Lancer cayo de rodillas, un corte llameante y purificador naciendo desde la esquina de su hombro hasta su costilla más baja. Pero no fue el final.

Debería haber empezado a desvanecerse, pero no lo hizo.

La oscuridad se revolvió alrededor de su consciencia, hasta que se encontró en un campo de noche viendo un cielo lleno de estrellas. Sintió un tirón corriendo a través de su ser, más allá del cuerpo construido por el mana de El-Melloi y Sola Ui, su esposa.

Pero al final, una estrella en particular brillo con fuerza. Una luz que empezó a tomar la forma de un hombre, un hombre sonriente, vestido con una ropa que parecía moderna, pero era más antigua que el concepto humano del tiempo. El amanecer llego al mundo y ese hombre siguió caminando. Y el hombre cubierto de sangre y negro pudo sentirlo, el llamado, sus ojos parecieron recuperar la luz, volviendo a ser el fiel Caballero de Fianna.

Lancer bajo su cabeza, antes de apretar su hombro izquierdo, completamente ileso.

El final del corte barrio la oscuridad, que se acumuló como un charco de agua oscura que hizo extraños sonidos mientras se desvanecía en el aire. Al mismo tiempo, Halmeus apretó el hombro del Servant purificado.

– Puedes quedarte aquí, si realmente lo deseas –

Su corte había evitado el núcleo espiritual del servant, pero él no tenía ya un máster al cuál servir. Honestamente, había intentado ir a matar, pero Muramasa había hecho cosas raras. También sintió pena ante la idea de matarlo, quizás porque en realidad jamás en su vida lo había hecho.

Diarmuid parpadeó, antes de sonreír tristemente. El conocimiento, más allá de lo que su mente jamás experimento, había invadido su mente.

Realmente, el es el héroe.

Tuvo una cosa extraña con la suerte, lo ponía en situaciones mortales y lograba salir vivo de casualidad. Que lograra eso y con la imagen de Halmeus intacta era un milagro.

– Parece que aún no soy lo suficientemente digno... Falle a mi mejor amigo y señor Fionn, ahora he fallado a mi propio honor y a mi master –

– No hay tal cosa como dignidad din decisión, error, sin redención –Saber habló -. Si quieres pagar tu deuda lucha, porque rendirse es el camino facil -

Porque ella buscaba su redención como Rey. Porque tenía que creer que era posible, aún si no lo parecía. No uno entre mil ni uno en un millón, sino una posibilidad en la infinitud un final posible en miles de millones de existencias.

- ¡La cobardía no te queda bien, hijo de Donn! -Rio a su vez el conquistador.

Halmeus suspiro, antes de ofrecerle su mano con una pequeña sonrisa.

- Lo único que realmente importa es el siguiente paso, si estas dispuesto a darlo -

Lancer lo miro de forma extraña, una que hizo que su corazón se saltara un latido.

- Halmeus, más allá de todas las leyendas que hay sobre ti... -

¿LO SABE?

No, no había manera. Ningún espíritu heroico de la antigüedad hasta la actualidad debería ser capaz de ello. Halmeus busco ignorar aquello mientras tomaba con la otra mano las cuchillas que fueran una vez la otra lanza de Diarmuid.

- Mas allá de toda historia, puedo ver tu verdadera identidad -

LO SABE LO SABE LO SABE ¿COMO?

- Y supera las leyendas - Finalizo el hombre.

El labio del gran héroe se torció ligeramente hacia la izquierda. Único signo del estrés que acababa de disiparse.

CASI ME MATAS DEL SUSTO TU HIJO DE-

Una erupción de fuego blanco emergió de sus manos.

La lanza que una vez estuvo rota empezó a flotar parte por parte en el aire antes de que las llamas tomaran la forma de engranajes antiguos, engranajes que giraron ante el asombro mudo de todos, volvió a reformarse y unirse, reafirmada por la llama del héroe y templada por la tecnología de tiempos perdidos. En la mano cubierta de cicatrices se marcó una lanza destellante en color dorado, sellos de comando.

Diarmuid sintió que sus labios temblaban, sintiendo una conexión al mundo una vez más.

Halmeus...

...y eso que fue? ¡¿De dónde salen todas estas cosas?! ¡¿Y porque siempre tengo que estar en peligro de muerte para sacar algo así?!

Pero entonces, un relámpago, como la luz llegando y chocando con el cielo, la información recorrió todo su ser

Ingeniería B

Reparación A

Conocimiento Tecnológico A

No tenía la menor idea de cómo había hecho eso, ni como había ganado aquello (menos de que le serviría en un duelo a muerte entre siete servants)... ¿Y como volvía ahora a donde estaba Kariya?

Las aguas turbulentas que corrieron y explotaron desde las cañerías nunca se habían visto más oscuras. Un cantico de dolor y sufrimiento era emitido en su desplazamiento.

Y surfeando encima estaba el origen de los males... El cuerpo de Kayneth El-Melloi se deslizo como un títere antes de retorcer su mano en un puño apretado y deslizarse hacia adelante en un vórtice de maldiciones que reflejaron rostros y cuerpos de bestias y humanos perdidos en el tiempo. Una sonrisa de dientes negros que había estirado y rasgado sus labios sangrantes bajo la acción de Sanguine.

Angra Mayniu ya no era más. La frágil consciencia del niño que había tomado en si todos los males habían desaparecido prontamente.

¡Pero, aun así, la poca humanidad que quedaba en el niño torturado a través de los milenios se había negado a otorgarle el Grial! Y sabia quien tenía la culpa, solo el espíritu vacilante de su más grande adversario podía haberlo hecho. La firma del héroe estaba implantada mas allá de la historia humana, recorría la humanidad misma.

También pudo percibir como la marca que había dejado sobre el caballero condenado se rompía y se deshacía en el aire, haciendo que gastará más de esa preciosa energía que necesitaba.

El hombre al que odiaba, a través de los siglos separo a Gaia y Alaya, dejando una conciencia conceptual de la humanidad misma ¡Era el quien le arrebato la posibilidad inmediata de tener el deseo maldito!

Sanguine alzo la mano ensangrentada y decadente de El-Melloi, los huesos blancos temblando antes de que las aguas corruptas se alzaran, girando. Un vórtice estallo, un remolino de miasma primordial que corrió más allá de las lejanías de Fuyuki y se cerraron debajo de los cielos.

Y las estrellas en la distancia se apagaron detrás del maldito.

- Entonces, que así sea -

Un bajo susurro se hizo cargo de la atmosfera. El sonido de vidrios rotos se extendió por la noche artificial mientras todas las luces que se habían encendido automáticamente sobre las calles de Fuyuki se apagaban.

Los ojos oscurecidos de Sanguine, con un único punto sangriento en la pupila destellando se fijaron en un punto en el horizonte. Estaban fijos en el único lugar donde el sol aun brillaba, incandescente.

No, no el sol...

HALMEUS

Una katana se deslizo en el aire, los pétalos de sakura danzaron, las hojas verdes subieron. Las llamas atravesaron las sombras con el movimiento de Muramasa. Y el héroe solo tenía una pregunta en su mente, una que hizo incluso su digno rostro mostrar un ceño ligeramente fruncido mientras sonreía.

¡¿Y AHORA QUE?!

En su locura de cada día después de ser renacido, en cada dia por venir. Maldecía su propia existencia por escribir ese estúpido libro, había gastado su tiempo escribiendo miles y miles de paginas.

Las sombras se arquearon, intentando barrerlo, buscando matarlo, eran de alguna manera algo terrible que el mismo no entendía y que se encontró barriendo.

Si por lo menos hubiese intentado ser un héroe en la vida real...

Al final, con esa nueva vida que duraba tan poco tiempo, Halmeus se encontró lleno de arrepentimientos y pensamientos contradictorios.

¿Por qué?

Tiempo atrás, habría mentido de alguna manera y corrido lleno de vergüenza. Ahora, se encontraba cubriendo a todos los demás mientras el sentimiento de la luz corriendo a través de su cuerpo era conducido por la hoja de Muramasa, creando un vórtice creciente de llamas doradas.

El rio de maldiciones se sumergió también en su dirección. La suerte no estaba de su lado, jamás.

Quizás podría haber dejado al extrañamente femenino Rey Arturo, quizás podría haber dejado que Iskandar convocara a su ejército o Lancer se abriera paso. Sus brazos ardían y picaban, hubiera sido más fácil bajar los brazos, dejar de girar y pasarle eso a otro.

Pero Halmeus, mi sueño... No quiero que muera tan pronto

La chispa de vida en su pecho se transformó en un incendio. Uno que rugió y creció con su sonrisa de dientes apretados y músculos faciales doloridos. Las plantas crecieron, el asfalto quedo lustroso y la vida se extendió mas allá de el y dentro de el.

El remolino llameante hizo que el rio de contaminación retrocediera, mantenido a raya por la naturaleza opuesta que exudaba cada mandoble.

Las luciérnagas doradas se enfrentaron a la noche glacial. Incluso si el no pertenecía al camino del héroe, aun podía ayudar a aquellos que lo transitaban.

Saber admiro aquello, notando la espalda del héroe, firme mientras sus brazos giraban cortando más allá de ella y los otros servants, sin dañarlos jamás. Una hoja que solo cortaba al mal.

No podía quedarse atrás. La luz se reunió con la luz cuando Excalibur desato un corte imbuido de energía sagrada que hizo retroceder aun mas las sombras. Eso despertó al resto, que dormía como acariciados por la ternura de un hermoso sueño.

Lanzas y espadas fueron sujetas con fuerza. Los heroes de la historia humana rodearon al Heroe de la Humanidad. Y juntos, enfrentaron la tormenta.

Era una prueba para pasar a traves de fuego y agua.