Amor Irreal
Segunda parte
Senku contemplo con ojos pensativos el lugar donde enterró la medusa con la orden de cien metros, cinco minutos.
Tenía tiempo de sobra para alejarse y esconderse.
El sol aún no había salido del todo, los guardias apenas se estaban comenzando a despertar, pero lo más probable era que todos los importantes estaban en la Torre-árbol-o-lo-que-sea del Cabeza.
Kohaku le había nombrado a Ibara, Mozu, Oarashi, y otro par como los más fuertes y peligrosos, y Senku no los conocía ni de vista, pero lo más lógico era que estuvieran allí ya que, por lo que Kohaku había comentado, eran los primeros días de las nuevas chicas del harem y ellos estaban totalmente obsesionados con "divertirse" con ellas, y como en la Torre había más seguridad para que ninguna escapara, ellas estarían ahí, y por lo tanto los altos mandos también.
Tenían que estar ahí.
Senku tomó aire pesadamente, antes de ajustar la capa sobre su cabeza y encaminarse al bosque, contando cada paso para asegurarse de estar a más de cien metros de distancia cuando el arma se activará.
Llevaba días planeando esta estrategia, a la par con otras en caso de que las condiciones cambiaran, pero por ahora todo marchaba de acuerdo al plan… el plan de seducir a Kohaku, robar la medusa y petrificar toda la torre del Cabeza.
—Una vez petrifique toda la torre, seguramente todos los isleños irán a mirar… y los soldados que faltan serán convocados para intentar atrapar al responsable de petrificar a sus lideres —murmuró para sí mismo mientras caminaba por el bosque—. Cuando eso pase, el barco Perseo quedará sin vigilancia.
Y esa sería su oportunidad para recuperar a sus aliados.
Sin embargo, antes de eso, debía hacer algo muy arriesgado: recuperar la medusa.
Apenas el rayo petrificador amainara, debía correr con todas sus fuerzas, sacar la medusa de su escondite y correr otra vez para alejarse del lugar sin que nadie lo viera, antes de que se llenara de gente curioseando y fuera imposible escabullirse.
Por eso, solo se mantuvo a ciento dos metros de distancia (por las dudas) y esperó atentamente por aquel misterioso resplandor verde.
Cuando la luz comenzó a surgir y los gritos se empezaron a escuchar, Senku sonrió ferozmente.
Esta era su venganza por lo que le hicieron a sus amigos.
—Aunque la que los petrificó… fuiste tú, Kohaku… —Por ordenes de sus superiores, pero… incluso si hubiera sido solo su decisión, Senku ya no tenía derecho a molestarse con ella.
Sacudió la cabeza y se concentró por completo en el escenario que tenía delante.
Apenas la luz comenzó a retraerse, Senku corrió como loco hacia el escondite de la medusa.
Seguía escuchando gritos, probablemente de sorpresa y horror de los que vieron la luz, por lo que intentó quedarse mayormente entre los árboles, esperando que su capa verde que tomó del laboratorio móvil antes cuando Kohaku se distrajo fuera suficiente para camuflarlo al menos un poco.
Escuchó pasos corriendo de alguien que probablemente era más rápido que él y de inmediato se metió entre unos arbustos.
Un soldado pasó de largo y Senku suspiró, para luego continuar corriendo.
Llegó jadeando hasta donde la medusa estaba enterrada, la tomó y, ahora más calmado, comenzó a escabullirse sigilosamente entre los árboles.
Ahora, si lo descubrían, solo tenía que usar la medusa y petrificar a quien fuera necesario. Ayudaba saber que, por lo que Kohaku dijo, nadie sabía de la Medusa, todos pensaban que era poder del Cabeza, y los únicos que sabían ya eran estatuas, así que podría tomar desprevenido a quien fuera necesario.
Se dirigió sigilosamente hacia el barco, al lugar donde estaba oculto su laboratorio móvil, viendo con satisfacción que ya habían varios barcos alejándose de él, con los soldados restantes dirigiéndose a la Torre para ver qué paso.
Bien, todo marchaba de acuerdo al plan.
Se sentó a esperar, asegurándose de que todos los barcos llegaran a tierra y que todos los soldados estuvieran lo suficientemente lejos para no verlo dirigirse hacia su barco.
Una vez estuvo seguro de que el barco estaba vacío, se subió al labo-auto que era un hibrido auto-bote y navegó hasta el barco, con sus ojos brillando por la alegría de por fin recuperar a sus amigos.
Subió al barco y rápidamente buscó a sus amigos, gruñendo con molestia al verlos destrozados en la cubierta, sin sus ropas, todos menos Ryusui que por alguna razón estaba intacto.
Sacó la bolsa con líquido despetrificador y se acercó a Ryusui para que lo ayudara a armar a los demás, pero entonces sintió la fría hoja de un cuchillo contra su cuello.
Se congeló por completo, palideciendo.
"¿Cómo?... ¿Qué fue lo que calculé mal?..."
Llevó su mano discretamente a la bolsa donde guardaba la medusa, pero el cuchillo se pegó más a su cuello, haciéndolo crisparse y mantenerse inmóvil.
—Sé que tienes el arma petrificadora… —dijo una voz femenina—. No te atrevas a sacarla o me veré obligada a lastimarte.
"¿Sabe del arma petrificadora? ¡¿Cómo?! ¡¿Quién es?! ¡¿Alguien de alta jerarquía que no estaba en la Torre cuando los petrifique!?"
Tragó saliva, intentando voltear disimuladamente para ver a su captora, pero no fue necesario, ella misma se puso delante de él, y Senku jadeó.
Era una mujer joven que nunca antes había visto, pero… se parecía a Kohaku… y él supo de inmediato quién era.
—Eres Ruri… la hermana de Kohaku —dijo en un susurro, atónito.
—Veo que ella te habló de mí, y resulta ser… que ella me habló de ti. —Entrecerró los ojos.
Senku se sintió el más grande imbécil de todos los tiempos. ¡Mierda, por supuesto que Kohaku iba a tomar precauciones contra él! No era ninguna estúpida…
Suspiró temblorosamente, todavía sintiendo el filo del cuchillo contra su piel, si se movía mal le cortaría la garganta.
—Imagino que te pidió que me mataras si algo le pasaba. —Rio entre dientes, sudando frío.
Si ella era al menos un cuarto de buena en sus reflejos de lo que era Kohaku, no tenía ninguna posibilidad de superarla y escaparse.
—Eso me dijo el primer día, sí… pero luego me dijo que tú no eras tan malo… —murmuró Ruri con ojos tristes—. Y yo pensé en dos opciones. O realmente no eres tan malo… o eres un mentiroso manipulador que quería engañarla para que confié en ti y robarle el arma… Cuando vi aquella luz, supe que era la segunda opción, y ella me dijo lo mucho que valoras a tus aliados, así que supuse que vendrías aquí. —Lo miró con ira fría y controlada, todo lo contrario a Kohaku que era de cabeza caliente y personalidad explosiva.
Kohaku era una chica radiante, cálida e impulsiva, pero por lo que le contó de su hermana, y por lo que veía ahora, podía decir que Ruri era calmada, calculadora y, aunque dulce con su hermana, podía ser fría y controlada.
No iba a engañarla, no iba a lograr manipularla, no iba a creerle sus excusas.
Si la hacía enfadar, podría matarlo en un parpadeo. Si decía algo equivocado ahora, podría ser su fin, el del reino científico y el de la humanidad entera.
Tomó aire.
—Me acosté con tu hermana —soltó de golpe.
Ruri retrocedió, totalmente tomada por sorpresa, y Senku de inmediato se alejó, sacó el arma y la acercó a su boca.
—One meter, one se… —No pudo ni terminar de hablar, Ruri era rapidísima, tomó su muñeca y la apretó casi quebrándola como a una ramita, logrando quitarle el arma y dirigiendo el cuchillo a su garganta una vez más mientras él la miraba impotente.
"Maldición, definitivamente es hermana de esa leona…"
Creyó que ella lo mataría en el acto, que ese fue oficialmente el patético fin del reino científico, pero en cambio Ruri solo lo miró incrédula y un poco intrigada.
—Eres el hombre más débil que he conocido… —Senku bufó—. No podrías haber forzado a mi hermana… y ella tolera bien el alcohol como para que la hayas emborrachado… O me mentiste, o… le gustaste…
Senku alzó una ceja.
¿A qué estaba jugando?
—La seduje para robarle el arma, ¿contenta? Si vas a matarme hazlo ahora. —Bufó, usando su brazo libre para rascar su oído con fastidio.
—¿Admites que eres una basura que llegó a caer tan bajo con una chica inocente por interés? Parece que quieres morir. —Entrecerró los ojos.
Senku apartó la mirada.
—¿Acaso… es culpa lo que sientes por lo que le hiciste a mi hermana? ¿Sientes que mereces morir por lo que le hiciste?
Senku gruñó, sacando fuerzas de quién sabe donde para liberar su muñeca atrapada y retroceder, cruzando los brazos.
—No merezco morir, nadie lo merece, me imagino que ella te dijo que puedo revivir las estatuas, entonces no le hice daño al petrificarla, puedo regresarla a la normalidad… Podría hacerlo ahora si me dejas vivir. Además de la estatua de tu padre, planeó honrar ese trato, pero tengo cosas que hacer, como salvar a toda la humanidad petrificada, por ejemplo. Y Kohaku nunca iba a permitirme ir contra el Cabeza, que me quiere muerto.
Ruri entrecerró los ojos, con su cuchillo aún apuntándolo y el arma petrificadora en su otra mano. Estaba en una posición dominante, con las mejores armas, buenos reflejos y mucha más velocidad que él, no podía hacer nada para superarla.
Quizás debería dejarla matarlo…
"Nadie merece morir… eso dije, pero…" La expresión de absoluto dolor y traición de Kohaku brilló en su mente, y sintió su pecho contrayéndose mientras miraba resignado a Ruri. "Si su hermana que la ama sinceramente quiere vengarse por lo que le hice, no tengo derecho a quejarme…"
Ruri estudió su expresión atentamente, antes de alzar una ceja.
—Casi pareciera que tienes consciencia…
—Si la tuviera, la hubiera petrificado antes de abrirle las piernas, cuando me dejó desnudarla, pero no, aproveché para tener una buena noche de sexo antes de traicionarla y dejarla petrificada y llorando —dijo con dureza, sin ningún tipo de tapujo—. Porque sí, fui tan ineficiente en mi plan que la desperté al dar el comando de voz al arma, y ella pudo haberme lanzado el arma, y el que debería estar petrificado en lugar de ella tendría que ser yo, pero no, la lastime tanto, la traicioné de tal forma, que ni siquiera pudo reaccionar, se quedó ahí llorando y… —Se interrumpió, sorprendiéndose del repentino quiebre en su voz—. Y yo… debo seguir adelante… Tengo que seguir… Tengo mucho que hacer…
Ruri lo miró en silencio, con sus propios ojos aguándose al escuchar lo que había pasado con su hermana.
—¿Cómo pudiste hacerle eso… si es evidente que también la amas?
Senku soltó una risa seca.
—No la amo, apenas nos conocemos… —Frotó sus ojos—. Da igual, ni siquiera soy un imbécil que no entiende el daño que hace, soy plenamente consciente de la basura que soy, así que adelante, mátame, ella probablemente lo hubiera hecho luego de terminar de llorar. —La miró amargamente.
Ruri se frotó los ojos, antes de acercarse a él con el cuchillo en alto.
Senku cerró los ojos, pero entonces… una fuerte bofetada lo sacudió por completo, tirándolo al suelo.
Se llevó una mano a la mejilla roja e inflamada, mirando incrédulo a Ruri, que bajó la mano con ira.
—Esto es lo que harás… terminarás lo que sea que tengas que hacer en esta isla, sin lastimar a nadie, y luego revivirás a mi hermana y a todos los que no merecían petrificarse… y vas a pedirle perdón de rodillas a Kohaku y le pedirás casarse contigo. —Apuntó el cuchillo a su rostro incrédulo—. Si ella te dice que no, lo aceptó, pero te exijo ser un hombre y hacer lo correcto pidiéndole matrimonio, de lo contrario te mataré, esa es mi condición para perdonar tu vida… Y yo me quedaré con esto. —Alzó a Medusa.
Senku la miró incrédulo, antes de reír suavemente, aún frotando su mejilla.
—Trato hecho.
Se mereció la bofetada, la amenaza de muerte y las condiciones, de hecho, Ruri le tuvo bastante piedad, así que Senku estaba agradecido.
No perdió tiempo y fue a revivir a Ryusui, que chasqueó los dedos clamando ser la primera persona en ser revivida dos veces, para luego decepcionarse cuando Senku le dijo que antes ya revivió a Taiju.
—No perdamos tiempo, necesitamos reconstruir a los demás. —Senku se agachó resignado y comenzó a reconstruir la estatua de Yuzuriha, agradeciendo que solo estuviera rota en sus piernas y brazos.
—¿Y quién es esta belleza? ¿Nueva aliada? —Ryusui le sonrió galante a Ruri.
—Es la segunda guardiana de Medusa, el arma que los petrificó, hice un trato con ella para que me dejé hacer mis cosas sin matarme mientras no me salga de sus condiciones.
—¿Segunda guardiana?
—La primera es su hermana, a quien le quite el arma con un método no muy ortodoxo…
Ryusui alzó una ceja, antes de sonreír con todos los dientes al imaginarse de qué hablaba.
—¡JA, JA! ¡Así que ya eres un hombre, nunca lo habría esperado de ti! —Chasqueó los dedos, carcajeándose.
—Cuidado con lo que dices, tiene un cuchillo. —Senku sonrió burlonamente señalando a Ruri, que tenía su cuchillo en alto y una mirada peligrosa, a lo que Ryusui se encogió en su lugar.
Decidiendo mejor callar por esta vez, Ryusui se puso a reconstruir la estatua de Chrome.
Revivieron a Yuzuriha y ella de inmediato comenzó a reconstruir estatuas y hacer ropa nueva. Luego, Senku revivió a Chrome y de inmediato lo puso a ayudarlo a hacer más líquido despetrificador.
Ruri se acercó a ellos mientras preparaban el líquido, curiosa.
Senku la miró en silencio un momento, antes de hablar:
—Petrifique a tu hermana por su lealtad al Cabeza, que quiere matarme.
Ruri lo miró muy seria, mientras Chrome pareció confundido.
—Si me dices que ella no va a correr a despetrificar al Cabeza y a matarnos a todos, la despetrificaré hoy mismo. Y a tu padre.
Ruri suspiró.
—Es posible que el Cabeza no quiera matarte, ni que haya querido volverme parte del harem ni petrificar a mi padre… es Ibara quién lo ha estado envenenando con palabras de odio todos estos años desde que perdió a su hijo y esposa.
Senku hizo una mueca, pensativo.
—Si Ibara no los ha dejado ver al Cabeza, podríamos ir directamente con él y ver qué tan cierto es que estuvo siendo influenciado por Ibara.
Ruri asintió.
—De acuerdo, pero primero mi hermana.
Senku tragó saliva.
—Ella va a matarme…
—¿Y no lo mereces? —Ruri lo miró con una ceja en alto.
Senku bufó, frotando sus sienes.
—Chrome, asegúrate de llevar buenas flores a mi maldita tumba —bufó.
—Espera, Senku, no estoy entendiendo nada…
—¿Senku? —Ruri abrió mucho los ojos—. ¿Te llamas Senku? Y fuiste una estatua por milenios, eres del mundo moderno… ¿A-acaso tu apellido es Ishigami?
Senku alzó una ceja.
—¿No sabías mi nombre pero sí que fui una estatua?
—Kohaku no me dijo tu nombre, ella te llamaba "el brujo", pero no estás negando que tu apellido sea Ishigami, entonces…
—Sí, sí, soy el Senku de las cien historias, ya he pasado por esa mierda con Kirisame, así que no me sirve de nada que te sorprendas,
Ella siguió mirándolo sorprendida.
—¿Cómo sabes de esa historia? —preguntó Chrome, curiosidad brillando en su mirada—. ¿Eres la sacerdotisa aquí?
—¿Eh? No, las historias pasan a través de la familia del Cabeza, él, su esposa y sus hijos tienen la obligación de saberlas, pero la esposa del Cabeza se encariñó conmigo y Kohaku, así que nos contaba las historias, y yo comencé a tener curiosidad sobre muchas cosas de nuestros orígenes, así que ella me contó la historia numero cien. —Ruri sonrió suavemente—. Hasta el día de hoy, la recuerdo con cariño, y honró el nombre de Ishigami Byakuya como nuestro valiente fundador.
Senku bufó, sin querer darle mucha importancia a sus palabras, mientras que Chrome sonrió suavemente, viendo con entendimiento a Ruri, que captó su mirada y le sonrió casi con timidez, y ambos se sonrojaron y apartaron la vista.
—Bien, si el Cabeza sabe sobre eso, entonces quizás esté dispuesto a cesar la agresión y entregarnos la Medusa por alguna clase de sentimentalismo absurdo de sus ancestros o lo que sea, así que vayamos a despetrificarlo luego de terminar de reconstruir a nuestros amigos. —Senku no quería perder el tiempo en nada—. Luego de despetrificar al Cabeza y ver si podemos llegar a un acuerdo, despetrificaremos a Kohaku. —Miró seriamente a Ruri—. Lo prometo.
Ruri asintió.
Terminaron de armas las estatuas y revivieron a varios amigos de Senku con el líquido que Senku ya había preparado de antemano con la supervisión de Kohaku aunque mintiéndole diciendo que le faltaban cosas.
Revivieron a Francois, Kaseki, Taiju, Suika, Ginro, Kinro, Kirisame, Ukyo, Gen y Soyuz.
Con ellos y los que ya estaban, o sea Senku, Ryusui, Chrome y Yuzuriha, se pusieron capuchas y marcharon de regreso a la Torre, con Ruri a la delantera hablando con los guardias que le hacían preguntas de sus objetivos. Ruri era bien conocida y respetada por ser la hermana mayor de Kohaku, la guerrera más importante en la isla, así que se creían sus excusas y la dejaban pasar.
Sin embargo, cuando se acercaron más a la Torre, vieron más pánico del normal y alguien fue corriendo a hablar con Ruri apenas verla.
—¡Ruri-san, esto es terrible! ¡Alguien rompió la estatua del Cabeza!
—¡¿Qué?! —Ruri se asustó, mirando hacia atrás a Senku y sus amigos.
—¡Tiene que verlo, es horrible! ¡Le hicieron una crueldad inimaginable!
Corrieron tras el guardia hasta los aposentos del Cabeza, donde había muchos guardias horrorizados, e incluso un par de mujeres llorando.
Se podía ver la estatua del Cabeza, un hombre grande e imponente, con un rostro familiar, pero… ese mismo rostro estaba destrozado más allá del punto de reparación. Ni siquiera la sanación periférica de la despetrificación podría sanarlo…
—O-oigan… Se parece a Soyuz… —Señaló Ginro, con los ojos muy abiertos.
—¿Lo conoces? —Ryusui miró a Soyuz, que tenía los ojos muy abiertos.
—Yo… —Parecía sin palabras.
—¿Soyuz? —preguntó Ruri, volteando a verlo boquiabierta—. ¿P-príncipe Soyuz?...
—¡¿Príncipe?! —gritaron todos.
En ese momento, Soyuz cayó al suelo, gritando, sujetando su cabeza como si un recuerdo muy poderoso y quizás muy traumático le estuviera llegando.
Todos lo miraron en silencio hasta que él reguló su respiración, pero cuando alzó su cabeza vieron su rostro empapado de lágrimas.
—Ahora recuerdo… Lamento que me tomara tanto tiempo… —Se acercó a la estatua del Cabeza y tomó su mano suavemente— papá…
Todos se quedaron boquiabiertos, dándole su espacio por un momento, hasta que Ruri finalmente se acercó a él y posó una mano en su hombro.
—Todos creímos que te perdiste… y habíamos estado esperando tu regreso, el regreso del heredero de esta isla. —Le hizo una reverencia, y pronto todos los guardias la imitaron.
Senku intercambió una mirada con sus amigos, sonriendo un poco.
Esto estaba resultando mejor de lo que habrían podido siquiera soñar, ahora bien podrían tener el control total de la isla gracias a Soyuz, pero…
Ruri estaba mirando mal a Senku otra vez, y pronto sacó su cuchillo y lo apuntó a su cuello, otra vez.
—¿Tú le hiciste esto al Cabeza? ¡Solo pudiste ser tú! —exclamó, molesta.
—¡Eso no es cierto! —Chrome se puso delante de Senku, sorprendiendo a Ruri—. ¡Senku nunca dañaría ninguna estatua, él nunca mataría a nadie! ¡Por mucho tiempo trabajamos juntos, y cuando tuvimos que pasar una guerra en nuestra tierra, él se esforzó y con su ciencia logró ganar la guerra sin derramar ni una gota de sangre! ¡Y estamos aquí para obtener el poder de Medusa y salvar a la única persona que está en peligro de morir! ¡Estamos aquí para salvar vidas, no para quitar ninguna! —afirmó con ferocidad.
Ruri miró a Chrome, boquiabierta, y bajó el cuchillo lentamente.
—Pero si no fue él… ¿quién fue?
—Disculpen, pero… —Yuzuriha estaba examinando la estatua, con rostro triste— esta estatua está muy erosionada… lleva años rota…
—¡¿QUÉ?! —Todos los guardias se crisparon.
Senku entrecerró los ojos.
—Kohaku me dijo que desde que el Cabeza perdió a su hijo, no ha hablado con nadie más que con Ibara… no será que más bien, desde que perdió a su hijo, ha sido una estatua… ¿O acaso alguien más que Ibara lo ha visto?
Todos se quedaron en silencio.
—Yo recuerdo verlo como estatua cuando era pequeño… —dijo Soyuz, derramando lágrimas amargas—. Recuerdo el destello del arma petrificadora… y la mano de Ibara tratando de atraparme, tratando de matarme… Y mi madre salvándome, escapando juntos… hasta acabar yo solo en la Aldea Ishigami…
Silencio.
Todos permanecieron estáticos, absorbiendo la gravedad de sus palabras.
Ruri fue la primera en hablar.
—Ibara traicionó al Cabeza, y nos ha estado engañando todos estos años… Gracias, príncipe Soyuz, por volver del exilio a salvarnos de la maldad de ese ser despreciable y mentiroso.
Una vez más, todos los guardias se postraron a sus pies, y Soyuz ya no supo qué decir.
Con todo dicho, la voz comenzó a correr, y los guardias tomaron la estatua de Ibara y la hicieron pedazos en un ataque de ira, mientras ayudaban a tomar las estatuas de los que estaban en la Torre y las preparaban para ser revividas en los próximos días cuando pudieran hacer más líquido despetrificador.
Sin embargo, mientras las cosas comenzaban a acomodarse, Senku y Ruri marcharon a la choza de Kohaku.
Ruri la vistió y la sentó suavemente en un cojín en la choza, y Senku le dio el frasco con líquido despetrificador.
—Quizás sea mejor que me vaya, tienen mucho que hablar y…
—Tú te quedas. —Ruri lo apuntó con su cuchillo—. Le pides perdón y le pides matrimonio, o te mataré, y no trates de huir, tengo puntería suficiente para darte en el pecho.
Senku bufó, pero se apoyó incómodamente en la pared, viendo como Ruri derramaba delicadamente el líquido sobre su hermana.
Kohaku despertó, sus ojos muy abiertos, para luego sorprenderse de sobremanera al ver a su hermana frente a ella.
—Ruri-nee…
—Kohaku… —Acarició su mejilla suavemente—. Lo sé todo, no te preocupes, ya todo terminó. Y… hay muchas cosas de las que hablar, pero primero… —Miró hacia atrás a Senku, y Kohaku se congeló.
Senku tragó saliva.
—Lamento… Perdón por… No quise… —Se tropezó con sus propias palabras y gruñó, frotando su rostro. Disculparse no era algo que acostumbrara a hacer—. Lo siento, Kohaku, soy un idiota por haberte traicionado de esa forma. —No se atrevió a verla mientras hablaba—. Y yo… sé que para ustedes el matrimonio es importante, así que… si sientes que eso restaurara el honor o lo que sea, estoy dispuesto a casarme contigo, te… te pido que te cases conmigo.
Al no escuchar nada más que profundo silencio por un largo, largo rato, finalmente se atrevió a voltear, viendo a ambas hermanas mirándolo como si fuera un completo idiota.
¿Y ahora qué hizo?
—Tú le pediste que dijera esto ¿no? —preguntó Kohaku, poniéndose de pie lentamente.
—Sí, si papá estuviera aquí es lo que hubiera hecho.
—Ruri-nee, sé que siempre intentas cuidarme como nuestros padres lo harían, pero no es necesario, yo sé afrontar las consecuencias de mis malas decisiones. —Ambas hermanas se tomaron cariñosamente de las manos—. Gracias por salvarme.
—Yo no iba a dejarte petrificada por siempre, Kohaku… —dijo Senku suavemente—. Ahora mismo, Ibara, Mozu y cualquiera que pueda ser una amenaza están petrificados, y pudimos llegar a un acuerdo con los isleños.
—¿Y qué era eso de lo que teníamos que hablar, Ruri-nee? —preguntó Kohaku, ignorando por completo a Senku, sin siquiera dirigirle la mirada.
Él se crispó.
—Ibara nos ha engañado siempre… Él petrificó al Cabeza de la isla el mismo día que Soyuz desapareció. —Kohaku se mostró horrorizada—. Temo que, todos estos años, hemos estado siguiendo ordenes de Ibara… que destrozó la estatua del Cabeza, por lo que ni siquiera la magia de despetrificación de los brujos los puede salvar, pero no todo es malo, el príncipe Soyuz ha regresado, y tomará su legitimo lugar. —Sonrió.
—Todos estos años… —Los ojos de Kohaku se llenaron de lágrimas—. Seguí sus ordenes, petrifique a inocentes, petrifique a papá…
—No es tu culpa, nadie lo sabía. —Ruri ahuecó sus mejillas—. Y ahora podemos salvar a papá, vayamos a casa, el brujo ya me dio un frasco para papá, podremos estar juntos otra vez.
Kohaku asintió lentamente, con ojos llorosos, y abrazó a su hermana, escondiendo el rostro en su hombro.
Ruri se la llevó lentamente, cubriendo su rostro con su mano y pasando de largo a Senku.
—Ah, por cierto… —Ruri volteó a verlo por encima del hombro—. Toma eso como un no a tu propuesta de matrimonio. Luego hablaré con el príncipe Soyuz respecto a qué hacer con el arma, puesto que es su legitimo dueño, pero ya no tenemos nada que hablar contigo.
Ambas se marcharon, sin que Kohaku mirara ni una sola vez a Senku.
Él se quedó quieto en su sitio, sintiendo un pequeño e incómodo retorcijón en su pecho, sintiendo ganas de ir tras Kohaku, tomarla de los hombros y asegurarle que de verdad lamentaba haberla engañado así, que nunca quiso lastimarla, que en serio estaba dispuesto a casarse con ella… pero no lo hizo.
Tenía que hacer más líquido despetrificador, tenía que revivir a muchas estatuas, tenía que hablar con Soyuz y pedirle que convenciera a las hermanas de darle el arma petrificadora, tenía que… tenía que hacer muchas cosas.
No tenía tiempo para enamorarse…
Suspiró y se marchó lentamente de la choza, negándose a reconocer esa pequeña parte de él que quería sentarse allí y simplemente sucumbir al sufrimiento.
.
Pasaron varios días, tomaba tiempo hacer el líquido despetrificador, y había muchas estatuas que revivir de la tripulación Perseo para que el barco pudiera funcionar bien y así regresar a Japón, porque Ruri y Kohaku ya habían asegurado que el arma pertenecía a Soyuz, y Soyuz ya se la había dado a Senku, así que estaban listos para volver.
Senku vio a la distancia como Kohaku ya tenía de regreso a su padre, y ella y su hermana estaban muy felices pasando tiempo con él, por lo que no era de extrañar que nunca, ni una sola vez ella mirara en su dirección.
Soyuz había decidido quedarse en la isla y tomar su lugar como el nuevo Cabeza, cosa que también beneficiaría al reino científico, y Senku empezó a planear la construcción de una antena de radio para que pudieran comunicarse incluso cuando se marcharan.
Senku ya estaba planeando muchas cosas, de hecho, volver para sanar a Tsukasa, estudiar el arma petrificadora en la medida que pudiera, hacer un mapamundi y marcar cada paso necesario para la reconstrucción mundial, ir a Estados Unidos por maíz para hacer líquido despetrificador en masa y luego ir a Sudamérica para buscar el origen de la petrificación y quizás saber quién o qué rayos era Whyman y dónde estaba.
Había mucho que hacer, sí… tendrían que irse de la isla pronto, para no volver en mucho, mucho tiempo.
Y ahí estaba Senku, con diez billones de cosas para hacer, pero parado sin hacer nada mirando a Kohaku en la mesa que preparó Francois junto a una fogata en esa noche despejada, viéndola feliz y sonriente con su padre y hermana, sin mirarlo ni una sola vez.
—¿Alguna vez pensaste que la evolución nos dio la habilidad de hablar precisamente para comunicarse?~ —preguntó Gen, sentándose a su lado.
—Largo, mentalista. —Senku frotó sus sienes.
—Si miras más a la pobre chica, le harás un agujero en la cabeza~.
—No miraba a nadie. —Ni él se creía eso, pero no lo reconocería tan fácilmente.
—Deberías intentar hablar con ella —dijo Gen, extrañamente serio—. No la pobre excusa barata de conversación que tuviste obligado por Ruri-chan, hablar en serio, abriendo tu corazón, no escondiéndolo y haciéndola odiarte más.
Senku le dedicó una mirada irritada.
—¿Qué tanto averiguaste?
—Lo suficiente para saber que si no haces nada antes de irnos ahora, perderás por completo tu oportunidad de arreglar las cosas con ella. Y no sé si alguna vez vuelvas a enamorarte, conociéndote es difícil de saber, así que… ¿de verdad quieres desperdiciar esta oportunidad solo por no hablar bien las cosas?
Senku no dijo nada, y Gen decidió retirarse sin decir ni una palabra más.
Cuando la cena terminó, todos comenzaron a retirarse a descansar, sabiendo que mañana esperaba otro día agitado porque sería cuando la tripulación del Perseo se marcharía de la isla para regresara a Japón.
Senku vio como Chrome y Ruri fueron a caminar por la playa, y como Kokuyo estaba siendo entretenido por Gen que lo estaba haciendo probar licor mezclado con cola, por lo que Kohaku se fue a su choza familiar sola.
Tomó aire, apretando los puños con fuerza, antes de ir detrás de Kohaku.
Cuando ella llegó a su choza, se detuvo frente a la puerta, y Senku la observó en silencio un momento, antes de acercarse más y hablar:
—Kohaku… de verdad lamento haberte utilizado para conseguir mis objetivos…
Ella no volteó.
—Yo… tengo una misión, salvar a la humanidad, a siete mil millones de personas que están convertidas en piedra, y tenía que salvar a mi tripulación… Pensé en hablar contigo, explicarte mi punto de vista y pedir que te unieras a mí, pero… cuando pensé en los riesgos, decidí que no podía arriesgarme a que me dijeras que no y que frustraras mis planes, pero no fue porque estuviera totalmente convencido de que me dirías que no, fue porque no quise arriesgarme, por las vidas de mis amigos y de siete mil millones de personas, decidí traicionarte… y aunque considero que fue una decisión lógica, aun así… me arrepiento.
Kohaku tomó aire, antes de finalmente voltear y verlo con ojos muy serios.
Esta era la primera vez que lo miraba en días…
—No tienes por qué arrepentiré, ni por qué disculparte. Hiciste lo mejor para todos, nos liberaste de la mentira de Ibara, nos devolviste a Soyuz, yo no habría traicionado al Cabeza, porque ingenuamente creí en Ibara, así que no es necesario que te disculpes. Eres libre de culpas —dijo con seriedad.
Senku arrugó el rostro.
—Me estás perdonando como líder, pero… ¿me perdonas como hombre también? Yo… disfruté la noche que pasamos juntos, y sinceramente me gustas, Kohaku… cuando dije que estoy dispuesto a casarme contigo, porque sé lo importante que es el matrimonio y el honor para los aldeanos y los isleños, lo decía en serio. Yo… sí quiero casarme contigo.
Ella cerró los ojos por un momento, antes de abrirlos y mirarlo con el rostro cuidadosamente en blanco.
—Ruri-nee se precipitó, actuó como mi padre hubiera actuado, porque ella siempre ha cuidado de mí desde que mi madre murió, y ha tratado de llenar el vacío de mi padre. Sin embargo, nunca estuvo en mis planes casarme, mucho menos sin amor.
Senku se tensó levemente.
—Disfruté la noche que pasamos, pero nada más. Fue un error, un impulso, me sentí atraída hacia ti, estaba fascinada por tu mundo, tu magia o… tu ciencia, más bien, pero no tengo idea de quién eres, no tengo idea qué fue verdad o qué fue mentira, y no tengo idea de qué eres capaz. —Lo miró fijamente a los ojos mientras decía cada fría, fulminante y aplastante palabra—. Y ya nunca sabré de qué eres capaz, porque no confió en ni una sola palabra que sale de tu boca.
Senku bajó la mirada, sintiendo un leve nudo en su garganta, pero negándose a mostrar lo afectado que realmente se sentía.
—Tiene sentido, es… lógico que pienses así. —Rio, ahora siendo él el que se veía incapaz de mirarla—. Lamento haberte hecho perder el tiempo, mañana me iré a Japón y probablemente no vuelva en muchos años.
—Supe que mantendrán contacto con la isla, y que pueden mejorar las vidas de todos con ciencia, eso lo agradezco, y deseo que tengas buen viaje y… —se quedó callada de repente.
—¿Y no volver a verme nunca más? —completó por ella, con una sonrisa amarga bailando perezosamente en sus labios.
Ella de repente lo miró casi con tristeza, casi con deseos de decir algo más, pero solo casi.
—Adiós, Senku.
Él se tragó el nudo en su garganta, dio media vuelta y comenzó a alejarse, sintiendo cada paso pesado, sintiendo ganas de volver con ella y pedir perdón de rodillas, pero no lo haría.
Tenía muchas cosas que hacer.
Siempre tendría muchas cosas que hacer… no tenía tiempo para enamorarse, menos cuando la persona que quería nunca iba a aceptarlo, y menos cuando se merecía toda su desconfianza, su indiferencia y el corazón roto entre sus manos.
Aunque sea tendría el recuerdo de que, al menos por un momento, pudo ser feliz.
Fin.
¿O no?
Holaaaaaa :D
Sorprendidos, no?
Esta actualización está comisionada por mi queridisima Maryfer! Todas las gracias a ella *o*
No hay lemon, y esta es una colección lemon, pero la historia no lo ameritaba xP quizá pa una futura conti... si es q hay ;)
Bueno, espero q les haya gustado! owo
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
