EL MEJOR CUMPLEAÑOS
El aroma a alcohol se extendía por todo el lugar. La fiesta se había salido de control incluso antes de que hubiera empezado, porque, ¿quién en su sano juicio es capaz de planear una fiesta de cumpleaños para el gran Dynamight y salir vivo en el proceso? Claro. Solamente la temeraria Mina Ashido haría algo como eso sin temor a salir herida en el proceso. Aunque en realidad todos los del antiguo Bakusquad habían puesto todo de su parte para preparar aquel convivio en honor a su explosivo amigo. Desde que todos eran héroes profesionales, sus ocupaciones se habían multiplicado y el poder reunirse como cuando eran tan solo unos estudiantes, simplemente resultaba imposible. Todos habían hecho esfuerzos sobre humanos para poder mover sus agendas y abrir un espacio para que se pudiera llevar a cabo el festejo.
Quizás habían usado como pretexto el cumpleaños de Katsuki para liberar un poco el estrés acumulado que el trabajo como héroe profesional representaba. Al menos esa era la principal sospecha de Katsuki al ver el desastre que se extendía ante sus ojos. Botellas, copas y vasos de alcohol de diferentes marcas yacían en el suelo, tirados con completo descuido. Sero se encontraba dormido, colgado de cabeza del techo con ayuda de sus cintas y girando mientras un hilo de baba escurría de su boca. Kirishima y Denki estaban abrazados en una posición demasiado comprometedora sobre la barra, rodeados de más botellas vacías. Mina y Uraraka seguían bailando, o lo que ellas aseguraban que era un baile, mientras deslizaban sus cuerpos por el tubo del centro de la pista. ¡¿Quién en su jodido juicio contrató un lugar con un tubo en primer lugar para una fiesta de cumpleaños?! Cuando sus incompetentes amigos salieran del coma etílico en el que se encontraban los iba a matar lentamente. ¡Hasta Ilda se encontraba cantando a todo pulmón mientras Yaoyorozu golpeaba sin parar al enano depravado por romper su vestido! Incluso el idiota mitad y mitad se encontraba como ido, hablando con una muñeca inflable como si de una persona normal se tratara. Quizás aquel era el momento de mayor realización del estúpido mitad y mitad. Esperen... ¡¿una muñeca inflable?! No. Antes de matar a sus amigos, los iba a torturar lenta y dolorosamente hasta que se pusieran a suplicar por la salvación de sus almas. ¿En conclusión? Sí, todo era un completo desastre.
— ¿Intentando huir de tu fiesta de cumpleaños, Kacchan?
Katsuki se detuvo en su momento de introspección mientras efectivamente intentaba huir de aquel lugar antes de que cualquier otra cosa pasara y terminara involucrado en algo de lo que sabía, terminaría arrepentido.
— ¿También estabas aquí, nerd? Pensaba que estarías bastante ocupado echando a perder las mentes jóvenes de los héroes como para asistir a una fiesta como esta.
Cuando Katsuki se giró y sus ojos carmesíes observaron al peliverde, no pudo evitar sonreír un poco. Porque ahí estaba su nerd, con el mismo cabello despeinado y esponjoso, traje desarreglado y corbata mal puesta. El mismo aspecto de siempre, y aun así no podía evitar que su corazón comenzara a latir con fuerza cuando observaba esa sonrisa avergonzada. Parecía sobrio, o al menos no parecía querer devolver el mundo entero a base de vómito por haber ingerido demasiado alcohol. En realidad, no había esperado verlo en su fiesta, a pesar de haberlo buscado en más de una ocasión con la mirada. Algo que no admitiría en voz alta.
— En realidad voy llegando, pero... — Observó con cierta diversión detrás del rubio a sus amigos completamente perdidos y rio con suavidad. — Creo que ya terminó todo, ¿verdad?
— Algo así. — El rubio se encogió con suavidad de hombros. Izuku se miraba bien, aunque algo no le terminaba de cuadrar. — Oye nerd, ¿quién va a una fiesta a las siete de la mañana del día siguiente de la invitación?
Un ligero sonrojo se apoderó de las pecosas mejillas, quien avergonzado apartó la mirada hacia sus inseparables zapatos rojos. — M-Mina me dijo que podía venir en cuanto me desocupara sin importar la hora.
Katsuki abrió la boca para decir algo, pero después simplemente la cerró, formando una fina línea con sus labios. ¿Qué había sido más importante para ese estúpido nerd que había tenido que postergar su cumpleaños de esa manera? No solo se sentía ofendido, sino también indignado. Sabía que era una posición egoísta y hasta cierto punto infantil. ¡Pero vamos! Desde que le había dado su traje de héroe no se veían con normalidad, a pesar de que habían prometido verse más seguido. ¿Y cuando era su cumpleaños el nerd decidía aparecer hasta el día siguiente? ¡¿Qué se creía ese idiota?! Aunque ahora entendía porque sus disque amigos lo habían obligado a quedarse toda la noche. No iba a dejar rastro de ninguno cuando terminara con ellos.
— No te hubieras molestado, Izuku. — Respondió con un tono más cortante del que había pretendido en realidad. Su ego herido. — Ahora si me disculpas me tengo que ir. Si buscas a tus amigos estaban por ahí haciendo el ridículo, yo que tu llamaría un taxi para que venga por ellos.
Izuku levantó la mirada en cuanto escucho el tono de voz empleado por el rubio, sintiéndose desconcertado por su actitud y más cuando comenzó a caminar sin siquiera darle oportunidad de hablar.
— ¡Kacchan! ¡Espera! — Corrió incluso antes de que su cerebro procesara qué lo estaba haciendo. En cuanto lo alcanzó, afuera de aquel local, sujetó su mano con firmeza. — Yo... ¡esperaba poder verte, por eso vine!
Cualquier reclamo que pudiera tener el rubio murió en su boca al darse cuenta de que eran observados por los transeúntes qué pasaban. — Tsk. — Mascullo ligeramente avergonzado por culpa de ese idiota brócoli con patas. ¿Cómo se le ocurría gritar a los cuatro vientos algo tan vergonzoso? — Vamos a otro lugar. — Y sin esperar respuesta, ni siquiera soltar la mano ajena, comenzó a caminar esperando encontrar un lugar más tranquilo, o mínimo, donde no hubiese tantos ojos chismosos qué los pusieran en primera plana en las noticiasmatutinas.
Llegaron a un parque no muy lejos de donde se había realizado la fiesta y donde afortunadamente a esa hora no se encontraban personas merodeando aún. Soltó la mano de Izuku cuando se dio cuenta de que en ningún momento la había soltado, sintiéndose hasta ridículo por lo placentera que le había parecido la sensación. Era un idiota. El brócoli incluso había rechazado su oferta de trabajar en su agencia y ahí estaba el, quedando como un completo imbécil al sentirse emocionado por haber tenido la oportunidad de tomarle la mano al nerd. ¿No era patético? A estas alturas era bastante seguro que Izuku ya se encontraba saliendo con cara redonda y él se encontraba emocionado por las pocas migajas que el peliverde le ofrecía. Si, un completo imbécil. Aunque siendo sinceros, era lo mínimo que se merecía luego de haber convertido la niñez y parte de la adolescencia del peliverde en un infierno, ¿no? ¿Cómo pretendía merecer a alguien tan puro como lo era Izuku con lo mierda de personaqueera? No. Definitivamente no tenía ningún tipo de derecho de sentirse dolido por la manera en la que Izuku lo estaba haciendo a un lado a pesar de todo lo que había hecho por intentar enmendar, de alguna manera, todos los errores que había cometido en el pasado.
— ¿Kacchan?
La voz de Izuku le regresó a la realidad de manera tan abrupta que por un instante se sintió demasiado expuesto y vulnerable. Una sensación desagradable que no terminaba de gustarle.
— ¿Qué querías, nerd?
Preguntó intentando no tener que dar demasiadas explicaciones de su mente disociada que seguía aspirando a tener la más mínima oportunidad de que el nerd pudiera verle como algo más que simple amigos.
— Yo... — Izuku suspiró volviendo a sentir los nervios que había intentado suprimir desde que se había encontrado con el rubio mientras intentaba escabullirse de su propia fiesta. Con cuidado extrajo del interior de su saco una pequeña caja debidamente envuelta en un papel naranja. Un lazo negro complementaba aquel obsequio en el que se había esmerado en que se pareciera un poco al uniforme de su explosivo amigo. — Quería darte esto por tu cumpleaños... sé que es un día tarde, pero quería desearte un feliz cumpleaños, Kacchan.
Katsuki le observó con el ceño fruncido, casi como si esperara que le saliera otra cabeza al peliverde. Incluso tuvo que morderse la lengua para evitar decir algo que terminaría por arruinar el momento. — Tienes unas ojeras horribles. No tenías que haberte esforzado por venir solo por darme esto, incluso podrías haberlo enviado con alguien más.
— ¡Nunca haría eso! ¡Tenía que ser yo! — Exclamó el peliverde, casi gritando. Un gesto que los desconcertó a ambos. — Yo... no soy bueno cocinando. Y aunque Sato me indicó como hacerlo, tardé varios meses en conseguir que tuviera un buen sabor. Estos meses fueron bastantes complicados en la UA con la organización del festival, exámenes teóricos y prácticos. Me costó bastante trabajo encontrar un equilibrio entre todas las ocupaciones que me asignaron. Se que no hemos hablado mucho y lo siento... no quería perderme tu cumpleaños y el regalo no...
Katsuki sintiendo como su rostro comenzaba a calentarse por todos los disparates qué salían de la boca del peliverde, colocó una mano sobre su boca para silenciarlo. Izuku le observó con sus mejillas encendidas. — Murmuras demasiado, nerd. — Respondió sin evitar sentir aquella calidez tan particular que solamente Izuku era capaz de provocar en su corazón. Aun así, no fue capaz de verle a los ojos. — ¿Tu hiciste este regalo con tus propias manos? — Preguntó en un susurro, consiguiendo un asentimiento por parte del peliverde al tener aun su boca cubierta por la mano del rubio. — Y dices que estuviste demasiado ocupado... ¿por eso no pudiste ni siquiera mandar un mísero mensaje para explicar eso mismo? — Otro asentimiento y la sensación de una gran calidez inundaron su mano. Izuku se había sonrojado incluso más. — ¿Por qué siempre tienes que ser tan idiota? — Reclamó, pero una ligera sonrisa comenzó a aparecer en sus labios sin que pudiera evitarlo. Katsuki retiró su mano de la boca de Izuku para poder comenzar a desenvolver su regalo con extremo cuidado.
— Lo siento.
Katsuki le observó de reojo, pero no respondió. Más concentrado en lo que se encontraba dentro de aquella caja que ahora yacía olvidada en el pasto a sus pies. Izuku lo conocía así que sabía de antemano que no era alguien amante de los dulces, así que observó con algo de desconfianza aquel chocolate. Tenía la forma perfecta de una granada. No. Si era más detallista, estaba seguro de que se trataba de una réplica casi exacta de los prototipos de granada qué usaba en sus manos para controlar sus explosiones. Su corazón se saltó un latido al leer la palabra tan sencilla, pero llena de un gran significado que adornaba la superficie de aquella golosina.
Daisuki
— Nerd... esto...
— He estado intentando decírtelo desde hace mucho tiempo, Kacchan. — Izuku desvió la mirada mientras que de manera inconsciente apretaba sus manos con cierto nerviosismo. — Quería decírtelo en aquella reunión, pero... tenía que aclarar algo antes.
— Pensé que... tu y cara redonda...
— ¡Somos amigos! ¡Solo amigos!
Katsuki observó los ojos de Izuku como si quisiera encontrar alguna mentira en ellos, pero no fue así.
— No me gustan los dulces, nerd.
— ¡No está dulce! ¡Lo prometo!
Katsuki negó, aun incrédulo de que todo aquello en verdad estuviera pasando. Sin más, tomó aquel dulce y comenzó a comerlo con tranquilidad. Izuku tenía razón, aquel chocolate no estaba dulce, incluso sabía a picante. No de una manera exagerada, sino en las proporciones adecuadas para que no dejara de ser un postre. Izuku había hecho esa golosina solamente para él, no solo se había esforzado en darle aquel obsequio de forma tan personal, sino que se había acordado de que amaba las cosas picantes. Se acercó lentamente a ese nerd que le había hecho sentir tantas cosas con su inesperada ausencia. Izuku comenzó a retroceder, sintiéndose como un animal que estaba siendo cazado por un depredador.
— Para la próxima solo tienes que dejar un estúpido mensaje, idiota. Me hiciste pensar que ya no me querías cerca.
— ¡Nunca haría eso!
Otro paso más que lo acercaba a ese atolondrado pecoso que por un momento pensó que se había ido para siempre. Izuku sonrió nervioso al sentir como su espalda se topaba contra el tronco de un árbol al no ser capaz de retroceder más.
— No aceptaste trabajar en mi agencia, ¿qué querías que pensara?
— Sabes que lo hice porque amo enseñar a las nuevas generaciones. Sigo siendo un héroe, pero independiente, justo como Aizawa sensei. Y estoy enormemente agradecido por todo el esfuerzo que hiciste para que ese traje fuera un sueño hecho realidad.
Otro paso más, sus manos colocadas a cada extremo del rostro del peliverde el cual parecía una fresa con ese sonrojo tan intenso que resaltaba aún más sus pecas.
— Más vale que no te arrepientas, nerd.
— Pero aún no me respondes, Kacchan. — El peliverde colocó sus manos sobre el pecho del rubio, susurrando bajito, pero sabiendo que podría ser perfectamente bien escuchado por su contraparte.
Katsuki sonrió de costado. ¿Izuku quería una respuesta? ¡Pues la daría la respuesta más jodidamente positiva de todo el planeta! Con una suavidad y dulzura, de la que nadie había sido testigo antes, el rubio enmarcó el rostro ajeno con sus manos. Por varios minutos simplemente le observó, como si quisiera aprenderse de memoria cada una de sus facciones mientras sus pulgares se dedicaban a acariciar sus mejillas. No podía creer que en verdad Izuku le quisiera a pesar de todo lo que había hecho en el pasado. Y eso mismo le estaba haciendo dudar de dar ese último paso.
— Fui una mierda contigo, Izuku.
— No podemos cambiar el pasado, Kacchan. — Susurró Izuku, cubriendo con sus manos las del rubio qué seguían enmarcarlo su rostro. — Pero si podemos decidir qué hacer con nuestro presente para poder escribir nuestro futuro. Ya no eres más esa persona que hizo tanto daño en el pasado. Eres una mejor versión de ti mismo, Kacchan. Y… me enamore de cada evolución que has tenido.
Aquellas palabras fueron le bálsamo de alivio qué tanto necesitaba Katsuki. Sí, había sido un estúpido en el pasado, pero se aseguraría de ser cada vez mejor para poder merecer a alguien como Izuku Midoriya.
— No habrá vuelta atrás, nerd.
— No me apartare de tu lado, Kacchan.
Katsuki sonrió aun más de ser posible y antes de que Izuku volviera a decirle algo para intentar convencerlo, eliminó la distancia que los separaba por completo, apoderándose de los labios de Izuku por primera vez en un beso que ambos habían anhelado desde siempre. Izuku rodeó con sus brazos el cuello del rubio, aferrándose a su cuerpo mientras correspondía con cierta torpeza aquel contacto. Nunca pensó que un beso con el gran dios de las explosiones Dynamight se sintiera de esa manera tan profunda. Porque estaba seguro de que en esos momentos se encontraba flotando en el infinito, envuelto entre un sin fin de explosiones qué solo aceleraban su ya de por si errático corazón. Katsuki no solo lo estaba besando, correspondiendo a sus sentimientos, lo estaba besando como si no existiera otro mañana. Era un beso intenso. Profundo. Explosivo. Un beso tan ardiente que estaba consumiendo por completo todo el oxígeno de sus pulmones. Un beso que solamente Katsuki Bakugo podría dar y había elegido a Izuku para brindarle tan grande honor. Izuku estaba seguro de que, de no estar aferrado al cuerpo del rubio, habría colapsado ante el primer contacto.
— ¿Esa es suficiente respuesta para ti, nerd?
Izuku parpadeó, sintiéndose desorientado por un momento. Respiración agitada y rostro tan sonrojado, que a esas alturas le sorprendía el no entrar en un estado de ebullición total. Apenas si podía hablar ante el cúmulo de sentimientos que lo estaban embargando.
— ... Tal vez...
— ¿Tal vez? — Preguntó el rubio con su ceja elegantemente alzada.
— Tal vez... aún debas ser más claro... y convincente, K-Kacchan.
— Con que más convincente, ¿eh? — Katzuki sonrió con arrogancia mientras acariciaba con su pulgar el labio tembloroso del peliverde.
Y entonces volvió a besarle con más intensidad de ser posible. Lo besó con todo el amor que sentía por ese pecoso desde que eran unos simples mocosos. Porque si, ya había aceptado que ese sentimiento no había salido de la noche a la mañana, sino que había ido floreciendo a través de los años. Solamente que había sido tan cobarde como para transformar ese amor en palabras y acciones crueles que casi consiguen hacerle perder lo que más le importaba en la vida: el mismo Izuku. Lo besó con la promesa de hacerlo feliz por el resto de sus vidas, de amarlo y protegerlo incluso aunque el mismo no se lo permitiera. Le besó con dulzura, con lentitud, como intentando grabar con fuego esos sentimientos en cada una de las terminaciones nerviosas del peliverde con el único objetivo de que no olvidara quien era el único que podía hacerlo sentir de aquella manera.
— Te quiero, nerd.
El susurro salió de los labios del rubio con la sensación del terciopelo acariciando la propia alma de Izuku. Izuku abrió los ojos, dos grandes esmeraldas que reflejaban exactamente los mismos sentimientos que consumían a Katsuki. Lo amaba. En definitiva, lo amaba con todo su ser.
— Feliz cumpleaños, Kacchan.
— Este es el mejor cumpleaños de toda mi vida.
Respondió, abrazando el cuerpo del peliverde con firmeza y escondiendo su rostro en el cuello del que en definitiva se convertiría en su pareja, sí o sí. Por el momento deseaba disfrutar un poco más de aquella sensación de sentirse correspondido. Cerró los ojos dejándose llevar por la calma del peliverde, del aroma a aquel perfume con esencia a sándalo que el mismo había escogido para él y que le quedaba a la perfección. Se alegraba de haber asistido a su fiesta de cumpleaños, de haberse quedado hasta el final y de tener ahora al pecosito entre sus brazos. Era el mejor cumpleaños de toda su jodida vida. Quizás y solo quizás podría pensar en disminuir la condena de sus metiches amigos solo por estaúnicaocasión.
Este fic participa en el evento del grupo Entre Pecas y Explosiones BkDk/DkBk y la página MandyChanAki - Escribiendo FanFics de Facebook.
Así comenzamos con el día 1, espero que sea de su agrado
#Kacchan_Cumpleaños_PYE2025
