Habían pasado tres días. Tres días desde que el nombre del llamado Héroe Original fue dicho en alta voz entre las leyendas de otros tiempos.
Pudo ser una vez, que los caballeros de antaño hallasen forjada en su mente la idea del heroísmo. Pudo ser también que el asesino alguna vez tuviese en su mente una buena intención. Al final, ambos mataron y ambos murieron.
El Rey de Azul llevo su vista al cielo, las manos con guanteletes aprietan el pomo de la espada invisible. Aun cargaba el destino de su reino, aun era digno. Y por ello, buscaba dejar su legado en otro incluso si nadie fuese a recordar a quien perteneció en primer lugar. No era el Rey Conquistador sino el Una vez y Futuro, que venia a salvar al reino moribundo ya llevar a la utopía.
También era una persona más allá del concepto de justicia, monarca o leyenda.
En su mente aun fluían las memorias de apresurados, de risas de su hermano cuando a ella le tocaba limpiar el establo y sonrisas tímidas de las pocas veces que pensó en el romance antes de tomar en sus manos la espada en la piedra. Y más allá de la épica el nombre que originalmente le pertenecía seguía en la cabeza de ella.
La espada de luz sagrada corto el aire en un swing dorado resplandeciente cuando empujo hacia adelante en un gruñido que hizo crujir el suelo y rugir al viento.
El siervo corrupto aplastó el asfalto bajo sus pies, clavando su peso sobre el suelo y generando peligrosas grietas que recorrían el piso donde se paraba. El habia sido el desafiante.
- Lancer, te ves... Diferente -
Diarmuid Da Ubidhe escupio en el suelo mientras mostraba sus caninos agudos, los ojos de un carmesi desenfrenado.
- El mundo sigue siendo el mismo podrido lugar, Saber: el honor es solo para aquellos lo suficientemente fuertes para permitirse esa arrogancia -
Arturia fruncio el ceño, el cambio en el servant claramente habia sido negativo. Y su energia que antes parecia amenazante como la de cualquier guerrero experimentado ahora tenia un sentimiento de salvajismo antiguo y malvado.
- No es solo tu aspecto el que ha cambiado, Caballero de Fianna, oscuridad puedo sentir en ti -La voz del Rey de Gran Bretaña perdio el tono solemne que sostenia como un caballero enfrentando a un adversario digno para observar a un enemigo mas similar a los monstruos que habia derrotado.
¡Era una suerte que Irisiviel no estuviera a su lado este dia! Si las palabras del servant eran ciertas no le importaria atacar inocentes para obtener una ventaja clara al momento de combatir. Tenia tambien la suerte de que la lanza que la habia herido estaba rota, por lo cual podia usar ambas manos y estaba nuevamente en su mejor momento.
– ¡Las palabras de un ser de cuentos e historias no tienen valor en este mundo! –
Lancer gruñó, venas rojas quebrando el rostro, una vez hermoso, que encantara una vez a las bellezas de otros tiempos.
Su piel estaba arrugada, su espalda torcida, los músculos se aplastaban con venas deformes y perversas. Pero con la sangre goteando a sus pies, su lanza ardiente y ni una señal de dolor en su cuerpo, no se podía negar...
Diarmuid Da Ubidhe seguía siendo aún uno de los seres más mortíferos del planeta.
- Eso no es tuyo para decidir, amigo mio, ya que tu mismo perteneces a esas leyendas -
Halmeus sostuvo a Muramasa en sus manos en una postura alta, con el aire de un samurái.
Una vez escribir lo había hecho libre, pero fue al final de esa libertad que se había encarcelado a si mismo, en otro tiempo y espacio.
El peligro, la sensación siniestra que antes había tenido, estaba acercandose mientras Lancer entraba en una pose extraña al apuntar su lanza hacia el. Pero ya se había separado del mundo que una vez había conocido, había cruzado el primer umbral.
Inhalo, exhalo. Las llamas que habia aprendido a invocar destellaron en la empuñadura de la espada japonesa. Aun estaba de pie y eso era todo lo que contaba.
Una explosión de maná surgió y los músculos de Lancer se abultaron repentinamente, sus ojos se clavaron con su mirada en las figuras que enfrentaba. Esto era un dos contra uno.
A pesar de estar superado en número no había formado en que el se rindiera. El, el iba matar.
– ¡NO SABES NADA, HALMEUS! – Una voz inhumana, gutural y antigua rugió antes de que los ojos de Lancer cambiaran para volver al color que antes eran – Solo eres una historia, sin apoyo en la realidad. Si no soy yo entonces sera mi Maestro el quete derribara –
Una docena de estocadas, no, más que eso. La katana y la lanza chocaron en rápida sucesión. Una era una técnica abierta y firme, la otra era la rabia desnuda del caballero caído.
Y de forma repentina se escuchó el retumbar del trueno y el olor a lluvia se hizo presente.
– ¡Entonces pongamos eso a prueba! –
Una gran sonrisa apareció entre los labios de un rostro bien conocido. La capa roja ondeaba con el viento. Lancer apreto los dientes mientras el Rey de Rojo avanzaba hacia el.
Se los llevaría con el si tenía que morir, decidió el caballero perdido en la oscuridad.
T̵̲̟͗ỉ̸̳̩ñ̷̙͚͂̾ȅ̵̞͘ ̶̱̆̆͜d̷̪̭͘e̵͓̗͑̈́ ̴̮́̕r̷͔̓o̸̫͂̅ǰ̸̖͇ŏ̴̮͘ ̸̧͇̏à̵̧̚l̶͖͔̑̑ ̸̦̍̅p̴͇͂̀ȯ̵̗͜r̴̝̅t̴̨͛ä̸̘̈́d̸̢̚o̶̦̐̔r̵͕͆ ̴̧͌d̷͇͑ẹ̶̋̕ ̵̼͗͐l̴̖̞̐a̶͉̠͠ ̴̼̇̌e̷̞͘s̸͔͓̃̎p̸̼͖̅a̷̞͑͆ḋ̴̮̣a̶̟͝ ̸̳̈́̌s̷̺̭̔̽ǎ̴͓̚ͅg̸̙̿̚r̶͈̲̐a̵̟̟̓͝d̵̥̐ą̸̕͜
La voz en su cabeza apuñalaba a través de sus instintos, rugia en su sangre con aquella cadencia extraña.
̷͇̾̐h̸̢͉̔ä̷̼́s̶̢̊ ̸̮̟͐̆s̷̈͜͝a̸͈͂n̴̻̾̃g̴͍̠̿̈́ȓ̸͔̑à̵̢͝r̵͖͆ ̶͇̙̃a̶̧͆͝ļ̴̙̄̆ ̶͎̽̓ĥ̸͚͔̀é̴̳̂ṟ̸͒̓o̵͎͘e̵̳̎̓ ̶͖͌̂d̷͚̹̆̐ë̴̤́̈́ͅ ̶̺̌l̸̢̅͜ą̴͇̈́̀ ̷̫̑̔h̶̟̓͜i̴͕̜̓s̶̮̲̊͛ṯ̶͗o̸͚̅r̵͙̪̐͘i̸̦̼̓͂a̷͔̲͐ ̶̜̻̈́h̸̙͋ó̶̥͚n̷̮͓͋r̶̺͎̅à̸̫d̵̪̟͝ạ̷̇̎
Halmeus apreto los dientes en una sonrisa delgada mientras se deslizaba hacia adelante, Muramasa parecia un cachorro euforico mientras cortaba hacia adelante. Chispas anaranjadas destellaban en el mandoble singular que empujo a Lancer, haciendo que sus pies se deslizaran y clavaran en el suelo urbano de aquella jungla de concreto.
Y el Heroe solo tenia un pensamiento mientras la brisa nocturna llevaba con sus bajos susurros los secretos ocultos de la Guerta del Grial.
¿Como salgo de esto?
Solo frente a las pruebas, enfrentando las tribulaciones, el ser que se paraba frente a la tempestad podia revelar su verdadero caracter ya fuese para su caida o evolucion.
El destello del rayo fue pronto seguido por el retumbar del trueno.
Los rasgos bestiales de los guerreros antiguos se crisparon antes de avanzar. La Rueda del Nudo Gordiano chirrio con la carga de los toros, la lanza carmesi barrio el aire en giros y estocadas mortales, Halmeus desencadeno siete arcos llameantes mientras Saber apuñalaba hacia adelante con la punta de la Espada de los Victoriosos.
Las cañerias explotaron, el asfalto se derritio. La electricidad estallo en arcos descontrolados mientras los vidrios se partian y ondas expansivas fueron desatadas.
Lancer rugio en una mezcla de ira y dolor, incluso para su estado de fuerza aumentada y energia enloquecida aquello lo habia superado. La sangre negra mancho su rostro y su pecho mientras su cuerpo salia disparado veinte metros atras, pero su lanza no le fallo cuando la clavo en el suelo y volvio al ataque, el aura del mana corrupto cubriendo su cuerpo.
-¡¡𝐍𝐎 𝐈𝐌𝐏𝐎𝐑𝐓𝐀 𝐐𝐔𝐄, 𝐍𝐎 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐄𝐑𝐄!! -
Iskandar apreto los dientes cuando un destello paso al lado de su cara, sangre escapando de su mejilla. Una pieza de la lanza dorada que habia sido rota corto su rostro.
- 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐄 𝐋𝐔𝐂𝐇𝐀𝐃𝐎-
Waver no pudo siquiera parpadear cuando la lanza roja fue directa a su craneo. Pero el plano de la katana de Halmeus aplasto a un costado la barra metalica de la muerte. Saber corto directamente en direccion al cuerpo de Lancer, apuntando a su cuello.
Diarmuid escupio sangre negra en la cara de Saber, el suelo ya derrumbado bajo sus pies se rompio aun mas. Pero el no habia recibido aun el golpe mortal.
¡¿Atrapo Excalibur?!
- 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐀𝐃𝐎, 𝐒𝐈 𝐄𝐒𝐎 𝐍𝐎 𝐒𝐈𝐆𝐍𝐈𝐅𝐈𝐂𝐀 𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐘 𝐒𝐎𝐘 𝐑𝐄𝐂𝐇𝐀𝐙𝐀𝐃𝐎... -Las manos del guerrero corrupto humeaban y sangraban, no habia podido detener toda la fuerza del mandoble.
¡Pero habia redirigido la fuerza! Excalibur estaba apuntando demasiado bajo ahora ¡Era la oportunidad!
Las otras partes de la lanza dorada se conviertieron en sus cuchillas cuando corrio directamente hacia el aturdido rey de los caballeros.
¡Mierda!
Halmeus salto del carruaje aun en movimiento de Alejandro Magno, pero tropezo con el borde y salio girando en el aire, fuera de control. No llegaria a tiempo...
-- 𝗘𝗡𝗧𝗢𝗡𝗖𝗘𝗦 𝗬𝗢 𝗥𝗘𝗖𝗛𝗔𝗭𝗔𝗥𝗘 𝗔𝗟 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗢 -
Pero esta vez fue detenido por los guanteletes cruzados del Rey de Azul.
Los ojos esmeralda del Dragon Rojo brillaron a traves de la leyenda mas grande de Gran Bretaña.
Habia dejado caer su espada para detener las dos cuchillas formadas por las barras cortadas que fueron una vez parte de la Rosa de la Inmortalidad. Su bota acerada pateo a Lancer hacia atras y recupero la Espada de los Victoriosos.
Al mismo tiempo Halmeus giro en aire trazando en el aire un arco llameante tras otro. Y descendio trayendo el fuego que habia matado al Primordial Antiguo.
Lancer abrio los ojos, viendo el corte que podia terminar con su vida...
