Las Villanas de Saint Michael's

Capítulo 16 – Sakura e Ikue

Casa de Sakura

Sakura POV

Es una mañana de fin de semana en la cual, después de haberme levantado y arreglado en mi ropa casual, espero en la sala de mi casa a que mi compañera de clases en Saint Michael's, Enobi Ikue-san, llegue a la casa para ponernos a trabajar en el proyecto que la profesora Sarasa nos había encargado para el próximo festival escolar.

Aunque también en secreto, para poner en marcha el plan que Kurara y yo habíamos ideado para que estas dos se confiesen.

"Aunque aún me sigo preguntando si esto en verdad será lo correcto". Después de todo, a diferencia de Kurara, yo apenas tengo un par de meses de conocerlas a ambas. Además de sus personalidades y que ambas son amigas muy fieles a Kurara, aún no sé ni quienes son ellas realmente o si de verdad necesitan de nuestra intervención para confesarse. Mmmhh...

Sin embargo ya no tengo tiempo para seguir pensando en eso, ya que el timbre de la puerta suena, indicándome que Ikue ha llegado.

– Ya voy.

Me dirijo a la puerta donde al abrirla, encuentro a Ikue ya esperándome, luciendo un tanto más nerviosa de lo normal.

– Bu-Buenos días, Sakura-san.

– Buenos días, Ikue-san.

Noto que a pesar de su usual actitud tímida, ahora se nota mucho más nerviosa y se lo hago saber.

– ¿Sucede algo, Ikue-san? Luces bastante nerviosa.

– ¿Eh? ¿En serio? Uh. Lo lamento, es solo que… bueno, esta es mi primera vez en casa de alguien más que no sea Eiko o Kurara.

– Oh ¿En serio?

Ya veo, conque de eso se trata. No debería sorprenderme, después de todo ellas son las únicas amigas que ha tenido en su vida. De cierta manera empatizo mucho con ella.

– Descuida, también es la primera vez que recibo a una amiga en casa en mucho tiempo, así que estamos en las mismas. Pasa, hace mucho calor allá afuera.

– Sí, de acuerdo. Con tu permiso.

Aún un tanto nerviosa, Ikue entra a mi casa con su bolsa llena de las cosas que necesitaríamos para este día.

A nosotras nos había tocado preparar chocolates, así que Ikue había traído distintas barras de chocolate, así como moldes para darles forma, algunos utensilios y rellenos de distintos sabores para los chocolates.

– ¿Trajiste los ingredientes?

– Así es, aquí están – responde enseñándome la bolsa.

– Muy bien, en ese caso pongámonos a trabajar.

– Sí, de acuerdo.

Dicho eso pasamos a la cocina donde las dos nos ponemos delantal, gorro para el cabello y nos ponemos a trabajar.

Una vez que empezamos, pasamos un tiempo sin platicar de ninguna otra cosa importante realmente, tan solo dándonos instrucciones sobre lo que estamos haciendo como si estuviéramos en un turno laboral.

No porque nos sintamos mal con la otra, sino que ninguna de las dos tiene realmente experiencia hablando con una amiga nueva. Y se supone que debo hablar de temas amorosos con ella.

"Esto es malo ¿Realmente estaré capacitada para hacer algo como esto?"

Aunque tengo mis dudas, no puedo rendirme tan fácilmente, Kurara cuenta conmigo. Decido iniciar la conversación con un tema sencillo y le pregunto.

– Se siente como si estuviéramos haciendo chocolates para San Valentín ¿No es así?

– ¿Uh? Bueno… quizás. No sabría decirlo. Jamás le he preparado chocolates a alguien por San Valentín.

– ¿En serio? ¿Ni siquiera a tus amigas?

– Bueno, es que nosotras…

Ninguna ha tenido una amiga nunca fuera de ellas tres.

– Que raro, estoy segura de que Kurara me contó que más de una vez has preparado chocolates para ella y para Eiko ¿O me mintió?

– No, para nada. Es cierto que he preparado chocolates para ellas, pero jamás ha sido por un motivo especial realmente. Esas veces sólo… me sentí con ganas de hacer algo especial para ambas.

– Ah, ya veo. Y estoy segura que ambas los disfrutaron mucho ¿no es así?

– Sí, supongo que sí.

Todavía esta muy nerviosa. Debo hacer algo para que entre más en confianza ¿Quizás si me vuelvo un poco más personal?

– Parece que trajimos mucho chocolate, quizás prepare una tanda extra para Kurara ¿Qué me dices tú, Ikue? ¿Hay alguien especial a quien te gustaría prepararle chocolates?

– Bueno… no, no realmente.

– Mmmhhh…

Parece que por más que lo intente, ella no va a confesar su amor, pero entonces recuerdo lo que me dijo Kurara.

"Ikue es la clase de chica que a menos que la fuerces, no será honesta con lo que realmente siente. Ella es más… ¿Cómo decirlo? De seguir la corriente a las demás". ¿Realmente funcionará algo como eso?

Decido seguirle la corriente a Kurara y le pregunto.

– ¿Sabes? Vi lo cercana que te pusiste con Eiko cuando ella colapsó.

– ¿En serio?

– Así es. Todas en la escuela están hablando de eso.

– Uh Y ¿qué dicen?

– Todas comentan lo adorables que se veían juntas, totalmente contrarias a la imagen que tenían de ustedes dos. Dicen que parecían ser un par de muy buenas amigas, o incluso… quizás algo más.

– Mmmhhh… No tengo idea de por qué dirían eso. Nosotras no hemos sido mas que malas con ellas toda la vida. Lo normal sería que nos odien.

– Ikue...

Pareciera que hay un poco de rencor en sus palabras, como si estuviera frustrada, enojada de que todas las vean como villanas, pero al mismo tiempo... lastimada, como si en verdad, no quisiera estar en ese papel.

Esto es malo, no estoy consiguiendo sacarle nada. Estoy a punto de darme por vencida hasta que me doy cuenta de que aunque cambió el tema, no negó que sintiera algo por Eiko.

"¡La tengo!"

Con esta nueva idea en mente, sonrío y le digo más directa.

– Tal vez ese haya sido su pasado, sin embargo, no creo que ese siga siendo el caso más, al contrario, todas se veían muy entusiasmadas al verlas a ustedes dos de regreso, casi como... si hubiera nacido una nueva pareja en Saint Michael's.

– Mmmhhh…

Viendo que ya se esta a punto de romper, le pregunto.

– Acaso los rumores de ustedes dos ¿Son ciertos?

Cuando se lo pregunto, Ikue se pone tan roja como su cabello y contesta.

– No... No tengo idea de que estás hablando. Eiko y yo solamente somos amigas. Siempre lo hemos sido.

Dicho eso se da la vuelta algo enfadada y vuelve a trabajar en lo suyo. Quizás ya me estoy sobrepasando un poco con ella, pero quiero ver que tan lejos puedo llegar a presionarla para que confiese.

– Es cierto, ustedes dos siempre han sido amigas, las mejores amigas diría yo, pero aún no has respondido mi pregunta ¿No te gustaría que las dos fueran algo más que sólo amigas?

– Mmmhhh…

Ikue ya se encuentra en su límite de sonrojes, no se cuanto más pueda presionarla antes de que explote y justo cuando estoy por cambiar el tema, me responde.

– Yo... no sabría decirlo.

– ¿Uh?

Me sorprendo cuando veo que Ikue finalmente se abre y dejando lo que esta haciendo, me empieza a contar sin mirarme a los ojos.

– Desde que tengo memoria, siempre hemos sido Eiko, Kurara y yo. Antes de ellas yo no recuerdo que clase de vida tenía, sólo recuerdo que estaba sola. Por alguna razón, las chicas de mi edad siempre me rechazaban, incluso en el jardín de niñas. Creo que es porque me veían como alguien superior a ellas por el estatus de mi familia, no sabría decirlo, pero cuando conocí a Kurara y a Eiko, a ellas nos les importó el estatus de mi familia, ellas me veían como su igual y me invitaron a juntarme con ellas.

Suspira y volteándome a ver con una sonrisa me confiesa.

– Yo las admiro muchísimo a ambas ¿Sabes? Kurara siempre ha sido nuestra líder, la que nos dirige y nos dice que hacer sin importar en cuantos problemas eso nos ha metido. Eiko por otra parte, es la de las travesuras, la más extrovertida y la más fuerte de nosotras y quien no le teme a nada. Yo solamente soy la que las sigue y hace lo que me dicen porque me aceptaron. Y aunque ha habido un par de veces en las que desearía no haber hecho algunas cosas… siempre me sentí bien porque estaba con ambas y ellas me aceptaban. A decir verdad, sentí un gran alivio al inicio de este semestre cuando Kurara decidió cambiar. La amo con todo mi corazón, pero… sentí que por su actitud algo explosiva y dañina hacia las demás, nos estaba dejando sin amigas.

– ¿De verdad es tanto así? – le pregunto.

– Así es, una parte de mí agradece que no la hayas conocido en su peor fase, quizás no te habrías enamorado de ella de haberla conocido así.

– Lo dudo mucho.

– Me alegra mucho que ahora la puedas ver como yo sé que siempre ha sido. Sobre todo me alegró porque yo sé lo mucho que Eiko la ama a ella. Ellas dos siempre han sido amigas, casi desde que nacieron. Sus familias son bastante unidas, por lo que es lógico que crecieran juntas. Yo soy la que se unió después a ellas y por eso… pensé que si les decía que lo que hacíamos estaba mal y me alejaba, Eiko, ella…

Pensó que Eiko también se alejaría de ella. Sonrío y le digo.

– En verdad debes de quererla mucho ¿No es así?

– Sí. Durante mucho tiempo pensé que solo seríamos nosotras tres por toda la vida, un trío de delincuentes en contra del resto del mundo y que eso estaría bien, porque a pesar de todo, nos tendríamos a nosotras. Seríamos un trío de solteronas – cuando dice esto, un par de lágrimas se comienzan a formar en sus ojos – pero ahora que incluso Kurara ha encontrado el amor… me pongo a pensar si alguna vez encontraré a alguien que me ame.

Ikue ya no aguanta más y se cubre la boca y la nariz con su mano para que no la vea llorar.

– Ikue.

Viendo lo que hice de inmediato tomo un pañuelo de la cocina y se lo doy para que se lave los ojos.

– Gracias – contesta tratando de controlarse para no llorar más – Lo siento, lamento que me hayas visto llorar. No entiendo por qué lo hice.

– Descuida, no tienes por qué disculparte. Estoy bastante segura de que ese es un sentimiento que tenías guardado desde hace tiempo ¿No es cierto?

Ikue no responde. Una parte de mí desea dejarlo así para no hacerla llorar más, sin embargo, no quiero que el esfuerzo hecho hasta ahora haya sido en vano. Así que le pregunto ya directamente.

– Ikue-san ¿Tú estás enamorada de Eiko-san?

– ¿Eh?

Ikue reacciona sorprendida ante mi respuesta, como si acabara de descubrir el mayor secreto que ha guardado toda su vida y se pone a la defensiva.

– Claro que no ¿Acaso no estabas escuchando? Eiko y yo siempre hemos sido solamente amigas, las dos siempre hemos estado solamente con Kurara. Ella solamente es mi mejor amiga, ella es… ella es…

Pareciera que Ikue ya no puede contener más sus sentimientos y finalmente confiesa.

– Ella es… mi mejor amiga, pero ella también… me gusta. En verdad me gusta mucho, pero… tengo mucho miedo de que ella solamente me vea como su amiga y no quiero arriesgar nuestra amistad. Si me rechazara y nos separáramos, estoy segura de que Kurara se quedaría con Eiko por encima de mí y entonces nosotras… yo me quedaría… sin… sólo no quiero perder a mis amigas.

Ahora es ella quien impulsivamente me abraza y se pone a llorar en mi hombro.

– Ikue-san…

– Lo siento, Sakura, lo siento mucho.

– Descuida, Ikue, no tienes por qué disculparte.

Continuamos así mientras Ikue sigue llorando en mi hombro y cuando finalmente se recupera, responde.

– Lo siento mucho.

– Ya te dije que no te disculpes.

– Lo siento.

Ikue aún se limpia la nariz y los ojos de lo mucho que lloró.

– En todo caso, lamento mucho haberte llevado hasta el punto en que lloraste.

– Descuida, me alegra mucho que me hayas preguntado. Nunca nadie me había preguntado sobre mis sentimientos.

– ¿En serio?

– Bueno, Eiko lo ha hecho varias veces, pero ¿Cómo podría responderle? Me alegra mucho poder platicar de esto con una amiga.

– Una… ¿amiga?

– ¿Uh? Bueno… sí. Eso somos ahora… ¿No?

– Una amiga…

Ahora soy yo la que se conmueve demasiado. Jamás en toda mi vida… había tenido una amiga de verdad. Debido a lo mucho que siempre me ando mudando por el trabajo de mis padres, jamás había tenido el tiempo suficiente para desarrollar una amistad como esta. Pero ahora que la tengo…

– Sí, claro, somos amigas.

– Sakura.

Sonreímos y ya pasado el momento, le contesto.

– Y por cierto, para ser alguien que presume pasar todos los días con Eiko, me sorprende que no la conozcas muy bien.

– ¿Uh?

– Creo que es más que obvio que Eiko Jamás se separaría de ti. Incluso si no sintiera lo mismo por ti románticamente hablando, me juego la misma vida en que ella jamás te dejaría e incluso renunciaría a su amistad de toda la vida con Kurara con tal de que te quedes con ella como su amiga.

– ¿De verdad crees que lo haría?

– ¡Pero claro! Todas en la escuela lo saben por todas las veces que te ha defendido y protegido peleándose con ellas. Eiko te ama, te ama muchísimo, Ikue. Tanto como para enemistarse contra todas las chicas de la escuela con tal de verte sonreír, No porque Kurara se lo pida.

– Sakura-san… Todo este tiempo Eiko… ¿Ha estado haciendo eso por mí?

– Claro que sí, ella jamás permitiría que absolutamente nadie te haga llorar, mucho menos ella misma.

– Ya veo… y… ¿Tú crees que ella sienta lo mismo por mí?

– ¡Totalmente! Aunque también, dudo mucho que ella misma lo sepa por lo tosca que es.

– Jejeje, es cierto que a Eiko no se le dan muy bien estos temas.

– A ninguna de ustedes tres. En serio que todas ustedes son un desastre.

Al igual que yo, pero esta bien, porque así las quiero. Ya con más confianza en mí misma, la tomo de las manos y digo.

– Creo que deberías ser un poco más valiente, Ikue. Con más confianza en ti misma de que en verdad eres alguien increíble, con muchas habilidades que las demás admiramos de ti, y que le digas a Eiko lo que sientes por ella.

– ¡¿Eh?! ¿Lo dices en serio?

– ¡Por supuesto! Seguro que se llevará una gran sorpresa cuando se lo confieses, pero no tardará nada en darse cuenta de que ella también siente lo mismo por ti.

– Mmmhhh…

Ikue se da la vuelta soltándome de las manos y dándome la espalda, me dice.

– Aún si quisiera hacerlo, no tengo idea de cómo hacerlo ¿Cómo le confiesas a la chica que amas que siempre has estado enamorada de ella?

– Veamos… ¿Por qué no empiezas regalándole una caja con tus mejores chocolates sólo para ella? Seguro que eso la alegrará bastante para que la tengas contenta cuando le des la gran sorpresa ¿No te parece?

– Sí, eso sería perfecto. A Eiko siempre le han gustado mucho mis chocolates, dice que son los mejores.

– Okay, en ese caso preparemos los mejores chocolates que hayamos preparado en nuestras vidas.

– ¡De acuerdo!

Más motivada de lo que nunca lo ha estado en su vida, Ikue comienza a preparar todo para hacer los chocolates, pero antes de comenzar, me dice.

– Sakura-chan, sólo quería decirte que… estoy muy contenta de haber hecho una nueva amiga como tú.

– Ikue… también yo.

Dicho eso ambas nos ponemos a trabajar y cuando voy rápidamente al baño, aprovecho para limpiarme el par de lágrimas de felicidad que caen por mis ojos.

– Y pensar que todo esto fue posible gracias al alocado plan de Kurara. Muchas gracias, Kurara.

Ahora más que nunca, deseo con todo mi corazón que todo salga bien para ellas.