NOTA: Las fechas de los eventos y los eventos mismos no serán siempre fieles a la historia original, así como los roles de los personajes. Cuando veas un guion bajo (_) introduce tu nombre.

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Estaba más que comprometida con el proyecto Zero Dawn. Preparada para cualquier cosa que pudiera suceder y dispuesta a ayudar con lo que me pidiesen. Después de todo, Elisabet, mi mentora, estaría a mi lado. Nada podría salir mal mientras estuviéramos juntas… O eso pensaba.

Me encontraba angustiada, estresada y desesperada por el futuro de mi misión, por lo que no me pasaba por la mente la idea de volver a casa y abandonar la base así como así. Hacía mucho tiempo que Elisabet no dormía y yo no podía abandonarla en medio de todo. Debía decirle que no estaba sola, que podía confiar en mí, que el mundo no estaba solamente sobre sus hombros. Pero ella apenas se daba cuenta de que yo siempre estaba a su espalda.

Había mucho por hacer y La Tierra no podía esperar a que nos sintiéramos listos o motivados para actuar. Teníamos que darnos prisa y hacer las cosas bien. Era recurrente entre los miembros del equipo quedarnos a pernoctar en el edificio continuo o en la propia base; volver con nuestras familias para pasar nuestros últimos días u horas en el planeta era impensable, aunque en cierto punto comenzaba a parecer una opción mucho más inteligente. Sin embargo, el futuro también dependía de mí en una pequeña o gran parte.

Me sentía cansada y asustada, pero por alguna razón también esperanzada. Confiaba en que el proyecto tuviera éxito. Mi corazón me decía que todo iba a estar bien de una u otra manera sin ninguna razón.
Siempre, al igual que ella, me había interesado por la ingeniería, robótica y ciencia. Ahora en medio del peligro al que nos enfrentamos era como si mi vida pasara delante de mis ojos. Recordé el momento en que la conocí cuando comencé a trabajar junto a ella en Miriam Technologies. Éramos tan jóvenes y estábamos llenas de sueños... Creí por un instante que había encontrado a una amiga tan parecida a mí con la que podría pasar mis días tranquilamente, siempre confiando la una en la otra y siguiendo adelante hombro con hombro. Pero me equivoqué, pues cuando ella se unió al equipo luego de que coincidiéramos en una conferencia, mi ilusión hubo terminado.

Tilda y Elisabet era tan cercanas la una a la otro como el pan y la mantequilla. En esos momentos cuando ellas estaban juntas sabía que no había espacio para mí, que tenía que concentrarme en la misión y quizá hablar un poco más con mi familia y amigos, si es que todavía tenía algún amigo por ahí. Me sentí decaída, todo lo que quería era que Elisabet reconociera mi talento tanto como yo reconocía el suyo, aunque fuera solo un poquito.

Un día supe que repentinamente Elisabet se había encerrado en su cabina de investigación y se había negado a ver a cualquiera que osara importunarla, incluyendo Tilda. Lo sabía, todo había terminado entre ellas; todo había terminado para el proyecto. No había mucho por hacer, salvo confiar en el talento y esfuerzo del equipo y esperar a observar resultados a corto o largo plazo, si es que vivíamos lo suficiente para ello. La vida en cielo, mar y tierra estaba por desaparecer y ello seguía siendo mucho para digerir, estaba tan aterrada. Quizá los motivos para su encierro eran lo suficientemente fuertes como para que incluso alguien como yo llegase a comprender su estado emocional.

No quería molestarla, pero al estar de pie detrás de la puerta me costó mucho resistirme a llamarla. Quería que abriera y ser capaz de decirle que podía contar conmigo. Odiaba verla angustiada con todo mi ser, después de todo había sido ella quien me había dado la oportunidad de crecer como persona y demostrar mi talento al mundo para poder contribuir con mis innovaciones. No podía dejarla sola.

Estaba triste por ella y la soledad que cargaba, sin embargo, un día de febrero del 2065 la oí hablado sola, o quizá hablaba con una máquina a juzgar por la voz sintética que apenas pude distinguir. Cuidadosamente pegué mi oído a la puerta de metal y ciertamente casi nada pude descifrar de aquella conversación, excepto que hablaba con GAIA.

Yo también estaba exhausta, pero como ya lo había pensado incontables veces, la idea de volver a casa y dejar de lado el proyecto no era una opción. Me fui a mi propia cabina y al igual que Elisabet cerré la puerta y me dormí. Puede que al igual que muchas de mis noches anteriores volviese a soñar con el apocalipsis mientras veo a todos mis conocidos alejándose de mí.

Mañana sería mejor, solo podía confiar en ello. Después de todo, con Elisabet todo era posible.