VI. WHISKY
Axel no se consideraba fan del sabor de la cerveza industrial, sabe que es un incapaz cuando se trata de diferenciar vinos y se asfixió con el ron una vez. Fue la bonita botella de whisky la que llamó su atención por su diseño y, si era sincero, le gustaban los vasos cuadrados en donde se bebía —muy fuera de lo común, pensó, aquello le parecía una maravilla para su alacena—. Aprendió que los vasos tenían un nombre y una función, que según su nivel de experiencia bebiendo se debía escoger un tipo en específico y que podía controlar mejor los preparados. Consideraba ese aprendizaje como algo bueno.
La botella de Black Bush se convirtió en una excelente compañía para satisfacer su necesidad de saborear y oler. No quería embriagarse, nunca lo había hecho a voluntad. El profesor de inglés suelta una risotada mientras habla con el profesor de química, quien desde hace unos minutos se ha estado quejando de su esposa. Axel se aclara la garganta en un momento incómodo, prefiere sumergirse en el licor cuando el hombre empieza a llorar desconsolado por su terrible matrimonio.
El whisky por fin hace su trabajo y una ligera sensación de mareo le invade la cabeza; el sabor lo aturde, cree que es como llevarse un trozo de madera húmeda a la boca. Es un sabor que no le gusta en realidad, pero lo tolera bien.
Como un adulto, eso diría Cinquedea.
Aprieta los labios, no esperaba recordarlo.
Cuando comenzaron a conocerse y trabajar, Cinquedea solía llevarlo a los izakayas para, según él, estrechar lazos —o su equivalente a obligarlo a emborracharse para sacarle información—. Axel conocía bien el ambiente y había aprendido mucho sobre las personas que tomaban. La mayoría de los docentes eran bebedores terribles y, viendo lo mucho que trabajaba Celia, reconocía que los motivos debían ser la presión constante de mantener una buena reputación y controlarse frente a los alumnos.
Reputación, odiaba esa palabra.
Bebe otro trago, no quiere recordar, ya tiene a sus pesadillas que lo obligan a hacerlo.
La primera vez, el whisky le quemó tanto la garganta que las lágrimas salieron de inmediato de sus ojos. Su rostro enrojeció, y Cinquedea vio cómo le corrían lágrimas por la cara como si llorara. La garganta dejó de quemarle y se contrajo tanto que comenzó a tener problemas para respirar. El hombre mayor rio, como si ver a Axel así fuera una escena tierna y le dio palmaditas cariñosas en la espalda hasta que el jovencito pudo respirar de nuevo, incluso le ofreció un pañuelo para secar sus lágrimas. Como si fuera su padre, el fundador del Sector Quinto le enseñó a preparar aquella bebida alcohólica hasta encontrar la combinación perfecta para él, hasta que pudo ser capaz de aguantar el fuego en su garganta.
—¿Por qué lo combinas con agua?
Celia aparece detrás de él, arrancándolo de sus pensamientos. Ella se encuentra bebiendo un cóctel en un vaso pequeño
—Así me gusta más —La mueca amargada del presidente la hace retroceder y dudar en seguirle hablando, ignora que en realidad Axel estaba aguantando la quemadura en su garganta.
—Mhm..., ¿está ocupado? —Celia señala el lugar junto a él.
—Estaba con la profesora de arte, la llamaron de casa y no volverá.
—¡Bien! Quería comer algo de esta mesa.
Celia se arrodilla a su lado y comienza llevarse todo a la boca. Axel no dice nada, vuelve a combinar con agua y limón el whisky antes de beberlo.
Y le resulta todo tan curioso al recordar que aquella semana, desde el intercambio de trabajo que hizo con Celia, apenas se han dirigido la palabra. Tenía un poco más de tiempo para quedarse en la asociación, pero estar ahí no se siente como antes, de hecho, le irrita más que el salón de maestros. Su actitud tan voluble lo desespera al no poder sentirse tranquilo en ningún lado y concluye que se debe a Celia el que esté así. Aunque no hablaran por algo más que trabajo, es menos tedioso el hacerlo cuando están juntos, como si su mente le dijera que podía estar tranquilo, la asesora se encargaría de lo que él no pudiera. Aún se sentía demasiado entumecido emocionalmente como para disfrutar de la reunión de confraternidad con los maestros, pero fue ver entrar a Celia al izakaya y sentir que podía respirar, incluso si estaban en mesas diferentes.
Se siente extraño por ese descubrimiento y decide callar su mente con un nuevo trago, uno más intenso, uno que duele y se retuerce de hombros hasta que jadea para respirar.
—Oye, Blaze, mañana tenemos evaluación con los chicos. Será mejor que no llegues con cruda.
—Apenas es el segundo que me estoy tomando.
Celia sonríe con aprobación, pero es Axel el que no está sonriendo. En ningún momento trabajando juntos ella lo ha visto ebrio, por lo que su advertencia no tiene sentido. En cambio, el sí ha podido verla al borde de la ebriedad, en esos momentos Celia se volvía tan torpe y lenta que sus amigas la dejaban en casa.
Axel se obliga a dejar de pensar en ella y se lleva a la boca unos trozos de carne seca, mientras que la profesora come los frutos secos de un tazón. Ambos se miran sin querer en medio de su aperitivo y Celia sonríe un poco por los nervios. Axel también sonrió. No podía evitarlo; las sonrisas de aquella mujer eran del tipo que uno devuelve sin querer, de forma involuntaria.
La escucha reír bajito, como si hubiera hecho una travesura.
—¿Sabes, Blaze? Para ser dos personas que pasan mucho tiempo juntos, no tenemos nada en común.
—¿Por qué lo dices?
—Siempre elijes lo mismo. ¿Te gusta la carne seca?
—Se bebe alcohol con cosas saladas, ¿no es así?
Celia se encoge de hombros con indiferencia.
—Supongo, no bebo muy seguido.
—Yo tampoco.
—¿Y cómo sabes tanto de esto?
—"Tuve un buen maestro"— piensa, pero no lo dice. Axel ni siquiera habría probado alcohol tan joven de no ser porque debía congraciarse con Cinquedea. Su padre siempre le advertía sobre cuidar su cuerpo para ser un buen deportista, rechazaba rotundamente que su hijo bebiera y fumara durante su carrera o lo tomaría como un insulto a su decisión de dejarlo jugar fútbol. Su promesa de nunca beber o fumar le parecía un chiste a su yo de veintiún años, sentado en las oficinas del Sector Quinto, bebiendo té de frutas cargado de Whisky.
—Aprendí en el trabajo, no es información complicada: El alcohol aumenta el apetito por las proteínas —Axel no quiere mentirle, tampoco quiere ser completamente sincero, Celia no necesitaba saber nada más.
—No me gusta la carne seca —ella hace una mueca de desagrado que provoca en Axel una pequeña sonrisa —Sabe tan raro. Y el whisky es desagradable, no sé cómo puedes tomarlo.
—Siempre escoges Caricia de ángel —el hombre joven mira de reojo el vaso de su compañera, ella lo levanta con alegría.
—¡Deberías probarlo! Esto sí bebo todo el tiempo.
—¿En serio? ¿Todo el tiempo? —la mueca juguetona de Axel la obliga a bajar su rostro, le arden las mejillas al percatarse de lo que dijo.
—¡Pero no creas que soy una borracha! Solo me gusta el sabor.
—Sí… no te preocupes por eso.
—Además, no lleva tanto alcohol, tendría que tomarme varios para que se me suba a la cabeza. Solo lo bebo cuando me siento muy estresada, te lo juro.
—No tienes que explicar —Axel la deja tranquila y se lleva otro trozo de carne a la boca, quiere un nuevo trago a su whisky—. ¿Por qué lleva ese nombre? Es extraño.
—Oh, verás, la sensación en la boca es tan agradable que se siente como una caricia. Es fresa con leche, tres tipos de leche, también cereza. Es delicado, suave, muy dulce y uhm, es tan..., es difícil de explicar. Será mejor que bebas uno y me entenderás por qué la sensación en la boca es como la de una caricia.
—Quizás algún día. Tiene leche condensada, no creo que la combinación con la carne sea una buena idea.
—Nada es una buena idea cuando estamos bebiendo.
Celia se bebe todo el contenido del vaso y suspira con gusto antes de ponerse de pie.
—Ya me voy. Nos vemos mañana.
—¿Te vas tan pronto?
—Sí, todavía no he terminado mis sesiones y la de mañana es muy importante.
Celia se despide de todos y deja su vaso al lado suyo. El aroma de las fresas y la leche combinadas con el licor es tan agradable que atrae su interés por probarlo.
Entonces recuerda:
Durante esa semana, Celia constantemente olía a Caricia de ángel.
-Izakaya: Restobar estilo japonés muy frecuentados para los "after Office" o salidas después del trabajo.
Para mediados o fines de diciembre subiré un librito de oneshot GouHaru. No interrumpirá este fic, ya que lo tengo finalizado, solo en proceso de edición. Tambien estará en Wattpad.
