorp habían aumentado.
—Solo te diste cuenta de mi ausencia. Tu invitada de honor, la hermana de Wheeler, fue humillada por tus otras invitadas. Salió corriendo de lo mal que se sintió. Fui detrás de ella, intenté calmarla un poco, pero no paraba de llorar, así que me ofrecí a llevarla a su residencia -dijo su monólogo antes de tiempo. Había ensayado mentalmente, aunque la verdad era que anoche parecía una mejor excusa. Hoy en la mañana se dio cuenta de que no le iba a creer. ¿Seto Kaiba preocupándose por alguien?
—No puede ser... -lamentó— Pobre Serenity, me había olvidado totalmente de ella. ¿Cómo está ella? No puedo creerlo.
—¿Importa? —preguntó totalmente indiferente, aunque por dentro sonreía victorioso. Tenía que actuar si quería que su historia fuera convincente, por lo que giro sobre sus pies y camino hacia la salida de la mansión—. Tengo mejores cosas en las que pensar.
—Seto, no te olvides que hoy es el duelo —recordó el menor Kaiba, sin percatarse de que había sido engañado totalmente por su hermano—. Tienes que estar presente.
Serenity terminaba su desayuno en la cama. Esa mañana la habían despertado con una gran bandeja de desayuno. Tomó una ducha y se volvió a colocar el vestido de anoche. Se quedó con las ojotas, ya que tenía los pies muy lastimados por los tacones. Esperó pacientemente como se le había ordenado. Le habían dejado bien claro que, bajo ninguna circunstancia, Mokuba podía saber que ella había pasado la noche allí. Le pareció un poco drásticas las medidas, pero estamos hablando de Kaiba. Se puso un poco de maquillaje para tapar las ojeras. Sentía que había dormido muy poco...
Se escucharon tres golpes suaves en la puerta...
—¡Adelante! —indicó Serenity desde adentro de la habitación.
—Señorita Serenity, el joven Kaiba la está esperando. Me dijo que la acompañara a salir por la puerta de servicio —informó cordialmente Hobso. Era un buen sujeto. Él fue quien la guio hasta la habitación. Desde que llegaron a la mansión, Seto solo se desentendió de la situación.
—Hobso, ¿podría quedarme con las ojotas? —pregunta con mucha vergüenza— Me duele mucho los pies, no estoy acostumbrada a estar tanto tiempo en tacones... Yo se las devuelvo más tarde —se excusó rápidamente, no quería que pensaran que ella quería llevarse algo. El mayordomo solo sonrió. En muchos años que había estado trabajando para la familia Kaiba, pocas personas invitadas de la familia eran tan amables como aquella joven.
—No se preocupe, señorita Serenity. Ahora vamos a darnos prisa, porque el señor Kaiba se pondrá de mal humor cuando lo hacen esperar—contestó rápidamente. Aunque era usual que Kaiba siempre llamara a un chófer para que llevara a sus invitados, en esta ocasión la llevaría él mismo.
—Se ve un poco pensativo hoy —señaló la chef, observando que Mokuba casi no le había sacado conversación el día de hoy. Por lo general, en estas fechas tenía más ánimo que de costumbre— Casi no ha tocado su comida hoy.
Mokuba se encontraba en la cocina, platicando con Saki, la cocinera de la familia. Siempre lo hacía para el desayuno. Seto casi siempre desayunaba en su oficina o no desayunaba, por lo que él se quedaba solo. Siempre le insistió a su hermano que platicara con el personal, pero siempre le respondía que era una pérdida de tiempo.
—Pensaba en Serenity, que anoche la pasó mal. La intenté llamar a su celular y me aparece apagado. La llamé a su residencia pero al parecer no está —respondió, saliendo de su burbuja de pensamientos. Tenía muchas cosas en la cabeza— Menos mal Seto se ofreció a llevarla. Me sentiría peor si solo se hubiese ido.
—¿El señor Kaiba hizo un acto de amabilidad? —cuestiono incredula— Es muy raro, solo lo haría si luego le pudiera sacar algún beneficio a esa chica.
—No hables así, Saki —regañó— Serenity es una vieja amiga, la conocemos hace bastante. Además, es hermana de Joey —explicó muy convincentemente. Saki guardó silencio, ya que entró uno de los empleados de servicio con la bandeja de desayuno.
—Estas chicas de hoy en día, no se comen el desayuno completo —se quejó al ver la mitad de la bandeja que básicamente estaba sin tocar.
—¿Qué chica? —preguntó, no sabía que tenían una invitada, y Seto no acostumbraba a llevar invitados.
—La invitada del señor Kaiba, llegaron en la madrugada —bajó el tono de voz— A mí también me sorprendió, el señor Kaiba es muy impredecible.
—No sabía —estaba intrigado en saber más, ¿su hermano tenia un romance del que desconocía?, debía saber más, pero Hobso entró en la cocina e interrumpió el momento-. Buen día, Hobso.
—Buen día, señor Mokuba. ¿Está emocionado por el día de hoy? —preguntó, para luego sentarse en la mesa para tomar el desayuno. Estaba aliviado, ya que Seto le había dado la mañana libre.
—Hoy será el duelo de monstruos entre el campeón del año pasado y el campeón de este año. Además, todos los aspirantes conocerán el parque —anunciaba emocionado.
Serenity escucha a lo lejos la voz de Mokuba. Le causaba ternura el entusiasmo que tenía; este evento lo emocionaba enormemente. Terminó de salir por el largo pasillo que conducía a la puerta de servicio. Se sentía extraña. Aunque la habían tratado muy bien durante la breve estadía que tuvo, el hecho de salir por la puerta de servicio la hacía sentir que no era bienvenida. Finalmente salió y los rayos de sol hicieron que tuviera que cerrar sus ojos. Los abrió lentamente para que se acostumbraran a la luz. Cuando pudo abrirlos totalmente y cerrar la puerta a sus espaldas, lo primero que vio fue un Seto con aspecto de malhumorado. La intimidaba esa mirada tan seria sobre ella, la hacía sentir que hizo algo mal.
—¿Por qué demonios demoras tanto? —cuestionó con tono severo.
—Es que... Mokuba estaba en la cocina, y Hobso tuvo que distraerlo para que no se diera cuenta de que yo... —explicaba rápidamente. Estaba muy nerviosa; el hecho de estar sola con él la aterraba.
—Sube —ordenó. Le parecía tan estúpida toda esta situación. Seguía preguntándose por qué hacía todo esto... Luego recordaba que era Mokuba, la causa de todo esto.
Unos cuantos metros después de salir de la mansión Kaiba, estaba ese silencio incómodo. Serenity estaba rígida, no volteaba a ver a los lados ni de reojo, ella solo quería llegar y olvidarse de esta noche. Él, por otro lado, volteaba a mirarla de reojo, no entendía por qué la situación era tan desagradable. No sabía si habían sido las copas, pero la compañía de la castaña había sido muy agradable anoche. Pudieron hablar de tantos temas con tantas soltura, sabia que el alcohol había sido clave, no recordaba exactamente toda la noche.
—Serenity —la llamó, no soportaba más ese silencio. Volteó a verlo rápidamente—. Solo quería disculparme por mi comportamiento. No recuerdo bien lo que hice o dije. Yo usualmente no soy de beber tanto -ahora el que hablaba rápido excusándose era él.
—Señor Kaiba, no se preocupe. No hizo nada indebido —contestó. Pudo notar que Seto estaba excusándose porque estaba avergonzado. Sin embargo, le pareció mejor el sujeto que estaba pasado de tragos a este sujeto serio y aterrador.
—Dime Seto —ordenó— Por favor... —intentó suavizar la orden que dio anteriormente— Sé que quizás no lo entiendes, pero para Mokuba este evento es de mucha importancia. Por eso no quiero que sepa que me fui ayer por capricho propio. Él... se desilusionaría mucho.
—No te preocupes, no me tienes que explicar. Entiendo tus razones, además te lo prometí anoche —ella entendía perfectamente. Le pasaba lo mismo con Joey— No le diré nada a Mokuba, te lo juro —sonrió. Al menos sabía que ese frío Seto Kaiba tenía un corazón.
—Gracias... —agradeció Seto. Le costaba creer que Serenity no pidiera nada a cambio de su silencio. Siempre tenía que silenciar a las personas con altas sumas de dinero, además de hacerles firmar un contrato de confidencialidad. Serenity parece que ni se le pasó esa idea por la mente. Había preparado el papel para que Serenity lo firmara, pero no era necesario. Algo le hacía confiar en ella.
Seto tenía esa sonrisa de victoria, como cuando cerraba un trato con algún inversionista. Había recuperado el silencio tan agradable que compartía con aquella mujer. Venía acompañado de ese olor que lo encantaba. Además, había logrado su absoluto silencio sin necesidad de gastar una sola moneda.
—Nos vemos esta noche en el duelo... Supongo —dijo Serenity. Ya habían llegado a la residencia, y no sabía cómo despedirse—. Digo... Si es que... Nos vemos de lejos —intentó no sonar como deseosa de verlo. Las palabras anteriores habían sonado como que quería verlo, y la verdad era totalmente diferente, se ponía muy nerviosa junto a él.
—Nos veremos esta noche, Serenity —aseguró con una sonrisa de medio lado— Mokuba no me dejaría faltar...
—Entonces, hasta luego, Seto —se despidió mientras se bajaba del auto. Se volteó nuevamente para dedicarle una sonrisa.
—Adiós, Serenity —se despidió. Esperó a que la chica entrara. Se percató de que su perfume aún estaba en el aire. Cerró los ojos, se tomó unos segundos para sentir el olor que había dejado esa mujer. Respiró profundamente y luego una sonrisa se dibujó en su rostro.
